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Pan NGS. "Gatiernes radicales (1916-1920) ‘pemera presidencia de woseres ©1971 Genito Editor de América Latine SA Gangallo 1228 - Buenos Aires, Secclen Ventas: Rincon 87. Buenos aires cho ol depdsito de ley Improso en la Argentina = Printed in Argentina Parte especial Un_drama_olvidado:_les_huolge alagénieas ae 1920-7 E punto do partida a Patagonia en el primer ‘de siglo La situacion en Santa Cruz Le primera huolga: primavers ‘de 1920 EI verano: intriges y_violenci Une solucién répl El inviorno. de 1921 ‘Gera primavera’ et nuevo consicto El tragico episodio en que cayeron estos protagonistas peones fueron torturados y andnimos de las luchas asesinados en © territorio Sociales argentinas, ha sido fen general olvidado por la historia; pero sucedié y es parte del largo y penoso Camino hacia una justicia real para todos. Por eso hoy ofrecemos este relato, escrito con los datos, las noticias y las estadisticas que da la sociedad: sus fuentes son los expedientes judiciales, las presentaciones de'las sociedades ‘empresarias, los grandes diarios. También, en mucha manor medida, los pantlotos que escribieron los peones, algunos informes de les ‘organizaciones anarquistas y Sindicalistas. Todos los hechos narrados son rigurosamente ciertos, en la medida en que pueden ser verificados y controlados a ‘cincuonta afios de distancia. Claro esta que Ia objetividad completa no existe: existe la objetividad de los porseguides y la objetividad de los verdugos. La compare militar I terrtorio paciticado 1 significado de tos hechos Le clave de la tragedio El lector es libre para elegir ‘su propia perspectiva en esta historia que ocurrié en la Patagonia argentina hace cincuenta afios. Le PESTLE SRSRTISISSSYSTPBSse gag La clase media en el poder Los gobiernos radicales (1916-1930) Hemos sefialado quo la asun- cién de Hipdlito Yrigoyen ala primera magistratura on 1916 a raiz del triunfo del partido Radical, implics el ingroso do hombres nuevos en el quehe- cer gubernamental, Apoyado por una masa popular fielmen- te adicta y con un equipo de colaboradores, en gran parte proveniente de los sectores medios, e! presidente no lle yo sin embargo a cabo, du- rante su mandato, las. trans formaciones radicales que parecerfan ser la légica con. secuencia de este cambio de actores, sobre todo en lo que respecta a la extraccién del porcentaje mayor de su base electoral. En este sentido, existe una coincidencia bastante gene- ral en calificar la actividad dol partido Radical on ol go- bierno, como reformista més que revolucionario; menos acuerdo suele advertirse en el anélisis de las causas que motivaron dicha politica y en la evaluacién de sus conse- cuencias para ol pais, Fron te @ esta polémica siempre abierta, una sintética vision del proceso general resulta. 4 un til encuadre para ub car las divergencias y con- Vergencias que aparecen en los estudios especiales que 0 incluyon on osto poriodo. La primera presidencia de Yrigoyen El 2 de abril de 1916 se le varon a cabo los comicios generales segtin los términos de la nueva ley electoral. El sufragio universal, individual y obligatorio que ctorgaba ol derecho de voto a cada ciu- dadano.varén mayor de 18 afios, dio ol triunfo, por am- plio margen a la formula Hie polito Yrigoyen-Pelagio Luna, representante de la Unién viea Radical que, 686 mismo afio, el 12 de octubre, se hizo cargo del gobierno, La guerra que ya lievaba dos ‘fics de duracion, st bien no comprometia directamente al pais on el plano militar por cuanto se mantenia la neu tralided, tenia empero conse- cuencias colaterales Al prolongarse las operacio- nes y declarada la guerra sub- marina ilimitada por parte de Alemania, dos buques argen- tinos —el “Monte Protegido” y el “Toro"— fueron hundl- dos por fuerzas navales ger- mangas, hechos que, al mar- manes, hecho que, al mer conereta, puso en ‘evidencia las crecientes dificultades que aquojaban ol normal do- senvolvimienta de nuestro gomereio gon el exterior. Por las mismas caracteristi as do su economia agro- exportadora, la Argentina es- taba oxpuesta a sufrir on ma- yor medida que otros paises, también neutrales, cualquier tipo de de restriccién en este agpecto y, en efecto, au ox: tremada vulnerabilidad _eco- n6mica habia comenzado a revelarse, especialmente en el sector produccién gene rando serios conflictos socia- les, En lo que respecta a la agri- cultura, as causas que moti- varon el movimiento de Al- corta en 1912, no habian de- saparecido por comploto y las palabras del presidente asi lo confirman en 1917. Dijo en- 85 1. Hipélito Yrigoyen. CARAS yCARETAS UNA SOLUCION CUADAO Nv 1 RESULTADO DE LAS ELECGIONES DE 1916 Union Civien Radia) suoss2 aget 182140 Partkdos Conservadores 153400 2190 104 34.90 Partido Doméerata Progrosieta 123.637 17.72 -20—S«G,Tt Partido Soclalista sas 7g 7D Radical Dieldonto zr 405 carss7 | jo 208 (Tomado do Rodolfo Pulggrés, El Yrigovenlsmo, Buenos Aires, 1965) 86 R F i Los gobiernos radicalés (1916-1930) tonces en su mensaje al Gon- greso: “La escasez del colo- no propietario se hace sentir cada vez més, comprobando- se que en una superficie de 83.600.000 hectdreas que for- man la regién espactalmente agricola no etcanza al 30% el nimero de explotaciones fen manos de propistarios, confirméndose la ley econé mica: que cuando croce la gran propiedad en proporeién aritmétioa, crece la emigre- cién rural en proporcién geo- métrica. La situacién del co- lono no ha mejorado substan- cialmente, a pesar de nucs- tro progreso agricola, siendo milltiples las causas que de- terminan este estancamien- to”. {a situacion harfa crisis una vez mas en 1921, afio en que los arrendatarios volvieron a presionar con petitorios y manifestaciones. para que 80 pusiera freno, legalmente, a las exigencias de los torrato- nientes sobre el precio de 03 arrendamientos. Conse- cuensia de este movimiento fue la aprobacion de la Loy Contractual Agraria en 1921 que garantizaba a los colo- os que arrendaran menos de 300 hectdroas el derecho a profongar cualquier contrato que hubieran celebrado por un tiempo menor hasta cua. {fo afios mas, a ser indemni- zados en caso de haber in- troducido mejoras, a retener como inembargables parte de muebles, ropas, tiles, im- plementos agricolas, anima. Jeo de trabajo y semilla para la cosecha siguiente, a tri- llar, corter 0 emparver con cualquier maquina, emprosa © persona, y de vender los productos y asegurar los cul- tivos a la persona o compa- ffa que el arrendatario esti- ‘mara_més conveniente, a vi- vir en una casa de ladrillos, con vidtios en las ventanas. frutales y forestales, un mi. Yrigoyen y la politica internactonal «En 0! orden Intornacionel tuve que plasmar nuevas normas contra las establecidas, pera poder asi destacar @/ signiticado preciso de la Independencia y le integrided | de la Nacién en la plenitud de sus atributos, para alcan- | zar ef renombre que le corresponde en e! concierto de Tos pueblos soberanos y clvilizados. Mientras el régimen debatia intereses menguados pre- | tendendo mistiticar a la conclencia publica, yo levantaba bien alto y para sfempre las eminentes insignias de la | Nacién, demostrando emo s@ resuelven las grandes cuss- tones cuando las orlentan las facultades y la capacided superior de los pueblos. Las naciones més poderosas dol mundo rindieron el tributo debido a esos sentimientos y reconocioron la planitud de su fundamento, Los problemas mas arduos y més complejos que pudieren condensers por légica gravitacién de los sucesos mun- diales, se presentaron a la consideracién de mi gobierno y todos fos he resuelto con la mas alta signiticacién del concepto universal al que estén vinculados, y con la més eustera conclencla de la autoridad de la Nacién, con tal | exactitud y acierto que supers las mejores previsiones y anbolos. Los fundamentales principlos que profesé siempre respec- to a la soberania y a la dignidad de mi petrie, ya fuera | por su concepto ante el pals 0 ante of mundo, me hicie- ron aplicar en el caso de la neutralided argentina durante a guerra europea, a politica deliberada y austera que no improvisé por cierto, porque los habla eprendido y expe- rimentado en mis largas vigilias de ciudadano. Los habia aprendido en Ia ciencia, en el estudio de los fenémenos | sociales y en la intima identificacion de mi espiritu con | el espiritu de la nacionelidad y fue por eso que en un | momento de universal desconclerto, puso nuestra patria | la nota de altivez y la cordura tan alta y tan serena, atra- | | yendo sobre si, primero la sorpresa, 1a admiracion Inme- diatamente y por dltimo, el homenaje de los grandes ce- rebros del mundo y fa consegracién rotunda de los econ- tecimientos. Fui ruidosamente injuriado y calumniado en esa emergencia, y ef coro de imprecaciones y denuestos que en idénticas consonencias se conjuraron contra mi, venta de todos los resabios do! régime, de los que ha- bien causado el desastre de la Republica, de todos los ‘aprovechamientos de ese modio y do todos cuantos dle- ron la espalda a le sagrada cause de la patria. Indiferente 2 [a diatribe, continué mi obra pensando solamente en ells. | Sus anhelos, sus ansies de mejoramiento, su tesén en ef trabajo, su acrisolada virtud, sus ensuenos y sus esfuer- 20s, su premlosa y a veces obscura labor de cada instante, tuvieron en mi el custodio més celoso y consecuente con el deber que me impuse al scepter estoicamente el go- bierno y aunque paraciera inmodestie, con mi proposito de sacrificarme por mi pueblo, de darme entero a su causa. (Tomado de Luis, C. Alén Lesceno, Puoyrredén, ef monsajoro de un destine, Buenos Aires, 1954). 