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“Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu

dentro de mí, madrugaré a buscarte…”. Isaías 26:9

Es una verdadera bendición poder saludarles nuevamente, deseo que la gracia de


Dios sea derramada sobre sus vidas. Aprendamos hoy el secreto de los
vencedores; de aquéllos que saben acudir cada mañana a la Fuente que les da
vida y paz, sabiduría y poder: Es pagar un pequeño precio (madrugar) para un
enorme beneficio: Encontrarnos con Dios, y conocer sus caminos de justicia y
verdad. Cuando reconocemos que nuestra vida la debemos a Dios, que minuto a
minuto él mantiene la dirección de Su Santo Espíritu en nosotros, entonces,
declararemos como el profeta Isaías: «Madrugaré a buscarte», porque seremos
conscientes de que nos debemos a Él, que nuestra vida es suya, que nada somos
y nada podemos hacer sin su ayuda. Los tiempos a solas con Dios son efectivos
cuando nos disponemos a hablarle por medio de la oración y a que Él nos hable a
través de su palabra. Estar en la presencia de Dios es la verdadera fuente de
fortaleza para enfrentar la vida. Te invito para que juntos hablemos con el
Padre eterno: “Mi amado Padre Celestial, reconozco que he buscado otras
fuentes para saciar la sed de mi alma, hoy decido buscar la única fuente de agua
de vida que se encuentra en tu Palabra. Ayúdame cada mañana muy temprano a
darte mi mejor tiempo. Te pido que cada día me lleves a experimentar tu amor,
cuidado y protección, en Cristo Jesús, Amén”. Deleitémonos en Dios y
alegrémonos en su presencia.

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