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Fallos Tributario
Fallos Tributario
El Tribunal falló en el caso de Laboratorios Raffo contra la Municipalidad de Córdoba, y revocó por
unanimidad la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia que había habilitado al
municipio a cobrar la contribución sobre el Comercio, la Industria y las Empresas de Servicios
desde enero de 1995 a abril de 2000, pese a que la empresa no tenía local en la ciudad.
La Corte Suprema de Justicia dio a conocer ayer un fallo que desestima la intención de numerosos
municipios cordobeses de cobrar el denominado "impuesto a la valija" y, según la opinión de
varios tributaristas citados por el matutino La Voz del Interior, pone un punto final a esa cuestión.
Ésta es la primera vez que la Corte dictamina sobre el tema de fondo en este cuestionado tributo,
ya que en los casos anteriores sólo se había pronunciado sobre la competencia o no de las justicias
federal y provincial.
El fallo, del 23 de junio y firmado por Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt,
Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, se remite al dictamen de la
procuradora fiscal, Laura Monti, de noviembre de 2008.
La Corte dice que el gravamen es una tasa (remitiéndose a fallos anteriores) y que, como tal, sólo
puede aplicarse a la "concreta, efectiva e individualizada prestación de un servicio", referida a un
bien o acto del contribuyente. Y esto no es posible si la empresa no tiene un local en el lugar.
En cambio, la Municipalidad y el TSJ argumentaron que estaba habilitada para cobrar esa tasa en
este caso (donde había un empleado del laboratorio con domicilio en la ciudad) porque brindaba a
la empresa servicios generales que la beneficiaban (cuidado de calles, transporte y
estacionamiento, entre otros).
El fallo argumenta, en cambio que, como no es una tasa, la Municipalidad intenta cobrar un
impuesto y eso transgrede la Ley de Coparticipación.
Por otra parte, la Corte se refiere expresamente a la Justicia de Córdoba al señalar que, si bien este
fallo es para un caso concreto, "los jueces inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones"
a la doctrina de la Corte y que "carecen de fundamento las sentencias de los tribunales inferiores –
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inclusive los superiores tribunales– que se apartan de los precedentes", sin aportar nuevos
argumentos que justifiquen modificar la posición.
Según los especialistas, no es normal que la Corte devuelva al tribunal inferior la sentencia para
que dicte un nuevo fallo con esta doctrina.
Consecuencias. Para los tributaristas consultados por La Voz del Interior, este fallo obligará a los
municipios a suspender el cobro. "El funcionario que pretenda cobrar algo similar, hasta podría
verse con responsabilidad civil y penal por falta a sus deberes" ya que los tribunales cordobeses
deben adherir a ese fallo, coincidieron Germán Gianotti, de Deloitte, y Rodrigo Ranz, docente de la
UNC.
"En tanto no hayan prescripto (cinco años), las empresas que han pagado voluntariamente o por
una sentencia tendrían, en principio, derecho de iniciar un juicio de repetición y pedir que le
devuelvan lo abonado", explica Diuvigildo Yedro, miembro de la Comisión Asesora de Estudios
Tributarios del Consejo Profesional de Ciencias Económicas. "Es un problema serio para los
municipios, pues tienen que devolver todo lo que cobraron al contribuyente más impuestos y, si
hubo juicio, las costas", dijo.
Con ese precedente, el Consejo Económico y Social de Córdoba (formado por cámaras
empresariales, entidades profesionales, y el Gobierno provincial) está buscando un mecanismo
para que la Provincia pueda enmarcar a los municipios en un sistema armonizado.
Por su parte, Christian Langer, abogado patrocinante de varios municipios cordobeses, dijo que
aún no había analizado el fallo, pero que éste sólo se aplica a un caso concreto. "No hay ninguna
norma legal que diga qué es una tasa. Esto surgió de la interpretación de la doctrina", remarcó.
Principio de legalidad
16. CSJN, “Doña Sara Doncel de Cook”, 17/03/1929 (Fallos 155:290)
Tomo 155 pag 290. Corte Suprema de Justicia de la Nación
Uno que refleja bastante lo que estuvimos hablando del Poder Legislativo, el órgano
depositario de la voluntad popular y demás, si bien es un fallo viejo siempre lo da en clases.
Sara Doncell tiene una causa contra la Pcia de San Juan y allí en ese fallo la corte deja
entrever esta cuestión de a la legalidad de la ley tributaria y a la irretroactividad o no de la
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norma jurídica.
Partes: Sara Doncel de Cook y su patrocinante que es Horacio Larreta - Provincia de San Juan
y su patrocinante: Juan F. Sánchez.
Hechos: Doña Sara pagó tributos que considera mal cobrados. Se trata de tributos de patente,
y las multas correspondientes por no haberlos abonados entre el año 1924 y 1927. Es una
acción de repetición de pago.
La accionante se desempeñaba como prestamista, celebraba contratos de mutuo a título
personal, ella era quien prestaba. La Provincia de San Juan en su ley de patentes gravaba a los
agentes y a los corredores de préstamos y sueldos (esto decía en el año 1924). Luego, un
decreto del poder Ejecutivo de la Provincia de San Juan en ese mismo año, le quiere aplicar a
ella uno de esos tributos por decreto.
La provincia de San Juan dice en sus argumentos que ese tributo se aplicaba extensivamente,
si bien ella no era agente ni corredora, el espíritu de la ley era combatir la usura, era una ley
de moralidad pública, más allá de los fines fiscales. Entonces, por sus altos fines, se le aplicaba
también a ella como prestamista.
Entonces, por un lado, le querían cobrar tributos, por el otro, era a través de decreto y
además la dirección general de rentas de la Provincia de San Juan le cobra multas sobre eso
por no haber pagado esos tributos en tiempo.
