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Imperio Romano en Judea

Antecedentes

166 a. C. — Los «judíos piadosos» (jasidim), al mando de Judas Macabeo, luchan contra
los judíos helenizantes, ya que con Antíoco IV surge la iniciativa de convertir a Jerusalén
en una ciudad griega, prohibiendo el culto a Yahveh, así como los ritos judíos, y
consagrando el templo al dios Zeus.

164 a. C. — Se produce la rebelión de los macabeos. Se forma Judea como Estado judío
independiente.

150 a. C. — Los sirios son expulsados de Jerusalén.

129 a. C. — Caída del reino seléucida. El estado judío adquiere plena autonomía.
Gobiernan los asmoneos, partidarios del sector saduceo.

110 a. C. — El rey y sacerdote de Judea, Juan Hircano I, conquista Idumea y Samaria.

105 a. C. — El rey y sumo sacerdote de Judea, Alejandro Janneo, hace que se acabe el
apoyo a los fariseos y comienzo el favor a los saduceos.

Antes de Roma

Para establecer un punto de inicio de la configuración de lo que llegaría a convertirse en la


Judea de Jesucristo, podríamos remontarnos a lo que se conoció como la Revuelta de los
Macabeos, iniciada en el año 167 antes de Cristo. Este movimiento de liberación surgió
para luchar contra el dominio helenístico del imperio seléucida sobre los territorios judíos
de la denominada Tierra de Israel. Los macabeos recibieron este nombre por el apodo de
uno de los líderes de la revolución judía, Judas Macabeo, del arameo maqqaba, “martillo”,
por su ferocidad en la batalla, hijo del sacerdote Matatías. Tras varias batallas en las que
los macabeos demostraron gran destreza en el arte de la guerra, el ejército sirio fue
vencido y se logró la independencia de los reinos judíos, instaurándose de nuevo los ritos
judíos y nombrándose a Jonatán Macabeo como sumo sacerdote tras la muerte en
combate de su hermano Judas, en el 160 antes de Cristo. Fue en el año 142 antes de
Cristo cuando, bajo el reinado de Simón Macabeo, último hijo de Matatías, se fundó la
considerada dinastía asmonea, en el mismo año en que el rey de Siria, Demetrio II, otorgó
al reino judío plena independencia política, que se sumaba a la ya conseguida
independencia religiosa. Los asmoneos permanecerían en el poder hasta el año 37 antes
de Cristo, pero los últimos 23 años no gobernaron bajo autonomía judía, sino ya bajo el
dominio del Imperio Romano.
Intervención romana en Judea

Cuando en el año 63 antes de Cristo el cónsul de la República de Roma, Cneo Pompeyo


Magno, se hizo con el control del Ponto tras vencer a Mitrídates VI, se dirigió a Judea para
asegurar esos territorios, encontrándose con el enfrentamiento entre los hermanos
Hircano y Aristóbulo. Hijos del sumo sacerdote Alejandro Janneo y de su esposa Salomé
Alejandra, iniciaron una disputa por el trono a la muerte de sus padres. Ambos se
erigieron reyes en diferentes territorios, bajo los nombres de Hircano II y Aristóbulo II,
apoyados respectivamente por los fariseos y los saduceos, ambos grupos judíos con
distintas pretensiones.

El primer gran cambio sucedería cuando Pompeyo entró en Jerusalén profanando el


Templo y convirtiendo a Judea en un protectorado de Roma, con Hircano como Sumo
Sacerdote. Aristóbulo y su familia fueron enviados a Roma como rehenes. Judea pasó a
estar entonces bajo la autoridad romana, pero los problemas dinásticos no se terminaron,
y en el año 60 antes de Cristo, Alejandro, hijo de Aristóbulo, escapaba de Roma, de igual
modo que su padre lo conseguiría cuatro años después. Sus fuerzas se dirigieron contra
Aulio Gabinio, militar romano que representaba verdaderamente al enemigo a derrotar
para acabar con Hircano en Judea. A pesar de lograr varias victorias, fueron derrotados
pocos años antes de que Roma sufriera la turbulenta época protagonizada por la victoria
de los partos frente a Marco Licinio Craso, y por la guerra civil entre Pompeyo y Julio
César. Aristóbulo fue envenenado en Roma y su hijo Alejandro decapitado en Antioquía,
bajo una de las últimas órdenes que Pompeyo daría, antes de que César saliera victorioso
y nombrara etnarca a Hircano, algo así como líder de los judíos, siempre bajo autoridad de
Roma.

