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TEMA 9.

EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN:
CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA

1.-LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA

2.- LAS BASES DEL SISTEMA


A.-La PACIFICACIÓN MILITAR
B.-El BIPARTIDISMO
C.-La CONSTITUCIÓN DE 1876

3.- LA PRÁCTICA DEL SISTEMA: TURNISMO, FRAUDE ELECTORAL Y


CACIQUISMO

4.- LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA RESTAURACIÓN


A.-EL REINADO DE ALFONSO XII (1875-1885)
B.-LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO (1885-1902)

5.- LA OPOSICIÓN AL SISTEMA


A.-El CARLISMO
B.-LOS REPUBLICANOS
C.-REGIONALISMO y NACIONALISMO
D.-El MOVIMIENTO OBRERO
TEMA 9.-EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN:
CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA
La Restauración de la dinastía borbónica en el trono de España supuso el fin de la Primera
República que, sacudida por la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) y la insurrección
cubana (1868-1878), había sido incapaz de organizar un proyecto político estable. El
artífice de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, historiador y político
moderado-unionista que organizó un sistema monárquico liberal, aunque no democrático,
cuyas bases fueron la Constitución de 1876 y el turno pacífico de los dos grandes partidos,
el Conservador y el Liberal. Aunque la monarquía perduró hasta el año 1931, el período
de la Restauración se suele dar por finalizado con la llegada de Alfonso XIII a la mayoría
de edad (1902). Por consiguiente, este término comprende el reinado de Alfonso XII y la
regencia de María Cristina de Habsburgo.

1.-LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA


La monarquía borbónica fue restaurada mediante el pronunciamiento militar del general
Martínez Campos en Sagunto (Valencia) el 29 de diciembre de 1874. El gobierno de
Serrano dimitió, Cánovas formó un gabinete de regencia y proclamó rey de España a
Alfonso XII (hijo de Isabel II), que entró en Madrid aclamado por la multitud el 15 de
enero de 1875.
Sin embargo, el nuevo sistema político se había gestado durante el Sexenio revolucionario
(1868-1874), cuando Cánovas del Castillo se puso al frente del “partido Alfonsino” y
aprovechó un descontento político generalizado para conseguir apoyos a la causa
borbónica. En sus planes no figuraba el pronunciamiento militar. Cánovas quería que la
restauración dinástica fuera reclamada por un amplio sector de la opinión pública. Con
este propósito hizo firmar al príncipe Alfonso el Manifiesto de Sandhurst (1 de
diciembre de 1874. Este documento, redactado por el propio Cánovas y publicado en
España unos pocos días antes del golpe militar, afirmaba que la monarquía era la única
salida para la crisis del periodo revolucionario. También recogía las ideas básicas del
proyecto restaurador: carácter abierto e integrador de la monarquía constitucional;
compromiso liberal, compatible con el respeto a la tradición católica; superación de las
dos constituciones precedentes (1845 y 1869).

2.-LAS BASES DEL SISTEMA


Cánovas se propuso conseguir la estabilidad política sobre la base de una monarquía
constitucional y parlamentaria, apartando al ejército del poder e integrando las diferentes

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tendencias liberales en un proyecto común. Los fundamentos ideológicos del sistema
eran:
• La teoría de la Constitución interna o histórica, que hacía recaer la soberanía en
la Corona y las Cortes. Ambas instituciones estaban avaladas por la historia y eran
preexistentes a toda Constitución escrita. Esta soberanía compartida había sido la tesis de
los jovellanistas en las Cortes de Cádiz.
• Un sistema articulado en dos pares de fuerzas: 1) la Corona y las Cortes, que
encarnaban la soberanía; y 2) dos partidos políticos que se turnarían pacíficamente en
el gobierno.
• Una Constitución escrita y suficientemente flexible para que pudiera adaptarse a
los programas de los dos partidos.
Cánovas se inspiró en el modelo del parlamentarismo británico, basado en la
existencia de dos grandes partidos que aceptaban turnarse en el poder con un doble
compromiso:
□ El agrupamiento disciplinado en dos bloques (conservador y liberal) de todas las
fuerzas políticas que aceptasen este marco. Esto dejaba fuera a los carlistas (que no
aceptaban el liberalismo) y a los republicanos (antimonárquicos por definición).
□ El arbitraje de la Corona: el partido gobernante debía pasar a la oposición cuando
perdiera la confianza del rey. A cambio, el nuevo gobierno debía respetar la obra
legislativa del que lo había precedido (sobre todo durante la regencia).
A partir de estos principios o fundamentos ideológicos, las bases institucionales y
jurídicas del sistema fueron las siguientes:

A) La PACIFICACIÓN MILITAR, tanto en el interior del país como en las Antillas.


