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UNAM. Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Licenciatura en Sociología.
Teoría Social IV.
Cristante Moreno Hilda Brenda.

TERCER EXAMEN

ERVING GOFFMAN

La presentación de la persona en la vida cotidiana

Erving Goffman fue un sociólogo canadiense nacido en Mannville, Alberta, el 11

de junio de 1922 en el seno de una familia migrante ucraniana de origen judío. De niño

vivió la experiencia de ser el otro, es decir, que conoció el sentimiento de la ajenidad.

Inició sus estudios de sociología a los 22 años, en 1944 en la Universidad de

Toronto, donde entró en contacto con el pensamiento de autores que serían importantes

influencias de su trabajo, como Durkheim, Parson, Simmen y Weber, igualmente siendo

marcado por la visión antropológica de Radclife-Brown.

A finales de la SGM continúa sus estudios sociológicos en la Universidad de

Chicago, de modo que Goffman se convirtió en uno de los máximos pensadores de la

segunda generación de la Escuela de Chicago. Ahí conoció a Blumer, quien le introdujo

al pensamiento de Mead y al interaccionismo simbólico.

En 1949 tomó una ruta más antropológica al comenzar a trabajar en el

Departamento de Antropología Social de la Universidad de Edimburgo, y

posteriormente hizo trabajo de campo en una de las islas escocesas de Shetland, en la

que se dedicó a analizar la vida local, siento ésta la base de su tesis doctoral y el inicio

de la observación detallada que después realizaría de la vida cotidiana.

Al volver a la Escuela de Chicago, estudió diversos tópicos entre los que los

problemas sociales, sujetos marginales y la aplicación de la epistemología cualitativa

destacarían principalmente.
En 1953, defiende su tesis doctoral Communication Conduct in an Island Community

en la Universidad de Chicago, y en ese mismo año contrae nupcias con la hija de un

burgués de Boston, convirtiéndose en miembro de una familia prestigiosa y adinerada.

Al año siguiente nace su primer hijo y la familia se muda a Washington. En 1956

publica su primera obra relevante: The Embarrassment and Social Organization.

Su estancia en Washington marcó significativamente su carrera, pues consiguió

ser investigador en el Instituto Nacional de Salud Mental Santa Elisabetta, ser

contratado como celador de análisis, mediante observación participante, del

comportamiento cotidiano de pacientes y personal sanitario, que lo llevarían a elaborar

su obra Asylums de 1961.

En 1958, junto a Blumer ponen en marcha el proyecto de crear un Departamento

de Sociología en la Universidad de California en Barkley, donde cuatro años más tarde

sería catedrático hasta 1968. Durante este periodo formó parte de la Escuela de Palo

Alto donde trabajó con Bateson, otro personaje que fue influencia relevante en su obra

Frame Analysis de 1974, que igualmente lo adentraría a la fenomenología y la lingüística

estructural, parte de su trabajo teórico y desarrollo empírico.

Del mismo modo, algunas de sus obras más relevantes y apreciadas fueron

publicadas en este periodo como The Presentation of Self in Everyday Life de 1959, una de

las obras más importantes y destacables de su carrera, donde desarrolla su propuesta de

análisis dramatúrgico. Después, en 1961, partiendo de sus investigaciones en el hospital

de Washington, escribe y publica Asylums, que tuvo una gran influencia sociológica en

el funcionamiento, desviación y represión de las instituciones que luego llamaría

totales.

Desarrolló conocimientos de los procesos de institucionalización del orden social,

y también trasciende en términos psiquiátricos, retomando autores como Foucault para

la base de su teoría del movimiento de la antipsiquiatría.


El texto por tratar en el presente ensayo es La Presentación de la Persona en la Vida

Cotidiana, donde Goffman propone estudiar el comportamiento de los individuos en

espacios física y socialmente organizados (fábricas, centros comerciales, viviendas, etc.)

partiendo de la idea de que los individuos siempre tratan de proyectar, al

interrelacionarse, una imagen de sí mismos que concuerde con el entorno en el que se

desenvuelven.

Esta imagen tiene dos caminos de comunicación, el primero es la imagen que el

individuo “da”, es decir, los símbolos verbales del individuo; mientras que el segundo

es la imagen que “emana” del individuo, acciones que los otros interpretan, de sus

gestos, y lenguaje corporal que puede mostrar también información. Goffman presta

mayor atención a esta última.

El individuo se presenta ante otros con una intención, todos los días haciendo

una “puesta en escena”, sin embargo, este solo es consciente completamente del primer

camino de comunicación, pues no controla ni sabe, en varias ocasiones, lo que los

espectadores notan de su lenguaje no verbal y los prejuicios con los que se toma,

mientras que el individuo, al desempeñar un papel, solo pide a los otros que crean que

las cosas son como aparentan ser.

Por lo que Goffman categoriza a los individuos y sus actuaciones como sinceros y

cínicos, dependiendo que tanto se crean su propio acto, si convencen al público, incluso

si les interesa convencer al público; cuando un individuo se cree tanto su speech y

convence al resto, es tarea sociológica analizar “la realidad” de eso; cuando un

individuo no deposita confianza en su actuación, es tarea del sociólogo analizar la

máscara de la persona, ¿qué rol lo lleva a desempeñar así su rutina?

El rol es el “sí mismo” que todos quisieran ser, la autoconcepción del propio rol

que cumples en la sociedad, una aspiración que forja la personalidad y se vuelve parte

de uno mismo, patrocinado por los procesos de socialización. Este rol resulta tener una
tendencia a ofrecer a los espectadores una impresión idealizada del individuo, en

muchas maneras.