Recién a fines de 1926, la legislatura de la provincia de San Juan, dicta la Ley 218, donde si
queda contemplada su figura de prestamista como sujeto pasivo de la obligación de tributos.
Pero, lo que se plantea es que entonces entre el 1924 y 1927 los tributos estuvieron basados
en un decreto del poder ejecutivo, las multas también en concordancia, y además le
quieren cobrar retroactivamente el impuesto a las patentes en virtud de una ley que recién
sale en el año 1926 y que empezaba a regir recién en el 27.
Argumentos de la Corte:
Con respecto al cobro de tributos en razón de un decreto, esto en la CN atenta contra el
sistema representativo republicano, ya que eso es facultad del PL, que es el poder depositario
de la voluntad popular. Además, el PE en materia de reglamentación vía decreto no puede
extender los tributos existentes a sujetos distintos a los expresamente previstos en las leyes.
Ella era prestamista, no era ni agente ni corredora, por lo que no quedaba incluida en el
tributo, en consecuencia, no se puede integrar la norma y mucho menos el PE basándose en
sujetos o hechos similares o análogos.
En materia de derecho tributario sustantivo, no existe vacío legal, lo que no está en la Ley no
existe para el derecho tributario, es decir, lo que no está establecido como tributo o como
hecho imponible, quiere decir que el legislador no lo quiso alcanzar como tal. A tal punto que
la misma CSJN le dice a la provincia de San Juan, ustedes mismos cuando hicieron la Ley
después no pusieron expresamente -prestamista-.
Con respecto a la ley 218 la misma rige desde el año 27, por lo que es inconstitucional y que
sea aplicada antes de ese momento viola el principio de irretroactividad de la ley.
Por otro lado, la parte actora da a conocer que en cuanto empezara a regir la nueva ley iba a
dejar de llevar a cabo su actividad como prestamista, ya que el impuesto patente pasaba de
500 a 5000, lo que se volvía muy oneroso y no lo podría pagar, esto estaría violando el
principio de capacidad contributiva porque estaría queriendo captar una capacidad
contributiva que no se sabe que en ese momento que salió la ley existía.
En resumen: la CSJN le termina dando la razón a la accionante porque los tributos cobrados
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entre el 24 y el 27 se fundan en un decreto, atentando contra el sistema representativo
republicano que tienen que ser por ley, y no por el poder ejecutivo a través de un decreto,
independientemente de los altos fines perseguidos. Y con respecto a la Ley 218, no se le
puede aplicar retroactivamente el cobro de impuesto de patentes porque el hecho imponible
y los derechos que la accionante tenía ya los había adquirido en su patrimonio.
Además, con respecto a la retroactividad de aplicación de las leyes, el código de Vélez en su
redacción original, antes de la reforma, era más restrictivo respecto a la retroactividad de las
leyes, prohibiéndola. Dice las leyes rigen para el futuro. Después se atenúa un poco diciendo
*salvo* que la ley informe que se aplica retroactivamente.
Principios afectados: Principio de Legalidad básicamente porque el cobro de tributos no
puede surgir de un decreto y luego, a pesar de ser creada la ley, esta no se puede aplicar
retroactivamente cuando los derechos ya fueron adquiridos en el acervo patrimonial de la
persona. Y aunque no esté mencionado, también el principio de capacidad contributiva.
Recordemos que la corte recién empieza a utilizar el término de capacidad contributiva a
partir de 1947, aunque hay algún precedente anterior (el caso Diaz Vélez que hablaba sobre la
progresividad e igualdad, donde implícitamente refiere a la capacidad contributiva).
Fuero: Administrativo en materia administrativa, porque está involucrada una repartición
provincial. Acción que se interpone directamente ante la CSJN.
Dentro de las facultades delegadas en materia tributaria, lo que si tiene el poder ejecutivo es que
podrá anteceder, no en las cuestiones de fondo, pero si en las cuestiones cuantitativas: puede
determinar la alicatara que cambia el impuesto. Hay intervención del ejecutivo en materia
impositiva, sí, pero solamente en cuestiones respectos cuantitativos como son las alícuotas y de la
AFIP como órgano descentralizado, para dictar las soluciones generales que establecen que el
impuesto a las ganancias o valor agregado etc. Se cobra a través de una declaración jurada.
En los hechos, mediante la determinación de dos decretos, el Poder Ejecutivo, había extendido el
hecho imponible de gravación a la presencia en espectáculos cinematográficos hacia otros
medios de reproducción de películas.
A través del Decreto N° 2736/91, se “flexibilizó” el objeto de imposición tributaria, a partir de una
conjunción interpretativa de los artículos 24 y 76 de la Ley N° 17.741. La norma, caracterizaba
únicamente en su texto la gravación de la presencia de espectáculos cinematográficos cualquiera
fuera el ámbito donde se efectúe (artículo 24, inciso a).
En ese sentido, a partir del artículo 76 -el que conceptualiza a la noción de película- el Poder
Ejecutivo fundamentó en los considerandos del decreto la extensión del hecho imponible para
cualquier otro medio donde sea reproducible una película.
En segundo orden, mediante el Decreto 949/92, se determinó que el tributo del artículo 24
mencionado se aplicará, también, “a la venta o locación de todo tipo de videograma grabado
destinado a su exhibición pública o privada, cualquiera fuera su género; y a la exhibición de todo
tipo de películas, cualquiera fuera su género, a través de los canales de televisión abierta o por
cable y en los videobares y/o en todo otro local en los que la misma se realice por cualquier
medio".
