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cuento maravilloso 

Se caracteriza, así, por plantear escenarios mágicos y sobrenaturales que incitan


al asombro o a la diversión, y cuya trama se suele vincular con el relato de
aventuras.

LA NUEZ DE ORO

Un día, mientras la pequeña María daba un agradable paseo por


el bosque, descubrió una preciosa nuez de oro, a un lado del
camino.

Justo cuando se disponía a guardarla en su bolsillo, alguien dijo a


su espalda:

-Siento comunicarte, que esa nuez que portas en tu mano es mía.

Al escuchar estas palabras, María se dio la vuelta para conocer,


al que decía ser el dueño de la nuez. Cuando lo hizo, se topó con un personaje bastante extraño,
de un tamaño bastante más pequeño que el suyo, que iba vestido con unos llamativos ropajes de
color rojo y un gorro con forma apuntada.

-Siento haberte asustado pequeña humana. Soy el Duendecillo de la Floresta y en cuanto me


devuelvas lo que me pertenece, dejaré de molestarte.

-Si es tuya, segura que sabrás cuantos son los pliegues de su corteza. Solo te la devolveré si
aciertas el número exacto, si fallas aunque sea por uno solo, me la quedaré para mí y la usaré para
comprarles ropas a los niños pobres del pueblo.

-No hay problema, la nuez tiene mil ciento un pliegues.

Cuando la niña vio que estaba en lo cierto, le devolvió con mucha pena la nuez. 

-Puedes quedártela-dijo el duendecillo-ya que tus propósitos con ella son nobles. De ahora en
adelante, pídele a la nuez lo que desees y ella te lo concederá.

Sin saber cómo, la pequeña nuez de oro, se encargaba de darles ropas y comida a todo el que lo
necesitaba. Desde entonces, la niña fue conocida en todos los contornos como María la Nuez de
Oro.

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CUENTO POLICÍACO
Es un género que agrupa la narración breve de hechos ficticios o reales, relacionados
directamente con criminales y con la justicia, resolución de un misterio, persecución de un
delincuente o temáticas similares, puede ser clásico o negro, problema o suspenso.

EL MISTERIOSO LADRÓN DE LADRONES

El Caco Malako, era todo un experto en el arte de


robar. Nada se le resistía y eran tan bueno en su
oficio, que jamás lo habían capturado. Su tranquila
vida, se trunco un buen día, cuando una noche,
descubrió que alguien había entrado en su casa.
Muy a su pesar, decidió buscar ayuda de la
policía, para encontrar al valiente, que había sido
capaz de robarle en su propia casa.
Desde ese día, comenzó a sospechar de todos los
vecinos, los cuales, quizás enterados de sus
robos, habían decidido vengarse. Pero nada pasó
en unos cuantos días, así que Malako, pensó que
no volvería a repetirse.
Por desgracia para el Caco, volvieron a robarle, ayudados por la oscuridad de la
noche. Sin otra solución, tuvo que regresar a la policía, que ante su tozudez, le
instaló en su casa una cámara de video, para lograr identificar a ladrón, en el caso
de que volviera de nuevo a su hogar.
Algo que volvió a suceder unas noches después. Gracias a la cámara, la policía
pudo averiguar quien era el culpable y avisó a nuestro Caco, para que identificara
a su ladrón.
Cuando el video comenzó a funcionar, el Caco Malako, se quedó muy
sorprendido, el ladrón de su casa, era él mismo. Algunas noches, se levantaba
sonámbulo y escondía todos los objetos de su casa, junto a los que había ido
sisando a lo largo del tiempo

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CUENTO DE TERROR O RELATO DE TERROR 
es una narración por lo general breve, perteneciente al ámbito literario o al popular, que
busca ocasionar al lector sensaciones de miedo y de angustia, a través de la recreación
por lo general de situaciones imaginarias, fantásticas o sobrenaturales

