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Leandro E Ferreyra

 
Introducción. 
En el presente escrito se desplegará sobre algunos conceptos
centrales en la primera enseñanza de Jacques Lacan, tomados de la
lingüística estructural: palabra vacía, palabra plena, enunciado,
enunciación, significante, significado. Mariana Gómez (2007) los
trabaja en “Del significante a la letra”, escrito de base para el
siguiente trabajo. 
Otro de los pilares será el señalamiento de Becerra Fuquen
(2017) quien sostiene que, en el inicio y la mitad de su enseñanza,
Lacan introduce una de las tesis centrales sobre el inconsciente: el
inconsciente está estructurado como un lenguaje.
También serán tomados los textos “Función y campo de la
palabra y del lenguaje en psicoanálisis” de Lacan, e “Introducción al
método psicoanalítico” de Miller.

 
Pleno y Vacío 
Gómez (2007) plantea: “Lacan sostenía que el lenguaje tiene una
dimensión simbólica y una imaginaria. La simbólica es la del
significante y de la palabra verdadera, la imaginaria es la del
significado y la palabra vacía” (p. 50). La autora lo grafica con el
Esquema Lambda de Lacan donde se hallan dos ejes: a-a’; Otro-S.
El primero, que indica una relación especular, viene al lugar del
registro imaginario y de la comunicación, como un obstáculo para el
eje de lo simbólico (Otro-S), en donde se encuentra el discurso del
Otro, del lazo social. 

Significante y significado 
Gómez (2007) transmite la definición de signo para Saussure: “El
signo lingüístico no es la unión de una cosa con un nombre, sino la
vinculación de un concepto con una imagen acústica, a las cuales
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llamará significado y significante, respectivamente; y signo a la unión


entre ambas” (p.54). 

(Imagen extraída de:


http://ampliandohorizontelinguistica.blogspot.com/2016/01/el-signo-segun-s
aussure- y-peirce.html) 

En relación al primer círculo, de los dos de arriba, donde se hace


referencia al signo lingüístico y la articulación significado y
significante, Becerra Fuquen (2017) explica que las flechas al
costado, indican la relación recíproca que existe entre los dos
elementos. Ninguno se superpone al otro, tienen el mismo valor. No
obstante, el círculo con la línea entre un elemento y otro representa
unión entre los dos, pero lo que el signo lingüístico une no es una
cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica:

La imagen acústica no es el sonido material, cosa


puramente física, sino su huella psíquica, es la
representación que de él nos da el testimonio de nuestros
sentidos; esa imagen es sensorial, y si llegamos a
llamarla material es solamente en este sentido y por
oposición al otro término de la asociación, el concepto,
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generalmente más abstracto (Saussure, 1945, p.128 en


Becerra Fuquen, 2017, p.186).

En cambio, Lacan plantea que el lenguaje no está compuesto de


signos sino de significantes. Por esta razón ubica al significante
sobre el significado (Gomez, 2007). Becerra Fuquen (2017) sostiene
que no le interesa - a Lacan- tomar el signo en términos
estrictamente lingüísticos tal como lo plantea Ferdinand de
Saussure, sino uno de los elementos que se encuentra como
propiedades mínimas del signo, es decir, el significante. De aquí, lo
define la máxima: un significante representa a un sujeto para otro
significante. 
Por otro lado, la barra (por verse en el gráfico de abajo), implica
resistencia. Debe traspasarse para que advenga el significado. ¿De
qué manera? Al entenderse que la unidad es el significante, es la
cadena significante la que engendra el sentido. En efecto, el
significado se desliza bajo el significante. 

(Imagen extraída de: Becerra Fuquen, 2017) 

(Imagen extraída de: Becerra Fuquen, 2017) 

Hay puntos, llamados de capitoné o de almohadillo, donde llegan


a anudarse significante y significado (Lacan, 2013), lo cual permite el
abrochamiento de sentido, y no un deslizamiento indefinido (Gómez,
2007) en forma metonímica.
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Gómez (2007) sostiene que estos desarrollos conceptuales


permiten formular la categoría de lo Simbólico, en Lacan. Ahora
bien, los significantes le son dados al sujeto por su relación con el
Otro, entendiendo al Otro como el tesoro de los significantes, el
lugar desde donde le vienen los significantes que definen al sujeto.
El Otro es esencialmente simbólico, pues es en la existencia del
Otro donde se funda al sujeto.
En definitiva, el Otro es tanto alguien como algo (padre, madre,
cultura, etc.) que ha ocupado un lugar determinante para la
existencia del sujeto, por tal razón, el campo del significante es el
campo del Otro (Becerra Fuquen, 2017). En otras palabras, se da la
intervención de un tercero en el eje a-a’, de ese modelo armónico,
de “una ley, una cadena, un orden simbólico, la intervención del
orden de la palabra” (Lacan, 2013ª, p. 139).

