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@ Patricia SAWICKE BEATRIZ STILLO (compmLaDoras) Relaciones violentas: entre el amor y la tragedia Marcelo Barros - Verénica Carbone Gustavo Dessal - Mercedes de Francisco Marcelo Marotta - Marisa Morao Virginia Notenson - Graciela Ruiz Ménica Wons - Sergio Zabalza yorama EOIQiONES i De la violencia como significante social a la singularidad del caso Graciela Rusiz* 1 psicoandlisis aborda los fenémenos de violencia como sintomas, y cuando se acerca a un fenémeno de violencia no lo Race con una teorfa explicativa previa. Por el contrario, se parte de la idea de que “no se sabe” acerca de las condicio- nes de aparicién de la violencia. El sujeto en cuestién puede, a partir del dispositivo analitico, articular algtin sentido que permita avanzar en la conexién de ese s{ntoma con el incons- ciente? Se parte del ‘Gans hacia Ta struct que genera las condicicnes del hecho violento, en esta direcci6n se formaliza la singularidad del caso. Si bien esta perspectiva toma “el caso por caso”, asf se de- fine la clinica psicoanalitica; no por eso el psicoandlisis ignora la conexién del sintoma con condiciones que son del orden social y por lo tanto de la época. + Gracila Ruiz es ans dela Escuela de la Orientacién Lacaniana (ot) Yy de lz Asociacién Mundial de Psicoandlisis (quo). Docente del 10. ‘nstitato Oscar Masotta). Responsable de casuistica del cdesa. Res- ponsable del vit: Violencia Estudios Lacanianos, Departamento de Investigacién del edewa. 1 Laurent, E, El sentimiento deirante de fa vida, Coleccién Diva, Bs. AS. 2011, p. 63. i 106 PATRICIA SAWICKE ~ BEATRIZ STILLO (COMPS.) La presencia de lo social en el stntoma Cada época inscribe de diferentes formas los fenémenos de violencia. E] Otro simb6tico significa la violencia y esta s nificacign varia segiin las épocas. Cada época vive la pulsin de diferentes maneras, no solo en su versién de eros sino también de ténatos.? Como podemos leer en el articulo de M. Marotta? cuando diferencia el sintoma social de Jo que seria la presencia de lo social en el sfntoma, su dimensién social, dice, la pensamos cuando en él se hacen presentes los significantes provenientes del Otro. La dimensiGn sacial del sintoma en el dispasitivo analitico, canstituido como un mensaje dirigido ‘aL Oxo, cuando el sintoma es aquello alrededor ce lo cual se ordena y sittia el discurso de la histérica. Es una presencia de Jo social porque aqui el sintoma hace lazo. Bt) SID, lacGolacidy, la violencia que tiene como Wictima aTa mujer, fueron considerados de muy dife- rentes maneras segiin las épocas. Y el tratamiento que favie- ron de toleranda® de,condena morabeduridica obedecié a diferentes causas y varid considerablemente. Recordemos ei hecho de que la violacién, durante parte del siglo xx, no era un crimen, sino la manifestacién de una conducta biologica que se imponta. Para evitar este riesgo, como comenta E, Laurent se retiraba a las mujeres de la cir- culacién ptiblica. ‘Tomemos el tema del aborto, en el siglo xxx, las naciones se interesan por el problema de la natalidad porque se produce una disminucién considerable de los nacimientos, una gran naci6n depende del indice de nacimientos. Esto sucede sobre 2 Laurent E, “Entrevista: Psicoandlisis y violencia: sobrelas manifes- faciones de la pulsiGn de muerte”, en A violencia: sintornn social da époea, Scriptum, Escola Brasileira de Psicandlise; 2013, p. 47. 3 Marotta, M., Vilencia :sintoma social de la época? Publicado en este mismo volumen, 4 Laurent, E, “Entrevista: Psicoanalisis y violencia: sobrelas manifes- taciones de la pulsién de muerte”, op. cit, p. 5. “ia a igualar aborto e infanticidio. [RELACIONES VIOLENTAS: ENTRE EL AMOR YLATRAGEDIA 107 todo después de los incidentes bélicos, momento en el cual la “vida es sagrada”.