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Fundamentos para La Formación Socio-Humanista Del Arquitecto
Fundamentos para La Formación Socio-Humanista Del Arquitecto
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1. Introducción
El término socio-humanista o socio-humanístico, tal como aparece en documentos de la producción teórica
y en planes de estudio de la carrera de arquitectura, integra dos elementos: la condición humana y a la vez
el carácter social de su existencia. El presente trabajo trata de lo socio-humanista en relación con la
arquitectura y la formación del arquitecto, y es parte de un trabajo de investigación que se desarrolla para
fortalecer esta dimensión de la formación del profesional; tiene el objetivo de profundizar en la
conceptualización del tema, y analizar cómo se concibe en la formación del arquitecto en particular. Estos
problemas están presentes en el panorama educativo a nivel internacional, por ejemplo en la Declaración
Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI, en las misiones y funciones de la educación se quiere
“.Contribuir a proteger y consolidar los valores de la sociedad, velando por inculcar en los jóvenes los
valores en que reposa la ciudadanía democrática y proporcionando perspectivas críticas y objetivas a fin de
propiciar el debate sobre las opciones estratégicas y el fortalecimiento de enfoques humanistas”
En relación con la enseñanza de la arquitectura, tanto a nivel nacional como internacional se observan
preocupaciones en este asunto, por ejemplo en la I Bienal Iberoamericana de Arquitectura e Ingeniería Civil
se cuestionó la “...calidad humanista del profesional ” que estamos formando. Lo anterior se refiere a la
formación del individuo: a cualidades, valores, actitudes, a nivel personal y profesional; pero si analizamos la
arquitectura como objeto, también encontramos la necesidad de enfocar la creación de esta con enfoque
socio-humanista.
3. Lo socio-humanista y la arquitectura
La arquitectura y el entorno espacial construido tienen una connotación humanística y social de modo que
edificar se considera una dimensión del ser humano; se afirma que entre los primeros actos de civilización
están la producción de instrumentos de trabajo y la construcción de la morada o el espacio habitable.
La esencia de la arquitectura es la creación del espacio (arquitectónico y urbano), que debe constituir el
ambiente adecuado para las actividades humanas según un sistema de condicionamientos diversos
(tecnológicos, ecológicos, etc). Por otra parte la relación arquitectura-contexto histórico se investiga
mediante el análisis integral de los sistemas arquitectónicos y urbanos; por ejemplo esto se evidencia en
estudios sociales como los de Engels en el siglo XIX, en los que se explican las infrahumanas condiciones
del medio habitable del proletariado inglés, lo que se menciona según Sennet como: “Las terribles ciudades
industriales de Inglaterra...”.
En la conceptualización del tema una cuestión sobre lo humanístico y la arquitectura es cómo se ha
concebido la relación hombre-arquitectura. Aquí se destaca la escala humana, que significa relaciones del
edificio respecto al hombre como referencia, algo que no se manifiesta en el aspecto funcional o utilitario
totalmente sino más bien con sentido estético. Esto va desde Grecia con la escala humana en el Partenón,
hasta el Modulor, sistema de proporciones ideado por el arquitecto Le Corbusier en 1951 basado en la
sección áurea, que se rige por las medidas de una figura humana. Lo anterior permite distinguir entre el
edificio a escala humana, y el edificio a escala monumental como sucede en Roma, donde lo esencial son
las funciones sociales de la arquitectura y la escala no será la humana, sino la que expresa la grandeza, el
dominio y el poder del imperio. También en Roma se señala a Vitruvio, quien establece una relación
hombre-arquitectura de tipo antropomórfica: según la teoría de la mimesis de Aristóteles, Vitruvio relaciona
los órdenes arquitectónicos y el cuerpo humano, así por ejemplo se establece la correlación entre las partes
de la figura humana y las de una columna en arquitectura; estas y otras concepciones similares sobre la
relación hombre-arquitectura, comúnmente sustentadas en posiciones filosóficas idealistas y/o religiosas
han trascendido hasta el siglo XX, por ejemplo Bragdon en un texto sobre estética de la arquitectura
relaciona teorías antropométricas con planos y elevaciones de edificios.