Enunciado-Enunciación. 
Dor (1985) verá que el enunciado puede ser definido, en
lingüística, como la idea de una serie acabada de palabras emitida
por un locutor, él sostiene: “La finalización de un enunciado está
dada, generalmente, por un silencio que produce el sujeto hablante
para puntuar su articulación” (p.133). Por otra parte, cada tipo de
discurso se caracteriza por una serie de enunciados cualitativamente
diferentes” (p.133). El autor transmite que a partir de la publicación,
en 1932, del tratado de “Lingüística general y de lingüística francesa”
de Bally (en Dor, 1985), se opone tradicionalmente el enunciado a la
enunciación. La enunciación es, efectivamente, un acto individual del
habla y por lo tanto el enunciado debe ser considerado como el
resultado de un acto de enunciación; dicho de otra manera, como un
acto de creación del sujeto hablante (Dor, 1985). 
Gómez (2007) sostiene lo siguiente: “La enunciación, para
Benveniste, es la puesta en funcionamiento de la lengua, diferente
del enunciado, es el acto renovado, gracias al cual el locutor toma
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posesión de la lengua” (p. 62). La autora explica que en el


enunciado quedan huellas, marcas del acto de enunciación, y es a
partir de los procesos de enunciación que se producen los
enunciados. Entendidos éstos últimos como consecuencias de los
actos de enunciación, son discursos o series lingüísticas (Gómez,
2007). Y agrega que, en “Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo” (Lacan, 1960 en Gómez, 2007) aparece el enunciado como
la palabra consciente, mientras que la enunciación se enlaza a lo
inconsciente. De esta manera, Lacan profundiza en que el sujeto no
es dueño de lo que dice.
Con ello brinda una noción epistémica de sujeto en la enseñanza
del psicoanálisis: la del sujeto dividido, al cual lo grafica con una S
barrada. Es decir, dividido entre lo que dice y lo que hace, entre lo
que enuncia y su enunciación. Un sujeto que dice cosas más allá de
lo que cree decir. Prosiguiendo con esta idea hallamos otras lecturas
que podrían brindar una mayor complejidad y claridad a esta noción
de sujeto dividido. Un ejemplo de ello se da a partir del sintagma la
pulsión es sin objeto, a saber, que no hay una correspondencia entre
un objeto de la realidad y la pulsión, en tanto que la satisfacción
pulsional nunca es la adecuada porque el objeto está perdido de
entrada en la constitución misma del sujeto. A este lugar vacío, a
partir de la pérdida, vendrán sólo objetos sustitutos. Entonces, el
objeto nunca es el adecuado para satisfacer la pulsión. En otras
palabras, tanto los objetos pulsionales como los de la cultura -los
objetos de consumo- cumplen la función de obturar ese vacío
(Gómez, 2019).
Miller (2017), en “Introducción al método psicoanalítico”, continúa
con lo anteriormente dicho refiriendo que “lo esencial es, a partir de
los dichos, localizar el decir del sujeto, o sea, lo que Lacan,
retomando una categoría de Jakobson, llamaba enunciación, que
significa la posición que aquel que enuncia, toma con relación al
enunciado” (p.39). Queda por aclarar el por qué de la cita de
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Jakobson mientras que las categorías de enunciación y enunciado


corresponden a Benveniste.
En el mismo sentido, Dor (1985) expresa que el inconsciente se
capta en la enunciación más que en el enunciado. Lo importante,
para el autor, es ser receptivo a los significantes que llegan a través
del decir, más allá de los significados que se organizan en lo dicho. 
De la misma forma, se podría explicar que la distinción sujeto del
enunciado / sujeto de la enunciación remite directamente a la
oposición fundamental que señala Lacan entre lo dicho y el decir.
Esto acarrea la consecuencia que se refiere a la verdad del sujeto
que sólo puede decirse a medias (Dor, 1985). 
El autor citado anteriormente (Dor, 1985) entiende: “Como el
sujeto adviene gracias al lenguaje, podemos decir que su
advenimiento se produce en el acto mismo de la articulación
significante, es decir en la enunciación” (p.135). Ese sujeto que
aparece gracias al lenguaje, se pierde dentro de él, puesto que sólo
aparece representado en la articulación del lenguaje, en su
enunciación. 
A partir de aquí, es necesario hablar como lo hace Lacan a esta
altura de su enseñanza, de un sujeto del inconsciente o un sujeto del
deseo. El cual debe ser localizado al nivel del sujeto de la
enunciación, como lo subraya Lacan en “Posición del Inconsciente”
cuando sostiene: "La presencia del inconsciente, para situarse en el
lugar del Otro, debe buscarse en todo discurso en su enunciación"
(en Dor, 1985, p.135). 
Con esto, se podría afirmar que el inconsciente aparece en el
decir, mientras que, en lo dicho, la verdad del sujeto se pierde y sólo
aparece con la máscara del sujeto del enunciado; para hacerse oír
no le queda otra salida más que decirse a medias (Dor, 1985). De
estas oposiciones "enunciado / enunciación" o "dicho / decir" que
actualizan la estructura dividida del sujeto, resulta una consecuencia
lógica, incluso en lo que respecta a la práctica de la cura. La
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oposición subjetiva entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la