El movimiento cantonalista había sido sometido por la república autoritaria de Serrano,
pero aún persistían dos conflictos a comienzos del reinado de Alfonso XII:
□ La Tercera Guerra Carlista (1872-1876): concluyó con la rendición de los
carlistas en Cataluña y, poco después, en el foco vasco-navarro. En marzo de 1876 se
produjo la capitulación de los últimos núcleos rebeldes (Manifiesto de Somorrostro).
Supuso la abolición de los fueros del País Vasco, aunque se pactó la posibilidad de
mantener conciertos económicos (cierta autonomía fiscal).
□ Guerra de Cuba (de los Diez Años, 1868-1878): el final de la guerra carlista
permitió enviar más refuerzos a Cuba, mandados por el general Martínez Campos. El
conflicto terminó con la Paz de El Zanjón (1878), que incluía la amnistía para los
insurrectos, la libertad para los esclavos que hubieran luchado (mambises) y algunas
reformas políticas que concedían la autonomía administrativa para la isla. Sin embargo,
el acuerdo fue insuficiente y el conflicto terminaría reactivándose.

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B) El BIPARTIDISMO, es decir, la puesta en funcionamiento de dos partidos
dinásticos, así llamados por su lealtad a la Corona:
□ El Partido Liberal Conservador o Partido Conservador: liderado por Antonio
Cánovas del Castillo, se organizó en torno al “movimiento Alfonsino” durante el
Sexenio. Representaba la derecha liberal; incorporaba moderados, unionistas de derecha
e incluso tradicionalistas de Unión Católica. Su base social era conservadora: las
oligarquías terratenientes, industriales y financieras; los militares de alta graduación; las
clases urbanas altas y medias. Entre sus planteamientos políticos figuraban el sufragio
censitario, el proteccionismo económico, la exclusividad de la religión católica, y
algunas restricciones en cuestión de libertades.
□ El Partido Liberal Fusionista o Partido Liberal: fundado en 1880, su líder fue
Práxedes Mateo Sagasta. Representaba la izquierda liberal; su núcleo originario fue el
Partido Constitucional que se había formado en 1871, tras la escisión de los progresistas
que siguió a la muerte de Prim. Su base social era progresista: militares de baja
graduación; clases medias urbanas; revolucionarios del Sexenio. Defendían el sufragio
universal masculino, el librecambismo, la libertad de cultos, las libertades de prensa y
de cátedra, entre otros principios.
De hecho, las diferencias entre ambos partidos fueron mínimas en la práctica política.
Al margen del sistema quedaron los carlistas, los nacionalistas (catalanes y vascos), los
republicanos y, posteriormente, los partidos obreros (fundación del Partido Socialista
Obrero Español, PSOE en 1879).

C) La CONSTITUCIÓN DE 1876, que ha sido la más longeva de la historia de


España (permaneció en vigor hasta 1931, aunque fue vulnerada y suspendida en varias
ocasiones). El borrador fue redactado por una asamblea de seiscientos notables
designados por Cánovas, aunque se convocaron elecciones a Cortes constituyentes para
su aprobación. El proceso electoral se llevó a cabo mediante sufragio universal masculino,
pero fue manipulado para obtener una mayoría que aprobase sin enmiendas el texto
constitucional. Se inspiraba en la Constitución de 1845, de carácter moderado, aunque
incorporaba algunos aspectos de la Constitución de 1869, más progresista. Establecía lo
siguiente:
□ Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes.

□ Inviolabilidad del rey, con amplias atribuciones en la separación de poderes. El


monarca, que no era responsable ante las Cortes, ejercía el poder ejecutivo a través del
gobierno, a cuyo presidente nombraba y destituía. Además, compartía con las Cortes el
poder legislativo (sancionaba y promulgaba leyes, tenía derecho de veto, podía disolver
las Cortes y convocar nuevas elecciones). De este modo, el monarca era el verdadero
árbitro del sistema. El poder judicial recaía en tribunales de justicia (se eliminaba el juicio
por jurados).

