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EL ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL,

Actualmente Guatemala a f r o n t a u n a e n o r m e diversidad de problemas en el ámbito político y económico, de tal


cuenta que los retos que el país debe afrontar son variados y complejos, desafortunadamente las soluciones y
respuestas a los problemas que aquejan a nuestra patria no son contundentes. En ese sentido, es difícil asegurar la
existencia de un verdadero Estado de Derecho, por el contrario, las convulsiones sociales son más evidentes y el
reclamo del ciudadano hacia un Estado que incumple con su cometido de alcanzar el bien común, es más recurrente. Lo
cierto es que las condiciones de desarrollo social en el país presentan múltiples características menos las de ser
equitativas y viables, en tal sentido los pilares que dan sustento a la figura del Estado de Derecho son frágiles o
inexistentes.

HISTORIA DE LA INFANCIA Y SU SITUACIÓN ACTUAL EN LA SOCIEDAD

Hoy en día y de conformidad con lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, es posible determinar qué
personas ostentan la calidad de infante, así el artículo 1 del tratado internacional antes mencionado estipula lo siguiente:
“Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad,
salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.” (Convención sobre los
derechos del niño, 1990) A la luz de lo antes descrito, es importante aclarar que, en Guatemala, como Estado que
reconoce el contenido de la Convención mencionada, se entiende como niño o adolescente a toda persona menor de
dieciocho años de edad. Sin duda alguna, es conveniente hacer una breve, aunque profunda remembranza, respecto a
los antecedentes históricos de la figura del niño y la niña a lo largo de la historia de la humanidad. Este aspecto es
relevante para el tema central abordado en el presente ensayo, toda vez que, para comprender la situación actual de los
niños y adolescentes en sociedad, resulta conveniente determinar el momento histórico en que tanto los niños como las
niñas pasaron de ser objeto de derechos a convertirse en sujetos de derechos. Asimismo, es trascendental comprender
la situación de discriminación positiva existente en la actualidad respecto a los niños y niñas, ello con el afán de lograr
determinar las principales responsabilidades de los Estados del mundo respecto a los niños y el papel de la familia en el
proceso de socialización de los infantes. Los antecedentes más arcaicos respecto a la evolución

RESPONSABILIDAD DEL ADOLESCENTE ANTE LA LEY PENAL COMO MOTIVADORA SOCIAL

El adolescente tiene ante la normativa penal vigente en Guatemala. En ese sentido, debe considerarse que la
responsabilidad de un menor de edad es distinta si se le compara con la que corresponde a los adultos que trasgreden el
ordenamiento jurídico penal, tal situación se origina como parte de la discriminación positiva que el ordenamiento legal
realiza respecto los menores, ello tomando en cuenta las especiales condiciones que son propias de los niños, niñas y
adolescentes en nuestro país. De esa cuenta lo que se pretende es dejar por sentado ciertos aspectos claves para
entender la verdad jurídica que debe prevalecer sobre el tema referido a los adolescentes en conflicto con la ley penal.

LOS DELITOS GRAVES Y DE MAYOR RIESGO, CONSIDERACIONES SOBRE SU IMPACTO SOCIAL

El Acuerdo número 29-2011 emitido por la Corte Suprema de Justicia, establece la clasificación y competencia de los
delitos tipificados en el Código Penal Guatemalteco y leyes especiales, de conformidad con las reforma procesal penal
contenida en el Decreto número 7-2011 del Congreso de la República y el Decreto número 21-2009 Ley de Competencia
Penal en Procesos de Mayor Riesgo. De esa cuenta y de la lectura del Acuerdo antes mencionado, puede establecerse
que la clasificación de delitos estructurada por la Corte Suprema de Justicia, se agrupa en tres distintas categorías a los
tipos penales y estas son: delitos menos graves, delitos graves y delitos de mayor riesgo

