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EE el) & Poe en ei ree ted Ra td Se eee) bp beesanpd a cad invcrsc bib» ee ee) etter eee Se Dn ad ER Be Eo bcradeasee take | ee Escaneado con CamScanner Butti, Barique M. eee | El fantasma del teatro municipal - + ed 16 reimp Buenos Aires : Colihue, 112 p. ; 20x12c1 ISBN 978-950-581-211-0 1 edicidn / 16* reimpresién © Rdiciones Colihue SRL Av Diaz Vélez 5125 (C1405DCG) Buenos Aires - Ar wwi.colihue.com ar ecolihue@colihue com ar gentina. ISBN 978-950-581-211-0 ho of depssito que marca la ley 11.723 PRINTED IN ARGENTINA PRESO EN LA ARGENTINA Escaneado con CamScanner Donde lo tinico que queda claro es que no se sabe por dénde empezar su sexta victima, mi amigo Neur micosis pédica, su hermana Rita se desperté mas de una vez tirada por los techos y nuestra amiga Laura tuvo un ataque de terror y yo aproveché para abrazarla. Se supone que hay que empezar por lo principal, no? {Lo principal es lo que desencadena algo, 0 es eso Ia consecuencia? ,Lo principal sera la sexta mujer estrangulada en el Teatro Municipal? ,Rit tirada en los techos? ;EI misterio del monstruoso fantasma, la Llorona, el vampiro asesino? ,El ata~ que de terror de Laura, que no hacia mas que ir: “Yo voy a ser la sép ."? Los hongos inmundos que brotaron ies de Neura? brazo, mi abrazo a Laura ipal, y después, el estrellado, los mo- Escaneado con CamScanner 10 Grupos de Teatros de Colegios Secundarios iban estrenar mi obrita de teatro titulada La mujer sin sombra), y los momentos més altos de mi vida (mas alld del Empire State Building, mas allé del Eve- rest, més alld de las nubes, més alla de la luna, mis all del sol, mas allé de la Segunda Galaxia, ms alld dela Quinta, més alld del Agujero Negro, 4 de la Histori: i ee eed aye de la Bternidad y de la iEh? st Donde entramos adentro y llora la Liorona DEJO lo principal y empiez0 por) el principio (digo, po por el Verbo y Adan y Eva y la pestilente no Ffana, sino por la mafiana del dia en que suce- id todo). Que salga lo que salga. bra el sabado por la mariana y yo estaba en el garaje de mi casa desarmando por 575.000 ava vez my dear unlucky scooter. La noche anterior me habia dejado a pata; sehab/a sacudido enunaferoz gastritis y se habia tirado doso tres pedos fenome- nales. Terminé ahogado, empacadocomo un burro. ‘Me lo habia tenido que traer caminando come una cruz desde la otra punta de la ciudad. ‘Mientras trabajaba tenia encendida la radio en una emisora que no escucho nunca. Varias veces estuve tentado de buscar una FM con miasicacomo Ja gente, pero para eso hubiese tenido que levantar- mey limpiarme las manos, asi que segula ‘escuchan- do a unos locutores completamente descerehrados que interrumpian unas melodias muy deprimentes para gritar unas publicidades infames; aban ga- nas de tirar toda la sociedad de consume 2 la pasura e irse a vivir al desierto. ‘De manera que fue por culpa de la perez. que escuché de repente una vocecita morbosa que @5- cupia: n Escaneado con CamScanner —iUltimo momento! U: eillgn a tuarrnnpie nactres Sota batinas”. ;Vuelve el terror a nuestra ciudad! ‘Aunque las fuentes policiales no han emitido oficialmente ninguna informacién al respecto, se- ria un hecho indudable el hallazgo de una sext: victima de la Llorona del Teatro Municipal. “Los encargados de la limpieza de nuestro coli- seo se habrian encontrado a primera hora de esta mafana con otra macabra sorpresa: una mucha- cha estrangulada salvajemente en uno de los com- partimentos de la Tertulia, en el ségundo piso de nuestra tradicional sala de espectaculos. “La misteriosa desaparicién de una joven actriz de reparto de Gaidi Lucero, compafifa que presen- t6 anoche la tltima funcién de la obra Bdjate del tobogan, hace temer que sea ella la victima del atroz depravado. A refirmar el trascendido esté el hecho de que esta joven, como las otras cinco estranguladas por la Llorona, contaba con dieci- siete afios de edad. “A pesar del hermetismo de las fuentes policia- les y del amplio despliegue de efectivos en torno de las dependencias del Teatro Municipal, ha tras- cendido que las caracteristicas de este nuevo espe- luznante delito de la Llorona serfan similares a las anteriores. La muchacha asesinada no tiene al parecer signos de violacién, aunque el estado del cadaver serfa més que lamentable, mostrando vi- siblemente en el cuello las atroces marcas de un cruel estrangulamiento, producido con una delga- lambre. Bae Cascio es ol posible nombre de la nueva criatura sacrificada. Era oriunda de la ciudad Las Mendoza, y desde hace un afio formaba parte elenco del famoso sainetista Gaidi Lucero. La com- pafifa habfa notado su ausencia anoche en el hotel donde se aloja, pero recién esta mafana decidieron radicar la denuncia de su desaparicién, poco antes de que un encargado de la limpieza del Teatro Municipal se tropezara con el helado cuerpo exé- nime de la sexta estrangulada por el deleznable asesino. “La compafifa de Gaidi Lucero habfa ofrecido anoche su ultima representacién, ya que hoy esta- ba anunciado el inicio del XIII Festival de Teatro de Colegios Secundarios, el cual debfa prolongarse durante una semana, y que se descuenta ser suspendido, sobre todo teniendo en cuenta que en ese festival actuarian muchas jovencitas, que po- drian despertar la sed del insaciable asesino. “El misterioso criminal, que habria cobrado hoy su sexta victima inocente, se ha hecho tristemente célebre en todo el pais y en el exterior. Se lo conoce bajo el indistinto nombre de el fantasma del Teatro Municipal, el Gigante o la Llorona, debido a su capacidad de aparecer y desaparecer sin dejar huellas, y por el tinico testigo fehaciente que lo describié como un hombre de contextura fisica superior a la normal, que marcha lamentandose con gritos lastimeros, encorvado como si arrastra- ra el peso de una enorme pena. Escaneado con CamScanner )U PRIMER ASESINATO SE PRODUJO TRECE ANOS ATRAS... ~.