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Fundamentos para la formación socio-humanista del arquitecto.


Índice
1. Introducción
2. Fundamentos filosóficos e históricos
3. Lo socio-humanista y la arquitectura
4. Lo socio-humanista en la formación del arquitecto
5. Consideraciones Finales

1. Introducción
El término socio-humanista o socio-humanístico, tal como aparece en documentos de la producción teórica
y en planes de estudio de la carrera de arquitectura, integra dos elementos: la condición humana y a la vez
el carácter social de su existencia. El presente trabajo trata de lo socio-humanista en relación con la
arquitectura y la formación del arquitecto, y es parte de un trabajo de investigación que se desarrolla para
fortalecer esta dimensión de la formación del profesional; tiene el objetivo de profundizar en la
conceptualización del tema, y analizar cómo se concibe en la formación del arquitecto en particular. Estos
problemas están presentes en el panorama educativo a nivel internacional, por ejemplo en la Declaración
Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI, en las misiones y funciones de la educación se quiere
“.Contribuir a proteger y consolidar los valores de la sociedad, velando por inculcar en los jóvenes los
valores en que reposa la ciudadanía democrática y proporcionando perspectivas críticas y objetivas a fin de
propiciar el debate sobre las opciones estratégicas y el fortalecimiento de enfoques humanistas”
En relación con la enseñanza de la arquitectura, tanto a nivel nacional como internacional se observan
preocupaciones en este asunto, por ejemplo en la I Bienal Iberoamericana de Arquitectura e Ingeniería Civil
se cuestionó la “...calidad humanista del profesional ” que estamos formando. Lo anterior se refiere a la
formación del individuo: a cualidades, valores, actitudes, a nivel personal y profesional; pero si analizamos la
arquitectura como objeto, también encontramos la necesidad de enfocar la creación de esta con enfoque
socio-humanista.

2. Fundamentos filosóficos e históricos


Los individuos no pueden entenderse fuera del contexto social en el que viven, tal como afirmó uno de los
fundadores de la sociología moderna, Emile Durkheim. Este trabajo tiene sus fundamentos filosóficos en la
teoría del desarrollo social, donde se definen bien las leyes del mismo y la dialéctica individuo-sociedad. Por
supuesto que esto se da históricamente, y con el desarrollo de la sociedad evolucionaron también las
teorías y concepciones referentes al humanismo y a lo social; el término humanismo ya se menciona en la
antigüedad por Cicerón, y existe una evolución de las ideas sobre el hombre y la sociedad hasta los
postulados del marxismo.
En relacion con lo social, la sociedad se caracteriza por un sistema de relaciones que se establecen entre
los individuos y grupos con la finalidad de constituir cierto tipo de colectividad; el materialismo histórico
rechazó el término sociedad en general, para referirse a las sociedades históricamente determinadas en un
tiempo y espacio dados. Sociedad implica formas de convivencia de los seres humanos entre si y con el
entorno, interacciones con el propósito de satisfacer necesidades materiales y espirituales. Lo social según
Bagú se da como el modo en que los hombres se relacionan entre sí.
El humanismo en filosofía se refiere a la dignidad y el valor de la persona, el valor de lo humano. La
ideología del humanismo es un conjunto de concepciones sobre el respeto a la dignidad humana, por el
bienestar y el desarrollo multilateral de las personas, por crear condiciones de vida social favorables. El
pensamiento humanista como reflexión filosófica acerca del hombre y su esencia está presente en
corrientes filosóficas, artísticas y psicológicas tanto marxistas como no marxistas; en el siglo XX por
ejemplo, el filósofo no marxista Martín Heidegger, precursor de la fenomenología y el existencialismo, afirmó
que el humanismo consiste en reflexionar y velar por que el hombre sea humano y no inhumano o bárbaro,
es decir, fuera de su esencia.
El Humanismo en lo filosófico y literario-cultural se identifica como el movimiento que surgió en Europa en
el Renacimiento durante siglos XIV y XV, con importantes figuras como Dante y Petrarca. Ideales
humanistas fueron expresados por Giovanni Pico della Mirandola, en Oración, obra que trata sobre la
dignidad del ser humano, y la invención de la imprenta a mediados del siglo XV significó un impulso
mediante las ediciones de los clásicos. En Italia se desarrolló en la literatura y el arte, y en Europa Central
con figuras como Reuchlin y Melanchthon penetró en la teología y la educación. Uno de los más
importantes en Francia fue Erasmo de Rotterdam. El Renacimiento se caracterizó por reconocer el valor del
hombre en su plenitud y reconocerlo en su mundo, que es el de la naturaleza y la sociedad; y el Humanismo
fué, en esta época, la doctrina que sustituyó al escolasticismo como filosofía principal en Europa, también
fue basamento de la Reforma en que se gestó el protestantismo, y todo este devenir histórico del sistema
medieval abrió el camino para el crecimiento del capitalismo moderno.
