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Latinoamericana Director de coleccién: Sebastian Mazzuca G. O'Donnell: Contrapuntos E, Kvaternik (comp,): Elementos para el anisis politico A. Przeworski: Democracia sustetable J.C, Torre: El proceso politico de las reformas en América latina LC. Bresser Pereira y N. Cunill Grau (comps); Le piiblico no estatal en fa reforma del Estado 6. V. Tokman y G. O'Donnell (comps.): Pobrezn y desigualdad ert Auérica lati mo 7. Isidoro Cheresky ¢ Inés Pousadela (comps.):lslituciones y politica en las nuevas democraciaslatinoamericanas 8, Scott Mainwaring y Matthew Soberg Shugart (comps.): Presidencialismo y democracia en América latina Scott Mainwaring Matthew Soberg Shugart (compiladores) Presidencialismo y democracia en América latina ~ Paidés Buenos Aires-Barcelona- México Capitulo 4 Las fuentes politicas del presidencialismo en México* Jeffrey Weldon** 4.1. Introduecién México ha sido caracterizado como un pais con una presidencia excepcio- nalmente fuerte. En ningtin otro pais de América latina el presidente parece ejercer poderes tan amplios. El presidente mexicano domina a los poderes Legislativo y Judicial del gobierno nacional y dirige un sistema federal alta- ‘mente centralizado en el que los estados y municipalidades parecen en tilt ma instancia estar sujetos a los dictados del centro. Esta fuera de discusién que el presidente mexicano ejerce un extraordina- rio abanico de poderes. Puede reformar la Constitucién a través de la pro- puesta de enmiendas que frecuentemente son aceptadas por el Congreso con ‘modificaciones s6lo superficiales. Inicia précticamente toda la legislaci6n, la cual a menudo es diligentemente aprobada por el Congreso. El presidente esigna a su propio sucesor en la presidencia y también nombra a la mayor: parte de los candidatos legislativos de su partido. A menudo nombra tam- bign a los candidatos a gobernador del partido oficial. Puede hacer que go- bernadores, intendentes y legisladores sean removidos de sus puestos. De- * Ala fecha de redaccisn de este atculo, ef partido gobernante ra el PRI, que postrior- ‘mente perdi las elecciones, Para la publiacica an espa, ct atorha hecho una revision desu trabajo, ya agregad una adenea a inal del misma. (N. de E) "El autor express agradecimiento al ITAMLy al Centr for U S-Moxiean Studies por el, ‘apoyo su investigaion y agradece a Marla Amparo Casat, Wayne Comeliu, Federico Ester, Carolina Gémer Vinales, Alonso Lsjembio, Juan Molnar Vitor Manvel Reynoso y a los com- piladores por sus comentarios los borradores de este texto, 176 Ieffrey Weldon signa a los integrantes de su gabinete y puede destituitlos a su antojo. La ra~ mma judicial nacional es ocupada por jueces designados por él, lo cual da co- mo resultado un Poder Judicial décil (véase Garrido, 1969, pags. 422-426). Esta imagen de una presidencia poderosa sobrevive pese al hecho de que la Constitucién mexicana establece un Congreso y un Poder Judicial inde- pendientes einsiste en la separacién de poderes. Ademis, la Consttucién de 1917 es explicitamente federal en lo que concierne a las relaciones entre el go- biemo federal y los estadas, e instituye el autogobierno municipal. ;Cémo es entonces que el presidente mexicano es de hecho tan poderoso? {Por qué flo- rece el presdencalismo bajo una Constitucién que es meramente presidencial? Buena parte de la literatura sobre la politica mexicana (tanto de autores ‘mexicanos como estadounidenses) culpa al supuesto carécter autortario de la cultura politica de México por la estructura politica centralizada y autori~ taria (Loaeza, 1989; Lépez Villafafe, 1986; Segovia, 1975; Villa Aguilera, 1987). Esta literatura supone que el presidencialismo ha estado vigente por lo menos desde la Constitucién de 1917, si no desde antes (Meyer, 1977, pags. 23-24). Ciertamente, hay en la historia mexicana una tendencia a la fentralizacién, en particular ala acumulacin de poder personal en manos de un caudillo, un lider cuasi-militar. El rol de cauillo nacional es invaria- blemente astumido por el presidente. Es muy difundida la interpretacin de Ia formacién del partido oficial como una consecuencia del presidencialismo (Garrido, 1982, pig. 359; Segovia, 1987). EI Partido Revolucionario Institu- ional (PRI) ha sido tradicionalmente retratado como el mero ministerio electoral de la presidencia ‘Otros estudiosos adjudican a la Constitucién de 1917 la creacién de un sistema altamente