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CAPÍTULO I:

TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS PROCESALES*

* Capítulo redactado por Iván Hunter Ampuero, doctor en Derecho por la Universidad
Carlos III, de Madrid-España. Profesor de Litigación Ambiental y Procedimientos Es-
peciales, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile.
1. CONCEPTO DE RECURSO PROCESAL

Los recursos procesales forman parte de la teoría general de la impug-


nación. Constituyen herramientas dispuestas por el ordenamiento para de-
jar sin efecto un determinado acto 1. En la idea de impugnación subyace
implícitamente la necesidad de evitar que una decisión que se estima injus-
ta o ilegal se consume perpetuamente, mediante su revisión por un tercero
imparcial. Por eso esta puede tener diferentes propósitos y objetivos. Así,
por ejemplo, la acción de nulidad absoluta de un contrato es forma de im-
pugnación que tiene por finalidad privar de validez y eficacia legal a un
acuerdo de voluntades (art. 1682 del CC). El recurso de protección es una
forma de impugnar los actos de la Administración, impidiendo que estos
desplieguen eficacia al atacar su validez (art. 20 de la CPR). En el mis-
mo procedimiento judicial también existen otras formas de impugnación,
como la nulidad procesal (a1is. 83 y 84 del CPC) o la nulidad de lo obrado
por falta de emplazamiento (art. 90 del CPC), que intentan dejar sin efecto
una determinada actuación procesal por haberse practicado en contraven-
ción a la ley, causando un agravio a la parte solicitante. La impugnación,
en un sentido procesal, puede ser entendida como "toda acción destinada a
obtener el saneamiento de la incorrección o defecto del cual puede adole-
cer un acto procesal" 2 .
Sin embargo, cuando se quiere atacar una resolución judicial esa im-
pugnación toma un nombre específico que es el recurso procesal3. Dicho
en otros términos, en un recurso procesal el acto que se ataca es una senten-

CoRRL\ (2003), p. l.
2 MüSQUERA y M.-HUR-\N\ (2010), p. 17.
3 Ídem.
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cia o resolución judicial dictada por un juez. De esta idea puede despren-
derse otra quizá de mayor consideración: la única forma o manera de dejar
sin efecto una resolución judicial es mediante un recurso procesal. Esto
supone excluir otros mecanismos de impugnación como la acción de nuli-
dad e incluso el recurso de protección4, cuya inadmisión en contra de una
resolución judicial ha sido una materia discutida, pero a esta altura zanjada
por la jurisprudencia. Solo excepcionalmente el ordenamiento dispone de
otras formas para dejar sin efecto una decisión judicial, como es el caso de
la revisión que, si bien tiene el nombre de recurso procesal, constituye una
verdadera acción autónoma (arts. 81Oy ss. del CPC).
Los recursos procesales tienen muchos elementos comunes con las de-
más clases de impugnación. El más relevante es que se requiere justificar
la lesión a un derecho e interés, o como también se dice en términos proce-
sales, la existencia de un agravio. El agravio equivale para la impugnación
al perjuicio. No puede haber un recurso procesal sin la existencia de un
agravio. Pronto volveré sobre este elemento y los problemas que puede
suscitar en el proceso civil (véase infra, 6.1 ).
Un recurso procesal puede ser definido como el instrnmento legal puesto
a disposición de las partes, destinado a atacar una resolución judicial, con
miras a obtener su modificación, revocación o anulación cuando esta causa
un perjuicio o agravio al recurrente. Con esto se busca que una resolución
sea modificada o dejada sin efecto. Otros autores definen recurso proce-
sal como "el acto procesal de la parte que frente a una resolución judicial
impugnable y pe1judicial (porque no le otorga la tutela jurídica solicitada
o no se la otorga suficientemente) pide la actuación de la ley a su favor" 5 .
MONTERO y FLORS definen los recursos diciendo que "son aquellos medios
de impugnación por los que quien es paiie del proceso pretende un nuevo
examen de las cuestiones fácticas o jurídicas resueltas en una resolución no
firme que resulta perjudicial o fin de que sea modificada o sustituida por otra 1
que le favorezca, o anulada" 6 • ÜRTELLS lo define diciendo que "los medios
de impugnación son una posibilidad procesal de parte -propia del estatuto
de ese sujeto procesal- destinada a atacar una resolución judicial con la

4 La improcedencia del recurso de protección como mecanismo de impugnación de una


resolución judicial es algo pacífico en doctrina y jurisprudencia.
5 RIFA et al. (2006), p. 277.
6 MONTERO y fLORS (2005), p. 38.

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RECURSOS
PROCESALES
CIVILES.
DOCTRINA
YJURISPRUDENCIA

consecuencia, si se consideran fundados, de impedir que se consoliden los


efectos jurídicos de aquélla o de eliminarlos" 7 . Por último, DE LAOLIVAy
FERNÁNDEZ definen recurso procesal como "aquella petición de quien es
parte en el proceso por la que solicita un nuevo examen de una cuestión
fáctica o jurídica sobre la que ha recaído ya una resolución que resulta per-
judicial a quien recurre, para que se sustituya por otra que le favorezca" 8 .
En derecho nacional también se han ensayado un par de definiciones de
recurso procesal. MosQUERA y MATURANA lo definen como "el acto jurídi-
co procesal de parte o de quien tenga legitimación para actuar, mediante el
cual se impugna una resolución judicial no ejecutoriada, dentro del mismo
proceso en que se pronunció, solicitando su revisión a fin de evitar el agra-
vio que sostiene se le ha causado con su pronunciamiento" 9 . MuÑoz indica
que recurso procesal "es un remedio que la ley pone a disposición de las
partes o interesados para modificar o dejar sin efecto una determinada re-
soluciónjudicial que las agravian, facultándoles distintos instrumentos que
harán valer en la forma y oportunidad que aquélla en cada caso señalan" 1º.
Estas definiciones apuntan al mismo sentido: atacar una resolución dic-
tada por un tribunal de justicia para obtener su modificación. La única di-
ferencia es, para algunos autores, que los recursos procesales deben atacar
resoluciones no firmes; en cambio, para otros excepcionalmente los recur-
sos podrían atacar resoluciones firmes 11. Pronto se analizará esta temática
con detención a propósito del análisis de algunos recursos especiales, sin
pe1juicio de lo cual nos parece claro que los recursos procesales deben in-
terponerse mientras la litis está pendiente, lo que supone que la resolución
judicial no debe encontrarse firme.

7 ÜRTELLS
(2008), p. 266.
8 DE LAÜLIVA
) fERNANDEZ
( 1991), p. 203.
9 MosQUERA
y M.-1.TUR.-\.N.-\.
(201O),p. 21.
10 MUÑOZ
(2009), p. 18.
11 Ver, por todos, DE LAÜLIV-\y FERN.-\NDEZ (1991), pp. 204 y ss. La distinción entre
impugnación en un sentido amplio y restringido también puede verse en MONTERO y
FLORS(2005), pp. 37 y 37. En un s~JJ:idoamplio, la impugnación ataca tanto a senten-
cias firmes como aquellas que no han alcanzado firmeza; mientras que, en un sentido
más restringido, la impugnación solo resulta procedente respecto de resoluciones ju-
diciales que no han alcanzado firmeza. Los autores se decantan por una tesis estricta,
postulando que es de la esencia de los recursos el que las resoluciones no se encuentren
firmes.

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JVÁN HUNTERAMPUERO - EDINSON LARAAGUAYO

A partir de las consideraciones anteriores se puede definir un recurso


procesal como un medio de impugnación previsto especialmente por el le-
gislador y cuya finalidad es modificar, enmendar y/o invalidar una resolu-
ción judicial que no se encuentra firme, ya sea por el tribunal que la dictó o
por uno de superior jerarquía, cuando esta causa un agravio al impugnante,
en los casos y en la forma que determina el legislador.

2. LA FALIBILIDAD HUMANA COMO


FUNDAMENTO DE LOS RECURSOS PROCESALES

La razón de los recursos procesales viene dada por dos hechos evi-
dentes: la justicia es impmiida por seres humanos, que son esencialmente
falibles 12, y pueden cometer errores que se deben reparar a través de las
herramientas de revisión jurisdiccional. Se dice que la "justicia del caso
concreto queda mejor garantizada si el propio juez que dictó la resolución
puede revisarla (aunque, en principio, solo si media petición del pe1judi-
cado ). Y las garantías aumentan cuando el nuevo examen de la cuestión ya
decidida se confía a un Tribunal distinto, superior y ordinariamente cole-
giado, que puede sustituir por otra la decisión impugnada" 13.
Los recursos procesales permiten disminuir el margen de error de las
decisiones judiciales, al asentir que el mismo u otro tribunal puedan entrar
a revisar lo resuelto y examinarlo a partir de los fundamentos que invocan
las pmies al sustentar sus impugnaciones. Como se explica por la doctrina,
"no hay justicia infalible ni exenta de errores y los recursos procesales
ayudarían a evitar una justicia errónea o arbitraria" 14. Así, entonces, los
recursos procesales tienden a reforzar la justicia de las decisiones jurisdic-
cionales, contribuyendo, mediante la corrección o enmienda de los errores
en la adjudicación, a la paz social.
La consagración amplia de recursos procesales es un adecuado incen-
tivo para que el juez o tribunal realice su función de manera adecuada y

12 Rw\ et al. (2006), p. 277; CoRRH (2003), p. 1; DEL\ Ouv.1 y FERNANDEZ (1991),
p. 204; CONTRERAS (2017), p. 270,) AN-\B..\.LÓN (1966), p. 7.
13 RIFí eta!. (2006), p. 277. Y también Di: L\ Oun y FrnN.\NDEz (1991), p. 204.
14 BORD. \LÍ (2010), p. 728, y ÜRTELLS (2008), p. 30 l.

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RECURSOS PROCES.·\LES CIVILES. DOCTRJN ..\ Y JUIUSPRUDENCU

haga un uso correcto de la imparcialidad que el ordenamiento le asegura;


esto es:
"[L ]a sola existencia de los instrumentos c01Tectivospuede transfonnarse en
un escenario más que suficiente (y eficiente) para que el sentenciador se abs-
tenga de conductas que dejen en evidencia el mal desempeño de las funciones
que se le han encargado o bien se inhiba de llevar a cabo un ejercicio deficiente
del poder conferido" 15•

En este aspecto, la doctrina indica que los errores que se intentan evitar
a través de los recursos procesales pueden proceder de una incorrecta apli-
cación del derecho sustantivo, que es aquel que decide el fondo del asunto
o de la controversia, acogiendo o rechazando la pretensión. Pero también
es posible que esos errores deriven de una mala aplicación de las normas
procesales, esto es, de las normas del procedimiento que se deben observar
para alcanzar una decisión 16.
ÜRTELLS distingue varias clases de errores que pueden producirse en
una sentencia: errores procesales relacionados con la interpretación y apli-
cación de las reglas que rigen el proceso y la validez de las actuaciones
procesales; errores de derecho material, relativos interpretación y aplica-
ción de las normas jurídicas que disciplinan la relación jurídica sustantiva;
estos últimos pueden ser errores en los juicios jurídicos o en los juicios de
hecho 17• Ambos pueden justificar la existencia de recursos y un agravio, ya
sea para controlar alguno de esos aspectos en forma exclusiva (como el re-
curso de casación en el fondo que vigila la correcta aplicación del derecho
sustantivo) o en forma amplia (como la apelación que permite la revisión
de todos los aspectos procesales y sustantivos del asunto).
Ahora bien, es evidente que los etTores en la adjudi¿ación pueden tener
diferente intensidad en la decisión final. Generalmente, los errores proce-
sales, en la medida que no se produzcan en la sentencia definitiva, pueden
ser subsanados de oficio por el mismo tribunal; por esa razón, los recursos
que se disponen en contra de las resoluciones de mero trámite son limita-
dos y restringidos. En cambio, los errores procesales que inciden en la con-
tinuidad del procedimiento, así como los sustantivos o materiales, tienden

15 CO'iTRER.\S (2017), p. 269.


16 Moxrrno y FwRs (2005), p. 37.
17 ÜRJELLS (2008), p. 30 l.

C.-\PÍTULO]; TEORÍ.-1 GL'iER-IL DE LOS RECURSOS PROCESALES

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IVÁN HUNTERAMPUERO- EDINSON LARAAGUAYO

a generar mecanismos de reacción más intensos, radicados en tribunales de


superior jerarquía y de conformación colegiada. De esta manera, el diseño
recursivo dependerá de la intensidad del error que se pretenda remediar y
de la naturaleza de la resolución, pudiendo existir casos en que este quede
exclusivamente radicado en el mismo tribunal, y, en otros, en que se pro-
duzca una doble revisión o solo por un superior jerárquico.
Por otro lado, el ser humano nunca se conforma con una sola opinión.
Cuando al justiciable se le priva de un derecho y se siente agraviado por
una determinada actuación, se siente la necesidad de reclamar, de disentir
de las razones tenidas en cuenta por el tribunal para la decisión. El orde-
namiento procesal responde a ese sentir. Por eso crea los mecanismos para
reclarn:ar de las decisiones de los jueces cuando estime que estas no se
ajustan a la legalidad y le causen un agravio. Los recursos son una forma
de expresar esa disconformidad y de obtener una revisión de lo resuelto.

