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Sin lugar a dudas el siglo XIX fue un momento histórico fundamental para el
sistema económico que impera en la actualidad. Si se quiere, se podría decir que
El siglo XIX muestra con gran vehemencia con este cambio, no quiere decir por
ello que sólo en dicho momento histórico ocurrió tal cosa, sino que como
consecuencia de las transformaciones acaecidas en siglos pasados, será este
momento en que detonará el capitalismo como sistema económico en gestación.
Así pues, con la transformación de los medios de producción, tierra, trabajo, y
capital, en mercancías, las tradiciones y establecimiento de valores culturales
feudales desaparecerán. El cercamiento de predios y la producción de la tierra
harán que se transforme no sólo en trabajo sino la forma de adquisición de medios
de supervivencia al precisar para ello, ya no, una pequeña extensión de tierra a
cambio de servidumbre , sino e imperativamente un salario.
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La generación de productos parte de lo que Marx denomina la apropiación social del trabajo, esto
quiere decir que las mercancías no se producirán con la finalidad de acumular y obtener
únicamente ganancia: La acumulación de capital es desde luego distinta del comportamiento de las
clases dominantes precapitalistas. Si todo el plusvalor se consumiera en la forma de bienes de lujo,
no podría tener lugar acumulación de capital alguna. El capital se mantendría entonces en el nivel
que ya ha alcanzado. Por razones puramente analíticas Marx presento este caso especial
"limitador” bajo el nombre de "reproducción simple”. No corresponde, desde luego, a ninguna etapa
o situación “real” de un modo capitalista de producción que funcione normalmente. 58 Como
hemos señalado, lo que caracteriza al capitalismo es precisamente la compulsión de acumular, es
decir “la reproducción ampliada”. (Mandel, 1985, pág. 59)
De esta forma, la apropiación de la tierra, lleva consigo no solo la posibilidad de la
producción de esta misma, sino también la apropiación del trabajo que ahora se
convierte en una mercancía vendible y comprable, que produce al mismo tiempo
valor. Mandel es claro al indicar que sólo este bien puede producir plusvalor y con
ello capital que al tiempo puede ser reinvertido:
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Lo mismo ocurrió con la India por ejemplo, allí como lo plantea Hobsbawn se dio
un proceso de desindustrialización en miras de los intereses económicos ingleses
y la necesidad de materias primeras de esta región del sur:
“Las indias Orientales habían sido, como hemos visto, el exportador tradicional de
mercancías de algodón, impulsada por la compañía de Las Indias. Pero cuando
los nuevos intereses industriales predominaron en Inglaterra, los intereses
mercantiles de Las Indias Orientales se vinieron abajo. La India fue
sistemáticamente desindustrializada y se convirtió a su vez en un mercado para
los algodones de Lancashiere: en 1820 el subcontinente asiático compró sólo 11
millones de yardas; pero en 1840 llegó a adquirir 145 millones” (Hobsbawm, 2009,
pág. 42)
Para servir a las elites capitalistas transnacionales, las elites capitalistas locales
requieren de Estados recolonizados fuertes para salvaguardar los objetivos
imperialistas, y con capacidad para imponer y garantizar la ejecución de las
reformas estructurales y de estabilización económica, a pesar de las
movilizaciones populares oponentes. Los Estados-Imperiales apoyan directamente
a las instituciones financieras internacionales, porque les sirven como instrumentos
de penetración y control en los Estados-Neocoloniales, los que a su vez se
ordenan conforme a los lineamientos requeridos para convertirse en los garantes
de la defensa de los intereses de los capitales transnacionales. Las instituciones
financieras internacionales son parte de las extensiones de las redes formadas por
los Estados-Imperiales para mantener la supremacía política y económica sobre
los Estados-Neocoloniales, los cuales se subordinan a sus dictados, siguen el
modelo de corte neoliberal y se convierten en los actores más dinámicos a favor
del proyecto hegemónico. La nueva estructura neocolonial del Estado se organiza
para la transferencia de valores y recursos a las metrópolis donde se ubican las
grandes corporaciones transnacionales, las cuales buscan lograr mayor eficiencia
en sus economías de escala y de alcance mediante un nuevo sistema de
organización laboral, que ha entrado en una etapa de especialización colonial
como base de la creación de ventajas competitivas. (Hernández, 2005, pág. 156)
Para el año del genocidio tutsi, habían pasado más de 15 años de represiones y
continuos ataques entre ambas etnias, sin embargo, con apoyo de Francia estos
habían logrado mitigarse, el país salía poco a poco a delante y en 1990 a pesar
de que el Frente Patriótico Ruandés , compuesto por exiliados tutsis expulsados
del país por los hutus, invade Ruanda desde Uganda, lo que lleva a que en 1993
los dos países firman un acuerdo de paz llamado los “Acuerdos de Arusha” que
tenía como finalidad la integración política y militar y la salida de las tropas
francesas del territorio en 1992.
Esto pudo haber sido una buena idea, a no ser por los problemas económicos que
vivía Ruanda ya hace algún tiempo con los bajos precios del café que es el
principal producto de la región y la constante ayuda que seguía recibiendo de
Francia en términos de legitimación del gobierno. El gobierno seguía invirtiendo en
gasto militar, favorecía a los hutus y dejaba de lado los tutsis que necesitaban
tierra para la ganadería de la que poseían los hutus para la agricultura.
