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“CIELO Y TIERRA
GASTON CAVIEDES SALINAS” N° 81
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LA VIRTUD DEL SILENCIO


GRADO PRIMERO

HA Osmar Sempértegui Caba

Valle de Potosí, 22 de Agosto de 2022 ev

RESPETABLE LOGIA “CIELO Y TIERRA


GASTON CAVIEDES SALINAS N° 81”

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LA VIRTUD DEL SILENCIO

INTRODUCCIÓN

La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la


Masonería, quien habla mucho piensa poco, ligera y superficialmente, y la
Masonería quiere que sus adeptos se hagan más bien pensadores que
habladores.
No se llega a la Verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el
estudio, la reflexión y la meditación silenciosa. Por consiguiente, aprender a callar
es aprender a pensar y meditar. Por esta razón la disciplina del silencio tenía una
importancia tan grande en la escuela pitagórica, en donde a ninguno de los
discípulos se le permitía hablar, bajo ningún pretexto, antes de que hubiesen
transcurrido los tres años de su noviciado, período que corresponde exactamente
al del aprendizaje masónico.

MARCO REFERENCIAL

Para entender correctamente lo que significa el silencio para el masón, debemos


acudir a su definición profana, indicando que es la privación voluntaria de la
facultad de hablar. Y en verdad, casi todos sabemos hablar, pero pocos sabemos
callar. Por ello, saber callar la lengua y los sentidos es una virtud de Dios.

La leyenda enseña que el príncipe Bahzam, un día cualquiera salió a cazar cerca
de su palacio; en dicha actividad fue sorprendido por la noche, cuando
precisamente buscaba una buena presa. Cansado ya, el príncipe se sentó debajo
de un frondoso árbol con el propósito de tomar respiro; en ese momento sintió salir
de las ramas la voz de un ave; acto seguido Bahzam se puso de pie y disparó con

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su cerbatana al pajarillo, matándolo enseguida. Teniendo el joven a sus pies al
ave fallecida, medito, suspiro y dijo: ¡Oh!, cuan hermoso es saber callar y cuidar la
lengua! Si esta ave no hubiera hablado, no habría perecido.

Ahora bien, acercándonos a la masonería, diremos que el silencio resulta ser una
virtud a través de la cual se corrigen muchos defectos y se aprende a ser prudente
e indulgente con las faltas que se observen.

En el silencio las ideas se maduran y clarifican, y la Verdad aparece como la


Verdadera Palabra que se le comunica en el secreto del alma a cada ser. El Arte
del Silencio es, pues, un arte complejo que no consiste únicamente en callar la
palabra exterior, sino que se hace realmente completo con el silencio interior del
pensamiento: cuando sepamos acallar el pensamiento es cuando la Verdad puede
íntimamente revelarse y manifestarse a nuestra conciencia.
Para poder realizar esta disciplina del silencio, también hemos de comprender el
significado y el alcance del secreto masónico. Dado que el masón tiene que
callarse ante las mentalidades superficiales o profanas sobre todo aquello que
únicamente los que se han iniciado en su comprensión pudieran entender y
apreciar.
De las obligaciones del juramento, que son tres, la primera es el silencio. Ley
importante del hermetismo es no revelar a nadie los secretos de la Orden: “No
echéis perlas a los cerdos”. Al penetrar el hombre en el Templo Interno de la
Sabiduría y recibir fragmentos del Saber Divino, debe guardarlos en su propio
corazón, como un tesoro, por dos motivos: porque nadie puede comprenderlos y
porque quien los divulgue perderá con las palabras la energía interna, que es
como la levadura que fermenta al corazón con esa sabiduría.
La disciplina del silencio llevaba a los antiguos masones a no contestar las
calumnias de que eran objeto. Ellos esperaban estoicamente que luciera la
verdad, ella triunfa siempre y necesariamente, como lo da a entender la vieja
máxima: Obrar bien y dejar murmurar.
Es así hermanos que, para el masón, el silencio es y debe ser virtud noblemente
apetecida, pues cuando los masones conforman logia, hay una condición ritual

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fundamental, y ella es el silencio. En el silencio del Taller, en esa comunidad física
y espiritual de hermanos, los masones elevamos, espiritualmente y cuerpo a
la presencia del Eterno, sin dogmas, sin credos, sin divisiones fanáticas,
respetando así muchas de las enseñanzas que la Fran- Masonería expresa bajo la
forma catecísmica, mediante una serie de preguntas y respuestas,
significativamente concatenadas, divididas en partes y secciones temáticas,
mismas que nos permiten saber los derechos y deberes de los masones.

INTERPRETACION GLOBAL Y ESPECÍFICA

La razón de ser de la actitud contemplativa que debe inspirar al aprendiz y al


masón en general, no es otra que la de potencializar sus posibilidades espirituales
que se encuentran siempre latentes; en otras palabras, en el silencio se encuentra
la posibilidad del crecimiento; cuando nos aislamos de nuestras influencias
exteriores, abrimos los canales de concentración, observamos, escuchamos y
contemplamos, estamos aprendiendo a ver la luz, y esto, de por sí, es un proceso
que entraña una gran fuerza de voluntad.

 La masonería simboliza el silencio con la llana o paleta con la cual se debe
extender cuidadosamente una capa sobre los defectos de nuestros semejantes,
de la misma forma que lo haría un masón operativo sobre los defectos de una
edificación. Igualmente, el silencio tiene muchos otros significados en ritos
especiales y grados filosóficos, así como en los procedimientos de
reconocimiento. Pero al ser estos misterios a los que no estamos llamados los
aprendices, será menester reencontrarlos a través del crecimiento, lento, seguro y
firme.

El aprendiz no tiene nada que decir, no sabe nada, su edad no le permite aun
hacer preguntas, tan solo puede callar, abrir los ojos observando lo que ocurre a
su alrededor y escuchar atentamente cuanto pasa.

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A partir del silencio podemos despertar nuestros sentidos, hacer viajes al interior
de nuestros pensamientos y reposar en ellos tranquilamente. El silencio inspira al
aprendiz a entrar en su espiritualidad, a contemplar la gran obra y a buscar la luz.

El silencio está en búsqueda del equilibrio, para aprender a callar hay que estar
consciente de nuestra incapacidad de hacerlo, las palabras son la consecuencia
directa de nuestros pensamientos, las mejores palabras son las cortas, las breves,
las que no implican más que lo justo y estructurado, el dominio de sí mismos y la
más profunda espiritualidad.

CONCLUSIONES

En el aspecto simbólico concluiremos que el Silencio es el primer paso hacia la


Sabiduría, por ello en el primer grado del simbolismo se exige del Aprendiz, que
sólo debe “ver, oír y callar”
En la práctica sana del silencio los masones tenemos un gran reto, escucharse a
sí mismo y escuchar en las sabias leyes cósmicas que rigen el universo, la voz
dulce
y suave del GADU. Allí, en esos momentos, descubrimos tal cual
somos; encontramos nuestros defectos y fallas, recordamos en esa práctica
del silencio, cuál es efectivamente nuestro deber para con Dios, nuestros deberes
para con el prójimo y nuestros deberes para con nosotros mismos.

Valle de Potosí, 22 de Agosto de 2022 e:. v:.

H:. A:.M:. Osmar Sempértegui Caba

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BIBLIOGRAFIA

1.-Aldo Lavagnini, Manual del Aprendiz tercera edición.

2.- Jorge Adoum, El aprendiz y sus misterios

Bibliografía de Internet

https://centauro.wordpress.com/el-silencio-del-mason/

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