Ante aquella disposición, Video Club Dreams inició una acción de amparo contra el Instituto
Nacional de Cinematografía -ente encargado de la recaudación y fijación del tributo- con el fin de
que se declare la inconstitucionalidad de los decretos. En primera instancia, se hizo lugar al
planteo de la actora, sin embargo, la resolución fue apelada.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal estimó, en primer
lugar, que el plazo de 15 días para iniciar la acción de amparo, luego de que el acto fue ejecutado o
debió producirse, no era obstáculo para la procedencia de la demanda. Asimismo, desestimó la
objeción acerca de la falta de la legitimación de la actora y la existencia de otras vías idóneas para
iniciar la petición.
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Sobre el fondo de la cuestión, interpretó que el acto de autoridad nacional estaba viciado de
nulidad absoluta porque vulneraba el principio de legalidad tributaria. En ese sentido, confirmó la
decisión del órgano anterior.
Ante aquella resolución, la Procuración del Tesoro de Nación interpuso recurso extraordinario,
mediante el cual el caso llegó a la Corte. El Máximo Tribunal, a través del voto mayoritario de
Carlos Fayt, Augusto Belluscio, Enrique Petracchi, Antonio Boggiano, Guillermo López, Gustavo
Bossert, y en disidencia parcial, Eduardo Moliné O’Connor, confirmó la sentencia de la Cámara.
En primer lugar, con respecto al plazo para interponer la acción, la Corte dijo que se trata de una
cuestión de índole procesal que no autoriza - en principio- la intervención de ella. Además,
consideró que la actora tenía la legitimación suficiente para iniciar la acción, ya que al ser agente
de percepción del tributo, poseía un interés jurídico sustancial.
Por otra parte, en cuanto a la procedencia del ejercicio presidencial de facultades legislativas en
materia tributaria, consideró que en la configuración de los decretos, el Poder Ejecutivo había
creado un nuevo hecho imponible, distinto al receptado en la Ley N° 17.741. Con fundamento en
el Fallo Eves, entendió que la disposición obviaba los alcances del principio de legalidad tributario.
En tercer lugar, con respecto a las circunstancias de hecho que motivaron la de decretos de
necesidad y urgencia, el Máximo Tribunal expresó que “no se exhiben como respuesta a una
situación de grave riesgo social que hiciera el dictado de medidas súbitas como las tratadas”.
En ese sentido, la Corte Suprema señaló, en base al principio de reserva de ley tributario, que es
al Congreso a quien le compete la decisión política de creación un impuesto. Por último, se
diferenció de lo expuesto en el Fallo Peralta, ya que en este caso, sostuvo, hay una diferencia
sutancial con la situación de “descalabro económico generalizado” marcado en ese precedente.
Para finalizar, es destacable el voto en disidencia parcial de Eduardo Moliné O’Connor, donde
precisa el principio de reserva de ley tributario, de rango constitucional, y reafirma lo dicho por el
Máximo Tribunal en otras oportunidades: “El cobro de un impuesto sin ley que lo autorice es una
exación o un despojo que viola el derecho de propiedad reconocido en el artículo 17 de la
Constitución”.
OTRO - Se creó un impuesto por decreto que decía que como las películas se gravan con un impuesto
tranquilamente se alcanzan las películas en video. Creó el decreto que tenían que pagar los videos
en 10%. Video Club Dreams dijo que esto era la creación de un nuevo hecho imponible, el 10% es un
impuesto al cine, no al videograma, es distinto. La corte sostuvo que el principio de reserva legal
es absoluto en nuestra constitución ya que es una facultad exclusiva del congreso la creación de
tributos y no se podía hacer por DNU. Después de la reforma, el art. 99 inc. 3 prohíbe los DNU en
materia penal y en materia tributaria. Si está prohibido es nulo de nulidad absoluta, entonces si es
nulo de nulidad absoluta no se puede ratificar. Sin embargo la ratificación por parte de una ley la
convalida a partir de esa ratificación legislativa hacia adelante, no hacia atrás porque si no habría
una retroactividad prohibida
Hechos: La Cámara hizo lugar a una acción de amparo y declaró la inconstitucionalidad del
segundo párrafo del art. 59 de la ley 25.237 en cuanto delegó en el Poder Ejecutivo Nacional la
facultad de establecer los valores para determinar las tasas a percibir por la Inspección General de
Justicia. La demandada interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia de la Nación
confirmó la sentencia.
Dictamen del Procurador: El tributo discutido es una tasa, en tanto establece de modo coactivo
una contraprestación pecuniaria por un servicio brindado y su presupuesto de hecho consiste en
una situación que determina, o se relaciona, necesariamente, con el desenvolvimiento de una
cierta actividad de un ente publico relativa, en forma individualizada, a la persona obligada a su
pago (sujeto pasivo contribuyente). La tasa es una categoría tributaria derivada del poder del
imperio del estado, con estructura jurídica análoga al impuesto y del cual se diferencia únicamente
por el presupuesto de hecho adoptado por la ley, que en este caso consiste en el desarrollo de una
actividad estatal que atañe al obligado y que por ello, desde el momento en que el estado organiza
el servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede rehusar el pago aun cuando no
haga uso de el, el servicio tiene en mira el interés general.
El primer principio fundamental del derecho tributario es el principio de legalidad. Solo el congreso
impone las contribuciones que se expresan en art. 4 y art 52 que corresponde a la cámara de
diputados la iniciativa de las leyes sobre contribuciones.
En el fallo “Luisa Spak de Kupchick y otro v. Banco Central de Argentina” corte estableció que los
principios y preceptos constitucionales prohíben a otro poder que el legislativo el establecimiento
de impuestos, contribuciones y tasas y, ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la
preexistencia de una disposición legal encuadrada dentro de los preceptos y recaudos
constitucionales, esto es, válidamente creada por el único poder del estado investido en tales
atribuciones. El PE tiene vedado establecer tributos aun por la via extraordinaria de decretos de
necesidad y urgencia toda vez que el art. 99 inc. 3 CN prohíbe emitir este tipo de disposiciones
cuando se trate de materia tributaria.