3. ENUMERACIÓN DE LOS RECURSOS EN NUESTRO DERECHO

En nuestro ordenamiento jurídico existe una serie de recursos procesa-


les, como son:
Inaplicabilidad.
Recurso de queja.
Recurso de reposición.
Recurso de aclaración o agregación.
Recurso de rectificación y enmienda.
Recurso de apelación.
Recurso de hecho.
Recurso de casación en la forma y en el fondo.
Recurso de revisión.
Recurso de amparo.
Recurso de protección.
Recurso de nulidad.
Recurso de unificación.
En estricto rigor jurídico, no todos son recursos procesales a pesar de
denominarse "recursos". De estos, por su importancia esencialmente prác-

CAPÍTULO J: TEORÍA GE:--SERAL


DE LOS RECURSOS PROCESALES
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RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCL\

tica en materia civil, se revisarán los recursos de aclaración, rectificación


y enmienda; reposición; apelación; hecho; casación en la forma y en el
fondo, y recurso de queja. No será materia de este texto ni el recurso de
nulidad, que es propio del proceso penal y laboral, ni el de unificación.
Tampoco lo serán los recursos de amparo y protección constitucional, dado
que más bien se trata de acciones.

4. CLASIFICACIÓN DE LOS RECURSOS

Existen diferentes criterios para clasificar los recursos procesales. Acá


solo revisaré los tres más importantes, que atienden a su generalidad y al
tribunal que conoce de ellos.

4.1. Atendido a su ámbito de procedencia

Atendido a su ámbito de procedencia, los recursos se pueden clasificar


en ordinarios o extraordinarios 18.
Los primeros son aquellos que proceden en contra de la generalidad de
las resoluciones judiciales, sin necesidad de fundarse en causales expresas
o tasadas. Es esta doble condición lo que determina el carácter ordinario de
un recurso procesal: por una parte, su procedencia amplia a una determi-
nada categoría de resolución judicial más que a resoluciones específicas, y,
por la otra, la inexistencia de causales específicas o tasadas como requisito
de admisibilidad y prosperabilidad del recurso. Son ejemplos de recursds
ordinarios el recurso de hecho, apelación, reposición, rectificación, etc.
Los extraordinarios, por su parte, son aquellos que la ley concede de
manera excepcional en contra de cie1ias resoluciones judiciales, señalan-
do la misma ley las causales y circunstancias que los hacen procedentes.
Forman parte de estos recursos el de casación y el de nulidad en materia
laboral o penal. Bajo el concepto de extraordinario se ha ido articulando
'una serie de parámetros como el carácter de derecho estricto que exige el
cumplimiento exacto de todos su~,,,presupuestos.

18 Esta es la más grande y aceptada clasificación de los recursos procesales, que cuenta
con una aceptación total en el ámbito de la doctrina y jurisprudencia. Véase AN ..\B.-\LÓN
(1966), pp. 19) SS.

C..\PÍTLJLO ]; TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS PROCESALES

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!O !VÁN HUNTERAMPUERO- EDINSON LARAAGUAYO

Así, la Corte Suprema, en sentencia de 14 de abril de 2011, Rol Nº 4667-


2009, señaló expresamente:
"[C]orresponde rechazar el recurso de casación en el fondo interpuesto en
contra de la sentencia que alzada que confirmó el rechazo de la demanda de
indemnización de perjuicios deducida por la actora, toda vez que del análisis
del recurso se advierte el incumplimiento de los presupuestos básicos que este
exige para su procedencia, es decir, el deber de respetar el carácter de derecho
estricto del recurso de casación el que exige que las treinta y cuatro infrac-
ciones de ley que se atribuyen al fallo recurrido se planteen en forma clara y
determinada sin que baste al efecto las meras citas de las normas referidas en
el encabezamiento de los títulos o hacerlo en términos genéricos o por agrupa-
ción de artículos englobándolos todos en un mismo análisis o de modo dubita-
tivo, contradictorio o subsidiario" 19 [ énfasis añadido].
A partir de esta característica de los recursos extraordinarios se han
derivado varias consecuencias:
a) El recurso extraordinario de casación, sea de forma o de fondo, es de
derecho estricto, y, en consecuencia, no tienen cabida en él peticio-
nes extrañas a su objeto 20 . Se ha resuelto: i) en materia de casación,
las leyes de procedimiento son formalistas y de derecho estricto; co-
rresponde, entonces, cumplir estrictamente las disposiciones que las
establecen y regulan 21 ; ii) el recurso de casación es extraordinario y
de derecho estricto y destinado, especialmente el de fondo, a invali-
dar una sentencia por infracción de ley con influencia sustancial en
lo dispositivo; no cabe admitir que por su medio se entre a conocer
de materias no debatidas en el juicio y a analizar leyes que las partes
no han invocado en apoyo de sus respectivas peticiones, porque esto

19 En el mismo sentido, en SCS Rol Nº 5607-2004, de 27 de junio de 2006, se indicó:


"Atenta contra la naturaleza del recurso en estudio que se planteen infracciones que
resultan incompatibles, como lo ha hecho la recurrente, razón por la cual éste habrá de
ser desestimado por cuanto, sin lugar a dudas, adolece de defectos de formalización".
Otro fallo, de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, agregó: "El recurso ele nulidad
es de carácter formal y ele derecho estricto, de manera tal que para que prospere debe
el recurrente dar cabal cumplimiento a los requisitos formales ele interposición que la
ley prescribe, quedando imposibilitado el tribunal llamado a conocer ele él de subsanar
las deficiencias formales de que adolezca". SCA de Puerto Montt, Rol Nº 156-2012,
de 26 de noviembre de 2012.
20 SCS ele 5 de noviembre ele 1924, RDJ, t. 24, sec. 1ª, p. 54.
21 SCS ele 29 de diciembre ele 1951, RDJ, t. 51, sec. 1ª, p. 81.

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equivaldría a fallar en única instancia, lo que sería contrario a los


principios de derecho y a los fines que el legislador ha perseguido
al crear este recurso 22 ; iii) el recurso de casación en el fondo es de
derecho estricto y, por lo tanto, no se puede entrar a examinar el
proceso y revisar si la sustanciación del juicio o la apreciación de
la prueba han sido legalmente correctas, salvo en aquellos casos en
que se han violado las leyes reguladoras de la prueba 23 ; iv) el recurso
de casación en el fondo es de derecho estricto y, por lo tanto, no se
puede alterar el planteamiento de hecho y de derecho formulado en
el juicio, en las oportunidades procesales, ni modificar entonces las
acciones y excepciones o alterar sus fundamentaciones. Con mayor
razón ello es así tratándose de un juicio ejecutivo, en el que el fallo
no puede extenderse a otras excepciones que las deducidas y en re-
lación únicamente con los hechos en que se la apoye 24 ; v) también
se ha dicho que los errores de ley sustantiva o procesal deben ser
desarrollados expresamente por el impugnante 25 .
b) Con todo, lo que ha caracterizado a los recursos extraordinarios es
que se presentan como medios de impugnación destinados a lograr
la nulidad de una resolución judicial; de esta forma, el objeto del
proceso queda sin resolver producto del acogimiento del recurso,
sin perjuicio que nuestro sistema establece, por regla general, que
el mismo órgano jurisdiccional que se pronuncia sobre la nulidad
debe, acto seguido y sin nueva vista de la causa, emitir su decisión
en única instancia sobre el fondo del asunto (art. 785 del CPC). Los
recursos extraordinarios, al perseguir la anulación de la sentencia,

22 SCS de 6 de noviembre de 1923, RDJ, t. 22, sec. lª, p. 595.


23 SCS de 20 de junio de 1984, RDJ, t. 81, sec. 1ª, p. 91.
24 SCS de 15 de septiembre de 1980, RDJ, t. 77, sec. lª, p. 154.
25 La Corte Suprema resolvió: "[ ... ] resulta ineludible considerar, además, que bastaría
para rechazar la mayoría de las infracciones denunciadas respecto de las numerosas
disposiciones legales que se sefialaron vulneradas en el presente recurso de casación
sustantiva, el hecho de que pese 1a indicar el libelo respectivo los artículos que se
estiman infringidos, en general, n.Q.=desarrollóel recurrente la forma en que dichos
errores de derecho se habrían producido y el modo en que ello pudiera haber influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, debiendo reflexionarse que este recurso de
derecho estricto, contempla como requisito perentorio satisfacer las exigencias apun-
tadas, lo que no se observa en este caso". SCS Rol Nº 11194-2011, de 18 de abril de
2012.

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no logran por sí solos una modificación de la decisión. Como lo


afama ÜRTELLS, se trataría de un recurso cuya finalidad es eliminar
los efectos de la decisión impugnada pero no la modificación de
contenido 26 .

4.2. Atendido el tribunal que conoce de ellos

Atendido el tribunal que conoce de ellos, los recursos se dividen en


aquellos cuyo conocimiento le corresponde al mismo tribunal que dictó la
resolución impugnada o al superior jerárquico. Se dice que aquí se conoce
vía retracto. Por ejemplo, la reposición o la rectificación o enmienda. Fren-
te a estos están los recursos que son conocidos por el tribunal superior je-
rárquico del que dictó la resolución. Se dice que aquí conocen vía reforma.
Por ejemplo, la apelación y la casación. Lo anterior es sin perjuicio de que
existen recursos que pueden interponerse de modo subsidiario, esto es, que
se interponen ante el tribunal que conoce de ellos y que en caso de rechazo,
es remitido al superior jerárquico.

4.3. Atendido su objeto

Los recursos procesales también tienen un determinado objeto. Siempre


será una resolución judicial, pero esta puede tener un diferente conteni-
do. Existen resoluciones judiciales con un contenido puramente procesal,
como las que declaran el abandono del procedimiento, resuelven sobre un
incidente de nulidad procesal, se pronuncian sobre medidas cautelares, etc.
Estas resoluciones tienen programado un sistema recursivo más restringi-
do porque los efectos que producen son más limitados. Sin embargo, los
recursos procesales más importantes son aquellos que atacan las sentencias
definitivas. Esta sentencia produce efectos sustantivos relevantes en rela-
ción a los derechos e intereses controvertidos.
Ahora bien, no se debe confundir el objeto del recurso con el ámbito de
revisión que permiten realizar. Los recursos procesales funcionan siempre
en base a un ámbito de acción que viene determinado por los motivos de
impugnación que se invocan por el recurrente. Estos constituyen el ámbito
en los que se puede realizar la revisión.

26 ÜRTELLS (2008), p. 268.

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RECURSOSPROCES.\LESCIVILES.DOCTRIN.\Y JURJSPRUDENCI.-\. 13

5. CARACTERÍSTICAS DE LOS RECURSOS

5.1. Tribunal ante quien se interpone y quién conoce

Por regla general los recursos se interponen ante el mismo tribunal que
dicta la resolución impugnada. Por ejemplo, la apelación y la casación.
Excepcionalmente pueden interponerse ante el superior jerárquico como
en el recurso de queja. Conoce de los recursos el tribunal superior jerárqui-
co respectivo, por ejemplo, la apelación y la casación. Excepcionalmente,
conoce el mismo tribunal que dicta la resolución impugnada como en la
reposición o en la aclaración, rectificación o enmienda.