Acuerdo número 29-2011 emitido por la Corte Suprema

a) Delitos menos graves: son delitos menos graves aquellos cuya pena máxima de prisión sea de hasta cinco años,
regulados en el Código Penal y leyes penales especiales, siempre y cuando no tengan competencia especializada para
la cual se ha creado órgano jurisdiccional específicos. Siendo competentes para conocer los jueces de paz en forma
progresiva conforme los convenios interinstitucionales según lo regula el Acuerdo número 26-2011 de la Corte Suprema
de Justicia, en tanto, en los demás casos continuarán conociendo de estos delitos los tribunales de sentencia penal en
forma unipersonal. b) Delitos graves: son delitos graves aquellos cuya pena es mayor de cinco años de prisión y que no
sean de mayor riesgo, según lo establece el artículo 3 de la Ley de Competencia de Procesos de Mayor Riesgo. Siendo
competentes para conocer los jueces de sentencia de forma unipersonal. c) Delitos de mayor riesgo: Son delitos de
mayor riesgo todos aquellos contenidos en el artículo 3 del Decreto número 21-2009

EL ADOLESCENTE CRIMINAL, PRINCIPALES CAUSAS SOCIALES

En nuestro país no es posible negar la participación de adolescentes en actos criminales, de igual forma los daños y
perjuicios que conlleva la comisión de hechos delictivos afectan indudablemente el orden social. Asimismo, en anteriores
líneas se ha determinado que los delitos cuya clasificación corresponde a graves y de mayor riesgo, producen
consecuencias de elevado costo dentro de la sociedad. Sin temor a equivocaciones puede afirmarse que el incremento
de conductas sociales desviadas, representa un problema para las comunidades y grupos sociales, dicha situación se
agrava si se determina que los responsables de una conducta criminal son adolescentes, toda vez que resulta anormal la
participación de menores de edad en la comisión de hechos violentos. En los últimos años se ha tratado de identificar
cuáles son las causas principales que motivan a los adolescentes a involucrarse en una vida criminal. Al respecto, vale
apuntar que muchas de las teorías expuestas por profesionales y expertos en la materia, son concordantes en cuanto a
determinadas categorías. Así la desintegración familiar, la falta de educación, la falta de identidad en el adolescente e
incluso la pobreza tanto en el aspecto material como moral, se postulan como las causas más recurrentes que inciden en
el aumento de adolescentes que infringen la ley penal

LEY DE PROTECCIÓN INTEGRAL DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

DECRETO NÚMERO 27-2003

ARTÍCULO 1. Objeto de la ley. La presente Ley es un instrumento jurídico de integración familiar y promoción social, que
persigue lograr el desarrollo integral y sostenible de la niñez y adolescencia guatemalteca, dentro de un marco
democrático e irrestricto respeto a los derechos humanos. ARTÍCULO 2. Definición de niñez y adolescencia. Para los
efectos de esta Ley se considera niño o niña a toda persona desde su concepción hasta que cumple trece años de edad,
y adolescente a toda aquella desde los trece hasta que cumple dieciocho años de edad.

ARTÍCULO 3. Sujeto de derecho y deberes. El Estado deberá respetar los derechos y deberes de los padres o en su
caso de las personas encargadas del niño, niña o adolescente, de impartir en consonancia con la evolución de sus
facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño, niña y adolescente ejerza los derechos reconocidos en la
Constitución Política de la República, la presente Ley y demás leyes internas, los tratados, convenios, pactos y demás
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos aceptados y ratificados por Guatemala, sin más
restricciones que las que establece la ley, cuya interpretación no será extensiva

ARTÍCULO 11. Integridad. Todo niño, niña y adolescente tiene derecho a ser protegido contra toda forma de descuido,
abandono o violencia, así también a no ser sometido a torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes

ARTÍCULO 15. Respeto. El derecho al respeto consiste en la inviolabilidad de la integridad física, psíquica, moral y
espiritual del niño, niña y adolescente. ARTÍCULO 16. Dignidad. Es obligación del Estado y de la sociedad en su
conjunto, velar por la dignidad de los niños, niñas y adolescentes, como individuos y miembros de una familia,
poniéndolos a salvo de cualquier tratamiento inhumano, violento, aterrorizador, humillante o constrictivo.

