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La Escuela Nuria Torrijos
La Escuela Nuria Torrijos
REPRODUCTORA O TRANSFORMADORA?
Abr 2, 2016 NURIA TORRIJOS
Este tipo de dinámica no hace sino mermar lentamente la curiosidad del alumno, pues no le
da la opción de pensar “¿qué va a pasar ahora?”. Aunque el profesor tampoco queda al
margen, pues el mero hecho de ceñir su enseñanza a unas pautas preestablecidas termina
por minar su creatividad como docente, al tiempo que destruye sus inquietudes por
aprender de la mano de sus alumnos, cayendo en lo que se conoce como síndrome de
burnout. Pues si hay algo que debemos tener claro es que un maestro desmotivado, al
intentar enseñar, nunca podrá motivar a un alumno a aprender.
Tal vez la educación deba enfocarse más a la sabiduría que al simple conocimiento, pues
como apuntó Ortega y Gasset (1929), en su obra La rebelión de las masas, “El ser
humano tiene interna una bomba de relojería, y es la búsqueda de la verdad”, sin embargo,
el reloj que lleva la cuenta atrás de esa esperada explosión, va perdiendo cuerda cada vez
que un maestro se esconde tras ese escudo de protección llamado “libro de texto”, que
impide que su posición de “sabelotodo” pueda ser vulnerada.
Ahora bien, la pregunta es: ¿existe un libro lo suficientemente bueno como para despertar
en un niño la necesidad e ilusión por saber más, por encima de todo el bombardeo sensorial
perpetrado por sus profesores? ¿Acaso el material editorial, sin más, puede convertir al niño
en un sujeto activo en su aprendizaje?, ¿o, por el contrario, lo estanca como receptor
pasivo?
Libro de texto = ‘escudo de protección’
NI
NECESIDADES E INQUIETUDES
Dar una clase implica formar ciudadanos competentes para la vida, abrir
mentes y educar corazones, y eso no nos lo enseñan los libros de texto.
Después de todo, ser competente engloba saber, saber hacer, pero no siempre saber ser, por
lo que la escuela ha de enfocarse, tal como se plantea en la UNESCO, (2015), en la cabeza,
en las manos y en el corazón de los alumnos en igual medida, en su informe Replantear la
educación ¿hacia un bien común mundial?
…eso no garantiza que por ser lo tradicional
sea lo mejor
Aunque soy muy consciente, de que lo que empezó siendo una idea no podría haber
prosperado nunca sin el “adelante” de José Fernando, director del CRA Fuente Vieja de
Mira (Cuenca) en el que trabajo, sin los “cuenta conmigo” de Mari Ángeles, Elena,
Ignacio, María, Beatriz, Noelia…, sin los “me encanta la idea ¿en qué puedo ayudarte?”
de Laura, Luis, Sara, Víctor, Amparo, Teresa, Alicia, María José, José Luis… Pero, sobre
todo, sin la ilusión de los alumnos y sus padres por hacer de lo que empezó siendo una
“idea loca” una realidad, gracias a la cual estamos aprendiendo más los profesores de los
alumnos que ellos de nosotros.
Pero para llegar hasta aquí un día tuvimos que levantar la vista del libro y aventurarnos a
aprender a partir de los enigmas que nos rodean, prescindiendo de una guía didáctica como
único recurso que nos da las soluciones y evita que nos arriesguemos a equivocarnos, para
posteriormente aprender de nuestros errores. Hoy en día las respuestas pierden valor. Lo
que importa son las preguntas.
De esta forma nos dimos cuenta, por ejemplo, de que la división no solo es una algoritmo
escrito en una hoja de papel, sino un puñado de caramelos que quiero compartir con mis
amigos, o de que las fracciones no son un numerador escrito sobre un denominador, sino
un pastel de cumpleaños que tiene una pinta exquisita.