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UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERIA

MAESTRIA DE PLANIFICACIÓN URBANO REGIONAL

CURSO: Marco Jurídico


DOCENTE: Jaime Reyes Miranda
ENSAYO: La Planificación Descentralizada y Concertada
ALUMNA: Reyna Fanny Leiva Piña

PROBLEMÁTICA

La descentralización ha sido por muchos años uno de los temas centrales y más planteados por
los presentantes de Estado de nuestro país, idealizada muchas veces por sus gobernantes con el
fin de generar un modelo de desarrollo territorial con mejores oportunidades para ejercer sus
derechos dentro de las expectativas de inclusión centrada en superar la pobreza, en erradicar la
discriminación y en asegurar la igualdad al acceso de los servicios básicos y mecanismos
institucionales para la atención al ciudadano, administrando correctamente los bienes de nuestro
territorio. Sin embargo, más allá de que sus gobernantes no hayan podido ejecutar con éxito
estos planes, el aspecto central de la descentralización tiene, pues el de crear condiciones
apropiadas para la competitividad y la equidad, así como el fortalecimiento de la
institucionalidad democrática en cada uno de los niveles de gobierno, superando de esta manera
el centralismo que ha caracterizado históricamente al Estado peruano

A la vez, es preciso indicar que el crecimiento al que nos referimos no ha sido el mismo en todo
el país; la mayoría de la población, principalmente andina y rural, continúa en condiciones de
exclusión y de pobreza, sin efectivas oportunidades para el desarrollo. Se requiere, pues,
estrategias que hagan posible el disfrute equitativo de los beneficios del crecimiento, para lo
cual resulta fundamental fortalecer las capacidades de los gobiernos regionales para participar
directamente en la promoción de la competitividad y la equidad.

La Planificación no es la cura para el desarrollo, pero sí un instrumento necesario. Construir un


país sin usarla es condenarlo al fracaso, es limitar el aprovechamiento de sus riquezas que puede
poder en riesgo la economía de un territorio. Es como construir un edificio sin plano. Es caro y
muy peligroso.
La realidad es que en el Perú no es que nos falten instrumentos de planificación, en realidad
sobran, hay planes de desarrollo (concertado y no concertado) regional y municipal, planes
sectoriales y subsectoriales, presupuestos participativos, ordenamiento territorial, zoneamiento,
etc., algunos que vistos aisladamente están bastante bien hechos sin embargo si lo observamos
de manera macro estes planes resultan estar desarticulados entre sus regiones , donde lo llegan a
logran sus funciones, herramientas obsoletas que no sirven para nada excepto para cumplir un
ritual, y que muchas veces terminan siendo solo papeles apilados a los archivadores. Olvidan
que planificar implica priorizar y ordenar, haciendo primero lo que debe ser previo. La mayoría
de planes carecen de cronogramas, presupuestos y de mecanismos de monitoreo y control o
evaluación.

En un país dominado por la informalidad y que muy pocas veces se cumplen las leyes, parece
utópico esperar que se cumplan los planes. Si embargo si la Constitución fuera realmente
aplicada, este se vería reflejado en los planes expresado en un cierto orden. Sin embargo, la falta
de correspondencia entre las leyes hace que estos planes muchas veces no sean viables. En ese
sentido es fundamental para que una planificación descentralizada concertada pueda funcionar
es necesario que los planes sectoriales y regionales estuvieran bien amarrados con el plan
nacional, sin perder el rumbo señalado originalmente. Aunque sin duda no se requerirían tantos
planes, el resultado sería una orquesta bien afinada que produciría el resultado armónico que se
espera. para que te manera conjunta tener un panorama más detallada de las verdaderas
necesidades que demanda cada región.

LAS PARADOJAS DE LA DESCENTRALIZACIÓN CONCENTRADA

La desigualdad para el acceso a los servicios básicos, el desaprovechamiento de nuestros


recursos naturales y el daño al medio ambiente del territorio no es sólo casualidad. Estos
reflejarían a un modelo económico excluyente típico centralista, asumiendo que estos modelos
estarían vigentes actualmente, necesitaríamos reformular el sistema de gobierno con una
perspectiva descentralizadora e inclusiva, ampliando las oportunidades de desarrollo para todos
los estamentos sociales y territoriales.

