You are on page 1of 16
EL DERECHO DE PETICION ANTE LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA EN LA JURISPRUDENCIA DE‘LA CONTRALORIA GENERAL DE LA REPUBLICA Marto Gonzhtez Ménpez Profesor de Derecho Administrativo Facultad de Ciencias Juridicas Universidad de Valparaiso SUMARIO 1, Introduccién. i. Asuntos discutidos en la Gomisién Constituyente. mL Obligacion de contestar las peticiones. Desarrollo jurisprudencial. a. Procedimiento a que debe sujetarse la respuesta de la Administra- cién. v. Requisitos de ejercicia del derecho de peticion. vi. Recursos administrativos de origen constitucional. vit. Conclusiones. Lo InTrRovuce1éan EI texto de Ia Constitucién Politica de 1980, en su Articulo 19, N? 14, consigna el clasico derecho de peticién? en los siguientes términos: “La Constitucién asegura a todas las personas: N9 14: el derecho de presentar peticiones a la autoridad, sobre cualquier asunto de interés publica o privado, sin otra limizacién que la de proceder en términos respetuosos y convenientes". El lenguaje empleado es exacto al de la Constitucién Politica de 1925, salvo el adjetivo “constituida’, referido a la autoridad, condi- cién que naturalmente debe suponérsele2-2, Mnformacién amplia sobre los origenes histéricos del derecho de peti- cién y sw consignacién en las constituciones americanas, se encuentra cn el informe de la Comisién Interamericana de Derechos Humanos al 249 Pe- sfode de Sesiones (1970) 0.4, 4] texto de la Constitucién Politica de 1925, fue a su vez, el mismo de lx de 1833, después de Ja reforma de 1874 Revista de Derecho Pibtice ‘vol, 1985 (N%s 37-38). 241 Esta coincidencia expresiva permite un andlisis de las aplicaciones jurisprudenciales del precepto que partiendo de la actual Constitu- ¢eién Politica —cuya aplicacién ¢s el objeto de la convocatoria de es- tas jornadas— trasponga sus limites hacia el anterior texto constitucio- nal, dentro de un continuo normativo e interpretative que no puede sino haberse consolidado en su vigencia practica. Es el caso de Jo ocurrido con la jurisprudencia de la Contraloria General de la Republica, érgano constitucional auténomo que ha en- trado a precisar los alcances del derecho en estudio, cuando éste ha sido ejercido frente a la autoridad administrativa, regulando el curso de las peticiones y sus consecuentes efectos sobre la base de aplicar Principios de procedimiento administrativo. Debe precisarse que por razones de competencia legal, Contraloria no se ha pronunciado sobre peticiones ante Ja Administracién que consistan en sugerencias, ni tampoco sobre presentaciones formuladas a ella misma por particulares que no se refieran a asuntos en que se haya producido una resolucién denegatoria o se haya omitido o di- latado dicha resolucién, por parte de Ia autoridad administrativa, ha- biéndola requerido el intcresado. Sobre esta ltima restriccién se ha Pronunciado, entre otros, su oficio instructive N9 24.841, de 1974. En cuanto a denuncias, que quedarfan comprendidas dentro de la amplitud del derecho de peticién, cabria sostener, en principio, que Contralorfa se ha pronunciado en el sentido que ellas no provocan Ia principal obligacién correlativa de respuesta que es propia de Jas re- clamaciones en que estd en juego un derecho del interesadot. Sobre derecho de peticién en Chile, ver Silva Bascuflin, Alejandro: Tra. tado de Derecho Constitucional, Editorial Jurfdica de Chile, 1968, Tomo 11, Pp. 258 a 256. SE! texto del Acta Constitucional Ne 3, agregaba otro pdrrafo: “La au- toridad dard respuesta a las peticiones que se formularen, conforme a las normas que establezca la Tey”. En este mismo sentido concluyd la Comi- sién Constituyente en su sesién 125%, de 29 de mayo de 1975. La misma obligacién aparece contemplada expresamente en el texto del Anteproyecio de la Comision de Estudio de la Nueva Constitucién de la Repithlica, die tigido por Oficio N° 792-a de 18.10.78 a S. E. el Presidente de la Repibtica, En et texto del Proyecto de Nueva Constitucién Politica propuesto por el Consejo de Estado ya no aparece contemplada Ja citada