*Por lo tanto, la concepcién y el némero de nacimientos pasan a ser de interés nacional. Esta perspectiva pone en el centro de la escena la sexualidad, la matemidad y los métodos anticonceptivos que tienen el coitus interruptus como el método més usado. Sobre el aborto habfa una mirada ) de bastante tolerancia, estaba muy generalizado y se utilizaba como control de la naialidad, Pero, frente a la preocupacién | Porla-disminucién de los ni cimientos, se regis una lenden- \ o ¢ in Art 2 Infoustiad El temor al embarazo afécta notablemente las readeeee ae sexuales. La cara erética de la pulsién también adquiere formas dife- rentes. Durante mucho tiempo, la religién apegada a las leyes naturales pat speradas-para cada sexo y sus réacianes to normal estaba en lo que se consideraba natural y lo que se alejaba de este modelo era considerado pecado, perverso o desviado. Eldiscurso religioso cristiano donsideraba pecado mostal Dy er todo acto sexual fuera del matrimonio, dela misma manera (jr) ue todo acto conyugal no realizado en funcién.de-te-sepro- enki succida. Se denuncia Ig-pasidmdentro ds condena a la aaa ida y al matido libidindso. Las posiciones adoptadas por las parejas estén sujetas a contro- les estrictos, se declaraban contrarias a la naturaleza huma- na todas las acrobacias erdticas que escapaban a la formula aprobada. Se consideraban sospechosas de buscar el placer y no la procreacién. Los textos médicos reforzaban las ideas teligiosas, aconsejando la posicién adecuada y la moderacién de la pasion para la procreacién. Ademas apoyandose en la autoridad médica amenazaban con terribles consecuencias en Ja descendencia (deformaciones y deficiencias) en caso de no obedecer. La sexualidad marital paulatinamente se considers 5 Walkowite, J. Ry EI siglo xx. Cuerpo trabajo y modernidad. Capttilo “Sexualidades peligrosas" en Historia de las mujeres, t. 8, Bajo la direc ign de George Duby y Michelle Perrot. Taurus, Madrid, 1994, p. 73, ( E 108 PATRICIA SAWICKE ~ BEATRIZ TILLO (COMES.) un remedio legitimo al impulso fisico natural, cuya ausencia podia llevar al hombre a mayores pecados, como el adulterio © la masturbacién. La masturbaci6n fue una de las grandes obsesiones de las autoridades religiosas y médicas, en este periodo. : coils inerripins, la Hmosexualidas la Gestialid3d y Ro dam GH eran los cuatro pecados capi a -DeGW> — paban al imperativo natural de la reproduccién en favor de ‘a4 placeres perversos. Delirio colectivo de represin en contra des jacion, curas, padres y médicos convencidos de sePPFE™ Jas peores consecuencias de esta practica. Los historiadores : de estos temas comprueban una cafda de los nacimientos que son atribuidos al coitus interruptus, a la masturbacién y tam- Derecho bién al efecto de la interiorizacién del pudor o de las preocu- [ao erjsoee paciones morales dela paca, Se trata de una sexualidad que ignora totalmente la satis- Fvaclibd faccién sexual de la mujer, es més, “el setae al orgeSTOSS Jo ena mujer fue un tépico que fue objeto de dIsCUSION eT T0s iy manuales de confesién hasta entrado el siglo xvm. :Le habria, Eatspeain dado Dios una fuente de placer sin una finalidad? ‘Recorde- lx & mos que esta es la forma en que Lacan define al goce en el Seminario 20, como siendo lo que no sirve para nada, SéTfata [le amd se serenar esta Inquietud sobre el goce femenino, la solucién {1 fue asociar el placer femenino con una mejor procreacién. ‘Le hele Como reverso de este ideal en el comportamiento sexual ‘ 7 searecen los sintomas que Freud pudo escuchar de una ma- fete DZ era inaugural y que dio inicio al saber del psicoanalisis y a (Sun nuevo discurso. plane _g_ Como sefiala Jacques-Alain Miller, en el discurso de pre- Ton (fachteddentacién del Congreso de la aur 2014, aquello que leemos hob ‘como cambios hist6ricos y sociales se deben a la dominacién combinada de los discursos de la modemidad: el discurso_ de la ciencia y el del capitalismo logré destruir la estructura 6 Miller J.