En su evolución posterior, el humanismo burgués se expresó en obras de los enciclopedistas del siglo XVIII
y en los ideales de la Revolución Francesa: “libertad”, “igualdad”, “fraternidad, que resumían la aspiración
de los hombres a desarrollar su “auténtica naturaleza”, a despojarse de servidumbres y opresión. No
obstante, este humanismo burgués como es conocido tiene limitaciones, pues se daba en una sociedad
dividida en clases y en la que predominan valores de individualismo; resulta muy difícil en la práctica evitar
los antagonismos entre los propósitos humanistas de realizar la “auténtica naturaleza humana”, y por otra
parte la realidad de la vida social.
En los siglos XIX y XX el humanismo tiene conexión con tendencias filosóficas y artístico-literarias como el
existencialismo (Dostoiesvky, Sartre). Los enfoques y doctrinas humanistas se presentan hoy, con sus
particularidades, en áreas como la educación, en la psicología, en el basamento ideológico de partidos
políticos, grupos religiosos y organizaciones sociales diversas.
El humanismo en la época del surgimiento de las doctrinas del socialismo y el marxismo en el siglo XIX se
replantea la esencia humana no sobre bases metafísicas e ideales, sino en correspondencia con un sistema
social que garantice la plena liberación del individuo de las condiciones que originan desigualdad y
explotación. Es por tanto una concepción nueva cualitativamente, como resultado de un proceso histórico y
dialéctico de la humanidad en busca de la expresión y realización de los valores humanos en su plenitud.
Algunas ramas del conocimiento consideradas hoy como humanísticas son: la Antropología, la Filosofía, la
Historia y el Derecho. También existe una agrupación de disciplinas científicas que tienen como objeto de
estudio al hombre, denominadas ciencias humanas, y comprenden una diversidad de estudios en lo
biológico, psicológico, sociológico etc, estas son:
Anatomía
Antropología (física, estructural y social)
Antropometría
Arqueología
Demografía
Ecología humana
Ergonomía
Etnografía
Etnología
Etología
Fisiología
Lingüística
Parapsicología
Patología
Psicoanálisis
Psicología
Psicología social
Psiquiatría
Sociología.
Estas tienen diferente grado de desarrollo como ciencias, y diferentes objetivos y métodos; también difieren
en la manera en que se pudieran vincular a la arquitectura y por tanto a lo curricular para la formación del
arquitecto. Desde los años 60 y 70, caracterizados por tendencias cientificistas y metodológicas del diseño
en países desarrollados, se publicaron trabajos sobre relaciones de estas ciencias con los problemas del
entorno, se hicieron eventos y fueron de interés por instituciones como la Environmental Design Research
Association

3. Lo socio-humanista y la arquitectura
La arquitectura y el entorno espacial construido tienen una connotación humanística y social de modo que
edificar se considera una dimensión del ser humano; se afirma que entre los primeros actos de civilización
están la producción de instrumentos de trabajo y la construcción de la morada o el espacio habitable.
La esencia de la arquitectura es la creación del espacio (arquitectónico y urbano), que debe constituir el
ambiente adecuado para las actividades humanas según un sistema de condicionamientos diversos
(tecnológicos, ecológicos, etc). Por otra parte la relación arquitectura-contexto histórico se investiga
mediante el análisis integral de los sistemas arquitectónicos y urbanos; por ejemplo esto se evidencia en
estudios sociales como los de Engels en el siglo XIX, en los que se explican las infrahumanas condiciones
del medio habitable del proletariado inglés, lo que se menciona según Sennet como: “Las terribles ciudades
industriales de Inglaterra...”.