obligacién de Ia autoridad. ‘En este sentido los dictémencs N? 19.688, de 1960, que destaca la ace tuacién del denunciante como un colaborador de la Administracién en la 242 En consecuencia, s¢ analizaré Ja jurisprudencia de Contraloria re caida sobre el derecho de peticién ejercido ante la autoridad admi- nistrativa o ante ella misma, solamente cuando ha incidido en el re conocimiento de un derecho particular. H. aAsuNTos piscuTiIpos EN LA COMISIGN CONSTITUYENTE Interesa detenerse a considerar las opiniones vertidas por la Comision Constituyente, por cuanto se refieren a aspectos fundamentales del ejercicio del derecho de peticién, y entre ellos, e! mis importante, el de la obligatoriedad de la autoridad de dar respuesta a Jas peticiones®. Reconociéndose que el derecho abarca tanto las peticiones en que se reclama el reconocimiento de un interés particular como también aquellas en que el peticionario actia asumiendo el interés publico, no se producen divergencias de opinién en cuanto a la necesaria ga- rantia de una debida atencién y respuesta de las primeras. En cuanto al destinatario de las peticiones, que puede ser el Go- bierno y Administracién, como el Congreso o los Tribunales de Jus ticia, se hace presente que los problemas prdcticos de mayor interés y de mayoritaria ocurrencia se producen tespecto de Jas presentaciones ante la Administracién, por ser las menos reguladas por Ia ley y las que normalmente inciden en el desconocimiento © atropello de los derechos de los administrados. Se infiere de la lectura del acta que en la Comisién se entendié que las peticiones, reclamaciones y recursos administrativos reglados por la Ley, que, por esta razén, no ofrecen problemas mayores de in- defeasién del particular, también quedan cn su ejercicio garantizados por el precepto constitucional. Atin mas, siguiéndose este razonamiento, se pretende cometer al le- tarea de velar por el debido cumplimiento de la Ley, teniendo un rol ex- terno, ajeno a la falta misma; y N° 76.184, de 1974, que sostiene, que la Administracién s6lo estd obligada a proporcionar respecto de particulares, copia de as acta’ 0 resoluciones que emitan, en Ia medida que los actos que se materializan a través de dichos documentos afecten directamente a Ja persona que los solicita. "Actas oficiales de la Comisién Constituyente, sesién 125°, celebrada el 29 de mayo de 1975, pp. 4 a 16. 248 gislador la regulacién del derecho de peticién en su totalidad, lo que sf fue objeto de opiniones encontradas. Volviendo al 4mbito de nuestro interés especifico, es utit resaltar que los comisionados visualizan wna frecuente indefensién de los 2d- ministrados en el ejercicio de derechos que les asisten y una actitud, por parte de la Administracién, de desatencién, tramite lento y en- gorroso y de virtual denegacién de sus peticiones por Ia simple via de no resolver, en definitiva, sobre el contenido de las mismas. Como este fenémeno se produciria en ef campo de inexistente re- gulacién legal del curso de Jas peticiones, cabria concluir que su cau. sa es la falta de normas de procedimiento administrative. Esta con- clusién Idgica no ¢s precisamente el punto de arribo de la Comisién, la cual atribuye e] mal a la falta de tribunales administrativos, cuya creacién supone como una institucién mds que surgira de la ftura Constitucién y serd remedio definitivo del problema. Se reconoce, dentro de este cuadro casi dramitico, Ja accién mori- geradora de la Contraloria General, pero se hace a ella una referencia casi tedrica, sin decirse nada acerca de la manera real y concreta como esa accién se ejerce, ni mucho menos acerca de la jurisprudencia so- bre el régimen juridico de las peticiones ante Ja autoridad adminis- trativa, materia esta Ultima sobre Ia cual, como se veré més adelante, habfa ya construido, por Ja via interpretativa, soluciones a casi todos los problemas que atrajeran la atencién de los comisionados. En cuanto al punto mds importante, verdadero gozne de la discu- sién y a raiz del cual salieron a colacién todos los dems aspectos, esto es, el de la obligatoriedad de respuesta de las peticioncs, debe destacarse que la controversia suscitada al respecto se refiri6 mayor Mente a las presentaciones en que el ciudadano asume el interés ge- neral o ptiblico; circunstancia que, a mi juicio, debe tenerse presente al enfrentar la neta discrepancia entre el texto aprobado por la Co- misién y el de la Constitucién actualmente vigente, para no magnifi- car las consecuencias de esta situacién en Ja labor interpretativa que xe ha accmetido.