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Patria Del Criollo
Patria Del Criollo
Allí estaban los padres y los abuelos para velar por su bienestar. Allí
estaban las imágenes protectoras de los santos en el altar doméstico. Y estaban
también los sirvientes y el esclavo negro, de ademán sencillo y servicial. La casa
misma su casa ofrecía por fuera unos ventanales salientes con tupidas y fuertes
barras, y un pesado portón que no hubieran podido derribar veinte indios, aun
escogidos entre los más forzudos, suponiendo que se les ordenase realizar tan
estúpida e improductiva tarea.
Por lo demás, los indios, si bien es cierto que había que tenerlos a raya y
patentizarles en todo momento su subordinación Algunos de esos bienes no eran
solamente traídos por los indios desde lejos, sino que habían sido cultivados por
ellos mismos en la hacienda de los padres de nuestro héroe, en mitad de largas
conversaciones sobre los defectos de los indios, que éstos mamaban todo lo malo
que se les atribuía.
La cultura española del siglo XVI como todas esas eclosiones de actividad y
pensamiento que la Historia llama “siglos de oro” de los pueblos fue resultado de
una complejísima trama de procesos históricos en la que jugaron papel
determinante los procesos económicos, Lo que ocurre es que los pueblos están
siempre entregados a un esfuerzo creador, pero el que los resultados sean
óptimos o mínimos es cosa que viene determinada por coyunturas históricas.
Capítulo 6. Pero los criollos, como todos sabemos, no tenían en sus manos
el gobierno de la provincia. Tampoco poseían todas las fuentes de riqueza, ni
controlaban a los indígenas en forma absoluta, Aquella clase compartía el poder
económico y político en un plano de subordinación, con la monarquía española
representada en sus funcionarios. Para extender y consolidar su dominio sobre las
tierras indianas, la corona española se vio obligada a estimular y a premiar a los
conquistadores y a quienes quisieran venir a poblarlas.
Hay que situar a los criollos en la trama de la sociedad colonial, con los
funcionarios imperiales regateándoles el dominio, y con la masa de mestizos,
mulatos e indios estos últimos en gran mayoría en posición de inferioridad
económica, y por ende también social y política. Importa tener muy presente esa
ubicación, porque la ideología de los criollos, lejos de ser simple y coherente,
estaba llena de contradicciones y de ambigüedades que no se explican sino
refiriéndolas a una pugna de clases multilateral: frente a indios, mestizos y
mulatos, ellos eran dominadores y explotadores en diversas formas; frente a las
autoridades españolas eran parcialmente dominados aunque no explotados: eran
partícipes insatisfechos y quisquillosos en el sistema de explotación colonial.
Ahora bien, el documento más valioso para estudiar aquella ideología en el reino
de Guatemala, y para descubrir, al mismo tiempo, sus motivaciones ocultas en
una dinámica de clases, es la Recordación Florida de Francisco Antonio de
Fuentes y Guzmán. Habíamos dejado pendiente una pregunta acerca de ella.
Hubieran deseado poder proclamarlo todos los días ante el rey en persona.
Esa es la verdadera razón, y no otra, de que Fuentes y Guzmán hayan querido
levantar la efigie de su antepasado a la puerta de la Recordación Florida.
Fácilmente lo revela el desmedido énfasis que pone en todos los párrafos en que
habla del conquistador. Habiéndome dedicado en mi juvenil edad a leer, no solo
con curiosidad sino con afición, veneración y cariño, el original borrador del
heroico y valeroso capitán Bernal Díaz del Castillo, mi rebisabuelo, cuya
ancianidad manuscrita conservamos sus descendientes con aprecio de memoria
estimable.
Capítulo 8. El vocablo suena muy de cuando en cuando a lo largo del
relato, pero la crónica es, toda ella, una exaltación, un canto y una defensa del
reino de Guatemala. No del reino como un trozo del imperio español, sino como
algo que vale por sí mismo y que, precisamente, debe ser valorado con
abstracción de cualesquiera imperios para hacerle justicia.
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