-A. Un real parael siglo xe. Congreso de la AMP 2014. Scilicet, Asociacion Mundial de Pscioandlisis, Grama ediciones, Bs. As. 2014, Disacts PY. 6 db ( [RELACIONES VIOLENTAS: ENTRE EL AMOR YLATRAGEDIA 109 ional. de aexperiencia humana. Esto implica Hberar las rafces del real que se nutria del orden de la naturaleza asocia- do ala iniciativa divina. Los discursos, tal como Lacan los desarroll6, especialmen- ‘te en el Seminario 17, implican cada uno, distinta distribucién de los elementos significantes y diferentes modos de regula- cién del goce, cada discurso muerde los cuerpos de diferente manera. Con relacién a la historia de las mujeres, son evidentes los efectos que se produjeron en la sexualidad al contar con los métodos anticonceptivos que debemos a la ciencia. Y qué de- cir, de la transformacién de la vida de las mujeres, quienes se encontraban en su gran mayoria reducidas al émbito privado, cuando son incluidas en la estructura de produccién capitalis- ta. No se trata de calificar los cambios, se trata de verificar que se han producido substancialmente y para siempre, cambian- do ls condiciones precedents Rtas cambios tenen una con- i tendendia que cotensta con Ios xi my-alor es, pe |), inestables hist6ricamente, logrados por la militancia feminista. ‘contémporancidad ota —Niiestra contémporaneidad etd signada, ya no por la-na- im a turaleza nj par la religién, sino por lo que conocemos como a {65 (desechor hamanos) Ja declaracién universal de los de- 1 Fed (cfados como “Para toda persona. | _¢alimentan untideal sniversalizani®) Este interés, centra- eS do en el bien comin, peligrosamente olvida la importancia de J ladiferencia. (ducisave eeriver player @ i 1) S "Pare nosotros entonces, ’k I es de y correla- T tivamente, Io igualitario, en el fondo, es ‘asocial’, 0 sea que no permite el establecimiento y la estabilizacién de un. => gDénde encontramefilo igualitario?:en la relacién especulai eg En la relaci6n especular se genera Ia tensiGn agresiva que + "puede tomar la forma de la competencia entre dos, o bien del Q 3 }mismo acto de agresién que se manifiesta como violencia. i ‘Nuestra época sostiene paralelamente el “derecho al goce”, P reivindicando el modo particular de goce de cada quien, los {7 Marota, M, Violenciazstoma social de la época? op. ct. % inicetye tem epi 9 (gm didn Ye Mtoe tebiionl deb txpeivian humone — ewe leo at Li adh ode bo sting arene i é § i 0 PATRICIA SAWICKE - BEATRIZ STILLO (COMES.) gustos individuales en el acceso a la satisfaccién. Consecuen cia de un discurso qu 10 se encuentra comandado por aT significant del [deal sino par el objeto de goceFl objeto ‘omanda el discurso y este objeto de satisfaccién se encuentra determinado por la produccién capitalista y la ciencia. El derecho a la igualdad y el derecho al goce coaforman los lazos sexuales en el siglo xa. Dered> a ie BYES] Linea sectoler j vo pareja del gocet °°? Més alld de estos cambios de época que evidencian dife- rentes formas de vivir la pulsi6n, lo que se verifica es que la pulsién siempre se satisface, ya sea de una u otra forma y nunca deja de lograr su fin por cualquier medio que sea. “En suma, se hace lo que se puede”, comenta Lacan, cuan- do nos recuerda la nocién de que no hay armonia preestable- cida entre el objeto y la tendencia® Entrando ya en el campo clinico, del “uno por uno”, pode- mos decir que las posibilidades para un sujeto no son tan am- plias, la pulsién se evidencia a partir de la fijacién. La fijacién pulsional nos revela que algo se repite indefectitlemente en la vida de un sujeto. El concepto de fantasma ha revelado la forma estable a partir de la cual un sujeto obtiene satisfaccién. El fantasma encierra, regula y repite el goce sexual. Es muchas veces di- ficilmente reconocido por el propio sujeto al ser la ventana a partir de Ja cual percibe su propia realidad psfquica. El fan- tasma envuelve al sujeto y al Otro, fluctuando tanto el sujeto como el Otro en el lugar posible del objeto a. El fantasma es & Miller, J.-A., EL partenaire-stntoma,Paidés, Bs. As,, 2008, p. 267. En este texto, JA. Milles, ubica también la pareja imagina-ia, la simb6- lica y la del deseo (referida al fantasma pero solo en su dimensiGn de sostén del deseo). Partimos de Ia pareja del goce por la pertinencia que tiene con relacién al tema central, los fenémenos de violencia. 