* Pues, en efecto, luego de un debate que agoté el tema en términos generales, la Comisién, por mayoria de votos, opté por aprobar Ia idea originalmente propuesta por el sefior Silva Bastufidn, en el sen- tido de contemplar en Ja Constitucién Ia obligatoriedad de dar res- puesta a las peticiones, encargando a Ia.Ley su regulacién. 24 Sobre el particular, la idea del sefior Silva Bascufian fuc, en ver dad, la de “completar” el texto del precepto constitucional de 1925, por cuanto la citada obligacién de respuesta seria de la esencia del derecho de peticién, al punto que su conviccién era la de que “jamis habia dejado ‘de existir la obligacién del funcionario de dar respues- ta”, razon por la cual deseaba “completar la voluntad del constituyen- te, agregando en forma enfatica esa obligacién de responder”. A su vez, los sefiores Ortuzar y Ovalle, se manifestaron también en el sen tido que el deber de respuesta era connatural al derecho mismo, de manera tal que este tiltimo es inconcebible sin el primero y que en tre ambos términos jurfdicos existen correlaciones filoséficas, logicas y doctrinarias indisolubles. Por su parte, los sefiores Guzm4n y Evans, que plantearon serias reservas a que la citada obligacién se consignase en el texto constitu: cional y se encomendara a la Ley su regulacién, plantearon como ejemplos que desaconsejarian tal medida o harian engorrosa su regu- lacién legal, situaciones en que el derecho de peticién se ejerce en materias que por su naturaleza misma conllevan una inenor o mayor restriccién del deber de dar respuesta. En todo caso, es claro que no se refirieron al tema que nos intere- sa, ésto €3, al de los casos de reclamaciones ante la Administracién so- bre derechos particulares, sino al de presentaciones de interés general, ¢on un contenido en mayor o menor medida politico. Si la discusién de Jos comisionados versé, en definitiva, sobre la conveniencia de explicitar y regular legalmente un deber que serfa de la naturaleza del derecho mismo que s¢ analiza, resulta, entonces, que Ja ausencia explicita en el precepto constitucional actual de dicho de- her, obliga al intérprete a recurrir a parémetros de racionalidad para determinar tanto su exigencia en sf, cuanto sus modalidades o requi- sitos y las consecuencias de su no cumplimiento. Dentro del miarco de su competencia, Contraloria General resolve- 14 este problema tal como Io habia resuelto frente al anterior texra constitucional. ll optrcacrGNn DE CONTESTAR LAS PETICLONES. DESARROLLO JURISPRUDENCIAL La obligacién correlativa fundamental de la autoridad frente a una 245 peticién en que se ejerce el derecho de peticién es contestarla; y es esta contestacién Ja que, para hacer plenamente eficaz el derecho puesto en ejercicio, debe cumplir ciertos requisitos formales y de pro- cedimiento. El reciente dictamen N9 951, de eriero de 1983, recaido en un re- clamo contra ¢l Ministerio del Interior, por no contestacién de ‘suce- sivas presentaciones en que un ciudadano impugnaba las medidas de expulsién del territorio nacional y prohibicién de ingreso al pais, dic- iadas en conformidad a Ja letra ) de la disposicién 249 Transitoria y el ntimero 49 del Articulo 419 de Ia Constitucién Politica de 1980. Contraloria General sostuvo, respecto del derecho de peticién consa grado en el NO 14 del Articulo 199 de la Constitucién Politica, que “no es dable concebir su existencia sin la correspondiente obligacién del funcionario requetido de contestar cuando esa facultad sea ejerci- da, como lo ha sefialado la jurisprudencia de esta Entidad Fiscaliza- dora, entre otros, en los