La delegación realizada en la jefatura de gabinete de ministros es inadmisible, porque no se
estableció en ley alguna la alícuota aplicable. Debe ser la ley la que establezca el objeto y la
cantidad de la prestación, es decir, el criterio con que debe valuarse la materia imponible para
aplicar luego el impuesto en un monto determinado y es también la ley la que debe definir ese
monto. La ley debe contener la base de medición o base imposible, esto es, la adopción de
parámetros que sirvan para valorar cuantitativamente los hechos cuya verificación origina la
obligación y la delimitación en el espacio y en el tiempo de esos hechos, como también la cantidad
expresada en una suma finita o bien en un porcentaje o alícuota aplicable a la base imponible, que
representa o arroja como resultado el quantum de la obligación tributaria.
Mayoria absoluta: ni un decreto del PE ni una decisión del jefe de gabinete de ministros puede
crear válidamente una carga tributaria ni definir o modificar un tributo. Al tratarse de una facultad
exclusiva y excluyente del congreso, resulta invalida la delegación legislativa efectuada por la ley
(25.237 art 59 parrf 2) en tanto autoriza al jefe de gabinete a fijar valores o escalas para
determinar el importe de las tasas sin fijar el limite o pauta de una clara política legislativo para el
ejercicio de esa atribución.
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El derecho tributario no puede ser delegado al PE, porque no lo autoriza ni por excepción el art 76
CN.
Los argumentos de la actora se basaron en que el articulo 76º de la Constitución Nacional prohíbe
la delegación legislativa, de manera general, admitiéndola en supuestos puntuales, esto es, en
materia de emergencia pública y de administración. A su vez, señaló que el artículo 99º, inc. 3,
veda terminantemente al Poder Ejecutivo emitir disposiciones de carácter legislativo, bajo pena de
nulidad absoluta e insanable, aunque también reconoce excepciones al permitir el dictado de
decretos de necesidad y urgencia cuando se den determinadas condiciones, excluyendo de ellas la
materia tributaria.
Sostuvo también que, en la especie, la resolución 11/02 posee indudable naturaleza impositiva y
por ende su dictado controvierte el principio de legalidad en materia tributaria.
Ante esto, la AFIP presentó recurso extraordinario, señalando en primer término, que la ley 25.561
se ajusta a los preceptos del artículo 76º de la Constitución Nacional y que, por ende, da suficiente
cobertura al reglamento atacado, puesto que declaró la emergencia pública en materia social,
económica, administrativa y cambiaria, dictada en un marco de fuerte deterioro de los ingresos
fiscales y de una enorme necesidad de asistir a los sectores más desprotegidos de la población.
Adujo que se trata de un caso de delegación impropia, ajustado por demás a los límites de una
pacífica y antigua jurisprudencia de la Corte. Por otra parte, destacó que el artículo 755º del
Código Aduanero faculta al Poder Ejecutivo a gravar con derechos de exportación las mercaderías,
para el cumplimiento de ciertos fines que él contempla, sean recaudatorios o de otro tipo. En tales
circunstancias, indicó que el acto atacado por la actora no resulta ilegítimo.
En ese sentido, basándose en lo previsto por las Leyes Nº 22.415 (Código Aduanero) y Nº 25.561
(de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario), entre otra normas, la Resolución Nº
11/02 del -entonces- Ministerio de Economía fijó ciertos derechos a la exportación para consumo,
a determinadas mercaderías, identificadas éstas según la Nomenclatura Común del Mercosur
(NCM).
Por lo que consideró la Corte reiterar que el "derecho" establecido por la resolución mencionada
es por su naturaleza un tributo -específicamente, un impuesto-, más allá de los fines que con él se
hayan querido lograr.
Esta consolidada doctrina fue sostenida, aun en casos donde se cuestionó el establecimiento de un
tributo, o su modificación o ampliación, mediante un decreto de necesidad y urgencia al afirmase
que' la materia tributaria supone una limitación constitucional infranqueable para el Poder
Ejecutivo, un valladar que no cede ni aún mediante decretos de la naturaleza señalada. Tesitura
que el constituyente de. 1994 mantuvo, sin hesitaciones, al redactar el actual inc. 3° del artículo
99º de la Constitución Nacional.
Sostuvo que en la fecha más reciente, esta Corte ha señalado que "el principio de legalidad o de
reserva de la ley no es sólo una expresión jurídico formal de la tributación, sino que constituye
una garantía substancial en este campo, en la medida en que su esencia viene dada por la
representatividad de los contribuyentes. En tal sentido, este principio de raigambre constitucional
abarca tanto a la creación de impuestos, tasas o contribuciones especiales como a las
modificaciones de los elementos esenciales que componen el tributo, es decir, el hecho imponible,
la alícuota, los sujetos alcanzados y las exenciones.
En efecto, ni la Ley Nº 22.415 ni la Nº 25.561 establecen los elementos esenciales del tributo de
que se trata.
Por ello, la resolución cuestionada no se ajusta a los parámetros señalados, pues el aspecto
cuantitativo del derecho de exportación queda aquí completamente librado al arbitrio del Poder
Ejecutivo.
Sin perjuicio de ello, la Corte considera necesario traer a colación lo dispuesto en otras normas a
fin de establecer con qué alcances debe declararse la mencionada invalidez.
En ese sentido, las leyes Nº 25.918 y Nº 26.135 fueron explícitas al aprobar la totalidad de la
legislación delegada dictada entre determinados períodos, desde el 24 de agosto de 2002 hasta el
24 de agosto de 2004, y desde esa fecha hasta el 24 de agosto de 2006, respectivamente. La
mencionada aprobación abarcó las normas dictadas entre las fechas en que concluía la ratificación
de la delegación legislativa y la entrada en vigencia de cada una de esas dos leyes.