presidencialista (Carpizo, 1978a, pigs. 7391; 1978; 1988; Cosio Villegas, 1978, pags. 22-30), Presuponen que los delegados de la con- vencisn constituyente reunida en Querétaro en 1917 apuntaron a crear una presidencia fuerte con el objetivo de obtener mayor eficiencia y estabilidad en el gobierno, Estos estudiosos del clerecho creen que las teformas constitu cionales subsiguientes, que fortalecieron el presidencialismo, eran la conclu sin logica de la doctrina legal del presidencialismo establecida en 1917. Es- tos autores raramente discuten los “poderes metaconstitucionales” del presidente, ni sacan a colacién el tema del partido oficial y la relacién del presidente con esa institucion 4. Los acadlémicos mexicans tna e érmino pesidenciismo tanto para denial sistema dle gubierno presidencial como para coracerizar la concentracién excepcional de paderes, tanto ‘onstituclonales como de otros pas, en manos del presidente mexicano En est capitulo util ames tring en esta segunda scepei. 2 Meyer (1992, pig. 63) ubia las races del presideneialismo en los emperadores azteca y tos concstrados povleteseecutivos del peefodo colonial, Cosfo Villegas (1975) enatza la nate falezn personaista del gobierno prsidencial en México, aunque ne comparte completamente {Sas opiniones acerca dels orfgenes del presidencialismo Las fuentes politins del presenciatismo en México wr ‘Otros investigadores tienden a combinar los dos argumentes anteriores, re- conociendo tanto la naturaleza autoritaria de la politica mexicana como los or- | dda por el ritmo deliberadamente lento de las reformas sociales de Madero, en enero de 1913 hubo en el Congreso discusiones sobre la posibilidad de vol- ver al gobierno més parlamentario, yen especial sobre la posibilidad de volver alos secretarios del gabinete més sensibles a los requerimientos del Congre- 0 (Piecato, 1991, pags. 115-122). Sona Madero fue derrocado (y asesinado) por un golpe militar en febrero de 1913. ElSenado, que habia sido mas conservador que la Cémara de Diputa- dos, jugé un rol importante en su caida. Numerosos senadores habian pre- sionado abiertamente en favor de su apartamiento (Piccato, 1991, pags. 129- 130; Knight 1990 [1986]: vol. 1, pags. 486-487). Al tomar prisionero a Madero, el general Huerta afirmé que el Senado le habia conferido la autoridad para hacerse cargo de la presiclencia (Piccato, 1991, pag. 130; Cumberland, 1972, pég. 13). Huerta (1913-1914) enseguida debié enfrentar la fuerte oposicién Ge} Congreso, tanto de los macleristas como de los antimaderistas que se ha- Dian apartado cuando sus Ideres fueron purgados del gabinete de Huerta (iccato, 1991, pag. 141), Hacia el otofo de 1913, varios de esos diputados y 7 Wislra dela mare de Dipaades, vo. 2, pigs. 9697 Citado en Picea (1991, pg 108. | | 180 Iefrey Weldon senadores habian sido asesinaclos o arrestados o habian desaparecido, El 10 de octubre de 1913 la Cémara de Diputados amenaz6 con iniciar a Huerta un proceso de impeaciment, alegando la falta de seguridad que padecian los le- gisladores, Esa tarde, Huerta envié el Ejreito a la Camara para arrestar a 110 diputados; 74 fueron luego acusados (Knight, 1990 [1986], vol. 2, pig. 75).La Cémara de Diputados fue disuelta por Huerta, y el Senado decidid que lo ids prudente seria autodisolverse (Piceato, 1991, pag, 153). Huerta convocé a elecciones especiales para el 26 de octubre, y fue elegido un nuevo Congre- so dominado por sus camaradas. ‘Aun luego de la Constitucién de 1917 y al menos hasta 1935, el Congreso todavia desafiaba la autoridad de los presidentes mexicanos. Aunque a me- sudo prevalecia la voluntad presidencial, cada uno de los presidentes desde Carranza hasta Cardenas enfrenté a mayorias opositoras de facto en por lo ‘menos tuna de las cémaras en alggin momento desu mandato. El presidente Carzanza (1917-1920) no conté con mayorfas confiables en el Congreso (Marvan Laborde, s ). Solo el 35% de sus proyectos de ley fue ron aprobados por la Cémara de Diputados, y cerca de las dos terceras par- tes de todos los proyectos de ley que fueron aprobados hablan sido original- mente presentados por diputados (Weldon, 1997b). El presidente interino De la Huerta (1920) tuvo una presidencia particularmente dificultosa, du- rante la cual menos del 14% de sus proyectos de ley fueron aprobados. En la primera mitad de su mandato, el presidente Obregon (1920-1924) enfrent6 al Congreso, que estaba bajo el control del opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Como resultado, menos del 20% de los proyectos de ley propuestos por el Ejecutiva fueron aprobadios en ese period, y mas del 80% de todos los aprobadas habian sido propuestos por la Camara de Diputados (Weldon, 19976). EI PLC intents modificar la Constitucién para conformar un sistema parlamentario de gobierno. Las reformas eran impul- sadas por 90 miembros de la Camara de Diputados. La Constitucién seria al- terada para que el presidente fuera elegido por la Camara, El presidente ten- dria el poder de disolver la Camara de Diputados con el acuerdo del Senado. ‘Tambign habria ministros en el gabinete ~que incluiria un cargo similar al de un primer ministro- que serian responsables ante la cémara baja (el presi- dente propondria tres nombres para cada puesto, de entre los cuales el Con- ‘greso elegiria al miembro del gabinete). Los lideres del PCL se oponian ter- minantemente a algunos de los principales partidarios de Obregén, y tal vez al propio presidente. Creian que un sistema parlamentario era el mejor cami- zo para que ellos pudieran tomar el control del gobierno. Obregén y sus se- guidores respondieron. Luego de grandes luchas, los obregonistas ganaron In eleccién para la Comisién Permanente y la Comisién Instaladora (que ha- brian de juzgar las elecciones legislativas cle 1922), y las iniiativas para for- 8. Pricto Laurens (1968, pig, 106) niega que el presidente interviniraen la derroa del PLC, Las fuentes politins del presdencialsmo en México 181 mar un gobierno parlamentario se pospusieron indefinidamente (Piccato, 1991, pig, 26; Prieto Laurens, 1968, pg. 106; Dulles, 1961, pg. 132). En 1921 Obregén introdujo un proyecto de ley laboral que contaba con el fuerte apoyo de la Confederacién Regional Obrera Mexicana (CROM)’ y el Partido Laborista Mexicano (PLM). Sin embargo, frente a la oposicién del Partido Nacional Cooperatista (PNG) y el Partido Nacional Agrarista (PNA), ambos también partidos ostensiblemente. progubernamentales, Obregon abandons la ley laboral y ella muri en el Congreso (Goodspeed, 1947, pags. 114-115). Su presupuesto para 1921 fue retenido en el Congreso, y la Camara de Diputados lo modifieé contra los deseos presidenciales. En consectiencia, a principios de 1921 pidié y abtuvo autoridad del Congreso para ejercer po- , deres extraordinarios de decreto (que conserv6 hasta el final de su mandato) Con esos poderes de decreto promulg6 parte de los presupuestos para 1922 y 1923, asi como otra legislacion financiera relevante. No se ocupé de presen- tarel presupuesto de 1924 (Weldon, 2001). Durante la segunda mitad de su mandato Obregén debié hacer frente a ‘una mayoria del PNC en la Camara de Diputados, liderada por Prieto Lau- tens, Este Congreso nombré a oponentes del presidente en la Corte Supre- ‘ma, derrotanda a los candidatos elegidos por Obregén; el presidente se negs a reconocer Ia eleccién y convvocé a una sesién especial del Congreso, la cual de todos modos ratificé las elecciones realizadas por Ia mayoria del PNC (Prieto Laurens, 1968, pigs. 117-120). E127 de noviembre de 1923 Prieto Lau rens traté de ensamblar una mayoria cooperatista para elegir la Comisién Permanente, esperando poder formar una coalici6n parlamentaria que ap. yyaria a De la Huerta en vez de a Calles para presidente en el siguiente per! do, Necesitaba 128 votos y sélo pudo reunir 122. Sin una mayoria en el Con- ‘greso De La Huerta no podria ser elegido, y los delahuertistas optaron, en cambio, por la rebelidn armada (Dulles, 1961, pag. 206). Mis tarde, durante la rebelin de De la Huerta (1923-24), fue necesario convocar a una sesién especial del Senaclo para ratifiar la Convencién de! Reclamos Generales de los acuerdos de Bucareli con los Estados Unidos. Francisco Field Jurado, ua lider del PNC en el Senado, encabezaba la oposi-! ‘ign y se las arreglé para evitar la formacién de quérum (Dulles, 1961: pag. 237), El quérum para la aprobaci6n del tratado se aleanz6 recién con el asesi- rato de Field Jurado el 23 de enero de 1924, el secuestro de otros senadores (Gupuestamente por miembros del PLM) y Ia posterior incorporaci6n de sus suplentes (Tamayo, 1987, pags. 283-286). 'afirma en cambio que ella se debi a os interescs yesfucr2os de wna alanza puramentelegis- Iatva entre st PNC, €] PEM y el PNA, ' La CROM fue lapringpal organizacin sindica durante ete peviodo. A través del PLM,

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