dictamenes Ns 66.037, de 1960; 70.768, de 1972; 47.045, de 1980; y 14.024, de 1981”. Como la autoridad requerida en la especie habia sostenido enten der contestadas las presentaciones en que se impugnaban las medidas restrictivas de la libertad personal del requirente, por el hecho de ha- ber sido esas medidas objeto de revisiones sucesivas por el Poder Ju- dical y haber el Ministerio, en instancias jurisdiccionales, entregado todo los antecedentes y fundamentos que las justificaban, el citado dictamen tuvo que precisar que las peticiones ejercidas ante la auto ridad administrativa deben ser contestadas en via administrativa. Sostuvo también el Ministerio del Interior que los preceptos cons- titucionales sobre la base de los cuales se dictaron las medidas antes sefialadas se referian a Ia autoridad polftica, por tratarse de atribu. ciones que sélo pueden ejercerse durante Ja vigencia de alguno de los estados de excepcién, de lo cual cabria inferir que los actos que tra- ducen dichas medidas no corresponden a actos ordinarios de Iz Ad- ministracién y, por consecuencia, que los mismos no estén sometidos a otras formalidades que Jas indicadas en el texto constitucional, Frente a este planteamiento, que limita el ejercicio del derecho de peticidn, el pronunciamiento del Organismo Contralor es muy enféti- co en sefialar que, en general, la autoridad requerida debe sujetarse, €n su contestacién, “al procedimiento y forma establecida por el or- denamiento juridico, y si éste no regia la materia, la determinacién 246 debe, en todo caso, manifestarse en términos formales"; y continia ca seguida: “En este sentido, es oportuno tener en cuenta que, segiin to ha sefialado una reiterada jurisprudencia administrativa —dictémenes Ns 38.764, de 1968; 39.905, de 1971; y 8.689, de 1981, entre otras— los actos de los servicios ptiblicos son esencialmente formales y deber constar por escrito, lo que obedece a razones de certeza y buena téc- nica administrativa y propende a la cabal proteccién de los derechos de los administrados y, en definitiva, ai fiel y exacto cumplimiento de la ley”. De esta forma, cabe entender, aunque el dictamen no se pronuncia explicitamente sobre el particular, que Ja obligacién de. contestar ia peticién de particulares que pesa sobre la Administracién se refiere a todos sus actos, no procediendo formular distinciones sobre su conte- nido. Requisito fundamental de la respuesta deberd ser su oportunidad y su caracter resolutivo —no bastan meros acuse recibo—, pues sdlo asi puede resguardarse la eficacia real de Ja garantia. Sefiala el pro- nunciamiento que se glosa: “El cumplimiento de ese deber de dar res- puesta exige adoptar, en un plazo prudencial, una determinaciéa fren- te a lo pedido, que puede consistir en un pronunciamiento que acoja © deniegue lo solicitado, segin proceda, o bien, en el caso que Ja au- toridad carezca de competencia, debe limitarse a declarar ese hecho, d4ndose debido conocimiento de la respuesta al solicitante o a su apo- derado”. Sobre este preciso requisito de la oportunidad se pronuncié tam bien el dictamen N9 26.074, de 1984, que sigue la misma doctrina del anteriormente citado. La medida de la oportunidad deberd establecerse en cada caso, so- bre Ja base de pardmetros racionales y operativos, segiin ‘sea la natu- raleza de la peticién y de los tramites y antecedentes que deba la autoridad seguir y compulsar para estar en condiciones de dar una respuesta. Al respecto es util a cita del dittamen N9 51.336, de 1971, en el cual se sostiene que “como quiera que el Servicio Publico supone esencialmente la atencién regular, continua y oportuna de determina~ das necesidades colectivas, es del caso recordar la obligacién que in- cumbe a los funcionarios del Estado de atender asiduamente Jas fun- ciones que les son propias y la necesidad de que las providencias y 247 Pronunciamientos referentes a las solicitudes y reclamos sean expedi- dos en forma oportuna y dentro de plazos prudenciales, conforme a procedimientos que permitan llevar a-cabo las gestiones administrati- vas con la