En la conceptualización del tema una cuestión sobre lo humanístico y la arquitectura es cómo se ha
concebido la relación hombre-arquitectura. Aquí se destaca la escala humana, que significa relaciones del
edificio respecto al hombre como referencia, algo que no se manifiesta en el aspecto funcional o utilitario
totalmente sino más bien con sentido estético. Esto va desde Grecia con la escala humana en el Partenón,
hasta el Modulor, sistema de proporciones ideado por el arquitecto Le Corbusier en 1951 basado en la
sección áurea, que se rige por las medidas de una figura humana. Lo anterior permite distinguir entre el
edificio a escala humana, y el edificio a escala monumental como sucede en Roma, donde lo esencial son
las funciones sociales de la arquitectura y la escala no será la humana, sino la que expresa la grandeza, el
dominio y el poder del imperio. También en Roma se señala a Vitruvio, quien establece una relación
hombre-arquitectura de tipo antropomórfica: según la teoría de la mimesis de Aristóteles, Vitruvio relaciona
los órdenes arquitectónicos y el cuerpo humano, así por ejemplo se establece la correlación entre las partes
de la figura humana y las de una columna en arquitectura; estas y otras concepciones similares sobre la
relación hombre-arquitectura, comúnmente sustentadas en posiciones filosóficas idealistas y/o religiosas
han trascendido hasta el siglo XX, por ejemplo Bragdon en un texto sobre estética de la arquitectura
relaciona teorías antropométricas con planos y elevaciones de edificios.
Con el cristianismo en sus inicios, en el templo se alcanza una fusión de la escala humana de los griegos y
el espacio interno de los romanos con el fin de la función social expresada en el culto religioso.
En el Renacimiento el ideal humanista en la arquitectura se manifiesta en términos espaciales, en ejemplos
significativos como San Lorenzo se evidencia que el hombre, observador en el espacio, lo “mide”
fácilmente y asimila sus leyes; con Bruneleschi se afirma: “..ya no es el edificio quien posee al hombre, sino
es el hombre mismo que aprehendiendo la simple ley del espacio, posee el secreto del edificio”; esto es
trascendente para el pensamiento moderno en la arquitectura, o sea la idea del control del hombre sobre el
espacio y no a la inversa.
El Movimiento Moderno en el sXX, con la corriente del funcionalismo proclamó lo utilitario y la
estandarización, por ejemplo en la vivienda la aplicación de estos principios responde a satisfacer
necesidades sociales masivas; y la corriente de la arquitectura orgánica atiende particularmente, además de
lo funcional, a la psicología del hombre. Su trascendencia es la contribución a la humanización de la
arquitectura, de lo que es un ejemplo paradigmático el proyecto del sanatorio de Paimio (Finlandia 1929-
1933) del arquitecto Alvar Aalto diseñado al servicio del bienestar humano, de la calidad de vida.
En el campo de la teoría del arte, y analizando la relación hombre–arquitectura, cabe mencionar una
interpretación de tipo fisio-psicológica de la arquitectura basada en la teoría del Einfuelhung, según la cual
se produce la extensión del propio yo (del arquitecto o del usuario de la obra) en los elementos
arquitectónicos, siendo una manera de humanizar el edificio por la identificación del hombre con la forma
arquitectónica.
Todo lo anterior expresa la evolución de la relación hombre–arquitectura, desde las concepciones basadas
en leyes de la belleza, hasta la época moderna donde podemos citar uno de los maestros de la arquitectura
del siglo XX, F.L.Wrigth, cuando afirmó que el arquitecto construye “para la vida que se vive dentro de la
construcción”, afirmación de un sentido humanista legítimo; pero también esta idea se pudiera contraponer
con lo expresado por otro de los maestros, Le Corbusier, quien enfoca el tema en una perspectiva social
realista de acuerdo a la época, develando una contradicción entre los ideales humanistas como aspiración
de la arquitectura, y la sociedad capitalista: “ El siglo XX no ha construído para el hombre, ha construído
para el dinero”.
La arquitectura es una creación humana, y por tanto un componente de la sociedad y la cultura, pero en el
mundo actual, con la globalización y el hegemonismo ideológico del capitalismo, se divulga, se persuade o
sencillamente se impone desde los centros de poder esquemas y patrones ajenos al contexto socio-cultural
de nuestros países. En relación con los valores de cultura e identidad, Martín del Campo reflexiona acerca
de la creación actual y afirma que “..la práctica cotidiana de la arquitectura avanza hacia el desastre,
dilapidando sus tesoros culturales y sociales, poniéndose al servicio de la voracidad especulativa vigente.”,
según este autor, “habitarse a sí mismo" en un punto crucial de la Arquitectura que tiene que ver con una
ética de la profesión: "..¿Cuándo me topo con arquitectura auténtica?: Cuando encuentro un trabajo
constructivo que le da al hombre su lugar”.