¥ LA SUCESION DE ESTRANGU- LAMIENTOS SE HA HECHO CADA VEZ MAS FRECUENTE.. Escaneado con CamScanner al 16 | comedor y me ab Salf corriendo del garaje y entré en mi casa, Fui omed. alancé sobre el teléfono. Disqué el ntimero de la casa de Laura. Daba ocupado. ; Llamé de nuevo a la casa de Laura. Daba ocupado. Llamé de nuevo ala casa de Laura. Daba ocupado. U1 Donde pienso cualquier cosa frente al teléfono MIENTRAS intentaba comunicarme con la casa de Laura recordé un suefio que habfa tenido la noche pasada. Neura y yo estabamos vigilando frente a una puerta cerrada, en un pasillo del teatro. Sabiamos que detras de esa puerta estaba el camarin donde Laura, sola, se preparaba para salir al escenario. Escuchamos un ruido. Llamamos y nadie nos res- ponde. Queremos abrir la puerta pero esté cerrada con llave desde el interior. Empezamos a patear y empujar la puerta hasta que la echamos abajo. Adentro estan Laura y la Llorona. La Llorona tiene la cabeza cubierta con una capucha. Laura nos mira con odio y nos grita: —jFuera! ;Salgan! ,No ven que estoy ocupada? Se acerca al monstruo y lo abraza. Levanta su cabeza para unir sus labios a los del encapuchado. Entonces el tipo se da vuelta y se descubre. Era Neura. Me desperté sobresaltado de ese suefio. Me dij: “Tengo que hablar seriamente con Neura y decidir finalmente quién es el que la quiere mas a Laura. Yo estoy seguro de que soy yo, pero él insiste en que es él, y por miedo a romper nuestra amistad ninguxo de los dos se anima a largarse”. a7 Nedisy 8825 Escaneado con CamScanner Llamé de nuevo a la casa de Laura. Daba ocupado. Al principio de este afo tuvimos que elegir un tema para investigar, en una préctica de Comuni- cacién Social, y yo elegi la historia del ‘Teatro Municipal. Averigué las cosas de siempre: la fecha de su construccién, los primeros espectéculos que se presentaron, cosas asf. Anoté también algunas leyendas que corrian Sobre su accidentada edificacién. Durante varios afios la construccién estuvo detenida y, en ese perfodo, se contaba que un capataz que trabajaba en la obra hab{a asesinado a su amante. La habia levado al lugar desierto, la habfa desmayado de un golpe y encerrado en un hueco en la pared. Después tapé6 la abertura y la amurallé viva. Al despertar, la mujer no encontré a nadie que oyera sus gritos. Durante afios hubo gente que aseguraba que de noche el fantasma de esa mujer recorrfa la sala vacfa y oscura, y se sentaba a llorar en una butaca, en la mitad de la platea. Disqué el namero de Laura. Daba ocupado. Para completar mi trabajo prdctico me instalé en el archivo del diario La Regi6n para revisar las publicaciones viejas. Todos los jueves salia una seccién dedicada al Teatro Municipal. Cuando estaba hojeando los diarios del afio 1979 llegué a un jueves de junio (o julio, no me acuerdo) y vi que esa seccién, dedicada al teatro, estaba recortada. En el momento no le di importancia, pero ahora, mientras discaba y volvfa a discar el namero de Laura, pensé que serfa bueno averiguar si ese 18 vacfo en el diario podfa tener alguna relacién con la historia de los asesinatos, que habfan empezado un aho mas tarde. Disqué el ntimero de Laura. Daba ocupado, Me dije: espero un minuto y vuelvo a llamar. Si da ocupado, lo llamo a Neura. Neura esté mas loco que una cabra. Pero es mi mejor amigo y, ademis, tengo que aceptar que a él le debo mi pasién por el teatro. Neura vive en un edificio que est4 en la misma manzana que el maldito Teatro Municipal, y cuan- do éramos chicos muchas veces saltébamos del baleon de su departamento a los techos vecinos, llegébamos hasta la cipula del teatro, y por un agujerito espiébamos todos los espectéculos. Era- ‘mos unos inconscientes, porque el techo del teatro es en pendiente y peligrosisimo de trepar. Si uno se resbala, termina cayendo sin remedio en un tragaluz que parece una tumba hondisima. Ver tantas obras de teatro debe haberme impul- sado a empezar a escribir. Inventé unos dramas espantosos que daban risa, y unas obritas comicas que daban ganas de llorar. Por suerte las rompia enseguida. Hasta que escribi La mujer sin sombra y me animé a mostrarsela al profesor de Expresién ‘Artistica. Y bueno, este profesor me sorprendié un dia con la noticia de que un grupo del colegio iba a representarla. Llamé otra vez a la casa de Laura. Daba ocupado. Disqué el numero de Neura. 19 Escaneado con CamScanner Iv Donde el teléfono me trae gritos y susurros DISQUE el namero de Neura y me atendié la hermana. Todos los nervios que tiene Alejo le faltan a Rita, a pesar de que son mellizos. i —Hooooooolaaaaaa...— atendié, con su voz de ultratumba. Antes de que se apagaran sus ecos, la corté: —Si, soy yo, esta el Neura? —Aaaquiif no viveee ninguuuuuna persooooo- naaa con eseeee nooombreee— dijo la zombie. —Hacéme el favor, Rita, llamalo a Alejo. —Noo sééé si podra44 atendertecee porque es- t&444 en el baaafo desdece haceee treees hooo- ras... -Andé, golpedle y decile que soy yo, que tengo que contarle algo, que es urgente. —En realidaaad yooo tengooo cooosas més im- portaaanteces que hacer que ir a golpeeeeaaar la puertaaa del baaafiooo dondece estada encerra- dooo el nifioooo Alejooo... —Por favor, Rita, tengo que decirle algo impor- tantisimo. En serio, te digo. jUuuuy, sfffi! ;Me imaginooo! ;Debe ser unaaa coosaaa muuuy importaaantece! —Si, te aseguro que si, Rita. Llama a tu hermano. 20 ——Muuuy importanteeee, sfff... Que tienen que ir a la discoootecaaa, por ejemploooo— sondeé la calma y bondadosa Rita. Largar hipétesis es la manera que usa para sacarle a la gente lo que no quieren decirle. Juré que esta vez no iba a caer en su trampa. —Sabés que hace un siglo que no voy a las discotecas, y tu hermano tampoco. —Eeentonceees teendr4aan que ir a festejaaar el ceestreno de tu magnificaaa obraaa... —{No!