debida prontitud y eficacia, y que provean las medidas ade- cuadas para hacer efectiva la responsabilidad funcionaria. en caso de entorpecimiento o retardo en Ja tramitacién de esas gestiones”. Finalmente, en otro caso en que [a autoridad administrativa reque- rida sostuvo frente al Organismo Contralor que el peticionario habia estado permanentemente informado al detalle de todos los pasos y tramites que se efectuaron a raiz de. su presentacién, el dictamen Ne 26.074, de 1984, reiteré la exigencia de respuesta formal a que y hiciéramos referencia. IV. PROCEDIMIENTO A QUE DEBE SUJETARSE LA RESPUESTA DE LA ADMINISTRACION En primer lugar, siguiendo la jurisprudencia ya citada, si existe un procedimiento administrativo establecido legalmente, la contestacién debe simplemente sujetarse a él. La garantia constitucional opera en esta hipétesis como un puro fundamento de derechos especificos contemplados en la ley, poten- ciéndose reciprocamente con la legalidad procedimental; a lo que cabe agregar la expedita insercién dentro de este sélido bloque normativo garantistico, del principio de Ia legalidad objetiva, bien cimentado en los Articnlos 69 y 79 de la Constitucién Politica. Pero también puede ocurrir, mds frecuentemente, que no existien- do en Chile una ley general de procedimiento administrative —cuyo establecimiento comete a la ley el Articulo 609, N° 18 de Ia Constitu- cién Politica del Estado—, sino solamente noraias legales dispersas y fragmentarias, tanto el cjercicio de las peticiones como el provedi- miento a que deben sujetarse las correspondientes respuestas de la au- toridad no aparezcan regulados de manera alguna’. ‘Sobre procedimiento administrative en Chile, ver E. Soto Kloss, La to- ma de razén y el poder normativo de la Contralorfa General de la Republi. ca, en “La Contraloria General de la Republica, 50 Afios de Vida Institu- cional”. Fac, de Derecho. Univ. de Chile. Stgo. 1977, y “El procedimiento administrativo", eu npg t. 79 (1982) 79-94. 248 En este evento Contraloria General ha establecido ciertos parame- tros bisicos que regulan de manera general, pero no por ello menos completa, los requisitos del acto respuesta. En primer término y como ya se sefialara al comentar la afirma- cién jurisprudencial de la existencia de esa obligacién de la autori- dad, Ja respuesta a la peticién debe ser oportuna, directa 0 en la via administrativa y formal. En el caso a que diera lugar al dictamen N9 951, de 1988, amplia- mente comentado, la formalidad esencial que exigié el recurrente fue un decreto supremo o resolucién que denegara su peticién, criterio que no fue recogido por Contralorfa. Sostuvo el citado prenuncia- miento que encontraéndose vigente la medida de prohibicién de in- greso al pais previsto en los incisos 49 y 79 del articulo 419 de la Constitucién Politica de 1980, ante una presentacién del afectado ante ja autoridad administrativa en orden a que se hiciera cesar esa me- dida, si se acogiere tal peticién “tal determinaci6n deberd, en defini- tiva, formalizarse a través del correspondiente decreto supremo, con- forme a lo dispuesto en el-citade N9 7 del artfculo 41%. De la mis- ma normativa ~continia el dictamen— cabe inferir que si, en cam- bio, la autoridad decide rechazar una peticién de esa indole, no es menester, contrariamente a lo planteado por el recurrente, que esa de- negatoria dé lugar a la dictacién de un decreto supremo o resolucién, sin perjuicio que, de acuerdo con lo sefialado en el parrafo preceden- te, debe formalizarse, por escrito, mediante comnnicacién, de la que es preciso dar conocimiento al interesado o a su apoderado”. La cita del parrafo precedente conduce a la formalidad minima de un documento escrito y debidamente comunicado —dictamenes nume- ros 38.764, de 1968; 39.905, de 1971; y 8.689, de 1981, entre otros-- H. Caldera Delgado, Los plazos en el derecho administrativo, en “La Contraloria. ..”" cit. R. Pantoja Bauzé, “La experiencia chilena en materia de procedimiento administrative”, en Seminario Nacional sobre procedimientos administrati- vos, CONARA, 1980 (mimeografiado), y Domingo Hernindez Emparanaa, “Principios generales del procedimien- to administrative. Ambito de aplicacién de una ley general de procedi- miento general o comin y procedimientos especiales. Materias que debe conteaer yna ley general de procedimiento administrativo”, en Seminario citado. 