Por otra parte en relación con lo tecnológico y económico, lo socio-humanista de la arquitectura no tiene
estrictamente una relación causal directa con el nivel de desarrollo, pues: “...los países que supuestamente
tienen un alto grado de civilización, de organización civil, de leyes que procuran que el hombre pueda
habitar en ciudades limpias y bien trazadas son los que generan las tendencias actuales de la arquitectura
deshumanizada, el espacio hostil, y la incomunicación.”
En nuestra realidad, la deficiente concepción de edificios, espacios y conjuntos urbanísticos son ejemplo de
la necesidad de crear el espacio o ambiente humanizado. Considerando la satisfacción del ser humano
como esencia de la arquitectura, el mexicano José Villagrán, decía que las formas de Arquitectura poseen
cuatro dimensiones correlativas a las del hombre: la dimensión física, la dimensión biológica, la psicológica
y la del espíritu o de la cultura, por lo cual la esencia de la Arquitectura está en "construir espacios
habitables por el hombre contemplado en su compleja integridad sustancial". En forma más sintética decía
que "Arquitectura es el Arte de construir la morada integralmente humana"
En la producción teórica sobre arquitectura y diseño hay conocimientos relativamente recientes que resultan
de interés, estos son diseño ambiental, y ambiente humano, el segundo expresa que el ambiente en que
existimos es una resultante dada por la interacción dialéctica de un medio físico y un medio socio-cultural. El
diseño ambiental será por tanto la acción de proyecto integral sobre todos los componentes del ambiente
humano, y de aquí se infiere que la formación socio-humanista del arquitecto puede ser de hecho un factor
que coadyuva al diseño del ambiente humano.
Por otra parte, en la época contemporánea un fuerte basamento conceptual para la formación socio-
humanista tiene que considerar la teoría del Desarrollo Sustentable, o pudiera ser más apropiado la
expresión Desarrollo Humano Sustentable, concepción que integra los aspectos incidentes en el desarrollo
social teniendo en el centro al ser humano. En el caso de esta carrera, el enfoque en sistema deberá
estudiar la relación entre la naturaleza, el ser humano y la arquitectura, de acuerdo a las realidades de hoy:
“La relación entre la naturaleza, el ser humano como ser social y la Arquitectura como parte de la sociedad
y la cultura, debe convertirse en un sistema integrativo e interactivo, tendiente a lograr la felicidad (el
bienestar, la seguridad física y sanitaria, la libertad, democracia, equidad, justicia social y progreso) de
todos los seres humanos; en y con un ambiente interactuante, protegido de cualquier contaminación y con
un equilibrado aprovechamiento de los recursos naturales que garantice indefinidamente la vida en el
planeta, bajo las condiciones antes mencionadas.” En resumen, lo humano es una de las dimensiones
básicas de la sustentabilidad.

4. Lo socio-humanista en la formación del arquitecto


En relación con la arquitectura y su enseñanza, los autores que tratan el tema hacen propuestas de cambios
en los contenidos y estrategias de enseñanza, así como rasgos que deben caracterizar a la institución
donde se forman los arquitectos, según Salas Jáuregui un rasgo que debe ser predominante es
“profundizar el vínculo universidad-sociedad, desde la perspectiva de atender las demandas de las clases
mayoritarias”. En la escuela de arquitectura se propone que el alumno adquiera los conocimientos y
habilidades para enfrentar los problemas de la ciudad, en beneficio de las mencionadas clases mayoritarias.
Tiene importancia para la formación socio-humanista el hecho de que la tarea del arquitecto adquiere su
dimensión en la medida de que toma conciencia de su papel histórico, de la arquitectura y el entorno
construído, lo que implica su ubicación en una etapa concreta del desarrollo social, es decir, cuando se
implican aspectos ideológicos, políticos y culturales.
Sobre la formación del profesional, hoy la crítica de autores extranjeros va dirigida contra la formación
excesivamente prágmática y tecnológica que proporcionan algunas escuelas de arquitectura, que se
orientan demasiado a formar expertos en ramas como la informática, el negocio de los bienes raíces etc, y
que consideran la historia, la ética o la dinámica social como asuntos que no hay que tomar con interés
pues no brindan gran “utilidad”.
En lo planteado por autores nacionales, se aborda el tema en general y en algunos casos sobre carreras
técnicas en particular; Ramos Serpa sobre la formación humanista plantea que “ ...esta representa la
elaboración y apropiación por parte del sujeto, a través de la vida curricular, de una concepción integral
acerca de la naturaleza, del hombre y de la sociedad...”. Arana y Armenteros, la denominan formación
socio-humanista, y la definen como “...conocimiento del valor de la vida humana, autoconocimiento como
hombre.” y explican que esta se sustenta en la relación individuo-profesión-sociedad, a través de la actividad
del estudiante: académica, laboral e investigativa.
