You are on page 1of 8
3 | 2 3 3 D Py ; @ = g 3 a Aa ACRE PLLC UL) indignarte! ROS U eT ee OCR oR acho eee rho suzy Cenk Cel Pree er tne coe a) Fr ree en eC eae crt ee Chet mange tas Capitulo 1 REFORMA DEL PENSAMIENTO. La CRISIS DEL CONOCIMIENTO En la medida en que son mal percibidas, infravaloradas y separa- das unas de otras, todas las crisis de la humanidad planetaria son, al mismo tiempo, crisis cognitivas. Nuestro sistema de conocimientos, tal y como se nos inculca y fija en la mente, conduce a importantes desconocimientos. Nuestro modo de conocimiento no ha desarrollado suficiente- mente la aptitud para contextualizar la informaci6n e integrarla en un conjunto que le dé sentido. Sumergidos en la sobreabundancia de in- formaciones, cada vez nos es mas dificil contextualizarla, organizarla y comprenderla. La fragmentacion y la compartimentacién del cono- cimiento en disciplinas que no se comunican nos impiden percibir y concebir los problemas fundamentales y globales. La hiperespeciali- zacién rompe el tejido complejo de lo real, el predominio de lo cuan- tificable oculta las realidades afectivas de los seres humanos. Nuestfo conocimiento parcelado produce ignorancias globales. Nuestro pensamiento mutilado conduce a acciones mutiladoras. A ello se aitaden las limitaciones 1) del reduccionismo, que reduce el cono- cimiento de unidades complejas al de los elementos, supuestamente simples, que las constituyen; 2) del binarismo, que descompone en verdadero/falso lo que es parcialmente verdadero o parcialmente fal- so 0, a la vez, verdadero y falso; 3) de la causalidad lineal, que ignora los bucles retroactivos; 4) del maniqueismo, que no ve sino oposicién entre el bien y el mal. La reforma del conocimiento exige una reforma del pensamiento. La reforma del pensamiento exige, por su patte, un pensamiento ca- paz de relacionar los conocimientos entre si, de relacionar las partes con el todo y el todo con las partes, un pensamiento que pueda con- cebir la relacién de lo global con lo local, de lo local con lo global. Nuestras formas de pensamiento deben integrar un vaivén constante entre dichos niveles (véase mi Introduction a la pensée complexe). 142 Reformas del pensamiento y de la educaci6n Esta reforma tiene un caracter epistemolégico y refléxivo. Episte- molégicamente, se trata de sustituir el paradigma que impone conocer por disyuncién y reduccién por un paradigma que exija conocer por distincién y conjuncién (Introduction @ la pensée complexe). La rein- troduccién de la reflexividad requiere un permanente retorno auto- examinador y autocritico de la mente sobre si misma. Ademas, debemos dejar de creer que hemos Ilegado a la sociedad del conocimiento. De hecho, hemos Ilegado a la sociedad de los cono- cimientos separados unos de otros, lo que nos impide relacionarlos para concebir los problemas fundamentales y globales, tanto de nues- tras vidas personales como dé nuestros destinos colectivos. Finalmente, también debemos disipar la ilusién segan Ja cual nues- tro conocimiento, incluido el cientifico, es plenamente racional. De he- cho, existen diversas formas de racionalidad: la racionalidad critica, que utiliza la duda; Ja racionalidad teérica, que edifica teorias estudiando de forma coherente los fenémenos; la racionalidad autocritica, cons- ciente de sus limites y de la degradacién de la racionalidad en raciona- lizaciones (concepciones intrinsecamente légicas, pero que no corres- ponden a ninguna base empirica); la raz6n instrumental, denunciada por Adorno y Horkheimer, que esta al servicio de empresas nocivas, criminales o dementes, como los campos de concentraci6n nazis. Asi, la ceguera consecuencia de conocimientos parcelados y dis- persos, ceguera propia de una vision unidimensional de todas las co- sas, se hermana con los espejismos de la sociedad del conocimiento y del pleno empleo de la racionalidad. Si nuestras mentes siguen dominadas por una manera mutilada y abstracta de conocer, por Ja incapacidad de captar las realidades en su complejidad y su globalidad, si el pensamiento filoséfico se aparta del mundo en lugar de enfrentarse a él para comprenderlo, entonces, pa- radéjicamente, nuestra inteligencia nos ciega. Una tradicién de pensamiento bien arraigada en nuestra cultura y que forma las mentes desde la escuela elemental nos ensefia a conocer el mundo a través de «ideas claras y distintas»; nos insta a reducir lo complejo a lo simple, es decir, a separar lo que est ligado, a unificar lo que es miltiple, a eliminar todo lo que aporta desorden o contra- dicciones a nuestro entendimiento. Ahora bien, el problema crucial de nuestro tiempo es el de la necesidad de un pensamiento capaz de recoger el desafio de la complejidad de lo real, esto es, de captar las relaciones, interacciones e implicaciones mutuas, los fenémenos mul- tidimensionales, las realidades solidarias y conflictivas a la vez (como Reforma del pensamiento 143 la propia democracia, que es un sistema que se alimenta de antagonis- mos a la vez que los regula). Pascal ya formulé ese imperativo de pen- samiento que se intenta introducir hoy en todo nuestro sistema educa- tivo desde el parvulario: «Como todas las cosas estdn causadas y son causa, estan ayudadas y ayudan, son mediatas e inmediatas, y todas se mantienen por un lazo natural e insensible que une a las mas alejadas y a las més diferentes, considero imposible conocer las partes sin co- nocer el todo, asi como también conocer el todo sin conocer particu- Jarmente las partes.» De hecho, todas las ciencias avanzadas, como las ciencias de la Tierra, la ecologia, la cosmologia, son ciencias que rompen con el vie- jo dogma reduccionista de explicacién por lo elemental: consideran sistemas complejos en los que las partes y el todo se generan y organi- zan mutuamente y, que, en el caso de la cosmologia, contempla una complejidad que esta mas alla de todo sistema. Es mds, ya se han formado principios de inteligibilidad, aptos para concebir la autonomia, la nocién de sujeto, e incluso la libertad, cosa imposible segin los paradigmas de la ciencia clasica. Ya ha comenza- do, al mismo tiempo, el examen critico de la pertinencia de nuestros principios tradicionales de inteligibilidad: la racionalidad y la cientifi- cidad deben redefinirse y contemplarse en toda su complejidad. Este examen no afecta sdlo a los intelectuales, afecta a nuestra civilizacién: todo lo que se ha efectuado en nombre de la racionalizacién y ha con- ducido a la alienacion en el trabajo, a las ciudades dormitorio, al

You might also like