— la corté—. No, no es porque tenemos que salir. Es por otra cosa que no te pienso decir. jLlamas a tu hermano, 0 corto? —Uuun escritooor cooomo usted teeendrfffaaa que saaaber darle chaaarlaaa a la gentece... —Miré Rita, a mi me encanta hablar con vos, me encanta tu fino espiritu irénico, pero en este mo- mento tengo necesidad urgente de hablar con Neu- ra... —Uuurgeeenteee... gSe trataaa de una cues- +i606n de vidaaa o muerteee...? Estaba por contestarle: “Si. La pegaste: se trata de una cuestién de vida o muerte...”, cuando Rita lanzé un alarido. —jHay un... hay un hombre en el baleén! El tubo del teléfono me transmitié un golpe, como si el del otro lado se hubiese azotado contra el piso. “Socorro!” escuché gritar a Rita, alejandose. —Rita!— lamé. “jAlejo! jAlejo!” escuché su voz lejana. —jRita! ,Qué pasa?— segui chillando yo. Me asusté. Rita es loquisima, pero es la altima persona capaz de hacer bromas de este tipo, asf que me asusté. 21 Vx 2 ees Escaneado con CamScanner —iRital—volvi a llamar. Se oyeron otros gritos, pero esta vez no eran de Rita. Eran lantos agudos, femeninos, pero fingi- dos, como si provinieran de un hombre. Vv Donde llegamos a los pies de atleta POR un momento tuve el impulso de decirle todo lo que no le habia dicho nunca: “jRita! ;jContesta- me! Te juro que yo te detesto, pero también te amo, quiero decir que te estimo, te aprecio. jRita! ;Con- testéme! Te juro que tus chistes son siempre un buen tirén de testiculos, pero en el fondo admiro tu venenosa intuicién...” Los llantos agudos se habian interrumpido. Cref oir el arrastrarse de unos pies pesados y lentos, y un tiltimo lejano aullido ahogado de Rita. Después escuché el rumor de una caida. Los extrafios pasos volvieron a acercarse y, con los pelos de punta y la piel de gallina, sent{ nitidamente una respiraci6n asmatica, un jadeo, como si alguien, después de realizar un gran esfuerzo, hubiese levantado el tubo del otro lado y lo tuviera junto a su boca. {Rita!— chillé—. ,Quién esta ahi? El tubo volvié a caer. Los pasos se alejaron. Segui gritando durante no sé cuanto tiempo: —jRita! ;Contestame! Me sobresalté una voz impaciente: —jRita tu abuela la tuerta! Era Alejo. —iNeura!— grité, queriendo tragarme el tubo—. igRita esta ahi?! — Qué querés?— pregunté, con la mayor tranqui- lidad. 23 —iijNeura, buscaia a tu herman: ja, qué te pasa? No puedo moverme ahora, tengo que tener los pies levantados. Se me tiene que secar el antiséptico... —Neura— traté de explicarle, con la mayor pa- ciencia y con la mayor rapidez—, aparecié muerta otra chica en el teatro. Llamé para avisarte porque Laura debe estar desesperada. Me atendié Rita; estabamos hablando y de repente se escuché un golpe y ella grité que habia alguien en el baleén, y después senti ruidos, como si la atacaran... —Y entonces...?— pregunté Neura. Era eviden- te que no me estaba prestando la més minima atenci6n. —jNeura, despertate! —le grité—. {Rita esta ahi? —No —contesté, seco. —Se puso a gritar como si la hubiese atacado alguien. ;Vos estabas en el bafio? Si. —No la oiste gritar? —No. —wNo te creo, grité como una loca. —Puede ser, es loca. Yo tenia puesto el walk- man... — Ella te fue a llamar al bafio? —No. —{Seguro? — {Sos sordo? Te dije que no. —iY cémo llegaste aca, al teléfono? —Salf del bafo, vi el tubo del teléfono cafdo, me saqué el walkman y escuché tus gritos. Después dicen que el neurasténico soy yo. —Hacéme el favor de llamar a tu hermana para ver si esta por ahi. 24 —jRita...|— Hamé Neura con total desgano, como quien finge llevarle el apunte a un maniatico para tranquilizarlo. Anuncié: —No, no esta. No hay nadie en casa. Me descontrolé: —Neura, j,me escuchaste?! ;zEscuchaste lo que te conté?! {Qué estas haciendo? Y entonces Neura empez6 a explayarse sobre la apasionante historia del sarpullido que le habia salido entre los dedos de las patas, en el arco de la planta y en el empeine. Escaneado con CamScanner VI Donde aparece hasta una muerta sentada en una butaca del gallinero, pero lo tnico que me importa es que Neura y Laura se vieron solos ayer YO imaginaba que unas manos enguantadas apretaban la garganta de Rita y que los ojos de la pobre chica explotaban fuera de sus érbitas y que una enorme lengua violeta iba saliéndole de la boca. Imaginaba que Laura se enloquecia de miedo al enterarse del sexto asesinato y se tomaba de un saque un vaso de insecticida. Pero tuve que que- darme ahi quieto con el teléfono escuchando la historia de los maravillosos pies de Neura. Empez6 contando que unos dias atrés sus pies eran unos pies comunes y corrientes, a los que é1 no les prestaba la minima atenci6n. Se los lavaba, les cortaba las ufas, les cambiaba las medias, nada mas. Una noche desperté rascéindoselos. Encendié el velador y buscé una lupa. Vio que la piel estaba enrojecida y Ilena de ampollitas. Estuvo seguro de que le estaban creciendo entre los dedos esos car- tilagos que tienen los patos y los pollos. —Ayer me decidf y fui a consultar al médico. Esperaba ofrle decir que era una enfermedad mor- tal. Pero resulté ser un médico muy superficial; dijo que era micosis... 26 —{Qué?— pregunté traicionando mi decisién de dejarlo hablar sin interrumpirlo, hasta que se desagotara. —Micosis, hongos. Hongos vulgarmente Ilama- dos “pies de atleta” porque todo el mundo se los agarra por caminar descalzo en los vestuarios de los clubes... El médico me receté un antiséptico y ahora tengo que esperar que se me seque... —iQué interesante! —le dije—. ;Ahora, termi- naste? {Me vas a escuchar a m —No, espera. Tengo otro problema. Perdf mi billetera. Bs un asunto grave porque adentro tenfa una factura de la luz y la plata para pagarla que me habfan dado mis viejos. Tenfa también unas fotos de mi hermana que me habia encargado entregar en el club. Creo que la perdi ayer en el teatro... Me olvidé de Rita, de sus gritos, de que se sus- penderia el estreno de mi obra. Me olvidé de todo: —Estuviste en el teatro, ayer? —Si —contest6 Neura, dandose cuenta ya de que habia metido la pata. —iY qué fuiste a hacer? —Bueno... fui porque... me llamé Laura. Le ha- bfan avisado a tiltimo momento que tenfan unas horas libres para ensayar; la compaffa de Gaidi Lucero se habfa anticipado en desmontar la esce- nografia... Y bueno, me pregunté si la podia acom- panar; vos sabés el miedo que tiene de ir sola al teatro... 