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□ Cortes bicamerales:
o El Congreso de los Diputados era electivo. La Constitución no especificaba el tipo
de sufragio, remitiendo a su definición mediante una ley electoral. En principio se
estableció el sufragio censitario (votaba un 5 % de la población: varones mayores de
veinticinco años que pagasen un mínimo de tributación). Sin embargo, en 1890 se
estableció el sufragio universal masculino.
o El Senado tenía un carácter elitista, garantizando así el control del poder
legislativo por las minorías privilegiadas. En su composición había senadores vitalicios,
tanto por derecho propio (miembros de la nobleza y del clero) como por designación de
la Corona. El tercio restante era elegido por un periodo de cinco años mediante sufragio
censitario indirecto (votaban los grandes contribuyentes y las corporaciones).
□ Centralismo político-administrativo: las diputaciones provinciales y los
ayuntamientos locales quedaban bajo el control del gobierno.
□ Catolicismo como religión oficial del Estado y restablecimiento del Concordato.
Se permitía otros credos religiosos siempre que se ajustasen a la moral católica, aunque
se prohibían sus manifestaciones públicas.
□ Recogía una declaración de derechos individuales similar a la de 1869: seguridad
personal, libertad de conciencia, residencia, expresión, de enseñanza, inviolabilidad de
domicilio y de correspondencia, derecho de reunión y de asociación. No obstante, como
en la Constitución de 1845, la concreción de estos derechos y libertades se remitía a leyes
posteriores que, en la práctica, tendieron a restringirlos, especialmente los derechos de
imprenta, expresión, asociación y reunión.

3) LA PRÁCTICA DEL SISTEMA: TURNISMO, FRAUDE ELECTORAL Y


CACIQUISMO
El sistema ideado por Cánovas basaba su funcionamiento en el turno pacífico de los dos
partidos dinásticos, el Conservador y el Liberal. Ambos pactaban el acceso al gobierno,
alejando de este modo la tentación de un pronunciamiento militar como forma de alcanzar
el poder. Este sistema se denominó turnismo. Los conservadores gobernaron hasta
1881, dando paso a otra etapa de alternancia con los liberales cada dos o tres años. Cada
partido debía respetar la gestión gubernamental del contrario, tanto desde la oposición
como desde el poder, así como la unidad de todos los grupos que lo integraban.
El mecanismo del turno implicaba el fraude electoral, que sancionaba con un aparente
apoyo popular la decisión regia de relevar al gobierno. Cuando correspondía, se disolvían
las Cortes y se convocaban unas elecciones que ganaba el partido que hubiera estado en
la oposición. El Ministerio de la Gobernación (actualmente del Interior) confeccionaba el
encasillado, es decir, las listas de diputados que debían ser elegidos en cada distrito,
miembros de la alta burguesía y la aristocracia. El control de las elecciones se ejercía
mediante la red de relaciones clientelares o de amigos políticos que tenía cada partido.

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Los gobernadores civiles imponían las listas del encasillado en cada provincia, mientras
que los caciques locales (personalidades coninfluencia económica y social) garantizaban
los resultados en los municipios mediante lacompra de votos, la coacción y el pucherazo
(manipulaciones a pie de urna o el voto de los “Lázaros”).
El caciquismo arraigó básicamente en el ámbito rural, sobre todo en Andalucía y
Extrmadura, a causa del elevado analfabetismo de la población, el control del mercado
de trabajo par parte de los terratenientes y la penetración del anarquismo (contrario a la
acción política) entre los campesinos. Por el contrario, la oposición política era más
fuerte en los núcleos urbanos,donde el control por parte de los caciques se hizo cada vez
más difícil.

4) LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA RESTAURACIÓN


A) EL REINADO DE ALFONSO XII (1875-1885)
Presidido por Cánovas, el Partido Conservador ejerció el gobierno durante la mayor parte
del periodo (1875-1881 y 1884-1885). Se aprobaron leyes ordinarias que desarrollaban
la Constitución de 1876 y que tuvieron un doble objetivo:
• La restricción de libertades desde un sentido liberal conservador. Estas medidas
afectaron a la libertad de cátedra (expulsión de profesores universitarios desafectos al
gobierno), a la libertad de expresión (la Ley de Imprenta de 1879 establecía la censura
de prensa) y al derecho de voto (la Ley Electoral de 1878 establecía un sufragio
censitario muy restringido, en torno a un 5 % de la población). También se regularon las
libertadesde reunión y asociación, permaneciendo prohibidos los sindicatos obreros.
• La centralización político-administrativa. Se abolieron los fueros vascos para
conseguir la uniformidad jurídica y política del país. También se recortó la autonomía del
poder local (Ley de Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos de 1876). Por ejemplo,
se atribuyó a los gobernadores civiles la potestad de aprobar los presupuestos
municipales, y se estableció que el monarca designara a los alcaldes de las poblaciones
con más de treinta mil habitantes.
Muchas de estas disposiciones fueron revisadas por el gobierno del Partido Liberal (1881-
1883), presidido por Sagasta. Restableció la libertad de imprenta (Ley de Prensa de
1883) y el respeto a la libertad de cátedra. A pesar de todo, varios sucesos auspiciados
por republicanos y anarquistas deterioraron la situación política.
En el aspecto económico, durante el reinado de Alfonso XII se consiguieron ciertas
mejoras gracias a la política de apertura al comercio exterior, lo cual se tradujo en una
evolución favorable de la balanza comercial (aumento de la exportación del vino).
También se firmaron acuerdos librecambistas con Francia y el Reino Unido.
La política internacional del periodo fue muy prudente (política de recogimiento),
propia de un país en decadencia, según Cánovas. No hubo aislamiento, pues interesaba
dar una buena imagen de la monarquía española, pero tampoco hubo un compromiso
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concreto que la sometiera a riesgos innecesarios. Aun así, se produjo un acercamiento
hacia Alemania que provocó un deterioro de las relaciones con Francia y que no evitó la
cuestión de las Islas Carolinas, invadidas por los alemanes en su expansión
imperialista. La mediación de la Santa Sede permitió la solución pacífica del conflicto
(Alemania pudo establecer bases comerciales).

B) LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO (1885-1902)


Alfonso XII murió en noviembre de 1885. Inmediatamente asumió la regencia su segunda
esposa, María Cristina de Lorena y Habsburgo, que estaba embarazada de su tercer hijo
(el futuro Alfonso XIII). Para garantizar la estabilidad del sistema, Cánovas y Sagasta
firmaron el Pacto de El Pardo, comprometiéndose a: -mantener la monarquía, -a
respetar los turnos políticos de los dos partidos dinásticos y -a conservar las medidas
legislativas aprobadas por los respectivos gobiernos.
El primer gobierno estuvo formado por el Partido Liberal bajo la presidencia de
Sagasta (el Parlamento largo, 1886-1890). Consolidó el sistema y llevó a cabo la
liberalización del régimen, desarrollando el programa de reformas más avanzado del
periodo:
• Se consagró legalmente un orden social fundamentado en la primacía del derecho
y de la propiedad privada, (aprobación del Código de Comercio en 1885 y del Código
Civil en 1889).
• En cuanto al reformismo social, se legalizaron las asociaciones obreras que se
habían mantenido en la clandestinidad (Ley de Asociaciones de 1887), fundándose la
Unión General de Trabajadores (UGT, 1888); se reinstauraron los juicios con jurado (Ley
del Jurado de 1888); y se abolió definitivamente la esclavitud en Cuba.
• Se estableció el sufragio universal masculino (Ley Electoral de 1890), para
mayores de veinticinco años.
• El Partido Conservador volvió al poder durante la década de los años noventa
(excepto el turno de los liberales en 1892-1895 y 1898-1899). Su gobierno supuso un
nuevo giro hacia el proteccionismo económico (arancel de 1891), satisfaciendo los
intereses de los industriales catalanes y vascos y de los terratenientes cerealistas de
Castilla. Esta etapa se vio agitada por las actuaciones del movimiento obrero e incluso
por atentados anarquistas en Barcelona. La respuesta del gobierno fue un
recrudecimiento de las medidas represivas (Ley antiterrorista de 1894).
En líneas generales, la política exterior durante la regencia mantuvo las mismas
directrices del periodo anterior. No obstante, el Partido Liberal intensificó la presencia
española en el panorama internacional, especialmente Marruecos, el Mediterráneo y
América. Lo más notable de su gestión fue el acercamiento a la Triple Alianza a través
de un acuerdo con Italia (1887) para la defensa de los intereses comunes en el
Mediterráneo. Durante este período también hubo que hacer frente a cuestiones

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coloniales, sobre todo -la Guerra de Margallo o Primera Guerra del Rif (1893-1894),
contra las tribus o cabilas que rodeaban Melilla, -la Guerra de Independencia Cubana
(1895-1898) y -la Guerra de Filipinas (1896-1998)

