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L1O E. ENCINAS Prof. JULIO E. ENCINAS Lapresentacién y disposicion de: HISTORIA DEL TURISMO ARGENTINO ‘Son propiedad eior.No se parte a reproducio paca oe ab Sug omuate ‘smacenarionlo, laksa vansmsinla tansfamacién de est bro, turismo argentino ‘en cualquier forma 0 por cualquier medio, sea electrinico omecaico, de ayer y de boy eda ri glean veto dyer py ‘escrito del editor. Su infraccion esté penada por las eyes 11.723 y 25.446. ISBN-13; 978-987-9473-66-5, Primera Eilon: 2007 ‘Queda hecho el depésito que establece la Ley 11.723 sun publcacén de: Eticiones Turistoas de Maro Bench a ETAPA DEL PRE TURISMO (Hasta 1810) ... Del dominio indigena o pre hispinica... EL aprovechamiento turistico de la berencia cultural indigena 0 pre bispdniea uoumesoneereneen 21 Lahispanidad. Los medios de transport Las viajes y las alterativas de bospedaie.. La reereacitn.. EL aprovechamiento stico de la berencia cultural tspotola ETAPA DEL TURISMO INDUSTRIAL (1810-2000) El turismo industrial temprano (1810-1945) Algunos antecedentes de la Organizacién Nacional| (aso 689 a ETarismo y hoteleria’ La Belle Epoque (1880-1918) Los medios de transporte. EI desarrollo del turismo y la boteler La recreacién. cs La transicién (1918-1945) Los medios de transports EL desarrollo del turismo y la boteleria La reereacién La boteleri EL origen de les Panques Nacionales J la relacién con el desarrollo del turism uw El turismo industrial maduro (1946-1980) . Los medios de transportes. é El desarollo del turismo y ta boteleria, rritorial del turismo en Argentina un El ordenamienio territorial ye desarrollo del turismo. Eltturismo posindustrial (1980-2000) Los medios de transportes. desarrollo del turism ETAPADEL POSTURISMO 203 209 212 219 228 Los medios de transpor El desarrollo del turismo. Caracteristicas de la demanda ALGUNAS CONCLUSIONES ¥ PERSPECTIVAS. Bibliografia y fuentes de informacion Abreviaturas y siglas . Not] 239 247 249 Agradecimientos La pretenciosa idea de llevar adelante la tealizacién de este libro, pudo concretarse gra- cias a la desinteresada colaboracién de colegas que compartieron esa necesidad y estuvieron dispuestos a brindar su colaboracién acerean- do informacién, inquietudes y contactos. ‘Vaya entonces mi incondicional agrade- ‘imiento para Claudia Boveri, Maria E. Cous- té, Claudia del Vecchio, Paula Duran, Mariana Fabroni, Liliana Flier y Adriana Otero. ‘istova del Turismo Argentino INTRODUCCION En todas las épocas las culturas, de las diferentes regiones, del mundo, sintieron la necesidad del desplazamiento. Alemén ‘Valdez (1983:15) asi lo hace saber cuando sostiene: “[...] ¢/ bom- bre es viajero por vocacién y por necesidad. Desde los tiempos mas remotos se ke ve cambiando de lugar”. Desde su propia condicién, el hombre es curioso ¢ inquieto. La finalidad de los viajes pudo ser conquistar, colonizar, comerciar, peregrinar o simplemente con- tactarse con diferentes culturas, con la naturaleza, con tiertas des- conocidas, aunque no debe interpretarse que todas esas formas histéricas de desplazamientos formaban parte de la actividad tu- ristica tal como se la conoce en la actualidad, Unido a la curiosidad y la necesidad de aprender, de descan- sar, de recrearse, de divertirse, de auto realizarse, de hacer una pau- sa en la vida cotidiana, entre muchas otras motivaciones posibles, con el transcurrir de los siglos los desplazamientos humanos fueron ampliando el 4mbito de sus necesidades, Esos nuevos intereses de desplazamientos son los que dieron el verdadero origen al fenéme- no tutistico’ y que mucho mis tarde, como consecuencia de la can- tidad de personas que se desplazarin se conocer bajo la denomina- i6n de turismo de masas. Esos aspectos sumados a los logros alcan- zados pot los setes humanos relativos a su forma de vida, sus condi- ciones de trabajo y el gran avance de la tecnologia y las comunica- ciones tendieron a multiplicar los movimientos de personas alcan- zando su méxima expresin desde fines del Siglo XX, permitiendo una importantisima proyeccién hacia el avance del Siglo XI. ‘Historia del Tso Argentino 9 Ahora bien, cuando se intenta remontar a los origenes de Jos antiguos pobladotes de la vasta regién que posteriormente configuré a la Republica Argentina ¢ incursionar en los aspectos inherentes a los desplazamientos tutisticos*y recteativos, pocos antecedentes se pueden obtener. Tampoco es muy factible encon- trarlos en las posteriores etapas de la evolucién del tutismo en el pais. Si bien la evolucién historica de Argentina fue abordada desde diferentes tematicas como los aspectos politicos, sociales o econémicos no lo fue desde lo turistico. El fenémeno, comparati- vamente con el europeo donde tiene su inicio, tavo un origen tardio, También lo fue su anilisis histérico. ‘Bsta realidad sumada a que mucho se ha dicho pero es poco lo que realmente se sabe sobre la historia del turismo argentino, motiv6 la realizacibn de esta obra que procurara realizar un nuevo aporte sobre el tema. La intencionalidad de la misma fue la de bucear en los antecedentes, transformaciones y actualidad del turismo en el pais asi como encontrar la relacion entre este fend- meno y los aspectos conexos. Debido a ello fue necesatia la adopeién de una metodolo- ‘pfa que contribuyera a alcanzar los mejores resultados. Es aqui donde se enfrenta un nuevo inconveniente. No existe una tinica metodologia que permita transitar el desarrollo. Numerosos au- totes internacionales han abordado el tratamiento de la evoluci6n, del turismo universal, aunque no del argentino en particular, Cada uno de ellos consider6 distintas metodologfas de trabajo. Dachary (2002) en su libro Globalacion, Turismo y Susten- abilidad, al realizar un breve anilisis del turismo internacional, reconoce que hay dlos grandes etapas de evolucidn de la actividad, las que concuerdan con dos periodos del pensamiento sobre el tema y tienen como punto de pattida las primeras décadas del Siglo XX. 10 Noemi Watingre yy luego la Segunda Post-guerra Mundial, El autor hace referencia a la evoluci6n del turismo durante el Siglo XX, sin lugar a dudas el cde mayor expansidn, no proyectando una mirada hacia los perio- dos anteriores y si reconoce que hubo una prehistoria del turismo moderno cuando se refiere a las peregsinaciones que se realizaban por motivos religiosos en la antigiiedad, Por su parte, Khatchikian (2000) en su libro Historia del ‘Turismo realiza un intexesante anilisis sobre el conocimiento de la historia del fendmeno y a la vez menciona algunas bases metodo- 6gicas para el abordaje del turismo, adoptada por diferentes au- tores. Rescata el aporte de Burkart y Medlik quienes teconocen tues etapas, Para esos autores el transporte fue una pre-condicién necesaria para el turismo y por lo tanto definen las etapas de la evolucién del turismo en funcidn del medio de transporte predo- minante en cada una de ellas. De la Torre, en cambio y citado por Khatchikian, sugiere dlividis la historia del turismo en tres etapas basando las mismas en el grado de pasividad aleanzado por la actividad. La primera cubre hasta mediados del Siglo XIX y comtinmente se denominé turismo incipiente o elitista; la segunda que llamé turismo de uansicion y se extendié hasta la primera mitad del Siglo XX y la tercera se caracteriza por el desarrollo del turismo masivo y que prosigue hasta la actualidad. ‘A su vez el mismo Khatchikian pata el abordaje de su obra citada reconoce: ‘...] el fator més trascendente, que confire a cada (periodo sus peculiaridades, es la combinacién de mitiples variables como Ia disponibilidad de energia y los factores politicos, sociales y ecomémicos. Estos condicionan la tecnologia y el transporte, las formas 4 producién y Ia distribuciin de sus beneicios, que som los que gene- ran disponibilidad de tiempo libre para diferentes sectores de la soci. Historia del Turismo Argentino un dad”. Desde esa perspectiva determina tres etapas: La era prein- dustrial (desde la antigiiedad hasta fines del Siglo XVIMD, la era moderna (desde la Revolucién Industrial abarcando todo el Siglo “XTX) y a del Turismo Masivo (desde 1950 a la actualidad), Tam- bién reconoce que entre las eras moderna y del turismo masivo debe haber un momento de transicién entre las dos guerras mun- diales que se extiende desde 1919 hasta 1939. Un dltimo punto de vista a considerar es el aporte realizado. por Molina que en su libro E/ Posturismo (2000) analiza las trans~ formaciones dé la sociedad y la incidencia de éstas en el funciona- miento del turismo. Propone: ‘f...] una reclasificacién de etapas bistbricas, considerando el pre-turismo como una fase inicial y el pos- turisma como la actual, que no objeta la existecia simulténea de lar demas” Aclara que los grandes tipos de turismo que se manifesta- ron en la sociedad no se excluyen entre sien el contexto del tiem- Po, significando que en una misma década o en un lustro pueden aparecet simulténeamente. Refiere también: “f...] para lor patses de Latinoamérica ninguna de ellas (pre-turisma, turismo industrial y ‘posturismo) es perfecta o ideal, cada una trae consigo costos y benefi- cios, enfrenta amenazas y oportunidades”. Las etapas del proceso evolutivo propuestas por el autor son: El Pre-turismo, con el Grand Tour como su exponente pto- totipico, fue una prictica que se originé en Europa durante el Siglo XVII extendiéndose hasta el tial al que a su vez subdivide en: a) Turismo Industrial Temprano que tiene su origen en el Siglo XIX y se extiende hacia lo: de la Segunda Guerra Mundial y b) el Turismo Industrial Madu- 10 el cual se masifica a partir de 1950 y se extiende hasta fines de 1980. Por silkimo, el Turismo Posindustrial inicia a mediados de 1980 si bien muchas de las propuestas y de sus pricticas son anteriores, Es a partir de aqui que se desarrollan inéditas