TITULO III DEBERES DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES CAPITULO UNICO DEBERES INEHERENTES

Artículo 62. Deberes y limitaciones. En la medida de sus facultades, todo niño, niña y adolescente estará solamente
sujeto a las limitaciones establecidas por la ley, con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los
derechos y libertades de los demás y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática. Para su desarrollo integral, los niños, niñas y adolescentes, en la medida de sus
capacidades, tiene los siguientes deberes:

a) Desarrollar actitudes de consideración, solidaridad, tolerancia, comprensión y respeto con los ancianos, adultos,
adolescentes y otros niños y niñas sin distinción de vínculo familiar, sexo, posición económica y social, étnica y
discapacidad física, mental o sensorial.

b) Respetar y obedecer a sus padres, tutores o encargados, contribuyendo a la unidad y lealtad familiar.

c) Apoyar a sus padres en su ancianidad, discapacidad o enfermedad, en la medida de sus posibilidades.

d) Conocer la realidad nacional, cultivar la identidad cultural, los valores de la nacionalidad guatemalteca y el patriotismo.

e) Actuar con honestidad y responsabilidad en el hogar y en todas las etapas del proceso educativo.

f) Esforzarse por asimilar los conocimientos que se les brinden y tratar de desarrollar las habilidades necesarias para
alcanzar un adecuado rendimiento escolar.

g) Cumplir con las disposiciones disciplinarias establecidas en el centro escolar donde curse sus estudios, siempre y
cuando se administren de modo compatible con su dignidad y no contravengan esta Ley ni las leyes del país.

h) Participar en las actividades escolares y de su comunidad.


i) Cuidar y respetar sus bienes, los de su familia, los de su centro de enseñanza y los de la comunidad, participando en
su mantenimiento y mejoramiento.

j) Colaborar en las tareas del hogar, siempre que éstas sean acordes a su edad y desarrollo físico y no interfieran con
sus actividades educativas y desarrollo integral.

k) Cumplir con los tratamientos médicos, sociales, psicológicos o de otra índole que sean necesarios para su bienestar.

l) Participar con respeto y honradez en las actividades culturales, deportivas o recreativas que organicen las instituciones
públicas o privadas.

m) Conocer y promover la Constitución Política de la República, la Convención sobre los Derechos del Niño y los
derechos humanos en general.

n) Buscar protección ante sus padres o encargados o ante las autoridades competentes, de cualquier hecho que lesione
sus derechos.

o) Respetar, propiciar y colaborar en la conservación del ambiente.

p) No abandonar la casa de sus progenitores o aquella que ellos o la autoridad les hubiese asignado, sin la debida
autorización de ellos, salvo cuando su integridad física y mental esté en riesgo grave de sufrir algún tipo de daño.