La formación socio-humanista se puede potenciar tanto en el aspecto curricular como en el proceso docente
educativo en toda su extensión; aquí es importante la educación del profesional en valores. Se considera
que en la carrera deban existir contenidos que eduquen en determinados valores; estos pudieran ser
valores generales como la igualdad y el sentido de justicia, pero existen otros más específicos; por ejemplo
pudieran ser asociados más directamente con la profesión del arquitecto la creatividad (para la actividad de
diseño) y la cooperación (para el trabajo en equipos). A partir de esto pudiera preguntarse ¿qué contenidos
son los que educan en valores?; al respecto Viviana González plantea que el valor se puede dar en
contenidos, pero sólo en aquellos que toquen fibras afectivas. Este enfoque psicopedagógico trata sobre el
aspecto subjetivo de los valores, que se manifiestan como motivos de la actuación y se convierten en
reguladores de la conducta.
En investigación sobre enseñanza de las ingenierías en España, Pérez Vázquez plantea que “..parece que
las caracterísicas personales, valores, y actitudes se desarrollan lentamente”, y trata sobre el valor que
encierra un objeto, fenómeno o actitud, donde interviene un proceso individual y otro a nivel social. Como
categoría, se subdivide en aceptación-preferencia-convicción. La consideración de estos es importante para
el propósito de la formación socio-humanista del profesional, y estos subniveles se explican de la siguiente
manera:
-Aceptación del valor: el alumno se halla en posesión de una opinión (un conocimiento), lo acepta, lo
considera correcto.
-Preferencia por el valor: trata de identificarse con el valor, lo desea, se somete a el.
-Convicción: se halla en posesión del valor, trata de cultivarlo y profundizarlo. Tiene elevado grado de
certeza, no cambia fácilmente de opinión.
Para la escuela de hoy como institución social, educar en valores de dimensión humana y valores sociales
es de alta importancia. En Estados Unidos por ejemplo, L.Shapiro menciona investigaciones que
demuestran como un aspecto cognoscitivo, el llamado Coeficiente de Inteligencia (CI) se ha incrementado
comparativamente en el tiempo, con un “salto” desde que fué medido por primera vez (esto se conoce
como Efecto Flynn), pero contradictoriamente las capacidades emocionales y sociales de las nuevas
generaciones parecen disminuir. Los trágicos hechos de violencia y criminalidad que en esa sociedad
involucran a niños y adolescentes demuestran una tendencia a la deshumanización y enajenación del
individuo, fenómeno que tiene en ese contexto específico muchas causas: el impacto negativo de la
televisión, el cine y otros medios de comunicación, el incremento de los divorcios, el sistema de valores
que predominan en esa sociedad y la disminución del papel y la autoridad de la escuela como institución
social. Nuestra sociedad no está ajena a influencias nocivas y a condicionantes, ya sean globales o
internas, que tienen un impacto negativo y plantean desafíos al sistema educativo. De lo anterior se infiere
que un problema actual a enfrentar en la educación está dado porque una enseñanza orientada sólo a
desarrollar el nivel de conocimientos científico-tecnológicos, las habilidades, la inteligencia y el desarrollo
cognoscitivo, no implica que necesariamente el individuo esté plenamente formado, que sea portador de
valores humanos y asuma una actitud social de compromiso en las diversas facetas de su vida personal,
familiar, profesional etc.
Otro aspecto muy relacionado con la formación socio-humanista es lo interdisciplinario, Aguirre Cárdenas
ha tratado el asunto a partir de que la arquitectura se presenta como modelo de interdisciplinariedad de tres
áreas del conocimiento: Humanidades, Artes y Ciencias.
La demanda social al sistema educativo y la respuesta que se brinda a la formación del profesional en este
sentido, se refleja en diferentes planes de estudio de arquitectura y documentos afines, que ilustran cómo se
plantea la educación socio-humanista del ingeniero y el arquitecto en lo curricular.
