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7° básico
ESTUDIANTE:
PROFESOR:
FECHA DE INICIO:
Guía de estudio Nº 1
Cuando reinaba el califa Al-Mahdi, se presentó un hombre llamado Isaac Saíd ante el
portero del palacio y le dijo:
Saíd le respondió:
-Yo soy un hombre que ha tenido una visión relacionada con el emir de los creyentes y
querría contársela.
-¿Vaya con éste! Si la gente no suele dar crédito a lo que ve, ¿cómo va a dárselo a lo que
otros le cuentan? Discurre otra treta mejor que ésta.
Está bien; pero te prevengo que si no pasas a anunciarle mi presencia al califa, me valdré
de otro que me haga llegar hasta él, y entonces le contaré que te rogué que me anunciases y
te negaste.
-¡Oh, emir de los creyentes! A la puerta hay un hombre que pretende haber tenido una
visión buena relacionada contigo y desea contártela.
Pasó Saíd a la presencia del califa. Y dicen que era Saíd hombre de buena planta y
buena cara, y tenía unas barbas muy largas y una lengua muy suelta. Y, al verlo, le
preguntó el califa:
-¡Qué bello sueño! He de probar lo que dices en mi sueño esta noche, y si se confirma tu
anuncio, te daré más de lo que pudieras ambicionar; y si no fuera así, no te he de castigar,
pues los sueños dicen una veces la verdad y otras nos engañan.
-¡Oh, emir de los creyentes! Cuando yo vuelva a mi casa y le cuente a mi familia que
tuve el honor de llegar hasta el califa (Alá le colme de mercedes) y me vean que vuelvo con
las manos vacías, ¿qué dirán? ¡Creerán que es mentira!
contestó Saíd:
-¡Oh, emir de los creyentes! Anticípame algo a cuenta de lo prometido. Mandó entonces
el califa que le diesen diez mil monedas y le pidió un fiador de que había de volver al día
siguiente.
Miró Saíd a su alrededor y se fijó en un mozo que allí estaba, y dijo al califa:
Y el muchacho exclamó:
Fuese luego Saíd de allí con las diez mil monedas. Y sucedió que, llegada la noche de
aquel día, tuvo el califa en su sueño la visión que Saíd le había anunciado, todo al pie de la
letra, como él le había indicado.
Al amanecer, Saíd se levantó y se dirigió a la puerta del califa, y pidió que le anunciasen
su venida. Dio luego Al-Mahdi orden de que lo introdujeran y, no bien posó en él su
mirada, le dijo:
Saíd le replicó:
Y en el acto mandó que le diesen tres mil dinares y diez arcas de ropas de todas clases y
tres caballerías de las mejores que en sus cuadras había.
Cargó Saíd con todo aquello y se retiró muy contento. Y he aquí que, en la puerta, se
tropezó con aquel muchacho que le había servido de fiador.
Y el mozo le comentó:
Saíd le contestó:
-¿Cómo es eso si el emir de los creyentes tuvo el sueño que le anunciaste con todos
sus detalles?
-Sí -dijo Saíd-; pero esos son delirios que no tienen padre. Pues todo se debe a que al
decirle yo al califa esas palabras impresioné su espíritu y cautivé su corazón y ocupé su
imaginación, y al echarse luego a dormir, seguía preocupado con aquello que tenía en su
corazón y en su sueño lo vio.
Y es el caso que, a partir de aquel día, pasó Saíd a ser comensal del califa, el cual se
encariñó con él y lo nombró juez y no le retiró su favor y atenciones mientras vivió. ¡Pero
Alá es más sabio!
a) Literario
b) No literario
a) Una leyenda
b) Un mito
c) Un cuento
d) Un texto informativo
a) 50
b) 56
c) 45
d) 40
a) Formal- culto
b) Informal - culto
c) Informal – inculto
d) Formal - inculto
a) Referencial
b) Apelativa
c) Metalingüística
d) Expresiva
a) Al-Mahdi.
b) Isaac Saíd.
c) Rebi.
a) El hijo de Alá.
b) El bienaventurado de los cielos.
c) El emir de los creyentes.
a) Treinta años.
b) Veinte años.
c) Diez años.
a) Veintiocho rubíes.
b) Un rubí y luego treinta rubíes más.
c) Un rubí y veinte rubíes más.
a) Sí.
b) No.
c) A veces.
a) Juez.
b) Intérprete de sueños.
c) Amigo oficial.
GUIA DE ESTUDIO Nº 2
II.- Responde:
3. - ¿Por qué es una buena idea el pedir que se separe la basura desde la casa? a.- Se
7.- Recolectar:
8.- Desechos:
9.- Metálicos:
11.- Composta:
GUIA Nº 3
Juan Salvador Gaviota es un pájaro singular que no quiere limitarse a volar para comer y subsistir.
