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MARIO CASTILLO FREYRE

En la obligación alternativa, al igual que en la obligación conjuntiva, todas las prestaciones


tienen idéntica jerarquía jurídica; es decir, todas las prestaciones objeto de una obligación
alternativa son prestaciones principales, sin que importe el valor económico que represente
cada una de ellas.

Ahora, a diferencia de la conjuntiva, en la obligación alternativa las diversas prestaciones no


tienen que guardar relación alguna entre sí. Y esto por una razón muy sencilla: porque solo una
de ellas se va a cumplir. De esta manera, en tanto solo una se va a ejecutar, no importa que
aquella tenga o no relación con esas otras prestaciones que no van a cumplirse.

Como son varias prestaciones y va a ser necesario cumplir solo con una, aquí se va a producir
algo que no pasa en la obligación conjuntiva: se tendrá que realizar un proceso de elección. En
principio, la elección en una obligación alternativa la realiza el deudor; no obstante, se podría
pactar también que la realice el acreedor o un tercero, siendo aplicable lo previsto en el
artículo 1144 del Código. Es así que, a falta de plazo para la elección, corresponde al juez
fijarlo. Si el deudor omite efectuar la elección dentro del plazo establecido o el fijado por el
juez, ella corresponde al acreedor. Igual regla se aplica cuando la elección debe practicarla el
acreedor. Si la elección se confía a un tercero y este no la efectúa, la hará el juez, sin perjuicio
del derecho de las partes de exigir a aquel el pago dela indemnización que corresponda por su
incumplimiento.

Más allá de lo señalado, lo relevante es que a efectos de esa elección no interesa para nada el
criterio de calidad media, y ello es así porque sencillamente resultaría imposible aplicar el
criterio de calidad media. ¿Cuál es la calidad media entre dar un millón de dólares, cantar una

canción, dar un libro y guardar un secreto? No hay forma de determinarlo, ya que las
prestaciones son diferentes. Dentro de tal orden de ideas, en esta obligación alternativa
resultará absolutamente irrelevante cuál es la prestación que escoge el deudor para cumplir
con respecto a su acreedor. El acreedor verá satisfecha su acreencia siempre que se ejecute la
prestación que ha sido elegida, sin que pueda negarse a aceptar el pago, aunque la prestación
elegida tenga un valor económico menor al de las otras prestaciones.

Una vez realizada la elección y comunicada aquella a la contraparte, ya no hay vuelta atrás. La
obligación alternativa deja de ser tal y se convierte en una obligación de objeto simple a la
que, por lo mismo, le son aplicables las reglas propias de aquellas.

Lo anterior nos permite reconocer que en la elección de la prestación no necesariamente


termina todo. Así, por ejemplo, la prestación elegida podría ser la de dar un bien incierto, por
lo que su cumplimiento requeriría, primero, que el bien deje de ser incierto, es decir, que se
realice una elección. En un caso como el planteado nos encontramos con dos procesos de
elección. Un primer proceso es la elección de la prestación, en la que el criterio de la calidad
media es irrelevante. En el segundo proceso, en cambio, ese criterio sí resulta determinante.

En ocasiones, la línea divisoria que separa una obligación de entregar un bien incierto y una
obligación alternativa no es tan nítida. Pensemos, por ejemplo, que «M» se obliga con «R» a
entregarle uno de sus seis perros. En este caso es claro que se trata de una obligación de dar
un bien incierto. Esa situación cambia si cada uno de esos seis perros tiene nombre propio y es,
por ende, identificable. Sería, pues, distinto señalar que «M» tiene que entregar a «R» a Fido,
o a Rintintín, o a Lassie, o a Scooby Doo, o a Coraje, el perro cobarde o a Devorador. En ese
supuesto

la obligación más parece una obligación alternativa. Sobre este tema no hay acuerdo en la
doctrina, por lo que la respuesta dependerá de cómo se haya pactado la obligación; y, además,
del criterio con que se la quiere interpretar.

IV. Obligación facultativa

Este tipo de obligación se caracteriza por tener dos prestaciones, de las cuales el deudor solo
va a tener que cumplir una de ellas, por lo que no importa que estas tengan o no relación. Una
de esas dos prestaciones es la prestación principal y la otra, la prestación accesoria.