En España, como anecedente histórico se observa que los planes de estudio de 1875 y 1896 incluían en el
Tercer Curso una materia: Estudio de los edificios bajo el punto de vista de su fin social. La Universidad
Politécnica de Madrid organiza todos los años unas "Jornadas de Humanidades para Ingenieros y
Arquitectos". En un documento de la Junta de Directores de las escuelas de arquitectura de España, se
resumen criterios comunes a todos los planes de arquitectura del país; se observa el interés por contenidos
de tipo socio-humanista, que se enuncian como contenidos sobre ciencias humanas relacionadas con la
arquitectura, se plantea: La capacidad para comprender las relaciones entre las personas y las creaciones
arquitectónicas, y la capacidad de comprender la profesión en su función en la sociedad, elaborando
proyectos que tengan en cuenta factores sociales. Aunque el plan de la ETSA la Coruña, España, establece
la formación del arquitecto de modo más orientado a lo tecnológico, pero plantea que deberá tener
“conocimientos acertados de historia y de teoría de la arquitectura, así como de las artes, tecnologías y
ciencias humanas relacionadas”.
En Estados Unidos, universidades caracterizadas por gran especialización como la de Yale conciben una
formación científico- técnica que se complementa con el estudio de Humanidades. Berkeley incluye
asignaturas de Etica, Relaciones Humanas y Comunicación Oral y Escrita.
En el ámbito de Latinoamérica, en México la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto
Politécnico Nacional imparte como materias del Area Socio-Humanística: Metodología de la Investigación,
Economía, Estructura y desarrollo de México, Sociología, Relaciones Humanas, y Administración. El
conjunto de estas pretende un perfil profesional comprometido y consciente de sus responsabilidades para
con su entorno social, y para él mismo. El Plan de estudios de Arquitectura en la Universidad Autónoma de
Guadalajara, considera aspectos relacionados con el enfoque socio-humanista del arquitecto: contar con
capacidad creativa, tener sensibilidad artística, habilidad para el dibujo y disposición hacia la cultura en
general.
En Perú, el plan de estudios de arquitectura en la Universidad Nacional Federico Villarreal concibe la
educación del arquitecto en tres aspectos: el pensar, el hacer, y el sentir. El último implica comportamiento
adecuado, actitudes éticas, humanas, intelectuales, sociales, que comprenden la responsabilidad del
profesional ante la sociedad y ante si mismo
Lo humanístico se plantea vinculado con la profesión: el planeamiento, los fenómenos bio-psico-sociales de
la persona humana como usuario de la arquitectura, el habitat (problema de vivienda como asignatura
representativa), y se plantea como complementario en el área de humanidades: el arte, el civismo, lo socio-
político, lo deportivo. Se afirma que el proceso del conocimiento tiene diferentes componentes, uno de ellos
el ideológico-social, donde el estudiante debe captar elementos axiológicos de la profesión y en base a ellos
logrará comportamientos de compromiso. En las asignaturas se observan las que tratan la dimensión socio-
humanista:
El plan de estudios de arquitectura en la Universidad Central de Venezuela plantea que la función en la
arquitectura incluye aspectos utilitarios, pero además estéticos y éticos, se expresa que un requisito
primordial de la formación debe ser la capacidad de reflexionar autónomamente respecto al mundo y a su
propia disciplina, de modo que el arquitecto “...se expresa a través de su intervención en la realidad
concreta”.
En Argentina, la Universidad de Buenos Aires se propone como objetivo formar arquitectos aptos para
diseñar, programar, dirigir y construir los edificios y espacios necesarios para albergar las actividades del
hombre en sociedad, satisfaciendo las necesidades y aspiraciones que ésta demanda y se define un
modelo de profesional que se desempeña en la esfera privada, en forma individual, o integrando equipos de
trabajo en estudios de arquitectura.
La formación socio-humanista desde el encargo social en Cuba:
El plan de estudios de arquitectura se despliega a partir del Modelo de Profesional; según la metodología
para el diseño de planes de estudio estos se fundamentan en tres elementos principales: los objetivos (para
qué), los contenidos (el qué), y los principios organizativos del proceso docente educativo (el cómo).
El primero de los componentes, los objetivos, tienen un papel decisivo en la génesis del Modelo del
Profesional pues se conforman según:
-el análisis del encargo social
-la Revolución Científico-técnica
-las exigencias de la producción y los servicios
De lo anterior se derivan los conocimientos, habilidades, valores sociales, y rasgos de la personalidad. Los
aspectos anteriores son los que permiten determinar cómo debe ser el profesional y las tareas que debe
realizar, lo que constituye la esencia del modelo del profesional. Con algunas semejanzas se observa este
modelo en planes extranjeros revisados, aunque también se dan algunos que van directamente al mercado
de trabajo, y desde aquí organizan contenidos curriculares, lo cual a nuestro criterio no se debe confundir, o
sustituir, en lugar del modelo del profesional.