La economía se ha organizado en torno a dos factores: los recursos naturales y la demanda. Por
ello, las poblaciones han tendido a estar en aquellos lugares con tierras fértiles, minas, pesca,
bosques, o en las ciudades con industria, servicios y oportunidades de negocios. El modelo
económico construido sobre la base de los recursos naturales y, posteriormente, sobre la base de
la industrialización por substitución de importaciones que luego de la segunda guerra mundial
vino acompañada de una acelerada urbanización, que generó un centro económico fuerte en
Lima-Callao y una periferia débil conformada por el resto de departamentos.
Desde el punto de vista político, el Estado peruano ha oscilado entre la centralización y la
descentralización económica y estatal desde aproximadamente el siglo XVI 1 . A fines del siglo
XIX se optó por un gobierno descentralista que fracasó porque la base tributaria no fue lo
suficientemente sólida para financiar los gobiernos departamentales. Durante las primeras
décadas del siglo XX, el Estado volvió al centralismo que se agudizó durante el oncenio de
Augusto B. Leguía. Quizás por esta razón, cuando se aprobó la Constitución de 1933 se
contempló la vuelta a un régimen estatal descentralizado con Juntas Departamentales que
finalmente no funcionaron.
La conformación de gobiernos municipales durante el primer gobierno de Fernando
Belaunde, por la vía electoral, fue un paso importante hacia la descentralización de los
niveles de gobierno. Sin embargo, el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado
interrumpió este sistema y se volvió a la centralización política. Por ello, la promulgación
en 1979 de una nueva Constitución que impulsó la organización del estado peruano con tres
niveles de gobierno-gobierno central, gobiernos regionales y gobiernos municipales, fue el
paso descentralista más claro del siglo XX 2.

Desafortunadamente, la experiencia descentralista de los ochenta e inicios de los noventa no


contó con un contexto económico favorable y naufragó en 1992 con el autogolpe del
gobierno de Alberto Fujimori. Aun cuando la nueva Constitución de 1993 contemplaba tres
niveles de gobierno, en la práctica dicho gobierno los redujo a dos. Hoy se ha vuelto a un
sistema estatal con tres niveles de gobierno a partir de una reforma y un nuevo marco Legal.
Los continuos cambios en las constituciones, la legislación, y la organización
gubernamental del Estado fueron el reflejo de la inestabilidad política peruana (Gonzáles y
Samamé 1991). Es un poco irónico ver que siempre se ha luchado por la igualdad e
inclusión de los ciudadanos mediante nuevos métodos de sistema económico como es el
caso de los planes estratégicos para la descentralización, sin embargo, a las empresas
siempre les ha convenido un estado centralista
con un pueblo ignorante y fácil de influenciar

Desde el punto de vista político, las fuerzas descentralistas florecieron cuando hubo gobiernos
democráticos, mientras que las fuerzas centralistas lo hicieron con cada gobierno militar o

1
Contreras, 2002. “El centralismo peruano en su perspectiva histórica” pag.6

2
GONZALES DE OLARTE, Efraín. “La Centralización”, Capítulo II. En: GONZALES DE OLARTE,
Efraín. Descentralización para el desarrollo humano en el Perú, Cuadernos PNUD, PNUD, Lima, p11-26
autoritario. La relación entre ciclo económico y ciclo político tuvo la particularidad de que casi
todos los gobiernos de los últimos cincuenta años tuvieron un ciclo económico que marcó su
evolución política, pues la popularidad y legitimidad del régimen fue de la mano con etapas de
crecimiento económico, mientras que las crisis económicas anunciaron el fin del gobierno o, por
lo menos, su impopularidad. La solución a las crisis económicas casi siempre fue mediante
cambios –a veces radicales– en el régimen y hasta en el sistema político. Estas oscilaciones
económicas y políticas configuraron el fenómeno que denominamos "el péndulo peruano"
(Gonzáles y Samamé 1991).