5.2. Principio dispositivo y recursos procesales

Una característica común de todos los recursos procesales es que cons-


tituyen meras facultades para las partes y se encuentran estrechamente
vinculados con el principio dispositivo. De esto deriva una serie de conse-
cuencias muy relevantes:
a) La primera es que los litigantes no están obligados a su interposi-
ción, sin perjuicio de que puedan existir algunas materias -aunque
algo lejos del proceso civil patrimonial- que ameriten que lo de-
cidido sea revisado de oficio por el tribunal superior a través del
mecanismo de la consulta (art. 751 del CPC). En este sentido, se
dice que el hecho de que "el proceso esté regido por el principio
de impulso de oficio no significa nada con relación a los recursos.
Este tipo de impulso se refiere a la dirección formal del proceso en
cada una de las instancias, pero no a los recursos. Estos siempre han
de iniciarse existiendo una declaración de voluntad expresa de la
parte" 27 . Esta conclusión mira, no obstante, al ejercicio del recurso
procesal, puesto que en su gran mayoría son tramitados de oficio por
los tribunales encargados de su substanciación. Con todo, si bien los
recursos deben ser concebidos como meras facultades procesales,

27 MONTERO y FLORS (2005), p. 39. L;;'s mismos autores indican más adelante que el
recurso procesal "tiene una naturaleza dispositiva, de manera que la parte agraviada
por la resolución podrá interponerlo o no, y en el caso de que así lo haga, podrá desistir
luego del mismo, lo que equivale a mostrar su conformidad con la resolución recurri-
da, que devendrá, por ello, firme". MONTERO y FLoRs(2005), p. 46.

CAPÍTULO ! : TEORÍA GENER.-'.L DE LOS RECURSOS PROCES.·\l.ES

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tampoco puede desconocer su conexión con el derecho material o


sustantivo materia del litigio. Si el objeto de un recurso se conecta
y relaciona directamente con los derechos e inten;ses materia del
litigio, entonces algunos medios de impugnación tienen una natura-
leza evidentemente dispositiva, en la medida en que la interposición
del recurso, su medida y alcance, constituyen una forma o clase de
disposición sobre el litigio. Por ende, la definición privada y emi-
nentemente patrimonial que subyace en la impugnación se'traslada
a los recursos como una manifestación palmaria de la autonomía de
la voluntad en materia procesal.
b) La segunda consecuencia de esta característica es que el ámbito
específico de la competencia del tribunal encargado de conocer el
recurso -que puede ser el mismo tribunal o el superior jerárquico-
queda delimitado por el escrito de interposición. El tribunal llama-
do a resolver el recurso no puede excederse en su decisión, estando
vinculado a lo que se solicita en el respectivo recurso. Queda, por
tanto, fijada su competencia y la extensión de su conocimiento por
un acto de la parte litigante. De esta forma, en aquellos aspectos
en que la sentencia no es impugnada, el tribunal que conoce del
recurso no puede efectuar modificaciones de ninguna especie 28 . Lo

28 Así lo explicó la Corte Suprema en sentencia Rol Nº 8895-2009, de 23 de octubre de


2012: "Que la sentencia de primera instancia pronunciándose sobre la prescripción,
la desestimó, porque consideró que se trataba de dafios con efectos permanentes en
el tiempo y más aún cuando durante los afias posteriores a los temporales de junio de
1997, se efectuaron reparaciones a las viviendas afectadas por los dafios estructurales
y de construcción, de modo que existió en concepto del sentenciador una interrupción
natural de la prescripción. Notificada dicha sentencia a las partes, las tres entidades
demandadas la impugnaron, pero solo el Ministerio de Vivienda y Urbanismo perse-
veró en la invocación de la prescripción de la acción ejercida, más no así los deman-
dados SERVID y Municipalidad de Puente Alto, de manera que respecto de éstos la
sentencia quedó ejecutoriada en lo que dice relación al rechazo ele la excepción de
prescripción. Sin embargo, y pese a la falta de impugnación de esta decisión por parte
del SERVIU y de la Municipalidad de Puente Alto, la Corte de Apelaciones de San-
tiago revocó la sentencia de primera instancia y declaró prescrita la acción respecto
de todos los demandados, aun cuando dos de ellos no se lo habían pedido. Octavo:
Que la situación descrita queda comprendida en la causal de nuli•daclformal invocada
por los actores, pues ciertamente la sentencia se ha extendido a puntos no sometidos a
decisión del tribunal respecto ele dos de los demandados resolviendo en consecuencia
ultra_petita. Así, coherente con lo expuesto, esta Corte, en reiteradas oportunidades
ha resuelto que el vicio de ultra pe tita se produce cuando la sentencia apartándose de

C.\PÍTULO J: TEORÍ.-\ GENER.-\L DE LOS RECURSOS PROC:F.S-\LF.S

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RECURSOSPROCES.-\LESCIVILES.DOCTRIN.-\Y JURISPRUDENCI.-\ 15

anterior es sin perjuicio, claro está, de la posibilidad del tribunal


que conoce del recurso de pronunciarse de oficio en aquellos casos
en que la ley lo autoriza. También, conforme lo dispuesto en el
artículo 208 del CPC, el tribunal de alzada puede fallar las cuestio-
nes ventiladas en segunda instancia sobre las que no haya existido
pronunciamiento en la sentencia apelada por ser incompatible con
lo resuelto, sin que se requiera de un nuevo pronunciamiento del
tribunal inferior.
c) Contrapartida a esta limitación es la prohibición de la denominada
reformatio in pejus. Esta prohibición impide que el órgano que co-
noce del recurso modifique la sentencia en perjuicio o agravio del
recurrente. Los recursos procesales constituyen el ejercicio de un
derecho constitucionalmente consagrado, y en ese sentido, sería un
fuerte disuasivo a su interposición si el juez que conoce de ellos pu-
diese modificar la resolución en agravio del reclmente. Además, se
produce una situación de evidente indefensión procesal desde que el
recurrente debe soportar la modificación de la sentencia en su contra
sin haber tenido la posibilidad de defenderse.
Hay que tener cuidado en relación a este punto cuando se trata de
recursos cruzados. Es perfectamente posible que más de una parte
en el proceso interponga un recurso procesal en contra de una misma
resolución. En este caso, el tribunal que conoce del recurso puede
modificar la resolución en pe1juicio de algunos de los impugnantes,
pero ese efecto es fruto de la interposición del recurso de la contra-
pmie y no del propio. Lo que impide la prohibición de reformatio in
pejus es empeorar la situación del impugnante como consecuencia
del ejercicio de su propio recurso procesal.
Un aspecto interesante es el alcance de la potestad conferida a los
tribunales en el artículo 775 inciso 1º del CPC que les permite co-
nociendo por vía de apelación, consulta o casación o en alguna in-
cidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes

los términos en que las partes situaron la controversia por medio de sus respectivas
acciones y excepciones, altera el contenido de éstas, cambiando el objeto o modifi-
cando su causa de pedir; también ocurre cuando la sentencia otorga más de lo pedido
por las partes en sus respectivos escritos que fijan la competencia del tribunal o cuan-
do se emite un pronunciamiento en relación a materias que no fueron sometidas a la
decisión del mismo".

C-IPÍTULO [: TEORÍ.I GENER.-IL DE LOS RECURSOS PROCLS.-ILLS

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16 IVÁN 1-IUNTERAMPUERO-EDINSON LARAAGUAYO

del recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lug!tr a
la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a los abogados
que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos
los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar. Salvo los casos
de consulta --trámite que existe precisamente por el interés público
envuelto en la controversia- resulta interesante saber si la prohibi-
ción de reforma en perjuicio del impugnante puede condicionar el
ejercicio de esta potestad por los tribunales. En principio, si enten-
demos los recursos procesales como manifestación del ejercicio de
un derecho, no es razonable que el sistema jurídico permita al tribu-
nal activar de oficio mecanismos que pueden terminar pe1judicando
al impugnante. En los recursos procesales la jurisdicción se mueve
para la tutela y protección del interés del o los impugnantes. Por tal
motivo, deberá advertirse caso a caso en qué medida la invalidación
de oficio de la sentencia puede terminar desmejorando la situación o
condición del que ejerce el recurso procesal.
d) Otro aspecto vinculado al carácter dispositivo de los recursos pro-
cesales es la posibilidad de renunciarlos o desistirse. La renuncia,
a su vez, puede ser expresa o tácita. Esta última se hará cuando la
parte deje transcurrir los plazos que tenía para interponerlos. La re-
nuncia expresa a su vez puede darse en un acuerdo contractual por
medio del cual las partes manifiestan anticipadamente su voluntad
de excluir la impugnación. Esta posibilidad ha sido objeto de varia-
dos pronunciamientos judiciales que dan cuenta de interpretaciones
restrictivas y extensivas. Con todo, la admisión a la renuncia an-
ticipada a los recursos procesales dependerá, en gran medida, de
cómo se abra a la libertad contractual el derecho sustantivo o mate-
rial objeto del recurso. Así cuando la relación jurídica aplicable a la
controversia admite amplios márgenes de configuración normativa,
por entender que ambas partes se encuentran en posición de paridad
que les permite negociar el contenido del contrato, no debería existir
inconvenientes en aceptar la renuncia anticipada a los recursos. El
carácter dispositivo del derecho sustantivo se traspasa al ejercicio de
facultades procesales. Por el contrario, cuando el legislador guía el
contenido del contrato por entender que subyace un interés público
o general, la renuncia anticipada puede convertirse en un instrumen-
to de abuso. Por ende, la renuncia anticipada debiese examinarse
caso a caso.

C,PÍTULO ! : TEORÍ."'. GENER.·IL DE LOS RECURSOS PROCES.,LES

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RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCIA 17

5.3. Partes y plazos

Los plazos para interponerlos son fatales. Una vez firme una resolución,
no pueden interponerse recursos de ninguna índole, salvo el de revisión.
Para interponer un recurso es necesario ser parte y estar agraviada con la
resolución. Puede tratarse tanto de partes directas como de terceros relati-
vos (arts. 16 y 23 del CPC).

6. ELEMENTOS DE LOS RECURSOS

Todos los recursos procesales tienen elementos comunes: la existen-


cia de un tribunal que dicta la resolución atacada, una resolución judicial
que se trata de impugnar, un tribunal que conocerá del recurso, una parte
litigante que se sienta agraviada por la resolución y una resolución que
enmienda, invalida o confirma la resolución atacada.
Algunos de estos elementos parecen obvios y no requieren ser analiza-
dos, pero hay otros en que es necesario detenerse en la medida que se refie-
ren al ejercicio del recurso procesal. Me refiero concretamente al agravio y
a la exigencia de fundamentación de los recursos procesales.

6.1. El agravio: hacia un concepto amplio de agravio

Un presupuesto esencial de los recursos es la existencia de un agravio


o perjuicio a la parte que lo interpone. El gravamen o agravio representa el
interés del impugnante 29, de manera que no puede haber recurso procesal
sin interés, y este a su vez constituye la legitimación del sujeto que recurre.
Existe agravio cuando la resolución que se recurre es total o parcialmente
desfavorable para el recurrente 30 . El agravio puede existir tanto cuando
no se otorgan las peticiones principales como en las accesorias, e incluso
también en las peticiones subsidiarias. Por eso se postula por la doctrina
que "la existencia del interés conviene apreciarla con cierta flexibilidad,

29 De la Oliva explica que "sin gravalif;n no hay interés, y sin interés nada cabe solicitar
a la Administración de Justicia". DE L1. Ouv.-1.y FERK\.NDEZ (1991), p. 206. La doctri-
na suele considerar al interés para impugnar como un elemento central del concepto de
impugnación. Véase MrcIIELI (1960), p. 269.
30 RIFA et al. (2006), p. 281. Similar concepto en BoRD 1Lí (201 O),p. 736.