En el año 47 a. C. Antípatro el Idumeo sucedió a Hircano como procurador de Judea,


siendo nombrado por Julio César. Al morir Antípatro en el 44 a. C., su hijo Herodes I el
Grande fue nombrado gobernador por el Senado romano y rey de Judea en el 39 a. C., si
bien empezó a reinar dos años después. Durante su reinado eliminó a varios miembros de
los Macabeos, para asegurarse en el trono. Los romanos llamaron a Herodes «rey aliado y
amigo del pueblo romano» (rex socius amicusque populi Romani). Murió en el año 4 a. C.
y el reino de Judea fue dividido entre cuatro de sus hijos, que se convirtieron en tetrarcas,
si bien Roma intervino continuamente en la política interna, hasta el punto que el
emperador romano César Augusto destituyó de su cargo a un hijo de Herodes.

Los Herodes:
1. Herodes el Grande (37-4 a.C.), el fundador de la“dinastía”. (es el que manda
asesinar a Cristo)
2. Herodes Antipas (4 a.C.-39 d.C.), hijo de El Grande y de una de sus mujeres, la
samaritanaMaltace. Tetrarca de Galilea. Jesús en el Evangeliode Lucas (13,32) lo
denomina “zorro”, por suproverbial astucia. Otras apariciones en elEvangelio:
asesinato de Juan Bautista (Mc 6,17-29 y paralelos) e intervención en la muerte de
Jesús(Lc 23,8-12). Su reinado fue feliz en conjunto ybeneficiosos para Galilea,
Mateo 2 y Lc 1,5.
3. Herodes Filipo, hijo de El Grande y de otra de susmujeres, de nombre Cleopatra. Es
el que se casa conSalomé, hija de Herodías, nieta de Herodes el Grande(Mc 6,17).
El Evangelio de Marcos lo confunde con otroHerodes Herodes (sic), o quizá
Herodes Boeto (que noaparece en los Evangelios) y que fue el verdadero maridode
Herodías (sobrina suya) y padre de la joven danzanteSalomé. Murio en Roma.

4. Herodes Agripa I (reinó del 41 al 44 d.C.) Hombreinteligente y práctico fue


designado rey de Judea porCalígula y durante su breve reinado Judea estuvo en
paz.Intervino contra los cristianos, y mandó decapitar aSantiago, hermano de Juan,
hijo del Zebedeo en el año41 (Hch 12,1-23).
5. Herodes Agripa II (reinó durante los años 48-95 d.C.)Hijo de Herodes Agripa I, fue
rey de Calcis y el Imperiole concedió también las tierras de Herodes Filipo (Lc3,1).
Tuvo un reinado feliz, ensombrecido por no haberpodido evitar la guerra entre
Judea y Roma en los años66-70, que acabó con la destrucción de Jerusalén.

Creación de la provincia

Finalmente al reino de Judea se le añadieron los territorios de Samaria en el centro e


Idumea al sur, además de Batanaea (Bashan) y Trachonitis (Trajón) al este de Gaulanitis
(por decisión del emperador Augusto), con lo que se formó la provincia romana de Iudaea.
Esta provincia fue gobernada por un prefecto, siendo uno de los más famosos Poncio
Pilato. Como testimonio al título praefectus de Pilato, una inscripción en piedra se
descubrió en Caesarea en la orilla del mar de Israel. Herodes Arquelao fue etnarca de
Judea, Samaria e Idumea, hasta que en el año 6 d. C. los romanos, cansados de su
brutalidad, lo depusieron y pasaron a gobernar directamente la región. Entre los años 41 y
44 d. C. la provincia de Iudaea gozó de cierta autonomía cuando Herodes Agripa I llegó al
poder, nombrado por el emperador Claudio. Cuando el hijo de Agripa, Herodes Agripa II
murió en el 100, la provincia pasó al completo control de Roma.
Gobernadores

46-48 d. C. — Tiberio Julio Alejandro

48-52 d. C. — Ventidio Cumano

52-58 d. C. — Marco Antonio Félix; fue quien tuvo preso por dos años al apóstol Pablo.