Para entender mejor esta figura pongamos un caso práctico. Imaginemos que una persona se
obliga con otra a entregarle un plumón, pero se establece que si el deudor lo considera
conveniente le podrá entregar un lapicero en vez de entregarle el plumón. En este supuesto, la
prestación principal es la entrega del plumón, no obstante, el deudor puede liberarse de la
obligación cumpliendo con la prestación accesoria, esto es, con la entrega del lapicero.

Las conclusiones que podemos inferir del cuadro que acabamos de delinear son varias.
Primero, que las prestaciones objeto de la obligación no se encuentran en pie de igualdad; es
decir, que no tienen el mismo valor jurídico. Una de las prestaciones constituye el objeto
principal de esa obligación; la prestación principal. Segundo, que a pesar de que una
prestación es la principal, el deudor tiene la facultad de liberarse de esa obligación sin
necesidad de cumplir con la prestación principal, ya que, en virtud de lo convenido, puede
optar por cumplir con la prestación accesoria. Podemos decir, por ello, que la entrega del
plumón está in obligatione y que la entrega del lapicero está in facultate solutionis. El deudor,
en consecuencia, podrá liberarse ya sea si entrega el plumón o el lapicero.

Pese a que, como la mayoría de lectores puede percibir, hasta aquí el esquema descrito se
asemeja mucho al de las obligaciones alternativas, lo cierto es que allí acaban las similitudes.

Esto, ya que en las obligaciones facultativas no hay turnos para escoger, es el deudor quien
decide con cuál va a cumplir; de tal manera que el acreedor, si quiere requerir al deudor el
cumplimiento de la obligación, lo único que le va a poder exigir es la prestación principal. El
acreedor no tiene posibilidad de exigir el cumplimiento de la prestación accesoria, no tiene
posibilidad de escoger. El deudor, en cambio, estará siempre en la facultad de cumplir con la
prestación accesoria o, naturalmente, con la prestación principal.

Además, conviene señalar que la decisión que tome el deudor respecto a cuál de las
prestaciones va a ejecutar, es, en definitiva, arbitraria.

No hay criterios como el de la calidad media, ni tampoco importa el valor de cada prestación.

Otra de las características más importantes de las obligaciones facultativas es que si la


prestación principal hubiera devenido en imposible de cumplir, la prestación accesoria, en
virtud del principio según el cual lo accesorio sigue la suerte de lo principal, también habría
devenido en imposible, con lo cual, la obligación no podría ejecutarse. Por el contrario, si la
prestación accesoria fuera la que deviniera en imposible, lo que ocurriría es que la obligación
dejaría de tener objeto plural, para convertirse en una obligación de objeto simple, de modo
tal que el deudor ya no tendría posibilidad de escoger, simplemente tendría que cumplir con la
prestación principal.
Que una de las dos prestaciones sea la principal y la otra la accesoria se determina al momento
del nacimiento de la obligación. Tengamos presente que es siempre del acuerdo de las partes
(o de la ley, claro está) de donde se infiere ante qué tipo de obligación nos encontramos. No es
que ellas señalen expresamente que se trata de una obligación alternativa, de una facultativa o
de una conjuntiva. Ello se infiere del propio acuerdo, de cómo se ha pactado. Obviamente, en
el caso de las obligaciones facultativas, sí es necesario indicar cuál de las prestaciones es la
principal, de lo contrario, en realidad, se trataría de una obligación alternativa.

Ahora, en caso de duda, esto es, si no resulta claro si la obligación es alternativa o facultativa,
la ley presume que es facultativa. Esta presunción acarrea, sin embargo, un inconveniente; a
saber, determinar quién elige cuál de las prestaciones es la principal. Ese inconveniente no lo
resuelve la ley, y ahí sí podrían surgir problemas, puesto que la interpretación que hagan de la
situación el deudor y el acreedor podría no ser la misma. El deudor podría interpretar que es
principal la que el acreedor interpreta como accesoria, lo que podría generar un conflicto que,
reiteramos, nuestro Código no resuelve.