87, Los goviernos radicales (1916-1930) imo de tierra para huerta, frutal_y ganado y retiro de Ja semilla antes de pagar el arrendamiento. Sin embargo, el problema no fue atacado en sus bases ni se controlé el cumplimiento efectivo de estos derechos minimos: el latifundio se mantuyo' y con é| el fuerte desnivel en los ingrescs en: tre el propietario de la tierra y el productor efectivo. En- tre las consecuencias més notorias, derivadas de la per- manencia del sistema, pue- den citarse la decreciente productividad agricola y el paulatino aumento de las mi graciones. rurales hacia los Centros urbanos. Los altos beneficios que, pesar de las dificultades ex- erimentadas on el transporte ‘ocednico, generé el abasteci miento 4 los ojércitos alia. dos, continuaron por lo tanto acaparados por sectores mi- noritarios, Cabe sefelar que el gobier no intent6 remediar esta sl tuacién aunque no atacara di rectamente al régimen de la propiedad. Para ello decidié intervenir en las operacion de venta de los productos agricolas al exterior y_ con: certar convenios comerciales de Estado @ Estado que ga rantizeran precios minimos y colocacién de la. produccion Era un modo de liberar a los productores del_monopolio ojercido por las empresas ox portadoras que controlaban los precios y, de hecho, fije ban cupos a la produccion, No tendria éxito, Los intere- ses afectados contraatacaron con efiéacia y el Congreso rechaz el proyecto reitera- damente presentado. Parecida suerte corrié la ini: clativa de crear una flota mereante nacional que con servara para el pafs los be: eficios derivados del trans: porte de nuestra produccién al exterior. Y aunque en este caso se liegs @ contar con tuna pequefie flota, una cerre: da posicién conservé el pre- dominio de las bodedes ex tranjeras, restringiéndose una oportunidad més de aumen: tar el capital nacional 1. Dosfile de tropas de marineria frente 2 la Casa de Gobierno el 9 de jullo de 1916. Un drama olvidado: las huelgas patagonicas de 1920-21) Susana Fiorito EI punto de partida Este ex el relato de una par te olvidada de la historia ar- gentina: en la primavera de 1921 contonares de peones y obreros fueron torturados y ssesinados on ol Torrito: rio de Santa Cruz. La historia se puede reducir a cifras —valor de la lana y la carne de oveja, de los Sueldos y el pan— y a he chos —nombramientos o des- tituciones de gobernadores, encuentros armados, fusila: mientos Pero hechos y cifras_no son més que la imagen seca de a historia: la historia esté hecha y vivida por hombres. Mil muertes son mil veces una, mil agonias. Intransferi bles, mil vidas diferentes, Unicas. Lo que vamos a conocer en este relato son las luchas, las esperanzas y la muerte de centenares de hombres tunidos por una condicién y un destino comin, que los enlaza entre ellos, que los trasciende y que llega a nos: otros, modificando nuestres vidas. Los protagonistas an- mos de esta historia son los peones que con 18° bajo cero arrean las majadas de tun potrero a otro, los esqui ladores que terminan jorna- das de 16 horas con los bra zos agarrotados, los obreros gue trabajan on’ las cémaras frigorificas 12 horas por dia, 27 dias por mes. Mientras ellos pasaban la no- che apilados sobre cueros de capén, sin estufa ni agua pa- ra lavarse, los universitarios de Buenos Aires discutfan el surrealismo. En e303. afios del 20, las vigas de acero que sostienen el Teatro Cervan- tes, y los aparatos que utill za Bernardo Houssay para sus investigaciones sobre la hipofisis, se compran con las libras esterlinas producides por la lana y el cordero con- gelado: la cultura y el progre- 80 del pais estén apoyados sobre el agotamiento y las privaoiones de miles de hom- bres Fn 1921 centenares de esos hombres se lovantaron para pedir condiciones de vide hu- manas: perdicron una huolga y dejaron la vida en el in tento. Pero su lucha fue un eslabon de la larga cadena que arranca en las rebeliones de los esclavos, que se ex tiende a través de los siglos empapada en la sangre de los sicrvos del foudalismo orien tal y occidental, que entra en el mundo modern soldada con los huesos de los teje- dores masacrados en Ingla- terra. Una cadena que se ex- tinguird s6lo con la construc cidn de un nuevo mundo, he- cho e la medida de! hombre, donde la vida (el saber, la comodidad, el arte) no se nu- tra del hambre, el frio, la miseria: de la muerte. Mientras tanto nosotros so: mos, objetivamente, cémpli- ces ‘de la historia. Por ol hecho de ser parte de esta sociedad, somos también responsables por la existen cla-de la ignorancia, el dolor, la pobreza, la soledad de to- dos los que —hoy como en- tonces— producen los bienes materiales sobre los que se desarrolla la vida de la hue manidad. 89 1. Kurt @. Wilckens, el enarquista alomdn que en 1923 asesinara ‘al teniento coranel Héctor Benigno Varele, jofe do las tropas que diezmaron a los huelguistas patagénicos. Las autoridades del territorio en 1920 Desde marzo de 1919 estoba “a cargo del despacho de la Gobernacién” (una especie de interinato que se va a pro- | fongar hasta febrero de 1921) FDELMIRO CORREA FAL- | GON. Ef ejercicio de la Gobernacién no impide quo la | Sootedad Aural fo ofrezca on octubre de 1919 el cargo de secretario, y que Correa Falcon, sin acepter oficialmento hasta el 4 de octubre de 1920, concede audiencia y des- pache los asuntos de la Gobernacién durante més do un aio, sentado en el escritorio del local de la S.A. En fe- brrero de 1921 serd relevado por ANGEL GUZMAN IZA. EI Juzgado Federal estd desde 1919 a cargo de un porteno, el Dr. ISMAEL P. VINAS. DIEGO RITCHIE es Jefe de Policia, y una descripcién do esta policia puede ilenar un libro entero. ,Limitémonos a transeribir ef titulo de una serie de nota que aparecen en La Union, a partir del 1" de julio de 1920: “la policia como elemento disolvente, pernicioso y amoral”... En Santa Cruz —y en toda le Patagonia— a diferencia de lo qua ocurre en las peliculas de! Far West, no hay heroicos sheriffs: acd Jos villenos visten uniforme de policia 90 1. Casco de /a estancia Maria Bohety en Tierra del Fuego. Pueden verse corrales, oficinas de Ja administracién, casas para peones, Ia casa patronal y ef gaipén de esquila més grande del mundo. 1, Lanares en una estancia patagénica en la zona proxima a la cordillera Merlino. 