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Monográfico: “Producción de Semilla Ecológica”.

APORTACIONES AL DEBATE SOBRE LA ELABORACIÓN DE LA


REGLAMENTACIÓN EUROPEA DE SEMILLA ECOLÓGICA.

Juan José Soriano Niebla, Josep Roselló Oltra y Alvaro Toledo Chavarri.

[2002. En Actas del V Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica: La agricultura y ganadería
ecológicas en un masco de diversificación y desarrollo solidario. Gijón (pendiente de publicación).]

Según palabras de los autores de este artículo, no existe duda alguna sobre la
necesidad de establecer una reglamentación específica para la producción, utilización y
comercialización de semilla y material vegetal de reproducción en Agricultura
Ecológica. Sólo el establecimiento de esta reglamentación puede garantizar a los
agricultores y consumidores ecológicos la disponibilidad de material vegetal que
cumpla unas garantías mínimas en cuanto a requerimientos agronómicos y a la calidad
de alimentos producidos. No obstante, el establecimiento de una normativa sobre
semillas y material de reproducción vegetal debe ser objeto de una valoración y
discusión especialmente cuidadosa por parte del sector.

En este sentido un grupo de personas vinculados a la Red de Semillas


"Intercambiando y Resembrando" están preocupados porque el asunto está siendo
discutido exclusivamente en el seno de grupos de técnicos vinculados a organismos
oficiales o privados de semillas.

La normativa sobre semillas condicionará de manera muy importante el manejo


de la biodiversidad en nuestros sistemas. Debemos de tener en cuenta que la
biodiversidad tiene connotaciones sociales, económicas y ambientales que trascienden
ampliamente las cuestiones puramente técnicas relativas a los métodos de obtención y
multiplicación de las variedades.

Un aspecto a tener en cuenta es que la normativa de la utilización de los recursos


fitogenéticos está siendo discutida a nivel internacional, tanto lo que afecta a la
utilización del material como lo relacionado con los derechos de propiedad sobre el
conocimiento necesario para su obtención y multiplicación. En el entorno de la
producción ecológica, se debe tener en cuenta que a estas alturas se ha alcanzado ya un
cierto nivel de debate (Fernández 2000, Toledo 2000, Lammerts van Bueren 1999,
Wyss 2001) aunque desgraciadamente reducido al aspecto puramente técnico de la
mejora y la multiplicación del material. Este desarrollo del debate en una sola
dimensión puede llevarnos a actuar precipitadamente y hacernos tomar decisiones
desafortunadas. Todos conocemos que sobre la base de reglamentaciones técnicas
supuestamente neutrales se derivan después importantes implicaciones sociales,
económicas y ambientales (Soriano 2000) y que el tema de semillas y variedades no es
especialmente fácil de entender. También debemos de tener en cuenta que la
reglamentación no es un fin en sí, sino un medio que debe permitir avanzar en los
objetivos que perseguimos.

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Monográfico: “Producción de Semilla Ecológica”.

Nuestra propuesta sobre el tipo de agricultura ecológica que se debe buscar es la


que propone la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) que dice
textualmente sobre los objetivos de la Agricultura Ecológica: “la obtención de alimentos
y materias primas de máxima calidad, respetando el medio ambiente y conservando la
fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos locales, potenciando
las culturas rurales, los valores éticos del desarrollo social y la calidad de vida”.

Uno de los factores que más preocupan a la sociedad es la “seguridad


alimentaria”, es decir, el suministro a la población de alimentos saludables y en cantidad
suficiente. ¿Cómo pueden contribuir las semillas ecológicas para garantizar estos
requisitos?:

En primer lugar asegurando la producción, es decir disminuyendo de forma


razonable los riesgos de pérdidas masivas de cosechas. Existen ya suficientes evidencias
científicas de que la diversidad es un factor primordial para la estabilidad de los
ecosistemas (Loreau y Behera 1999) y que las prácticas que conducen a la
homogeneidad genética del sistema productivo ponen en riesgo esta seguridad
alimentaria (Shand 1997, Altieri 1997). Por lo tanto, conviene tener en cuenta que
algunas de las prácticas de cultivo que se consideran adecuadas para garantizar la
seguridad alimentaria a través del correcto manejo de la diversidad, son la utilización de
sistemas de cultivos múltiples, de mezclas varietales y de variedades lo menos
homogéneas posibles.