5) LA OPOSICIÓN AL SISTEMA
Fue muy débil y estuvo representada por un grupo heterogéneo de formaciones políticas,
algunas con una trayectoria considerable durante el siglo XIX y otras surgidas en la
Restauración:
A) El CARLISMO: contó con apoyos electorales en Navarra y el País Vasco. Se
dividió en dos tendencias tras su derrota en 1876: integristas, que rechazaban el régimen
de la Restauración; y tradicionalistas, partidarios de integrarse en el régimen. Estos
últimos evolucionaron hacia posiciones regionalistas y se organizaron como partido
político.
B) LOS REPUBLICANOS: tras el final de la Primera República se dividieron en
varias corrientes, cuyas diferencias más importantes eran la organización territorial del
Estado y las estrategias para alcanzar el poder.
□ Los federalistas de Pi y Margall y los unionistas de Nicolás Salmerón
eran partidarios de la acción política pacífica. Se fusionaron en la Unión Republicana
(1893)
□ Los radicales de Ruiz Zorrilla (y luego José María Ezquerdo) fundaron el
Partido Republicano Progresista, partidario de la lucha armada.
□ Los posibilistas de Emilio Castelar constituyeron un grupo minoritario; acabaron
integrándose en el Partido Liberal de Sagasta.

C) REGIONALISMO y NACIONALISMO: hasta el periodo de la Restauración, las


reivindicaciones de carácter foralista o regionalista se habían canalizado a través del
republicanismo federal, si eran progresistas, y del carlismo, cuando eran conservadoras.
Sin embargo, cuando estas dos corrientes quedaron debilitadas, surgieron movimientos
que reivindicaban los derechos históricos de algunas regiones periféricas. El regionalismo
pretendía un cierto nivel de autogobierno en una región determinada, estableciendo como
límite lo que afectase a la soberanía de España como Estado. Por el contrario, el
nacionalismo desborda este límite, aunque no significa necesariamente independentismo.
Estos movimientos fueron más vigorosos y tempranos en Cataluña y País Vasco, debido
a los siguientes factores, entre otros:
□ Los movimientos culturales que, fomentados por el romanticismo, rescataban la
riqueza de las lenguas vernáculas y de las costumbres autóctonas, reivindicaban la
memoria colectiva del pueblo de un modo idealizado y criticaban el centralismo
uniformador del Estado liberal. Destaca la Reinaxença catalana, el Rexurdimiento gallego

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y la Renaixensa valenciana.
□ Las diferencias económicas por las repercusiones de la industrialización, en el
País Vasco y en Cataluña. Esto afectó a sus relaciones con el resto del país y sirvió para
el desarrollo de una burguesía fuerte. Esta reivindicaba el proteccionismo económico
para defender sus intereses, frente a las tendencias librecambistas del gobierno, y
respaldaba la defensa política de los particularismos regionales.
El catalanismo como opción política daría lugar a la fundación de la Lliga Regionalista
por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó (1901). El nacionalismo vasco nació más
tarde que el catalán, pero evolucionó más rápidamente. Su ideólogo fue Sabino Arana,
fundador del Partido Nacionalista Vasco (1895).
Los regionalismos gallego, valenciano y andaluz (destacando Blas Infante en este último)
fueron más débiles y tardíos, desarrollándose sobre todo a partir del siglo XX.

D) El MOVIMIENTO OBRERO: los trabajadores permanecieron desarticulados


hasta finales del siglo XIX, cuando se organizaron en dos tendencias:
• Anarquismo: fue la doctrina que consiguió una mayor aceptación social, sobre
todo en el campo andaluz y en los centros industriales de Cataluña. Se negaba a la
participación política. Se escindió en varias corrientes, destacando la diferencia entre
quienes se declaraban partidarios del sindicalismo legal y quienes apostaban por la
acción terrorista. Estos últimos perpetraron atentados brutales, como el estallido de una
bomba en el Liceo de Barcelona (1893). El mismo Cánovas fue asesinado por un
anarquista (balneario de Santa Águeda, en Guipúzcoa, 1897).
• Socialismo: menos extendido en España, defendía la participación política. El
Partido Socialista Obrero Español fue fundado por Pablo Iglesias en 1879,
permaneciendo en la clandestinidad durante una década. Se trataba de un partido pequeño
con escasa incidencia electoral (consiguió su primer diputado en Cortes en 1910 y 7 en
las de 1923).

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