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Disertación
Disertación
A veces decimos que sabemos algo cuando en verdad lo que estamos haciendo es
aceptar una opinión o una explicación muy extendida sobre un tema. Para la
filosofía jamás fue suficiente simplemente aceptar que algo es verdadero,así porque
si, es necesaria una buena razón que permita respaldada por argumentos
convincentes creerlo, respaldada por argumentos convincentes.
Es difícil explicar de un modo preciso qué significa “conocer algo”. Una definición
sencilla: el conocimiento es una explicación de la realidad que nos permite
entenderla mejor, comprender sus causas y poder predecir algunas de sus
consecuencias.
Estos cuatro elementos no están desligados entre sí, sino que suelen trabajar
conjuntamente, retro alimentándose, en el proceso del conocimiento.
Los sentidos
Sentido pragmático: “verdadero” puede significar también válido o útil porque nos
sirve para vivir, o porque funciona. Ejemplo: admitimos como verdadera la medicina
actual porque salva más vidas que la medicina del pasado. Lo mismo cabe decir de
la Física que nos ha llevado a la Luna, al poder construir cohetes que salgan de la
gravedad terrestre.
Dejando a un lado, los sentidos ontológico y ético, nos quedan los sentidos
epistemológico, lógico y pragmático. De aquí surgen las tres teorías de la verdad:
Los otros dos sentidos de lo verdadero: el sentido ontológico, tiene relación con la
verdad del ser mismo, se corresponde con la verdad como desvelación o “aletheia”;
y el de “verdadero” en sentido ético, como sinceridad, ya no tendría relación directa
con el interrogante kantiano sobre ¿qué podemos conocer?, sino más bien con el
otro interrogante kantiano que pregunta sobre qué debemos hacer, que se estudia
en la ética y no en epistemología o teoría del conocimiento, como sucede con los
anteriores.
Para contestar esa pregunta de Kant, hay que tener en cuenta tanto el origen del
conocimiento como su validez y los límites humanos en esa tarea.
Según Platón, el alma humana pre existió en el mundo de las Ideas y allí ya conoció
la verdad.
Cuando el alma cayó al mundo sensible (por culpa del caballo negro que simboliza
las pasiones innobles) y se encarnó en un cuerpo, olvidó todo lo que conocía, pero
puede recordarlo más adelante, por los sentidos, porque este mundo sensible es
una copia del mundo de las Ideas, realizada por un dios artesano, el Demiurgo. Por
eso, conocer es recordar esa verdad que ya estaba en nuestro interior. En este
planteamiento se introducen por primera vez las llamadas “ideas innatas” porque el
recuerdo de lo que ya conocimos y luego olvidamos, es una verdad con la que
nacemos según Platón.
Filosofía medieval
En la filosofía medieval, a las fuentes tradicionales del conocimiento (los sentidos y
la razón) se suma el saber de la revelación cristiana de la Biblia. Los filósofos
cristianos intentarán demostrar cómo la razón y la fe pueden colaborar para
construir el conocimiento. La verdad es solo una y procede de Dios. Por tanto, razón
y fe no pueden contradecirse. En el caso de que la razón se equivoque, la fe en la
revelación pondrá el punto y final a cualquier discusión. Agustín de Hipona trató de
cristianizar la filosofía de Platón y afirmó que la verdad está en el interior del hombre
porque allí la puso Dios. Con la iluminación de Dios podemos conocerla. Tomás de
Aquino, con sus cinco vías, nos mostrará como también desde la razón se puede
demostrar lo que el creyente ya sabe por fe: que Dios existe.