No obstante, lo anterior, es muy difícil que se plantee un supuesto en que exista duda, porque
no resulta común que se contraigan obligaciones alternativas. No se le suele dar al deudor la
posibilidad de elegir qué prestación ejecutará para liberarse de la obligación.

Las obligaciones facultativas son mucho más frecuentes. Así, gracias a lo dispuesto en el
artículo 1237 del Código, aquel que se obligó a pagar en moneda extranjera no prohibida por
leyes especiales, puede elegir entre entregar tal moneda, que es la prestación principal, o
pagar en soles al tipo de cambio venta el día del pago, lo que es la prestación accesoria. La ley,
entonces, establece esa facultad y, con ello, hace que las obligaciones facultativas sean un
supuesto bastante común.

Tras revisar los tres tipos de obligaciones que pueden presentarse cuando la obligación tiene
objeto plural, consideramos oportuno señalar que, en realidad, es posible mezclar cada una de
ellas. Deudor y acreedor podrían contraer, por ejemplo, una obligación alternativa que tuviera
las siguientes prestaciones:

• Primera prestación: entregar un millón de dólares y 300 000 soles.

• Segunda prestación: dar un libro y un lapicero.

• Tercera prestación: cantar una canción y recitar un poema.

• Cuarta prestación: guardar un secreto.

• Quinta prestación: pintar un cuadro y realizar una escultura.

Como puede observarse, entonces, podría haber una obligación con objeto plural en la que se
combinaran las diferentes obligaciones de objeto plural.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS Y FACULTATIVAS – ROSENDO BADANI

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Definición y caracteres de las obligaciones alternativas. — Llamamos alternativa la obligación


que tiene por objeto varias prestaciones, liberándose el deudor con el cumplimiento de una
sola. Es, pues, una obligación múltiple en el objeto u obligación compuesta. Cuando todas las
prestaciones que forman el objeto de una obligación compuesta deben cumplirse, la
obligación es conjuntiva; y cuando solo es exigible una sola, la obligación es alternativa.

Son caracteres de las obligaciones alternativas:

—Pluralidad de prestaciones

—Derecho del deudor de liberarse cumpliendo una sola prestación.

Las varias prestaciones de que hablamos pueden ser de distinta naturaleza, así puede deberse
alternativamente una obligación de dar y una obligación de hacer; puede tratarse de la entrega
de un bien mueble, como por ejemplo una alhaja, o bien de un inmueble determinado; de una
suma de dinero o de una cantidad de granos; etc.

Todas las prestaciones consideradas alternativamente se dice que están In obligatione, para
significar que todas ellas están en la posibilidad de servir para cancelar la obligación.

La existencia entre las varias prestaciones alternativamente consideradas de alguna ilícita o


imposible no anula la obligación, por cuanto existen otras igualmente consideradas como
objeto de la obligación; pero si solo hubiera una obligación lícita y posible, no podría decirse
que la obligación es alter-nativa, sino obligación simple.

Puede acontecer que bajo la apariencia de una obligación alternativa se hubiera pactado una
obligación ilícita con cláusula penal destinada a asegurar la ejecución. En este caso no podría
subsistir como única prestación lícita la penal, sino que toda la obligación se consideraría
ilícita.

En cuanto al segundo carácter, o sea a la facultad del deudor de liberarse con el cumplimiento
de una sola prestación, este cumplimiento debe ser íntegro de una de ellas, porque tal es la
naturaleza de la obligación, en la que estas diversas prestaciones alternativamente debidas,
son independientes y distintas; por lo que no es posible cumplir con parte de una y parte de
otra, combinando arbitrariamente dos o más y formando, por decirlo así, una variedad
caprichosa de prestaciones no consideradas en la obligación, lo que además, puede alterar la
utilidad que el acreedor debe obtener del cumplimiento íntegro de una de ella.

Los caracteres de la obligación alternativa están determinados en el art. 1191 del Código, que
dice:

“El obligado alternativamente a diversas prestaciones debe cumplir por completo una de ellas.
El acreedor no puede ser compelido a aceptar parte de una y parte de otra.

