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Al principio, su presencia suele ser solo un rumor, pero más tarde es un secreto a voces: miles de
mercenarios del Grupo Wagner actúan en varios países africanos. En la República Centroafricana,
por ejemplo, según el embajador ruso, 1890 “instructores rusos” apoyan las tropas
gubernamentales en la guerra civil. En Libia, hasta 1200 mercenarios de Wagner estarían luchando
del lado del líder rebelde Jalifa Hafter. En Mali, la junta militar prorrusa y antioccidental también ha
traído al país, según los observadores, a cientos de combatientes de Wagner, a los que se acusa de
graves violaciones de los derechos humanos en ese país.

Pero la presencia del Grupo Wagner en África va mucho más allá, según los expertos. "Wagner ha
evolucionado con el tiempo más allá de los servicios militares privados, hasta convertirse en una
red de relaciones y negocios con empresas de varios países africanos", declaró recientemente a
DW el analista Julian Rademeyer, de la red de la sociedad civil Iniciativa Global contra el Crimen
Organizado Transnacional "Operan en esta zona gris entre actividades más o menos ilegales, y
cubren bien toda el área".

La principal zona de influencia del grupo Wagner es el país de Sudán, ya que en ese país se les han
concedido permisos para las minas de oro a la empresa M-Invest, empresa la cual estaría
controlada por el oligarca y jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, por lo cual se dio el encargo a los
guardias de dicho grupo de proteger dichas minas de oro.

Todo esto con el consentimiento del líder de ese país, el dictador Omar Bashir y del pueblo de
Sudán, quienes expresan su agradecimiento con las tropas de Wagner por su apoyo a la junta
militar luego del retiro de las tropas de Francia del país.

También este grupo de mercenarios consiguió aumentar su influencia sobre el ejército sudanés, el
cual quiere mantener el control sobre Sudán y, al parecer, recibe el apoyo activo de este grupo,
todo esto a cambio de obtener un acceso a una mayor cantidad de lucrativas minas de oro.