LA SONRISA TERRORÍFICA
Verónica despertó en un día especial, ya
que era su cumpleaños, el cual para
cualquier niño es probablemente el mejor
día del año. Su madre la despertó con
besos y la felicitó, al igual que le preparó
su desayuno favorito.
En su colegio, Verónica fue felicitada por
todos sus compañeros y profesores,
quienes le regalaron sus dulces favoritos.
Al llegar a casa, el padre de Verónica le tenía una sorpresa especial, que le había
prometido para su cumpleaños, además de invitar a sus mejores amigos a una
pequeña fiesta. Muy pronto el timbre de la casa sonó y Verónica salió corriendo a
abrir. Se trataba de un gran payaso que le iba a alegrar la tarde.
No obstante, la pequeña Verónica se asustó bastante, pues nunca había visto un
payaso en persona, apenas los veía en televisión.
El payaso estuvo toda la tarde intentando alegrar a los pequeños, en especial a la
cumpleañera. Aun así, su aspecto no le ayudaba mucho, porque su sonrisa y ojos
se tornaban terroríficos.
El payaso tuvo un descanso y se fue a cambiar al baño de la casa para ofrecer la
última parte de su show. Sin embargo, la puerta quedó entreabierta, por lo que
Verónica alcanzó a observar lo que sucedía.
Verónica observó que el payaso tenía unos pies más grandes de lo normal y una
gran bolsa con juguetes de todo tipo.
El payaso se percató de que la niña lo observaba y la empezó a seguir por toda la
casa, hasta que ella encontró a su padre, quien atrapó al payaso, que resultó
siendo un ladrón de juguetes.
FIN

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Cuento Ciencia ficción 

Es un género narrativo que sitúa la acción en unas coordenadas espacio-temporales


imaginarias y diferentes a las nuestras, y que especula racionalmente sobre posibles
avances científicos o sociales y su impacto en la sociedad.

LUNA Y LOS PERRONAUTAS


Había una vez una perrita que tenía un
sueño: quería ser astronauta. Se llamaba
Luna, y por eso todos creían que el nombre se le
había subido a la cabeza.

En realidad, eso no importaba. Fuera como fuese,


Luna quería viajar al espacio y convertirse en
perro astronauta.

Todos los perros se reían de ella.

—Los perros no son astronautas, y menos los


que son como tú.

Luna no sabía a qué se referían los demás perros


y no les hacía caso.

Un día, mientras miraba a las estrellas mientras los demás perros se burlaban de ella,
aparecieron por allí un grupo de perros nuevos.

—Buscamos a Luna —dijo el que parecía el jefe.

—Soy yo dijo —dijo ella—. ¿Quiénes sois vosotros?

—Somos los perronautas y venimos a invitarte a que te unas a nosotros.

Todos los demás perros estaban atentos a lo que ocurría. Uno de ellos gritó:

—Los perros como ella no valen para nada.

El jefe de los perronautas le dijo:

—Tu vecino cree que como te falta una pata no sirves para esto, pero no es cierto.
Has demostrado ser muy capaz.

Después le dio una caja y le dijo:

—Ahí hay una prótesis que te ayudará a hacer mejor la misión que tenemos para ti.
Luna se fue con los perronautas y entrenó muy duro para unirse a ellos en la siguiente
misión.

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Pero en la escuela de perronautas encontró otros perros que también se burlaban de
ella y la creían incapaz por tener solo tres patas, incluso a pesar de usar la prótesis.

A medida que avanzaban los entrenamientos las burlas fueron a peor, sobre todo
porque Luna era, con diferencia, la mejor de todos los aspirantes.

Como los que se reían de ella no estaban dispuestos a quedar por detrás, decidieron
hacer trampa para dejar a Luna fuera. Y así, el día de la prueba final, le sabotearon la
prótesis de la pata.

Luna se hizo mucho daño cuando la prótesis falló. Pero estaba tan preparada que
consiguió pasar las pruebas tan solo con sus tres patas. No quedó la primera, pero
logró superar a muchos otros perros, incluso a los que le habían dañado la prótesis.

Todos los jueces aplaudieron a Luna por su tesón y su empeño. Ella consiguió su
puesto y los que habían saboteado su prueba fueron expulsados.

Luna está cada vez más cerca de cumplir su sueño. Quién sabe; tal vez, la próxima
vez que mires al cielo Luna ya estará por allí, viajando de un planeta a otro, o
contemplando la Tierra desde el satélite que tiene su mismo nombre.

