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Tema 2 Epistemología
Tema 2 Epistemología
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Bases epistemológicas
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Bases epistemológicas
Consideramos que esta separación entre las ciencias puras o empíricas y sociales o
formales obedece a una concepción positivista y funcionalista del mundo pretende
ocultar aquello que se considera inasequible al diseño experimental. Edgar Morín
afirma que vivimos en el paradigma de la simplificación siguiendo un modelo
cartesiano de pensamiento separamos el sujeto pensante y a la cosa extensa, es decir
filosofía y ciencia. De esta manera nos encontramos con un sistema de pensamiento
donde lo que predomina son los principios de disyunción, reducción y abstracción;
desechando aquellos fenómenos que, son disociados de manera artificial por
encontrarse vinculados a una visión heterodoxa de la ciencia. Aceptamos por tanto la
tesis de la complejidad de Morín que pretende la comprensión holística del fenómeno
científico y social desde una perspectiva que permita la aprehensión de la unidad y la
diversidad, la continuidad y la ruptura.
Ahora aportaremos el posicionamiento de algunos autores estrechamente vinculados
a la disciplina.
Natalio Kisnerman: el autor defiende el estatus científico del trabajo social, afirmando
que ello queda confirmado en la definición de su objeto de actuación, su manejo
conceptual de los problemas que aborda, la acumulación de información sobre su
propia práctica y la existencia de una amplia bibliografía que supone una
sistematización y reflexión crítica.
Este aborda profundamente el debate epistemológico asignando a la tecnología un
papel ideológicamente cuestionable en el ámbito de las ciencias sociales.
También realiza una crítica a todos aquellos reconceptualizados o
postreconceptualizadores que defienden esta posición alienante, bajo su criterio
representan a los paladines del trabajo social mecanicista y enajenante.
Moix Martínez: argumenta su apuesta por la opción científica.
El trabajo social ha compartido y comparte conocimientos con otras ciencias como
pueden ser la sociología, psicología, economía, medicina. Desde ellas ha sido capaz de
elaborar sus propias teorías y métodos y ha estructurado sus propios principios, ha
cultivado sus propios valores y creencias, ha producido su propia investigación
asumiendo cada vez mayores responsabilidades en el desarrollo de su propia
investigación crítica. Sometiendo a prueba y depurando sus peculiares métodos y
resultados.
Natividad de la Red: manifiesta la complejidad en la que está sumido el trabajo social
dentro del marco analítico de las ciencias sociales.
En cualquier caso, el trabajo social puede considerarse como ciencia, ya que parecen
existir criterios bastante amplios sobre el tipo de saber que podemos considerar como
tal. A su opción le incluye, un marcado sesgo practico que puntualiza su marcado
componente de la ciencia comprometida con la empiria
Herman Kruse: se adscribe incondicionalmente al grupo de los cientifistas
3. EL TRABAJO SOCIAL COMO TECNOLOGÍA
Ander Egg es uno de los más firmes defensores del trabajo social como tecnología.
Egg niega incluso la posibilidad de llegar a alcanzar jamás el estatus de la ciencia,
centra la defensa de su postura en la inexistencia de una teoría propia, de una forma
específica de conocimiento en la vida social y en que la intervención se apoya en otras
disciplinas sociales, además de apoyarse en el método científico y en la experiencia
práctica acumulada.
García Salord presenta una amplia argumentación orientada a calificar la cientificidad
del Trabajo Social como un imposible.
En lugar de esta teoría, el saber especializado consiste en un conjunto de metodologías
autónomas de los problemas que atiende un profesional y al margen también de los
objetivos particulares que tiene cada intervención.
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Desde su punto de vista, que podría ser calificado como pesimista, el papel que le
corresponde al Trabajo Social, es el ejercicio de un hiperempirismo vacío de contenido
que no permite el desarrollo, no solo como ciencia sino incluso como profesión.
Muestra la poca fe de Salord en nuestra disciplina.
La aportación epistemológica que realiza parte de un concepto que define su visión
personal. Trabajo social como SENTIDO COMÚN ILUSTRADO. Salord niega la
posibilidad de considerar trabajo social como una disciplina científica.
De acuerdo con esta percepción, el trabajo social carece de aquello que le es
fundamental a cualquier disciplina que pretenda constituirse como tal: una teoría
propia de la intervención que fuera capaz de articular una conjunción entre la
problemática social y el objeto de intervención. Pensamos que su punto de vista no
ubica el trabajo social actual en un contexto social marcado por las coordenadas
ideológicas que impiden su desenvolvimiento como profesión, confundiendo de esta
forma las dificultades inherentes al trabajo social con su capacidad intrínseca para
generar recursos propios del ámbito de lo teórico y lo profesional. Su visión nos
condena a disponer de un pobre baraje de recursos teórico-técnicos que no contienen
articulación estructural que los catalogue y defina. Nos negamos a aceptar que
podamos pensar en trabajo social como una sucesión de iniciativas profesionales
inconexas y cometidas a condiciones temporales y espaciales de contexto, que no
permite el diseño de estrategias ni la aplicación de referentes teóricos propios.
Para finalizar realizaremos la aportación del autor Boris Alexis Lima, desde su
perspectiva critica, dialéctica y reconceptualizadora, propone una simbiosis entre la
praxis y las ciencias sociales como lugar natural en el que se desarrolle el trabajo
social. De este producto, resultara el conocimiento y la base de una disciplina activa
que permita la transformación estructural de una sociedad que nos rodea y ocupa
profesionalmente.