“La Ley 11/1971 de semillas y plantas de vivero, y su reglamento de desarrollo


(3767/1972) que regula las semillas y plantas de vivero, establece la existencia de
variedades de dominio público (aquellas que no tienen derechos de obtención vegetal)
por la cual existe un Catálogo de Variedades Comunes en el que se incluirían también
variedades no comerciales y no protegidas mediante derechos de propiedad. Sin
embargo, a este catálogo no se le ha prestado la debida atención, habiéndose
abandonado una de sus funciones fundamentales, proteger el patrimonio genético y la
biodiversidad agrícola. Resulta importante, desde las consideraciones y principios de
esta estrategia, recuperar el papel de las variedades de dominio público. Sin la
actualización y reactivación de dicho catálogo difícilmente se puede hablar de
protección desde un punto de vista de conservación y recuperación de patrimonio.

La pérdida de agrodiversidad tiene como una de sus causas fundamentales el que


en la agricultura convencional se ha perdido, con carácter general, el papel del
agricultor en la selección y mejora genética de variedades y razas autóctonas.
Progresivamente se han ido sustituyendo las variedades adaptadas al territorio por
variedades con mayor interés comercial, y la selección y mejora ha pasado a ser función
casi exclusiva de empresas comercializadoras de semillas. El interés de las empresas de
semillas no es fomentar la agrobiodiversidad, sino que se centra en unas pocas
variedades. En este contexto, la falta de promoción de la conservación, selección y
mejora genética tradicional, no sólo desde la investigación de instituciones públicas sino

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también desde la función tradicional de agricultores y ganaderos, se convierte en un


obstáculo para el mantenimiento de la agrobiodiversidad ”.

Por lo tanto, la erosión genética derivada de la actividad de producción de


semillas, se basa en la sustitución de las variedades locales por las variedades mejoradas
de las empresas y en la falta de interés por parte de la administración en la protección
del patrimonio genético y la biodiversidad agrícola. ¿Cómo podemos evitar esta
situación? No pueden existir medidas simples para un problema tan complejo, pero la
solución debe ir encaminada a crear un marco de competencia más justo en el que se de
una oportunidad a los agricultores y consumidores ecológicos para elegir las variedades
más apropiadas para los sistemas de cultivo y para lograr una alimentación de calidad.

Ante la gravedad del problema, para eliminar la competencia desleal entre las
variedades mejoradas y las locales y para corregir los efectos negativos que tienen sobre
la biodiversidad, se deben de tomar medidas urgentes. Por un lado la liberación de los
agricultores del requisito de compra de semilla certificada para el cobro de ayudas, lo
que atenta gravemente contra el ejercicio de su libertad profesional en la elección de las
variedades a instalar en su finca. Por otro lado es necesario establecer mecanismos
económicos ya sea mediante tasas directas a su comercialización, ya sea mediante
impuestos sobre beneficios de las empresas mejoradoras y multiplicadoras y que el
dinero recaudado por la administración se emplee directamente en el desarrollo de
sistemas públicos de investigación sobre variedades localmente adaptadas, registro
gratuito de variedades locales y sistemas campesinos de intercambio de semillas que
promuevan el suministro de semillas de calidad a precios asequibles. Todo esto, sin
excluir la propia responsabilidad de la administración en la dotación de los fondos
públicos necesarios.

Para concretar, un nuevo sistema de semilla ecológica puede contribuir a paliar


esta situación, estableciendo tasas diferentes de registro en el catálogo. Estas tasas
estarán en función de si las semillas son de libre disposición o si por el contrario es
necesario el pago de derechos por parte de los agricultores para su multiplicación.
También se puede establecer una diferenciación en los sistemas y precios del etiquetado
para las semillas ecológicas de polinización abierta y para las semillas ecológicas
híbridas.