Los elementos del Modelo del Profesional de la Carrera de Arquitectura que tienen implicación en la
formación socio-humanista: En la Estrategia de Perfeccionamiento del plan, los elementos de interés para
la formación socio-humanista son el enfoque del desarrollo económico y social sustentable, fortalecer la
conceptualización de la actividad proyectual, estructurar el proceso docente sobre la base del protagonismo
estudiantil, la formación cultural como vía para incrementar la calidad de la Arquitectura y el Urbanismo, la
adopción de una forma de pensamiento integrador que combine lo socio-humanístico, lo medio-ambiental, lo
económico-empresarial y de conservación y protección del patrimonio, promover la motivación hacia la
profesión, y la ética en el desempeño, promover la excelencia, incluir en la enseñanza los requerimientos
del cliente y la participación de la población, aumentar el conocimiento de las Bellas Artes como influencia
en la calidad de diseño, distribuir contenidos de formación humanística, formación económico-empresarial,
educación ambiental, e instrumentación legal de la profesión.
Los rasgos que deben caracterizar al graduado, de acuerdo con las exigencias de la sociedad (encargo
social), el sostenido desarrollo de la ciencia y la técnica (Revolución Científico-Técnica) y las características
de la economía y la cultura nacionales (estado de la producción y los sevicios), en relación con la presente
investigación son: amplia formación humanística, poseer de un sistema de valores éticos, estéticos, cívicos
y patrióticos, conciencia económica, medio-ambiental, de pertenencia cultural, capacidad de comunicación y
autoaprendizaje.
En las indicaciones metodológicas y de organización, los elementos de interés sobre la formación
humanística: se parte de la personalidad del profesional que se desea formar, la que se conforma dentro y
fuera de lo curricular. Por tanto serán importantes los aspectos generales:
El rescate de la historia.
El rescate de un ambiente de respeto y cultura universitarios.
El rescate de la exigencia entre los docentes y hacia los estudiantes.
El perfeccionamiento del trabajo educativo.
El logro de la excelencia (en la actividad académica, laboral e investigativa).
Dentro de la enseñanza: métodos creativos que propicien la iniciativa, la contextualización histórica y
dialéctica del objeto de estudio.
De lo anterior se pueden derivar las siguientes acciones:
Actividades ligadas a la cultura de la profesión: conferencias generales de la profesión, talleres, mesas
redondas, eventos.
Desarrollar el trabajo de historia de la Carrera en la Facultad.
Incluir en las asignaturas aspectos de la historia y la cultura de la profesión (cultura técnica), así como la
obra de maestros o profesores (de diferentes épocas y lugar).
Medir o controlar los objetivos educativos del modelo.
Incorporar normas de convivencia académica y de relaciones interpersonales docente-alumno, alumno-
alumno, docente-docente.

5. Consideraciones Finales
En la conceptualización general de lo socio-humanista para la formación del profesional, se resumen las
siguientes consideraciones:
-Lo humanista, según antecedentes históricos y como concepción filosófica sitúa al hombre como centro de
interés. Este es el enfoque antropocéntrico tradicional que tiene concordancia con la exaltación de la
“verdadera naturaleza del hombre”, se expresa en ideales de dignidad humana, bienestar y felicidad,
concepción en su momento hizo abstracción de condiciones sociales que conforman la realidad en que se
desenvuelve la existencia humana. Hoy en día el significado de lo humano se entiende en lo físico,
biológico, síquico, cultural, social, histórico.
-Lo humanista considerado en una dimensión artístico-literario-cultural y referido a la cultura clásica greco-
latina, herencia del Humanismo del Renacimiento.
-El término socio-humanista entendido como la relación indisoluble individuo-sociedad, (ej. arquitecto-
sociedad). La dialéctica de la existencia del individuo en el contexto social espacio temporal; su desarrollo
integral en conexión con lo social. Esto expresado en lo epistémológico según la teoría del Pensamiento
Complejo, significa entender la complejidad humana de manera que el desarrollo o formación del individuo
significa: desarrollo de la autonomía individual, de la participación social y del sentido de pertenencia con la
especie humana. En el aspecto psicológico-pedagógico, resulta importante entender el asunto según el
enfoque histórico-cultural de Vygostky.