1 Mas: este relato esta escrito con los detos, as noticias y las. estadisticas que da la sociedad: sus fuentes son los expedientes judiciales, las Presentaciones de las socie- dades empresarias, los gran- des diarios. También, en mu: cho menor’ medida, los. pan- fletos que escribieron los peones, algunos informes de fas organizaciones anarquis- tas y sindicalistas. Todos los hechos narrados son riguro Samente clertos, on la medida en que pueden’ ser verifica- dos y controlados a 50 anos de distancia. Pero, cémo evitar la trampa que ‘transfor. ma este acto de conocer la historia, en otro acto mas de complicided con la historia? Adin a partir de los datos que ofrece la sociedad es posh ble ponerse “del otro lado”: 8 posible vivir la historia como la vivian esos contona. res de hombres, sumergidos en el cansancio, sin dinero ni familia, sin porvenir, con- denados a ombrutecersc en el trabajo dia tras dia, afio tras ‘ho. Dandoso cuenta de re- pente de que hasta el trabajo Tes era negado, y que una in- mensa maquinarla —que los habia exprimido siempre— estaba dispuesta ahora a aplastarlos: lo patrones no pagaban los sueldos, la poli- ca los dosalojaba 'y luego 3 apresaba y apaleaba por ‘vagancia”, los comercios les negaban el aprovisionamien- to. La sociedad humana que conocfan los rechaz6. ¥ cuan- do clameron por una socie- dad més justa, que les diera lugar para vivir, el Ejército los_masacré como alimafias dainas, Existe la objetivided de los porseguidos y la objetividad de los verdugos: también pa- ra la muerte de Cristo hay la objetividad de Pilatos y de Gaifés, 1a objetividad de Jue das, y'la de los soldados ro- manos. El lector es libro pa- ra elegir su propia perspec- tiva en esta historia, mucho més cercana a nosotros: ocu- rrié en la Patagonia argenti- na, hace cincuenta afios. La Patagonia en el primer cuarto del siglo Tierra arrebatade al indio en las campafias del desierto, el Ejercito la inoorpor6 al Este- do entre 1850 y 1880, y luego 80 procedi6 al reparto, La historia de la propiedad tion dos signos en el Sur argentino: la sangre y la Ik bra esterlina. Las expedicio- nes militares y comerciales un permanente flujo de bar- 08 que venian a recoger “frutos del pais”— acabaron ‘con el guanaco y diozmaron los lobos y focas que eran el alimento natural de losin: dios; la Patagonia empez6 # poblarse de ovejas, cuya cria ere necesaria para’ proveer Ja industria toxtil inglosa; pe- r0 los indios no fueron incor. porados a la vida civilizada, y empezaron a carnear ove: jas para comer y vostirse. Causando perjuicios a los ga: naderos. Inmediatamento. co- menz6 su eliminacion por to- dos los modios: cazados a tiros, intoxieados con aleohol puro, envenenados directe- mente con estricnina introdu- cida en carno de ballena que era dejada sobre la costa, En menos do 20 afos, la ci vilizclén habia terminado con el “problema del indio’ En el caso de los “cristianos”™ le lucha por la propiedad ace quiere otras modalidades: los comerciantes s¢ quedan con los campos en pago de deu- das do almacén, las viudas y los hijos de los’ primeros po biadores son _atemorizados con atentados hasta obligar: los a abandonar sus tierras, y asi van ereciendo 103 lati. fundios de las grandes.Socie- 92 dades Anénimas. Para'los dé- biles no hay protoceion de ninguna clase: una familia de 4 6 5 miembros, con otros tantos peones, tiene su vect- no mds proximo a 40 6 50 kilémetros. Y la policfa es fescasisima, integrada por de: lincuentes, ya sueldo de los grandes ostablecimientos ga- naderos y comerciales. Esa lucha da como resultado Una altisima concentracién de la propiedad. Son comu- nes los establecimientos de 20.000 has. (diez veces la unidad econdmica), y hay muchos entre las 50 y 100 mil has. Un solo grupo de sociedades andnimas (Me- néndez Behety y Braun) po- see 1.565.850 has. distribu das_en 68 esteblecimientos —solo en Santa Cruz—, sin que pueda determinarse en cudntos otros tiene participa cién, Sus propiedades direc- tas representan cerca de la tercera parte de la tierra pri- vada del Territorio. En 1820 la produecion funda mental de Santa Cruz —y de toda la Patagonia— cra la crfa de oveja, para la expor- tacion de carne y lana. La faena se realizaba en la cos- ta, entro onero y junio, on los frigorificos Swift de’ Rio Gallegos y do San Julién, y Armour de Pio. Santa Cruz Précticamente todo el resto del Territorio hasta las. pri- meras estribaciones de la cordillera, estaba dedicado a la cria de ovojas. La esquila (zafra de lana, la leman) se realiza desde fines de setiem- bre hasta bien entrado el ve- fano, eprovechéndose los ro- deos para la marcacién, bao y aparte para ol frigorifico. Es entonoes que se utiliza to- talmente la mano de obra, Porque en el otofio ¢ invierno las ovejes pastan a campo abjerto y requieren muy poco cuidado. 1. Las fuerzas que roprimicron las huolgas de la Patagonia, Las demandas del primer pliego 1. En cada pioza de 4x4 metros no dormiran mas de 3 hombres, debiendo hacerlo en camas, aboliendo los ca merotes._La pleza soré bion vontilada y desintoctada cada @ dias. En cada pleza habré un lavatorio y agua abundan- te, donde se puedan higienizar los trabsjadores despues de la tarea 2. La fu seré por cuenta (de los pstrones), deblendo entregar a cada trabajador un paquete de velas semanal- mente; en cada galpon de dormitorios deberd haber una estufa; en una pleza, que ser exclusivamente para punto de reunion de los trabajadores, habré una lémpara y ban- 08 por cuenta del patrén. 3. El sdbado a le tarde seré dnica y exclusivamente para Tavar ia ropa los peones, 0 en caso de excepcién serd otro dig de Ja semana. 4. Le comida se compondré de le forma siguiente: 3 plo- tos en cada comida, contando la sopa, postre, con té, café © mate. 5. El colchén y cama serén por cuente del patrén y la ropa por cuenta del obrero. 6. En caso de fuerte ventarron 0 iluvia no se trabalaré @ la Intemperie. 7. Cade puosto 0 estencia dobe tener un botiquin de au- xilio con instrucciones en castellano, 8. | patrén quoda obligedo @ devolver el destino af tre bajador que despida o no necesite. 93 La expedicién militar de noviembre de 1921 10* de Caballeria: bajo el mando del Tte Coronel HECTOR B. VARELA, con los capitanes PEDRO VINAS IBARRA y PEDRO E. GAMPOS, ttes. primeros ALFREDO ANELLO y RICARDO SCHWEIZER, subtenionto JUAN C. FRUGONI Ml- RANDA y 164 hombres de tropa. 2 de Caballeria: va al mando del capitén ELBIO C. ANAYA, y lleva al tte. primero DAVID AGUIRRE, tte. EMILIO CO- RREA MORALES, subtoniontas RAFAEL A. LOZA y FEDE- RICO SIDDERS, y 85 hombres de tropa. con una seccién do amotraliadoras. En totel, 261 hombres. 1. El hotel de Sara Braun frente a la plaza central de Punta Arenas. Contra de, 4 Olena do_folovanierte Saale a uted oo Fleesie aan de ates dl ee a, etd a os we oe me a En esas enormes extensio- nes, todo el comercio pasa a través del almacén de ra- mos Generales, que al mismo tiempo es “hotel”, estafeta de correo, estacién policial. Alli se vende y se compra absolutamonte todo: desde un alfiler hasta un Ford 7. Y en 1920 casi todos los al- macenos, desde el rio Colo- rado hacia el Sur, pertene- cian a la Sociedad Anénima Importadora y Exportadora de la Patagonia, fundada en 1908 por la fusién de las so- iedades “José Menéndez” y Braun y Blanchard”. “La Anénima’, como 90 ja llama todavia en el Sur, fija los pre- cios y las condiciones do compra y venta. En todo el interior del Territorio no tio- ne competencia. A través de “La Anonima’’ llegan los pro visiones, la ropa, los. reme- dios, los alambrados, la. nef ta, los repuestos, los. perid- dicos. la correspondencia, A través de “La Angnima” se van la lana, las pieles, las plumas, los’ grandes atreos pare los frigorificos. Los caminos naturales de ri- pio y las largas distancias hicieron de la Patagonia el gran mercado para los Ford. Su uso se goneraliz6 répida- mente, y fueron un elemento importantisimo para el rapido desarrollo que se produce en- tre los anos 10 y 20, ya que no hay mas ferrocarril que el ramal do Pto. Deseado 3 Co- lonia Las Heras. Hacia afue- ra, s6lo los tronsatianticos a Europa y a Chile, y la linea de cabotaje a Buenos Aires, servida prineipalmente por los barcos de “La Andnima”. El estanciero, pues, no sdlo esté obligado a comprar y vender al precio que ésta le fija, sino a transportar, atin a costa de fletes més altos, fen los barcos de la misma Compafiia. 17.000 habitantes tenia Santa Cruz en. 1920, diseminados fen sus 240 mil km? (alrede- dor do { habitante por cada i km@). Cuatro puertos, los pueblos mas importantes, de entre 2 y 3 mil habitants: Deseado, San Julidn, Puerto Santa Cruz y Rio Gallegos Paso Ibéfiez, fa poblacién més importante del interior, anda alrededor de los mil. El ros- to son caserfos y cascos de estancias. Gallegos, la capi- tal, tiene 3 mil hobitantes. y todes las caracteristicas del Far West: 2 cines, 1 teatro, café concert, prostitutas do gran lujo. En la matricula hay 11 abogados, més de 10 pro- curadores, 4 6 5 contadores. Hasta 1919 el dinero corria a raudalos entre las manos de los grandes estancieros y sus gorentes y mayordomos. La libra esterlina es la mo- neda corriente: marca la co- tizacion de la lana y la carne de oveja, se usa como tejo para jugar al sapo en los bur deles de la costa. Médicos, abogados, funciona- rios publicos, cuye unica re- lacién social’ posible es con los ricos, entran on ol juogo de los grandes gastos: whis- ky, conservas y telas impor- tades, porcelanas, cristales, cuadros, reuniones de naipes y dados’ por sumas altisimas. Para mentener ese tren de- ben entrar en el juego de las grandes ganencias. 