tenden- rey Noor Watingrs cias conformando una nueva cultura turistica en los actores: manda, prestadores de servicios y gobiernos. Se inicia el Posturi mo que se constituye segin el autor en: “f...] sm nuevo paradig- ‘ma, una categoria bistérica emergente, que altera ciertas consideracio ines fundamentales de los turismos originados con anterioridad”. Pista etapa representa una transformacién radical, un cambio dramati- co en el comportamiento de la actividad de tal manera que surge tuna estructura y una funcionalidad diferentes de las conocidas. Luego de analizar las posibles alternativas para el abordaje metodol6gico del presente libro, se consideré conveniente adoptar el criterio de reclasificacién de etapas empleado por Molina. Tam- bién se requiere de la adaptacién de las mismas considerando cl contexto histérico argentino. Asimismo, las fechas que compren- den a cada etapa se indicarin a modo de orientacién cronolégica y no necesariamente como definiciones ciertas, debido'a la dificultad de dae por finalizada una etapa para dar origen a la siguiente, “Ajustindose a las anteriores clasificaciones el desarrollo de la historia del turismo en Argentina se divide en las siguientes etapas: ~\ A. Etapa del Pre-turismo: Esta formada por la categoria del dominio indigena o pre hispanica que se extender desde el origen de esos pueblos hasta la llegada de los espafioles. Lego la categoria hispanica que se extender hasta la Independencia Nacional. B, Etapa del Turismo Industrial subdividida en las siguien- tes categorias: -§, 1) Turismo industrial temprano: Se extenderé desde la In- dependencia Nacional hasta el afio 1945 € incluiré las subcategorfas de la organizacién nacional, belle epoque y Ja transicién, Historia del Tris Argentino 13 2) Turismo Industrial Maduro: A partir del aiio 1946 has- ta los afios 80. 3) Turismo Posindustrial: Se extender desde el afio 1980 hasta fines del Siglo XX. C. Bl Posturismo, originandose en los umbrales del Siglo XXL Este libro cuenta entre sus objetivos llevar adelante un tra- bajo de revision bibliogréfica de los acontecimientos en torno al fenémeno turistico desde un andliss sistémico a partir de las etapas definidas. Se partir del analisis general de la situacién del pafs en todos aquellos acontecimientos histéricos relacionados y que tic- nen fuerte incidencia en el turismo: Los aspectos politicos, econd- micos, sociales, poblacionales, condiciones del trabajo, de trans- portes y comunicaciones, areas protegidas u otros asi como el con- texto internacional vigente en cada etapa. Ea lo particular al turismo, se analizarin la evolucién a partir de los componentes de la oferta tutistica incluyendo el de- sarrollo de destinos y de productos turisticos, los alojamientos, los tansportes la creaci6n de dzeas protegidas, el comportamien- to de la politica y de las instituciones piblicas y privadas, los avances normnativos y en el ordenamiento territorial, los operado- tes del mercado, las caracteristicas de la demanda y también los aspectos recreativos més relevantes. Como idea final, se pretende clarificar cual fue el camino recorrido por el turismo, con sus pros y sus contras, para saber cual sera el posible a kecorrer a partir de las mayores certezas y ‘menores incertidumbres. Observaciones ‘Transicién (1918-1945) Belle Epoque (1880-1918) Categorias ‘Turismo Industral Temprano | Organizacién Nacional (1810-1880) ‘Turismo Industrial Maduro ‘Turismo Posindustrial Desde los umbrales del Siglo XXI Del Dominio Indigena 0 Pre Hispénica La Hispanidad Orientacion cronolégica de! turismo en Argentina 2 -1532 1532-1810 1810-1945 1946-1980 1980-2000 (1810-2000) TURISMO INDUSTRIAL POSTURISMO_ Fuente: Blaboracién propia. (Siglo XI- 2 ) PRESIDENTES DE LA REPUBLICA ARGENTINA (1880-1999) Presidente Perfodo de gestién Julio A. Roca 1880-1886 Miguel Judrez Celman 1886-1890 Catlos Pel 1890-1892 Luis Sdenz Pefia 1892-1895 E. Uriburu 1895-1898 A Roce Manuel Quintana José Figueroa Alcorta jenz Pefia ino de la Plaza ito Yrigoyen lo T, de Alvear Hipélito Yrigoyen Jost F. Ue ustin P. Jus Mies M. Ortiz 1938-1942 Ramén M. C: lo 1942-1943 Pedro P. Rami Edelmiro J. Farrel Juan D. Perén Juan D. Perén 1952-1955 Eduardo Lonardi 1955 ¢) (1) Pedro E. Aramburu 1955-1958 (*) Arturo Frondi 1958-1962 José M. Guido 1962-1963 ‘Arturo H. 1963-1966 Juan Carlos Ongania 1966-1970 Roberto M. Levingston Alejandro A. Lanusse Héctor J. Campora Radil Lastiri Juan D. Pera Tsabel Peron Jorge R. Vi Roberto E. Vi 4) Leopoldo F. Galtieri 1981-1982 (*) Reynaldo B. Bignone 1982-1983 (*) Rail R. Alfonsin 1983-1989 Carlos $. Menen Carlos S. Menen ©) Gobierno militares. Marzocdicembe Fmt Rapopor, Mari, Hisar Econdmica de le Argentina (1880-2000). 2004 16 ‘Noemi Wetingre ETAPA DEL PRE TURISMO (Hasta 1810) Del dominio indigena o pre hispanica Hasta la legada de los espafioles a América del Sur la vasta tegi6n que inclufa los actuales territorios de Argentina estuvo habi- ‘ada por un sinntimero de pueblos otiginarios. Estos se encontra- ban divididos en distintas reas culturales precolombinas, las que alcanzaron formas diferenciadas de desarrollo. Con el transcusrir del tiempo, unas fueron absorbidas pacificamente, algunas a través cde guetras y las restantes se extinguieron sin grandes explicaciones. No hay duda que los Incas, constituidos en un imperio que exten- 6 sus dominios en la regién sudamericana entre el 1440 y el * fueron los que alcanzaron la mayor expansién terzito- organizaci6n geopolitica y econémica. Su dominio se ex- tendid desde el rfo Ancasmayo, en el sur de Colombia, hasta el rio Maule en el centro de Chile incluyendo también el norte y oeste del actual tessitorio argentino. Abarcé en su maxima extensién unos 985,000 kilémetros cuadrados. Fue un imperio con una tigida es- tructura politica a la vez que grandes organizadores y constructo- 1s, incluyendo el desarrollo de ciudades, fortalezas, caminos, puentes y sistemas de regadio. “A finales del siglo XV europe [...] EL Imperio a hes ef pei As ian os Ami Caeggo_y Teno- Pert, Esta titima era la sede del poder administrativo central desde donde controlaban el territorio imperial. *Ver abreviaturas y sigs empleadas al final de este libro. ‘storia del Turismo Argentino 19 En el imperio Inca: “{...] existié sna fuerte estratificaciin social, la noblega ensqueta formada por los inkas propiamente dichos _y sus familiares, eran los gobernantes supremos, Ingo seguian los Inkas “por privilegio formado por la noblega teritorial o provinciana y com- ‘puesta por los curacas y rigulas; y los bombres del pueblo 0 Hatun ‘Rumas, que estaban obligados a iributar y trabajar para los demés. Dentro del pueblo estaban los mitmaj eran grupos de personas a los (que se obligaba a trasladarce de un lugar a otro, con la finalidad de colonizar otras tierras 0 para servir de ejemplo a otros pueblos; 0 tan- itn por rebeldia como castigo. Los yanacuna eran esclavos, destina- dos a servir por vida a la noblega” (Céceres Macedo, 1987:103). A pesar de su importante organizacién y una fuerte estrati- ficacién social: “...] lor Incas 0 quecbuas careceron de un sistoma de escritura ideogrifica 0 fonética, Las fuentes de su primitiva literatura, ademas de las tradiciones orales, son los libros escritos por los cronistas espatioles en el tiempo de la Conquista, quienes ban dejado transerip- tas numerosas composiciones de la época y aun anterior” (Schluter, 1992:131). Este gran imperio Hlegé a construir una red planificada de caminos que alcanzé una extensién de unos 16,000 kilsmetros distribuidos entre los actuales tersitorios de Pend, Bolivia, Chile y Argentina. Los antecedentes hist6ricos indican que ingresaban a la Repablica Argentina por la Quebrada de Humahuaca, desde donde el camino se abria hacia Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y hasta Mendoza. Alli atravesaban la Cordi- lesa de los Andes, a través del Valle de Quillota, al pie del Acon- ‘cagua donde finalizaba el recorrido hacia el sur. ‘A lo largo de esos caminos constrayeron los fambos, que servian de lugar de abastecimiento y reposo de las personas. “Tan- bién mandaron a construir las coleas que eran depésitos de alimentos, 20 Noor! Welingre swstides y armas que utilizaban en periodos de escasex 0 para abastecer a los ejércitos en campatia [...]” (Caceres, 1987:99). Por su parte, has llamas servfan para el transporte de las cargas. En estas largas travesias hacia el sur encontraron las aguas termales conocidas con posterioridad con el nombre de Puente del Inca, actual provincia de Mendoza y que fueron valoradas por sus propiedades curativas y mégicas. Antiguos cronistas refieren ‘que cuando los incas tuvieron conocimientos de las virtudes cura- tivas de las aguas termales dispusieron que las escogidas Donce- las del Sol fueran trasladadas hasta el lugar para la realizacién de tratamientos que acentuaran su salud y belleza. Algunos relatos revelan que incluso el mismo Emperador Inca viajaba desde Cuz~ co por el Camino del Inca para aprovechar esos batios termales. ‘También se cree que en esas travesias conocieron las Termas de Cacheuta, en esa provincia, Al respecto Lacoste (2004:9) indica: {...] sm fama se habla extendido, segin las leyendas, hasta el conan del Inperio Inca en el siglo XV". Charles Darwin en su relato de Travesta de la conillera re~ vela: “{...] en varias partes de la misma be visto ruinas indias; las ‘mis perfectas que be podido visitar son las rvinas de Tambills, en el ‘paso de Uspallata”, agregando: “[...] en esas casas debéa caber un ‘gran numero de personas, y si hemos de creer en la tradicion se ha- nocer que la principal motivacién que los llevaba a realizar esos desplazamientos se debia a su espiritu de conquista, pero que sin lugar a duda lo mezclaban con la recreaci6n y el placer. ‘También realizaban relevantes ceremonias religiosas que requerian importantes desplazamientos, las