-Para la educación humanista en general, según Fernández D, consideramos válido el enfoque siguiente: a)
características externas de una educación humanista: a.1) desarrollar la capacidad de reflexión, indagación,
autoconocimiento, a.2) cultivar no solo el pensamiento racional, también la imaginación, favorecer la
inconformidad y la inventiva y a.3) formación ética, el individuo abierto a mejores posibilidades, a la
excelencia personal y profesional; b) las características externas: permanente diálogo con la realidad
nacional, un humanismo situado en el contexto histórico, de enfoque social –popular, con proyección al
futuro y al cambio social.
En la conceptualización más específica, orientada a la arquitectura:
-Lo socio-humanista se da en contenidos de ciencias humanas y/o de Ciencias Sociales y Humanidades
relacionadas con la profesión, que le sirven de apoyo por ejemplo: la antropometría y la sociología aplicadas
a la arquitectura. En esto se diferencian las llamadas ciencias humanas como un conjunto muy amplio y
heterogéneo de ciencias que estudian el hombre y la sociedad, de las llamadas Humanidades que tienen un
perfil delimitado según la clasificación tradicional del conocimiento por ramas: biológicas, técnicas, sociales
y humanísticas, etc. Humanidades tambien se identifica con carreras “de letras”: lenguas, historia del arte,
literatura, etc, y en este caso se ven como un complemento de formación cultural general.
-Lo socio-humanista en un enfoque holístico, de modo que se integran en sistema concepciones y teorías
que representan los problemas y el pensamiento esencial de la época. Por ejemplo la formación socio-
humanista del arquitecto de hoy debe integrar lo ambiental, que en esta profesión se da en una relación
hombre-naturaleza-arquitectura, basada en la sustentabilidad. En una consideración ética de lo anterior
afirmamos que lo humano incluye la protección del medio ambiente y asumir la responsabilidad humana (del
arquitecto en este caso) por su deterioro. Por otra parte y según este enfoque holístico de lo socio-
humanista, el profesional ha de tener una formación axiológica, económica etc más allá del modelo de
ciencias técnicas seguido hasta el momento, por poner un ejemplo: en lo relativo a la socialización del
profesional deberá formarse en relaciones sociales e interpersonales con apertura a diferentes formas
pensamiento, respeto a las diferencias, y formación de una actitud que favorezca la armonía social.
-La formación socio-humanista en la relación arquitectura-sociedad debe entenderse también como un
enfoque que enfatiza la necesidad de crear arquitectura (objeto de la profesión) que contribuya a la calidad
de vida de la población. Por tanto este concepto: calidad de vida (con enfoque de racionalidad,
sustentabilidad) deberá integrarse a la formación ética del arquitecto.
-Por último, lo socio-humanista en la formación de valores humanos y sociales, asumiendo que como
ciudadano que realiza cualquier profesión técnica o de otro tipo, se aspira a educarlo en un conjunto de
valores que armonicen su formación personal y profesional con una convivencia y actuación eficaz en la
sociedad.
-El análisis del modelo del profesional del plan de estudios, y la profundización en las exigencias actuales de
la socieded en el contexto espacio temporal, así como la proyección de futuro, esclarecen acerca de un
modelo ideal de individuo que debe formarse o desarrollarse en el plano personal, profesional y social.
a)-influencia de la sociedad hacia la arquitectura: necesidades sociales, cambios sociales, nuevas
tecnologías, expresa condicionantes a la arquitectura
-de la arquitectura hacia la sociedad: cumple una función social, es satisfactor de las necesidades
b)-influencia del hombre hacia la arquitectura: la crea, la conserva.
-de la arquitectura hacia el hombre: factor que le aporta calidad de vida
c)-interacción individuo – sociedad
d)-arquitectura como componente de la cultura.
Enfoque de la arquitectura como disciplina humanística:
La arquitectura es un satisfactor de necesidades humanas y manifestación de la cultura en un momento
histórico concreto, podemos considerar y proponemos como arquitectura socialmente adecuada o
apropiada aquella que armonice los aspectos mediados por los principios del desarrollo sustentable.
Por último, consideramos que la formación socio-humanista del arquitecto debe lograrse mediante un
proceso pedagógico que atienda y trabaje adecuadamente en los niveles: (a)desarrollo personal, (b)social, y
(c)desarrollo profesional; y con un enfoque integrador que armonice la formación técnica, estética y ética.

Trabajo enviado por:


Elio Pérez Ramírez
Arquitecto, Máster en Educación Superior
elio@reduc.cmw.edu.cu
Profesor de Proyecto Arquitectónico
Departamento de Arquitectura
Universidad de Camagüey, Cuba

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