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Campan Apertura A La Antropologia
Campan Apertura A La Antropologia
Patricia Campan
María Cristina Chiriguini
Mercedes Cravero
Josefina Ghiglino
Valeria Gigliotti
Ariel Gravano
Rodolfo Gutiérrez
Érica Lander
Mariana Mancusi
Benito Narvaja
Alejandra Roca
Nora Ublich
Maria Elina Vitello
(autores)
Proyecto editorial
-Buenos Aires-
2006
Acerca del objeto y las problemáticas
de la Antropología
Patricia A. Campan
“Ellos andan todos desnudos (...) también las mujeres, (...) muy bien
hechos, de fermosos cuerpos... Deben ser muy buenos servidores y
de buen ingenio, (...) y creo que ligeramente se harían cristianos; que
me pareció que ninguna secta tenían ...”. (C. Colón 1492: “Diario de
a bordo”).
¿Por qué hemos presentado estas frases? ¿Qué tienen en común todas ellas?
Podríamos decir, en primer lugar, que se refieren al hombre y, a juzgar por las dos
primeras, alguien está haciendo una descripción de estos hombres. Más aún, mientras
que en la segunda encontramos una breve pero detallada descripción de sus
peculiares gustos por el adorno corporal, en la primera además se ha elaborado un
juicio acerca de su comportamiento. En la tercera se han expresado ideas más
complejas. Se habla de evolución, selección natural, y comportamiento humano
nuevamente, y el autor nos deja la idea de que no habría una relación entre la
evolución biológica y la forma de comportarse de nuestra especie.
En segundo lugar, podemos observar con claridad que las tres frases fueron escritas
en diferentes siglos. Pasemos entonces a la primera pregunta. La respuesta a ella
sería: nuestro interés está puesto en mostrar cómo a lo largo de su historia, el hombre
se ha preocupado por hacer alguna referencia con respecto a otros hombres, a hablar
de ellos, a describirlos, y a elaborar juicios acerca de ellos. ¿Y por qué el hombre se
ha ocupado, y aún lo hace, de otros hombres? Porque ha sentido la curiosidad por
conocer, de algún modo, a aquellos con los que toma contacto, aquellos que se
muestran tan diferentes a su propia forma de ser. ¿Qué pudo haber sentido cualquier
conquistador, aventurero o viajero cuando se encontró frente a personas que poco
tenían que ver con sus propias vestimentas, costumbres alimentarias, viviendas,
creencias, por señalar sólo algunos de los aspectos proclives a la comparación? O
cuando nosotros mismos tenemos la oportunidad de viajar a lugares distantes y
diferentes del nuestro, ¿no nos asombramos al ver esas diferencias con respecto a
aquello a lo que estamos tan habituados? (Mair 1998). El asombro, en un primer
momento y curiosidad más tarde por la forma de vida que desarrollaron otros grupos;
lo que los antropólogos han denominado cultura.
Como ejemplo podríamos tomar cualquiera de las dos primeras frases que se
presentan al comienzo. Tanto Colón como el explorador Burton están describiendo a
las personas con las que se han encontrado. ¿A quiénes están dirigidas estas
descripciones? A otros que, como ellos, comparten los mismos o parecidos gustos en
la vestimenta; que son cristianos, como ellos; que seguramente no se perforarían los
lóbulos de las orejas para adornárselas. En pocas palabras, a europeos u occidentales
(en este caso) que, como ellos, habrán de asombrarse con estos “descubrimientos”.
Ahora bien, ese otro no necesariamente debe estar fuera de la sociedad a la que
pertenece ese yo. Puede estar también dentro de su propia sociedad o grupo: “las
mujeres para los hombres o los ‘locos’ para los ‘normales’” (Todorov 1995). En otras
palabras: todo grupo al que nosotros no pertenecemos porque no compartimos esos
comportamientos o esas costumbres. Se denomina alteridad u otredad a esta
referencia que se hace del otro, cuando nos identificamos con un grupo -al que
pertenecemos- y que a la vez, nos lleva a diferenciarnos de otro. Tiene, como hemos
visto, una relación con el asombro, debido a que se constituye a partir de la conciencia
que tenemos de lo propio, un conocimiento de aquello que caracteriza al yo - nosotros
ante el otro - los otros (el diferente). Dice Krotz:
En el siglo XIX, con la segunda gran expansión que Europa realiza hacia el resto del
mundo, nace la ciencia que tendrá a la diversidad cultural, la alteridad, como objeto de
estudio: la Antropología. A este respecto, dice Krotz:
Podemos decir de manera muy general que Antropología significa “hablar del hombre”
(Mair 1998). Muchos pensarían entonces que a esta disciplina le corresponde explicar
todo lo que al hombre se refiera. De esta manera se pensaba en el siglo XIX cuando
surgió esta ciencia, convirtiéndose así en la más abarcadora de todas las disciplinas
sociales. Por ello necesitamos acotar este interés por lo humano puesto que no es la
única que ha centralizado su estudio en él.