mas trascendentes se Historia det Turismo Agen 2 cefectuaban en la plaza de Huacaypata (Cuzco), en el Coticancha donde se rendia culto al sol Infi ya su Killa, Como paste del ritual religioso se aceptaban los sactificios de nifios y animales que eran entsegados a las divinidades y ficadas en fiestas relacionadas con los perfodos agricola resaltar que la economia del imperio se basaba en la agricultura intensiva dando motivo a esas celebraciones. Asimismno, los entic~ 110s eran considerados una ocasién para las ceremonias publicas por lo menos entre las castas superiores. Por su patte, el vasto tersitorio argentino estaba habitado por una mayotia de tribus némadas, de recolectores, cazadores y pescadores con gran aptitud para el desplazamiento y que iban modificando sus tolderias en funcién de las necesidades de ali- mentos. Debido a los constantes taslados, que en particular tea- lizaban los grupos cazadores-recolectores, el equipamiento estaba muy limitado. El equipaje se reducia a los utensilios y armas ne- ccesarios para la biisqueda de alimentos. En la mitad del Siglo XVI, el territorio estaba poblado por unos 340,000 indigenas. Ente las culturas relevantes que ocupaban las grandes extensiones tertitoriales se encontraban Jos Onas o Selkman, los Tehuelehes, los Yaganes y Pehuenches, quienes habitaban las distintas areas de la patagonia. Después de la conquista espafiola los Mapuches, pueblo de cazadores y tecolectores establecidos en territorio chileno, cruzaron la cor- dillera y se asentaron en testitorio argentino, Bajo la denomina- cién de Pampas se conoce a los diversos grupos de cazadores recolectores que habitaban la extensa region pampeana. Los Huatpes lo hicieron en Cuyo y se dedicaban a la produccién agricola que los constitufa en mas sedentatios; los Diaguitas ocu- paban Tucumén y Catamarca; los Omaguacas y los Tilearas eran hhabitantes de la Quebrada de Humahuaca y constituian pue- 22 Noemi Walinge blos agticolas; los Comechingones en Cérdoba, mientras que Jos Guaranies estaban asentados en el litoral. Cada cultura asumia sus formas de organizacién social, de produccién y de trabajo. Algunos eran pueblos agticultores otros cazadores recolectotes, otros desatrollaron el arte texti ola alfare- sia, Asi también se diferenciaban por su alimentacién, vestido, titos, juegos, deportes y entretenimientos. En el caso de los Mapuches sus encuentros sociales giraban cn torno a los ritos funeratios, la practica del silo, cbueca 0 palin (especie de hockey) y el pilmatin que se jugaba en equipo de ocho o diez jugadores utilizando una pelota. Ademas jugaban a tuna especie de fitbol, el saumen, exclusivamente entre mujeres. Practicaban tiro, lanza, honda, boleadoras y sortija a caballo (Gé- mez Fuentealba, 1977:148). Realizaban actos sociales como la fiesta de casamiento, de perforacién de orejas y la ceremonia de imposicién del nombre. Los Onas habitantes de la cede laisla de'Tiersa del Fuego y de condicién cazadores: “f...] munca dejaron de trasladar- 4 por tierra, porque no sabian navegar ni dispontan de drboles para hacer canvas, Sus. despla no cran axaroses, pues cada clan fenia un territorio defn Obedecian a leyes consuetudinarias oem Jo que se refiere a la divisién del trabajo” Los Yaganes, habitantes también de Tierra del Fuego, eran tribus errantes que vivian en las canoas y acampa- ban en las playas del Canal de Beagle y las islas situadas mas al sur hasta el Cabo de Hornos. Fueron, por el contrario, reconocidos como los indios canoeros debido a que su existencia transcurria navegando. La pesca era la base de su alimentacién, En lo referen- tealas costumbres ambas comunidades son semejantes, vivian for- mando clanes. “Cuando ferminaba ef dia, muchas veces agotador en Historia del Tusisno Argentino 23 extreme, unos y otros disfrutaban de Ia comida, que no era ni escasa ni abundante, pero siempre dificil de conseguir. Luego, sobre todo en in- vierno, enfrentaban noches extensisimas. En esos momentos los ancia- nos del clan contaban historias, que ast fueron pasando de generacién en generacién. No eran monélogos invariables: los narradores adapta- ‘an el relato a las hechos del dia, a su propio gusto o estado de dnimo, Jos demés participaban {...” (Cancli Hasta la legada de los espafioles, quienes introducen el caballo, la mayoria de los desplazamientos indigenas territoriales eran a pie, a excepcién de los efectuados por los indios canoeros. La asimilacién del caballo constituyé su princi lo para el traslado de personas mientras que el ganado mular era utilizado pata el transporte de cargas, principalmente en el norte. Los pri- ‘metos caminos naturales que se conocen -excluyendo a los desa- srollados por los Incas- son las denominadas huellas y rastrilladas. Fueron surcos que los indios, principalmente los mapuches, deja- ron en el campo con sus constantes idas y venidas asi como por el continuo transito del ganado. Esas rastrilladas abarcaban los te- ritorios de las actuales provincias de Neuquén, Buenos Aires, sur de Mendoza, San Luis y Cérdoba. A pesar que esos pueblos fue- ron grandes topégrafos no se puede hacer referencia al desarrollo cde una infraestructura vial organizada. Enlo referente a sus costumbres recreativas poco se conoce debido a que, tal como lo mencionan Pelissero y Forgione (1993:50): “f...] bay um largo segmento de Ia historia argentina sobre el que poco se ha escrta: es la historia de numerosos pueblos y sribus aborigenes (...]”. Bien ilustra también al respecto Schluter (1990:3): “Poco se sabe sobre la extructuraciin de las jomadas laborales y wtilizacién del tiempo libre, aunque leyendas y restos arqueolégicos indican fre- 24 NoemiWaliogre cuentes desplazamientos hacia fuentes de aguas termales. Yaeu Rupaj aguas calientes (actuales termas de Rio Hondo) fueron las de mayor atractivo 9 poseian un caricter mégico y religioso”. Las aguas del Rfo Dulce, donde se asienta Rio Hondo, pto- vincia de Santiago del Estero eran conocidas desde el periodo pre- colombino con el nombre de Aguas del Sol. Se disfrutan desde hace varios siglos cuando los incas legaron a ellas considerindolas, lagrosas. Organizaron caravanas desde Cuzco, cruzando el alti- plano hasta las del Misky Mayu nombre que recil Dalce para apreciat las virtudes que posefan las aguas calientes y ‘que crefan tenfan origen divino. Los Incas decfan que sus manan- tiales trafan el fuego de la tierra y daban milagrosamente la salud al sufriente o al enfermo. Por su parte Khatchikian (1998) sostiene que las aguas ter- males, entre otras las de Pismanta en la provincia de San Juan, fueron aprovechadas durante el perfodo pre hispénico siendo con- sideradas por su valor magico-religioso, En ese lapso los pueblos que habitaron la regién pampeana aprovecharon las propiedades curativas del lago Epecuén, en la provincia de Buenos Aires, las cuales contaban con abundantes minerales. Schluter (2003:11) citando a Peuser menciona: “Cuentan vias leyendas que las tribus aborigenes que durante siglos dominaron las pampas, acudian al lago con fines diversos, ya para purgar casti- ‘gos impuestos por el caciqne, ya para librarse de los males que calan sobre ellos como consecuencia de la vida némada que les tenia sujetos «a costumbres singulares. Dicete que en tiempos remotos una peste azoté alas tribus y que la mortandad de natives fue considerable hasta que tuna vieja indigena dispuso que todos los enfermos acudieran al lago, ‘que poseia la virtud de bacer resucitar a los muertos’, Desde esos mo- mentos el lago Epecuén adquirié prerrogativas divinas porque los que estaban a punto de pasar a otra vida no tardaron en curar”. Historia del Tuto Argentino 26 Puede aseverarse también: “{...] hay fiestas populares que vi nen del fondo de los siglos” (Vazquez, 1985:43) que generaban importantes desplazamientos. Entze ellas se rescatan la Manca- fiesta, la Pacha Mama y el Carnaval. En la Quiaca, noste argenti- ‘no, todos los afios cobra relevancia la Mancafiesta o Fiesta de las Ollas. La gente llega de los valles y quebradas vecinas con sus artesanfas y sus productos agricolas. No ¢s solo una ocasién para Ja venta de productos sino también es el rencuentro con otz08, intercambiar experiencias 0 conocer nuevas personas. Era un es- pacio para socializar y recrearse. La tradicional celebracién de la Pacha Mama (Made Tie- 1a) es otro de los eventos sobresalientes. Bs una cetemonia reli- tgiosa del periodo precolombino que persiste en esa regién y que consiste en el agradecimiento de los habitantes a la tierra. Pastici- pa todo el pueblo offeciendo alimentos y siego con ofsendas de chicha y de coca, bailes y cantos pidiendo fertilidad de la tietra y de los animales. Asimismo, el festejo del Carnaval, desde tiempos lejanos, comprende la conjuncidn entre lo religioso y lo ritual. Aleanza una alta participacién popular que incluye impostantes desplaza- mientos de poblacién dentro de la zona, dura ocho dias y precede elmiércoles de ceniza. Ese dia se presenta a modo de fiesta popu- lar donde interviene el uso de méscaras, distraces, trajes tipicos y situales. El mas tradicional en el territosio argentino se preserva en Humahuaca, provincia de Jujuy. Los pocos antecedentes desctiptos llevan a coincidir cuando: “L-] algunos autores afirman que el turismo comenzé con la misma historia del hombre, pero en realidad los desplazamientos bumanos en ‘as eras prebistéricas no presentan ninguna si con el turismo permite afirmar que la actividad, entendida como viaje inexistente. Sin embargo, como sucedid en todas los mo- 26 Noemi Walingre smentos de la vida humana, habia quienes vigjaban” (Khatchikian, 2000:15). Dachary (2002:13) citando a Knebel reconoce a esta etapa como: “f...] la pre-bistoria del turismo moderno”. Este analisis permite concluir que para las diferentes culturas que habitaron el vastisimo territorio las aguas