Por su parte, si bien las leyes Nº 25.148 y Nº 25.645 no establecieron concretamente cuál era el
período que comprendía dicha aprobación, no se requieren mayores esfuerzos interpretativos
para dilucidar ese punto.
En consecuencia, no puede sino colegirse que la Ley Nº 25.645 al disponer en su articulo 3º:
"Apruébase la totalidad de la legislación delegada dictada al amparo de la legislación delegante
preexistente a la reforma constitucional de 1994", hace alusión a las normas dictadas hasta la
fecha de su entrada en vigencia, hecho que aconteció el 24 de agosto de 2002.
Es evidente que los términos empleados por el legislador al sancionar la ley 25.645 constituyen
una clara manifestación de su decisión política de ratificar la legislación delegada dictada hasta el
24 de agosto de 2002.
El máximo tribunal concluye entonces que en tales condiciones, corresponde señalar que la Ley Nº
25.645 carece de eficacia para convalidar retroactivamente una norma que adolece de nulidad
absoluta e insanable -como la resolución 11/02 del entonces Ministerio de Economía e
Infraestructura-, pero no existe razón alguna para privarla de efectos en relación con los hechos
acaecidos después de su entrada en vigencia.
23. CSJN, “Juan Pedro Insúa”, 1981 (Fallos 310:1961), con dictamen PGN
La ley 22.064 estableció un impuesto de emergencia que se aplicaba sobre los activos financieros.
Existentes al 31 de diciembre de 1009 81 el actor reclama frente a la DGI la repetición de los
importes abonados en concepto del impuesto de emergencia los activos financieros aduciendo
que el gravamen, al volver retroactivamente sobre un ejercicio fiscal vencido generaba un
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menoscabo de derechos adquiridos por el contribuyente en razón de ya haber satisfecho sus 1
obligaciones tributarias por tal periodo.
Fallo: quién realiza un acto lícito al amparo de un beneficio legal no puede ser privado del mismo
por una ley posterior si eso implica una afectación al derecho de propiedad, al patrimonio.
la retroactividad está pensada para los supuestos en los que exista peligro de fuga lo cual no
estaba presente en este caso (ya que el tributo se establece por decreto de un Gobierno de facto,
no hubo discusión parlamentaria, etc)
el pago de buena fe tiene efecto liberatorio.
El actor ya había cumplido con las obligaciones del período fiscal correspondiente antes del
dictado de la ley 22064 al no mediar observación al mencionado pago, el contribuyente adquirió
un derecho inalterable con respecto a la obligación tributaria, ante lo cual deviene inaplicable el
gravamen de emergencia.
En cuanto a los efectos, señala que no cabe duda que cuando se alude a los hechos gravados por el
impuesto a la ganancia mínima presunta y se menciona a los cierres de ejercicio que se produjeron
con posterioridad a la fecha indicada, se refiere, exclusivamente, a aquellos en los que el cierre
operó a partir del 1 de enero de 1999. Asimismo del análisis del artículo 12 de la ley 25.063 resulta
- a criterio del doctor Vázquez - que el legislador optó por diferentes momentos a partir de los
cuales producirían efectos las distintas disposiciones: al momento de la entrada en vigencia de la
ley [inc. b)], al año fiscal en curso al momento de entrada en vigencia de la ley [inc. c)], o bien, se
determina expresamente el 31 de diciembre de 1998 para el cómputo de los bienes existentes a
esa fecha [inc. f)]. En consecuencia, si el legislador hubiera querido gravar los ejercicios cerrados al
31 de diciembre de 1998, lo habría expresado claramente, tal como sucedió en los otros casos.
Por último, y teniendo en cuenta que en la materia rige el principio de legalidad, concluye en el
sentido de que la interpretación que mejor se concilia con el mismo y con los derechos de los
contribuyentes, en punto a sus consecuencias, radica en sostener la inaplicabilidad de un impuesto
con efecto retroactivo a un ejercicio comercial comprendido entre el 1 de enero y el 31 de
diciembre de 1998, por cuanto se estaría admitiendo la posibilidad de gravar hechos acaecidos un
año antes de su entrada en vigencia, razón por la cual declara la inconstitucionalidad tanto del
artículo 1º del decreto 1533/98 como de los artículos 8º, 9º y 10 de la resolución general
reglamentaria.
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25. CSJN, “Angel Moiso y Cía S.R.L.” (Fallos: 303:1835)
Principio de igualdad
26. CSJN, “Unanué, Ignacio y otro”, 20/08/1980 (Fallos 138:332)
Igualdad en la ley (igualdad fiscal): trata en forma igual a quienes tienen igual capacidad
contributiva y en forma desigual a quienes tienen distintas capacidades contributivas. La igualdad
en la ley es que la ley trate igual a los iguales y en forma desigual a los desiguales, clasificando a
los contribuyentes y a la materia imponible sobre la base de la capacidad contributiva.
Principio de no confiscatoriedad
Fallo Candy de La Corte Suprema que tenía que ver con liquidar el impuesto a las ganancias con
ajuste por inflación, en el caso concreto demostró que si pagaba el impuesto conforme a la ley
del impuesto a las ganancias que no permitía hacer ajuste por inflación en realidad iba a estar
pagando por ganancia puramente nominal que no era real porque era una ganancia que no era
real. No existía esa ganancia por lo tanto la Corte decía que no existía la capacidad contributiva
que el legislador quiso grabar, por eso decimos que debe ser real, actual la capacidad
contributiva. En el caso bajo examen de la Corte, la empresa Candy SA presentó un amparo al
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considerar que si debía pagar el Impuesto a las Ganancias sin ajustar su balance por inflación, lo 5
estaría haciendo sobre una utilidad ficticia, sólo en los números pero no sobre una renta de
hecho.