CAPÍTULO!: TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS PROCES.-\LES

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18 IVÁN 1-IUNTERAMPUERO - ED!NSON LARAAGUAYO

pues es posible que el interés -inicialmente inexistente- haya sobrevenido


con posterioridad" 31 .
Ahora bien, también se dice que el gravamen debe producirse en la
parte dispositiva de la resolución, esto es, que la decisión del tribunal no
acceda en todo o en parte a la pretensión del ciudadano. No hay gravamen,
por lo mismo, cuando "habiéndose concedido todo lo pedido, tal concesión
se formula, sin embargo, con una motivación jurídica distinta de la alegada
por la parte" 32 . Si la resolución accede a lo solicitado, pero en virtud de
motivaciones jurídicas distintas a las sustentadas por las partes, se dice que
no hay gravamen, lo que es cierto. De esta manera se distingue lo que es
el error en la decisión judicial, de lo que es el gravamen o perjuicio 33 . Una
sentencia puede ser errónea, pero si no deniega explícita o implícitamente
lo solicitado por el litigante, esto es, una petición concreta sometida a la
decisión del tribunal, entonces no causa un agravio y no se cumpliría un
requisito para poder impugnarla.
Sin embargo, excluir la existencia del agravio en el caso de obtener
íntegramente lo pedido o resistido no siempre resulta justo y adecuado.
Pueden existir declaraciones e interpretaciones formuladas en la sentencia
que hagan necesaria su modificación, aun accediendo íntegramente a lo
solicitado. Se trata, por lo general, de casos en que el demandado logra el
rechazo de la pretensión pero se dejan establecidos hechos o circunstan-
cias jurídicas que puedan pe1judicarlo para una futura pretensión. Por esta
razón, entiendo que la existencia o inexistencia del gravamen es algo que
debe analizarse en concreto, debiendo utilizarse como primer criterio para
su determinación la parte resolutiva de la sentencia. Esto implica que pue-
de existir gravamen cuando la sentencia formula en su parte considerativa
alguna declaración que pueda tener efectos futuros. Así, por ejemplo, si
una sentencia determina que un hecho es verdadero, pero que no justifica
lo solicitado, tal determinación puede perjudicar a una de las partes en la
medida que se presumirá verdadero en un futuro juicio seguido entre las
mismas partes (aii. 427 del CPC).
Hay que reconocer, sin embargo, que en el derecho chileno esta versión
amplia del agravio no siempre se encuentra presente, especialmente en los

31 RIFAet al. (2006), p. 282.


32 MK-GIZEGOR y SI,IONS (201 O), p. 696.
33 ÜRTELLS (2008), p. 302.

C-\PÍTULO]: TEORÍ..\.GENER-\1. DE LOS RECURSOS PROCES.-\LES

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RECURSOSPROCES.·\LESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCJ..\. 19

recursos extraordinarios como la casación o la nulidad. En ambos, el le-


gislador ha exigido perentoriamente que los errores en que ha incurrido el
juez al dictar la resolución hayan influido sustancialmente en lo dispositivo
de la sentencia (art. 772 Nº 2 del CPC). Con esto queda claramente ligado
el agravio a la parte dispositiva de la sentencia, sin margen para que la par-
te pueda discutir o pedir la modificación de otros aspectos.
En síntesis, y adscribiéndome a un concepto amplio de agravio aplica-
ble ,al menos a los recursos ordinarios, se puede definir como una afecta-
ción (desfavorable o perjudicial) de un interés o situación jurídica para la
parte recurrente, ya sea porque no concedió todo o parte de lo solicitado,
o lo hizo por motivos o razones diferentes a las sustentadas por las partes.
De esta forma, parece absolutamente apropiada la distinción propuesta de
MONTERO y FLoRs, entre el agravio para el demandante y para el deman-
dado.
Dicen los autores:
" [... ] en general pudiera decirse que tratándose del demandante el gravamen
supone una diferencia entre lo pedido y lo concedido, por lo que se determina
comparando la petición de la demanda y el fallo de la sentencia, pero cuando
se trata del demandado puede existir gravamen referido, no a su petición de
absolución, sino a la razón de porqué es absuelto; es decir, para el demandado
el gravamen puede consistir en un perjuicio de su posición jurídica material,
por lo que la comparación cabe que se refiera a la fundamentación de la con-
testación a la demanda y de la sentencia" 34.
Así, por ejemplo, si el demandado es absuelto de la demanda por ha-
berse acogido la excepción de compensación, y, a la vez, rechazado la
excepción de prescripción, nadie podría negar que ese demandado sufre
un agravio o perjuicio a un derecho e interés legítimo, que lo habilita y
legitima para recurrir en contra de la resolución. El agravio se produce
no en la paiie dispositiva de la sentencia -pues en uno u otro caso saldrá
absuelto-, sino en la parte considerativa, donde la impugnación se dirigirá
a desestimar los motivos o razones esgrimidas por los jueces para rechazar
su excepción.
Esta visión amplia del agrnvw se vincula a la importancia cada más
creciente que tienen las decisiones judiciales en los sistemas jurídicos con-

34 MONTERO y FLORS (2005), p. 57.

(SPÍTUI.O !: TEORÍ.> GENER.>L DE LOS RECURSOS PROCES.\LES

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20 JVÁN HUNTERAMPUERO -EDINSON LARAAGUAYO

temporáneos. La concepción de la sentencia como únicamente vinculante


al caso concreto (art. 3° inc. 2º del CC) debe ser entendida en su fuerza
obligatoria. Sin embargo, es un producto jurídico que define una deter-
minada forma de entender y aplicar el derecho. Por ende, es posible que
una decisión judicial no cause un agravio a los intereses del recurrente en
tanto concede lo solicitado, pero en sentido que interpreta la ley sí puede
ocasionar una situación perjudicial. El precedente que puede generar una
sentencia cuando interpreta y aplica una norma, e incluso cuando establece
un hecho, es motivo suficiente para incoar su impugnación. No son pocas
las situaciones jurídicas que pueden basarse en hechos previamente esta-
blecidos en una sentencia. Así, entonces, hay casos en lo determinado en
la sentencia puede tener repercusiones sobre posiciones jurídicas futuras,
por lo que la necesidad de impugnar esa decisión resulta consustancial a
los efectos de cosa juzgada.

6.2. Fundamentación de los recursos procesales como carga


procesal

Otro aspecto que puede considerarse relevante dice relación con la fun-
damentación de los recursos procesales. En este aspecto puede sostenerse
que "todos los recursos deben estar debidamente fundamentados; es decir,
deben ofrecer un razonamiento sobre la vulneración de normas procesales
o sustantivas, incluyendo consideraciones sobre la revisión, en su caso,
de las apreciaciones fácticas hechas por el tribunal que emitió la decisión
recurrida" 35 . La carga de la fundamentación de los recursos es la contra-
cara de la exigencia de fundamentación de la sentencia que pesa sobre los
jueces. Si los tribunales asumen el deber de justificar sus decisiones, los
litigantes, a su vez, deberán justificar su impugnación.
Por lo demás, la forma en que se develan los errores en la decisión ju-
dicial, y el consecuente perjuicio que causa la resolución, es a través de la
fundamentación de los recursos, esto es, con la exposición de las razones
que el impugnante estima para recurrir en contra de la resolución; por con-
siguiente, se trata de un aspecto esencial para fijar la órbita de conocimien-
to del órgano jurisdiccional que resolverá del recurso 36 , sin perjuicio de las

35 M.-\C-GREGOR y S!ilIONS (201 O), p. 696.


36 BoRD.~Lí (20 I O), p. 736.

C-\PÍTULO !: TEORÍ.-\ GENER.-',L DE LOS RECURSOS PROCES.~LES

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RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCIA 21

razones que el tribunal que lo resuelve considere pertinente esgrimir y que


no hayan sido incorporadas al momento de la impugnación.
En nuestra legislación solo los recursos de apelación (art. 189 del
CPC) y de casación (art. 772 del CPC) exigen fundamentación expresa,
pues los demás recursos procesales no tienen asignada una carga procesal
de fundamentación por parte del impugnante. Lo anterior tiene una conse-
cuencia práctica relev~nte: cuando la fundamentación está expresamente
exigida por el legislador se convierte en un requisito de admisibilidad del
recurso, por lo que se trataría de una carga perfecta 37 , que no puede ser
suplida ni por el juez ni por la contraparte. De esta manera, el juez puede
declarar la inadmisibilidad cuando el impugnante no satisface la carga pro-
cesal o, incluso, si satisfaciéndola, esta no es razonable ni mínimamente
fundamentada. Otra cosa, por cierto, es que el tribunal se encuentre ama-
rrado con la fundamentación que se propone del recurso. Se ha dicho que
este "no está vinculado por las alegaciones jurídicas de las partes, de modo
que no será incongruente la sentencia si se fundamenta la decisión en ar-
gumentos jurídicos distintos a los invocados por aquéllas, ni tampoco si la
conclusión de mantener el fallo de la sentencia recurrida se alcanza en vir-
tud de una fundamentación jurídica diferente de la en ella contenida, siem-
pre, naturalmente, que se no se altere con ello la causa de pedir" 38. Por el
contrario, si la fundamentación del recurso no viene exigida directamente
por el legislador, entonces se trata de una carga menos perfecta que puede
ser suplida por el juez e incluso por la contraparte. Con todo, siempre será
necesario que el impugnante precise la petición que somete a la decisión
del tribunal revisor, dado que, salvo los casos en que es legítima la actua-
ción de oficio, esa petición constituye el soporte y extensión de la decisión.
En consecuencia, una cuestión es que algunos recursos procesales no re-
quieran fundamentación debido a que tal exigencia no viene prevista por el
legislador, y, otra muy diferente, es que no requieran peticiones concretas
(véase infi'a, capítulo I, 9.5).
Ahora bien, la naturaleza y contenido de la fundamentación depende-
rá del tipo o clase de recurso. Cuando se trata de un recurso ordinario,
prácticamente no existe limitac.ión para la fundamentación desde que la
sola existencia de un agravio res;'.;ft'asuficiente para estos efectos. De igual

37 Véase Go1.scH~lIDT (1936), pp. 82 y 83.


38 MONTERO y fLORS (2005), p. 486.

CAPÍTULO!: TEORÍA GENER.-\L DE LOS RECURSOS PROCESALES

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22 IVÁN !-IUNTERAMPUERO-EDJNSON LARAAGUAYO

forma, el tribunal que revisa siempre goza de la posibilidad de aplicar el


derecho conforme a la máxima iura novit curia. Sin embargo, si el recurso
procesal tiene un carácter extraordinario, la fundamentación es más aco-
tada, ya que estos se estructuran sobre causales específicas que son lqs
que deben prosperar. En estos casos, además, los poderes del tribunal que
conoce del recurso son más limitados.

6.3. Partes en los recursos procesales

No cabe duda de que las paiies pueden deducir los recursos procesales
consagrados en la ley. Esta posibilidad es absolutamente independiente de
la calidad que ocupen en el proceso: pueden ser demandantes o demanda-
dos, para efectos de los recursos procesales es exactamente indiferente. Lo
relevante es que la parte se encuentre agraviada. Con todo, puede presentar
un recurso procesal la parte que haya efectivamente comparecido en el jui-
cio como aquella que se encontraba en rebeldía 39 . Respecto de este último,
la única limitación es que debe respetar lo obrado en juicio.
El problema puede venir respecto de los terceros. DE LA OuvA estima
que los terceros no pueden en ningún caso interponer puesto que el ordena-
miento jurídico establece otros mecanismos para proteger a estos terceros
de los efectos de una resolución judicial 40 . Estos son personas que, sin ser
partes directas en el juicio, intervienen en él por tener un interés actual en
sus resultados. La razón de permitir la intervención de sujetos aparente-
mente extraños al juicio es extender los efectos de la sentencia judicial a
todos los que pueden verse afectados por ella. A estos terceros les afectarán
los resultados del procedimiento, y esa es una materia en que existe clara-
mente un interés general.
Para poder intervenir en juicio como tercero es necesario cumplir con
los requisitos para ser parte: tener capacidad para ser parte y capacidad
procesal. Pero además se requiere satisfacer una exigencia adicional: de-
ben tener un interés actual comprometido en los resultados del pleito. Ese
interés se produce, de acuerdo al artículo 23 inciso 2° del CPC, "siempre
que exista comprometido un derecho y no una mera expectativa, salvo que
la ley autorice especialmente la intervención fuera de estos casos". Debe

39 MICHELI ( 1960), p. 278.


40 DE LA ÜLIVA y fERN-ÍNDEZ (1991), P- 204.

C-\PÍTL;LO ]: TEORL-\ GENER-\L DE LOS RLCL;Rsos PROCES-\LES

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RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRlN.-\Y JURISPRUDENCIA 23

tratarse de un interés pecuniario, objetivamente apreciable, descartándose


el puro interés moral, intelectual, académico o aquel que se basa en simples
apreciaciones de carácter personal.
La situación de los terceros tiene una solución normativa desde que la
interposición de recursos procesales se encuentra expresamente prevista.
Los aiiículos 22 y 23 del CPC disponen ql¡~ los terceros que se presentan en
juicio y sean admitidos por el tribunal tienen los mismos derechos que con-
cede el artículo 16 del CPC a las paiies, dentro de ellos, el de "interponer los
recursos a que haya lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas
solicitudes, como sobre cualquiera sentencia interlocutoria o definitiva".
Sin embargo, la situación respecto de los terceros coadyuvantes es más
compleja. Parte de la doctrina entiende que el tercero coadyuvante tiene la
posibilidad de interponer recursos procesales conforme a las reglas genera-
les. La razón que se esgrime es que al haber ingresado al proceso le alcan-
zan los efectos de la cosa jugada, por lo que cuenta con plena autonomía
respecto de la parte a la cual coadyuva 41 . No obstante, la Cotie Suprema ha
tenido una postura diferente. Ha dicho en reiteradas oportunidades:
"La posición jurídica de los terceros coadyuvantes determina el tratamiento
procesal en una materia directamente relacionada con la decisión preliminar
que debe adoptar esta Corte, vinculada a la facultad de los terceros para dedu-
cir recursos de casación cuando las partes principales han demostrado su con-
formidad con aquella sin interponer recurso alguno o bien cuando, interpuesto,
se han desistido del mismo. En efecto, para decidir tal materia es esencial tener
a la vista que, como lo ha reconocido la jurisprudencia de esta C01ie, 'el tercero
coadyuvante participa en el proceso respaldando y reforzando el interés de la
parte principal, es decir, su posición se encuentra subordinada a dicha preten-
sión y no puede subsistir de manera autónoma' (Corte Suprema Rol Nº 11.600-
2014), cuestión que determina que, si la parte a quien coadyuva no interpone
recurso, este tercero no puede recurrir" 42 .
De acuerdo con esta corriente jurisprudencia!, la posición procesal del
tercero coadyuvante para la interposición de los recursos procesales se en-
cuentra subordinada a la decisión de la parte a la cual coadyuvan.