Lo que tienen en común filósofos griegos y medievales es que en las dos épocas se
cree que nuestra razón puede llegar a conocer la realidad en su totalidad. En
principio no hay límite alguno al conocimiento. En cambio, desde la época moderna,
las filosofías del Racionalismo y del Empirismo, y también la filosofía de Kant,
superarán el realismo ingenuo anterior, al concluir que sólo conocemos nuestras
ideas sobre la realidad, pero no lo real en sí mismo. La cuestión será entonces
cómo asegurar que nuestras ideas o representaciones sobre la realidad se
corresponden realmente con cómo son las cosas realmente. En un primer momento,
dirán que las cualidades primarias de las cosas, aquellas que percibimos por más
de un sentido y que se pueden expresar con matemáticas, como el tamaño, la
figura, el peso...sí son copias exactas de las cosas reales; en cambio, las cualidades
subjetivas como el olor, el color, el sonido...no lo son. Pero, ya con Kant, se dirá que
solo conocemos la realidad fenoménica, esto es tal y como se nos aparece
adaptada a las condiciones humanas, pero no la realidad en sí misma.
Filosofía moderna
En el Racionalismo, Descartes emplea la duda metódica para llegar a una certeza
total, tratando de encontrar una primera verdad incuestionable desde la que poder
deducir el resto del conocimiento, como se hace en matemáticas. Después de
desechar la información de los sentidos (porque a veces nos engañan), todo el
saber acumulado de la tradición (ya que podría ser erróneo) y hasta lo que puede
parecer más evidente para la razón como que 2+2 son 4 (pues podría haber un
genio maligno que tratará de engañarnos) Descartes llega a una verdad innegable
“Cogito ergo sum”, es decir si pienso existo. Aunque dude de todo, sé que existo
como un ser pensante que duda, siente, ve, imagina, desea etc. eso está fuera de
toda duda. A continuación examinó sus ideas para ver su procedencia, y por
segunda vez se afirma en la historia de la filosofía la posibilidad de las ideas
innatas. Por ejemplo: la idea de Dios. Descartes encuentra en sí mismo, la idea de
un ser perfecto e infinito, que no puede venir de él (ya que él es un ser finito, puesto
que duda). Por tanto, la habrá puesto Dios mismo en su interior, como el artesano
imprime su propia marca en todas sus obras. Si Dios existe, entonces ya no hay
temor al engaño de un genio maligno y entonces también sus ideas sobre lo real
son el efecto de las cosas reales sobre los sentidos.
Kant, tras leer a Hume, intentó volver a asegurar el conocimiento. Partiendo del
hecho de que la ciencia de Newton era un saber universal y necesario, investigó en
qué condiciones se producía ese conocimiento y llegó a la conclusión de que
“aunque todo conocimiento comienza con la experiencia y tiene su límite en la
experiencia, sin embargo no todo procede de la experiencia. Kant no cree en ideas
innatas (como los racionalistas) pero sí cree que el sujeto al conocer organiza los
datos que percibe de la realidad utilizando unas formas que son las mismas en
todos los hombres: el espacio, el tiempo y las categorías (como las de la sustancia o
la causalidad). Esas formas servían para hacer de la ciencia un conocimiento
universal y necesario. Pero solo podemos aplicar esas formas a los fenómenos y no
a la realidad en sí misma. De ese modo concluye que tan solo podemos conocer la
realidad adaptada a las condiciones humanas y al no tener datos sensibles sobre
Dios, el alma o el mundo como totalidad (como ya dijo Hume), la Metafísica es
imposible como ciencia. Esas ideas se pueden pensar pero no aportan conocimiento
alguno. Por eso surgen las antinomias (pruebas a favor y en contra de la existencia
de Dios) o razonamientos falsos. Por eso la ciencia sí puede progresar y la
metafísica no.
Filosofía contemporánea
En la época contemporánea, si nos fijamos en un pensador como Ortega y Gasset,
vemos como todo conocimiento se realiza solo desde una perspectiva que nace de
la circunstancia vital concreta de cada persona. No existe una verdad absoluta
separada desde cualquier punto de vista. No existe un sujeto único, idéntico e
invariable. Además el conocimiento debe permitirnos una orientación en la vida. El
hombre necesita saber a qué atenerse y por ello piensa. La verdadera razón es vital.
Sobre los problemas más importantes de la existencia, la ciencia no tiene mucho
que decir. La razón matemática sirve para la naturaleza, pero para los asuntos
humanos no funciona.