termales fueron la :nés importante alternativa de desplazamiento con fines recreativos. Elaprovechamiento turistico de la herencia cultural indigena o pre bispdnica ‘Transcurridos varios siglos y habiéndose iniciado el Siglo XXI, se estima que en Argentina habitan entre 900.000 y 2.000.000 de indigenas integrados en unos 25 pueblos diferen- tes, Seincluyen entre los mismos a los Tobas, Mocovies, Pilagis y Wichis que habitan en el nordeste; los Diaguitas, Calchaquies, Kollas (comprende a la poblacién quechua y aymara), Chulupies y Chorotes, en el noroeste; los Huarpes, en la regidn centeal; y los Mapuches, Onas, Tehuelches y Yamanas en el sur (Gutyo, en Revista La Nacién, 2005). Pelissero y Forgione (1993:43) argumentan: “f...] Jas disin- as vertentes culturales conformadas en Argentina por lo indigena pre y pestbispanico, lo bispanico colonial, lo europeo y americano, que en succsivas oleadas prodajeron wu fenbmeno cultural insslayable, se mues- ‘ra a quien las quiera very adminar”. Asi se debe rescatas la hetencia ‘culcural arqueolégica y la historia viva que dejaron o mantienen las diferentes culturas en varias regiones del territorio argentino y que actualmente son de gran relevancia para el turismo. Laconcentracién de los yacimientos arqueolégicos que for- man parte del patrimonio de una comunidad, constituidos por tocios los restos materiales de culturas del pasado, son tinicos e imepetibles. Coinciden con la regién donde los habitantes origi- Fistva de Tuismo Argentino 27 narios lograron un desarrollo cultural ms avanzado y una seden- tariedad mas prolongada. Se localizan muchos en la regién turfs- tica del notoeste asi como también en la patagénica. Hay pocos yacimientos arqueolégicos aprovechados por el turismo, si bien algunos de ellos convenientemente reconstruidos, protegidos integrados a los circuitos turisticos cuentan con importantes po- sibilidades de desarrollo. Entre los mas sobresalientes se encuentran: En la provincia de Catamarca, la ciudad inca de Shincal, Las ruinas estén ha das al turismo y cuentan con acceso desde la localidad de Londre Jas pinturas rupesires en la Cueva de las Manos ubicadas en el Cafiadén del Rio Pinturas, provincia de Santa Cruz algunas de las cuales datan entre 9500 y 7000 A.C. las cuevas con pinturas ru- pestres de la Estancia La Marfa, en Santa Cruz, que incluye repre- sentaciones del arte rupestre de hace unos 12.500 afios; las ruinas de los Quilmes en los Valles Calchaquies, provincia de Tacumén; Jos tramos de los caminos del Inca en las provincias de Jujuy, Cata- marca y La Rioja; el Parque Arqueolégico Los Menhires, pertene- ciente a la cultura Taff, que contiene una agrupacién de délmenes -piedeas paradas- en Tafidel Valle, provincia de Tucumén y el Com- plejo de pinturas rupestres del Parque Arqueolégico Natural Ce- ‘olorados, provincia de Cérdoba que datan del Siglo X, per- tenecientes a la cultura de los sanavirones y comechingones que contiene un conjunto de mas de 30.000 pictografias. Por su parte la Quebrada de Humahuaca, que se extiende unos 155 kilmetros en la provincia de Jujuy, contiene una rica herencia de testimonios culturales que motivé el ser declarada por la UNESCO (2003) Patrimonio Mundial de la Humanidad, El yacimiento arqueolégico Pucara de Tileara, una fortificacién reconstruida perteneciente a la cultura omoguaca y de alto inte- és para el turismo, forma parte de ella. 28 Noemi Wealingrs El Camino del Inca o los Caminos Andinos, como también suele denominarse, es un ansiado proyecto conjunto entre los go- biernos de Chile, Bolivia, Ecuador y Peri -al que podri sarse la Argentina- pata que sea declarado Patrimonio la Humanidad y también convertirse en un producto turistico muy representativo de esta etapa. Respecto al patrimonio intangible pueden incluirse como parte del aprovechamiento turistico el desarrollo de las artesanias, las danzas, ritos y ceremonias y todos aquellos aspectos que expre- san una cultura, Tal es el caso del mencionado Carnaval, la fiesta de Ja Pacha Mama, la Mancafiesta, entre otras, asi como la posibilidad de tener una convivencia y el acercamiento con una comunidad indigena y sus formas de vida son alternativas de intercambio del turismo cultural entre los diferentes pueblos. Muchos pueblos indigenas impulsan un fuerte movimien- to de reivindicacién de su cultura que en algunas comunidades el turista puede acercarse a compartir, a la vez que se un pro- ceso de recuperacién del trabajo artesanal el cual tiene, en gran parte, como destinatatio final también al sector turistico, Finalizando la etapa del pre-turismo, se acercaba el fin del dominio indigena. Durante el Siglo XVI, en Perd, el Imperio Inca habfa aleanzado su maximo apogeo cultural y expansién territorial. A pesar de tan magnificos logros, tras la muerte del Inca Huayna Capac, sus dos hijos y herederos comenzaron a producir una situa- cién dual, estall6 ta guerra civil que dur6 cinco afios afectando la hegemonia y la grandeza del Imperio asi como también contribuyd a su debilitamiento. Casi simultineamente, el conquistador espa- fiol Francisco Pizarro pondria fin al dominio indigena, Historia del Turismo Argentino 29 Lahispanidad [La hegemonia indigena en la regién sudamericana lleg6 a su fin con la llegada de Francisco Pizarro quien, en 1532, inicié la conquista del territorio del Pera incorporindolo al Reino espafiol. En 1542 Carlos V establece el Virreinato det Peri al cual quedaron integradas vastas extensiones de tierras sudamericanas. En una pri- ‘mera etapa Buenos Aires y el resto del actual tetsitorio argentino estaban dentro de su jurisdiccidn. Ein 176 se exea el Raina del Rio de la Plata.’ Chauné (1994) trasmite que hacia 1550 la conquista del continente esta pricticamente concluida por Espafia. Sin em- ‘argo, las vastisimas extensiones patagénicas y parte de la pampa continuaron durante mucho tiempo més bajo el dominio indige- na, Desde su ingreso a la regién, Espaiia procedié a eliminar gran parte de la herencia patrimonial de los Incas*y de otras culturas ‘riginarias as{ como a la tansformaci6n de sus formas de vida, En el tertitotio argentino, Espafia llev6 adelante un plan fundacional de ciudades. Iniciado en 1553 con la fundacién de "Santiago del Estero, Este proceso continué hasta 1810, En 1580 se fund6 por itima vez. La Trinidad, posteriormente denominada Giudad de Buenos Aises. Entorno a esa ciudad, Juan de Garay en algunos de los principales barrios portefios. Relativo a las condiciones de trabajo, por entonces, los ha- bitantes de toda la regidn sudamericana no contaban con ningiin stado de proteccién. Mientras que los recursos econémicos se ex- Histaa de Turismo Argentino a1 plotaban en beneficio de la metr6poli espafiola, el trabajo de los indios cra forzado tanto cn las plantaciones como en las minas. Las condiciones de vida llegaron a ser tan duras que recurrente- mente provocaban la muerte. As{ también, para faciljtar a la nue~ -va aristocracia terrateniente de mano de obra indigena gratuita, se creo la Encomienda.’ A la vez: ‘{...] Jas indias, ademds de las ‘prestaciones seals, brindan, tal como bacian en el mundo preco- Jombine, toda clase de servicios domésticos actian como bestias de carga, especialmente durante el largo periodo que tardaron los asnos, caballos_y burros en reproducirse{...|” (Montaner, 2001:94). Es importante sesaltar: “{...] los espafioles discutian si los indios tenian alma para ast considerarlos seres bumanos, pero los criollos en pleno sigl XX polemizaban acerca de si tenian derechos, a fin de caceptarlos como cindadanos y ampararlos en la Constitucion” (Vé2- quez, 1985:65). De esto se desprende que ning’in derecho se les reconocié como trabajadores, solo trabajar sin cuestionar hasta agotar sus fuerzas. Con el transcurrir del tiempo y avanzado el dominio espa- fiol, los negros traidos del continente afticano fueron incorpora- dos al Rio de la Plata en caricter de esclavos, Debido a que la poblacién indigena disminuyé abruptamente en los afios poste- riores ala conquista, el ingreso de esclavos permitié la sustitucién de los indios en los trabajos rurales y mineros, En las ciudades fueron empleados como sirvientes en las casas de familia, Se in- corporé la esclavitud como forma de trabajo forzado y no solo su comercio fue ejercido mediante el trifico legal sino también el contrabando, uno de los més importantes negocios clandestinos ejercido por cierta sociedad portefia. Muy ajenas de esas iniciativas poco humanizadas, la Com- pafia de Jestis llevé adelante una experiencia diferente. El trabajo 32 Noemi Welingre de estos monjes, en el nuevo continente, se concentré en la crea- ién de las Misiones Jesuiticas, denominadas reducciones. Las tismas fueron creadas alrededor del Siglo XVII y XVII inchi- ‘yendo las extensiones geogrificas de Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil. Algunas alcanzaron un mayor nivel de desarrollo que forms. En Paraguay: “Los jecuitas atrajeron a los indios guarantes que ‘bablan buscado refugio en la selva y que se babian quedado sin inte _grarse al proceso de civiliacién de los encomenderos y de los propieta- ns de la tierra” (América Latina, una patria grande, s/f., Tomo 1). Estas comunidades encontraron en las reducciones una organiza- ‘ién comunitaria y el poder hacer revivir sus propias técnicas de trabajo y de arte. No existia el latifundio, la tierra se cultivaba para satisfacer las necesidades individuales, para la edificacién de ‘obras pitblicas en general y para comprar instrumentos para el trabajo de propiedad colectiva. La base de produccién se caracte- riz6 por una economia planificada con un régimen laboral mixto, \dividual-colectivo sustentado mediante la organizacién del tra- bajo comunitario. Contaban, a partir de una administracién com- partida, con un sistema de seguridad, salud, recreacién y reli- gién. Desarrollaron