Tratar de parecer mejores de lo que somos para poder mejorar en lo que debemos

según las perspectivas del ámbito donde nos observen desarrollarnos, que posee,

dependiendo el contexto (es decir, la escolaridad, profesión, trabajo de los espectadores,

la institución y nuestro papel en ella, locación, entre otros elementos) su propio

lenguaje. De modo que cuando el individuo hace su actuación usualmente incorpora

valores que son validados y aceptados en la sociedad.

Sin embargo, para el individuo es fácil cometer errores que serán juzgados por

los espectadores y la coherencia expresiva a veces delata de manera tajante la disidencia

entre el “sí mismo” más humano del individuo y el “sí mismo” socializado. Para un

espectador, es natural dudar de si la interpretación es verdadera o falsa, por lo que

decide prestar especial atención a aquellas expresiones no verbales que no son

fácilmente manejados por el actor, permitiéndonos juzgar la veracidad de la actuación.

Goffman estudia que esta actuación se da también en equipos: grupos de sujetos

que quieren presentar una actuación determinada, y que en casi todos los escenarios

existen dos regiones, en las que el individuo y el equipo se comportarán de manera

distinta. En la región posterior será posible que se lleve a cabo una actuación más

informa, y en la región anterior predominaría. De este modo, en el mundo occidental,

las actuaciones de presentación frente a otras personas existen siempre mediante dos

vertientes.

El lenguaje expresivo formal, que tiende a dejar de lado expresiones y acciones

que pueden considerarse grotescas o poco alineadas, mientras que el lenguaje

trasfondo, sí las puede incluir. Resulta necesario tomar la perspectiva de Goffman sobre

esto para mirar como es que los seres humanos vamos por ahí siendo dos o tres

versiones de uno mismo, canalizando ciertas emociones, pensamientos y/o acciones en

determinado momento, y reprimiéndolas en otros.


Lleva a pensar cuál es el verdadero “sí mismo” del individuo, pues la respuesta

más clara sería que el más humano, y el propio, y que no por como una persona pueda

comportarse en sus ambientes laborales, escolares o familiares le define como ser

humano, sin embargo, el mismo individuo jamás va a dejar de formar parte de procesos

de socialización diversos dependiendo de los nuevos contextos en los que se interne,

por lo que el “sí mismo” socializado claro que define en medida lo que es o no el

individuo.

El “deber ser”, como lo he interpretado, de las actuaciones que Goffman nombra,

me parece un anhelo, sí, socializado, a la vez que personal. Supuestamente los

individuos son capaces de tomar decisiones por medio de su racionalidad e intereses,

no obstante, un individuo sin poder alguno, siendo no más que ciudadano y miembro

de la sociedad, tiende a influenciar toda su vida, incluyendo anhelos, sueños y metas,

por su contexto.

Por otro lado, en el terreno de las actuaciones y el lenguaje que emana

inconscientemente de los individuos, es importante resaltar deben llevar coherencia el

uno con lo otro. ¿Coherencia para quién? Para el espectador, por supuesto. El actor lo

está haciendo como mejor sabe, casi siempre está seguro de que coincide su discurso

con su lenguaje no verbal, y cuando se está tan seguro, también se emana esa

confiabilidad, es contagiosa.

Ahora bien, es importante reflexionar respecto a las acciones y actuaciones que

provienen desde la socialización y no tal cual, de la voluntad total del individuo, pues

aunque se hagan de manera consciente, con una finalidad y objetivo específicos, forman

parte lo que se espera del individuo, tanto la sociedad como él mismo, y muchas veces

el individuo puede o no identificarse con ellas.

Creerte por completo el speech que te han dicho que debes reproducir a lo mejor

no es lo más racional que hay, pues puede estar muy bien y ser muy normal en

términos sociales, pero ¿qué tanto están presentes los ideales, deseos y placeres de los
individuos dentro de sus acciones? Evidentemente se tiene una personalidad única e

irrepetible, se es genuino en muchas medidas y matices, sin embargo, se puede

confundir lo que socialmente se espera de uno mismo con lo que genuinamente

deseamos, tienden a ser parecidos, solo que ¿realmente son así de iguales? ¿Encaja tan

bien el rol que cumplimos con el que quisiésemos ser?

Canalizar un sentimiento o pensamiento se hace todo el rato, es la manera en la

que se expresa y manifiesta lo que pensamos, y puede suceder de manera distinta en

diversos contextos, y dependiendo del mismo tendrá la intensidad y duración adecuada

según el espacio que nos brinden y la importancia de nuestro papel a desarrollar, pues

no podemos, socialmente hablando, prolongar una “puesta en escena” más de lo

necesario.

A manera de conclusión parece prudente tratar de responder las preguntas

anteriormente planteadas. Es decir, claro que el individuo tiene una parte de

genuinidad en su ser y actual, pero es evidente e inevitablemente influenciado por el “sí

mismo” socializado que pretende ser, por lo que las puestas en escenas responden a un

continuo performance, interpretado por y desde las creencias e identificaciones del

individuo, para el público, la sociedad, quien se espera lo acepte, valide y contemple

como un ejecutor eficaz de su papel en sociedad, y eso no quiere decir que un individuo

actuante desde la socialización sea menos o más honesto que otro que Goffman

consideraría cínico, sino que canalizó distinto sus emociones y sentires para dar el perfil

y expectativa que quiso.


REFERENCIAS:

Vista de Erving Goffman, su perfil y su obra. (2022). Uned.es.

https://revistas.uned.es/index.php/Tendencias/article/view/22313/18219

Goffman, E., Perrén, H. B. T., & Setaro, F. (1981). La presentación de la persona en la vida

cotidiana (No. 302 G6). Buenos Aires: Amorrortu.

Toda la información sobre Erving Goffman actualizada 2022. (2022). La Historia.


https://lahistoria.net/biografia/erving-goffman

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