Convierte el vuelo en un fin e intenta perfeccionar al máximo su arte de volar. Esta actitud inconformista lo
aleja de la Bandada de la Comida, atenida en exclusiva al quehacer de la alimentación. Paga el precio del
exilio con la soledad, pero encuentra un nuevo hogar: el de la bandada de gaviotas que comparten con él el
ansia de lograr la propia perfección y superar los límites impuestos por la rutina. Un instructor de esa banda
«celeste» le hace ver que el perfecto e invisible principio de toda vida radica en la bondad y el amor,
también la solidaridad que lleva a compartir los descubrimientos que uno ha hecho y la riqueza que ha
logrado atesorar. En virtud de este principio, Juan retorna a la Bandada de la Comida para instruir a las
gaviotas que deseen saber por propia experiencia qué pueden dar de sí y cuál es su verdadera identidad.
Tras una primera acogida hostil, Juan suscita interés en diversas gaviotas y funda una escuela de
formación.
a) Dramático
b) Lírico
c) Narrativo
d) A ningún género literario
a) Reportaje
b) Crítica
c) Reseña
d) Ensayo
a) Dolor
b) Destierro
c) Consejo
d) Momento
5.- Según el texto Juan salvador Gaviota vuelve a la bandada de la comida por:
a) Bondad
b) Amor
c) Venganza
d) Solidaridad
a) Juan pensaba que la bandada lo iba a recibir muy bien cuando descubrió que
podía volar más rápidamente.
b) Chiang era el Jefe del Consejo de la Bandada.
c) Los exilados de la bandada de la comida jamás vuelven a su lugar de origen.
d) Algunos de los discípulos de Juan Salvador Gaviota lo llamaban el hijo de dios.
Dudó un momento el ballestero, pero al fin tensó la ballesta y la paloma cayó sobre
las almenas.
-¿Sabes, Hernando, si el amor es más hermoso que la vida? -preguntó María
apesadumbrada. Hernando no supo hallar respuesta. El silencio se hizo doloroso y
María penetró en el castillo. Concha López Narváez
La tierra del Sol y la Luna. (Adaptación)
II.- Completa la ficha con los datos que correspondan
a) Granada.
b) Córdoba.
c) Sevilla.
a) Una calandria.
b) Un pinzón.
c) Un ruiseñor.
a) La mezquita.
b) Comares.
c) Un castillo abandonado.
a) Un ruiseñor.
b) Una paloma.
c) Una tórtola herida.
a) Granada.
b) Córdoba.
c) Sevilla
a) Un cuento
b) Una fabula
c) Un mito
d) Una leyenda
Guía de estudio Nº 6
“En el invernadero pueden cultivarse todo tipo de plantas tropicales frutas y hortalizas y
flores muy variadas. Sin embargo y esto debe recordarse siempre las plantas de invernadero
necesitan una atención diaria constante para que no se sequen ni se llenen de plagas ni se
enfermen”.
II.- Responde:
1.- ¿Qué tipo de texto es el observado?
a) Texto literario
b) Texto no literario
2.- El fragmento leído nos indica que el texto es:
a) Un reportaje
b) Una opinión
c) Una descripción
d) Es imposible saberlo
3.- La palabra ennegrecida en el texto se puede reemplazar por:
a) Variable
b) Invariable
c) Relevante
d) Cortante
4.- El texto está dirigido a:
III.- Escribe el nombre del signo de puntuación que se ocupa en cada caso.
5.- Para iniciar numeraciones.
6.- Para enumerar.
7.- Para separar sílabas.
8.- Para escribir diálogos.
9.- Para separar oraciones relacionadas por su sentido. __________
10.- Para encerrar expresiones explicativas.
11.- Después del saludo en una carta.
12.- Después del vocativo al principio de una oración.
Guía de estudio Nº
Había una vez un pastor que apacentaba su rebaño en los campos que rodean a Roma. Por
la noche, retiraba las ovejas al redil, comía un poco de pan y queso, se tendía sobre la paja y
dormía. De día, siempre afuera con las ovejas y el perro, con sol o tramontana, agua o
viento. Lejos de casa durante meses y meses, siempre solo. Es dura la vida del pastor.
Una noche, cuando se iba a acostar, oyó una voz que le llamaba.
—¡Pastor! ¡Pastor!
—¿Quién es? ¿Quién me llama?
—Amigos, pastor, amigos.
—La verdad es que, aparte de mi perro, no tengo muchos amigos. ¿Quién es usted?
—Sólo un caminante, pastor. He andado durante todo el día y tengo que caminar todo el de
mañana. Yo no tengo dinero para trenes. Me he quedado sin cena y sin provisiones. He
pensado que a lo mejor tú...
—Entre y siéntese. No tengo más que pan y queso. La leche no falta para beber. Si se da
por contento, sírvase.
—Gracias, eres muy generoso. Buen queso este. ¿Lo has hecho tú?
—Con mis propias manos. El pan es un poco viejo, hasta mañana no me lo traerán fresco.
Si fuese ya mañana por la noche...
—No te preocupes, este pan también es excelente. Cuando se tiene hambre es mejor el pan
pasado hoy que el fresco mañana.
—Veo que está al tanto de los problemas del estómago.
El caminante comió y bebió. Luego el pastor le cedió la mitad de su paja para que pudiera
descansar. Por la mañana se levantaron juntos, con las primeras luces del alba.
—Gracias una vez más, pastor.
—Anda que, por un poco de paja...