41 ROillERO (2014), pp. 196 y 197.


42 ses Rol Nº 7677-2013, de 7 de enero de 2014. Pueden verse, en el mismo sentido,
ses Rol Nº 24870-2018, de 17 de diciembre de 2019, y ses Rol Nº 85259-2020, ele
19 de octubre de 2020.

C.-\PÍTUI.O !: TEORÍ.-\ ull<ER-\L DE LOS RlCL)RSOS PROCES.-\l.ES

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24 IVÁN HUNTERAMPUERO- EDINSON LARAAGUAYO

A mi parecer, la solución :¡i esta problemática podría lograrse distin-


guiendo si el tercero invoca un derecho subjetivo o un interés legítimo.
Cuando se invoca un derecho subjetivo -como por ejemplo la calidad de
comunero de una cosa cuyo dominio de litiga en juicio-, el tercero debería
poder actuar sin limitaciones de ninguna especie, pues se está disputando
un derecho que en realidad es propio. En cambio, cuando el tercero invoca
un interés legítimo que se subordina o depende de la parte a la que coad-
yuva, entonces es evidente que la posición procesal está subordinada al
derecho o interés de la parte.

7. FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL DE LOS RECURSOS PROCESALES

7.1. El derecho al recurso

No existe una consagración expresa en la CPR de un derecho al recurso.


La realidad, en la generalidad de los países, es que este no se encuentra
consagrado expresamente en las cartas fundamentales. Sin embargo, no ha
sido impedimento para que tanto la doctrina como la jurisprudencia cons-
titucional deriven de ciertos derechos fundamentales de corte procesal el
denominado "derecho al recurso". De esta forma es común observar que la
doctrina ha estimado que este derecho se encuentra implícitamente previsto
en normas de rango constitucional que se refieren a derechos procesales 43 .
En este punto han existido algunos matices a partir de sentencias dicta-
das por los tribunales constitucionales. Así, en el caso Español, el Tribunal
Constitucional ha "venido manteniendo, reiteradamente y sin variaciones,
que no existe en el sistema procesal español un derecho constitucional o
fundamental al recúso; esto es, que no existe propiamente un derecho deri-
vado de la Constitución española a disponer de un recurso en contra de las
resoluciones judiciales, salvo en lo relativo a las sentencias penales conde-

43 BoRD.\LÍ(2010), pp. 728 y 730. En contra, Núñez y Bravo, quienes indican: "[E]s im-
procedente sostener la existencia de un derecho al recurso en el proceso civil chileno,
pues ello carece de raigambre normativa y jurisprudencia! tanto a nivel del derecho
interno como del derecho internacional ratificado por .Chile". NúÑEZ y BRAVO(2017),
p. 99. En el mismo sentido, Fuentes y Riego, los que señalan: "[N]osotros afirmamos
que no existen bases sólidas para entender existe tal garantía en el derecho interna-
cional de los derechos humanos y que, por tanto, el legislador está en plena libe1iad
para.diseñar procesos civiles con o sin recursos y -en caso de otorgarlos- con diversos
niveles de amplitud". FUENTES y RIEGO(2017), p. 298.

C..\PÍTUI.O ] : TEORÍ.-\ GFNER.-\L DE LOS RECURSOS PROCESALES

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RECURSOS PROCESALES CIVILES. DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA 25

natorias [... ]. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional entiende que


es perfectamente imaginable y posible que el sistema procesal no ofrezca
medio de impugnación contra las resoluciones o contra alguna de ellas" 44 •
No obstante, en el mismo derecho español, el Tribunal Constitucional
ha dicho que una vez que el legislador consagra un recurso procesal, este se
incorpora dentro del derecho a la tutela judicial ef~ctiva, siendo deber de los
jueces y tribunales permitir el acceso al recurso 45 • De esta forma el derecho
del justiciable adquiere un carácter legal. Se estima que esta materia debe
ser resuelta por el legislador en base a motivaciones políticas, considerando
especialmente la posibilidad de utilización de los recursos con fines dilato-
rios y torticeros que no busquen una genuina revisión de lo resuelto sino
extender el estado de incertidumbre e incerteza de la controversia 46 .
La opinión en el derecho comparado no deja de tener algunos detracto-
res. Reducir el derecho al recurso a una cuestión de pura legalidad permiti-
ría, desde luego, que el legislador ordenara procedimientos sin posibilidad
de revisión de la decisión judicial. Al respecto se ha indicado que, "en aras
de lograr un mejor funcionamiento y calidad de la administración de jus-
ticia que se imparte, los recursos constituyen una auténtica garantía para
los ciudadanos que en cuanto dirigida a evitar los errores cometidos en la
instancia que provocan un gravamen, debería gozar de tratamiento en el
marco del modelo constitucional de proceso justo" 47 .
La situación en el derecho nacional es diferente, tanto porque la doc-
trina como la jurisprudencia del Tribunal Constitucional han estimado que
los ciudadanos tienen un derecho al recurso derivado de la CPR 48. Al res-
pecto se ha dicho que "una de las garantías mínimas puede consistir en
entender que los justiciables tienen derecho a que la decisión judicial que

44 C\CHÓN et al. (201 O), p. 801.


45 Ídem.
46 MONTERO y fLORS (2005), p. 38, y ÜRTELLS (2008), pp. 285 a 287.
47 Y\LLESPÍN (2002), p. 144.
48 La Corte de Apelaciones de Temuco, considerando los fallos del Tribunal Constitu-
cional, realizó un catálogo ampli¿"'de los derechos de corte procesal que emanan del
debido proceso, incluyendo "derecho al recurso para impugnar una sentencia (no ne-
cesariamente recurso de apelación, pues al legislador corresponde determinar en cada
procedimiento qué recurso confiere)". SCA ele Ternuco, Rol Nº 194-2013, de 8 ele
noviembre de 2013.

C.-\PITULO !: TEORÍ..\ GENERAL DE LOS RECURSOS PROCESALES

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26 IVÁN HUNTERAMPUERO-EDINSON LARAAGUAYO

emana del tribunal de primera instancia pueda ser revisada tanto en cues-
tiones fácticas como jurídicas por otro tribunal. Un sistema 'racional' de
justicia debería permitir que lo que decida un juez pueda ser revisado por
otro tribunal" 49 .
A mi juicio, el derecho al recurso constituye una garantía auxiliar o ins-
trumental para el litigante, puesto que a través de los recursos procesales
se permite una revisión y control del cumplimiento de los demás derechos
y garantías de índole procesal, como la motivación de la sentencia, la con-
tradicción, el derecho de defensa, la legalidad de los actos procesales, entre
otros. Constituye, además, una garantía para el Estado de derecho, dado
que tiende a comprobar que los jueces y tribunales sometieron su decisión
únicamente a los parámetros legalmente previstos. Por estos motivos re-
sulta difícil entender que el legislador pueda prescindir completamente de
los recursos procesales en un determinado proceso. Lo anterior se produce
sin pe1juicio de que el legislador pueda recortar, para determinados tipos o
clases de procesos, tanto los recursos admisibles como las causales en que
este pueda fundarse, ya sea por razones sustantivas o simplemente por la
necesidad de armonizar la celeridad del proceso y el derecho a recurrir 50 .
Lo que no está claro es en qué garantía específica es posible situarlo.
Algunos autores entienden que el derecho al recurso se incorpora en la
tutela judicial efectiva (art. 19 Nº 3 inc. 1º de la CPR), siendo un derecho
de contenido prestacional que impone al legislador el deber de establecer
la existencia de un recurso procesal en contra de la sentencia definitiva.
Otros, en cambio, entienden que forma pmie del debido proceso. Esta línea
sigue la Corte Suprema que, eri sentencia de queja de 18 de noviembre de
2011, Rol Nº 7735a2011, entendió que el derecho a recurrir forma parte de
la garantía de un justo y racional procedimiento:
"Que, por lo expuesto, en resguardo del interés social comprometido y por
existir un vicio que qfecta la garnntía asegurnda por el inciso quinto del nu-
meral tercero del artículo 19 de la Carta Fundamental, relativa al justo y ra-
cional procedimiento, atendido que en la especie, como ha quedado dicho, se
ha denegado a la parte afectada el derecho de recurrir de la sentencia que se

49 BoRD.-\LÍ(201 O), p. 728. En términos más escuetos se ha dicho que se trata de un


derecho consagrado constitucionalmente, de carácter subjetivo, desde que solo puede
ejercerlo la parte agraviada, y que está sujeto a preclusión. Véase CoRRL\ (2003), p. 2.
50 ÜRTELLS (2008), p. 304.

C.-1PiTULO J: TrnRi ~ G!'NER.ll. DE LOS RECLRSOS PROCES.-ILES

Pcígs. 1 - -12
RECURSOSPROCES..\LES CIVILES.DOCTRIN.·I.
Y JURISPRUDENCL.\ 27

estima agraviante, para ante el tribunal superior a fin de que éste revise lo allí
actuado, y no obstante que dicho recurso, era del todo procedente, tal defecto
no resulta posible de subsanar por otra vía que no sea mediante la declaración
de nulidad de los actos viciados y de aquéllos que de éstos deriven" 51 [ énfasis
añadido].
1
Por otro lado, el Tribunal Constitucional ha entendido en reiteradas
oportunidades que los ciudadanos tienen derecho a un recurso procesal,
derecho que se encontraría implícito en las garantías de un procedimiento
racional y justo 52 . Con todo, el derecho al acceso al recurso se satisface
cuando el legislador determina la procedencia de al menos un recurso pro-
cesal respecto de una resolución judicial, cuidando además no establecer
exigencias impracticables o que dificulten en demasía su ejercicio 53 . No
existe, por lo mismo, el derecho a un recurso concreto.