Hubo, sin embargo, cierta resistencia para reducir la centralización político- estatal cuando
se instalaron regímenes democráticos. La constante peruana ha sido que los movimientos
pendulares en la economía y la política afectaron poco el carácter centralista del Estado
peruano. Las principales razones han sido dos. De un lado, para superar cada crisis
económica ha sido necesaria una mayor centralización de la caja fiscal. En consecuencia,
después de cada crisis el Estado peruano resultaba un tanto más centralizado. Cuando la
economía retomaba el crecimiento y los recursos fiscales mejoraban, las posibilidades de
descentralización dependieron del carácter democrático del régimen de turno. De otro lado,
la burocracia conformada dentro de un Estado centralista difícilmente puede volverse
descentralista, porque su situación laboral y su poder pueden ser cuestionados. En general,
las intenciones y voluntades descentralistas de los políticos y de los partidos políticos han
sido poco duraderas y con fuerza insuficiente como para promover procesos de
descentralización que lograran variar esta inercia centralista. Así, la centralización
económica, política y estatal en el Perú es considerada no sin razón como uno de los
principales obstáculos para el desarrollo y la democratización del país. Lima y el gobierno
central son, para muchos peruanos del interior, los principales causantes de la pobreza
regional. Por ello, la descentralización se presenta casi como la piedra filosofal capaz de
curar estos males.

Actualmente, nuestro país cuenta con una propuesta de Plan Estratégico de Desarrollo
Nacional, al que se ha denominado “El Plan Bicentenario: El Perú hacia el 2021” aprobado
por Decreto Supremo N.º 054-2011-PCM, contiene planteamientos relacionados con una
imagen de futuro y objetivos de desarrollo nacional, desarrollados en el marco de las
políticas de Estado del Acuerdo Nacional, los planes sectoriales y los aportes de diversos
actores de la Sociedad Civil. En este documento se definen seis ejes estratégicos: derechos
fundamentales y dignidad de las personas; oportunidades y acceso a los servicios; Estado y
gobernabilidad; economía, competitividad y empleo; desarrollo regional e infraestructura y
recursos naturales y ambiente3.

El artículo 43 de la Constitución Política establece que “La República del Perú es


democrática, social, independiente y soberana. Él Estado es uno e indivisible. Su gobierno
es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la
separación de poderes”. En este artículo establece los principios generales de cómo se
organiza nuestro Estado, bajo los principios que se integra la democracia, entendiendo así
que la democracia es una forma de organización del estado en la cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o
indirecta que confieren la legitimidad a sus representantes. Así mismo visto que gobierno es
uno, también da la posibilidad para que la toma de decisiones sea realizada a través del
mecanismo de descentralización, quiere decir que se tiene una división política donde
existen regiones y gobiernos locales quienes van a materializar la descentralización. Cada
gobierno local (municipalidades distritales, provinciales) se constituye en la autoridad
inmediata respecto a los problemas de la población, jerárquicamente por encima de los
gobiernos locales tenemos a los gobiernos regionales, que van a tener la facultad de hacer
cumplir la ley o para buscar el desarrollo dentro del ámbito del territorio regional.
Finalmente tenemos el gobierno central, presidido por el presidente de la República. Estos
tres gobiernos trabajaran en conjunto de manera unánime. Es decir que el Estado impulsará
mediante la descentralización y la desconcentración, el desarrollo armónico del país, el
fortalecimiento de la participación ciudadana y de las entidades seccionales, la distribución
de los ingresos públicos y de la riqueza en merito a que el Estado moderno no debe
desarrollarse bajo principios de la arbitrariedad, principios que deslegitimizarían la
democracia.

Al respecto, debemos señalar que los temores que algunos sectores expresaron al inicio del
proceso de descentralización, respecto de que la gestión de los gobiernos regionales podría
afectar negativamente el crecimiento económico no han sido verificados. A la vez, es
preciso indicar que el crecimiento al que nos referimos no ha sido el mismo en todo el país;
la mayoría de la población, principalmente andina y rural, continúa en condiciones de
exclusión y de pobreza, sin efectivas oportunidades para el desarrollo. Se requiere, pues,
estrategias que hagan posible el disfrute equitativo de los beneficios del crecimiento, para lo