CUENTO DE AVENTURAS:
 es la esencia misma de la ficción, puesto que se gesta con el sencillo objetivo de
entretener. La aventura es aquello que se opone a la rutina, a lo cotidiano, de ahí
su valor. Es la capacidad del protagonista para enfrentarse a riesgos, misterios y
peligros.

LECCIONES DE VUELO

Elliot era un pichón de halcón que estaba


alcanzando la edad de aprender a volar.
Elliot adoraba ver desde su nido a las
aves cruzar los cielos volando, otros
halcones, águilas, gavilanes. Todos
parecían volar con mucha destreza y
elegancia.

Pero aunque Elliot deseaba volar,

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retrasaba cada día sus lecciones con una excusa diferente. Un día le decía a su
mamá que le dolía su pancita, otro día que estaba muy cansado, y el otro que
tenía mucho sueño.

Katherine, la mamá de Elliot respetaba los tiempos de su hijo, pero su instinto le


indicaba que había algo más detrás de sus constantes excusas.

Lo que realmente sentía Elliot era que le avergonzaba que las otras aves le vieran
aprender a volar. Apenas sabía batir sus alas y daba unos pocos saltitos que lo
alejaban unos centímetros del suelo. Elliot se sentía ridículo y no deseaba que las
aves que volaban por los cielos tan majestuosamente, vieran semejante
espectáculo.

Con su instinto materno, y el paso de los días, Katherine pudo percibir la situación,
así que una mañana en vez de levantar a su hijo para tomar sus lecciones de
vuelo, hizo algo diferente.

-Elliot, buen día. Despierta que quiero que me acompañes a un sitio.

El pequeño halcón, entre dormido dijo - ¿Qué cosa mama?, ¿a dónde iremos?

-¡Vamos a ver aves volando!

Katherine subió a Elliot a su espalda y volando, lo llevo a un paraje cercano a su


hogar. Una vez en el lugar, Katherine y Elliot se pararon sobre una rama.

-Mira Elliot, aquí es donde practican los pichones de águila su vuelo.

Elliot maravillado comenzó a observar a las pequeñas águilas junto a sus padres
aprendiendo a volar. Los pichones de águila se tiraban de los árboles y batían
tontamente sus alas para terminar estrellándose contra el suelo. Al hacerlo se
reían, y seguían intentándolo.

Otros pichones más temerosos daban pequeños saltitos y sacudían sus alitas.
Otros corrían a toda velocidad queriendo despegar. Algunos se chocaban con
otros, otros caían rodando por una pendiente… Pero luego de varios intentos
lograban planear, y con un poquito más de tiempo volar.

Una vez que comenzaban a volar los pichones se sentían tan felices que se
olvidaban del dolor de los golpes y de los porrazos. Todos además se divertían
mucho en el proceso de aprendizaje. Algunos pajaritos aprendían más rápido que
otros, pero todos lo lograban.

Mientras Elliot el pequeño halcón miraba todo el escenario, su expresión se


tornaba alegre.

-¿Has visto hijo, como todos los pequeños cometen errores y se ven un poco
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torpes cuando aprenden?

-Sí mamá, y parece divertido- dijo Elliot entre entusiasmado y sorprendido por
cómo su madre había “leído su mente”.

-Claro que es divertido Elliot, para todas las aves es un recuerdo muy bonito y
divertido el cómo aprendimos a volar.

-¿Podemos ir esta tarde a practicar mi vuelo?- preguntó el pequeño halcón.

Así fue como esa misma tarde, después de tantas excusas por miedo a hacer el
ridículo, Elliot tomo su primera lección de vuelo con su madre. El pequeño se dio
decenas de porrazos, aleteo y aleteo hasta conseguir sus primeros avances.

No pasaron muchos días de la primera lección que Elliot había aprendido ya a


volar muy bien, aunque de momento supervisado por su madre. El pequeño
halcón disfrutaba mucho de volar y se había divertido muchísimo en las lecciones.
Elliot comprendió que no hay nada de malo en fallar cuando se aprende, y que de
hecho eso es parte de un proceso muy divertido.

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