4Por qué Laura no me habia llamado a mf para que la acompafara? —Asi que fuimos... El grupo se puso a ensayar y como yo me aburria me puse a recorrer el teatro vacfo. Sub{ todas las escaleras, hasta el gallinero. Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner Wil Capitulo que te lo regalo empaquetado con muchas cuerdas y nudos CORR{ al garaje, le encajé de un saque la bujfay Ja cadena a my dear faithful scooter, y asi como eae una musculosa grasienta, me largué a Enfilé para la casa de Neura. Mientras entraba en las calles mas transitadas me armé un plan de acci6n: “Javiercito: ahora vas a la casa de Neura; la encontras a Rita, vivita y maligna como siem. pre; te tranquilizds; le habl4s a Laura por teléfono; quedas en ir a verla (y en pedirle una explicacién de por qué no te llamé6 ayer); mientras vasa su casa pas&s por La Regién y tratas de descubrir si tiene alguna importancia ése recorte en el afio 79. Llegué al centro y perdi diez minutos buscando un lugar donde encadenar al mio schifoso mascal- zone scooter. Caminé hasta el edificio donde vive Neura. Subj en el ascensor hasta el quinto piso. Toqué el timbre del departamento. Nada. Volvi a tocar el timbre. Nada. Volvi a tocar, dejando el dedo apretado siete minutos seguidos. Se empezé a abrir la puerta. Era Rita. Estaba pélida, con la mirada extraviada. De una herida en la cabeza le chorreaba sangre por las mejillas y por el cuello. ital— grité como un chancho—. j,Qué te pas La princesa sanguinolenta parecié despertar. Su mirada dejé el vacto y me enfocd. —Meeee cafff...— respondié, con el tono de quien dice: “Hace calor, ,no?”. Se dio vuelta y se interné en el departamento. La seguf. En un sill6n estaba Neura, despatarrado y dormido. Yo trotaba detras de la princesa, como un perri- to: —;'Te duele? ,Llamaron a la ambulancia? ,Que- rés que te ponga hielo o algo?.. —Nooo es nadaaaaa, no es naaadaaa...— mur- muré6 débilmente mientras se alejaba por el corre- dor y se encerraba en el bafio. Me volvi y me acerqué a Neura. Lo sacudi y me di cuenta de que no estaba dormido sino desmaya- do. Debia haber visto la sangre de Rita. Entre sus tantas neurosis, Neura tiene la de no poder ver una gota de sangre sin caer redondo en catalepsia. Le di unas cachetadas hasta que abrié los ojos. —Hola —dijo—. ,Qué hacés? —Paseando —le contesté—. ,Y vos? __Nada. Me estoy curando los pies de atleta. — Ah, si? Y qué le pasé a tu hermana? Parecié recordar la sangre y sus ojos volvieron a girar para arriba hasta quedar blancos. Esta vez le di un sopapo mas bien bien violento. Me contest6 con un punete en el estomago que me hizo saltar el higado hasta las amigdalas. 31 Escaneado con CamScanner Se levant6. Buscé un frasquito en el aparador y empezé a frotarse un desinfectante entre los dedos de los pies. —WNeura —dije, tratando de controlarme—. 4Qué le pasé a Rita? —iQué sé yo lo que le pasé! ;No sabés que es rayada? —Si, ya sé, por algo es tu hermana. Pero esta herida; ahora se encerré en el bafo... —No sé. Se cayé, la boba. Después de que habla- mos por teléfono me fui a tomar sol al balcén; lef que el sol le hace bien a los hongos, quiero decir, les hace mal, los mata. Es la humedad la que coadyuva a la reproduccién... Adiviné que se me venia encima una leccién académica sobre la micosis. Lo interrumpi: —iQué le pasé a Rita, te pregunté! —iPor qué gritas? Ya te dije, yo estaba en el balcon y de golpe miro y la veo tirada alla arriba de un techo. Quién sabe lo que habfa ido a hacer ahi. Estaba inmévil, como muerta. Fui a buscarla y apenas la toqué se desperté. —zY qué hacia en los techos? —iYo qué sé? Preguntdle a ella. La arrastré hasta acd y de repente veo que esta llena de... ese liquido colorado, ya sabés, asi que me desmayé. En ese momento se abrié la puerta de entrada del departamentoy entré la sehora Juarez. Es una sefiora muy bien puesta, pero cuando uno habla con ella empieza a entender por qué los hijos le salieron como le salieron. —~Qué tal?— salud6, asomandose detras de un paquete enorme. Dejé el armatoste sobre la mesa y empezé a hablar sin parar: 32 —Ay, chicos, conoef una persona muy, muy, muy extraordinaria. En La Conchamba, yo no habia estado nunca, lindo barrio, modesto pero limpito, limpito, ordenadito. Resulta que me llamé mi ami- ga Margarita, dice que se va a separar del marido y que le agarré6 la anorexia. Yo le dije: lo que vos tenés que hacer es cambiar de peinado. Me dijo que estaba muy, muy deprimida, as{ que decidf ir a visitarla. Tomé el colectivo y en el colectivo habia un pobre hombre que se habfa dormido en su asiento. Yo pensaba: pobre hombre, se durmié y a lo mejor se le pasa la parada donde tiene que bajar. No sabfa, yo no sabfa si despertarlo o no. Y bueno, me distraje y la que se pas6é de parada fui yo. Cuando me di cuenta el colectivo habfa llegado a la terminal, en el barrio La Conchamba, vieran qué lindo, lindo barrio. Ya se me habia hecho tarde, asf que pregunté dénde podia encontrar un taxi y me mandaron a un monoblock, al octavo piso. Yo pensé: qué raro, tomar un taxi ahf, en un octavo piso, pero con tal de hacer rapido fui y cuando llegué arriba me encontré con un cartel que decfa TAXIDERMISTA, no taxi, pero ya que estaba toqué timbre. Me atendié un hombre, el taxidermista, si, qué oficio interesante, interesan- te interesante. Muy amable, amabilisimo el hom- bre, me dijo que si quiero cuando se me muera alguien de la familia me lo puede embalsamar, que va a quedar como una joyita, que va a parecer una persona dormidita, y que la puedo tener sentadita arriba de la cama como una mufeca. Me dijo que ya una vez le tocé embalsamar a un ser humano. Si, si, una vez lleg6 un tipo con una gran bolsa al hombro y lo amenazé, lo obligé a trabajar dia y noche hasta que se llevé su cadaver que parecia vivo. Wa Xd Escaneado con CamScanner —Sefora— traté de interrumpir tacto posible—, Rita est en el bafio. corté la frente, Seré mejor que vaya y vea encuentra... —Esperen que | llena de entus; -éntrico paquete. Cada nudo le Ilevaba un siglo. —Sefiora—empecé a decirle, esta vez con mayor firmeza—, yo no sé qué pas6, pero Rita esta toda Ilena de sangre. Neura dice que la encontré arriba de un techo.. —Un momento, ya va...