OTRO - La Corte señaló que es indispensable para la existencia del Estado que éste pueda
recaudar impuestos, pero esa facultad es limitada porque no puede provocar una afectación
confiscatoria del derecho de propiedad de los contribuyentes.
El Máximo Tribunal afirmó que es competencia legítima del Congreso dictar una ley que prohíbe el
ajuste por depreciación de la moneda como instrumento para enfrentar la inflación. Destacó que
no juzga el mérito de las políticas económicas, pero sí debe ponerles límites cuando afectan el
derecho de propiedad. Por estas razones, aseguró que no corresponde declarar la
inconstitucionalidad de esas normas en forma abstracta, sino frente a una afectación concreta al
derecho de propiedad. En este sentido, indicó que los precedentes anteriores de la Corte no se
refieren al Impuesto a las Ganancias y no pueden ser directamente trasladados.
Por estas razones, sosteniendo que hay confiscatoriedad cuando se absorbe una porción
sustancial de la renta o el capital, la Corte decidió fijar un criterio enfocado exclusivamente en el
caso. Para ello, tuvo en cuenta que en el año 2002 hubo una inflación de índices de precios
mayoristas de 117, 96% y minoristas de 40,9%, lo que constituye un hecho relevante si se tiene en
cuenta la prohibición de indexar. En el caso el actor presentó un informe especial de contador
público del que se desprende que en el 2002 (ejercicio fiscal finalizado el 31 de diciembre de ese
año) el pago del impuesto sin ajuste no sería del 35%, sino que representaría el 62% del resultado
impositivo ajustado o el 55% de las utilidades ajustadas obtenidas por la actora durante el
ejercicio de ese mismo año, lo que excedería el límite razonable de imposición.
El juez de primera instancia ordenó realizar una pericia que arribó a conclusiones similares que no
fueron suficientemente objetadas por las partes. De estos hechos, resaltó el Alto Tribunal, se
desprende que la prohibición de utilizar el ajuste por inflación resulta inaplicable al caso de autos,
en la medida en que la alícuota efectiva a ingresar insume una sustancial porción de las rentas
obtenidas por el actor y excede cualquier límite razonable de imposición, configurándose un
supuesto de confiscatoriedad.
En consecuencia, la Corte resolvió declarar procedente en el caso aplicar el ajuste por inflación por
el periodo fiscal correspondiente al año 2002, haciendo lugar al amparo presentado por la actora.
El ministro Petracchi votó en disidencia porque consideró que no estaba probada suficientemente
la afectación sustancial del patrimonio.
Analizaba impuesto a las sucesiones. CSJN analizo impuesto de 50% sobre legados. Analizó si era o
no confiscatorio en relación a lo legado; en caso en concreto se evidenció que este tributo
generaba una confiscación. Absorbía una parte sustancial de esos bienes legados. CSJN habla de
33% y no debe confundirse con que si un tributo que supera el 30% si o si es confiscatorio.
La CSJN analiza en cada caso, nunca fijó 30% como base para que sea confiscatorio. Pondera
circunstancias de hecho e ese caso. NO TENER EN MENTE QUE MAS DE 30% ES CONFISCATORIO,
NO es así, debemos analizar cosas en caso concreto
31. CSJN, “López López, Luis c/ Provincia de Santiago del Estero”, Fallos 314:1293
El actor, solicita la inconst. de la ley 5442 y su decr. regl., por considerarlos violatorios del Código
Civil -en cuanto regula el dcho. de propiedad- y de los arts. 14, 17, y 67 inc 11 -hoy 75 inc. 12-. El
actor -propietario de un campo inexplotado-, afirma que se ve obligado por dicha normativa, a
invertir un equivalente al 60 % del avalúo fiscal en el plazo de tres años, lo que vulnera su derecho
de propiedad. Sostiene que dicha obligación de invertir, impuesta compulsivamente, puede causar
la pérdida de dominio sin tomar en cuenta la aptitud productiva de las tierras. Afirma que la no
inversión, acarrea como sanción un recargo que, absorbe el 45 % del avaluó fiscal. Sostiene que la
ley 5442 no constituye legislación impositiva, toda vez que no tiene en cuenta la capacidad
económica de los propietarios, ni la naturaleza de las tierras (dado que omite considerar la
capacidad contributiva y la generación de riqueza).
La demandada niega lo afirmado por la actora (en especial que dicha ley reglamente el derecho de
propiedad), y recuerda que los tributos, no solo tienen la finalidad de aportar fondos al tesoro
nacional, sino que son medios aptos para cumplir fines de política económica o social -objetivo de
la ley 5442-.
Normas: Ley provincial nro. 5442 y su decr. reglamentario (Sgo. del Estero): determina alícuotas
mas elevadas para gravar inmuebles inexplorados. Establece un recargo para el caso de
incumplimiento de dicha obligación.
La Corte resuelve:
- Que la ley 5442 es una norma tributaria, ya que cumple con los requisitos necesarios en
cuanto a legalidad, fines, generalidad y no confiscatoriedad.
- Que no afecta la garantía de igualdad en las cargas publicas, puesto que este principio, no
impide que la legislación considere de manera diferente situaciones que estima diversas (siempre
que no medien discriminaciones arbitrarias). En el caso, esa diferenciación depende de la
condición de explotación de las propiedades rurales en las que no existan mejoras, donde la falta
de inversiones constituye el hecho imponible.