249 la cual es .aplicable a todos los actos administrativos, entendido el concepto en términos amplios. Sin embargo, los actos que contengan una voluntad organica y que €rean, modifican o suprimen derecho objetivo o subjetivo deberin consignarse en un decreto o resolucién (dictamen N® 70.970, de 1970). Ahora bien, el cardcter formal de la respuesta exigird, en todo caso, que ¢sta conste en documento escrito, debidamente firmado por la autoridad competente e individualizable en cuanto a su numeracién y fecha, Asi debe inferirse del andlisis de la jurisprudencia de Con- traloria General sobre formalidades de los actos administrativos?, En especial de algunos de esos pronunciamientos —72.197, de 1968; 39.905, de 1971; 19.920, de 1972; 33.006, de .1984; y 9.763, de 1985— se infiere que los actos administrativos deben “bastarse a si mismos”. término vago y no desarrollado en su significacién, pero que, en tcdo caso, Tefuerza los rasgos mds estrictamente formales ya indicados y, ademés, la necesaria cita de sus fundamentos de hecho y de derecho y una manifestacién resolutiva sobre el fondo de la materia dispuesta, requisitos estos Ultimos expresamente sefialados en dichos pronuncia- mientos. Aunque esos requisitos se visualizan referidos a actos consistentes en decretos y resoluciones®, su estructura Idgica fundamental parece sin duda exigible a todas las respuestas a peticiones, las que, como antes se advirtiera, pueden revestir la forma de dichos documentos o Ja de oficios o comunicaciones. En otras palabras, las respuestas que se pronuncian sobre peticio- nes de particulares deben estar juridicamente razonadas, lo que obliga a precisin, objetividad y concatenaci6n légica. Solamente en esos términos es posible afirmar que se realiza Ja ga rantia fundamental que implica el derecho de peticién. Finalmente, y aunque ya se adelantara al comentar el dictamen NO 951, de 1988, debe darse debido conocimiento de la respuesta al "Dictémenes N%s 753, de 1966; 88.764 y 72.197, de 1968; 70.970, de 1970; 89.905, de 1971: 19.920, 36.768, 79.088 y 84.271, todos de 1972; 8.689, de 1981; 33.006, de 1984 y 9.763, de 1985. °A los cuales cabria agregar, ademés, los requisitos que exigen la Ley Organica de Ministerios, prt. 7912 de 1927, en su articula 17 y el articulo 10 de la Ley 10.836, Organica de la Contralorfa General de la Republica. 250 solicitante o a su apoderado; esto es, debe notificarse, como todo arto administrativo, tramite final que cierra el curso o procedimiento ini- ciado por la peticién del particular’. Ve. REQUISITOS DE EJERCICIO DEL DERECHO DE PETIGION En primer lugar, y tal como Io establece. el texto constitucional, las peticiones a Ia autoridad deben formularse en “términos respetuosos y convenientes”, requisito sobre cuyo alcance no se han planteado pronunciamientos de Contraloria General. Este requisite debe interpretarse en el sentido natural y obvio y se debera determinar su concurrencia en cada caso, cuidando que hajo pretexto de no cumplirse llegue a limitarse la plenitud garantistica del derecho consagrado constitucionalmente, que es su razén de ser y el obligado criterio que debe informar, también, la consideracién de Ja existencia de otros requisitos, ajenos al texto del articulo 19 N9 149. Porque, en verdad, siguiendo cl predicamento sostenido en este trabajo, que consiste en reconducir las situaciones no reguladas por preceptos legales a principios de procedimiento administrativo de for- macién jurisprudencial, no cabria sino concluir que estos otros requi- sitos existen y estarian fundados en jurisprudencia de Ja Contralorfa General de la Republica. Asi, las peticiones tendrian que ser escritas, al menos para poder acreditar su existencia, e ingresadas formalmente al Servicio respecti- vo, segtin se