51 SCS Rol Nº 7735-2011, de 18 de noviembre de 2011, y SCS Rol Nº 9476-2011, de 13


de diciembre de 2011.
52 Así, el Tribunal Constitucional sefialó expresamente: "Que, para descartar la infrac-
ción a la garantía constitucional de un racional y justo procedimiento establecido por
el legislador, contenida hoy en el artículo 19, Nº 3, inciso sexto, de la Carta Funda-
mental, debe recordarse, como este Tribunal lo ha expuesto ele modo reiterado, que la
Constitución no enumeró ella misma los elementos que configuran un procedimiento
racional y justo, cometido que corresponde determinar al legislador teniendo en con-
sideración la índole de los diversos procesos, por lo que aquél cumplirá satisfacto-
riamente su obligación, en la medida en que el procedimiento formulado permita a
toda parte o persona interesada el conocimiento ele la acción o cargos que se le impu-
ten, contar con medios adecuados de defensa que le permitan oportuna y eficazmente
formular sus pretensiones y alegaciones, discutir las de sus contradictores, presentar
pruebas e impugnar las que otros presenten e interponer recursos, como elementos
principales, pero sin exigir que cuando exista un recurso de apelación ante un tribunal
colegiado, éste lo conozca previa vista de la causa". STC Rol Nº 2143-2011, de l O de
octubre de 2013. En otra decisión, en términos similares, indicó: "[ ... ] una infracción
constitucional por violación del acceso al recurso contemplado en general en la ley,
como componente de la garantía del debido proceso. Es decir, la cuestión del derecho
al recurso es una autónoma, pasible de ser juzgada en sí misma, independientemente
ele que sea cierto o no el fundamento eventualmente invocado en él, en relación al cual
el recurso no es sólo una mera proyección o manifestación operacional. Son, concep-
tualmente, cosas distintas, si bien conectadas íntimamente bajo la idea ele tutela judi-
cial efectiva, que permite ponderar la entidad de las limitaciones legales a los recursos
procesales (Bandrés Sánchez-CruzffftJosé Manuel: 'Derecho Fundamental al Proceso
Debido y el Tribunal Constitucional', Pamplona, Aranzadi Editorial, 1992, p.602)".
STC Rol N° 2137-2011, de 6 de agosto de 2013.
53 Se ha dicho que "a este respecto, debe tenerse especialmente presente que al legislador
le está vedado establecer condiciones o requisitos que impidan o limiten el libre ejer-

C.-\PÍTlJLO I: T r:oRi-1 GENFR.-\L DE LOS RFCIJRSOS PROCES-\L[S

Págs. I - -12
28 IVÁN HUNTERAMPUERO- EDINSON LARAAGUAYO

De esta fonna, se distingue entre lo que es el derecho a la impugnación


de las sentencias, que podría configurarse como el derecho a deducir un
recurso como parte del debido proceso, de otro supuesto que es el derecho
a un recurso en concreto. Este último no existe, y el legislador podrá dis-
poner libremente el recurso que sea procedente en contra de una resolución
judicial en base a razones discrecionales o de política sustantiva.
El Tribunal Constitucional ha sido enfático en esto. Así ha señalado:
"[E]l acceso efectivo a la jurisdicción en todos los momentos de su ejercicio,
que se manifiesta en la exigibilidad de la apertura y, consecuentemente, de
la sustanciación del proceso, además del derecho a participar en los trámites
del mismo, en igualdad de condiciones que los demás intervinientes. Pero
una cuestión distinta es que la Constitución obligue al legislador a estable-
cer algún recurso judicial determinado. Establecida la posibilidad de revi-
sión, el legislador es libre para determinar el modo y los procedimientos para
lograrla" 54 .
Con mayor razón, si el legislador puede establecer la procedencia de
un recurso, podrá restringir los que consagre para ciertas hipótesis. Así lo
hace, por ejemplo, con la casación en la forma, que resulta improcedente
en contra de la sentencia de segunda instancia en materia de familia (art. 67
Nº 6 letra a) de la Ley Nº 19.968) o con algunas causales del recurso de
casación en algunos juicios especiales por aplicación del artículo 768 inci-
so 2º del CPC. Todas estas restricciones y limitaciones son perfectamente
tolerables en la medida que se contempla la procedencia amplia de otros
recursos procesales ordinarios o extraordinarios. Ahora bien, en la juris-
prudencia constitucional esto sigue siendo algo controvertido. Últimamen-
te, por voto de mayoría, se ha estimado que la exclusión de causales de

cicio del derecho de acceso a la jurisdicción o lo dejen condicionado a la voluntad de


otro de los intervinientes, ya que, si así lo hiciere, incurre en infracción a la normativa
constitucional básica que le da forma al derecho, porque contraviene lo establecido en
el numeral 26º del artículo 19 de la Carta Funqamental". STC Rol Nº 2137-2011, de 6
de agosto de 2013.
54 Se ha fallado: "El legislador tiene discrecionalidad para establecer procedimientos
en única o en doble instancia, en relación a la naturaleza del conflicto (STC roles
576/2006; 519/2006; 821/2007)". De igual forma, se ha dicho que "en este mismo
sentido, el Tribunal ha señalado que no se garantiza por la Constitución el derecho al
recurso <;leapelación, es decir, no se asegura la doble instancia (STC roles 986/2007;
1432/2009; 1448/2009). El derecho al recurso no es equivalente al recurso de casa-
ción". Fallos citados en STC Rol Nº 2137-2011, de 6 de agosto de 2013.

CAPÍTULO]: TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS PROCESALES

Págs. J - ./2
REOURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCL\ 29

recurso de casación en la forma para los procedimientos especiales según


la regla del inciso 2º del artículo 768 del CPC no resulta constitucional-
mente justificada.
Cabe señalar, por otro lado, que este derecho al recurso no implica que
este deba seguir un procedimiento concreto o establecido. Así, por ejem-
plo, se estima que cumple con el estándar constitucional el recurso de ape-
lación que, de acuerdo a la ley, debe tramitarse en cuenta y no previa vista
de la causa 55 .
Por último, el derecho al recurso debe ser concebido como una ins-
tancia de revisión de las resoluciones judiciales más relevantes, es decir,
aquellas que se pronuncian sobre el fondo del asunto, las que ponen fin
al procedimiento o generan consecuencias extraprocesales como las que
se pronuncian sobre medidas cautelares. De esta manera, si el legislador
restringe o simplemente niega la posibilidad de recurrir en contra de algu-
na resolución que no sea de las indicadas precedentemente, no se produce
lesión del derecho al recurso.

7.2. ¿Es la doble instancia un derecho constitucional en mate-


ria civil?

Quedó claro que los justiciables únicamente pueden reclamar el dere-


cho a interponer un recurso procesal, cualquiera que este sea. Existe un
derecho al recurso procesal pero no a un recurso específico. Esta inter-
pretación abre la posibilidad de considerar a la doble instancia en materia
civil como una decisión entregada exclusivamente al legislador, así como
también su regulación específica, cuidando, por cierto, no afectar el ejer-
cicio del derecho en su esencia. No hay, en consecuencia, un derecho a la
doble instancia, esto es, a que la decisión sea revisada íntegramente en sus
cuestiones fácticas y jurídicas por un tribunal superior jerárquico.
Esta conclusión no parece generar mucho problema en el contexto ac-
tual del CPC que consagra de modo amplio el recurso de apelación. Pero
sí tiene mucho sentido en la discusión de la reforma al proceso civil, donde
0
el carácter disponible o no de la cloble instancia podría constituirse en un
verdadero acertijo jurídico.

55 STC Rol Nº 1812-201O, de 18 de agosto de 2011.

C.WiTUl.O ] : TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS PROCESALES

Págs. I - 42
30 IVÁN HUNTER AMPUERO - EDJNSON LARAAGUA¡(O

Para quienes apuestan por la doble instancia como garantía de revisión


integral de las cuestiones jurídicas y fácticas del litigio, esa revisión se
condice con las exigencias de un procedimiento racional y justo, en la me-
dida que permite controlar la determinación de los hechos en un sistema
probatorio de libre apreciación judicial. Mientras más espacios de libertad
de decisión se les otorguen a los jueces, mayores y mejores deberían ser
los controles jurisdiccionales para garantizar la racionalidad y justicia del
proceso y de la decisión. Esta conclusión tiene un alto grado de plausibili-
dad (mayor libertad para los jueces mayor control de sus decisiones), pero
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha dicho sistemáticamente
que el derecho del justiciable es al recurso procesal pero no a la doble
instancia; tampoco se alinea con la evolución en el sistema de recursos
procesales que ha tenido nuestro país en el último tiempo, donde se ha
abandonado, incluso en materia penal, el recurso de apelación generando
paradigmas recursivos mucho más estrechos a la impugnación de la resolu-
ción final, fundados seguramente en el carácter oral, público y concentrado
de los nuevos procesos 56 .
En este sentido, creo que al menos en nuestro país la evolución legisla-
tiva ha ido caminando hacia una suerte de incompatibilidad entre la orali-
dad y la apelación. Se estima que el recurso de apelación no es compatible
con un proceso oral, pues los jueces superiores no estarían en posibilidad
de revisar el juicio en su integridad al no haber presenciado la práctica de la
prueba, como la testimonial y pericial. Con todo, entiendo que la oralidad
no tendría por qué constituir un obstáculo insalvable para el recurso de
apelación. Por tres razones: en primer lugar, porque en los procesos civiles
los elementos determinantes para la resolución de los litigios suelen estar
· recogidos en documentos, en los que no hay inconveniente en que sean
valorarlos en segunda instancia; en segundo lugar, porque existen proce-
sos, como el de familia, en el que sí se consagra la doble instancia como
regla general para el conocimiento de los conflictos, lo que ha demostrado,
en la práctica, que oralidad y apelación no son incompatibles pero sí más
difíciles de articular. En tercer lugar, porque la doble instancia no supone
reproducir las pruebas, sino únicamente revisar cómo han sido valoradas
por los tribunales inferiores.

56 NúÑEZ (1998), pp. 199-223.

C,PiTULO ! : TEORÍ..\ GE1'ER..\L DL LOS RECURSOS PROCF.S.-\LlcS


Púgs. 1 - -12
RECURSOSPROCES..\LES CIVILES.DOCTRIN..\ Y JURISPRUDENCI.-\ 31

Lo anterior, por cierto, no resta mérito a que la doble instancia sea un


mecanismo muy deseable de revisión judicial, pues supone la posibilidad
de control amplio de las cuestiones jurídicas y fácticas de la sentencia. Esto
puede ser particularmente necesario en juicios complejos, que son conoci-
dos por órganos unipersonales, en que la cantidad de procesos e informa-
ción disponible hacen a la decisión más susceptible de error.

7.3. Consecuencias del carácter constitucional del derecho al


recurso procesal

Entender que el derecho al recurso tiene un carácter constitucional tiene


importantes repercusiones en la forma en que se conciben las normas que
lo regulan. Estas repercusiones pueden resumirse en las siguientes:
a) En primer lugar el legislador debe cuidar la regulación de los res-
pectivos recursos procesales, no pudiendo someterlos a requisitos o
condiciones que hagan imposible o dificulten en demasía su ejerci-
cio. Estos requisitos no pueden ser desproporcionados u obstaculi-
zadores, esto es, deben ser razonables 57; en síntesis, no pueden afec-
tar el libre ejercicio del derecho a interponer un recurso procesal.
Con todo, al menos en nuestro país la tendencia es a rigidizar cada
vez más la regulación de los recursos procesales, con exigencias
formales, que muchas veces no resultan del todo justificables. Hay
un abandono progresivo de la apelación, por antonomasia un recur-
so amplio y flexible, y un acercamiento a los recursos de nulidad
(penal y laboral) sustentados en la invocación de causales tasadas y
con requisitos de formalización que los hacen de difícil acceso.
b) Los jueces y tribunales están obligados a efectuar una interpretación
de las normas que regulan los recursos procesales, sus requisitos
de admisibilidad, de la forma más favorable para el litigante, de
manera que frente a casos de dudas deben preferir la interpretación
que permita el acceso al recurso 58 . Esta consecuencia no puede, sin
embargo, llegar a desvirtuar la verdadera naturaleza jurídica de las
resoluciones judiciales irt'iptlgnadas.

57 MONTERO y fLORS (2005), p. 43.


58 ÜRTELLS (2008), pp. 287-289.

C..\PÍHJLO I; TWRÍ.-\ GENER.\L DE LOS RECURSOS PROCES.-\LES

Págs. 1 - ./2
32 IVÁN HUNTERAMPUERO - EDINSON LARAAGUAYO

Un fallo palmario de esta forma de entender el derecho al recurso


se lee en la sentencia de la Corte Suprema, de 28 de noviembre de
2011, Rol Nº 7888-2011. En ese caso, la Co1ie de Apelaciones de
Concepción había declarado inadmisible un recurso de casación por
entender que no estaba cumplida la carga de ser patrocinado por
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión. La Corte Supre-
ma, sin embargo, conociendo por vía de queja, y sin perjuicio de su
rechazo, entendió que la Corte de Apelaciones de Concepción había
efectuado una interpretación formalista del artículo 772 del CPC,
generando una obstaculización al ejercicio del derecho a recurrir,
transgrediendo la garantía de un justo y racional procedimiento 59.