La disposición del anterior Código (art. 1289) era la siguiente: “Si el contrato tiene por objeto la
entrega de una de varias cosas alternativamente, cumplirá el deudor entregando cualquiera, o
el valor de una de ellas, si todos han perecido.

El Código anterior se refería solo a las obligaciones de dar y el actual se refiere con más
propiedad a las prestaciones, pues todos los hechos o ser-vicios que pueden ser materia de las
obligaciones, pueden deberse alternativamente derecho de elección. Si en las obligaciones
alternativas se debe una de varias prestaciones, es claro que es precisó elegir entre ellas,
pudiendo corresponder este derecho de elección al acreedor o al deudor.

Cuando en la obligación no se ha determinado qué persona puede elegir, se presume que esta
facultad corresponde al deudor, pues la regla generar es que en caso de duda la obligación se
interpreta en favor del deudor. Nuestro Código contiene al respecto la siguiente declaración
en su artículo 1192: “La elección corresponde al deudor, a menos que expresamente se
hubiese reservado al acreedor.”

El Código solo se ocupa, de la elección hecha por el acreedor o el deudor y no Contempla el


caso de que la elección esté referida a. un tercero, porque en este caso la obligación toma
todos los caracteres de la obligación condicional y se entiende, sometida a las reglas
establecidas, para ésta clase de obligaciones. Sin embargo, considera que esta doctrina no
puede aceptarse en el sentido absoluto con que se enuncia. Agrega Ricci: “Cierto que la
intención de los contratantes puede hacer depender la existencia de la obligación del hecho
del tercero llamado, a ejercitar la elección, y en este caso la obligación es condicional; por lo
que, si el tercero no puede o no quiere elegir, la obligación no existe, por faltar la condición.
Pero también es cierto que las partes pueden tener una intención distinta, cual es la de que la
obligación sea cierta desde el momento en que se contrae sin hacerla depender en modo
alguno del cumplimiento de una condición determinada y designar al tercero para la elección,
al objeto de tutelar los derechos de las partes haciendo que se proceda a aquella con criterios
informados en la rectitud y equidad. Dada, pues está intención en las partes, ¿cómo puede
sostenerse que han querido estipular una obligación condicional? La obligación en esta
hipótesis conserva su verdadero carácter de alternativa; y si el tercero no puede o no quiere
hacer la elección, creemos que pueda hacerla la autoridad judicial, respetándose así la
intención de las partes, manifestada en sentido de que la elección debe hacerse según la
equidad y teniendo en cuenta los intereses de ambas.

Como la facultad de elegir no puede convertirse en un arma para impedir o retardar el


cumplimiento de la Obligación, perjudicándose al acreedor, se dispone justificadamente en el
art. 1200 del Código, que “Sí el deudor es omiso en hacer la elección, el juez le señalará un
plazo para que cumpla con hacerlo, y si vencido ese lazo el deudor se mantuviera en la
omisión, la elección corresponderá al acreedor”.

La ley al reglamentar las obligaciones alternativas en el Título IV no habla del caso en que
correspondiendo al acreedor la elección, fuese este él que retardase hacerla; pero es que
siendo el acreedor el que puede exigir el cumplimiento de la obligación no puede omitir la
designación de la prestación al demandar el pago. Sin embargo, si el deudor tuviera interés en
liberarse dando cumplimiento a la obligación, habría que aplicar la disposición del art. 1236
relativa al pago, que dice: “Si la cosa debida fuese indeterminada y la elección correspondiera
al acreedor, debe el deudor hacerle intimación judicial” para que verifique la elección. Si
rehúsa hacerla, el deudor podrá verificarla, procediendo en lo demás como queda
establecido.” Las mismas reglas, dice Giorgi, deberán aplicarse al acreedor en el caso, poco
probable, de que retardase maliciosamente la elección conferida a él por el pacto o por el
testamento.