0 resig- narse al trato con los peones © con rudos pioneros agorra- lados por la soledad y Ia Ig- norancia, cuyo Gnico horizon- te es esquilar cada aflo mas ovejas. ¥, dentro de todo, en los puertos hay un esbozo de na- cion y de sociedad: peridd!- cos, correo, hasta bibliotecas y escuelas. En el interior, la Argentina no existe: como Chile esta mas cerca, los na- clmientos y las muertes se anotan en los registros chile: 95 nos. Como Inglaterra domi- na, las escuela, donde se ensefia inglés, izan la bande- ra britanica. El pais y el mundo en 1920 ‘Aunque estos hechos no ocu- ran en el resto del pais, la Argentine es, econémicamen- te, una dependencia del im- perio britanico. La produc: cién esta orientada de acuer- do a las necesidades y con- veniencias del Reino Unido, que es el principal compra~ dor de nuestros productos agropecuarios y el proveedor inevitable de carbén, tejidos, magquinarias, etc. La guerra mundial termina en noviembre de 1918. La pri- mera revoluciin proietaria lu- cha por afirmarse en €l po- der que acaba de arrebatar a la débil burguesia rusa. Mas de 10 millones de muertos abonan los campos de Euro- pa, el hambre es una realidad otidiana en Rusia, en Aleme- nia, en Austria, ‘Inglaterra, mantiene sus fabrices en pier pero en el Continente hay que comprar méquines y levantar odifictos para recomenzar la produccién. industriel. Mien: tras los aliados rehacen el mapa politico, barriendo fron- teras ¢ inventando paises ba- jo las arafias de cristal de Versailles, muchos hombres, corrides por el hambre y por Jos recuerdos de la guerra, buscan en América una vida mejor. Pero el fin de la guerra ha traido tambien la crisis al pals. El trabajo escasea en Buenos Aires, la baja en el precio del ganado y la me- canizacion de las cosechas cierran el camino hacia la pampa hémeda. Los chacare- ros, que no pueden cumplir con los altos arriondos, son desalojados y deambulan por los caminos. En la oiudad, el costo de la vida sube casi ¢1 100 por 100 entre 1918 y 1919, La primera presidencia de Yrigoyen, iniciada en 1918, se ve sacudida por grandes huelgas: las del_campo en Santa Fe y Entre Rios, las fe- rroviarlas, las portuarias. Los conflictos duran meses. sin solucion, los animos se cal- dean, la desesperacién se ha- 0 violencia, Es que el pais debe “contr buir” a lovantar la nuova prosperidad europea: bajan los precios de los productos agropecuarios que la Argen- tina vendo, subon los do las manufacturas que compramos en el exterior. La diferon queda en Europa. Y como ese dinero sale de las cajes de los estancleros, los banque- to3 y los industriales argen- tinos, serdn los peones, los empleedos y los obreros los que en realidad “contribui- ran” a reponerlo: suben los precios internos, se estancan los salarios, orece le desocu- pacién, En las familias obre- ras del campo y le ciudad, los ocupados deben mantener » los desocupados, La burguesia mediana, gane- dera y comercial, est4 apre- tada entre la gran burguesia y el Imperio por un lado. y clase abrera por el otro. El radicalismo cumple el pe- pel politico de la clase que lo llevé al gobierno: enfren- ta débiimente a la gran bur- guesia sin tocar sus fuentes de poder, y, en los momen- tos de crisis, descarga la re- Presion sobre las clases po- pulares: en 1917, 26 obreros muertos y mas de 100 hert- dos son el resultado de los sucesos do Firmat y dol asal- to policial det 10 de junio con- tra una manifestacién anar- quista en Plaza Once, En 1919, la semana trégica de enero deja cerca de un mi- lar de muertos. En 1921, a la masacre de Gualeguaycha el 1° do mayo, los sucesos del 25 del mismo mes en Buenos Aires, las sangriontes huelgas de la Forestal, se agregan las deportaciones in- cesantes de militantes y di- rigentes obreros. La situacion en Santa Cruz Los precios de la lana y de la carne de oveja se duplica- ron entre 1914 y,1919. El di- nero corria en abundancia en Santa Cruz, pero muchos pro- ductotes, especulando con una suba continuada, se limi- taron a vender lo indispensa- ble y a acumular stock, obte- niendo (y gastando) créditos sobre ese stock sobreva- luado. La prosperidad trajo.brazos que no encontraben ocups- cidn en el centro y norte del pais, y en las estencias y los frigorificos recalaron hom bres de trabajo recién veni- dos de Europa. Muchos de ellos habian sido soldados y suboficiales durante la gue- tra, y trafan la experiencia del movimiento obrero orge- nizado en el momento de ou mayor auge: en 1917 la revo- lucién social perecia una ree- lidad cercana para la clase europea. La zafra del verano de 1918 es la ciltima que alcanza al- tos precios. Todavia 1919 mantiene las esperanzas de los productores, que. siguen especulando con la elevacion de precios y acumulando stock. Pero en 1920 la cafda es vertical. La Uni6n, el pe- riddico de los estancioros do Gallegos, titula a todo |o an- cho de la pagina, el 19 do agosto de 1919: | “Augurios desesperantes para los crle- dores.de ovejunos. Enorme stock existente en fos mer- cados de frutos, cuya cifra aleanza a varios millones do kgs. Precios irrisorios. Falta 98 absoluta de demanda en los paises. extranjeros” A esto 80 agroga la caida dal precio de la libra, que se co- tizcba en 1918 a 470 pesos las 100 libras, y en 1920 a 400. Es decir, los producto- res recibian 70 pesos menos por cada 100 libras. Ademés, la Implantacion en 1918 do los derechos de Aduana —que hasta ese mo- mento no region en la Pata- gonle— produce una brusca elevacion del costo de ta vi da, y el incremento del core trebando, con su secucla de complicidades y corrupclén La primera huelga: primavera de 1920 En setiembre de 1920 se pro- duce un conflicto en Galle- gos. El gobernador interino Correa Faleén prohibe un ac- to de homenaje a Francisco Ferrer programado por la So- ciedad Obrera. Paros, boicot de Ia Liga do Comerciantes e Industriales a la Gaceta del Sur (que habia defendido el derecho de los obreros a realizar ol acto), boicot obre- ro alos comercios de la, Liga, ‘ocupan todo el mes de octu- bre. Allanamientos policiales al local de la Sociedad Obre- ra, 40 activistas presos, una huelga general, clausura de luna imprenta obrera en me- dio de un tiroteo, culminan con un fallo favorable para los obreros, emitido por el Juez Federal, seguramente respaldado por el Ministerio del Interior. Pero en el curso del proceso, la $.0. de Gallegos habia convocado a reprosontantes de los peones, dando cima asia un trabajo de organiza- cidn en la campefia iniclado en el otofio anterior. Los delegados del campo, ci- tados entonces para pedirles su apoyo al movimiento de Gallegos. expusieron ante la 1, Re estan alas cuand caball de los Notes en I en ef En las 1, Ca patag Pea 2. Fa mese' ANDREW FRABER, ESTANCHIA, Marisol, San Jul Rep. Argentin Patagonia. Valo Arve 7927 : f 1. Recibo que los estancleros extendian @ as tropas de represion cuando se les devolvian los caballos recuperados de los huelguistas. Nétese ef Argentine en lugar de “Argentina” en el membrete, En las paginas 98 y 99: 1. Casco de una estancia patagénica en la ectualided. 2. Fardos de lana en la meseta central de Santa Cruz, Garam doe Olin de. elvence 3. Peén encerrando una pequefia majade en las corcanias de Sarmiento, en Chubut Varela informa sobre las “depredacion “Puedo asegurar que las notas que en ésa se reciben —aun las que pueda transmitir esta gobernacién— son exageradas. Regreso de visitar numerosas esiancias de Ja parte sur del territorio que, segtin comunicaciones reck- bidas en ese Ministerlo, fueron’ asaltadas. Ninguna de ellas tiene despertectos en sus edificios ni en sus mate riales de trabajo, excepto Ia del Sr. bin Noya, @ quien le fue quemado un galpén de esquila. Las estencias estén todas abandonadas por sus administradores y dueflos, y muchas de ellas sin personas que las cuiden, no obstante lo cual ninguna ha sido saqueada.” Fragmento de un telegrama del teniente coronel Varela aparecido en “La Prensa”, noviembre 21 de 1921, pagina 8, columna 6, en una informacién titulada: “Santa Cruz. EI Bandolerismo en el territorio. Las fuerzas de linea en accion. Informaciones del jéfe militar. Combete en Punta Alta”. 