59 Los razonamientos de la Corte son los siguientes: "6º.- Que el atiículo 772 de la codi-
ficación procesal civil, refiriéndose al escrito en que se deduzca el recurso de casación
en el fondo, exige -en su inciso final- que éste sea patrocinado por abogado habilitado
que no sea procurador del número. Dicho lo anterior, cabe tener en cuenta que las re-
formas introducidas por la Ley Nº 19.374 al Código de Procedimiento Civil, tuvieron
entre sus principales finalidades propender a aminorar el formalismo en la interposi-
ción del recurso de casación y, si bien se mantiene la exigencia de la designación de
abogado para el patrocinio del recurso, no debe perderse de vista que la justificación de
ello encuentra su origen en la época en que se requería patente especial para compare-
cer ante la Co1ie Suprema, de modo tal que sólo aquellos profesionales que contaran
con dicha patente estaban en condiciones de patrocinar recursos para ante este tribu-
nal, circunstancia que explicaba el anuncio del recurso, para otorgar doble plazo en su
interposición, propendiendo así a que el profesional que lo redactaba fuera el que lo
suscribía, a quien, además, se le hacía responsable solidariamente con el pago de las
costas de la causa, exigencias que hoy ya no están vigentes.
Ése es el sentido en que debe interpretarse el presupuesto concerniente al patrocinio de
abogado habilitado que no sea procurador del número, con el que debe cumplir el es-
crito de interposición del recurso de casación, requisito que ya no resulta sacramental
y es posible de ser cumplido de diferentes formas, como se obtiene de lo prevenido en
el citado miículo 772, amplitud que en caso alguno pugna con el carácter de derecho
estricto de la casación, en la medida que sea observada en plenitud la exigencia pun-
tual que hace la ley, esto es, que el recurso aparezca respaldado por el patrocinio de un
abogado, sin inhabilidad, que no sea procurador del número
7º.- Que, así entonces, la circunstancia que el abogado Cristián Pinto Garrido haya
mantenido desde un inicio, sin interrupción y de manera exclusiva, el patrocinio y
mandato judicial del actor en el pleito en que incide el presente arbitrio extraordinario
y que en el estadio procesal correspondiente haya recurrido de casación en el fondo
manifestando que lo hace 'por su representado, el demandante', lleva a concluir, sin
lugar a dudas, que el libelo impugnativo en mención viene patrocinado por el aludido
profesional, por lo que también es inconcuso que ese recurso, al menos en lo que toca
a esta exigencia, fue correctamente entablado, ergo, no ameritaba la inadmisibilidad;

C-\PÍTULO ! : TEORÍ.\ UENER.-\L DE LOS RECURSOS PROCESALES

Págs. 1 - -12
RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCIA. 33

En dicho fallo nuestro Máximo Tribunal actúa efectuando una inter-


pretación finalista de la disposición, analizando el objetivo previsto
por el legislador al momento de exigir el patrocinio de abogado ha-
bilitado. A juicio de la Corte, dicha finalidad -con las múltiples re-
formas introducidas a la casación-, perdió todo sentido, convirtién-
dose en un requisito carente de justificación. Es por este motivo que
la forma en que debe entenderse cumplido el requisito del patrocinio
de abogado debe ser laxa, no formalista ni estricta.
Ligada a esta característica también se ha dicho que corresponde a
los jueces y tribunales realizar una interpretación de los requisitos
de admisibilidad de los recursos procesales en una forma que no sea
arbitraria, manifiestamente irrazonable o con error patente, pues
ello implicaría una abierta transgresión al derecho al recurso 60 . Una
interpretación excesivamente rígida de los requisitos establecidos
por el legislador para la interposición de un recurso podría dar lugar
a un recurso de queja en aquellos casos que se compruebe que ha
existido falta o abuso.
c) Otra consecuencia del carácter constitucional del derecho al recu-
so es la impugnabilidad de las resoluciones judiciales como regla
general. Al contrario, la inimpugnabilidad de las resoluciones tiene
un carácter excepcional y acotado a los casos que expresamente se
establecen por el legislador. Si no hay regla expresa, se entiende
que la resolución es impugnable. En nuestro país, al menos para el
proceso civil patrimonial, se respeta íntegramente esta regla 61 . En
prácticamente todos los ordenamientos jurídicos existen resolucio-
nes judiciales que no pueden ser objeto de impugnación. El caso
chileno no es la excepción desde que los artículos 159 inciso final
y 21 O del CPC establecen el carácter inimpugnable de esas resolu-
ciones. Sin embargo, estas no afectan el derecho al recurso desde

8°.- Que las razones expresadas conducen a determinar que, bajo las condiciones an-
tedichas, el examen de admisibilidad formal del recurso de casación en el fondo, con-
tenido en el libelo que rola a fojas 107 de los autos rol Nº 1O.744-201O, del Segundo
Juzgado de Letras de Coronel, débié tener por cumplido con suficiencia lo atinente
al patrocinio de letrado y concentrarse en los demás requisitos legales pertinentes,
en coqformidad a lo previsto en el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil".
60 RUBIO (2006), p. 2092.
61 BORD\LÍ (2010), p. 731.

C,.\PÍTULO l: TEORL-\ GENlóR..\L DE LOS RECURSOS PROC'ESs\LES


Págs. J - ./2
34 IVÁN HUNTER AMPUERO - EDINSON LARAAGUAYO

que este no tiene que ver con los actos o resoluciones de trámite,
sino que, tal como ya se advirtió, con las resoluciones definitivas o
interlocutorias que causan un daño que debe repararse por medio del
recurso procesal 62 .
d) Otro aspecto que puede conectarse indirectamente al derecho al
recurso es la motivación de las resoluciones judiciales. Se estima
que la motivación de las resoluciones es un aspecto clave en la
posibilidad de impugnarlas, desde que el tribunal da conocimien-
to público de los motivos y razonamientos que lo llevaron a la
decisión, y las partes quedan en situación de discrepar y funda-
'mentar su impugnación. Esto ha sido un lugar común en la doc-
trina 63 . Nuestra jurisprudencia también ha resaltado esa estrecha
relación. La Corte Suprema, en sentencia de 9 de septiembre 201 O,
Rol Nº 563-201 O, expresamente vinculó la motivación de la sen-
tencia con la efectividad del recurso procesal 64 . Ciertamente si los
jueces no tuvieran el deber de exponer los motivos de su decisión
sería difícil, por no imposible, detectar el error jurídico o fáctico
en que han incurrido.

62 Ídem.
63 T~RUFFO (2009), p. 516.
64 fü.:presamente se resolvió: "Se han detenido los tribunales y la doctrina en el estudio
de este requisito de las sentencias, por razones procesales y extraprocesales. Está pre-
sente, principalmente, la posibilidad ele las partes de recurrir y con ello dar aplicación
al 'justo y racional procedimiento' que exige la Constitución Política, que en mayor
medida se debe al.canzar en la sentencia, por ser la ocasión en que el Estado, por medio
del órgano jurisdiccional, responde al derecho de petición y especialmente a la acción
interpuesta en el proceso, tocio lo cual, sin duda, debe tener consideración el tribunal
superior al revisar eventualmente la decisión. Tan importante como lo anterior es la
legitimación con la sociedad y el escrutinio que puede hacer cualquier ciudadano de
lo expuesto por el juez, esta es una de las formas como el Poder Judicial se legitima
día a día en sus decisiones, se llega a la aplicación de los principios de transparencia
y publicidad, pilares fundamentales del Estado Democrático y Social ele Derecho. La
jurisprudencia comparada, al exigir la motivación de los fallos, conforme a la tutela
judicial efectiva ha resumido su finaliclacl, en que: 1º Permite el control de la actividad
jurisdiccional por parte de la opinión pública, cumpliendo así con el requisito de publi-
cidad. 2° Logra el convencimiento de las partes, eliminando la sensación ele arbitrarie-
dad y estableciendo su razonabilidad, al conocer el por qué concreto ele la resolución.
3º Permite la efectividad de los recursos. 4º Pone ele manifiesto la vinculación del Juez
y la Ley. (Sentencia del Tribunal Constitucional español, de 5 ele febrero de 1987)"
[énfasis ai'ladido]. SCS Rol Nº 6026-2009, ele 6 elejunio ele 2011.

C\PÍTUl.O J: TEORÍ.\ GENER.-\1. OE LOS RECURSOS PROCES.\l.ES


Págs. 1 ./2
RECURSOSPROCESA.LES
CIVILES.DOCTRINAY JURISPRUDENCL\ 35

En nuestro derecho esta relación que no siempre está presente. El


legislador ha previsto las exigencias de motivación solo para las sen-
tencias definitivas de primera instancia y para las de segunda instan-
cia siempre que revoquen o modifiquen las de primer grado (art. 170
del CPC). Para los autos y sentencias interlocutorias el legislador
solo ha exigido motivación cuando la naturaleza del negocio así lo
permita (art. 171 del CPC). De igual forma, tratándose de la senten-
cia de segundo grado que se limita a confirmar la de primera instan-
cia, tampoco existe el deber legal de fundamentarla 65 .
A mi juicio, la exigencia de motivación de las resoluciones judi-
ciales es siempre aplicable cuando se trata de decidir cuestiones
controvertidas, puesto que estas requieren que el tribunal exponga
los motivos que justifican su decisión. Por lo demás, la única forma
de dejar a las partes en condiciones de deducir los recursos proce-
sales es fundamentando las resoluciones judiciales. Serán los moti-
vos que justifican las decisiones del juez los que las partes deberán
ponderar al momento de discernir si recurren o no en contra de la
resolución.
e) Otra consecuencia derivable de esta característica del derecho al re-
curso es que los defectos del escrito de interposición no debieran
afectar su admisibilidad, salvo que consistan en defectos de trans-
cendencia y sin posibilidad de subsanación. Esta consecuencia pue-
de ser más resistida en el ámbito de los recursos extraordinarios,
donde la calidad de derecho estricto hace exigente el cumplimiento
exacto de sus presupuestos de admisibilidad. Lo dicho es sin pe1jui-
cio de la interpretación que ha sostenido la Corte Suprema sobre el
estándar de cumplimiento del requisito de patrocinio en el recurso
de casación.

8. PROCEDENCIA, ADMISIBILIDAD Y
PROSPERABILIDAD DE LOS RECURSOS PROCESALES

Estos conceptos suelen contu'ñdirse y utilizarse indistintamente en el


ámbito de los recursos procesales. Sin embargo, tienen significados pro-

65 En contrario, puede verse mi comentario ele sentencia: HuNTER (2007), pp. 239-247.

C.-IPÍTLJLO I: TLORÍ.-\ GENER-\L DE LOS RECURSOS PROCES.-\LLS

Págs. 1 - ./2
36 IVÁN HUNTERAMPUERO -EDINSON LARAAGUAYO

pios que intentaremos ir utilizando a lo largo de este texto. Se dice, por un


lado, que "la procedencia del recurso se hace depender de la concurrencia
de presupuestos procesales" 66 • En el ámbito de nuestro derecho·, esto ocu-
rría si la resolución en contra de la cual se recurre no es susceptible de
recurso alguno o bien si el recurso es interpuesto ante un tribunal distinto
al que corresponde de conformidad a la ley. En estos supuestos, el juez que
dictó la resolución recurrida o el superior jerárquico, en su caso, pueden de
oficio declarar su improcedencia.
Por otro lado, la admisibilidad del recurso "hace referencia al cumpli-
miento de los requisitos exigidos por la ley para que pueda sustanciarse
un recurso procedente" 67 . Si un recurso se encuentra interpuesto fuera de
plazo o no cumple con las exigencias formales establecidas por el legis-
lador, deberá declararse su inadmisibilidad. Este trámite se encuentra ex-
presamente consagrado en nuestro ordenamiento procesal civil a propósito
de la apelación (art. 201 del CPC), aun cuando también se contemplan en
la disposición ciertas hipótesis de improcedencia, como que la resolución
no sea susceptible del recurso interpuesto. Igual revisión de admisibilidad
se realiza en torno a los recursos de casación en el fondo y en la forma
(arts. 776, 778, 781 y 782 del CPC).
Por último, la prosperabilidad del recurso depende del fondo del asun-
to, y mira a su estimación o desestimación por parte del tribunal llamado
a conocer del mismo. Este requisito apunta a lo que se denominafimda-
mentación 68 del recurso, lo que tendrá que ser valorado conforme a las
prescripciones del derecho que resultan aplicables a la controversia.
La procedencia y la admisibilidad son requisitos necesarios para que
un recurso pueda prosperar, y ahí suelen reconocerse amplios poderes a
los jueces para efectos de que analicen y determinen si se cumplen los
presupuestos formales, de cumplimiento previo para un examen sobre
el fondo del recurso. Esta facultad, incluso, la tienen jueces supedores,
quienes de oficio pueden determinar si los recursos han dado cumplimien-
to estricto a los requisitos de admisibilidad (arts. 775 y 785 inciso 2° del
CPC).