Los problemas éticos que plantea esta actividad, son la utilización indebida de las
variedades desarrolladas por los agricultores y los abusos sobre los derechos de
propiedad intelectual. En la actualidad existe una ofensiva por parte de los países
industrializados (encabezados por los E.E.U.U.) y las multinacionales de las semillas
(encabezadas por Monsanto) para que se cambie el actual marco normativo de
protección de variedades mejoradas por un sistema similar al existente para las patentes
industriales, que se haría extensivo, por tanto, a las patentes de seres vivos o algunas de
sus partes, incluidos los humanos. Este sistema de patentes conocido con el nombre de
Derechos sobre la Propiedad Intelectual (DPI) obligaría a cualquier empresa o agricultor
que utilice algún material (vegetal o animal) en su finca a satisfacer algún tipo de

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royaltie al propietario de la patente. En el caso de que la planta o animal contenga trozos


de tejido patentados por diferentes titulares se pagarían los derechos a cada uno de ellos.
Frente al sistema de patentes, los sistemas vigentes de protección de obtenciones
vegetales sólo protege el derecho sobre las plantas completas, dejando libertad para que
se puedan utilizar como base para el desarrollo de otras variedades diferentes. En
opinión de los autores de este artículo, la admisión en agricultura ecológica de semillas
que contengan material patentado plantea problemas éticos similares a los de los
organismos modificados genéticamente, propiciando la repetición de casos como el del
agricultor Percy Schmeiser (ver informe de Monsanto). Por lo tanto sería importante
la inclusión de un artículo en la normativa de semillas restringiendo severamente el uso
de variedades total o parcialmente sujetas a algún régimen de patentes.

MONSANTO contra PERCY SCHMEISER

El 29 de marzo del 2001 un juez canadiense asestó un golpe mortífero contra los
derechos de los agricultores al sentenciar que Percy Schmeiser, de una familia de
agricultores de tres generaciones en Saskatchewan, Canadá, debe pagar a Monsanto miles
de dólares por “violar” el monopolio de los Gigantes Genéticos sobre una semilla
transgénica de colza-canola.

De acuerdo con la ley canadiense de patentes, en los Estados Unidos y en muchos


otros países industrializados, es ilegal que los agricultores reutilicen semillas patentadas,
aunque provengan de su propia cosecha, o que cultiven semillas transgénicas de Monsanto
sin firmar previamente un acuerdo de licencia de uso de la tecnología.

Si los gigantes genéticos y los negociadores de comercio de los Estados Unidos en la


OMC y el ALCA se salen con la suya, todas las naciones del mundo se verán forzadas a
adoptar leyes de patentes que prohíben a los agricultores guardar semillas para el siguiente
ciclo. La sentencia contra Schmeiser establece un precedente aún más peligroso, porque
significa que los agricultores pueden ser forzados a pagar regalías sobre las semillas
transgénicas que se encuentren en sus campos, aún si ellos no tuvieron la intención de
comprarlas, ni sacaron de ellas ninguna ganancia.

Percy Schmeiser no compró semillas patentadas de Monsanto, ni tampoco las obtuvo


ilegalmente. El polen de las semillas genéticamente modificadas de canola voló a su campo
de cultivo proveniente de granjas vecinas (los vecinos de Percy Schmeiser y
aproximadamente el 40 % de los granjeros en el oeste de Canadá cultivan canola
transgénica). Los genes de la canola transgénica de Monsanto invadieron la tierra de
Schmeiser sin su consentimiento. Poco después, la “policía genética” de Monsanto allanó
su campo y tomó muestras de semilla sin permiso.

Percy Schmeiser fue víctima de la contaminación de los cultivos transgénicos, pero la


corte dice que ahora él debe pagar a Monsanto $10.000 dólares por concepto de pago de
licencia y hasta $75.000 dólares por regalías y multas sobre las ganancias de lo cultivado
desde 1998.
RAFI. Rural Advancement Foundation International. Fundación Internacional
para el Progreso Rural. rafi@rafi.org/www.rafi.org Geno-type05/04/2001.

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. El segundo problema ético específico de la producción de la semilla lo constituyen


las prácticas de biopiratería. La biopiratería consiste, en resumen, en la apropiación
indebida de material genético: ya sea llevándose el material de un país o de una finca sin
permiso o, lo que es peor solicitar derechos de obtención o patente sobre una variedad
local o alguno de sus tejidos.

Para evitar la biopiratería se debería exigir, como requisito previo para la


inclusión en el registro de variedades autorizadas para la agricultura ecológica, una
declaración al solicitante en la que especifique que el material utilizado en la obtención
de la variedad a registrar cumple con lo dispuesto en el “Compromiso Internacional
sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura”, especialmente
en lo que se refiere al artículo 13 sobre distribución de beneficios en el sistema
multilateral.

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