“al notar las diferencias entre los habitantes de las islas Trobriand y
los europeos generalmente tendemos a quedar más impresionados
por éstas que por las aparentes similitudes que presentan sus
culturas, y no sólo quedaremos impresionados, sino que
probablemente, preguntemos por qué existen tales diferencias?”
(Kaplan y Manners 1979:20).
La amplia gama de estudios que se fueron realizando acerca del hombre y el grado de
profundidad que alcanzaron, llevaron a que esta ciencia comenzara a abrirse en
diferentes especialidades de acuerdo con lo que se analizara en forma más específica.
Si tenemos en cuenta las variables de tiempo y espacio mencionadas, tendremos las
siguientes orientaciones, según se haga más énfasis en un eje o en otro:
La aparición de estas disciplinas en este momento (siglo XIX) fue la respuesta que se
dio desde la ciencia a la “división del mundo” que se había llevado a cabo desde el
plano económico-político por las potencias colonialistas europeas. A una división dual
del mundo parecía corresponderle una división dual de las ciencias (Worsley 1971).
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Las teorías científicas no aprehenden la realidad tal como es sino que lo hacen a través de
construcciones teóricas sostenidas por un grupo de investigadores que los aproxima a la
realidad (=paradigma) (Schuster 1982).
condicionamientos de sus respectivas culturas y ver al mundo tal
como en realidad es” (Gould 1988:3-4).
En tercer lugar y con relación a lo anterior, la ciencia se construye a partir de ideas que
se establecen provisionalmente y es, a su vez, una actividad que genera ideas nuevas
a partir de la investigación científica. Hablar de ideas establecidas provisionalmente
significa que la ciencia sufre muchas transformaciones a lo largo del tiempo. Esto es,
siempre implica un avance que se apoya en los resultados previos, por eso se
construye y conserva una continuidad, aún cuando se produzcan cambios y rupturas
por la caída del marco teórico sostenido hasta ese momento. Las explicaciones
científicas son perfectibles por el hecho de que nunca son finales. La prueba de que
las explicaciones científicas se corrijan o sean reemplazadas por otras se encuentra
en la historia misma de la ciencia.
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“‘Subjetivo’ casi siempre definido como la intrusión de las tendencias del investigador en la
recolección e interpretación de los datos. Se pensaba que eso distorsionaba los datos y por lo
tanto reducía su validez” (Wallerstein 1998 97-98).
eventos o hechos y el orden social consecuente. Como ejemplo de lo que estamos
diciendo, recordemos el proceso de colonización emprendido por Europa en el siglo
XIX y las profundas –en la mayoría de los casos– transformaciones que produjo en las
sociedades “no occidentales”. O bien los cambios permanentes que se observan en
las sociedades actuales dado el proceso de globalización.
Es por ello que ha sido fundamental la recuperación que han hecho las ciencias
sociales del sentido de la historia y su papel en la interpretación del mundo. Así
actuarían como “formas de autoconciencia científica de la realidad social” (Ianni 1998),
“desnaturalizando” aquello que se quiere entender como “perpetuo”. La neutralidad en
las ciencias podría ser un engaño ya que en la historia del hombre, y con demasiada
frecuencia, se ha hablado en nombre de la ciencia como un medio para asegurar el
status quo. Aquí hemos presentado, quizás de manera muy general, aquello de lo que
trata la actividad de la Antropología. Probablemente uno de sus mayores
compromisos, como el de todas las ciencias sociales, sea su relación con los cambios
que conduzcan a mejorar la vida humana.