Guerras judeo-romanas

Primera Guerra Judeo-Romana

La Primera Guerra Judeo-Romana, también llamada Gran Revuelta Judía (en hebreo ‫המרד‬
‫הגדול‬, ha-Mered Ha-Gadol), fue la primera de las tres principales rebeliones de los judíos
de la provincia de Judea contra el Imperio romano (guerras judeo-romanas), y tuvo lugar
entre los años 66 y 73 d. C. —la segunda fue la Guerra de Kitos (115-117) y la tercera la
Rebelión de Bar Kojba (132-135)—. Comenzó en el año 66, a causa de las tensiones
religiosas entre griegos y judíos. Terminó cuando las legiones romanas, comandadas por
Tito, en el año 70 asediaron y destruyeron Jerusalén, donde saquearon e incendiaron el
Templo de Jerusalén, demolieron las principales fortalezas judías, especialmente Masada,
en el año 73, y esclavizaron o masacraron a gran parte de la población judía.

Contexto

En el año 6, Judea, que hasta entonces había sido un Estado cliente de Roma con su
propio gobernante, fue incorporada como provincia al Imperio romano. Pasó a ser regida
por un procurador, responsable del mantenimiento de la paz y de la recaudación de los
impuestos. En este último aspecto, eran comunes los abusos, lo cual causaba hondas
molestias a la población judía, que debía soportar una doble carga impositiva, ya que
también era obligatorio ofrecer tributo al Templo de Jerusalén. Por otro lado, la presencia
de la autoridad romana fue también fuente de tensiones religiosas: desde el comienzo de
la administración, los romanos se arrogaron el derecho a nombrar al Sumo Sacerdote.
Otro conflicto de tipo religioso, que estuvo a punto de desembocar en una revuelta, se
produjo cuando el emperador Calígula tomó la decisión de ubicar una estatua suya en el
interior del Templo. El asesinato de Calígula en el año 41 impidió que su propósito se
llevase finalmente a cabo.

Desde la muerte del rey Herodes el Grande, antes incluso de que la dominación romana
empezara a ejercerse de forma directa, había surgido entre los judíos un movimiento
revolucionario de orientación teocrática, cuya finalidad era la expulsión de la presencia
romana en Judea: los zelotes. Generalmente se considera como el iniciador de este
movimiento a Judas el Galileo. Este grupo permanecería activo durante seis décadas y
sería uno de los principales motores de la revuelta en el año 66. El movimiento fue
radicalizándose a medida que los sucesivos incidentes iban acentuando el antagonismo
entre judíos y romanos.

El comienzo

La revuelta se inició en el año 66 en Cesarea, cuando, tras ganar una disputa legal frente a
los judíos, los griegos perpetraron un pogromo contra el barrio en el que la guarnición
romana no intervino. La ira de los judíos se acrecentó cuando se supo que el procurador
Gesio Floro había robado dinero del tesoro del Templo. Así, en un acto desafiante, el hijo
del Sumo Sacerdote, Eleazar ben Ananías, cesó las oraciones y los sacrificios en el Templo
en honor al emperador romano y mandó atacar a la guarnición romana que estaba en
Jerusalén. El tetrarca de Galilea y gobernador de Judea, Herodes Agripa II, y su hermana
Berenice huyeron mientras Cestio Galo, legado romano en Siria, reunía una importante
fuerza en Acre para marchar a Jerusalén y sofocar la rebelión.