enunciación, aporta un punto de vista esencialmente nuevo con
respecto a la atención flotante para Dor (1985). 

La intervención. 
Para Dor (1985), la intervención del analista, debe evitar la
esterilidad de la interpretación explicativa, y sí puntuar el decir del
analizante por medio de una escansión que, en el mismo lugar de la
enunciación, liberará la abertura significante. La misma se dejaría oír
en el cierre al llegar la finalización de un enunciado. Al respecto, el
autor comenta:

La intervención analítica tiene la categoría de una


operación de lenguaje que se produce bajo la forma de un
corte significante en el orden de lo dicho para liberar al
lenguaje primero del deseo inconsciente que se articula
en el decir (p.138).
 
Viñeta clínica. 
En este apartado se trabajará en relación a una viñeta de un caso
clínico que asiste hace un tiempo a análisis.
En un principio, acude porque tenía ciertos síntomas (según
dice). Caracteriza a estos como ataques de angustia, llanto, tristeza,
pasar días sin dormir, o pasar muchos días durmiendo, dejar de
comer (es muy delgada), ideas e intentos de suicidio.
Después de un tiempo, refiriéndose a los síntomas, no sabe si se
hace o las cosas le pasan por algo. Pero refiere tener miedo a que
vuelvan los síntomas. Duerme poco, se pregunta el porqué de lo que
le pasa.
Comenta que salió con amigas y fue a trabajar a su negocio,
entre otras cosas. Habla de su padre como alguien que le dice
resentida. Piensa que él no la ama y ella quiere imponer el amor.
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A la madre, el padre la califica como loca. Alicia, a la misma, no le


reprocha nada porque fue una madre soltera.

- Practicante de psicoanálisis (P.A.): ¿Sus síntomas - ya que se lo


pregunta - tienen que ver con una imposición de amor? [Corte].

Después de esa sesión, llega muy arreglada, en cuanto aspecto


físico. Ve a su padre. Se encuentra nerviosa. Él no le pregunta cómo
está y se enoja porque habla con “su mujer” por teléfono.
Enuncia que no va al psiquiatra porque sólo le recomienda pastillas.

P.A.: ¿Hay un padre y un psiquiatra que no escuchan?

- Puede ser - responde ella.


Plantea que nada cambia, no sabe el porqué de sus síntomas. Tiene
miedo a intentar suicidarse otra vez.
No obstante, termina la sesión diciendo que las cosas pueden
cambiar.

P.A.: ¿Qué le gusta?

- No sé - responde.

Se ausenta un par de sesiones. Vuelve, habla de lo que le gusta. 


Por otro lado, ella, ya es parte de lo que le pasa. Sostiene que hoy
por hoy no se deja llevar por lo que dicen.

En otra sesión, se queja otra vez de la hermana y de su padre.


La ve a la hermana como una madre (no como su madre de la
realidad, aclara) y también con algo del padre.
Refiere que habla con el padre y le reprocha cierta cuestión familiar.
Comenta un episodio en el que deja la ventanilla del auto baja y
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llueve. A raíz de esto, se moja el auto y su hermana le reprocha,


ante lo cual le responde riéndose.

- Antes ese reproche me desesperaba, me daba mucha culpa, ahora


no - comenta.
- Antes pedía permiso para hacer cosas.

P.A.: ¿Cómo lo hacen quiénes?

- Los chicos. Era como una niña, ya soy grande. No pido permiso ya.
Se culpa por cómo era.

P.A.: Hay diferencias en la culpa. Una es de otro y otra es propia, al


parecer productiva.
 
Lo afirma.

- Antes esa culpa me ahogaba. Parece que tengo que empezar a


reirme.
 Corte de la sesión.