9 Lacan, J, EI Seminario, Libro 4, La relacion de objeto, Paidos, Bs. AS, 199, p. 62, RELACIONES VIOLENTAS: ENTREEL AMOR YLATRAGEDIA. IL una escena que sostiene tanto al deseo y el placer como el sufrimiento. A partir del fantasma el sujeto responde a estas preguntas angustiosas: Qué soy para el Otro? Qué quiere de mf? Pero también: {Qué quiero del Otro? ;Qué es para mf? ELfantasma sella una forma de obtencién de goce del suje- to, sosteniéndose de una escena imaginara aticulada en una frase, El andlisis del clésico fantasma freudiano “pegan a un nifio” se desgrana en varias formulaciones, la de indudable cardcter masoquista es “Ti me pegas”. Ese “Tit me pegas”... es la formula que constituye su vin- culo con el goce. Sin duda, recibe su propio mensaje en forma invertida, aquf esto significa su propio goce bajo la forma del goce del Otro." Eric Laurent"? comenta este pérrafo de Lacan y retoma las objeciones sobre el supuesto masoquismo femenino. Sefiala Ja importancia que tiene el padre en la fantasia de “pegan a un nifio”, es un padre supuesto gozar que se transforma en garante del lugar del goce. Aparece esta funcién extratia al padre, ser el lugar del goce, el que pega y goza con ello, pero que al mismo tiempo garantiza una parte de goce reservada para el sujeto. E, Laurent dice que el padre viene asf a asegurar una distri- bucién justa del goce, protege al sujeto de una relacién no sella- da con el goce, no marcada por un significante, por un nombre, una relaci6n que seria més nociva con la pulsiGn de muerte. Esta relaci6n, sellada con el goce gracias a la funcién pa- terna y que resulta del andlisis del fantasma, compete a un 10 Freud, S. “Pegan a un nifio, Contribucién al conocimiento de la gé- nesis de las perversiones sexuales", Obras completas, XVII, Amo- rrorty Bs. AS, 1912, pg. 183, La traduccién es” yo soy azotado por el padre’ 11 Lacan, J, El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoandlisis, Paidés, Bs. As, 1992, p. 69 412 Laurent, f, “Del masoquismo ‘femenino’ a la privacién, Posiciones femeninas del ser, Cap. IV, Tres Haches, Bs. As., 1999, p. 65. 12 PATRICIA SAWICKE ~ BEATRIZ STILLO (COMPS.) goce regulado. La escena puede ser cruel o perversa pero, en el neurdtico, solo habita en su fantasma y a condicién de no realizarse. El concepto de “privacién”, entendida como re- nunciamiento al tener, se articula a la definicién de la posi- cién femenina, para poder dar cuenta del goce particular que puede tener una mujer al despojarse del registro del tener, sin que eso dé cuenta de ningtin masoquismo.® El comentario de E. Laurent hace referencia a una relacién con el goce que serfa mAs nociva, una relacién que no irfa por Ia via del fantasma. El estrago, la otra cara del amor El sintoma y el fantasma son conceptos unisex, vélidos para todo sujeto, pero en el momento de considerar la repar- ticidn sexual surgen diferencias. “Gi la posicidn del sexo difiere en cuanto al objeto, es con toda la distancia que separa a la forma fetichista de la for- ma erotomaniaca del amor”, de esta manera, Lacan menciona estas diferencias en su escrito “Ideas directivas para un con- greso sobre Ja sexualidad femenina”.™ Es en el Sentinario 20, ‘unos afios después, que encontramos las precisiones légicas y el alcance de esta distancia. Las férmulas de la sexuacion’® proporcionan estos recursos, segtin en qué lugar de las f6r- mulas se inscribe el ser que habla. Cuando nos referimos al lado hombre o al lado mujer, estas dos posibilidades no estan subsumidas por la categoria de género. Puede ser del lado hombre, en tanto se inscribe mediante Ja funcién falica o del lado mujer en tanto veta la universa- lidad félica con el “no-todo”. Es a partir de estas dos opcio- 13 bid, p. 66. . 14 Lacan, J, “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad fe- rmenina” Lectura estructuralista de Freud, Siglo 1X0 editores, Bs. As, 1971, p.297. 15 Lacan, J. El Seminario, Libro 20, Aunt, Paidés, Bs. As., 1981, p. 95, 4 [RELACIONES VIOLENTAS: ENTREEL AMOR YLATRACEDIA. 13, nes que se establecen diferencias que modifican la forma que adoptan el amor, el deseo y el goce."