—murmuré ella, y siguié desenvolviendo ctiidadosamente el paquete como si adentro estuvieran cinco o seis gemelos recién nacidos, acomodados entre algodones. Perd{ la paciencia. Me acerqué a la mesa y le grité cerca de una oreja: {Rita me grité por teléfono que habia un hom- bre en el baleén! Vine y me la encontré con la cabeza rota. Ahora se encerré en el bafio. {Me parece que se est4 muriendo desangrada! La senora me miré fijo. Paseé sus ojos por mi musculosa mugrienta, por los pantalones rotosos y terminé haciendo una mueca cuando llegé a las ojotas. Creo que decidié que alguien vestido de esa manera no merecfa ninguna atencién. Volvié a su paquete. Cayeron los papeles y ante nosotros un céndor o carancho o alguno de esos asquerosos bichos de rapifia desplegé sus alas y bajé la cabeza para hundir su pico curvo en un conéjito medio destripado. —No podfa decidirme si comprar éste 0 un coco- drilo lustrosisimo, parecfa una cartera de lujo. 34 AL FINAL TRAJE ESTE, PORQUE VA A QUEDAR PERFECTO... Escaneado con CamScanner El bicho embalsamado era espeluznante. Sus garritas se sostenian en un arco de alambre, y bastaba tocarlo para que moviera las alas y tem- blara frenéticamente. El conejito en el que el monstruo clavaba su pico tenia el pecho abierto y pintado con esmalte escar- lata. Neura vio esa sangre y volvié a caer redondo enun sillén. Vill Capitulo donde no quiero estar y me tengo que quedar LA sefora Judrez corrfa alzando su inmunda ave asesina. Subié a una silla y empezé a acomodar al Aguila arriba de un aparador. El pajaro se agitaba y, desde mi perspectiva, parecia que el pico se hundia para trepanar la cabeza de la senora. Tenia que irme de esa casa antes de que me contagiara su locura general. Fui hasta el pasillo y golpeé la puerta del bano. La puerta se entreabrié y se asomé la princesa. —1iQuééé pasaaaa? —Rita, ,estas bien? Me quedé preocupado; vine volando de mi casa y te encuentro as Sonrié, no sé si sincera o irénicamente: —Te agradezcooo la preeeocupaci6één. Eeestoy biiieeen, sfif... —..Qué te pasé, Rita? :Te acordds que estabas hablando conmigo por teléfono y empezaste a gri- tar que habfa un hombre en el balcén...? Noooo. No me acueeerdooo. Meee cafii. Me caifiy me cortééé la frentece...— explicé. Se levan- t6 el flequillo para mostrarme que dos curitas hab{an bastado para ocultar la herida. —Pero te salié mucha sangre. Puede ser una herida profunda... Neura dice que te encontré arri- ba de un techo. Vos estabas hablando conmigo por teléfono, {te acordds? Escaneado con CamScanner —Sifff... No era una conversaciéé6n tan intere- santeee como para guardarla celooosaaamentcee en la memoriaaa, pero s{ff, me acuerdooo. —Y te acordas que te pusiste a gritar? —Nooo, de esooo no me acuerdooo. —iY cémo llegaste a los techos? —No sééé... No sééé, ~Cémo no te vas a acordar? ;Alguna vez su- friste de amnesia? —Looo que pasaaa es que en el Controool Men- taaal aprendi a ooolvidaaar las cooosas desagra- daaableees... —Bueno, miré Rita, yo creo que todo esto es preocupante. O a vos te atacé alguien o est4s tan zarpada que ya no tenés conciencia de tus actos. Pero yo tengo que hacer, me tengo que ir... —Andaaa nomaaas, nadieee te retieneee... ;Te- nééés que iiir a verlaaa a tuuu Lauritaaa...? —Son muchas las cosas que tengo que hacer. Veo que estas bien, asf que me puedo ir. Chau. Me di vuelta. —Javieeer— me llamé. —2Qué? —Graaaciaaas pooor tuuu atenci666n...— dijo, y cerré la puerta. Su voz quedé6 flotando en el pasillo. “Me voy, me voy, me voy”, me propuse. Llegué al comedor y vi a Neura que seguia desma- yado. “Lo despiertoy me voy”. A punto de abofetearlo me acordé de que tenia que hablar con Laura cuanto antes. Era mejor que Neura no escuchase. “Le hablo a Laura, lo despierto a Neura, y me voy.” La sehora Juarez continuaba ofreciendo su ca- beza para que el halcén le picoteara los sesos. Le pedi permiso para usar el teléfono. Ni se digné a contestarme. 38 Llamé a la casa de Laura. Daba ocupado. Lauri, Lauri, ,con quién estés hablando? Llamé otra vez. Ocupado. Dejé el teléfono y fui a darle una cachetada a Neura. Se desperté y salté: —Acompandme al teatro. Y bajando la voz para que no lo escuchase la madre: —A la billetera debo haberla perdido en el hall del gallinero, antes de que viera a la mujer fantas- ma en la butaca. Me empezaron a picar los pies, y como no habfa nadie me tiré para rascarme delan- te de ese gran espejo que hay ahi. ;Te diste cuenta de que cuando uno se rasca delante de un espejo es como si se rascara el doble?... O la perdi ahi o cuando saltaba por los techos. Acompaniéme. —No puedo— le dije con firmeza. —{Por qué? —Porque me tengo que ir. —Dale, no seas mal amigo. Son cinco minutos—, y me arrastré a la calle. Salimos, dimos la vuelta a la manzana y llega- mos al teatro cerrado. La entrada lateral, la que leva a la boleterfa y a la platea, estaba llena de policfas. » \ 9.036 S5eeco cee Escaneado con CamScanner IX Donde si resbalas te caés en una honda tumba NEURA se acercé a uno de los policfas que hacian guardia frente al Teatro Municipal. —No se puede pasar— nos frené, con la cara de quien est4 muy bien dispuesto al didlogo. Neura largo su rollo: que habia perdido su billetera con el documento de su hermana, la boleta y todo lo demas. —No se puede pasar— repitié el policia, miran- do para otro lado. —2Se suspendié la funcién de esta noche?