Con el cristianismo en sus inicios, en el templo se alcanza una fusión de la escala humana de los griegos y
el espacio interno de los romanos con el fin de la función social expresada en el culto religioso.
En el Renacimiento el ideal humanista en la arquitectura se manifiesta en términos espaciales, en ejemplos
significativos como San Lorenzo se evidencia que el hombre, observador en el espacio, lo “mide”
fácilmente y asimila sus leyes; con Bruneleschi se afirma: “..ya no es el edificio quien posee al hombre, sino
es el hombre mismo que aprehendiendo la simple ley del espacio, posee el secreto del edificio”; esto es
trascendente para el pensamiento moderno en la arquitectura, o sea la idea del control del hombre sobre el
espacio y no a la inversa.
El Movimiento Moderno en el sXX, con la corriente del funcionalismo proclamó lo utilitario y la
estandarización, por ejemplo en la vivienda la aplicación de estos principios responde a satisfacer
necesidades sociales masivas; y la corriente de la arquitectura orgánica atiende particularmente, además de
lo funcional, a la psicología del hombre. Su trascendencia es la contribución a la humanización de la
arquitectura, de lo que es un ejemplo paradigmático el proyecto del sanatorio de Paimio (Finlandia 1929-
1933) del arquitecto Alvar Aalto diseñado al servicio del bienestar humano, de la calidad de vida.
En el campo de la teoría del arte, y analizando la relación hombre–arquitectura, cabe mencionar una
interpretación de tipo fisio-psicológica de la arquitectura basada en la teoría del Einfuelhung, según la cual
se produce la extensión del propio yo (del arquitecto o del usuario de la obra) en los elementos
arquitectónicos, siendo una manera de humanizar el edificio por la identificación del hombre con la forma
arquitectónica.
Todo lo anterior expresa la evolución de la relación hombre–arquitectura, desde las concepciones basadas
en leyes de la belleza, hasta la época moderna donde podemos citar uno de los maestros de la arquitectura
del siglo XX, F.L.Wrigth, cuando afirmó que el arquitecto construye “para la vida que se vive dentro de la
construcción”, afirmación de un sentido humanista legítimo; pero también esta idea se pudiera contraponer
con lo expresado por otro de los maestros, Le Corbusier, quien enfoca el tema en una perspectiva social
realista de acuerdo a la época, develando una contradicción entre los ideales humanistas como aspiración
de la arquitectura, y la sociedad capitalista: “ El siglo XX no ha construído para el hombre, ha construído
para el dinero”.
La arquitectura es una creación humana, y por tanto un componente de la sociedad y la cultura, pero en el
mundo actual, con la globalización y el hegemonismo ideológico del capitalismo, se divulga, se persuade o
sencillamente se impone desde los centros de poder esquemas y patrones ajenos al contexto socio-cultural
de nuestros países. En relación con los valores de cultura e identidad, Martín del Campo reflexiona acerca
de la creación actual y afirma que “..la práctica cotidiana de la arquitectura avanza hacia el desastre,
dilapidando sus tesoros culturales y sociales, poniéndose al servicio de la voracidad especulativa vigente.”,
según este autor, “habitarse a sí mismo" en un punto crucial de la Arquitectura que tiene que ver con una
ética de la profesión: "..¿Cuándo me topo con arquitectura auténtica?: Cuando encuentro un trabajo
constructivo que le da al hombre su lugar”.
Por otra parte en relación con lo tecnológico y económico, lo socio-humanista de la arquitectura no tiene
estrictamente una relación causal directa con el nivel de desarrollo, pues: “...los países que supuestamente
tienen un alto grado de civilización, de organización civil, de leyes que procuran que el hombre pueda
habitar en ciudades limpias y bien trazadas son los que generan las tendencias actuales de la arquitectura
deshumanizada, el espacio hostil, y la incomunicación.”