* Lata fetch para Jado hombre y lagforma erotp- ‘ffanlac del amor para el Jado mujer. La forma masculina se ajusta a la formulgdel Fantasia en tanto el mut dior ce dirige al objeto a, objeto de. ’ Piece ubicable y univaco. Por el contrario, la escritura de la forma erotomaniata parte del La tachada, donde ubicamos la imposibilidad de escribir lo Temenino y se dirige al significante del Otro en tanto ta- chado S(A), se dirige no al objeto sino al Otro, al punto del Otro que lo vuelve incompleto, inconsistente, “no todo”, al punto de su tachadura. Se trata de Ia afinidad de la mujer con este Otto, esa alteridad que es ella misma para con ella, este Otro que a la altura del Seminario 20 es el cuerpo mismo. El cuerpo abierto a una experiencia de goce, no-todo, o sea il tado. La parte mujer también se desdobla en direccién hacia el falo, la relacién con el falo, con el goce félico no le es de ninguna manera extrafia. Este desdgblamiento es leido como aiotoda de hadee (Féticutte) / ledo ‘describir bajo la forma erotoman(aca las relaciones del Jado femenino, se destaca la importancia que tiene para ella el amor”... del lado mujer, él.amor esta entretejido con el goce”, g son indisociables.” Este amor bajo las condiciones de una abertura al infinito del goce puede manifestarse en las formas peligrosas de experiencias sin limites. De estas condiciones def goce sin limity, imbricado con el amor surge la afirmacién de J.-A. Miller acerca de que el estra- goes exactamente la otra cara del amor." J-A. Miller sefiala que, a partir del Seminario 20, se in- troduce un giro que, hasta esa altura de la ensefianza de La- can, el acceso al Otro sexo solo tenfa lugar bajo la forma de Ja pulsién parcial, 0 sea por la via del objeto a. De lo que se deduce la “no relacién sexual”, en tanto cada uno esté en re- 16 Miller J~A., El partenaire-stutoma, Paidés, Bs. As., 2008, p. 314. V7 Ibid, p. 316. 18 bid, p. 276. 009 Contre Lae) m4 PATRICIA SAWICKE - BEATRIZ STILLO (COMES.) ke lacién con su propio objeto y va a parar al goce del cuerpo propio. i La perspectiva que se abre a partir de la forma femenina de s la sexuacién, es que el goce alcanza al Otro. El goce alcanza al Otro por una via distinta a la articulada por Ja via pulsional que es la via del amor. Es el amor el que funda al Otro y este : acceso tiene que ver con la forma la mujer. i Este acceso al Otro por el amor deja de lado el cuerpo y se aferra ala palabra. Palabra que ya a esta altura de la ensefian- za vehiculiza goce. ‘Volvemos a encontrar por esta via la pertinencia de la indi- caci6n freudiana, con relacién a que la pgsdida-del amor es el cequivalente de la castracién en la mujer. ~ Es la pérdida del amor la que para ella importa, ya que en esta buisqueda amorosa puede asumir todo tipo de renuncia- ‘mientos del orden del tener. La demanda de amor busca el ser Es en este sentido que el estrago es la faz de gove del amor Pérdde AA ar 1 otag m & 2 not Ser la vinica ¥y E, Laurent reflexiona acerca de cmo pensar lazegulacién, Da th del goce en una época en la cual nose cuenta con la garantia 5 Jy el Nombre del Padre*. El fantasma cumple con esta funcion ta ero ya no se trata dei fantéSme como deudor delafandén Ww /~ pala. Del lado masculino el sujeto encuentra cierta garan- { tia alrededor de la creencia que se enuncia como “creer en la mujer”. Y del lado femenino de la formula de la souuacién Ja creencia en la mujer puede tomar la forma de ser (la dnica”) 4, | mujer para un hombre, Dice: ja tinica quiere decit a menudo. Ja tinica en la vida amorosa del hombre, pero no tinicamente, “~¢2" Més alld de la exigencia de unicidad de los celos femeninos, 19 Ibid, p. 275 20 Laurent, E,, De lo real en um psicoanélisis. Texto de orientacién para el x Congreso de ia aur. Pégina Web del Congreso. de] Otro mas allé del tener. Fy 5 ol todo sin limites. $2 of RELACIONES VIOLENTAS: ENIRE EL AMOR YLATRAGEDIA. = 115 la Gnica puede tomar la forma de ser la tinica que verdade- ramente le comprende. La-tinica que sabe lo que él quiere verdaderamente y puede dérselo. Continda diciendo