97 Sarena El bando del teniente coronel Varela "'Si ustedes aceptan someterse incondicionalmente en este momento, haciéndome entrega de los prisioneros, de todas las caballadas que tengan en su poder, presentandoseme con sus armas, les daré toda clase de garantias para ustedes y sus families, comprometiéndome a hacerles lusticia én las reclamacfones que tuvieran que hacer con- tra fas autoridades, como asimismo arraglar su situacion de vide pera en adelante, de todos los trabajadores. en general. ‘Si dentro de 24 horas de recibida por ustedes la presente comunicacién no recibo contestacisn de que ustedes acep- tan e/ sometimiento incondicional de todos los huelguistas levantados en armas en el territorio de Santa Cruz, pro- cedoré: "Primero: A someterlos por la fuerza, ordenando a los off- clales del ejéreito que manden las tropas a mis drdenes que los consideren como enemigos del pais en que viven; “Segundo: A hacarlos responsables de le vida do cada une de las personas que en este momento mantienen ustedes por la fuerza en forma de prisioneros, asi como también de fas desgracies que pudieran ocurrir en la poblacién que ustedes ocupan 0 que ocuparen en lo sucesivo. "Tercero: Toda persona que se encuentre con armas en Ja mano y no cuente con autorizacién escrita y firmada por el suscrito, serd castigado con toda severidad. "Guarto: Fl que dispare un tiro contra la tropa serd juzga- do donde se lo encuentre. "Quinto: Si para someterios se hace necesario el empleo de las armas por parte de la tropa, provengoles que une vez iniciado el combate no habré parlamento ni suspen- s6n do hostilidades.” Diario de Sesiones de la Cémara de Diputados, ao 1921. tomo V, sestones extraordinarlas, enero 30-abril 6 de 1922, Sesi6n de febrero 8 de 1922, péginas 91/92. 100 1. ChosMalal @ fines de siglo Manes Haron Malo! 8.0. les condiciones en que Se realizaba el trabajo en las estancias. Esas condiciones, segiin un informe oficial del Gobernedor Iza, eran las si- guientes: 4) Los obreros dormian. on niimero de 8 0 mas, en cuar- tuchos de 4x4 y ‘sin calo- faccién; sin considerar que la temperatura media en in: vierno es de 18° bajo cero '2) Por lecho, cueros de ove- ja, de los més inservibles. '3] No se les pasaba luz ’4) Comida pésima; por lo general, carne cocida con al: ‘unas cebollas, "5) Botiquin no existia. 6) Pagos con vales; mone- da argentina y chilena, Che ques @ plazos, obligandolos a vender crédito. "7) No tenian sdbado inglés. 8) Desde o para cualquier punto de su contrato, no se les daba pasajes. '9) Nadie se responsabiliza- ba de sus accidentes en el trabajo 10) Los viveres que necest- taban los arreaban haciendas, debian pagarselos "11) En cada puesto, segre- gados del mundo durante les largas nevedas, se destinaba un solo hombre, el que debie costearse los viveres.” Hasta aqui el gobornador. Nosotros podemos agregar que los famosos cuartuchos de 4 por 4 tenian ventana Que para que cupieren 8 y més peones, se hacian estan- tes o tarimas_ superpuestas, por lo que se los llamaba ca: marotes. Y que por la noche se acostumbraba a encerrar a los peones, asegiirando la puerta desde afuera Esas condiciones de trabajo ‘se sontian en cada estableci- mienio como un infierno par- ticular © inconmovible. Pero en la reunién del 21 de octu- bre de 1920 los delegados del campo tomeron por pri mera, voz conciencia dela existencia de esas condicio- nes como un sistema que fos abarcaba a todos, y de la po- sibilidad de sumar la fuerza de todos para modificarlo. Asi, 96 redacto un pliego de condiciones, llevado por cada dolegado a ia estancia donde trabajaba, y que la 8.0. de Rio Gallégos. presonto a la Sociedad Fural, Se planteaba su vigencia a partir del 1° de noviembre, y se declaraba la huelga desde ya en caso de su rechazo por los estancie: ros, dado quo las distancias hacian imposible una nueva reunion. Antes de ta fecha fijada, la Sociedad Rural rechaza el pliego, y la huelga se hace efectiva en todo el Territorio. La Sociedad Rural presenta el 17 de noviembre una con: trapropuesta que es mas bien una burla: al pie de formulas vagas como “mejorar paula- tinamente: las condiciones de comodidad (i!) e higiene”, feculta a la 8.0. a visiter las estancias una vez por mes ipara entrevistarse con los patronos y tomar nota de las quejas de éstos respecto del personal! Sin embargo, la S.0. presenta un nuevo plie- go, reduciondo las _condiclo- nes del primero, que también es rochazado. El 28 de_no- viembre La Prensa de Bue- nos Aires califica el 2° pliego obrero de “antojadizo @ im posible de cumplir”, y empic- za asi una campafa de “noti- cies", presentando la situa- cidn del Territorio como cad- tice, y las pretensiones de los obréros como fantasticas. Mientras. tanto, muchos es- tancieros pequefios hablan firmado el primer pliego. En esos casos, el trabajo se reanudaba, En cambio, los estancieros que se negaban @ firmar empezaron a desalo- 101 Jar a los peones en huelga clausurando los dormitorios y comedores y dejandolos a ‘campo abierto. Asi, la poona- da se concentra en las es- tancias que habian firmado © en los hoteles de campo. Al poco tiempo, la policia alla na estos refugios, y expulsa 2 los hoteleros. “Empujados por los desalojos —en algu- Nios cesos acompefiados de palizas, como en toda la z0- na del Lago Argentino— los peones emplezan a, juntarse en grandes grupos que acam- pan a la intemperie. Y luego, cuando la situacion se hace insostenible, se presentan en los establecimientos que no han firmado, y requisan ca. ballos_y provisiones, dando en todos los casos vales u 6rdenes de compra en nom- bro do la Sociedad Obrera de Oficios Varios de Rio Galle- gos. Asi, van trasladandose constantemente de lugar, ale- jandose de los pueblos y de los puestos pollciales. En Gallegos, la S.0. sigue buscando formas de ‘arreglo —en cada caso rechazadas por la Rural— y apela a la FORA llamada sindicalista 0 del X Congreso pidiendo el bloqueo de la costa, Sobas- t1an Marotta, entonces Secre- tario General, alude a “onér- gieas reclamaciones", y se, desentiende del _bloquco ‘A medida que transcurre di ‘tiembre, aumente la repre- sién policial y los asaltos de la Guardia Blanca (particula- res armados que toman por ‘su. cuenta la "“preservacion del orden") EI verano: intrigas y violencia El primero de enero de 1924 la policia, que pretendi6 to- mar entre dos fuegos @ un grupo de obreras on el hotel je El Cerrito, fracasa en el intento porque los obreros, avisados desde Gellogos, la rechazan a tiros. Quedan 2 Peones y 3 policias muertos, y dos heridos en manos de los peones: cl subcomisario Micheri y el agente Pérez Mi- {lén Temperley. Sin embargo, los peones no buscan guerra. Terminada la eccién, desalo- jan el hotel objeto de la “en- cerrona” y empiezan una da trashumante, agregando 8 partir de ese hecho una mo- dalidad nuova a las requisas: toman como rehenes a los mayordomos 0 duefios soite: ros, para protegerse ante po- sibles ataques. En Buenos Aires los grandes diarios informan sobre su- puestas consplraciones, te- ror, saqueos, depredaciones, éxolo de pobladores, incen: dios. Se llega a rolatar con lujo de detalles asesinatos, cuyas “victimas” los des mienten paseandose por las calles. En realidad el Torrito: rio esté paralizado, pero en completa paz. EI gobierno nacional envia a Santa Cruz medio escuedr6n de caballerfa, al mando del Gapitén Narciso F. Leprida, media compaiita de infanteria de marina (Alférez de Novio Luis Malerba), y una dotacion de merineros (Tte. de Fraga- ta Jorge Godoy). Este queda en Deseado, Laprida se ins tala a medio camino entre Gallegos y Lago Argentino (donde queda inmovilizado por falta de cabellos) y Ma- lerba entra en Gallegos, don- de detiene al procurador Ca- bral {intormediario on las negociaciones). allana y des- truyo una impronte, y onear- cela a todos los activistas ‘obreros que puede encontrar. Durante 4 dias Malerba y el gobernador interino Correa Falcén aumentan la prestén —hasta plantear una acusa- cin de sedicién—, y el 21 de enero, la §.0., acorrala- da, sin respuesta de Buenos ‘Aires, con sus asesores pre- sos y el Juez impotente para hacer cumplir sus resolucio- nes (se enfrenté con Maler- ba exigiendo la libertad de los presos, y fue desacata- do). publica un manifiesto le- ventando le huelga. "'Venci- dos hoy”, dicen, "tenemos fe en la justicia de nuestra cau- se...". Pero ol levantamien- to de ja huelga tiene lugar sdlo en el pueblo: aparte de fo diffell que es comunicarse con los campamentos tras: humantes, los dirigentes. no tienen mucho interés en po- ner la organizacion al servi- cio de la derrota, ni estén demasiado seguros de que la orden de volver al trabajo va a ser acatada on cl campo. Una solucion rapida El 29 de onero