Formas de ejercitar el derecho de elección. — Generalmente la elección, como dice Giorgi, se


hace por el acreedor con una demanda y por el deudor por una oferta real o consignación;
pero según nuestro Código, que sigue en esto al Código Alemán, basta la declaración
comunicada a la otra parte. El art. 1194 del Código, dice: “La elección tendrá lugar por
declaración comunicada a la otra parte. La prestación elegida se considerará como la única
debida desde el principio.”

Una vez hecha la elección, esta se hace irrevocable, sin que sea necesaria la conformidad o
aceptación de la otra parte, pues lo contrario desnaturalizaría el derecho de elección.

Tanto la segunda parte del artículo en examen, como la disposición del artículo 1197
consagran esta irrevocabilidad de la elección, pues dice este último que “cuando la elección
hubiere sido, expresamente atribuida al acreedor, la obligación cesará de ser alternativa desde
el día en que aquella fue comunicada al deudor.” La obligación, pues, se considera como pura y
sim-ple desde el momento en que la elección queda efectuada por quien tiene derecho a
hacerla, y la prestación elegida resulta, así como la única debida desde el principio.

No puede considerarse como una alteración de este principio el cambió de elección en las
prestaciones periódicas, pues se considera que se trata de obligaciones distintas en cada
vencimiento. Nuestro Código consigna al respecto la siguiente disposición:

“Art. 1193.— Cuando la obligación alternativa consiste en prestaciones anuales, la elección


hecha para un año no obliga para los otros.”

Indemnización de daños y perjuicios. — Tiene este lugar en las obligaciones alternativas


“cuando por culpa del deudor hubieren desaparecido todas las cosas que alternativamente
fueron objeto de la obligación o se hubiere hecho imposible el cumplimiento de esta. La
indemnización se fijará toman-do como base el valor de la última cosa que hubiere
desaparecido o del servicio que últimamente se hubiera hecho imposible, según el artículo
1196 del Código.

No existe pues, responsabilidad de daños y perjuicios sí la pérdida no es de todas las cosas


debidas o si todas las prestaciones no se hubiesen hecho imposibles. Aun existiendo culpa del
deudor, por la pérdida o imposibilidad, sí no es de la totalidad de las cosas o prestaciones,
mientras quedase una cosa o una prestación realizable de las comprendidas en la obligación
alter-nativa, no es exigible la indemnización de perjuicios. Se explica esta disposición, porque
mientras haya siquiera una sola prestación posible, es posible también el cumplimiento de la
obligación, ya que todas las prestaciones están en su contenido objetivo, igualmente aptas
para efectuar el pago.

Pérdida del derecho de elección. — El deudor perderá el derecho de elección cuando de las
prestaciones a que alternativamente estuviese obligado, solo una fuese realizable, dice el
Código en su art. 1195. No podrá, pues, el deudor elegir entre la prestación que ha quedado
realizable y el valor de las que han sobrevenido física o legalmente imposibles. No quiere decir
esto que la obligación se ha convertido en pura y simple, pues si es por culpa del deudor que
las demás prestaciones se han hecho imposibles, la pérdida fortuita de la única cosa que
hubiere quedado o la imposibilidad de cumplimiento por caso fortuito de la única prestación
realizable, no liberaría al deudor, como sería en el caso de la obligación simple.

Elección por el acreedor. — Cuándo la elección hubiere sido expresamente atribuida al


acreedor, la obligación cesará de ser alternativa desde el día en que aquella fue comunicada al
deudor (art 1197 del C. C.). Este derecho de elección del acreedor no desaparece por la
pérdida de alguna o de todas las cosas debidas, si la pérdida ha sido por culpa del deudor. En
este caso la elección se realiza siempre y si recae sobre una de las cosas que han perecido, se
entiende que el deudor debe resarcir el precio.

Pero el derecho de elección del acreedor queda así limitado a las cosas que subsisten, si las
demás han perecido por caso fortuito.

Es esto lo que dispone la segunda parte del citado artículo 1197, que dice:

“Hasta entonces (el día en que se hace la elección) la responsabilidad del deudor se regirá por
las reglas siguientes:

1.— Si alguna de las cosas se hubiere perdido por caso fortuito, cumplirá entregando la que el
acreedor elija entre las restantes, o la que haya quedado, si una sola subsistiese;

2.— Si la pérdida de alguna de las cosas hubiese sobrevenido por culpa del deudor, el acreedor
podrá reclamar cualquiera de las que subsisten, o el precio de la que hubiere desaparecido:

3.— Si todas las cosas se hubieren perdido por culpa del deudor, la elección del acreedor
recaerá sobre su precio.”