La postura mayoritaria entre los argumentos que da dice que la ley no tiene una redacción
clara y precisa, por esta razón lo que hacen es buscar el espíritu de la ley y van al mensaje 354
donde se eleva el proyecto de ley y hace un análisis de qué es lo que consideraron los
legisladores al momento de elaborarlo. (INTERPRETACIÓN DE LA FUENTE)
La corte le hace lugar al planteo de la actora y declara la inconstitucionalidad del artículo 6 en
el caso concreto, pero no con los fundamentos que inicialmente habían planteado, sino
porque había MANIFIESTA IRRACIONALIDAD a la hora de no considerar la posibilidad de
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ofrecer prueba en contrario, y violaba el derecho de defensa de la actora. Es decir, la actora 9
no tenía posibilidad de probar que los tres ejercicios anteriores había presentado pérdidas y
quebrantos, de lo que se deriva que no podrían tener activos como para que se les impusiera
este tributo.
De hecho, en el 2017 afip toma como referencia lo decidido en la corte y en el caso concreto
al contribuyente le bastaría probar que el ejercicio en el cual se pretende el pago no obtuvo
posibilidad de pagar.
En resumen, el profe dice: Este fallo tuvo dos votos en disidencia. No obstante, es importante
destacar que a la hora de interpretar la norma se tiene en cuenta que fue lo que valoraron los
legisladores a la hora de elaborar la norma y esto está bueno en relación a la interpretación
de las normas en general y en particular de las normas tributarias, siempre tratando de
descubrir cuál fue el fin del legislador.
Por otro lado, las presunciones, acá lo que cuestiona la corte y por lo que termina diciendo
que viola el principio de razonabilidad de la ley, es por una falta de adecuación desde los
fines, es el tema de que la presunción que establece el legislador, es una presunción iuris et
de iure, es decir, es una presunción de pleno derecho que no admite prueba en contrario. Y
dice que esta presunción es una mera ficción legal, es decir, establecida por el legislador y que
no permite demostrar en el caso concreto que esa presunción que decía la ley no existió, lo
cual es básico si tenemos que analizar todo tributo desde la capacidad contributiva. Si nos
basamos en la CAPACIDAD CONTRIBUTIVA REAL, ACTUAL Y EFECTIVA, si yo demuestro que no
tuve ni siquiera la ganancia mínima presunta, no tendría por qué abonar el tributo. No quiere
decir que no tenga patrimonio, porque puedo tener la fábrica, maquinaria, y demás, pero eso
solo no me coloca en la situación de poder hacer frente al pago de tributos, en algunos
periodos. Pero también es cierto, que se debió contemplar el tema de potencialidad
productiva, es decir, ¿existió una razonable explotación del patrimonio en esos casos? Eso no
lo podemos saber porque no se han detenido en ese tema, pero se podría haber
profundizado en este aspecto.
Lo cierto es que la corte fue por el lado de las presunciones, y dijo en el caso concreto, como
no hubo ganancia, ni siquiera la ganancia mínima, no tiene carga tributaria. Y por el tema del
principio de la razonabilidad de las leyes, es decir, el medio utilizado por el legislador para
conseguir el fin deseado no es razonable, no es adecuado. Siempre haciendo el equilibrio,
que en este caso lo hace la corte, entre el medio utilizado y el fin buscado con el acto
administrativo o con el acto legislativo que estamos definiendo, que es el artículo 6 de la ley.
Aclaración: No está mal que se usen las presunciones y los indicios, de hecho, en materia
tributaria se utiliza bastante, por ejemplo, para cuando se requiere que presenten una
declaración jurada y no lo hacen, hay indicios y presunciones para poder determinar lo que
sea necesario en esos casos. La misma corte dice que no cuestiona el uso de las presunciones,
siempre y cuando las mismas se hagan de manera razonable y que no se haga un uso abusivo
y excesivo de las mismas.
Corresponde admitir la constitucionalidad de la ley 22.604 ya que las mutaciones
patrimoniales no son por sí motivo suficiente para excluir los tributos que han correspondido
a los titulares de los patrimonios en las ocasiones que la ley señale, sin que por ello se vea
afectado el derecho de propiedad que ampara la CN.
El derecho individual de propiedad amparado por la CN no puede entenderse que excluya los
poderes impositivos que la misma CN consagra, que hacen a la subsistencia del Estado que
aquélla organiza, y al orden, gobierno y permanencia de la sociedad cuya viabilidad ella
procura.
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35. “Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires”, 08/04/2021
Hechos: El colegio de escribanos pide que se declare la inconstitucionalidad de una ley local
14.333 (de la provincia de buenos aires) que establecía que los actos/contratos que se
realicen sobre inmuebles que estén en la provincia de buenos aires que se hayan concertado
mediante instrumentos que se hayan otorgado fuera de la provincia de buenos aires tenían
que pagar una alícuota diferencial en concepto del impuesto de sellos. Y, por otro lado,
también buscaban la inaplicabilidad de esa norma en particular a los escribanos asociados al
colegio de escribanos de Buenos Aires, y una medida cautelar para que suspenda los efectos
de la norma hasta que se resuelva el caso.
Entonces plantean que se daba con esto un trato discriminatorio y que iba en contra del
artículo 997 del viejo código que establece que los actos que se realicen en una parte del
territorio tienen efecto en todo el territorio, y que las leyes locales no pueden establecer
cargas tributarias en esos casos. Además, también afectaba a la libre competencia, a un
mercado sin extorsiones.
Por otro lado, dice que el artículo es inconstitucional porque es sobre el fondo de la cuestión,
y estaría afectando el poder de la provincia en cuanto a su poder tributario, es un poder que
no delego.