tlega a Galle: g05 el gobernador titular An- gel Guzmén lza y al dia si guiente los estancieros lo nombran drbitro del conflicto. En Pto. Santa Cruz desembar- ca el 10° Regimionto de Ca- balleria al mando del Coronel Héctor B. Varela. con el Ca pitén Elbio C. Anaya como segundo. Les tropas queden en Cerro Fortaleza, mientras Varela se larga solo a Galle: gos, a hablar con el gober- nador. Evidentemente hay un acuer- do pleno entre ellos, porque @ partir de alli el proceso to- ‘ma una linea clara. El 22 de febrero se llega a un pliego que cuenta con el acuerdo de estancieros y peones, salvo en lo referente al pago de los dias de huelga. El goberna- dor obtiene nombramiento de arbitro, y lauda el 24: se pa- garé medio jornal por cada dia de huelga. El convenio ee es préc- ticamente el 2 pliego pre- sentado por fos obreros, con algunas rolativizaciones, cuya importancia mayor es que 102 permitirén cuelquier clase de discrepancias por via de in- terpretacién, y, por lo tanto, el convenio puede transfor. marse en un semillero. de conflictos. Pero sus conteni- dos contemplan todas las rei- vindieaciones planteadas des. de el principio por los peones. La S.0. saluda jubilosa lo que considera un triunfo to: tal del movimiento. La Union se muestra cautelosa y fria Atribuye al Ejército todos los méritos que pudieran existir en el arreglo (sin dooir oud les son), desestimando la accién do las, “autoridades administrativas’’. El invierno de 1921 ‘Apenas 3 semanas después del laudo de Iza, el 10 de mar: 20, aparece francamente la primera reacoién patronal en Gallegos. La Uni6n inicia la publicacién de una serie de articulos que saldran regular- mente hasta octubre. Acusa a las autoridades de una com- plicidad “relajante y bochor. nosa” con los "mathechores” {los obreros). y de violer los “principios sagrados” de la Nacién. Remarca que la “par- te financlera” del arreglo ha perjudicado al copitel. De- fiends el trabajo “ordenado y esponténeo"’, considerando. al sindicalismo’ un delito, De: clara que existe una “situa: clon de tirantez insostenible entre el capital y el obrero”, por culpa de las autoridades, advierte que el conflicto no hha torminado y que deben es- perarse sucess desagrada- bios. Por fin, se pregunta si ‘en estas condiciones es po- sible la existencla de la In dustria, el comercio y la pro- duccién, Esta tonica se exa- ‘cerba a medida que pasan los meses, ooupando en sus p&- ginas tanto lugar como la crk sis oconémica del Territorio: no hay mercado para la lana. 1. Ovejas listas para la esquila. on Caleta Olivia, Santa Cruz. 103 1. Una proveeduria de la Compania’ do Tierras Sud Argentino para el porsonal de la estancia Leleque, en Chubut. sa 2. ol Ba atte baat a es. Al mismo tiempo, en todo el Sur la carestia se vuelve “in- soportable” (segtin La Pren- sa, de Buenos Aires), y los ‘comestibles Ilegan a’ costar el doble que en la Capital, Para julio ya no queda ningu- nna autoridad en el territorio: han viajado a Buenos Aires el” gobernador, el juez y los oficiales del Ejército y la Ma- rina. El Territorio queda bajo la responsabilidad formal do un secretario, y bajo el poder real de la policia y la Socie- dad Rural: En el campo, la situacion obrera es dificil: i bien la mayoria de los estancieros han readmitido personal, los ‘meses pasan sin que en nin- guna parte se paguen los sueldos. En los pueblos, ade- ms, 8¢ multiplican las nege- tivas a retomar el personal, lo que provoca el inmediato boicot de los federados. ‘A pesar de esta situacién no hay incidentes violentos. Y, sin embargo, e! estanciero Norberto Cobo se dirige ai M. del Interior en junio, pl- diendo el envio de tropas pa- ra agosto; y en ese mes de agosto Carlos Menéndez Be- hety se entrevista con Yrigo- yen para avisarle que en la &poca de la marca (octubre y noviembre) se producirén disturbios en ef Territorio. Otra primavera: el nuevo conflicto En setiembre los aconteci- mientos se precipitan: el con- venio Iza no se cumplta, pero la inquiotud de los peones, que ademas no cobraban des: de marzo, ora fronada por la 8.0. con instrucciones de no Precipitarse a una huelga ge- neral, aconsejando parar s6l0 fen los establecimientos don de el convenio no se cum- plicra, y negooiar en todas partes Pero, a mediados de mes, co- mienzan on todos los pueblos y Comisarias procesos a los dirigentes de fa huolga ante- rior. instruidos por la policta, que encarcela y deporta por si a todos los sindicados co- mo eotivistas. A medida que esto ocurre, los peones se declaran en huelga, y los es- tancieros los desalojan sin Pagarles lo edeudado. EI 30 de octubre la huelge abarca todo el Territorio, incluso Gallegos, y los trabajadores welven @ reunirse en gran- des grupos en el campo. Ha- ia por entonces 1.760 fede- rados, que arrastraron tras de si a casi todos los peones. Ya desde el 18 de setiembre (dias antes de que se produ- era el primer incidente en el Territorio, incluso antes de que la policia instruyera [os primeros sumerios) comien- zan a Megar 2 Buenos Aires —La Necién— “telegramas” denunciando 1a existencia do bandas armadas, asaltos, ro- bos, y un plan subvorsivo ‘con vistas a la revolucién social En 15 dias los telegramas 90 multiplican. El.3 de noviem- bre parte para Santa Cruz una expedicion militar al_ mando del Tte. Coronel Varela. La campafia militar Los praparativos: Varela des- embarea el 11 de noviembre ‘on Punta Loyola y sigue con la tropa por tierra hasta Ga- legos. En los pueblos no hay nada que hacer: los huelguis- tas que no estén presos 0 deportados han huldo al cam: 0. El Tte. Coronel unifica la policfa bajo su mando, forma 3 columnas bajo ! mando del Tre. 1? Schweizer, el Capitan jas Ibarra y el Capitan Campos, y, segun 90 informa mucho después, los provee de un ultimatum dirigido a los obreros, cuyos dos ltt mos puntos significan ol es 105; tablecimiento de la ley mar: cial, y la declaracion de guerra sin conservacion de prisioneros: la muerte, aun para el que se rinda, las matanzas en e! campo: Las 3 columnas se dirigen ha- cia el interior del Territorio, ‘cumpliendo concienzudamen. te una tarea de “‘limpleza” en la que van a ser reforzados por el Capitén Anaya (que desembarca el 26 de noviem bre en San Julidn). Varela se reserva una parte de la tropa (la mas numerosa) para ha- corse cargo personalmente de la tarea mas pesada EI metodo de trabajo os simi lar en todés los casos. La columna militar se acerca a un “campamento” 0 grupo de obreros, les da el alto, y les exige depositar sus armas en el suelo. Luego los rodea y los diezma al azar, o, ayudén- doso por las indicaciones de algin estanciero 0 mayordo- mo, mata a los activistas y dirigentes. Las mas de las veces se usa el méuser, pero tampoco se desderia la bayo: neta; en algunos casos, cuen- do se divisa desde lejos al ‘ain individuo solitario se tira al blanco sobre él, sin sigule- iguar su identi se lo apresa y se lo deja es- taqueado en medio del cam- Po, para que muera_lenta. mente. A los que quedan con vids, se los despoja de todas sus pilchas y se los arrea ha- cia las cérceles de los puer tos, a las que llegan siempre muchos menos que los quo fueron apresados Recordemos algunos jalones de esta campaita: En Punta Alta, ol 18 do no- viembre, la columna de Vitias Ibarra rodea a un grupo do 100 peones, de los cuales le- gan prisioneros a Fuentes de Goyle sélo 20. Allf murieron los dirigentes Pintos, Juan Alvares, Oscar Mansilla, José Lagos. 1. Embarque de lana en un puerto patagénico. 