infiere del dictamen N® 8.109, de 196810, Al respecto es itil consignar 1a observacién del sefior Ovalle en la Comisién Constituyente, quien luego de haberse llegado a agotar e) debate sobre la regulacién legal del deber de respuesta de la autori- dad, sostuvo, sin ser contradicho ni siquiera a titulo de reservas, que Ja ley tendria que contemplar como requisito minimo Ja individuali- zacién del peticionario, para evitar la presentacién anénimall. ‘Sobre notificacién de actos administrativos: dictimenes N®s 19.261, de 1960; 49.610, de 1968; 71.749, de 1975. *Semin dicho pronunciamiento, la fecha de ingreso de una presentacién ¢s aquella que se estampa mediante el timbre de cargo que debe colocarse en ef momento de su recepcién, siendo éste el unico medio de acreditarla fehacientemente. “Actas Oficiales de la Comisién Constituyente, sesién 125°, 29.575, p. 15. 251 Existe también un limite para evitar la reiteracién sucesiva de pe ticiones sin que se agreguen nuevos antecedentes, ya que en ese even- to la autoridad esta facultada para no darle respuesta, como lo ha he- cho presente el dictamen N 6.867, de 1985, recaido sobre una peti- cién en que expresamente se invocaba el derecho de peticién garan- tizado en la Constitucién Politica de 1980. VI RECURSOS ADMINISTRATIVOS DE ORIGEN CONSTITUCIONAL Finalmente y en forma coberente con su jorisprudencia y con la dec- trina, la Contraloria General de la Reptblica ha sostenido que el de- recho constitucional de peticién autoriza a los particulares para im- péetrar un recurso gracioso o de reconsideracién en contra de los actos de la autoridad administrativa que los afectan, aun cuando no exista un texto expreso que los faculte para ello (dictamenes N@s 16.604, de 1960; 91.782, de 1965; 90.221, de 1972; 39.282 y 7.199, de 1980; 14.856, de 1985). Este recurso no produce efectos suspensivos (dictamenes Ns 91.782, de 1965 y 90.221, de 1972) y slo puede ser ejercido en ausencia de disposiciones legales que regulen recurso bajo modalidades de proce- dimiento diferentes (dictarnen N9 90.221, de 1972). Se trata de.un recurso que emana directamente del texto constitu. ional y actia en ausencia de ley que establezca un recurso similar u otros distintos sin mencionar el de reconsideracién. Asi, al interpretar el articulo 2259, del pr.t. $88, de 1960, que es tablece el sistema de recursos en contra de tas medidas disciplinarias, la jurisprudencia invariable ha sostenido que en contra de las medi- das de multa y suspensién del empleo impuestas por el Jefe Superior del Servicio no procede recurso alguno, puesto que el citado cuerpo legal adolece, en ‘esta materia, de un vacio?2. Los dictémenes antes citados, que consagran la existencia del re- curso gracioso, han mantenido una misma Mnea de razonamiento pot mas de 20 afios. Sin embargo, no se aprecia en ellos un desarroHo su- ficiente de tan importante institucién, limiténdose a invocar en tér- minos absolutamente referenciales “la doctrina administrativa’. SDictamen N° 58.548, de 1969. 252° Como esta ultima reconoce con catacteres de recursos ordinazios, de general aplicacién, los de reconsideracién y jerérquico, surge 1a po- sibilidad de sostener la existencia de este ultimo sobre la base del mis- mo precepto constitucional y doctrina invocados. En todo caso, el dictamen N? 92.080, de 1971, reconoce expresa- mente Ja existencia del recurso jerarquico para ante el Presidente de la Republica; pero no busca su fundamento en el derecho constitu- cional de peticién. En ese pronunciamiento, luego de rechazar la posibilidad de que el Organismo Contralor pueda invalidar directamente una resolucién de pirmvco, que requisé una empresa textil, de la que ya se habia to- mado razén, medida que corresponde adoptar a la propia autoridad que dicté el acto en el evento de determinarse falta de veracidad o de regularidad de los hechos e informes que ic sirvieron de fundamen- to, se sostuvo que “con todo, la decisién de prRINco en orden a no invalidar la resolucién de requisicién mencionada, podria ser recla- mada ante el Presidente de la Repiblica, por