3
CEPLAN. (2011). Plan Bicentenario: el Perú hacia el 2021. Recuperado de
https://www.ceplan.gob.pe/documentos_/plan-bicentenario-el-peru-hacia-el-2021/
cual resulta fundamental fortalecer las capacidades de los gobiernos regionales para
participar directamente en la promoción de la competitividad y la equidad. Así mismo es
preciso recalcar que durante los últimos años los indicadores macroeconómicos del país han
observado un importante crecimiento, el cual se ha debido fundamentalmente al desarrollo
de la agroexportación, la inversión en actividades extractivas como la minería y en algunos
casos a la prestación de servicios, pese a que a nivel mundial se ha presencia una
inestabilidad económica en el 2019 y 2020 producto de la pandemia generada por el virus
del COVID-19. “La economía peruana tuvo un fuerte repunte en 2021, pero la reducción
de la pobreza se ralentizó debido a rigideces estructurales en el mercado de trabajo y a la
inflación. Las proyecciones son que el crecimiento del PBI regresará a su tendencia
prepandemia de cerca del 3 por ciento anual en 2022, ya que el impulso favorable de los
precios de exportación compensa la incertidumbre política. Sin embargo, las proyecciones
indican que la pobreza permanecerá muy por encima de sus niveles de 2019. Se espera que
la economía crezca en aproximadamente 3,4 por ciento en 2022, debido principalmente a
los mayores volúmenes de exportación, mientras que la demanda interna se desacelerará
gradualmente”4. En consecuente La planificación descentralizada y concertada se trata de
un proyecto de gran envergadura que cuestiona la distribución del poder y de la riqueza en
el Perú. Por esta misma razón, es un proceso inevitablemente complejo y conflictivo que se
proyecta en el mediano y largo plazo, por ello es fundamental para superar las limitaciones
existentes en la conducción del proceso se necesita renovar el consenso social y político por
la descentralización, diseñar estrategias de desarrollo económico y productivo adecuadas a
nuestros diversos territorios, Fortalecer instituciones y actores sociales y políticos, Un
Consejo Nacional de Descentralización con mayor representatividad, dinamismo y
capacidad para tomar decisiones y conducir el proceso.

CONCLUSIONES

El diseño del Estado peruano de hoy es el resultado de los cambios que se le hicieron como
parte del ajuste estructural de inicios de los noventa, que cambió drásticamente el diseño de
Estado que heredamos de las reformas militares de los setenta. En éste, que es funcional al
modelo neoliberal, el Estado perdió casi todas sus capacidades empresariales y de
regulación directa de los mercados, privatizando las empresas públicas, dando en concesión
las nuevas grandes inversiones extractivas o en infraestructura, y creando organismos
especializados y autónomos para la supervisión de las actividades de las grandes empresas

4
Sitio web : Banco Mundial en Perú
en control de servicios públicos que generan monopolios naturales. Se crearon también islas
de eficiencia en instituciones fundamentales para el funcionamiento del modelo económico.

Los puntos débiles de los planes, es que si lo observamos de manera macro estas no
encuentran articulados entre sus regiones, y que sin desvalorizar el esfuerzo desarrollado a
duras penas por el pequeño y relegado CEPLAN, hay que reconocer que hubo una intención
de llegar a un diagnóstico en datos generales y conceptuales cuyos resultados son serios y
correctos, pero, francamente, lo que propone el Plan Bicentenario puede aplicarse a
prácticamente cualquier país del mundo. En el mejor de los casos se trata de buenos
propósitos. No es un plan pues no dice concretamente cómo se lograrán esos propósitos ni
ordena las acciones necesarias por prioridades claras. El plan de desarrollo nacional aún
está esperando ser hecho.

En este mismo terreno, es claro que se ha avanzado en la descentralización política y


administrativa con la ya mencionada instalación de los gobiernos regionales, pero falta
definir estrategias de desarrollo territorial regional y local, así como formas claras de
articulación entre inversión pública e inversión privada capaz de generar empleo y calidad
de vida, de manera tal que la descentralización de los recursos y las competencias venga
acompañada de crecimiento y desarrollo económico en las localidades y las regiones
ubicadas fuera de Lima

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