Obligación facultativa: sus caracteres y efectos. — Llámense facultativas las obligaciones


simples en las que el deudor goza de la facultad de liberar-se pagando una cosa diferente de la
debida.

En esta clase de obligaciones una sola es la prestación debida: y la prestación con la que el
deudor puede a voluntad suya liberarse, sustituyendo a la primera, no está propiamente in
obligatione. sino in facultate solutione.

Los efectos de estas obligaciones son los mismos de las obligaciones sim-ples, excepto la
facultad del deudor de liberarse prestando una cosa diferente de la debida: la obligación
facultativa se determina únicamente por la prestación principal qué forma el objeto de ella
(art. 1198 del C. C.)

Si la cosa debida perece por caso fortuito se extingue la obligación, aun cuando subsista la que
el deudor puede ofrecer en sustitución.

En cuanto al acreedor no tiene en esta clase de obligación derecho a pedir sino la cosa debida,
sin tomar en consideración la que solo está in facultate solucione.

Diferencia entre estas obligaciones y las alternativas. — Las obligaciones facultativas pueden
confundirse con las alternativas, siendo en muchos casos cuestión de interpretación de
voluntad el determinar si la segunda prestación es debida alternativamente con la primera o si
es solamente una sobre la que ha recaído la obligación con facultad del deudor de sustituirla
por la segunda.

Caso de duda sobre la naturaleza de la obligación. — En caso de duda sobre si la obligación es


alternativa o facultativa, dice el art. 1199 del Código, se tendrá por facultativa.

Esta disposición del Código no es sino la aplicación del principio general que lleva a interpretar
en favor del deudor la duda sobre la naturaleza de una obligación; y la facultativa es una
obligación mucho más ventajosa para el deudor que la alternativa.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS Y FACULTATIVAS

Las obligaciones alternativas son aquellas que tienen como objeto varias prestaciones. «El
obligado alternativamente a diversas prestaciones debe cumplir por completo una de estas. El
acreedor no puede ser compelido a recibir parte de una y parte de otra». De lo que se deduce
que el deudor ha de elegir una para cumplir con ella. Ej. Cuando el deudor tiene que elegir
entre pagar 6.000 € o entregar un determinado cuadro o cuando un restaurante ofrece varios
platos en el menú a sus clientes. La obligación alternativa se caracteriza por su contenido
disyuntivo, solo habrá que efectuar una prestación de entre las varias prevista). Efectuada la
elección, la obligación deja de ser alternativa y se concreta o especifica en la prestación
elegida. Si tras la notificación de la elección al acreedor, la cosa perece o fuera imposible el
servicio por caso fortuito, el deudor queda liberado.

Obligaciones facultativas son aquellas en la que el deudor tiene una solo prestación (entregar
un cuadro) pero puede liberarse pagando otra distinta (6.000 €). A diferencia de las
alternativas donde hay un abanico de prestaciones, en la facultativa solo existe una prestación,
si bien se concede al deudor una facultad de liberarse cumpliendo en el momento del pago
una prestación diferente

En este caso si desaparece la obligación debida (primera prestación), el deudor ya no está


obligado a cumplir la prestación (segunda) con la que se puede liberar.

ARNAU MOYA, Federico (2009). Lecciones de Derecho Civil II: Obligaciones y contratos.


Valencia: Universitat Jaume I.

CONCLUSIONES:

Entendemos por obligaciones alternativas a aquellas obligaciones con prestación múltiple


(objetivamente complejas) en las que el deudor tiene la posibilidad de cumplir la obligación
ejecutando por completo, a su libre elección, cualquiera de las prestaciones a su cargo, aunque
la prestación elegida tenga menor valor económico con respecto a las otras.  Luego de la
elección de la prestación la obligación pasará a convertirse en una con objeto simple.

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