la via del recurso je- rarquico, que permite al Primer Mandatario revisar las determinacio- nes emanadas de autoridades administrativas sujetas a su subordina- cién directa a través de los Ministerios”. Ahora bien, en cuanto al fundamento y finalidad del recurso gra- cioso o de reconsideracién, la jurisprudencia lo ha aplicado tanto en casos en que se impugna la legalidad de un acto, pretendiéndose su invalidacién, como también a situaciones en las que el propésito det recurrente es la derogacién de actos disciplinarios por razones de mé tito. Se advierte ast que el citado recurso cubre el amplisimo campo de las reclamaciones inespecificas ante la Administracién o ante Ia Con- tralorfa General por actos de esta ultima y es un valioso instrumento para que los administrados insten por sus intereses y controlen el res- peto del principio de legalidad. Antes de terminar este capitulo, es interesante destacar una posibi- lidad poco aprovechada pero aceptada por la jurisprudencia (dicta- men N? 94.608, de 1972), en virtud de la cual se pueden impugnar actos de Ja Administracién ante la Contraloria General, mientras esta pendiente el tramite de toma de razén38. A mi juicio, esta presenta- "Sobre el particular, ver Soto Kloss, Eduardo, ob cit. p. 184. 258 cién especifica, aunque con implicito fundamenco en la Ley Org4nica del Ente Fiscalizador, puede entenderse basada, ademas, en el dere- cho de peticién consagrado en el texto constitucional. Es que este derecho fisico es el ultimo reducto de toda reclama- cién administrativa que no encuentre aparente asilo en la ley y, por ello, irradia su plenitud normativa construyendo soluciones sobre la base de principios generales. VIL coNCLUSIONES 1. La no inclusién expresa en el texto constitucional que consagra el derecho de peticién (art. 19, N@ 14). de la correlativa obliga- cién de respuesta de la autoridad, pudiera plantear, como ocurrid en el debate de la Comisién Constituyente, dudas acerca de su exigibilidad. nw La identidad de términos entre Ja Constitucién Politica de 1980 y la Constitucién Politica de 1925 permite afirmar que dicho problema: debié ser ya antes enfrentado por la doctrina y juris- prudencia. 3. La jurisprudencia de la Contraloria General de la Republica, li- mitada a peticiones de particulares que reclaman de una resolu- cién denegatoria de un derecho o de haberse omitido o dilatado dicha resolucién por parte de 1a Administracién, habla ya solu- cionado dicho aparente vacfo constitucional, exigiendo el deber de respuesta de Ia autoridad, posicién que ha mantenido expre- samente respecto de la Constitucién Politica de 1980. 4. Ademéas, esa jurisprudencia ha sometido las respuestas de ia au- toridad a las normas legales que regulan especfficamente las ac- ciones y recursos administrativos, operando en este caso la ga- rantia constitucional como ultimo fundamento de las mismas. 5. En ausencia de normas legales existentes sobre la materia, la ju- tisprudencia de Contraloria General ha hecho aplicables tos principios generales de procedimiento que ella misma ha consa- grado para los actos administrativos. 6. Cabria aplicar el mismo predicamento sustentado en tos dos 254 x 8. miimeros precedentes para regular la formulacién de las peticio- nes mismas. . Ello importa minimos requisitos para la presentacién de las pe- ticiones y una estricta regulacién del deber de respuesta por par- te de la autoridad administrativa, quien debe hacerlo conforme a razén y derecho, lo que viene a dar eficacia practica a la ga- rantia, El precepto constitucional da origen a un amplio recurso de re- consideracién o gracioso que cubre cl campo no regulado por la ley. Esta misma jurisprudencia deberfa extenderse al reconoci- miento de un recurso jerérquico de similares fundamentos y ca- racteristicas. . Finalmente y del mismo modo, la garantia constitucional sirve de fundamento a un campo més amplio de presentaciones ines- pecificas de particulares que reclaman sobre sus derechos, tanto ante la Administracién Activa como ante el Organismo Con- tralor. 255

You might also like