El asedio y la caída de Jerusalén

Los judíos lograron repeler las fuerzas de Cestio Galo en Bet Horón y le obligaron a
retirarse, matando 6000 legionarios de la Legio XII Fulminata en la emboscada.
Seguidamente, el emperador Nerón encargó la campaña al general Vespasiano, de los más
experimentados de Roma, que concentró cuatro legiones, la V Macedonica, la X Fretensis,
la XII Fulminata y la XV Apollinaris; 60 000 hombres aproximadamente 4 en Judea y logró
en el 68 aplastar la resistencia judía en el norte. Así, el líder zelote del norte, Juan de
Giscala, y el sicario Simón bar Giora consiguieron escapar a Jerusalén. En el año 69
Vespasiano fue nombrado emperador de Roma, dejando a su hijo Tito, de veintinueve
años, al cargo del asedio y la toma de Jerusalén, capital de la provincia de Judea.

En el verano del año 70 los romanos, tras romper las murallas de Jerusalén, entraron y
saquearon la ciudad. Atacaron en primer lugar la fortaleza Antonia y seguidamente
ocuparon el Templo, que fue incendiado y destruido el día 9 del mes judío de Av del
mismo año; al mes siguiente cayó la ciudadela de Herodes.

El asedio y la caída de Masada

Conquistada Jerusalén, en la primavera del año 71 Tito parte hacia Roma, habiendo
encargado la tarea de terminar las operaciones militares en Judea a la Legio X Fretensis
bajo las órdenes del nuevo gobernador de Judea, Lucilio Baso. Debido a una enfermedad,
Baso no completa la misión, por lo que es sustituido por Lucio Flavio Silva. Así, Silva
marcha hacia la última fortaleza judía que quedaba en pie, Masada, en el otoño del año
72. De acuerdo con Josefo, cuando los romanos finalmente lograron entrar en Masada
(año 73), descubrieron que 953 defensores, bajo el liderazgo del sicario Eleazar ben Yair,
habían preferido suicidarse en masa antes que rendirse.

Consecuencias

Tras la revuelta, toda Judea se convirtió en una provincia en ruinas, con una Jerusalén
reducida a escombros y el Templo destruido. Según el autor judeorromano Flavio Josefo,
aproximadamente 1 100 000 judíos murieron y 97 000 fueron capturados y esclavizados;9
los cálculos actuales estiman el número de muertos entre 600 000 y 1 300 000 judíos.10
Desde el punto de vista histórico, la derrota de los judíos fue una de las causas de la
Diáspora —numerosos judíos se dispersaron tras perder su Estado y algunos de ellos
fueron vendidos como esclavos en diferentes lugares del Imperio romano—, y una de las
mayores catástrofes de la historia judía,11 que acabó con la historia del Estado judío en la
antigüedad.12 Por otro lado, desde el punto de vista religioso, la destrucción del Templo
de Jerusalén supuso la pérdida espiritual más importante de los judíos,13 que todavía hoy
recuerdan en el día de duelo de Tisha b'Av.

Segunda Guerra Judeo-Romana

La guerra de Kitos (115 - 117) (en hebreo: ‫ מרד הגלויות‬mered ha'galoyot, «Rebelión del
exilio») es el nombre dado a la segunda de las guerras judeo-romanas. El nombre proviene
del general romano Lusio Quieto, quien reprimió despiadadamente la rebelión judía en
Mesopotamia y fue luego enviado a Judea como procurador por el emperador Trajano,
cargo que mantuvo hasta que fue ejecutado por orden de Adriano.

Antecedentes

En el año 113, Trajano inició su campaña militar contra el Imperio parto, con el objetivo de
conquistarlo y llegar a India, como Alejandro Magno.1 Para esto, movilizó las legiones
desplegadas en todo el Imperio, dejando desguarnecidas las ciudades conquistadas del
norte de África y otros sitios. Para garantizar sus líneas de comunicaciones y
abastecimientos, ocupó el reino de los nabateos para tener la ciudad de Palmira como
base para el ataque y, dada la historia de levantamientos de la provincia de Judea, tomó
una serie de medidas contra los judíos: entre otras cosas, les prohibió el estudio de la Torá
y la observancia del Shabat.2 Estas medidas causaron indignación en la población judía,
tanto dentro como fuera del territorio de Judea.