En nuestra realidad, la deficiente concepción de edificios, espacios y conjuntos urbanísticos son ejemplo de
la necesidad de crear el espacio o ambiente humanizado. Considerando la satisfacción del ser humano
como esencia de la arquitectura, el mexicano José Villagrán, decía que las formas de Arquitectura poseen
cuatro dimensiones correlativas a las del hombre: la dimensión física, la dimensión biológica, la psicológica
y la del espíritu o de la cultura, por lo cual la esencia de la Arquitectura está en "construir espacios
habitables por el hombre contemplado en su compleja integridad sustancial". En forma más sintética decía
que "Arquitectura es el Arte de construir la morada integralmente humana"
En la producción teórica sobre arquitectura y diseño hay conocimientos relativamente recientes que resultan
de interés, estos son diseño ambiental, y ambiente humano, el segundo expresa que el ambiente en que
existimos es una resultante dada por la interacción dialéctica de un medio físico y un medio socio-cultural. El
diseño ambiental será por tanto la acción de proyecto integral sobre todos los componentes del ambiente
humano, y de aquí se infiere que la formación socio-humanista del arquitecto puede ser de hecho un factor
que coadyuva al diseño del ambiente humano.
Por otra parte, en la época contemporánea un fuerte basamento conceptual para la formación socio-
humanista tiene que considerar la teoría del Desarrollo Sustentable, o pudiera ser más apropiado la
expresión Desarrollo Humano Sustentable, concepción que integra los aspectos incidentes en el desarrollo
social teniendo en el centro al ser humano. En el caso de esta carrera, el enfoque en sistema deberá
estudiar la relación entre la naturaleza, el ser humano y la arquitectura, de acuerdo a las realidades de hoy:
“La relación entre la naturaleza, el ser humano como ser social y la Arquitectura como parte de la sociedad
y la cultura, debe convertirse en un sistema integrativo e interactivo, tendiente a lograr la felicidad (el
bienestar, la seguridad física y sanitaria, la libertad, democracia, equidad, justicia social y progreso) de
todos los seres humanos; en y con un ambiente interactuante, protegido de cualquier contaminación y con
un equilibrado aprovechamiento de los recursos naturales que garantice indefinidamente la vida en el
planeta, bajo las condiciones antes mencionadas.” En resumen, lo humano es una de las dimensiones
básicas de la sustentabilidad.
5. Consideraciones Finales
En la conceptualización general de lo socio-humanista para la formación del profesional, se resumen las
siguientes consideraciones:
-Lo humanista, según antecedentes históricos y como concepción filosófica sitúa al hombre como centro de
interés. Este es el enfoque antropocéntrico tradicional que tiene concordancia con la exaltación de la
“verdadera naturaleza del hombre”, se expresa en ideales de dignidad humana, bienestar y felicidad,
concepción en su momento hizo abstracción de condiciones sociales que conforman la realidad en que se
desenvuelve la existencia humana. Hoy en día el significado de lo humano se entiende en lo físico,
biológico, síquico, cultural, social, histórico.
-Lo humanista considerado en una dimensión artístico-literario-cultural y referido a la cultura clásica greco-
latina, herencia del Humanismo del Renacimiento.
-El término socio-humanista entendido como la relación indisoluble individuo-sociedad, (ej. arquitecto-
sociedad). La dialéctica de la existencia del individuo en el contexto social espacio temporal; su desarrollo
integral en conexión con lo social. Esto expresado en lo epistémológico según la teoría del Pensamiento
Complejo, significa entender la complejidad humana de manera que el desarrollo o formación del individuo
significa: desarrollo de la autonomía individual, de la participación social y del sentido de pertenencia con la
especie humana. En el aspecto psicológico-pedagógico, resulta importante entender el asunto según el
enfoque histórico-cultural de Vygostky.
-Para la educación humanista en general, según Fernández D, consideramos válido el enfoque siguiente: a)
características externas de una educación humanista: a.1) desarrollar la capacidad de reflexión, indagación,
autoconocimiento, a.2) cultivar no solo el pensamiento racional, también la imaginación, favorecer la
inconformidad y la inventiva y a.3) formación ética, el individuo abierto a mejores posibilidades, a la
excelencia personal y profesional; b) las características externas: permanente diálogo con la realidad
nacional, un humanismo situado en el contexto histórico, de enfoque social –popular, con proyección al
futuro y al cambio social.