— le pregunté, para cambiar de tema. —No se puede... —empezé a decir— ...saber todavia. —Quisiera comprar una entrada —dije, para no dejar que la interesante charla languideciera. —No se puede pasar. —2Y cémo hago para conseguir una entrada para esta noche? —No se sabe todavia. —;Averiguaron algo sobre el asesinato? —No se sabe todavia. Neura volvié a la carga: —Puedo hablar con algiin jefe? En la billetera tenia también un pasaje de mi tfa que se va a Europa —mintié. 40 —No se puede pasar. Agradecimos la atencién y nos alejamos. —Bueno, me voy — le dije a Neura —spera... A la billetera puedo haberla perdido en los techos. Acompafhame. —Ni loco. No, me voy— afirmé con todas mis energias. ‘A los tres minutos yo estaba haciendo equilibrio sobre la cornisa que lleva, desde el baleén del departamento de los Juarez, al techo vecino. Primero habfa que recorrer esa gran terraza de un edificio antiguo de departamentos. Era un am- plio espacio que nadie usaba, y habia que marchar saltando por sobre antenas de television caidas y herrumbradas, esqueletos de gatos o pajaros, y maderas podridas. Después habia que dar un ro- deo y caminar por otra cornisa, bastante ancha como para andar cémodamente aunque con el pro- blema de que a ambos lados se abrian sendos precipicios que terminaban, alla abajo, en los pa- tios y depésitos de los comercios de la otra cuadra. Después habia que trepar a otra terraza. Cuando éramos chicos la considerébamos la mas peligrosa porque habiajsiempre ropa colgada a secar y eso queria decir que en cualquier momento podia apa- recer alguien y confundirnos con ladrones. Se atra- vesaba esa segunda terraza y, finalmente, descolgéndose de uno de sus Angulos, se legaba a un tapial que llevaba a los techos del Teatro Mu- nicipal. —Bueno, no esta tu billetera— le dije a Neura cuando legamos alli—. Volvamos. —No, espera— salté, y me agarré de un brazo—. Vamos hasta la puerta aquella. La puedo haber perdido al salir. 41 Escaneado con CamScanner ms ( Asi que tuvimos que aventurarnos por el incli- nado techo de chapas de cinc. Creo que ya hablé de so; si uno se resbala termina cayendo en un agujero tragaluz que parece una honda sepultura, Bueno, Ilegamos a la terracita del teatro. La billetera no estaba. Yo queria regresar, pero Neu. ra probé el picaporte de la puertita que bajaba al teatro y la encontré abierta. Neura es tan neura para algunas cosas, y para otras es un temerario. Para no sentirme un cobarde, lo seguf. Ingresamos en una hiimeda oscuridad. Bajamos una escalera de madera que parecfa quebrarse cuando uno pisaba cada peldafio. Terminamos en una piecita medio destruida. Abrimos otra puerta ¥ nos encontramos en el fondo de una de las gale- rias de las generales, del gallinero, la parte supe- rior del teatro. Recorrimos esa galeria y fuimos a dar con el hall de ese piso. —Ayudame a buscar. Aca me puse a rascar los pies, ayer, y la billetera se me puede haber cafdo —dijo Neura, y nos agachamos a tantear el piso en la penumbra. De repente me di vuelta y me encontré con un perro enorme que me miraba fijo, a un metro de distancia. El coraz6n me salté hasta el cerebro y una lla- marada de terror me hizo cerrar los ojos. No sé cudnto tiempo me quedé asi, esperando que el lobo me devorara. Sentf su primer zarpazo en un hombro y caf redondo. —iQué hacés ah{ tirado? —me decfa Neura, zamarreéndome un brazo. Le sefalé al lobo, sin mirarlo. —éQué pasa con el espejo? 42 | | | | Miré y me di cuenta de que me habia asustado de mi propio reflejo, en cuatro patas. La vergitenza me dejé helado. ’ —iAhi! —exclamé Neura, y corrié hacia un cos- tado. Aplastada al pie de un cortinado oscuro es- taba la billetera-¥. , Viste? Yo sabfa que tenfa que estar por aca. La abrié y empezé a controlar si estaba todo. Yo le estaba por pedir nuevamente que nos fuéramos cuando se escuché un crujido y, ensegui- da, pasos, voces que se acercaban. Escaneado con CamScanner x, Donde se habla de una carnada humana LOS pasos, las voces se acercaban; ya estaban doblando el pasillo en direccién al hall del espejo donde estébamos nosotros. Temblando me volvi hacia Neura. No estaba. Mi querido amigo me habia abando- nado. . En un relaémpago pensé: “Es la policia. Andé a explicarles que estas acd buscando la billetera de un amiguito, Vas a aparecer en los titulares de los diarios: EL ASESINO DEL TEATRO MUNICIPAL ERA UN JOVEN ESTUDIANTE.” Yo podia ver las puntas de los zapatos de los hombres que se acercaban. ‘Apenas si tuve tiempo de echarme atras y escon- derme envuelto detras del gran cortinado. ‘Los pasos y las voces avanzaron. Eran dos hom- bres. Con horror vi que el telén que me ocultaba todavia temblaba. Los hombres se detuvieron a pocos metros de mi. Pude ofr perfectamente lo que hablaban: —"Insisto en que es demasiado peligroso— termino de decir uno. 5 “Peligroso o no, es la tinica solucién que queda. {Qué otra cosa podemos hacer? Digamelo usted, si tiene otra idea— dijo el otro. 44 _—No, ,qué pueao saber yo? No estoy al tanto de todas las investigaciones. Me pregunto si no con- vendria esperar... No se puede esperar mas. Me lo dijo el capo, me lo dijo el gobernador, me lo dijo el presidente de la Reptiblica. No se puede esperar un dia mas. Esto ya no es un simple caso policial, ,se da cuen- ta? Es un caso politico, es un escandalo internacio- nal. Hoy aparecié un equipo de la television alemana que quiere hacer un documental sobre el famoso fantasma gaucho del Teatro de las pampas. zSe da cuenta? —;,Pero se imagina lo que puede suceder si usted anuncia que agarré al asesino, abre el teatro y, con los pajarones que tiene a su servicio, el tipo mata otra chica esta misma noche? Ah{ s{ que va a ser un escandalo... “No puede pasar, precisamente porque lo va- mos a estar esperando. °* Si, lo van a estar