4 Bt 2. Gases de madera y planchas en San Julién. ol, Ona de elon 3. Vivienda prefabriceda ‘en Santa Cruz. 4. Estacién Puerto Deseado construida en 1909 por los Ferrocarriles del Estado: lista para un apogeo que no Ilego jamas. oo enous f Tossa 106 En la ostancia de América Berrondo, al NE. de Paso Il fiez, Varela liquida al grupo de Avendefio, entre el 27 y 28 de noviembre. Camino @ Canadén Ledn encuentra a Outerello y fo mata con 5 ‘compafieros. Sigue viaje y rodea al grueso del grupo en lo estancia Bella Visia, de Hospitaleche: secundado por ‘Anaya, que llegaba desde el Norte. toma el 1? de diciem- bre 420 prisioneros, de los cuales legan al pusblo pre- 80s s6l0 87. Desde el 8 al 13 de diciom- bre, Vinas Ibarra liquida al grupo de 400 obreros que, Bajo la direccion de Antonio Soto se habia refugiedo en la estancia La Anita, de Menén- doz Behety. Y si en lo do Hospitaleche so quemaron los ‘cadaveres con mata negra pa- ra ahorrarse ol trebajo de se- pultarlos, aqui, en La Anita, Se proveyo a ios prisioneros. de palas para que caveran sus propias fosas. Al afio.si- guionte se desenterraron 130 tadaveres de una sola zanja cerca del casco de la ostan: Gia. Alli fue donde mister Bond, estanciero respetable en 1921 —ol mismo que en los alrededores de 1900 se ganaba la vide cazando indios @ libra estorlina por cabezo— hizo fusilar 37 peones, por- quo le habtan confiscado 37 caballos Para fin de diciembre, Vore- la carga un destacamento en dos vagones del ferrocarril we sale de Deseado, liqul- tun grupo de 40 hambres en estaci6n Jaramillo, y sigue adelante, Al entrar en esta- cidn Tehuelches, 36 acerca fl tron un grupo de peoncs dirigide por José Font (Ila- mado Facon grande) sin ad- Vertir que el vag6n estaba cargado de tropa. Varela los deja acercer, y luego abre fuego. Font reacciona répide- mente, dispersa a su gente y, contests durante una hora al tiroteo, mientras va reti rando al grueso de los huel- quistas con los heridos y los muertos quo le costo Ia sor: presa. Este es el unica com- bate que hubo en toda la camparia, y acd se producen Jas dos Unicas bajas def eiér- Cito: muere el conseripto Fis- ccher (una bala en la ceboza) y €s herido en la pierna el Conseripto Salvi (sean pa- rece, por un tiro que se le escapa aun cabo). Al dia si- guiente se presentan a Varela enviados de Font. que acon- sejado por comerciantes de la zona ofrece rendirse, pi diendo garantias para la vida de su gente, que le son eso- quradas. E| grupo entero de- ja las armas en el suelo y se entrega con Font a la cabeza. Todos los presos quedan sin vida en el lugar. Font es fur siledo frente a unos bretes. Antes se le ha quitado hasta lo rastra, y muere sostenien- do con las manos las anchas bombachas, de cara al pelo- ton, sogan lo muestra la tnt ca fotogratia de los fusile- mientos que se conserva ‘A su vez Anaya toma en Tata Tapera (zestancia Mata Gran- de?) 193 prisioneros, que va liguidando alli mismo yen camino a la estancia San José: se conservan algunos nombres de los muertos, co- mo Albino Argdelles, ol pare guayo Jara, Alfredo Vazquez, Francisco Dopan, Alba, Latif, Estanislao... El espafol Mar- tense es estaqueado toda la noche a la intemperie, con une piedra puntiaguda’ bajo la cabeza, para ser fusilado al dia siguiente. Y luego, Anaya sigue, deshaciendo los ‘grupos huelguistas que en- cuentra en Osamenta, La Alianza, Tapora de Castorén, Vega del Zaino, Tres Cerros, estancia Martinovich.... Ast mueren Alfredo Del Giddice, Judrez, Prieto, Fraco, y tan: 108 tos otros, de los que no que- da_siquiera un_nombre para invocar. Tantos, de los que sdlosabemos ‘que querian medio dia por semana para lavarse 1a ropa, velas, alre y una estufa en’ los_dormito rios. Tantos, de los que se negaron a trabajar hasta oon seguir la libertad de sus com- eneros. Pero no murieron solamente obreros, en ese diciembre de 1921: Anaya recuerda a dos estancieros, Daniel Ramirez y Antonio Lopez, y a un ad ministrador de estancia, A: fredo Nufiez, a quienes s@ dio tuna “senoién ejemplarizado- ra" (textual) por colaborar con los obreros. Critica del 3 de febrero de 1922 descr' be la "'sancién” a Ramirez: reso, lo apaleaban todas las hoches ala misma hora, y gritaba pidiendo por Dios que To mataran, a 0 que se acce- did luego de una semana, lle vandolo —con palas y picos— en un automovil al campo, de donde nunca volvié. Lo ven ‘pertir su mujer y tos comerciantes. de Pto. Senta Cruz, que infruc- tuosamente interceden por él Las matanzas an los puoblos: ntras el Ejército " los campos, la policia se encargaba de los pueblos En todos encontramos piso dios de horror. que legan al méximo en Pto. Santa Cruz, donde el Comisario. Sotuyo con la complicidad del oscr bano Sieardi (organizador de la Liga Patridtica) une las exacciones a las torturas y los asosinatos. Alli mismo muere fusilado, después de 6 dias de torturas, el albanil Santiago Gonzélez Diez, cono: cido dirigente anarquista. que también es obligado a cavar su propia tumba, El territorio pacificado Anaya termina el 13 do one ro su tarea de limpleza, y Varela comunica a Buenos res que, pacificado el Te- rio, comienze la sustitu cidn del Fjército por la gene darmeria y la policia, Como elemento coadyuvante para la normalizacién, el Dr. Ma- uel Carlés realiza una ex- tense gira por Santa Cruz, exponiendo el programa de la Liga Patridtica Argentina (conocida por él pueblo co- mo Liga Patridtica Asesina). E| Gnico dirigente obrero qué queda vivo es Antonio Soto, que se nego a esperar a Vi- fias Ibarra en La Anita, y es- capo por los pasos a Chile. En las cArceles del Territorio quedan mas de 600 presos, acusados de sedicién arma- da, hasta la legade del Juez Federal Vifias. en la Pascua de 1922, quo jos pone en li- bertad “por falta de méritos”” La organizacion obrera esta deshecha. Pero la Sociedad Rural, que en 1920 solo tenia unos’ pocos afiliados en Ga- Hlegos y Deseado, aparece con Gomisiones adheridas en todo el Territorio. Y se mul- tiplican las brigadas de. la Liga Patristica. Hasta después de 1946 no vuelve a firmarse un conve- rio colectiva de trabajo en el campo patagdnico. El Terri- torio se despuebla: de los 17.000 habitantes de 1920, quedan 10.000 en 1928 En medio de tanta paz, el viento se lleva las carnes de centenares de muertos, mal tapados por las piedras. El significado de los hechos Los estancieros, especulando con el alza, habian vendido lo menos posible durante los ltimos fos, no buscaron otros mercados, y desconta- ron oréditos sobre un stock artificiaimenta valuado, Su ica salida, en esas condi- clones, y ante la falta total de demanda, era disminuir la 1. Alambradores en Chubut. 2, El tonionte coronel Héctor Benigno Varela, que comandare la sangrienta represién de 192021 produccién y reducir los oos- tos. Como para producir lana | nico costo suprimible os la mano de obra (los pastos son naturales, la reproduc- clén también), una larga huelga, y la eliminackn de obreros traen indudables ven- tajas. Por otra parte, los enormes latifundios. les'largas distan- cias, el aislamiento y la pe- quefiez de los grupos de tra- bajadores, el _monopolio. del comercio y el transporte. la auseneia de organizacién sin: dical, hacfan que hasta 1920 la fijacién de los sueldos, la forma de pago, la contrata- clon y despido'de personal, se reelizaran de acuerdo ex: clusivamente a la convenien- cia y voluntad de los estan- cioros, La organizacién de la Socie- ded Obrera, con |a afiliacion de mas de'1.700 peones, (el 10% de la poblacién total del Territorio), vino a romper este esquema en cuanto @ los obreros del campo. Por lo tanto, desde 1a porspeoti va patronal, la destruccién de la S.0. y la oliminacion de dirigentes que, pese a as enormes dificuitades, habfan logrado organizar el’ Territo- rio, ora sumamente conve: niente. El hocho de que el primer pliego fuera firmado répida mente por 25 estanciorcs ohl- cos, que algunos protegieran © [09 obreros, y quo fueran apresados, golpeados y per seguidos junto con ellos, muestra otra faceta caracte- ristica de la lucha econémica fen la Patagonia: la represién y las. exacciones_sirvieron también para desocupar algu- nos campos mas, para acre- centar la tendencia hacia la concentracién latifundista. Por todas estas razones, el primer conflicto se arrastré 4 meses, y no tuvo solucién mientras las tratatives estu vieron bajo el control de Co- rrea Falcdn, al mismo tiempo representante de la Sociedad Rural y autoridad maxima del Territorio. En cuanto llegan Varela ¢ Iza, no vinculados por entonces a los grandes estancieros, el Conflicto se soluciona. En realidad, bastan 12 dias de tratativas reales para llegar a un arreglo que se firma en pleno campamento obrero, en una ceremonia a la que las autoridades no tuvieron la ‘menor inquietud en concur rir, a pesar de encontrarso rodeados de centenares de hombres armados. Esto nos obliga a recordar que, en aquella spoca, nadie andaba desarmado en la Patagonia. Y que la concontracién do obreros en grandes grupos fue la consecuoncia directa de los desalojos en las es- tancias y los hoteles y de las persecuciones en los puc- blos, donde la policia aprose- bay deportaba a los huel- guistas. Los pedidos anticipados de tropes. y la gran campafia de prensa en Buenos Aires con ‘sus fantasies sobre bandole- rismo, saqueos, maximalis- mo, etc., responden a dos ra- zones: por un lado, los estan- cieros no querfan pagar los sueldos adeudados en todo el invierno, ni cumplir con las condiciones del convenio, y, ademas, tenfan un gran inte- 6s en terminar con la orga- nizacién obrera, como se ha dicho antes. Por otro, la Po- licfa del Territorio era total mente inoficaz para disolver y diezmar los grandes cam- Pamentos obreros, por esca- ‘sa, por incapaz, y' porque su corrupein y suis abusos da- ban pie 2 que los obreros se sintioran libres de enfrentar- la por la fuerza, si los ataca- ba. Recurriondo al Ejéreito, todos estos problemas se re- solvian automaticamente. 