que esta posicion da a una mujer una solucién que podriamos lamar de falsa excepcién. La verdadera experiencia de la singulari- dad de la posicién subjetive, sin garantia, pasa por el atrave- samiento de este fantasma. Eric Laurent sefiala que siempre es posible el sentido de “sola” que se desprende en la lengua francesa partiendo de la palabra “‘inica”. Frecuentemente se escucha en boca de mujeres estas ex- presiones, “soy la tinica que lo comprende”, “que lo puede ayudar” , “que lo quiere como ninguna otra supo quererlo in- cluso su propia madre”. No falta el toque de heroicidad mez- lado con el amor, “lo voy a cambiar porque a mime quiere”, “estoy dispuesta a ayudarlo, yo voy a poder’ £%0 no vine por esto! Caso A. A dice que hace 25 afios que padece Io que ella llama vio- encia contra ella y contra sus hijos, de parte de su marido. Adara que con relacién a esta situacin nunca quiso hacer nada, pero tiltimamente algunas situaciones la asustaron. Ella acepta cotidianamente lo que él propone//impone: qué se come, dénde van, qué se paga, si tienen relaciones sexua- les, c6mo las tienen... De sus dichos se deduce que se somete a estas imposicio- nes para no perder-se nada. Lo que manifiesta no querer per- der es la comodidad de un alto estatus econémico. Por un lado, as{ aumenta su miedo y por otro insiste una satisfacci6n ligada a la queja reiterada por esta situacién. Una 21 Las vifetas clinicas resumen brevemente como la consulta inicial entrada en el fendmeno de la violencia deviene en la singularidad del caso. Sawicke, P, Isnardi, A.L.,Stillo, B.y Bravo, P, Presentan las vifietas identificadas como, Caso A, Caso X, Caso Dy Caso M. ( 6 PATRICIA SAWICKE ~ BEATRIZ STRLO (COMPS) queja cerrada en sf misma que no encuentra la salida de una implicaci6n del sujeto en aquello de lo que se queja. No se puede separar, no se puede imaginar la vida sin él, en el fondo, dice, lo desea, Mantiene lo que podrfamos llamar una “servidumbre vo- luntaria” donde el sujeto ubica al Otro como causa de todos sus males, liberandose de su responsabilidad. Los valores del grupo familiar se centran en el consumo y en la imagen, se compite por esto. Ningtin lazo (amigos, no- vios, conocidos) esta sostenido por un sentimiento amoroso. El lenguaje con el cual el padre se dirige a su familia es obsce- no y degradante. La ausencia de barreras, como la inhibicién o la vergiienza propician el desborde y nos invitan a pensar en el cinismo modeino. ‘Una familia acorde a la época, sometida a la dictadura del Pi lus de gozar impuesto por el consumo. lum de Gos Caso X Separada, segiin sus dichos, sigue padeciendo las conse- ‘cuencias de haber vivido una relacién violenta. X Hega a la primera entrevista en una posicién de objeto desechable: “no sirvo para nada”, “nadie me ayuda”, "me patean de todos la- dos”, “inclusive mi familia”. Las actividades de su vida diaria le resultan imposibles, la crianza de sus dos hijos, conseguir tun trabajo, pedir ayuda. Al ofrecérsele el espacio analitico y alojéndola en el mis- mo, dentro del marco de encuentros semanales, X comenz6 a hacer una revisién de su historia a partir de la cual va apa- reciendo otra versin de s{ misma, al mismo tiempo empie- za a correrse del lugar de la rechazada por el otro. Consigue «un trabajo acorde a los estudios cursados, atiende a sus hijos, aga deudas, se permite recibir ayuda de su familia. CasoD D tiene 30 afios, sufre de violencia por parte del padre de sus hijos, de quien se separa y vuelve a juntarse de mane- ra reiterada, Hace tratamiento en varias oportunidades en el ( RELACIONES VIOLENTAS! ENTRE EL AMOR Y LA TRAGEDIA. 