Del dicho al hecho, hay un gran trecho

Pamimayo 15, 2018Boletin / Boletines

A 28 años de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño Hoy hace exactamente 28 años, el 15 de
mayo de 1990, la Convención sobre los Derechos del Niño –CDN- fue ratificada por el Estado de Guatemala presidido
por Marco Vinicio Cerezo Arévalo, por medio del decreto de ratificación del Congreso de la República No. 27-90. En
consecuencia y a partir de entonces, la CDN es parte de la legislación nacional, y a partir de la cual el Estado se
comprometió a asumir una serie de responsabilidades, entre otras: Dar a conocer los principios y disposiciones de la
Convención a través de medios apropiados y eficaces a adultos y a la niñez de Guatemala. Enviar al Comité de
Derechos del Niño en Ginebra informes sobre el cumplimiento de los derechos de la niñez: el primero a los dos años de
su ratificación, y posteriormente, cada 5 años. Ajustar su marco jurídico para que sea coherente con las disposiciones de
la Convención y su doctrina de la protección integral. Algunos de tales compromisos se fueron cumpliendo con el
transcurrir de los años y los subsiguientes gobiernos; ejemplo de ello, la creación, formulación y ratificación de todo un
marco jurídico e institucional de protección a la niñez guatemalteca. Entre otros, la Ley de Atención a Personas con
Discapacidad (1996), Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (2003); el Convenio 182 sobre las peores
formas de Trabajo Infantil de la OIT (2006); el Convenio Relativo a la Protección del Niño y a la cooperación en Materia
de Adopción Internacional, o de La Haya (2007); Ley de Adopciones (2007); Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo (2008); la Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de
Personas (2009); y la Ley del Sistema de Alerta Alba Keneth (2010). Sin embargo, como dice el refrán popular, “del dicho
al hecho hay un gran trecho”; es decir que lo prometido no se corresponde con las acciones o camino que los gobiernos
deberían de seguir o cumplir para alcanzar lo ofrecido y prometido con tanta ley nacional y en tantos pactos, tratados,
convenios que firman y ratifican. En la actualidad aún existe una enorme cantidad de vacíos legales e institucionales
que, infortunadamente, tienen sumida a la niñez y adolescencia de nuestro país en uno de los más profundos abismos
que la historia ha registrado desde el principio de los tiempos de la mal llamada nueva era democrática de Guatemala.
Baste citar los siguientes ejemplos:“Ocho de cada 10 niños y adolescentes indígenas viven en situación de pobreza, de
los cuales el 84.9 % viven en pobreza y 45.5 % en pobreza extrema. La desnutrición crónica es otro de los enemigos
para este sector de la población, evidenciando niveles superiores que los niños no indígenas, 61.2 % a diferencia del
34.5 %. “En niveles educativos, se evidencia que la tasa de educación es inferior en los departamentos con población
indígena, con mayor dificultad para las mujeres. En la inversión del Estado también se refleja una diferencia. Por cada
quetzal que se invierte en una persona ladina o mestiza, solo destina 45 centavos para una persona indígena. “Sabemos
quiénes son, cuántos son y dónde están. Son 2.8 millones de niñas, niños y adolescentes, indígenas guatemaltecos, a
los cuales se les están negando sus derechos y están sufriendo sus peores carencias, porque son indígenas, pobres y
del área rural, siendo invisibles para la sociedad”, dijo Carlos Carrera, representante de Unicef. (Extracto de noticia de
periódico local publicada el 5 de diciembre del 2017) “En Guatemala, uno de cada dos niños y niñas menores de cinco
años padecen desnutrición crónica, y el presidente decreta estado de Calamidad por el mal estado de las carreteras. En
un solo año (2015) quedaron embarazadas 83 mil 483 niñas y adolescentes de entre 10 y 17 años (OSAR), la mayoría
de ellas producto de una violación. En el 2016 hubo siete mil 338 denuncias por violencia sexual en personas menores
de edad, y 14 mil 698 por maltrato físico (MP); en ese mismo periodo hubo 809 muertes violentas en niños, niñas y
adolescentes, el 90 por ciento de ellas por

armas de fuego.” (Prensa Libre. 27 de Julio de 2017. Carolina Escobar Sarti: La calamidad como estado)

“En total son un millón 272 mil niños los que están condenados a no alcanzar su potencial físico e intelectual. Los niños
desnutridos agudos suman 19 mil 160 que representan el 0.7% de menores de 5 años.” (Extracto de noticia del periódico
Prensa Libre, del 12 de Febrero de 2018) “Un total de 41 niñas fallecieron y 15 resultaron heridas en el Hogar Seguro
Virgen de la Asunción de Guatemala, situado en la capital del país, el 8 de marzo de 2017. Un año después los
representantes de las jóvenes todavía lloran la indolencia de las autoridades que no “quisieron” evitar la tragedia.”
(Telesur. 8 de marzo de 2018) Es indudable que la intención de los dirigentes mundiales al elaborar la CDN fue
incorporar toda la gama de derechos humanos: civiles, culturales, económicos, políticos y sociales a la niñez y
adolescencia del mundo. Es incuestionable también, que el espíritu de la CDN es garantizar a todas las personas que no
hayan cumplido la mayoría de edad, su protección integral, su pleno y armonioso desarrollo, para que crezcan sanos,
poderosos, optimistas, confiando en la sociedad y el país que les vio nacer. ¿Tendremos acaso que esperar otros 28
años para seguir tomando impulso y eliminar los obstáculos que nos impiden cruzar ese trecho?

CONCLUSIONES

• Las principales causas que inducen a los adolescentes a delinquir han sido definidas por expertos en materia de niñez y
adolescencia, de esa cuenta se tienen como factores de riesgo la falta de educación formal, la desintegración familiar y la
marginalidad social.

• Los niños y las niñas en la actualidad se encuentran protegidos por instrumentos jurídicos internacionales y nacionales,
que proclaman los derechos y obligaciones que les corresponden. De esa cuenta los Estados del mundo, incluyendo
Guatemala, han asumido el compromiso de implementar políticas públicas que garanticen el desarrollo de los niños,
niñas y adolescentes, ello con el afán que éstos puedan tomar parte activa dentro de los grupos sociales y comunidades
que integran la sociedad.

• El Estado debe procurar actuar de forma preventiva para evitar la comisión de hechos

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