Inicio

En el año 115, el ejército romano comenzó su ofensiva contra los partos, logrando
conquistar Mesopotamia, incluidas las ciudades de Babilonia y Susa, sedes de grandes
academias judías. Las colonias judías de estas ciudades, conocedoras de las persecuciones
que sus sabios sufrían en Judea, y que vivían en un marco de libertad religiosa desde hacía
600 años, combatieron encarnizadamente contra las legiones romanas y apoyaron a los
partos.

Las comunidades griegas de Cirenaica (Libia) y Chipre atacaron los barrios judíos
excusándose en el apoyo que estos daban a los partos. Este ataque llevó a las
comunidades judías a la organización de su autodefensa y contraataque. El historiador
romano Dión Casio no menciona las causas del origen de la revuelta, mientras que el
historiador eclesiástico Eusebio de Cesarea dice: «Los judíos, dominados por un espíritu
de rebelión, se levantaron contra sus conciudadanos griegos.

La revuelta

Cirene y Egipto

Los judíos de Cirene, capital de la provincia romana de Cirenaica, liderados por un tal
Lucas (Dión Casio lo denomina Andreas, probablemente su nombre romano) atacaron los
barrios griegos, destruyendo numerosos templos dedicados a dioses paganos, como
Júpiter, Apolo, Artemisa e Isis, así como edificios que simbolizaban el poder romano.
Según Casio, murieron cerca de 200 000 romanos;Simón Dubnow considera sumamente
exagerada esta cifra. Eusebio, en sus crónicas, menciona que como consecuencia de estos
levantamientos Libia fue despoblada hasta el punto de que fue necesario fundar nuevas
colonias varios años después para recuperar la población. El obispo Sinesio, nativo de
Cirenaica, también habla de las devastaciones causadas por los judíos.5

El movimiento comandado por Lucas se dirigió luego a Alejandría, entró en la ciudad,


abandonada por las tropas romanas con base en Egipto dirigidas por el gobernador Marco
Rutilio Lupo, e incendió algunos barrios de la misma. Tanto los templos paganos como la
tumba de Pompeyo fueron destruidos. Esto obligó a Trajano a enviar nuevas tropas al
mando del praefectus pretorius Quinto Marcio Turbo para pacificar las provincias de
Egipto y Cirenaica, lo que se logró en el otoño del año 117. Así, Los bienes y las
propiedades de las comunidades judías fueron expropiadas para reconstruir las ciudades y
los daños causados por el levantamiento. Su líder Lucas presumiblemente huyó hacia
Judea.

Tercera Guerra Judeo-Romana


La Rebelión de Bar Kojba (132–135; en hebreo, ‫ )מרד בר כוכבא‬contra el Imperio romano,
también conocida como la Segunda Guerra Judeo-Romana, fue la segunda gran revuelta
judía en Judea y última de las grandes Guerras Judeo-Romanas. Algunos autores la
denominan Tercera Guerra Judeo-Romana, contando también los disturbios de los años
115–117, conocidos como la Guerra de Kitos o la Rebelión del exilio, reprimidos por el
general Lusio Quieto, que gobernaba la provincia en esos tiempos.

Causas

Después de la rebelión en los años 66-70 d. C., las autoridades romanas tomaron medidas
para aplastar todo nuevo intento de rebelión en Judea. Se modificó su situación política y
en lugar de un prefecto se nombró un gobernador de rango pretorio, y en las ruinas de
Jerusalén se estableció la sede de una legión romana completa, la Legio X Fretensis.

La dirección política y religiosa del pueblo judío quedó en manos del Sanedrín, con sede
inicial en Yavne, y fue cambiando de ciudad por razones de seguridad.

