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Escuela De Ciencias Jurídicas Y Políticas

Asignatura: Argumentación Jurídica

Tema: Primer trabajo

Carrera: Derecho

Modalidad: Regular

Año: II

Elaborado por:

Carlos Fernando Ponce Moreno

Número de carnet:

2130121

Docente:

Msc. Jorge Chavarria

Estelí, Nicaragua, 21 de noviembre 2022


I. Los elementos del argumento

Los elementos generales de la argumentación son los siguientes:


1. La controversia
2. La tesis
3. Los argumentos
4. Los respaldos
5. La reafirmación de la tesis
La controversia es el cuestionamiento que se deriva de un tema controversial y de la
cual se desprende la tesis. La tesis es la adopción de una postura o un punto de vista que
se defiende en una redacción con argumentos. Los argumentos son los razonamientos
con los que se demuestra la validez de la tesis: con ellos se comprueba o se refuta una
tesis. Los respaldos son las premisas que permiten llegar a la formulación de un
argumento; en otras palabras, son las ideas que validan a los argumentos. La
reafirmación de la tesis es la corroboración de la postura asumida en la redacción.

II. Caracterizas de la argumentación

❖ Es lógica porque se usa una serie de razonamientos coherentes,


generalmente presentados en forma secuencial. Además, siguen una
estructura determinada.
❖ Es dialógica porque está destinada a enfrentar una serie de ideas,
particularmente cuando estas oponen al emisor contra el receptor.
❖ Es persuasiva porque se busca convencer a la audiencia de una postura
tomada.
❖ Es contraargumentativa porque se elabora pensando en posiciones
contrarias a la asumida.

III. Tipos de argumentación

Argumentos deductivos. Aquellos que parten de premisas seguras o


probables y extraen conclusiones seguramente válidas de ellas, yendo de
lo general a lo particular. Se trata de un tipo de argumento común en las
ciencias y la lógica formal, que sin embargo se encuentra limitado por la
veracidad de sus premisas, que se toman como punto de partida. Por
ejemplo: Si todos los humanos necesariamente mueren, y yo en
particular soy humano, es seguro que moriré.
Argumentos inductivos. Proceden al contrario de los deductivos,
partiendo de lo específico para llegar a lo general. Así, el método
inductivo posee algo de creatividad y es menos certero, pero es
particularmente útil para las ciencias actuariales y la estadística. Por
ejemplo: Si una persona gana la lotería, y yo también juego la lotería, es
probable que también me la gane.
Argumentos abductivos. En este caso, los argumentos no parten de
premisas certeras, sino que asumen dos premisas aisladas y obtienen una
conclusión probable, aunque inverificable. Por ejemplo: Si un amigo se
pelea con su novia, y rato después lo veo besándose con otra chica,
puedo asumir que rompió con su novia a raíz de la pelea.
Argumentos causales. Son aquellos que parten de la vinculación de un
evento con otro, de acuerdo a las leyes de causa y efecto. En ese sentido,
establecen un vínculo que en apariencia luce necesario, pero que podría
no serlo. Por ejemplo: Cada vez que viajo en bus, me mareo. Así que el
bus es el causante de mi mareo.
Argumentos por generalización. Son aquellos que proponen extender
una propiedad a un grupo de elementos, solamente por haberla observado
en unos pocos integrantes del conjunto. Por ejemplo: Yo soy irascible y
soy géminis, y mi amiga Jenny es irascible y también géminis; por lo
tanto, todos los géminis somos irascibles.

IV. Principios de argumentación

➢ Principio de no contradicción:
Este es el principio más importante de la argumentación racional. Ya Aristóteles en el
siglo IV a.C nos habla de él en su Metafísica. Según este principio no puede ser al
mismo tiempo una afirmación y su contraria; o en otras palabras una cosa no puede ser
verdadera y falsa a la vez. Sobre este principio se asienta el edificio de la racionalidad
occidental (filosofía, ciencia, etc.) pero ha sido criticado duramente desde los inicios de
la filosofía (Heráclito s. VI a.C) hasta la actualidad (Nietzsche s. XIX).
➢ Principio de la deducción:
Este principio se basa en el valor lógico de la relación causa y efecto, y viene a decir
que, si ocurre la causa, ocurre el efecto. Cuando alguien afirma: «si llueve se mojan las
calles» y, efectivamente llueve, podemos afirmar que las calles se mojan. Las cadenas
de causas-efectos pueden ser amplias, por ejemplo: si llueven se mojan las calles, si
llueven las calles puedes resbalarte y caer, si te caes… En lenguaje lógico podemos
enunciarlo así: si de una premisa se sigue una consecuencia y ocurre la premisa,
entonces ocurre la consecuencia.
➢ Principio del tercio excluso:
Este principio tiene mucha menos validez que los dos anteriores y ha sido rechazado
abiertamente por muchos lógicos en los siglos XIX y XX. Según este principio si una
cosa no es verdadera es falsa y si no es falsa es verdadera. La similitud, al menos a
primera vista, con el principio de no contradicción es evidente, pero se critica, como
dijimos, su amplitud ya que hay situaciones en donde las afirmaciones no son ni
verdaderas ni falsas sino solamente probables o tienen valor de verdad desconocido.
➢ Principio del Onus Probandi o de Carga de la Prueba:
Es el principio según el cual el que hace una afirmación debe dar pruebas de su
veracidad (affirmanti incumbit probatio) o, en otras palabras, no corresponde al que
refuta la refutación sino a quien afirma la demostración. Por ejemplo, si alguien afirma
que existe una raza de enanos invisibles en los bosques debe probar que esta afirmación
es cierta y no solicitar a terceras personas que prueben que es falsa. Si pensamos en este
ejemplo nos damos cuenta de que es imposible demostrar la falsedad de una afirmación
infundada ¿cómo demostrar que no existen seres invisibles si su característica principal
es, precisamente, que no se pueden observar?

V. Falacias

Todas las falacias son razonamiento que vulneran alguna regla lógica. Así, por ejemplo,
se argumenta de una manera falaz cuando en vez de presentar razones adecuadas en
contra de la posición que defiende una persona, se la ataca y desacredita: se va contra la
persona sin rebatir lo que dice o afirma.

VI. Función de la motivación dentro de la argumentación

Se trata de las disposiciones psicológicas que nos orientan hacia la realización de


determinadas acciones, dicho de manera muy resumida. Es decir, que la motivación está
compuesta por elementos psicológicos que nos hacen inclinarnos hacia una meta
concreta dentro de la argumentación cuando se dan ciertas condiciones.

VII. Errores in cogitando

Esta figura penal se produce cuando, con propósito de atacar o agredir a una persona,
por inadvertencia se atenta contra otra.
Los errores in cogitando se dan cuando existen razonamientos judiciales defectuosos y
hay vicios del razonamiento que son derivados de la infracción de sus principios y
reglas.

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