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· ARQUEOLOGÍA AMERICANA II ·

Escuela de Arqueología | Quinto Ciclo.


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EL FORMATIVO ANDINO:

ANÁLSIS, REVISIÓN Y PROPUESTAS

Alberto Bueno Mendoza.


Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

A lo largo de los años la arqueología en América, principalmente para el área Mexicana y andina,
se ha visto inmersa en el uso de un conjunto de herramientas, llámense teorías, métodos y
técnicas, propias de las nuevas tendencias arqueológicas acorde a los años permitiendo así nuevas
luces en cuanto a descubrimientos y al estudio de los procesos que dieron forma a las sociedades
originarias de este lado del globo.

Para el caso de Norteamérica, el interés por comprender los procesos históricos, evolutivos,
poblacionales y de desarrollo en la zona boreal del continente americano dio origen a que
producto de la confrontación entre la Arqueología Tradicional y la Nueva Arqueología binfordiana
se introduzca el concepto de ‘Formativo’ siendo este un referente para su posterior uso en
México, Ecuador y Perú.

Para el caso de México, cabe mencionar que el término y concepto ‘Formativo’ no tuvo gran
acogida y su utilización no pasó más de una década. Para el caso de Ecuador el concepto Formativo
se ha venido empleando desde mediados del siglo XX. En el caso peruano se sabe que en Estados
Unidos se hizo uso del concepto desde 1948 por W. D. Strong, para el estudio e interpretación de
los restos materiales procedentes del Proyecto Virú (1946). A partir de entonces, existió un amplio
interés por conocer y entender el proceso de formación de las sociedades andinas lo que ha
llevado a que una amplia lista de investigadores postulen conceptos y definiciones acorde a las
diferentes corrientes de pensamiento humano, destacando el difusionismo, estructuralismo,
materialismo, positivismo, evolucionismo, marxismo, entre otras. Del mismo modo, diversos
investigadores han planteado periodizaciones cronológicas teniendo como base aspectos
materialistas (cerámica y agricultura) y estructurales (desarrollo, complejidad social y cultura) lo
que ha llevado a generar tensos debates en la comunidad científica.

Para la zona andina, Richard Schaedel, profesor de la Universidad de Austin, Texas, en 1953
introdujo el concepto de ‘Formativo’ vinculándolo a la agricultura y la cerámica
Chavín/Cupisnique. A partir de ese momento hasta nuestros días el término ‘Formativo’ aparece
estrechamente ligado a Chavín y Cupisnique.

Posteriormente y desde la década de los 60’s y 70’s los diferentes investigadores peruanos
emplean términos y conceptos a partir de los planteamientos norteamericanos. Federico
Kauffman Doing presentó una división de 04 cuatros fases del período ‘Formativo Andino’, para
ello Kauffman fusionó una serie de corrientes de fuerte vinculación antropologista simplificada.

Por otro lado, Ramiro Matos Mendieta en uno de sus artículos ‘La Decoración Pintada en la
Cerámica del Formativo Inicial de Ancón y sus posibles conexiones’ (1966), adopta el concepto de

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‘Formativo’ y en donde se evidencia afinidad a lo postulado por Kauffman Doing, sobre la


originalidad y simplificación terminológica.

Luis Guillermo Lumbreras, en una de sus publicaciones presenta un cuadro cronológico del
desarrollo de la civilización andina en dónde establece una relación de la organización social
basado en criterios económicos – sociales y los períodos cronológicos tal es así que se establece
de la siguiente manera: para las sociedades de Recolectores, Cazadores, Horticultores y
Pescadores corresponden a los períodos Lítico y Arcaico. Para la sociedad de Agricultores
Aldeanos los períodos Formativo y Desarrollo Regionales. Las sociedades de Industriales Urbanos
los períodos Imperio Wari, Estados Regionales e Imperio Inca.

Como es sabido, se evidencia la existencia de diversos autores que han diseñado propuestas
cronológicas para el proceso civilizatorio en los andes peruanos teniendo al ‘Formativo’ como uno
de los períodos que marca un proceso de transformación social, cultural, económico y político en
donde se empieza a consolidar la institucionalización político – religiosa, manifestándose esto en
el diseño, construcción y funcionamiento de suntuosos centros ceremoniales y administrativos
que operaban en torno a extensos complejos agrícolas y urbanos. Durante este período, la
agricultura logró afianzarse y mejorar en cuanto a la calidad y cantidad de los productos lo que
trajo consigo que haya un mejor manejo y mayor rentabilidad de los recursos naturales
permitiendo así el crecimiento y desplazamiento de la población, ocupación de los valles,
especialización del trabajo, domesticación de plantas y animales silvestres, mejoramiento,
readaptación y todas aquellas tareas de desarrollo agropecuario.

Con todos los planteamientos hechos a lo largo de la historia de la arqueología en el Perú se puede
concluir que existen tres vertientes diferentes de pensamiento en la disciplina arqueológica
peruana: En primer lugar, tenemos una corriente difusionista. En segundo lugar, el pensamiento
que plantea teorías de la evolución multilineal y genera el gran debate acerca del modo asiático
de producción. En tercer y último lugar, la corriente de pensamiento nacionalista. Como es
evidente, la ciencia arqueológica ha experimentado una serie de cambios atravesando por una
larga lista de corrientes que han ido modelando la interpretación que le hemos dado a las
diferentes sociedades que habitaron este vasto territorio. Sin embargo, ante tanto concepto y
definición que en ocasiones resulta confusa, desfasada y limitada surge la necesidad de repensar
el concepto de ‘Formativo’ y tomar una decisión que derive en seguir o no usándolo como parte
de las investigaciones y estudios de las sociedades dando paso así a enfoques más reales, pues su
largo uso lo ha convertido en un término mecanizado, excluyente y repetitivo, tanto así que hoy
por hoy resulta imposible continuar sosteniéndolo y menos vincularlo a Chavín, puesto a que los
nuevos hallazgos y evidencias de sitios muy tempranos vinculados a Cupisnique y Chavín
descubiertos en los últimos cincuenta años contradice lo que propone la terminología del
‘Formativo’ y sus características desubicando del contexto espacio - temporal primigenio,
generando así vacíos históricos, confusiones, omisiones y un generalismo que lejos de explicar y
esclarecer nos genera incoherencias históricas y arqueológicas.

Finalmente se concluye que continuar con el uso de la terminología del ‘Formativo’ sugiere un
cambio en cuanto a la cronología y los tiempos sobre los cuales han de ubicarse los investigadores
llegando así a descender en el tiempo hasta los 4000 y 2000 a.C., escala temporal en donde se

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forma la cultura compleja americana en los andes configurando sus características primordiales
de desarrollo social, cultural, político, económico y tecnológico. Asimismo, los contextos
culturales a los cuales se consideran ‘Arcaicos’ o ‘Precerámicos’ corresponde en realidad al
período ‘Formativo’. Cabe mencionar que Chavín empieza antes de los 2000 a.C. (basándose en
las evidencias arquitectónicas, cerámicas y textiles y sus fechados radio carbónicos), situándola
en una antigua similar a la de Valdivia (Ecuador) y de mayor antigüedad a los Olmeca; lo que ha
conllevado a presumir que en los últimos 3000 años antes de nuestra era los desplazamientos, así
como los contactos y difusionismos culturales se dieron desde el sur hacia el norte y no al revés
como se proponía anteriormente.

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