Las causas directas de la rebelión varían según la fuente. El historiador romano Dión Casio
(155- 229) atribuye la revuelta a la decisión de Adriano de fundar en el lugar de Jerusalén
una ciudad romana llamada Aelia Capitolina (Aelia por su propio nombre y Capitolina en
honor al dios romano Júpiter).1 Por otro lado, las fuentes judías, si bien reconocen como
cierta esta resolución, asignan mayor prioridad a los decretos dictados por Adriano que
prohibían el Brit Milá (circuncisión), el respeto del sábado y las leyes de pureza en la
familia.2

La intención de Adriano era "civilizar" e incorporar de una vez por todas a los judíos a la
cultura greco-romana. Para la cultura griega y romana, la circuncisión era una mutilación
intolerable.

La rebelión

El Taná Rabí Akiva, que sin ser nombrado nasi dirigía el Sanedrín, convenció a los demás
miembros que apoyaran la inminente rebelión y declararan al comandante elegido, Simón
bar Kojba, como el Mesías, de acuerdo con el versículo bíblico de Números 24:17:
"Descenderá una estrella de Jacob" ("Bar Kojba" significa "hijo de la estrella" en arameo).

Los líderes judíos planearon cuidadosamente la segunda rebelión para evitar los
numerosos errores que se habían cometido en la primera. En el año 132 d. C. la rebelión
dirigida por Bar Kojba rápidamente se expandió desde Modiim a través de todo el país,
derrotando a la X legión romana con base en Jerusalén y destruyendo a la XXII Legión
Romana que había acudido desde Egipto.
Un Estado soberano judío se restauró en los siguientes dos años y medio. La
administración pública estaba encabezada por Simón bar Kojba, que tomó el título de
"Nasí" (Príncipe o Presidente de Israel). Se anunció la «Era de la redención de Israel», se
realizaron contratos y se emitieron monedas de cobre y plata en gran cantidad con la
correspondiente inscripción.

Rabi Akiva presidía el Sanedrín. Se celebraban los servicios religiosos y se reanudaron los
korbanot (sacrificios rituales de animales u otras ofrendas). Se presume que se intentó
restaurar el destruido Templo de Jerusalén, pero no hay pruebas fehacientes de ello.

Resultados de la rebelión

Según Dión Casio, murieron cerca de 580 000 judíos. Asimismo, 50 ciudades fortificadas y
985 aldeas fueron arrasadas.7 Adriano intentó destruir de raíz la identidad judía, que
había sido la causa de las continuas rebeliones. Prohibió la Torá, el calendario judío y
mandó ejecutar a numerosos rabinos estudiosos y eruditos. Los rollos sagrados fueron
quemados en una ceremonia en el Monte del Templo.

En la zona del antiguo templo instaló dos estatuas, una del dios romano Júpiter y otra de
él mismo. Administrativamente eliminó la provincia romana de Judea fusionándola con
otras regiones en la provincia de Siria-Palestina (Syria Palæstina,8 ) tomando el nombre de
los filisteos, antiguos enemigos de los judíos, y fundó la ciudad de Aelia Capitolina en el
sitio de Jerusalén, prohibiendo a los judíos que entraran en ella. Para humillarlos aún más,
sobre la puerta principal de la ciudad se colocó la estatua de un cerdo. Actualmente
existen restos del cardo de la fase romana en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Los historiadores modernos atribuyen a la Rebelión de Bar Kojba una importancia


histórica decisiva. La destrucción masiva y las pérdidas de vidas ocasionadas por la
rebelión hace que se considere el inicio de la definitiva diáspora judía en esta fecha. A
diferencia de la primera Guerra Romano-Judía, la mayoría de la población judía fue
asesinada, esclavizada o exiliada, y la religión judía prohibida. Luego de la rebelión, el
centro de la vida religiosa pasó a las sinagogas de Babilonia. Recién en el siglo IV
Constantino I permitió a los judíos entrar en Jerusalén para lamentar su derrota una vez al
año el 9 de Av en el Muro occidental.

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