infraestructuras que incluyeron puentes, ca- minos, paradores y postas para los visitantes asi como los fondea- deros de los puertos fluviales ¢ importantes vias de navegacién. En as escuelas se formaban misicos, artesanos, agricultores, teje- dores, actores y constructores, Fueron excelentes miisicos y se re- conoce que formaron importantes orquestas Los Jesuitas, ademés, cumplieron un rol fundamental en Iaensefianza a través de la creacién de la Universidad de Cérdo- ba y otras instituciones educativas. A pesar de estos importan- tes logros, la Compafiia de Jestis fue expulsada de América por Espafia en el afio 1767, quedando las comunidades con un destino cruel a merced de los propietarios de la tierra y los esclavistas. Historia del Turismo Argentino 33 Los medios de transporte Con la nica excepcién de los caminos construidos por los incas, no existia en as grandes extensiones geogrificas ninguna otra infraestructura, solo algunas huellas naturales definidas por el paso de caminantes, carretas y animales. A partir de las mismnas y con el paso del tiempo se fueron delineando los principales caminos. “Avanzado el dominio espaiiol y en funcién de las necesida- des que facilitaron su desarrollo econémico, basado en la explota-_ | in minera y con su principal centro en Potosi, Espafia considers cel desarrollo de los transportes pata su traslado, Cércano (1893:323) refiere: ‘[...] Ja eeaciin del Virreinato del Rio de la Plata (1776) de Las gobernaciones intendentes, mejoré notablemente la administra iin de la colonia. Se pensé entonces en crear y conservar los caminos y garantir el inénsito y propiciar comodidad af vigjero”. Gradualmente | se comenzé a trazar una red troncal con centro en la provincia de Cérdoba, debido a su posicién estratégica de encrucijada de rutas La regidn de Cuyo dependia administrativamente de Chile por lo cual desarrollaba sus comunicaciones por la via del Pacifico. Por parte, la regiGn noroeste comenzé su desatrollo hacia el norte, bido a su cercania con Potosf, el principal centro de explotacién ‘minera del imperio espafiol en América del Sur. En el caso de la regidn litoral, pasd a depender de Asuncién del Paraguay. Con el transcurrir de los afios, la corona espafiola comenz6 a valorar las grandes ventajas de contar con ua puerto en el Oc no Atlantico que le facilitara transportar la producci6n a Espatia.* Buenos Aires se convirtié en sede administrativa, lo cual produjo tun reordenamiento del territorio, que desde ese momento co- ‘menz6 a mirar hacia el Rio de la Plata. Los flujos de comunica- cin cambiaron de diteccién y se produjo un gran movimientoen | el puerto de Buenos Aires. Este, a fines del Siglo XVIII, exportaba a NoemiWatingre | grin parte de la produccién de plata de Potosi como también cueros, sebo y came salada. As{ Buenos Aires desplaz6, en esa etapa, a los puertos del Pacifico. Segiin Carrizo Rueda (1961:342): “{...] los primeros cami- no: definidos fueron itinerarios de correos lamados carreras de pos- 1s” El tertitorio colonial se articulaba por una red de caminos de alcance continental con centro en Cérdoba a partir de donde se vinculaban las tegiones. Al respecto se destaca el primer regla- ‘mento que data de 1720 y que fuera perfeccionado en 1771. A fines del Siglo XVIII se contaba con las siguientes carteras:” Carrera de Potost a Lima: Desde Buenos Aires por Pergami- ‘no, Arroyo del Medio, Cruz Alta, Cordoba, Santiago, Tucumén, Salta, Jujuy y La Quiaca, Carrera del Paraguay: Desde Buenos Aires por Puente Las Conchas legaba hasta Corrientes, Misiones y Asuncién atravesan- do el rfo Parana frente a Santa Fe, el que se volvia a cruzar frente al desplazamiento de las misiones jesuiticas para dirigirse a Asuncién. Carrera « Chile Desde Buenos Aires hasta Cruz Alta por la carrera de Potos{ y desde alli por. Rio Cuarto, Morro de San Luis, Mendoza y Boquetes de la cordillera del Planchén, Carrera de Tucumén y Mendozg. Desde Tucumén por Famai- 1, Graneros, San Ignacio, La Vita, Pachin, Santa Cruz, Catamar- a, Chumbicha, La Rioja, Valle Férti, San Juan y Mendoza. __ Pata los viajes al interior del pais se utilizaban las carretas y existian importantes servicios de diligencias mientras que para el transporte urbano de la ciudad de Buenos Aires los traslados eran efectuados a caballo y en coches particulares. ___ Hisaiadel Turismo Argentino 35 Los viajesylasalternativas de bospedaje En términos hoteleros y alimenticios no se podia hallar ‘equipamiento que dispusiera de una calidad digna. Solo existian unas pocas y rudimentarias postas ubicadas a lo largo de los prin pales caminos y muy distantes unas de otras -se estima que se ubicaban cada 20 a 30 kilémetros- que, a cambio de un pago, servian de guia y representaban el lugar obligado de parada para permitir el recambio de animales, un poco de alimento y algin rincén para el descanso. En una primera etapa, fueron ademas lugares donde se reunian los soldados, comerciantes y viajeros. Asflo describe Barletta (1992:327) al citar a Samuel Haigh que a i del Siglo XIX realizé un viaje atravesando las pampas ‘con destino a Mendoza: “[...] se siente deprimido por la monotonia del paisaje, que hace que cada dia que pasa se parezca al anterior. Compara los tramos entre posta y posta a sn viaje por mar, por la arencia de drboes, casas, serantas 0 ries. La dieta: mate y carne. Las ipostas para cambios de caballos eran, generalmente dos ranchos de ‘adobe, uno para comer y otro para pasar la noche descansando si ast lo permitian las vinchucas, chinches y pulgas”. ‘Tiempo més tarde las postas sirvieron pata facilitar los via- jes de los correos, cuando la correspondencia era trasladada de un lugat a otro mediante un servicio de caballos veloces distribuidos en el camino a cierta distancia unos de otros. Entre las postas, importantes se encontraban las de Yatasto -restaurada en 1950- entre Rosario de la Frontera y Metan en el camino del Alto Peri y Villavicencio en el camino a Santiago de Chile. En el Siglo XVIII el paso de La Cumbre fue uno de los accesos cordilleranos de cotidiano trénsito entre Chile y Mendo- ‘za, aunque era de muy dificil y peligroso. El gobierno espafiol en. Chile construyé un grupo de casuchas en la Cordillera de Los 36 Nowmi Wallngre Andes denominadas las Casas del Rey" cuya funci6n era hacer mas viable el paso a través de las altas cumbres en una época en que las travesfas eran peligrosas y agotadoras. Segiin los cronistas de la época, entre otros Darwin ¢ investigaciones posteriores, fueron construidos un total de ocho refugios con forma de béveda, de los ‘cuales cuatro se realizaron en el tertitorio argentino. En ellos se almacenaba alimentos y carbn. Cada correo levaba una lave que le petmitia ingresar al refugio. Respecto de los viajes de esta etapa, los espafioles ingresan 4 América del Sur con la finalidad basica de conquistar, colonizar y explotar econémicamente’ estas tierras, en especial en la biis- ‘queda de metales preciosos"® que fueron los principales productos de Ia economia colonial. No disponfan de tiempo pata preocu- parse en la realizaci6n de viajes de placer. Si bien realizaban per- manentes desplazamientos, los mismos tenfan una finalidad bien diferenciada de la turistica. Asi lo refleja Montaner cuando pre- gunta (200: iénes son los espaiioles que se lanzan a la conguista de América? Son jévenes varones, més educadas que la media de sus compatriotas, y entre los que no abundan, por cierto, ‘quienes poscen experiencia. militar. Suelen ser ‘reguidores’,exto es, de origen bidalgo pero no principales’, y andan a la caxa de fortunas, aventuras.y placeres, aunque juran ser profundamente catélicos. Casi nunca viajan acompatiados por sus mujeres, y los caracteriza una inmensa osadia y una total falta de escripulos frente a unos indige- as que les parecen mas bestias que personas” En un comienzo, fueron realizados también largos viajes de exploraciones geogrificas, histéricas y biolégicas, entre otras. Ast lez Cabeza de Vaca, en sus incursiones terti- descubrié las Cataratas del Tguazit aunque durante mucho -mpo después permanecieron ocultas e inexploradas por su dificil accesibilidad. Las actuales Termas de Rio Hondo recibieron unos pocos hombres de la época de la Conquista como San Francisco Historia del Turismo Argentino 30 Solano, los Congresales de Tucumn, el Bjézcito del Norte y Facun- do Quiroga. Asimismo en esta época, el paraje donde actualmente se ubica el Parque Arqueolégico y Natural Cerro Colorado, en la provincia de Cordoba, era frecuentado ocasionalmente por perso- nas debido a la cercania con el hist6rico Camino Real al Alto Pera. En el Siglo XVI numerosos describieron las bondades de Jas aguas termales de Puente del Inca. Lacoste (2004) menciona entre los mismos al cronista Reginaldo de Lizérraga quien en 1584 conocis esas aguas y las desctibié ampliamente. Debe reconocerse que, las rudimentatias condiciones en la infraestructura y el equipamiento dificultaban la posible idea de un desplazamiento por placer. No obstai segtin Schluter jgjeros enropeos jaban unos pocos hombres deseosos de aventura. “Lo snice que podia compen- sar al viajero de sus sacrficios voluntarios eva el placer de ver regiones nuevas y servir a la cencia y a su patria”. Para tenet una idea orien tadora, un traslado en cartetas titadas por bueyes tardaba Rosario y Tucumén un promedio de 30 dias. Ademés, las condi- ciones de seguridad no garantizaban los desplazamiet nes se trasladaban debian enfrentar todo tipo de tiesgos los cuales eran frecuentes y desanimaban a cualquiera. “A/ rasponer los lini- tes de las cindades los vigieros enfrentaban todo tipo de peligros. Los robos y asesinatos eran frecuentes y no se observaba ningin respeto por Ja ley” Barletta, 1992:240). Larecreacién Vinculado a los aspectos recreativos, Lagleyze (1994:78) maeneiona: “[..] si bien a fines del