esperando, pero este loco demostré ser més astuto que todos los servicios de seguridad juntos. No me convence. —;Déme una alternativa, entonces! —No, no me pida eso a mf. Bueno, entonces apoyeme en este plan. Tene- mos una oportunidad Gnica con este Festival délos Colegios Secundarios que empieza hoy. * “Fin la funcién de esta noche acta una sola chica de diecisiete aos? Una sola. Si la tenemos bajo vigilancia todo el tiempo no puede pasarle nada. La Gnica manera de pescar a este monstruo es atrayéndolo con una carnada, Ya hicimos de todo; es imposible ras- trearlo; no hay huellas de él en ningin lado. Apa- rece, mata y desaparece. La tnica ‘posibilidad es Escaneado con CamScanner agarrarlo en el momento en que se decide a matar. —Asesiné una anoche, no va a asesinar otra hoy, gno le parece? —El cronograma de los asesinatos sefiala que acttia cada vez con mayor frecuencia. Entre el cuarto y el quinto asesinato hubo cerca de mil dfas; entre el quinto y el sexto unos sesenta dias; entre el sexto y el séptimo bien puede proponerse dejar pasar un solo dia... —Esperemos que no siga y después le mate una cada cinco minutos... Ademas, tengo entendido que la tercera victima no era una actriz. En un festival como el que empieza hoy vendrén muchas chicas de diecisiete afios entre el publico. El asesi- no podria elegir una de ellas... —Si, lo pensamos. Por eso es una oportunidad ideal. Vamos a tener bajo control toda la sala, no sélo el escenario y los camarines... Si no aparece hoy, quizds aparezca durante la semana que dura el festival. —Mire, yo no tengo poder de decisién... El que estaba hablando retomé su marcha. El otro lo siguié. Los pasos y las voces se alejaron. Silencio. Siento que me agarran del hombro. “Se dieron cuenta. Vieron el cortinado temblar y se dieron cuenta: EL FANTASMA DEL TEATRO MUNICIPAL YA TIENE NOMBRE: JAVIER RONDI”. Instintivamente me eché hacia atras y empujé Jos portones acolchados que se abren a la graderia superior del teatro. Me quedé ah{ temblando hasta recuperarme. “No me tocé nadie. Debié ser mi imaginaci6n”, me tranquilicé. La sala estaba vacia y oscura. Of el arrastrarse de unos pasos. Alcancé a ver en la penumbra una sombra in- 46 . | mensa que se movia entre las butacas. Pero otra presencia me held la sangre: justo delante de mf, en la tiltima fila de las butacas, tan cerca que extendiendo un brazo hubiese podido tocarla, es- taba la muerta fantasma de la que me habia ha- blado Neura. 47 Escaneado con CamScanner XI Donde sigo metiéndome donde no me Haman ME abalancé contra los portones, me enredé en los cortinados, sali al hall del espejo y me tropecé con un cuerpo. Era Neura. Me dice: —Che, qué suerte, no me robaron nada. Esta toda la plata. Lo tnico que falta es un sobre con fotos de mi hermana y su ficha de inscripcién para el club; fijate si las ves tiradas por ahi. Le di un empujén y empecé a correr hacia el cuartito de la galeria y la escalerita que sube ala terraza. Todavia enceguecido por el horror salté por los tapiales y los techos. Mi querido amigo me segufa trotando, conténdo- me otra vez la historia de sus pies de atleta. Casi sin darme cuenta llegué al departamento de Neura. Sin detenerme a saludar a ningan miembro de la maravillosa familia Juarez salf del departamento, bajé a la calle, desencadené my dear fumy funny scooter y me largué sin rumbo por las calles, El viento de la carrera me reanim6. “Me habré imaginado todo. Ahi adentro estaba oscuro y segu- ramente tuve una alucinaci6én”, terminé consolan- dome. Decidi cumplir con el plan trazado: ir a la casa 50 de Laura, y de paso llegarme hasta La Region. ntré en el edificio del diario y fui a la bibliote- ca-archivo. Pedi los diarios encuadernados de los meses de junio y julio del afio 79. En el ejemplar ‘de 1979 encontré el agujero en la habitual seccién del Teatro Municipal. Mostré la hoja recortada a la bibliotecaria y le pregunté cémo podia hacer para saber a qué co- rrespond{a ese vacfo. Me contesté que existia otra coleccién de periédicos y que preguntarfa si me daban permiso para consultarla. No sé si lo podrén atender. Los sébados hay poca gente...— dijo la mujer, y se puso a hablar por el conmutador. Era una bibliotecaria divina. Insis- tié para que alguien me ayudara. ‘Aparecié un muchacho. Le expliqué lo que nece- sitaba y me guié por unos corredores hasta un cuarto leno de armarios. Me alcanz6 el volumen “Junio 79” y busqué el dia 13 y la pagina de espectéculos. La nota en cuestién anunciaba, con la habitual ret6rica de las crénicas policiales, 1a suspensién de un estreno: Escaneado con CamScanner un lamentable accidente acaecido durante los Gltimos ensayos de La perfecta casada, que debia estrenarse esta noche en nuestro coliseo, perdié la vida Cecilia Jaurena, joven actriz debu- tante, oriunda de nuestra ciudad “La occisa, de 17 afios de edad, resbalé durante un ensayo, con tal infortunio que golpeé su cabeza contra el borde de marmol de un mueble de utile- ria, perdiendo la vida de inmediato. Todos los esfuerzos de sus colegas y de los médicos del Hos- pital Provincial resultaron indtiles. El padre dela desgraciada comediante, Horacio Jaurena, cono- cié con desgarradora desesperacién la noticia a poco de haberse consumado el hecho. “Por tal motivo, la direccién del Teatro Munici- pal ha decidido suspender el estreno de La perfecta casada...” Volvi a la biblioteca y pedi a la secretaria una guia telefénica. Busqué el apellido Jaurena. No figuraba ningtin Horacio. Otro Jaurena vivia cerca del diario. 