En la conceptualización más específica, orientada a la arquitectura:
-Lo socio-humanista se da en contenidos de ciencias humanas y/o de Ciencias Sociales y Humanidades
relacionadas con la profesión, que le sirven de apoyo por ejemplo: la antropometría y la sociología aplicadas
a la arquitectura. En esto se diferencian las llamadas ciencias humanas como un conjunto muy amplio y
heterogéneo de ciencias que estudian el hombre y la sociedad, de las llamadas Humanidades que tienen un
perfil delimitado según la clasificación tradicional del conocimiento por ramas: biológicas, técnicas, sociales
y humanísticas, etc. Humanidades tambien se identifica con carreras “de letras”: lenguas, historia del arte,
literatura, etc, y en este caso se ven como un complemento de formación cultural general.
-Lo socio-humanista en un enfoque holístico, de modo que se integran en sistema concepciones y teorías
que representan los problemas y el pensamiento esencial de la época. Por ejemplo la formación socio-
humanista del arquitecto de hoy debe integrar lo ambiental, que en esta profesión se da en una relación
hombre-naturaleza-arquitectura, basada en la sustentabilidad. En una consideración ética de lo anterior
afirmamos que lo humano incluye la protección del medio ambiente y asumir la responsabilidad humana (del
arquitecto en este caso) por su deterioro. Por otra parte y según este enfoque holístico de lo socio-
humanista, el profesional ha de tener una formación axiológica, económica etc más allá del modelo de
ciencias técnicas seguido hasta el momento, por poner un ejemplo: en lo relativo a la socialización del
profesional deberá formarse en relaciones sociales e interpersonales con apertura a diferentes formas
pensamiento, respeto a las diferencias, y formación de una actitud que favorezca la armonía social.
-La formación socio-humanista en la relación arquitectura-sociedad debe entenderse también como un
enfoque que enfatiza la necesidad de crear arquitectura (objeto de la profesión) que contribuya a la calidad
de vida de la población. Por tanto este concepto: calidad de vida (con enfoque de racionalidad,
sustentabilidad) deberá integrarse a la formación ética del arquitecto.
-Por último, lo socio-humanista en la formación de valores humanos y sociales, asumiendo que como
ciudadano que realiza cualquier profesión técnica o de otro tipo, se aspira a educarlo en un conjunto de
valores que armonicen su formación personal y profesional con una convivencia y actuación eficaz en la
sociedad.
-El análisis del modelo del profesional del plan de estudios, y la profundización en las exigencias actuales de
la socieded en el contexto espacio temporal, así como la proyección de futuro, esclarecen acerca de un
modelo ideal de individuo que debe formarse o desarrollarse en el plano personal, profesional y social.
a)-influencia de la sociedad hacia la arquitectura: necesidades sociales, cambios sociales, nuevas
tecnologías, expresa condicionantes a la arquitectura
-de la arquitectura hacia la sociedad: cumple una función social, es satisfactor de las necesidades
b)-influencia del hombre hacia la arquitectura: la crea, la conserva.
-de la arquitectura hacia el hombre: factor que le aporta calidad de vida
c)-interacción individuo – sociedad
d)-arquitectura como componente de la cultura.
Enfoque de la arquitectura como disciplina humanística:
La arquitectura es un satisfactor de necesidades humanas y manifestación de la cultura en un momento
histórico concreto, podemos considerar y proponemos como arquitectura socialmente adecuada o
apropiada aquella que armonice los aspectos mediados por los principios del desarrollo sustentable.
Por último, consideramos que la formación socio-humanista del arquitecto debe lograrse mediante un
proceso pedagógico que atienda y trabaje adecuadamente en los niveles: (a)desarrollo personal, (b)social, y
(c)desarrollo profesional; y con un enfoque integrador que armonice la formación técnica, estética y ética.