El tribunal de alzada sostuvo con remisión al dictamen del señor fiscal de cámara C que la
prescripción de los tributos municipales se rige por lo dispuesto en las normas locales (10 años),
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sin que resulte aplicable lo establecido en el art. 4027, inc. 3°, del Código Civil, pues la 2
reglamentación relativa a dichos gravámenes constituye una facultad privativa de las provincias
no delegada al gobierno federal.
A juicio de la cámara, la potestad regulatoria local no se agota con la creación de los tributos,
sino que conlleva la capacidad para establecer los medios tendientes a la efectividad de la carga
impositiva, "pues de otro modo la facultad reservada devendría impotente".
Por lo tanto había que resolver si la facultad local de imponer tributos conlleva la facultad de
establecer la prescripción o si corresponde a la Nación según la potestad dada por el artículo
75 inc. 12
Resolución:
Esa cuestión ya ha sido resuelta por esta Corte en varias oportunidades, en las que declaró que
las legislaciones provinciales que reglamentaban la prescripción en forma contraria a lo
dispuesto en el Código Civil eran inválidas, pues las provincias carecen de facultades para
establecer normas que importen apartarse de la aludida legislación de fondo, incluso cuando se
trata de regulaciones concernientes a materias de derecho público local.
La prescripción no es un instituto propio del derecho público local, sino un instituto general del
derecho, lo que ha justificado que, en ejercicio de la habilitación conferida al legislador nacional
por el citado art. 75, inc. 12, éste no sólo fijará los plazos correspondientes a las diversas
hipótesis en particular, sino que, dentro de ese marco, estableciera también un régimen
destinado a comprender la generalidad de las acciones susceptibles de extinguirse por esta vía.
Que del texto expreso del art. 75, inc. 12°, CN, deriva la implícita pero inequívoca limitación
provincial de regular la prescripción y los demás aspectos que se vinculen con la extinción de las
acciones destinadas a hacer efectivos los derechos generados por las obligaciones de cualquier
naturaleza. Y ello así pues, aún cuando los poderes de las provincias son originarios e indefinidos
y los delegados a la Nación definidos y expresos, es claro que la facultad del Congreso Nacional
de dictar los códigos de fondo, comprende la de establecer las formalidades que sean necesarias
para concretar los derechos que reglamenta y, entre ellas, la de legislar de manera uniforme
sobre los aludidos modos de extinción.-
Solución: Las provincias no pueden ir más allá en materia de prescripción que lo que dice el
derecho de fondo.
47. CSJN, “Pan American Energy LLC c/ Prov. del Chubut”, 2012 (Fallos 335:996)
En el reciente fallo, de fecha 19/6/2012, el Máximo Tribunal hizo lugar a la demanda presentada
por la empresa contra la Provincia del Chubut, a los fines de cuestionar una ley
local reguladora de un “fondo especial para la atención de usuarios carenciados de servicios de
energía eléctrica” por el término de cinco meses, la cual establece que se gravará con noventa
centavos de peso cada Mw/h a consumidores de energía eléctrica en el ámbito provincial, cuyos
consumos sean iguales o superiores a 2.500 Mw/h.(8)
Dicha garantía se ve afectada -en este caso- porque durante la concesión se procedió a gravar
materia imponible a través de la creación de un gravamen que no existía al comienzo de la
explotación.
b) Criterio del Fisco
Sostiene que la norma provincial es legítima y que fue sancionada con el objetivo de crear un
fondo transitorio para evitar los cortes de energía eléctrica de los usuarios más empobrecidos.
Niega la existencia de analogía entre el impuesto al valor agregado y el fondo especial, ya que el
primero es trasladable, afecta el consumo en general, admite crédito fiscal y es proporcional; en
cambio el gravamen local grava un consumo específico, no tiene ni genera crédito fiscal y
además se aplica solo en la etapa final.
Adicionalmente agrega que el importe que debe pagar la compañía no representa un daño
para ella, con relación a los ingresos que obtiene por los productos que comercializa.
Por último, concluye que no se afecta la garantía de estabilidad fiscal señalada porque esta es
de emergencia y transitoria, y se trata de un tributo general sobre los grandes consumidores de
electricidad, con independencia de la actividad que realicen.
c) Dictamen de la Procuradora General de la Nación (PGN)
A través de su dictamen entiende que la analogía no pretende una completa identidad de
hechos imponibles o bases, sino una coincidencia “sustancial”.
A tal efecto, se cita la opinión del maestro Dino Jarach sobre la analogía entre impuestos, que al
respecto expresó:
“Sin perjuicio de la valoración de las circunstancias particulares de cada caso, se entenderá que
los impuestos locales son análogos a los nacionales unificados cuando se verifique alguna de las
siguientes hipótesis: definiciones sustancialmente coincidentes de los hechos imponibles o
definiciones más amplias que comprendan a los hechos imponibles que los impuestos nacionales
o más restringidas que estén comprendidas en éstos, aunque se adopten diferentes bases de
medición; a pesar de una diferente definición de los hechos imponibles, adopción de bases de
medición sustancialmente iguales.”
Para determinar si existe sustancial analogía, se procede a comparar los hechos imponibles de
ambos gravámenes:
El hecho imponible del impuesto al valor agregado es la venta de energía eléctrica efectuada por
un sujeto pasivo.
Por su parte, en el caso del tributo local, el hecho imponible se configura a través del consumo
de energía eléctrica, en cuanto supera los 2.500 Mw/h dentro del territorio de la provincia.
Se concluye por lo tanto que ambos tributos gravan el consumo. Es decir, la adquisición de la
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energía eléctrica por la actora aparece gravada así doblemente. 4
Por lo expuesto, la CSJN concluye que debe ser privado de validez el artículo 3 de la ley (Chubut)
4845, por el principio de supremacía federal establecido en el artículo 31 de la Constitución
Nacional, dando lugar a la demanda presentada por la empresa contra la Provincia del Chubut.