Para comprender la propuesta hemos de considerar dos premisas:
- La primera es el producto marcado de su espíritu reconceptualizador. Entiende
que los antecedentes del trabajo social han sido influidos por el positivismo
más radical apartándole de la realidad concreta objeto final de estudio. lima se
vincula mas al hacer que a filosofar, resultando su propuesta de articulación
del trabajo social como una opción ideológica de transformación.
- La segunda pretende dignificar la ubicación del trabajo social. El punto de
partida necesario nace de su crítica a la tradición que considera al trabajo
social como una técnica. Desde su punto de vista esta percepción ha separado
artificialmente los dos niveles de aproximación al conocimiento científico. Su
solución es vincular ambos conocimientos para alcanzar el conocimiento de la
praxis, pero con un importante matiz, la deducción incondicional de que el
trabajo social no genera por sí mismo teórica propia dada su ubicación dentro
de los limites de la microestructura social. El resultado es aceptar que el trabajo
social se encuentra en una posición subalterna del conocimiento teórico para
convertirse en una tecnología social nutrida del amplio universo de las ciencias
sociales. su propuesta final es la de hablar de ciencia-técnica.
La visión expresada por algunos defensores de la línea tecnológica del trabajo social
supone, un lastre que difícilmente nos permitirá crecer y desarrollarnos en los ámbitos
profesionales y científicos. Para llevar el trabajo social a alcanzar los niveles de calidad
científica creemos conveniente superar ciertas visiones solo nos anclan en el pasado y
abre debates estériles que no aportan verdaderos cambios. Como alternativa a estos
debates proponemos algunos criterios orientados al crecimiento de los aspectos
profesionales y teóricos. Pensamos que:
- La elevación de los niveles formativos en la profesión
- La rigurosa sistematización
- La aplicación de procedimientos científicos exhaustivos en nuestras
aproximaciones de la realidad
- El análisis ideológico del contexto que nos rodea
- Y la humildad hacia aquello que nos pueda crecer
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Son antídotos naturales ante eso que nos ha sumido en el desconcierto y el ostracismo
durante décadas. Esta situación de parálisis temporal hace que de forma urgente
necesitemos ponernos manos a la obra, aplicando la inteligencia y el trabajo bien
hecho para llevar entre todos el trabajo social al lugar que le corresponde entre las
profesiones ubicadas en el universo de eso que llamamos lo social
4. LA VIOLENCIA SIMBÓLICA DE BOURDIEU
Bourdieu como verdadero teórico de la presencia del poder simbólico en las
sociedades modernas, propone a través de sus conceptos campo y habitus una
síntesis actual de como a través de estructuras intangibles se articulan las fuentes de
poder y el predominio de estructuras de pensamiento dominantes.
Para Bourdieu, campo social es una construcción analítica mediante la que designar
un conjunto específico y sistemático de relaciones sociales, es decir, se trata de una
especie de sistema que permite trasladar al análisis social la dinámica de relaciones
que se desarrollan en la práctica.
El habitus es la capacidad cognitiva socialmente estructurada, o dicho de otra manera,
el sistema de disposiciones que actúa de forma sistemática y universal en todas
nuestras prácticas que origina a su vez productos sistemáticos y estilos de vida que
pueden ser percibidos en las relaciones mutuas según los esquemas y los principios
del habitus.
La constitución de las relaciones sociales que toman como base la presencia de un
campo determinado y habitus de vida, devienen en un conjunto de interacción donde
lo cultural se convierte en natural. Desde este lugar se construye la realidad que
establece un orden concreto en el mundo
Desde esta interpretación simbólica Bourdieu articula una teoría de dominación que
partiendo de la tradición marxista establece una correlación entre lo sistemas
simbólicos y los intereses concretos de la clase dominante.
Esta forma de reproducción de los sistemas sociales recuerda al concepto de
Hegemonía de clase hace que nos encontremos una vez más con la presencia de
ideología. Desde el punto de vista de los trabajadores sociales, este enfoque
complejidad más aún los procesos de intervención con nuestros usuarios. La
presencia social de modas, estilos de vida, aspiraciones personales, funcionales al
sistema pero desequilibrantes para el individuo suponen un universo que se convierte
en un complejo sobre el que intervenir de manera fundamentada y terapéutica.
Pensamos que la violencia simbólica de Bourdieu ofrece una herramienta de alto
potencial analítico para comprender de forma dialéctica una realidad que se
caracteriza por la interactividad de múltiples elementos.
La intuición lleva a pensar que es la construcción ideológica la que determina las
condiciones materiales e intelectuales de vida, fue abordada a mediados del S.XIX
desde el materialismo histórico por Carlos Marx y Federico Engels. Los autores
afirman que no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina
la conciencia, estos defienden la existencia de una interpretación de la realidad que
trasciende de lo empírico y “fabrica” una determinada forma de entender el mundo.
Marx y Engels realizan un ejercicio de desenmascaramiento poniendo en evidencia
todo aquello que es capaz de reproducir un statu quo vigente que forma parte de lo
cultural, lo intangible, lo subjetivo, lo oculto, en definitiva de lo ideológico.
No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la
conciencia. El primer punto de vista es que se parte de la conciencia como del
individuo viviente y el segundo es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo
individuo real viviente y se considera la conciencia solo como su conciencia.
5. LA CONCEPCIÓN MODERNIZADORA
La concepción modernizadora mistifica el concepto modernización, aceptándolo
como discurso que apela a la igualdad de oportunidades frente a la inevitable
desigualdad. El sujeto se niega a integrarse y la génesis de la problemática social es
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