“La masacre tutsi de l994 fue planeada con cuidado, tanto Bélgica como Francia
veían venir los acontecimientos. Bélgica no pasó de alguna advertencia
espantada. Francia, interesada en su posición estratégica en la zona de los
Grandes Lagos, proveyó armas, entrenó hombres hutu y recibió a sus dirigentes
en París, prometió incluso intervenir militarmente en caso de ser necesario
protegerlos.” (Doria, 2007)
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http://www.msf.es/multimedia/foto-galerias/2014/ruanda-20-anos-despues-iglesia-ntarama
El interes de Francia y Bélgica avivó un conflicto que si bien existía no había
causado tanto daño y esto así en varios países africanos que a pesar de tener
“democracias” o ser “republicas siguen al mando de políticas extranjeras” o lo que
es igual se han convertido en neocolonias.
“Como en los Siglos XVI ó XIX, África atrae hoy al mundo con una serie de
recursos, esencialmente mineros, que se califican como "estratégicos". La
República Democrática del Congo aseguró mucho tiempo el suministro de uranio,
sus reservas de cobalto y cobre son de las mayores del mundo, y las de
manganeso, cinc, oro y diamantes tienen un potencial importante. Hasta
comienzos de los 80, estas fuentes minerales fueron un elemento clave en la
política americana y europea en relación al África. Los estados extranjeros se
permitieron tanto intervenciones militares directas como tratos menos claros
(apoyo al apartheid sudafricano, por ejemplo), para sostener su abastecimiento. Si
bien el mercado de minerales no energéticos ha ido perdiendo valor en relación
con los hidrocarburos esto no ha frenado la voracidad de los capitales, que ahora
avanzan sobre las reservas de petróleo africano. (Doria, 2007)
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Esto lo trabaja claramente, Maristella Svampa: Así, si bien es cierto que la explotación y
exportación de materias primas no son actividades nuevas en América Latina, resulta claro que en
los últimos años del siglo xx, en un contexto de cambio del modelo de acumulación, se ha
intensificado notoriamente la expansión de megaproyectos tendientes al control, la extracción y la
exportación de bienes naturales, sin mayor valor agregado. (Svampa, 2013, pág. 31)
que llevan, por ejemplo en el caso de África, a conflictos civiles traspasados por
disputas étnicas y la supresión de derechos civiles y políticos.
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organización para la unidad africana, más adelante (UA) Unión Africana en el año 2002
Este hecho está relacionado con el artículo 3 del preámbulo del acta constitutiva
de la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana, que como lo
plantea el doctor Tardif, “Expresa claramente el compromiso con los ideales de los
derechos humanos y la democracia, así como con el de un desarrollo económico
sustentable, reconociendo que la cultura de los derechos humanos es
indispensable para propiciar el crecimiento económico”. (Tardif, 2013, pág. 141)
“Un cuarto rasgo definitorio de la Carta Africana es que se trata del texto de
derechos humanos en el que se realiza un reconocimiento más significativo de los
deberes del individuo. El Preámbulo considera que “el disfrute de los derechos y
libertades conlleva el cumplimiento de los deberes de cada uno”, mientras que el
artículo 27 señala que “todo individuo tiene deberes respecto a la familia y la
sociedad, el Estado, y las demás comunidades legalmente reconocidas y respecto
a la comunidad internacional”. Sin embargo, el artículo más importante en este
sentido es el artículo 29, que formula un auténtico catálogo de deberes humanos
del individuo: preservar el desarrollo armónico de la familia y trabajar por su
respeto, servir a la comunidad nacional, preservar la solidaridad social y la
seguridad nacional, trabajar y pagar tributos, preservar los valores culturales
africanos.” (Iza, 2015)
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Para conocer más sobre la Carta Africana de Derechos Humanos:
http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1297.pdf?view=1
Lo anterior tiene mucho que ver con la costumbre de mantener el derecho
tradicional africano o derechos consuetudinario, que sobrepone el conceso y la
equidad a positivismo jurídico por lo que mucho de los sistemas judiciales del
continente se base más en el perdón y la reconciliación. Este es el caso por
ejemplo de la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, pues esta
hasta ahora no constituye un órgano real para juzgar las violaciones a los
Derechos Humanos.
Sin embargo, uno de los principales que tiene este para su funcionamiento no solo
es que es un sistema relativamente nuevo, al mismo tiempo, los Estados de este
continentes en tanto llevan poco tiempo de formación como estados en lógica
moderna, temen el perder su soberanía al aceptar las recomendaciones o
sentencias que desde el Sistema Africano de Derechos Humanos se emite.
Martínez Rangel, R., & Reyes Garmendia, E. (2012). El Consenso de Washington: La instauración de
políticas neoliberales en América Látina. Política y Cultura(37), 35-64. Obtenido de
http://148.206.107.15/biblioteca_digital/estadistica.php?
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%20de%20Washington:%20la%20instauraci%C3%B3n%20de%20las%20pol%C3%ADticas
%20neoliberales%20en%20Am%C3%A9rica%20Latina
Harbey, D. (2005). El “nuevo” imperialismo : acumulación por desposesión. (CLACSO, Ed.) Socialist
register 2004. Obtenido de
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20130702120830/harvey.pdf
Harvey, D. (2014). 17 Contradiccions y el fin del capitalismo. Quito, Ecuador: Profile Books LTD.
Hobsbawm, E. (2009). La era de la revolución 1789-1848. Buenos Aires, Argentina: Grupo Editoria
Planeta. Obtenido de
https://drive.google.com/file/d/0B_Edz1CuY7UhQ3BNT2FvM0RhN2c/edit
Mandel, E. (1985). El capital. Cien años de conroversias en torno a la obra de Karl Marx. México:
Siglo XXI Editores.
Svampa, M. (Marzo-Abril de 2013). "Consenso de commodities" y lenguaje de valoración en
América Látina. Nueva Sociedad(244), 30-46. Obtenido de
http://nuso.org/media/articles/downloads/3926_1.pdf