53 Escaneado con CamScanner XII Donde recuerdo lo que no quisiera RIO de Janeiro 2317. Una casa como cualquiera. Toco el timbre. Sale una abuela secéndose las mz ¢ . manos en el de. —Sefora, perdone la molestia. Yo querfa saber si usted puede informarme dénde vive el sefior Horacio Jaurena... La viejita dio un salto: —¢Horacio? Qué? ;Para qué lo busca? —No, por nada. Querfa preguntarle algo. No figura en la guia telefénica, y entonces vi esta direccién bajo el mismo apellido y vine... _—No, no lo va a encontrar, ni en la guia ni en ningtin lado. Hace mds de diez afos que no sabe- mos nada de él... —,Usted es parienta? —Parienta lejana. El venia a ser hijo de un primo segundo de mi esposo, que en paz descanse. —A ese sefior Horacio se le habia muerto joven una hija, que era actriz, no? —Si, pobrecita, la Cecilia, casi una nena. Se murié de la forma mas estipida. La mama habia muerto unos afos antes. Asi que vivian ellos dos solitos, y cuando la chica se murié, el Horacio perdié la cabeza; daba lastima, un cacho de hom- 54 pre como él. Desaparecié el dia del velorio, y lo peor es que se llevé el cadaver de la hija. No aparecieron nunca mas. Nosotros averiguamos pero nunca pu- dimos saber nada...,Y usted para qué lo busca? No sé qué mentira le inventé y me despedi. Era hora de ir a visitar a Laura, finalmente. No habfa recorrido ni diez cuadras cuando my dear fucky scooter se larg6 un pedo portentoso y se detuvo. Lo empujé, lo pateé, le cambié la bujia- Nada. Lo encadené a un poste y empecé a caminar. No tenfa ni unas monedas para pagarme un colec- tivo. Tenfa sed y estaba cansado, mas de la cabeza que de los pies. Me senté en el escalon de una casa para tratar de poner un poco de orden en mis pensamientos. ‘Antes de perderme en mis divagaciones mis ojos cruzaron la calle y me descubrieron que ahi en- frente estaba la iglesia de San Jorge, adonde habia ido varias veces cuando era chico. Queria pensar con tranquilidad; ah{ adentro estaria fresco y un poco mas silencioso. Crucé la calle y entré en la iglesia. Me senté en la tltima fila de bancos. Miré el altar y no pude evitar el recuerdo de la altima vez que habia estado en una iglesia. Sucedié al mes de morir mi hermana. Sonia hab{a ido a Mendoza en un viaje de estu- dios; el colectivo chocé y terminé en una cuneta. Llevaba un contingente de cuarenta chicos; ella fue la nica que fallecié. Un mes después de su muerte entré en una iglesia y le propuse a Dios un pacto: que me mos- trase si existfa, que se mostrase, que la muerte de Sonia fuese una pesadilla. 55 Escaneado con CamScanner Le propuse a Dios: “Ahora voy a cerrar j " Meirequiers ahs ny ar los ojos 1 prueba de fe. Si existis. 1 < . Si existis, que abrir los ojos me encuentre en un mundo rabnde esté muerta. Si querés hace: i este momento y oculta i eine eae rme el milagro, de aci despertame en mi Hhbieeaeana ‘nm mi cama co} si i Aa 4 despertam mo si hubiese sofiado Le dije: “Si al abri j : abrir los ojos me enc : ; i s me encuentro aqui entonces quiere decir que no existis, que tode se mueve de pura casualidad”. Cerré los ojos. Esperé. Hice un blanco en la mente. mule perdi, me dormi quizas. Sin darme cuenta me encontré con los ojos abiertos y fijos en el centro del sagrario, y supe que habia vuelto a despertar n el mundo donde Sonia hacia un mes que habia muerto. Y'ya no quise entrar a una iglesia. XII Donde quiero pensar y no me dejan BUENO, me dije, desviando los ojos del lejano altar dorado, yo entré acd para pensar més tran- quilo, no para deprimirme. ‘Tenia que pensar en: 1) El estreno de mi obra, que si se suspendia hoy se suspendia para siempre. 2) ;Tenfa alguna importancia lo que hab{a ave- riguado en el diario? Se hablaba de una muchacha de 17 afios muerta en el teatro. Aparentemente se trataba de un accidente y no de un asesinato. @Quién habfa recortado la noticia en la coleccién ptiblica? ;No convenia contar todo esto a la policia? 3) ,Por qué Laura no me habia llamado a mi ayer para que la acompafara al teatro? ,Querfa estar sola con Neura? ;Ya estaban arreglados y no se animaban a confesérmelo? 4) ,Cémo debia interpretar la conversacién que habfa ofdo en el teatro, en el hall del espejo? Se proponfan inventar que habfan apresado al asesi- no, dar la funcién de esta noche y atraer a la Llorona usando como carnada a Laura, la Gnica chica de 17 afos que actuarfa hoy? 5) zHabian sido reales las presencias que habia visto en el teatro: la sombra gigantesca y el horri- ble maniqui 0 cadaver? Me distrajo un barullo proveniente de un ala 87 Escaneado con CamScanner lateral y oscura de la iglesia, donde estaba insta- lado un confesionario. . En la penumbra, un hombre arrodillado junto a la ventanita de la casilla de madera alzaba la voz Se incorporé y grité atin mas fuerte, para que su voz llegase hasta el cura que estaba dentro del confesionari: —...iQue lo arregle si lo puede « selo, a lo mejor a usted lo escucha... ¥ la oscura silueta se perdié en la oscuridad. La puertita del confesionario se abrié y, trasta- billando y agitado, salié un viejo sacerdote. Tendia los brazos tratando de detener al hombre que se alejaba: —iEspere, espere! Tropezé y cayé. Corri para socorrerlo. reglar!...Pida- NY BIEN, ME LEVANTO. SGLO ANDAR A BUSCAR A ESE HOMBRE, QUE YUELVA... Escaneado con CamScanner a sacristia salié un muchacho y se acercé cerdote. Yo me levanté y fui en ‘Grandote com ré, Empecé a correr por sarlo. ‘Me habfa tropezado dos veces con el asesino, y las dos veces lo habia dejado escapar 6 Escaneado con CamScanner ai XIV Donde me dicen que es hora de que haga algo con mi vida ESTABA mucho mas cerca de mi casa que de la de Laura. Me convenfa ir y buscar plata para ol colectivo. _Llegué a mi dulce hogar y me encontré con un aire que se podia cortar en rebanadas. Me doy cuenta enseguida cuando la cosa viene cargada; no al cohete vivi diecisiete anos con mi familia. Mi viejo estaba sentado en la cocina, leyendo sin antegjos, con el diario patas para arriba. Mi vieja iba de aca para all4, fumandose todo lo que encontraba @ mano, incluido el propio vello axilar. Era evidente que algono andaba, y como no contestarona mi saludo tuve que deducir que lo que no andaba era yo. Estaba apurado y preferf desencadenar el alud cuanto antes: —

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