4Cémo menos de 300 hom bres de tropa pudieron, domi- nar a més de 3.000 obreros concentrades y acostumbra- dos al uso de las armas? éPor qué el Ejército tuvo una sola baja, mientras que mu- rieron mas de 1.500 obreros? Es que no hubo combates. En el primer conflicto, los ‘obreros recibleron al Ejéreito ‘como protector ante los abu- sos policiales y érbitro ante la intransigente posicién pa- tronal. Y como el Ejercito ha- bia cumplido tal papel, la ine timacion a somotorse’hecha por las patrullas en el segun- do conflicto ora acatada en el acto, salvo la momentanea resistencia de Font on To- huelches. Es indudable que los muertos fueron entoncos baleados a mansalva, fusile- dos y dagollados. Y el hecho de que no sobreviviera nin- gin dirigente ni activista Prueba que éstos fueron es- pecialmente sefalados, bus- cados y eliminados. Esa actitud, repetida, de ren- dirse sin disparar un solo tie to, y el que nadie (salvo Soto en La Anita) huyera por los pasos a Chile, prueba que los huelguistas no conocian el bando 0 ultimatum de Varela. De hecho, yo no he encon- trado ninguna constancia —ni fen los diarios de Santa Cruz, ni_en los testimonios perso- nales que pude obtener, ni en los periédicos obreros de Buenos Aires, ni en la gran prensa— de la existencia de dicho bando antes de la vuel- ta de Varela a Buenos Aires: la primera transcripeién del bando aparece en Gritice el 20 do enero de 1922, 7 dias después del anuncio de la torminacién de la campafa militar. Es posible imaginar dos hi- pétesis respecto del bando: 1) que fucra_efectivaments redactado en Gallegos en no- viembre de 1921, sin darselo 110 publicidad, como una orden interna para respaldo de los oficiales que debian llevar a cabo las “operaciones de limpieza”. 2) Que fuera re dactedo en Buenos Ai la vuelta de la expedicion, ante el escéndalo periodistico y los cargos planteados por la izquierda parlamentaria (el Partido Socialista tenia repre- sentantes en el Congreso) Es necesario tener muy en cuenta que el bando, con su muy dudosa autenticidad, es, sin embargo, el nico docu mento “oficial” que “legaliza- fa" las matanzas. Por cierto que ningun oficial dol Ejército tenfa, ni tiene actualmente, atribuciones para omitit una decleracién de guerra s jante, y, aunque hubiora sido emitida antes de las matan- zas, seria ilegal on sf misma. Pero, de todas maneras, este bando es, hasta ahora, la tn'- a parodia de documento oft cial en la que pueden apoyar- 9 las matanzas. Durante los cincuenta afios transourridos ninguna autoridad se ha he- cho responsable do la orden de matar: ni el Presidente Yrigoyen, ni el Ministro del Interior, Gomez, ni el de Gue- ‘ra, Julio Moreno, han ros- pondido a las interpelactones piblicas. El Ejército no per- mitid investigaciones, y, si las hizo por su cuenta, no pu- blic6 las conclusiones. Vare- la mismo, si bien no rechaz6 la paternidad del bando (que se le atribuyé en plena Ca mara de Diputados de la Ne: cién), tampoco se hizo publi: ‘camente responsable de él En realidad, importa poco qué persona u organismo del Es- tado es responsable formal de las muertes én Santa Cruz. Tampoco importa si Varela y ‘1 gobierno de Buenos Aires creyeron realmente en la le- yenda del bandolerismo y la revolucién maximelista. 0 la utilizaron como exeusa, cono- ciendo la mala fe de fa acu- sacién de los estancieros Lo que importa coneretamen: te es que la “campaia de Santa Cruz” bonoficid direc: tamente a los. latifundistas, y la tortura y la muorto de centenares de obreros que no habian cometido delito alau: no sirvié para compensar las pérdidas que ta crisis lanera habia ocasionado a los gran: des productores patagonicos, El Estado y el Ejército se mostraron, una vez més, el instrumento de la clase ‘do- minante. La clave de la tragedia Desde Ia perspective de la clase obrera, la gran derrota del movimiento de Santa Cruz merece algunes_roflexionos. Todos los volantes que he: mos visto, y ol toxto mismo de los pliegos_presentados son de neto corte reformista. La dltima cléusula del 2° plie- go, e8 ol mejor ejemplo: La S.0. se compromete a dictar con la urgencia del ca- so los reglamentos e instruc- ciones a que sus afoderados deberan sujetarse, tendientes ‘a la mejor armonia del capi tal y ef trabajo, bases funda- mentales de la sociedad ac- tual, inculcando por medio de ‘folletos, conferencias y conversaciones, en ef espiri- tu de sus asociados, tas ideas de orden, laboriosidad y res- peto mutuo que nadie debe olvidar”. Este movimiento masivo, or ganizado pues a partir de rel- Vindicaciones inmediatas, pa- sa luego a la accién directa, saltando précticamente fuera de la sociedad: de hecho se constituye una “sociedad” de jeones y obreros, fuera de los poblados, que ‘se provee directamente para_satisfacer sus necesidades. Es también Un ejéreito armado, dicta sus 111 4. El entierro def teniente coronel Héctor B. Varela, al que asistié el presidente Marcelo T. de Alvear. nuevo régimen “politico”: la democracia obrera de las Asambleas. Pero, al mismo tiempo, firma vales por las provisiones que toma, sujetandose asi al sis- tema de intercambio de la sociedad que eparentemente abandon6, y reconoce la au toridad del Ejéroito argentino cuando éste intima, @ pesar de encontrarse en abrumado- ra superioridad numérica, Esta contradiccién fundamon- tal, insoluble en el marco de un’ planteo reformista, cons- tituye la clave principal de la tragedia, SI los objetivos que se bus- can son una mejora on las condiciones de vida y trabajo —una reforma— la lucha de- be tener en cuenta las reglas de juego de la sociedad, y los contendientes deben mo- verse dentro de sus estruc: turas. El salto fuera del sis- tema’ productivo y de sus formas “politicas”, aunque —como en este caso— sea involuntario, pone en cues: tidn a la sociedad constituida y determina en los hechos un enfrentamiento radical Este enfrentamiento, quo no fue buscedo por los dirigen: tos de la huclga, ni siquiera fue advertido por ellos cuan- do se les impuso. Y, como resultado, el movimiento fue aplastado sin la més minima resistencia. Gon esto no queremos decir gue un planteo revolucionario (y no reformista) y la con- ciencia sobre la necasidad de destruir la actual sociedad para edificar otra, sean ga- rantia para el triunfo del mo- vimiento proletario. Desde la Comuna francesa de 1871 hasta nuestros dias, centena- res de movimientos revolu- cionarios han fracasado, pero la clase obrera ha aprendido do esas dorrotas, porque és- tas fueron precedidas por bravos combates. En Senta Cruz, sofocada por el raformismo,- muere la pri mera gran oleada de luchas del movimiento obrero ergen- tino, iniciada con el siglo. El anarquismo ha dedo ya lo mejor de sf, se estrella con- tra ous propios limites, y de- muestra su impotencia para dirigir la siguiente etapa. 47 hos después, ef cordo- azo inicia un nuievo auge. El prolotariado, en ple de que- fra otra vez, necesita forjar- 80 una direceién do clase que lo lleve @ [a victorla. Fuentes Diarloe do Bunce Alves: Le Pren- 5a, Le NociOn, Crit, Lo Montara Y ta Venguardi Poriddlooe do fo Gallegos: Le Onin 9 Le Vordod La Proteste, Suplemento, quincenst ‘Ato Vill, Ni 295, enero 21 do 1029. 1a Petegonta. Argentine. F. Obrera Usonssranoo. Tallores Grifiecs ts Protesta, Buonos Aros, juno 3 de fee, Gémara de. Diputados: Dierlo dé Scclones’ 1921." Tomo V. Sesiones extreordinoriae, Page, 84. (aocien Sal de febrero do 1922) y 89 (00: ‘tn dol 0/2/1022), Comision do Justicia do te Cémara Se Diputados: Expediento rolatve @ jucto politico el doctor lemao} P Vines. © Depertamonto Nacional dal. Trabo- fr Cronica Monevel, Ano |V, Ne 3 ero Se 1021, 9 NP 45, anton: bre de 1024 Bibliografia Borroro, Joes M: Lo Patagonia tré. gion Primera parte. Asesinetos, plraterfa y esclavitud. Beyer, Coveldo: Los vengedores do Ja Petogonia trégiea. En Todo 8 Historia, NP 14 y 18, junlo y julio de. 1958, Correa Faloén, Edelmiro: Los suce- ses de Santa Cruz’ 1919 0 1021, 1958. Florio, Sueana: Lae motanzes de /a Patagonia (on prensa). 112

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