En otra ocasión comenta estar “buscando el príncipe azul” y llega


a decir: “Los hombres de esta ciudad son brutos. El único hombre es
mi papi”. Se corta la sesión aquí.

Alicia, nuevamente, habla de la hermana. Ya no se entiende con ella.

- Mi hermana ya no me comprendo - dice.

La “o” en vez de la “e”, acentúa una imagen, de la hermana a modo


de espejo.
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Llega su padre de viaje (vive en otra provincia). Habla bien con


él. Ya no le afecta. Habla de la compra de su auto.
Dice que antes la trataban de boba.
Se siente vacía, le falta algo. Un vacío que antes la angustiaba (en
ningún momento el practicante de psicoanálisis introduce estos
conceptos). Habla del vacío.
Se marca el vacío como posibilidad. Hace cosas para no recaer.

 P.A.: ¿Por qué recaer?, se le pregunta

En otra ocasión, comenta que hablar con la madre no le afecta.


 
- P.A.: ¿Cómo es eso?

- Ella (por la madre) habla de su vida y te taladra la cabeza, dice que


es pobre, que le faltan cosas. Para ella nada es suficiente. Es
“autoinsuficiente”.

- Para ella nada es suficiente-dice el P.A..

- ¿Vos me estás queriendo decir que yo soy así? - pregunta.

- No sé - se le contesta.

- Sí, vos me estás diciendo que soy así.

- Bueno, lo dejamos acá.

Reflexiones finales.
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De esta viñeta se pueden extraer, en principio, los relatos de


significantes escuchados en ella: resentida, niña, grande, boba,
vacía, autoinsificiente. Devinientes de Otro: padre, madre, hermana. 
Por otro lado, la cuestión de los síntomas puede ser puntuada.
En un primer momento, los va nombrando desde su aspecto
fenomenológico y biológico, para luego, llegar a decir que no sabe si
se hace o las cosas le pasan por algo, que si bien tiene miedo de
que vuelvan los síntomas; se pregunta el porqué de lo que le pasa.
Y allí comenta de su padre como alguien que le dice resentida.
Piensa que él no la ama y ella quiere imponer el amor. Después el
corte del analista. 
En este fragmento se podría pensar, en que los síntomas, si bien
tocan el cuerpo, planteaban lo vacío de la palabra, enunciados y
dichos sin posición. Una vez planteada la pregunta, se arrima a su
decir, a lo verdadero, a la enunciación. Algo similar sucede con la
escena de la ventanilla del auto.
A partir de allí, las cosas pueden cambiar. Va siendo parte de lo
que le pasa. Empieza a dejar de desesperarse y comienza a
encontrar cierto sentido a su ahogo (nombra la culpa de haber sido
lo que fue), se empieza a permitir ella y no esperar el permiso de
Otro, y ríe.
Otro momento a tener en cuenta es en el cual plantea: “mi
hermana ya no me comprendo”, el lapsus, la “o” acentúa, o
conflictúa, una imagen de la hermana a modo de espejo. Se marca
eso cuando deja la ventanilla del auto baja y llueve. Es la mirada de
la hermana la que está en juego.
Un tercer punto en este aspecto, se refleja cuando habla de la
madre, en donde ella se queja de otra, pero tenía que tomar posición
en relación a lo que enunciaba sobre sí en dicha dimensión
imaginaria.
 
Leandro E Ferreyra

Bibliografía.
- Becerra Fuquen, F. (2017). La noción de lenguaje en Jacques
Lacan: Del Signo Lingüístico en Saussure al Algoritmo Saussureano
en Lacan. Revista Filosofía UIS. 16 (1), doi:
http://dx.doi.org/10.18273/revfil.v16n1-2017009.
- Dor, J. (1985). “Introducción a la Lectura de Lacan: El inconsciente
estructurado como lenguaje”. Barcelona: Gedisa. 
- Gómez, M. (2007). Del significante a la letra: semiótica peirceana en
el proceso de formulación del discurso lacaniano. Córdoba: Alción. 
Leandro E Ferreyra

- Gómez, M. (Abril, 2019). Lingüística, lengua, signo y sistema. Curso


de posgrado de la Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana.
Llevado a cabo en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
- Lacan, J. (2013a). El Seminario de Jaques Lacan: libro 3: Las
Psicosis 1955-1956. Buenos Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2013b). El Seminario de Jacques Lacan: libro 5: las
formaciones del inconsciente 1957-1958. Buenos Aires: Paidós.
(Trabajo original publicado en 1998).
- Miller, J. (2017). “Introducción al método psicoanalítico”. Ed.
Paidós. (1era edición en 1997).

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