siglo XVI ya se habla conforma do wna sociedad de base plutocracia, en cierta medida se respetaba como aristocracia a los primeros pobladores y sus descendientes. Los 38 ‘Noesni Walingre vstratos sociales eran entonces la gente decente, integrada por esos des- vendientes de los primeros pobladores, los nuevos rics, los vecnes, ef lero, ta milicia por otro lado, la chusma: sirvientes, peones, pulpe- 115, todo blanco 0 criollo que no fuera de posibles esclavos”, Las caractetisticas que asumié la sociedad otiginé nuevas altemativas de recreaciGn y entretenimiento, en particular para estratos sociales mis elevados. La vida cotidiana y las costum- an ambitos de dominio de la iglesia. Se valoraba el teatro, iginariamente representado én las plazuelas o en los attios de las iglesias. Con el paso del tiempo, se construyeron teatros y se sutorizaton las operas y las comedias, La plaza de toros, inicial- snente Hevada a cabo en espacios improvisados, estaba destinada a de Ia sociedad, mientras que el carnaval era’ una gran aunque principalmente del pueblo, el que lo otganizaba y sticipaba en las comparsas. Hlaprovechamiento turistico de la herencia cultural espaitola La hispanidad dejé una importante y variada impronta cul- tural. De la mano de la relevancia que fue alcanzando el turismo hist6rico-cultural se comenz6 a tener en cuenta su aprovecha- nitento a esos fines. Entre los principales aportes de este petfodo en tetritorio argentino y de su posterior aprovechamiento turistico puede res- catarse las ruinas jesuiticas, conjunto de reducciones que se fue- ‘ton estableciendo en el noreste y también en la provincia de Cér- doba a partir de 1610, En esta provincia se establecié el Camino delas Estancias que preserva varios establecimientos construidos por la Compafia de Jestis establecida a partir de 1599, y el com- plejo de la Manzana Jesuitica en la ciudad de Cétdoba que com- prende a la iglesia de la Compaiifa, la Capilla Doméstica y la Historia det Turismo Argentino 39 Residencia de los padres; el Rectorado de la Universidad Nacio- nal de Cérdoba (antiguo Colegio Miximo de la Compaiia de Jestis) y el Colegio Nacional de Monserrat. En las provincias de Misiones y Corrientes se ubican rique- 2as arqueol6gicas, esculturas y trazados de ciudades en un con- junto de 30 reducciones que son compartidas con los paises veci- nos, de las cuales 15 estén en Argentina y que, en un total de 6, fueron integradas en el Circuito Internacional de las Misiones Jesuiticas en el espacio territorial del Mercosur. ETAPA DEL TURISMO INDUSTRIAL (1810-2000) 40 Noemi Walingrs El turismo industrial temprano (1810-1945) Algunos antecedentes de la Organizacién Nacional (1810-1880) io de 1816 al plata Argentina alcanz6 la independencia el 9 de j cuando, tal como menciona Chauni ( .queds perdido para Espatia”. pasts de ese aiio el pais ingres6 en un periodo de organizacién nacional que consider6, entre otros, ic estructuraci6n tertitorial y el nacimiento de las ins- s. En 1853 fue sancionada la primera Constitucién que impulsatia la idea de organizacién de la Naci6n e incluyé el nom- ic Repiblica Argentina para la designacién del gobierno y el tettitorio de la Naci6n, Elinicio del acelerado proceso econémico y cultural evs, alos sucesivos gobiernos, a pensar en la necesidad de integrat al pais a través del desarrollo de medios de transportes. El hist6rico ¢je del comercio se acentué hacia el Atlantico asignando un ma- yor protagonismo a Buenos Aires, principalmente a pattit del in- ipiente desarrollo agricola de la mano de la cteciente y producti- vva pampa hiimeda. ‘Cuando Argentina llevabya ya cierto tiempo de pais indepen- dizado del Reino de Espaiia, Gran Bretafa inicié su proceso de inversiones. No solo lo hizo en ferrocattiles, simbolo de progreso de sa Epoca -ejerciendo a través de la regulacién de los flees el domi- nio del transporte- sino que fue quien instalé las grandes plantas Histia da Tino Argentino 43 {rigorificas y la explotacién de los saladeros que se intensificé hasta 1860. También controlé a las grandes compafifas, bancos y estable- cimientos rurales. Mientras que Argentina exportaba a Europa ‘materias primas como cueros, lana y earnes congeladas recibia des- de allf los productos manufacturados. De Gran Bretafia llegaban, en perjuicio de las nacientes producciones nacionales y de las eco- nomias regionales, aticulos confeccionados en algodén, lana, seda, hierro, cuero, papel, bebidas, porcelanas y carbén. “Las clases adineradas consumian tambitn encajes de Flandes, ‘ables suizos, ginebra de los Paiws Bajos, jamin de Wesfalia, semillas de Hambargo. En cambio Argentina exportaba carne salada, cwero, ‘buesos, sebo y lana” (América Latina, una patria grande, Cap. 1. s/f: 168), Hasta el gaucho, habitante autéctono de las pampas, vestia el poncho que lo cubre, son todos productos importados de Gran Bre- taita” (América Latina, wna patria grande, Cap. 1. s/f: 168). Elavance para la incorporaci6n de las tierras patay la produccién condujo a la Hamada Conquista, que desd XVIII determiné la construccién de una setie de fortines y capi las que simbolizaban la defensa y el avance hacia el desierto. La frontera con el indio estaba limitada por los fuertes de Chasco- mis, Ranchos Monte, Lobos, Navarro, Merc , Carmen de Areco, Salto, Rojas, Melineué y Esquina. Posteriormente, esos fuertes dieron origen a las ciudades que més tarde levarfan su nombre. En 1879 el General Julio A. Roca condujo la denomina- da Conquista del Desierto. Ese proyecto politico estaba guiado por la ocupacién del suelo y su incorporacién a la produccién a partir del desplazamiento y la sumisién de las poblaciones indi “4 ‘Noemi Watingre Argentina era un pais poco poblado que contaba para 1869, ‘en que se realiz6 el primer censo nacional, con 1.830.214 habitan- a baja poblacién motivé que los gobiernos impulsaran corrien- tes migratorias, en particular, las europeas. Este hecho se concret6 a través de diferentes etapas y a partir de la sancién, en el afio 1873, de la Ley Nacional de Migraci6n y Colonizacién. En Buenos Aires la poblacién habia crecido durante esa época de una manera asombro- sa dehido al incremento de extranjeros que legaban principalmente delos paises europeos favorecidos por el replamento de inmigraci6n. {Turismo y hotelerta? Las condiciones imperantes atin no ayudaban a las posibili- dades de realizar viajes de placer. Los medios de transporte y las alternativas de alojamiento poco habjan mejorado desde la etapa I. A pesar de esas condiciones, numerosos autores rescatan ‘mayoria de los extranjeros arribados refieren clogiosamente a pitalidad sincera, sencilla y afectuosa de las familias argenti- nas, resaltando la hospitalidad del gaucho. Barletta (1992:325) menciona: “{...] ef forastero era recibido como si fuera uno de la fumi- ‘ia, en forma natural y que no debia esperar a ser invitado, pues ello serlainfringir la naturalidad de la coshunbre”. La inwencién de pagar ppor ello era considerada un insulto hasta en aquellas personas de menores recursos. El autor cita al francés Arsene Isabelle, quien reconocié a la hospitalidad: “{...] com sma virtud de los argentnas”. Los primeros traslados que se realizaron, en el perfodo que se extendié entre la segunda década del Siglo XIX y los afios cer- Histor del Turismo Argentino 45 canos a 1880, se caractetizaron anté todo por los sucesivos viajes realizados por misioneros, ge6grafos, historiadores, naturalistas, literatos y marinos cuyos desplazamientos no tenian un espititu meramente turistico. Barletta (1992:269) comenta: “Visitantes inglsesy frances rerren ol pa, exeibon sus opiniones y snes. Llevan a Europa, en libros y pal regitn pampeana, de la cordillerana de los Antes y de las provincias de Buenos Aires, Mende 5, Tucumin, Santa Fe y otros ln- 4gares’, Entre los mismos se contaron Darwin, Fitz Roy, Moreno, ‘Mascardi, Ameghino y muchos otros. Sin embargo, el autor agcega: “También legaban turistas_y oportunidades. Muchos de ellos publica impresiones que fueron devoradas por las euro- ‘pees, en especial, Inglaterra”. Otro interesante antecedente es: “En 1870 ya se reystraban viajes periédicos a Cacheuta por parte de personas que quertan baiar- ses estas aguas, Uamadas Termas del Frai Para ello se abrian ‘poros en la arena y el rpio” (Lacoste, 2004:10). Durante los primeros afios de esta etapa, el pals no contaba con una oferta de alojamiento que pesmitiera un hospedaje con las condiciones elementales de servicio, salvo en contadas excepciones. Con posterioridad y muy lentamente comenz6 su desarrollo, En la ciudad de Buenos Aires nacié el primer hotel desti- nado a hospedar a los inmigrantes (1825) el que se ubicé en la zona de Retiro. Su finalidad fue la de resguardar a las corsientes migratorias que provenian de Europa hasta su posterior desplaza- mietito o ubicacién en el interior del pais. En él se realizaban los controles administrativos por parte del Estado y la asistencia so- cial necesaria a los inmigrantes. En el afio 1912 quedé terminado 46 NoemiWatingge un. uevo edificio -ubicado en el actual Puerto Madero y que fuera utilizado desde fines del Siglo XX pata el funcionamiento del Musco del Inmigrante-. En el se habian mejorado las condi- ciones temporarias de vida de los recién llegados, los que podian permanecer solo por unos pocos dias para dar lugar a los nuevos contingentes que attibaban al pais, En esa ciudad se inicié también la actividad hotelera desti- ‘nadia quienes viajaban por placer. Unido una vez més al devenir de {a historia rclacionada con el ejercicio del comercio, os ptimeros en desatrollat alojamientos desde la segunda mitad del Siglo XVIII fueron los ingleses, Posteriormente, con la llegada de nuevas co- srientes migratorias, esa actividad fue continuada por los espaiioles. En 1868 quedé inaugurado el Hotel Argentino y fue en esa época 1 mas