66 MONTERO y FLORS (2005), p. 49 [énfasis añadido].


67 Ídem.
68 DEL\ ÜLIV.-\ y fERN-\NDEZ (1991 ), p. 205.

C.,PÍTULO l: TLORL\ GENER ..\l. DE LOS RECURSOS PROCES ..\LES

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RECURSOSPROCESALESCIVILES.DOCTRJNAY JURISPRUDENCL\ 37

9. NORMAS COMUNES A TODOS LOS RECURSOS PROCESALES

Todos los recursos procesales regulados en el CPC, y que son aplicables


a los litigios civiles patrimoniales, presentan una serie de reglas o normas
comunes que se deben cumplir como presupuesto de admisibilidad y efica-
cia, las que se detallan.

9.1. Regulación

No hay en el CPC una regulación sistemática de los recursos procesa-


les. A diferencia de otras instituciones, la regulación de los recursos pro-
cesales se encuentra difuminada en diferentes paties del CPC. Así, en el
Libro Primero, "De las normas comunes a todo procedimiento", se en-
cuentran regulados el recurso de apelación, recurso de hecho, reposición,
aclaración, rectificación y enmienda. En el Libro Tercero, "De los juicios
especiales", se encuentran regulados los recursos de casación en el fondo y
en la forma. El recurso de queja, por su parte, no está regulado en el CPC,
sino en el artículo 545 del COT.
Además de esta regulación específica, resultan aplicables a los recursos
las disposiciones relativas a las actuaciones judiciales.
Esta dispersión regulativa ha impedido construir adecuadamente una
teoría general de los recursos procesales, capaz que estructurar principios
y criterios comunes aplicables a todas las impugnaciones, cualquiera sea
su alcance.

9.2. Deben interponerse por escrito

Cualquiera que sea su naturaleza, característica o contenido, todos los


recursos procesales deben interponerse por escrito. Se trata de una actua-
ción procesal y como tal debe cumplir con todos sus requisitos. Esta es
una característica propia del procedimiento civil actual, aunque también
la exigencia de escrituración ess;,~mún en los procesos orales modernos.
Se estima que la escrituración es una herramienta mucho más eficiente que
la oralidad, desde que permite fijar con certeza el ámbito de extensión del
recurso, las peticiones y fundamentos. Otorga la certeza y seguridad que
no facilita la oralidad.

CAPÍTULO ! : TEORÍ.-\ GENER.-\l. DE LOS RECURSOS PROCESALES

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De igual manera, todo recurso debe encabezarse de una suma que indi-
que la naturaleza del recurso que se interpone, lo que debe ser coherente
con el cuerpo del escrito. En la práctica, cuando existe una discrepancia en
lo anunciado en la suma y el contenido del escrito, el juez solicita a la parte
aclarar o concordar su presentación, de manera de subsanar el defecto y
hacer factible el derecho al recurso.

9.3. Deben ser presentados por persona con ius postulandi

El ius postulandi es la capacidad de un sujeto para pedir en juicio. La


ley solo se la reconoce a ciertas personas -aquellas mencionadas en el ar-
tículo 2º inciso 1ºdela Ley Nº 18.120-, y son ellas las que pueden presen-
tar un recurso procesal. No puede presentar un recurso procesal la misma
parte que actúa en juicio. Debe hacerlo por medio de su apoderado.
Si la interposición del recurso es la primera actuación del pleito de-
berá además ser patrocinada por abogado habilitado para el ejercicio de
la profesión ( art. 1º inc. 1º de la Ley Nº 18.120). Nuestro legislador, en
un resabio de la anterior legislación, ha exigido respecto del recurso de
casación el patrocinio de abogado habilitado (art. 772 inciso final del
CPC). Se trata de un requisito adicional, puesto que el patrocinio debe
estar especialmente constituido para efectos del recurso de casación, con
independencia de si sea el mismo abogado patrocinante de la causa u otro
diferente. Esto, sin perjuicio de lo que diré más adelante (véase infi"a,
capítulo VII, 10.c.iii).

9.4. Renuncia a un recurso requiere facultad especial

De acuerdo al artículo 7° inciso 2° del CPC, para renunciar a un recurso


procesal se requiere una facultad especial del mandatario judicial. Esto
significa que, sin el consentimiento expreso del mandante, el apoderado
judicial no puede renunciar a los recursos procesales ni antes ni durante el
plazo para interponerlos. Ahora bien, aunque la ley no lo dice, se entiende
que la renuncia a los recursos debe ser expresa. No cabe, por tanto, exigir
facultad especial cuando se trata de una renuncia tácita, que se produciría
cada vez que el mandatario deja transcurrir los plazos sin deducir un re-
curso procesal.

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La ley no distingue respecto del tipo de recurso al que no se puede re-


nunciar sin facultad expresa. Debieran considerarse todos.
Problema aparte genera la renuncia anticipada a un recurso procesal,
mediante un acto sustantivo por el cual los litigantes excluyen la proce-
dencia de ciertos medios de impugnación. Esto suele ocurrir en los com-
promisos o cláusulas arbitrales, donde las paties, junto con determinar que
su conflicto será sometido al conocimiento de un juez árbitro, determi-
nan que la decisión no será susceptible de recurso alguno. No obstante la
elocuencia con que suele afirmarse esta renuncia anticipada, la doctrina y
jurisprudencia están contestes en entender que solo alcanza a los recursos
ordinarios, como la apelación o la reposición, pero no a ciertas causales
de los recursos extraordinarios, como la ultra petita en la casación en la
forma (art. 768 Nº 4 del CPC) o el recurso de queja cuando ha existido falta
o abuso en el pronunciamiento de la sentencia (aii. 545 del COT). Aquí
existen razones de orden público que impiden que la renuncia anticipada
sea susceptible de generar efectos.

9.5. Deben ser fundamentados y contener peticiones concretas


Este presupuesto no está expresamente contemplado en la ley con un
carácter general. Para el recurso de apelación se establece la carga de jus-
tificarlo y de expresar peticiones concretas en el artículo 189 inciso 1º del
CPC. Respecto de los recursos de casación, su propia naturaleza de dere-
cho estricto ha hecho exigible la precisión de los fundamentos y las peti-
ciones. Al respecto se ha resuelto:
"Que del mérito de la lectura del recurso se puede constatar que éste no reúne
los requisitos formales que exige el artículo 772 del Código de Procedimiento
Civil. En efecto, no explica en qué consiste el error de derecho que denun-
cia, desde que se limita a señalar que la sentencia habría considerado como
causal eximente de responsabilidad en materia civil el atiículo 21 de la Ley
Nº 18.575 que acusa como erróneamente aplicado, sin explicar ni fundamentar
al respecto, y tampoco señala de qué modo el referido error habría influido en
lo dispositivo del fallo, pues no indica de qué manera repercutió en la decisión
de rechazar la demanda el que-!~ sentenciadores estimaran que el Fondo de
Ayuda Mutua no es un solo acto administrativo" 69 .

69 SCS Rol Nº 9135-2012, de 17 de enero de 2013. También se ha resuelto, en el mismo


sentido: "Que a simple vista el recurso no cumple las exigencias que impone el artícu-

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Sin embargo, y en todo caso, la dialéctica procesal exige que el litigante


que impugna una resolución exponga los fundamentos que convenzan al
juez o al superior jerárquico de la necesidad de adecuar la resolución a la
legalidad. Esto es evidente: resulta difícil pretender modificar una resolu-
ción judicial sin explicar los motivos por los cuales se estima que el juez
ha errado en su decisión.
Tratándose de los recursos que buscan corregir errores procedimentales
(reposición, aclaración rectificación y enmienda, etc.), la carga de funda-
mentación y de indicar peticiones concretas puede no ser tan exigente, en
la medida que el juez puede suplirlas de oficio. El juez cuenta con una serie
de poderes procesales destinados a anular los actos contrarios a la legalidad
o evitar la nulidad de los actos del procedimiento (arts. 83 y 84 del CPC).
De esta forma, aun cuando las partes no sean tan precisas sobre las peticio-
nes y sus fundamentos, de igual manera el tribunal puede actuar de oficio.
Se ha dicho y resuelto que en estos aspectos existe un interés general que
trasciende el de las partes. La Corte Suprema, en fallo de 23 de marzo de
2012, casando una sentencia de la Corte de Talca, indico:
"Que de lo que se viene reseñando queda en evidencia que la Corte de
Apelaciones de Talca, al resolver de oficio como lo hizo, pasó por alto princi-
pios esenciales relativos a la ritualidad del proceso, como lo son, entre otros,
el de la cosa juzgada, el de convalidación y el de oportunidad, aspectos todos

lo 772 del Código de Procedimiento Civil al no hacer mención expresa y determinada


de la forma en que se ha producido la infracción y la manera cómo ésta ha influido
en lo dispositivo del fallo; en efecto, resulta insuficiente el planteamiento que se hace
porque, de un lado, 110 hay 1111mayor desarrollo de la normativa que debió aplicar la
sentencia y, de otro, no se advie1ie un verdadero enjuiciamiento de los preceptos que
se dice vulnerados, a fin de establecer su equivocada aplicación, con aquellos que la
sentencia debió aplicar y que no hizo. Esta confrontación de tesis de la sentencia con
la del recurso -que exige el aiiículo en comento-, se echa de menos en éste e impide
que el tribunal quede en situación de modifica!' la decisión a través de una eventual
sentencia de reemplazo; Quinto: Que, en seguida, tampoco el recurso explica la mane-
ra cómo estas infracciones han influido substancialmente en lo dispositivo del fallo. Lo
que la ley exige es que se realice un razonamiento tendiente a demostrar, de un modo
indubitable, cuál habría sido el resultado -acaso distinto-- a que habría llegado el tri-
bunal de no haber incurrido en los errores de derecho que se denuncian y demostrar, al
mismo tiempo, que al haberlo hecho de manera diversa y equivocada tuvo como con-
secuencia un fallo erróneo, condición que no se cumple en la especie y que en ningún
caso se .satisface con la sola mención de la oración, habría tenido necesariamente que
REVOCAR la sentencia de primer grado, sin señalar ninguna declaración" [énfasis
añadido). SCS Rol Nº 2823-2007, de 2 de ochibre de 2008.

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que miran no solamente al interés privado de los litigantes, sino que también
al orden público o al interés general y dio incorrecta aplicación al artículo 84
del Código de Procedimiento Civil, incurriendo, con ello, en un error en la
tramitación del proceso, que impele a esta Corte a corregir tal yerro, acogiendo
el libelo de nulidad sustancial que se viene analizando" [énfasis añadido ]7°.

9.6. Plazos de interposición de los recursos

Todos los recursos procesales para que sean declarados admisibles de-
ben interponerse dentro del plazo legalmente establecido. No es un pla-
zo único, pues varía según la naturaleza de la resolución recurrida y la
instancia en la que es dictada. Se trata, por lo general, de un plazo fatal,
individual y de días hábiles; en consecuencia, no son susceptibles de ser
ampliados más allá de su vencimiento previsto en la ley. Es importante te-
ner claridad del carácter individual del plazo para recurrir. Este corre para
la parte respectiva desde el momento de la notificación de la resolución,
independientemente que la otra u otras partes del proceso no hayan sido
notificadas. Lo anterior es sin pe1juicio de que el legislador, mediante una
norma expresa, disponga lo contrario.
Cabe mencionar que, por expresa disposición legal, el juez no puede
subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado estas fuera
del plazo fatal indicado por la ley (art. 84 inciso final del CPC). Por lo mis-
mo, si el recurso ha sido interpuesto fuera de plazo, no queda otro camino
que declarar su admisibilidad por haber precluido la oportunidad procesal.
Con todo, los plazos para interponer los recursos deben ser establecidos
por el legislador. No pueden quedar entregadas al arbitrio judicial. En este
punto resulta esencial que el legislador cuide en establecer plazos razona-
bles, que faciliten y permitan el ejercicio de los recursos. Para ello pueden
establecerse diferentes criterios: tipo de recurso, clases de resoluciones,
materia en que inciden, tipo de procedimiento, etc.

70 SCS Rol Nº 9992-2011, de 23 de marzo de 2012.

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