117 mismo lugar y con la misma psicoanalista, abandona el tra- tamiento tres veces, vuelve e “insiste” en que se la atienda a pesar de haber agotado los tiempos institucionales. Se decide un cambio de psicoanalista. Las primeras intervenciones Je sefialan “su insistencia en ser aceptada alli donde no se la puede recibir, forzando al otro” estas situaciones que se repiten muchas veces en su vida, en ocasiones, originan situaciones de violencia, Se advierte que esta tensiGn entre “ser aceptada y ser re- chazada’ no la implican como sujeto. Se decide ofrecerle el dispositive analttico de una manera atipica, excepcional, se le da horarios que no son fijos y se alternan los dfas de la semana. Mientras duré su tratamiento, D asistié regularmente y comenz6 a desplegar lo que para ella era su gran problema: “tengo una gran dificultad para encontrar la vestimenta ade- cuada pera estar entre los otros y asf dejar de sentizme una ara”, Padece por no encontrar un semblante estable para es- tar en el mundo y poder contarse entre otros. Ademés de éste particular desamarre del Otro, también Hama Ia atenci6n, en su discurso, la manera neolégica que tiene de utilizar ciertos significantes. El uso del dispositive analitico de esa forma no convencional result6 efectivo para darle continuidad a las entrevistas, y producir un amarre a algo, su espacio analitico. ‘Luege de unos meses de asistir pudo terminar el secunda- rio, no volvié més con el padre de sus hijos, con quien tiene una relacién tranquila y solo para tratar el tema de los hijos, inici6 el divorcio y consiguié un trabajo estable. De esta manera finalizé el tratamiento que se habia inicia- do a causa de los hechos violentos. Algunos signos hacen su- poner que la transferencia contintia. Caso M M, de 19 afios de edad, acude a la consulta acompafiada por su madre, relata sufrir situaciones de violencia verbal, ejercidas sobre ella por el que era, entonces, su novio. 18 PATRICIA SAWICKS ~ BEATRIZ STILLO (COMES.) Diré en sus entrevistas preliminares haberse sertido atrai- da por él, por su personalidad, por cémo le hablaba, su mane- ra de ser, pero, agrega, me enroscaba, me envolvia, terminaba haciendo lo que é! queria... me quemaba la cabeza. Su familia es un émbito de mujeres fuertes, que marcan un trazo, hacer “todo” por el otro, “todo por amor” como manda- to implcito, y un padre sin contundencia para trasmitir la ley. Es importante destacar las exigencias ilimitadas de esta madre en cuanto a prohibiciones y controles, sin mediacién, Jo cual expone la incidencia de un goce estragante, en la medi- da que no ha sido morigerado por la funcién paterna. El novio de M, tiene, segtin ella reconoce, problemas con Jas drogas y algo peor: no quiere recibir ayuda, lo que la an- gustia de manera significativa. Ella estudia derecho para impartir justicia, dice, que ese es, su deseo, y se muestra muy resuelta en ese terreno. Enel transcurso de los encuentros con M, un acting, vuelve de bailar, ya se habfan peleado con su novio, lo ve en el boli- che y al llegar a su casa tienen un ataque de nervios en el que se corta el brazo, escena que se desarrolla frente a su madre, al tiempo que repite “no me puedo controlar”. Repite nueva~ mente “me enojo, me corto y loro, no me puedo controlar”. Pensamos el acting en tanto conflicto que no alcanza a ser tramitado por la palabra, la angustia se torna intolerable y gana la escena. Acting que pone en relieve el descontrol, en tanto elemento disruptivo en un émbito familiar agobiante- mente controlador. A modo de hip6tesis podemos plantear que frente a una devaluada palabra paterna, una madre estragante y contro- ladora, sus actings van en linea de poder “cortar”, cortar con el mandato materno que la deja sin espacio, sin lugar, sin de- cisién, siendo ella misma objeto de corte, corte en lo real del cuerpo que atin no accede a lo simbélico. Si bien la tramitaci6n es fallida, lo grave en la urgencia re- salta la emergencia subjetiva en juego. Nuestro horizonte seré entonces producir un relato y ar- mar una trama ficcional y orientarnos en pos de un discurso. RELACIONES VIOLENTAS: ENTREEL AMOR Y LA TRAGEDIA. 119 Dird M luego de un tiempo de tratamiento: “yo no quiero que nadie controle mi vida’. no hablaba del novio. Bienvenida violencia si, a partir de ella, trabajo mediante, se Gonmueve alga de la posicién subjetiva, dando luger a una pregunta en le que no est ausente cierta sorpresa .. zy no vine por esto?

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