lujoso de Buenos Aires. En 1854 se inauguré el hotel Pro- vence al cual se comparaba con los mejores de Europa, Se sumaron también en 1855 el Hotel Paris, en 1850 el Hotel Labastié y en 1857 el Hotel Roma, todos se ubicaban en el centro de la ciudad. Los centros turisticos aiin no se habian desarrollado, hasta que a mediados del Siglo XIX y de manera espontinea ¢ improvi- sadamente comenzé a aparecer el turismo en las playas bonaeren- ses. Desde 1845 Mar del Plata era un asentamiento con activida- des de saladero de canes, que de a poco fue transforméndose en un destino turistico, principalmente aprovechado por la colecti- Vidad inglesa en cuyos hibitos se incluian el distrute del clima maritimo. Esta situacién llevé a que en las posteriores décadas se comenzara con el desarrollo mas ordenado de la actividad. storia dl Ture Argentino a La Belle Epoque (1880-1918) ‘Al afio 1880 el pais habia ingresado, bajo el modelo agro exportador, en una renovada etapa que ejercié una gran influencia ‘en los aspectos sociales y culturales, principalmente de la oligar- quia terrateniente, “Desde 1860 a 1930 de un lugar obscure y atra- sado cumplié. con ese pentamiento: exportd, se desarrollé material y culturalmente al estilo enropeo y, asin, un poco més astentosamente” Garletta, 1992:429). La Belle Epoque, como se denominé a esa etapa también conocida como la era del optimismo, avo su origen y transcurrid particularmente en Francia, aunque se extendi por toda Europa. Con una fecha incierta de inicio, que para algunos autores fue cl aiio 1895 tuvo una muy cierta en su finalizacién en el afio 1914. ‘Se catacteriz6 por la sumatoria de fendmenos culturales, sociales y politicos cuyo principal epicentro fue Paris: {...] avando Paris tra Ia aparente felicidad del mundo” (Lujan, 19 Ta pintura, la mésica, el ballet, el baile y la moda son los aportes més sobre- salientes, aunque el teatro es la suprema diversi6n. Paris con sus restaurantes fue la capital gastronémica del mundo incluyendo las mis importantes excentricidades alimentarias. El lujo en el vsti, las fiestas mundanas, la opera, el teatro y la vida en las calles todo se caracterizaba por sa voluptuosidad y esplendor."* En Argentina, el incipiente desarrollo surgido de la cre- ciente produccién de la tegi6n pampeana acompafiada de los prin- cipales avances en el transporte, én particular del ferrocarril, dio Histeria det Turismo Argentino 49 origen a un répido enriquecimiento de la sociedad portefia, due- fia de campos. Se iniciaré la denominada década del 80 que si- lo las tendencias europeas, puede reconocerse también como Epoque y segin desctipcién de Schluter (1990:4), duraré yasta la Primera Guerra Mundial. I ‘A pesar del repentino enriquecimiento de un reducido sec- tor de Ja sociedad: ‘{...] Ja evolucén de las condiciones de vida en el periodo del modelo agro exportador, reconocié matices exctraordinaria- ‘mente divimiles” (Rapoport, 2003:45). Se caracteriz6 por una mar- cada polarizacién en la apropiacién de la riqueza con profundas desigualdades en las condiciones de vida entre los estratos mis altos y los sectores populares. Los propietarios terratenientes y «quienes controlaban el comercio extetior lograron un fuerte in- ccremento en su riqueza: “{...] hecho que se puso de manifesto en el ‘proceso de conceniracion de la tierra en my pocas manos, en la cons- ‘truccion de amplios palacetes 0 de las excentricidades a la bora del turismo” (Rapoport, 2003:46). Blexcelente nivel de produccidn alcanzado en la agricultu- 1a permitié entiquecer a cierta parte de la sociedad. Gregorich refuerza esa idea con un aporte clarificador cuando 4] la oligarguia'? son las estancieros de Ja pampa i ‘meda, los terratenientes emprendedores- a veces no tan emprendedo- res- del literal, los clubmen y los vigjos polltivos conservadores que se ‘arven con derecho natural de gobernar el pats. Estos seiores de galerita J guantes blancos con una permanente expresion de ironia y superiori- dad en su rostro, viven un poco en sus estancias y otro poco en las palacetes que se han construido en Buenos Aires. EL estilo arquitectini co que les gusta mas recuerda a Francia, pero también los hay italia- nixantes, hispénicos, angléfies. La es peor de la que usan Jos Rothschild en Londres y el Conde Castelane en Parks, Y dos cuadros, los jardines, las estatuas {...). Proclaman ser los ereadores 50 NoemiWatingre de la riqueza A Jos administradores de sw época de mayor araimiento y prosperidad. ¥ es 80 y 1916 el pats gisiré un notable ange econémice.® Solo que la oligarguia es la que se Hera las mayores ganancias”. El autor (1983:14) agrega el aporte de las palabras de Sil- vina Ocampo, esctitora y promotora de la cultura, perteneciente a la alta sociedad argentina quien trasmiti6: “{...] no saben bien si son exropeos 0 argentinos. En Europa éramos exiliados argentinos y en Argentina éramos exiliados europeos Se admiraba a Europa zurapeinar es la voz del orden, De Enropa viene la cienia, la thenica, la cultura, el progreso; lo an- Jctonr y lo indiana es incapar, de producir nada de si. De alli que, ‘para esa oligarquéa paternalista, gobernar equivalia a enropeizar” (Pétez Amuchastegui, 1965:36). Se copiaba a tal extremo que la ciudad de Buenos Aires, bautizada como la Reina de! Plata, adop- 6 cierto aire parisino en sus construcciones palaciegas y la forma de vida de la sociedad portefia que representaba toda la potencia- lidad nacional. Un aspecto a resaltar es que para Pérez Amuchéstegui la oli- garquia paternalista no debfa ser confundida con la sociedad sefio- tial, herencia de la dominacién hispana que subsistié hasta la Orga- nizacién Nacional. Mientras esta titima era auténtica, hondamen- te tradicionalista y hacia gala de austeridad, la nueva oligarquia era inautéatica, en tanto aburguesada y de supuesta conviccién liberal; quetia despreciar lo tradicional y hacia gala de despilfatro. La Belle Epoque fue una etapa de gran prosperidad, parti- cularmente analizada desde la mirada de la mentalidad d oligarquia paternalista la que se consolidé a partir de 1869. lo trasmite Pérez Amuchastegui (1965:32) cuando reproducien- istvi dat Turismo Argentino 51 do a Rivero Astengo sostiene: “[...] la situacién presente no puede ser mis prispera; Ia riqueza no se detine, a pesar de los hecbos que 58 apuntan presagiando el desasire; hacia tiempo que se esté lnchan- do con esos elementos que pueden entorpecer la marcha de los nego- sios pablics y privados y lejos de poder augurar, con los pesimistas, préximos cataclismos 0 una bancarrota general, nosotros y con noso- ‘ros el que se encuentra sin prevenciones, con esptritu tranquilo y la vista clara, no veré nubes en el borizonte; el porvenir se nos acerca Ueno de grandexa”. El autor contintia mencionando que los grandes negocios, especialmente sobre las tierras, son conducidos sin perturbacio- nes, La tierra toma mayor valor, las industrias prosperan, el co- mercio sigue sus transacciones sin entoxpecimientos, las playas contimian recibiendo numerosos inmigrantes que se distribuyen inmediatamente en todo el pais eooperando eficazmente con su progreso. Por su parte, las primeras inversiones realizadas en Ar- gentina tenfan basicamente la finalidad de expandir las exporta- ciones britinicas'*y la venta de servicios. Los principales aportes ‘en ese sentido fueron los comerciantes y contratistas ferroviarios ligados a la expansi6n de ese tipo de negocios. Segiin el juicio de Rapoport (2003:12) quien respetando el punto de vista de algunos autores, manifesta: “[...] mr que sm ‘modelo econimico, prfieren bablar -cuando se refieren a los hombres del ‘80- de wn ‘repentismo social, de acentuada audacia econbmica y de arcades perfies antoligios’, beral en lo econdmice, reacconario en lo police progresista en lo cultural” cuyo ideal era la meta de la riqueza. ‘A pesar de la gran prosperidad, ya se habia comenzado a atravesar por una situacién de crisis: “[...] transformé shbitamente en pordioseros a los millonarios, em desocupados al obrero laboriaso, y qnizd on delincuente al pobre” (Pérex Armuchastegui, 1965:34). 52 Noemi Welinge | fabricé un pais pujante, ambicioso y confiado en su dest De cualquier modo y respetando la postura de Pérez Amu- chastegui (1965:93): “Com todos los defttosy todas las vrtudes que se |e quiera 0 deba atribnir, lo indudable es que la oligarquia paternalista pals que en 1914 contaba con una poblacién que .gcométricamente en su crecimiento. El censo de 1895 dio como resultado 4,044,911 personas, donde Buenos Aires contaba con 177.787 habitantes, ninguna otra ciudad alcanzaba la cifra de 30.000 y con un tercio de ella poblando las ciudades. En 1914 habia erecido a 7.885.237 personas de las cuales se estimé un 30% de inmigrantes y Buenos Aires con 1.575.814. Una red ferroviaria de 33.478 kilometeos, una expansion en las instalaciones telegrafi- «as, la produccién agricola se equiparé a la ganadera, se produjo un crecimiento acelerado, proliferaron los frigorificos, se constrayeron nuevas obras piblicas incluyendo el puerto de Buenos Aires, se consolidé la navegacién fluvial y maritima, se afianz6 la pequefia Durguesta rural y, partir de las asociaciones laborales, aparecieron Jos primeros sintomas de conciencia proletaria urbana, Como el gobierno procedié a impulsar una fuerte inmigra- ci6n se produjo un saldo neto para el pais de 3.074.000 habitan- tes -inmigrantes-, descontando los retornos, de los cuales el 80% staba representado por poblacién latina segiin indicacién de Chaunit (1994:113). En una primera etapa, el inmigrante fue un pequefio propie- tario y productor de su tierra ya sea por la posesién de pequefias parcelas 0 como arrendatario, Los primeros inmigrantes encontra- ron duras condiciones naturales del territorio que poco a poco fue~ ron transformando. La region pampeana, originariamente estaba