—He dormido mejor que en una cama con doce colchones.
—Veo que también entiende de camas duras.
—He dormido tan bien —siguió el caminante— que quiero dejarte un pequeño recuerdo.
—¿Un recuerdo? Pero... pero si es un anillo...
—Vamos, sólo es un anillito de hierro, sin ningún valor. Un recuerdito como te he dicho. Pero
procura no perderlo.
—No lo perderé.
—Podría serte útil.
—Si usted lo dice...
Se saludaron. El pastor se guardó el anillo en el bolsillo y se olvidó de él. Aquella noche
llegaron dos bandidos a su redil, armados hasta los dientes.
—Mata a un cordero —ordenaron al pastor y ásalo al espetón. Con tipos
de esa calaña no quedaba más remedio que obedecer.
—Sal, ni poca ni mucha.
El pastor saló la carne sin respirar.
Menos mal que la cena pareció de su gusto. Incluso, aquel de los bandidos que hablaba y
daba órdenes y tenía todo el aire de un jefe, en determinado momento dijo:
—No sé lo que vales como pastor, pero como cocinero estás en forma.
—Bah, se hace lo que se puede...
Exacto. ¿Qué podías hacer? Cocinar. Y has cocinado. ¿Y nosotros qué podemos hacer?
Comer. Y estamos comiendo. El resto vendrá después.
—¿El resto? No comprendo.
—Comprenderás, pastor, comprenderás. Tu desgracia es habernos visto la cara.
—No me parece una gran desgracia —dijo el pastor, como diciendo: «Bueno, no os
menosprecieis de esa forma, tampoco sois tan feos». Pero el bandido le explicó de qué
desgracia se trataba.
—Querido mío, si vuelves al pueblo y hablas de nosotros, las cosas podrían ponerse mal,
¿no te parece? Puedes describirnos a los guardias: uno es viejo y ciego de un ojo, el otro es
más joven y tiene una verruga en la nariz...
—Pero no tiene ninguna verruga en la nariz.
—Lo decía por decir. El hecho es que ahora eres un peligro para nosotros. Pero no te
preocupes, te haremos una hermosa tumba, y hasta te plantaremos florecitas...
—¿Una tumba? Pero... ¿qué quieren hacerme?
—Hijito, no querrás que te metamos vivo en la tumba ¿no?
—¡Quieren matarme!
—Pastor, eres verdaderamente duro de mollera. No queda más remedio. Pero será cuestión
de un minuto, un minutito. Cuesta menos morir que trabajar. Será cosa de... ¡Eh, pastor...
Eh, digo! ¿Dónde te has metido? ¡Pastor! Adelante, socio: tú búscalo por aquel lado y yo le
buscaré por aquí. Pastor, sal, era una broma. Nadie quiere matarte. Venga, deja ya de jugar
al escondite... ¡Pastor!
¿Qué es lo que había pasado? Lo que había pasado es que mientras escuchaba las amenazas
de los bandidos, el pastor se metió la mano en el bolsillo y había tocado el anillito de hierro
distraídamente. En ese mismo instante se hizo invisible. Estaba allí, sentado junto al fuego,
y los bandidos no podían verle.
Le buscaban, le llamaban, con las armas empuñadas, dispuestos a matarle. Y él no se había
movido. Le daba demasiado miedo hacer un solo movimiento. Tenía miedo, hasta de
respirar.
El pastor se puso muy contento por su suerte.
—Bendito sea este anillo —decía y el que me lo ha dado.
Pero desde aquel momento, el miedo a perder el anillo no le dejaba tranquilo.
En el bolsillo —pensaba— no puedo tenerlo: cualquier día, al sacar el pañuelo, se me caerá
y adiós muy buenas. Es mejor que nadie me lo vea, podría robármelo un ladrón. Lo
esconderé... Pero ¿dónde? Ya está, en aquella planta, donde hay aquella hendidura...
Y así lo hizo. Luego se llevó a pastar a las ovejas, fantaseando sobre lo que podría hacer con el anillo
encantado. Todas eran unas fantasías preciosas, pero destinadas a seguir siéndolo. Pues mientras tanto, una
urraca había encontrado el anillo, se lo llevó a su escondite, a saber dónde. Y así es como en vez de un
pastor invisible hubo un anillo invisible.
II.- Responde:
La introducción
El inicio
El desarrollo
Un comentario
Directo
Indirecto
Mixto
Ninguna de las anteriores
El físico
El psicológico
El social
Todos tienen la misma predominancia
10.- ¿Qué habrá pasado con los ladrones al final de la historia? Explica lo que crees que pasó.
11.- ¿Por qué al pastor no le parecía una desgracia haber visto la cara de los ladrones?
IV.- Escribe una P junto a la expresión dicha por el pastor, una C si lo dijo el caminante, y una B si fueron
los bandidos
12.- “No sé lo que vales como pastor, pero como cocinero estás en forma”
13.- “He dormido mejor que en una cama con doce colchones”
14.- “Veo que está al tanto de los problemas del estómago”
15.- “ Sal, ni poca ni mucha”
16.- “Pero no tiene ninguna verruga en la nariz