constituida por pastos duros y amarillentos, con una ausencia casi total de Arboles en terrenos sin horizonte cubiertos de pastizales. Tanata (2002:69) rescata, citando a Antonio Fanelli quien realiz6 Historia de Turismo Argentino 53 un viaje en el afio 1698, que la radiografia de la Pampa: ‘[...] es parece la vista de un mar, no bay alojamiento donde detener- La inserci6n del pais como productor de materias primas, prodijo una importante degradacién y transformacién del paisaje. En muy poco tiempo se giro de la producci6n de la ganadexia ex- tensiva a la produccién de cereales, incosporando cierta tecnifica- iGn agratia. El paisaje fue sumando gran cantidad de ganado y de {Arboles exéticos, a agricultura y también la producciGn lanar gene- 16 tal transformaciGn que, poco tiene que ver el actual paisaje pam- peano encontzado a la legada de las diferentes costientes migrato- tins, El.casco de las estancias, en algunos casos constituiddos en ver~ daderos pelt bole en medio de la pampa y el trazado de las redes, ferroviarias, influycron en la modificacién de la cultura del campo. La estancia fue un modemno establecimiento agroindustrial desa- rollado a modo de pequetio pueblo, Alrededor del edificio del pro- pictatio se levantaban numerosas viviendas desde donde se realiza- ba la direccién del trabajo mientras que la casa principal estaba ligada al disfrute de sus propietatios. Con la Ley Avellaneda del aiio 1876 se introdujo al inmi- ‘grante como asalatiado rural que no tendria, a partir de entonces, lestimulo necesario y las facilidades para transformarse en pi guicates décadas, tendieron a radicarse en los suburbios de Bue- ‘nos Aires dando lugar al proletariado urbano, En 1916 tas la elecci6n realizada mediante el sufragio universal y como consecuencia de la sancibn de la Ley Saenz Pefia N? 8871/1912" que consideré el voto individual, obligatorio, libre, Hipélito Yrigoyen lleg6 a la presidencia de la do el primero del pais elegido por ese medio. Desde ‘ent6 una politica social que dignificara la vida de 54 NoemiWalingrs Jos obreros hasta entonces totalmente desprotegidos. En ésta, su primera presidencia, anticipé las leyes de jubilacidn, promovie y pudo concretar la jornada legal de trabajo con una limitacién de ‘ocho horas ¢ intent humanizar las condiciones labotales. Sin ‘embargo, fue poco lo que pudo coneretar en la practica. Los medios de transportes Darante esta etapa ef transporte maritimo y fluvial tendié a una fuerte consolidaciGn, favoreciendo el comercio internacional y Gn. Los primeros servicios de pasajeros por via mariti- 1ma, realizados en buques a vapor, que operaron en el Rio dela Plata se remontan al afio 1851. Exan prestados por una empresa inglesa que unia Buenos Aires, Montevideo y Rio de Janeiro desde donde, ‘uasbordabaa buques de mayor porte y realizaba el cruce del Atlén- tico que finalizaba en el puerto de Southampton, Inglaterea. Dos décaclas mas tarde, los servicios se efectuaban directamente desde Buenos Aires climinando las escalas intermedias, Como atin no existia una infraesteuctura portuatia adecua- da que dispusiera de muelles funcionales, el embarque y desem- Darque de pasajeros se levaba a cabo desde un modesto muelle consiruico en 1855 en el bajo de la Merced, posteriotmente Re- conquista y Juan D. Peron de la Ciudad de Buenos Aires, Para 1880 fueron realizadas importantes obras fluviales in- cluidos el dragado y canalizacién de los tios Parana y Uruguay, el inicio de las obras portuarias de Rosatio, San Nicolis y varios puertos sobre el tio Uruguay, en la provincia de Entre Rios asi com ¢] empleo de embarcaciones en el Riachuelo. A partic de ese afio numerosas lineas de navegacién europeas fijaron en Buenos Aires el punto terminal de sus rutas para barcos de inmigrantes que también transportaban esporédicamente tutistas. Las cortientes Historia dol Turismo Argentino 55 ‘migratotias europeas se vefan beneficiadas por la fuerte compe- tencia existente entre las empresas navieras que ofrecian tarifas muy reducidas, aunque el viaje fuera en tercera cl: au clase y de muy Estos importantes movimientos dieron otigen ala necesidad de crear un puerto, hecho que se concreté en el afio 1889 con la construccién de Puerto Madero que conté con ma de Dirsena Norte. En el afio 1911 se concretaron las obras lo que permitié movilizar una importante cantidad de pasajeros. A partir de principios del Siglo XX se intensificaron los servicios de transportes como consecuencia de la demanda de retorno hacia Europa de la inmigracién golondrina de trabajadores agricolas que, finalizadas las cosechas, regresaban a ese continente. En 1914, el inicio de la Primera Guerra Mundial geners una fuette caida del trifico reapareciendo la actividad una vez finalizada la misma. A partir de entonces, se incorporaron nuevas lineas navieras siendo uno de los casos més llamativos, una empresa japonesa que cubrid la ruta entre Buenos Aires y Tokio. En el transporte intemo, desde principios del Siglo XX la empresa Mihanovich oftecié el servicio fluvial entre Buenos Aires y Posadas, Esta travesta realizaba miltiples escalas en Rosario, Paran, La Paz, Esquina, Goya, Bella Vista, Empedrado y Barranqueras y egaba a destino Inego de siete dias de navegacién, debiendo a la altura de Corrientes y, como consecuencia della falta de calado, tras- bordar a embarcaciones més pequefias. Fue la mejor forma de co- ‘municaci6n con que conts la regién hasta la llegada del ferrocaril, En lo que respecta al transporte terrestre de aleance nacio- nal, las posibilidades de comunicacién continuaron siendo escasas. Sin embargo, se produjeron los primetos y principales avances en el - transporte ferroviario que llegé en este perfodo a desarrollar gran ts Noam Walingre | 1s" (Roccatagliata, 1987:39), citando Las Bases de Alberdi. parte del trazado de la red -alcanzando los 33.478 kil6metros- ade- més de producir importantes transformaciones en las formas de traslado. “Lar forrcaries harin la unidad de la Repaiblica Argentina yr que todos los congresos. Los congresos podrin declararla wna ¢ indivisible; sin el camino de bierro que acerque sus extremos remotes, quedaré siempre divisible y dividida contra todos los decretos legislati- Bl primer ferrocarrl fue inaugurado en el afio 1857 con un | recotrido experimental de apenas 10 km, realizando un trayecto entre la actual Plaza Lavalle y el barrio de La Floresta en la ciudad _ de Buenos Aires. Ese tren fue bautizado con el nombre de La Portefia. El corto recorrido fue el punto de partida para el poste- rior crecimiento ferroviario que lleg6 a alcanzar su maxima exten- sién de 44,000 kilometros en el aio 1960. A partir de alli, por decisiones gubernamet alidad y su extensién comenz6 a dectecer a la vez que se propici6 e incentive el desarrollo vial. El ferrocatrl, concebido desde Ia mirada agro exportadora, petmitié el desarrollo en la produccién de vastas regiones de! pais, en especial la pampeana. Garantizé un transporte rapido y se; 10, beneficié la exportacin hacia los principales puertos y facilitd clingreso al interior del pais de las manufacturas que se importa- ban, particularmente de Gran Bretafia. Favorecié la siraacién de Buenos Aires dado que era el principal centro de distribucién de las redes ferroviarias, a partic de donde se trazaron en forma de abanico hacia los principales centros productivos de la nacién. El ferrocarril fue también, aunque al margen de toda plani- ficacién, uno de los grandes y principales impulsores del desarrollo de los primeros y principales centros turisticos del pais. Puc cl responsable de la construecién de hoteles que eran de su propiedad yexplotacién o a través de la creacién de empresas subsidiarias. Historia del Turismo Argentino 57 Ein 1865 se inaugurd el servicio ferroviasio a'Tigre. En 1870 cl trazado del Ferrocarril Central Argentino leg6 a Cérdoba. En 1876 cl Ferrocartil del Norte a San Miguel de Tucumsn, En 1885 el trazado del Ferrocarril Central Andino a Mendoza y San Juan y en 1902 se extendié hasta Puente del Inca. y en 1912 artibé a Los Andes en Chile. En 1886 el Ferrocartil Central del Sud arribé a Mar del Plata; en 1891 el ferrocatril del Notte a Salta y Jujuy, ramal que en 1906 se extendid hasta Hu- mahuaca y en 1884 el Ferrocarril del Sud a Bahia Blanca. Asf también ese Ferrocarril del Sud y por requerimiento de Jos particulates contrataba formaciones o servicios para trasladar a ‘grupos de amigos o de familias hasta la estancia que solia tener un desvio y parada propia. Por su parte, los trenes del Estado del ramal Buenos Aires-Cérdoba-Tucuman incluian un vagon tettaza pata permit el disfrute del paisaje durante la travesia, Si bien durante décadas no se impuls6 una politica de desa- szollo de caminos, en esta etapa el transporte vial comenz6 a dat sus primetos pasos. Ya en 1880 Dalmito Varela Castex, quien fuera el primer presidente del Automévil Club Argentino (A.C.A.), fue tam- bin el primer importador de vehiculos que ingresaron al pais en pequefias cantidades y estaban destinados a las minozfas adinera- das, En el aiio 1904 se fundé el A.C.A. que tuvo por finalidad promover, facilitar, fomentar y desarrollarla prictica del auto tutis- mo. Esta institucién promovié la evolucién de la red vial. Asimis- ‘mo, desde su creaciGn realiz6 sucesivos aportes que favorecieron al desarrollo del turismo. Entre los mismos se cuentan la creacién de la Division Carreteras (1926), la contribucién en sus origenes a la mejora vial y al seiialamiento de las rutas, la instalacion de las pri- meras casillas que brindaron servicio mecinico y en algunos casos teléfono en la Ruta 2 y en el afio 1927 en la ruta de Rosario a Cérdoba, Ia creacién del servicio de auxilio mecénico (1928), la 58 Noemi Watinge sucesiva inauguracién en el interior del pais de estaciones de servi-

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