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Yoga Oracle
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Para trabajar: Es una postura que permite el descanso del tronco y la posibilidad de practicar la
respiración completa. Es un momento para tomarnos un tiempo y, sin emitir juicios valorativos,
contemplar nuestro estado presente. La falta de flexibilidad en los músculos posteriores de las piernas
puede provocar tensiones y dolor durante la ejecución de la postura. Esta falta de flexibilidad en las
piernas nos habla de rigidez en la vida, para con nosotros, para con los demás.
Fortalezas: Es una postura que, una vez que se aprende y se practica con regularidad se puede usar
como postura de descanso y transición entre secuencias. Requiere fortaleza de espalda, brazos y
muñecas.
Para trabajar: Al ser una de las posturas del Saludo al sol, se suele practicar mucho en Hatha Yoga,
pero si no tenemos la fuerza y la flexibilidad necesarias para su ejecución podemos forzar la espalda
alta y la zona cervical provocando dolores y contracturas. Aprender a ejecutarla adecuadamente, nos
enseña a liberar la espalda y a cargar parte de nuestro peso en las piernas y repartir el peso restante,
que baja por los brazos entre los dedos de la mano y las muñecas. Cuando estamos dominados por
nuestro Ego esta es un asana que nos ayuda a conocer nuestro cuerpo, saber cuáles son sus
limitaciones y nos enseña a aceptarlas. Del mismo modo, cuando superamos esa etapa de Ego, esta
postura nos muestra fortalezas adquiridas durante la práctica. Así es como, una vez que podemos
ejecutarla con conocimiento podemos meditar en esta postura sin sentir el peso excesivo en las
muñecas o en la zona de la espalda alta.
Fortalezas: Esta postura nos ayuda a fortalecer la musculatura de las piernas en general y con la
práctica constante ayuda a prevenir lesiones en las articulaciones de las rodillas. Es una de las
posturas de base para la ejecución posterior de otras posturas. El guerrero, como su nombre lo indica
nos dice que a veces tenemos que plantarnos y luchar. Tenemos que anclar nuestros pies, contraer los
músculos y plantarle cara a las diferentes situaciones que la vida nos presenta.
Para trabajar: Es un asana que sirve para trabajar la fuerza de piernas en general. En esta postura la
posición de los pies es muy importante para mantener el equilibrio correcto durante la ejecución. Nos
habla de cómo nos paramos ante la vida, si nuestros pies están mal anclados, seguro nos caeremos.
Por esto, a veces es necesario tomarnos el tiempo para saber dónde y cómo ponemos nuestros pies,
para poder asegurar el equilibrio y así, posteriormente, seguir avanzando Si la ejecutamos bien, la
segunda posición del Guerrero no tiene debilidades. Sin embargo es muy importante la posición de los
pies para mantener el equilibrio durante la realización de la postura.
Aprendizaje: El Guerrero II nos enseña que no importa que tan fuerte seamos o que tan fuertes
parezcamos si nuestros pies no tienen un buen apoyo seguro tendremos problemas para anclarnos y
para seguir adelante. Por esto, es necesario tomarnos el tiempo para observar cómo nos paramos ante
las diferentes situaciones de la vida.
Afirmación durante la postura: “Mi cuerpo se pone más fuerte cada día”
Fortalezas: Como en todas las posturas de equilibrio la ejecución del Árbol requiere mucha fuerza y
concentración. La mirada está puesta en el horizonte o, si sos avanzado, mirando el cielo. Los dedos
del pie que apoya son los que nos mantienen erguidos. Es una postura que nos habla de echar raíces
para agarrarnos a la tierra que nos hace de sostén pero, al mismo tiempo, ser flexibles para poder
movernos con los vientos de la vida.
Para trabajar: Si bien, parece una postura fácil, su práctica constante nos ayudará a mejorar nuestro
equilibrio físico y emocional. Cuanto más ejecutamos el Árbol, notaremos que se facilitan los
espacios de paz mental donde nos sentimos conectados con la tierra.
Aprendizaje: Esta postura nos dice que tenemos que ser más como el árbol, con las raíces bien
ancladas en la tierra pero con ramas que se mueven con el vaivén del viento. Podemos soñar, podemos
volar pero no olvidemos anclar nuestros pies.
Fortalezas: Es una postura de flexibilidad, de modo que, para su ejecución necesitamos tener la
musculatura caliente y así evitar lesiones. Esta posición nos fortalece el tronco, la zona de las costillas
y lumbares. Además, es un asana que propicia la concentración y su práctica continua colabora en la
ejecución de otras posturas que involucran la fuerza del tronco y el equilibrio.
Para trabajar: Si bien es una postura que trabaja y favorece la flexibilidad es necesario que ejecuten
secuencias de calentamiento antes del triángulo ya que puede provocar lesiones en el interior de los
muslos. En esta asana se trabaja la concentración para que el tronco quede alineado y las piernas
permanezcan firmes y fuertes. En la vida muchas veces somos sorprendidos y “nos quedamos duros”
después lamentamos no haber sido más flexibles ante la situación de sorpresa. Debemos aprender a
aceptar que los cambios suceden aunque algunos no son bienvenidos y nos sacan de nuestra zona de
confort. Esto provoca un choque con nuestras ideas y preconceptos de modo que nos estresamos y
nuestra salud se ve afectada. Es esencial que aprendamos a adaptarnos a los cambios, a ser flexibles
con los sucesos imprevistos y así, poder sobrellevar los avatares de la vida.
Aprendizaje: Ser como un junco en el viento, doblarse pero no quebrarse. Hay que adaptarse a los
cambios y aprender a ser flexible.
Fortalezas: Es una excelente asana para hacer introspección, buena para manejar los berrinches en los
niños y los enojos en los adultos. Es una postura que genera mucho calor en el pecho, lleva la sangre
al corazón y requiere una buena administración del aire, por esto es buena para trabajar el enojo. Nos
obliga a redireccionar nuestra respiración hacia la parte baja del abdomen y, de este modo, nos
relajamos, oxigenamos mejor el cerebro y el resto de nuestros órganos.
Para trabajar: Cuando nos enojamos la situación puede salirse fácilmente de control si no podemos
mantener nuestro temperamento a raya. Con la ejecución de esta postura toda nuestra atención se
centra en la realización y la respiración de modo que nuestra mente se abstrae y “se olvida” del enojo.
Cuando liberamos la presión desarmamos el asana, podemos ver todo con mayor claridad y el
malestar ha desaparecido.
Aprendizaje: Es una postura que nos enseña a manejar los momentos de tensión. Nos permite bajar los
niveles de adrenalina que se desatan en una situación de estrés y nos “obliga” a relajarnos. Con la
práctica constante se puede meditar en esta postura.
Fortalezas: Es una postura que nos obliga a estar concentrados para su ejecución. Necesitamos
fortalecer las muñecas, la espalda y el abdomen para sostenerla durante largos periodos de tiempo. Es
una asana de base para la posterior ejecución de balance sobre manos y posturas de cabeza.
Para trabajar: Requiere que tengamos nuestros sentidos alerta para practicarla correctamente. Sirve
para trabajar la fortaleza de muñecas y abdomen. Es una postura que favorece la concentración. Si
estamos dispersos podemos hacer algunas tablas y luego, volver a trabajar con renovado entusiasmo.
Aprendizaje: Cuando creemos que podemos con todo ó, que “todo nos sale facil” Esta postura hace
que reconozcamos nuestras debilidades, es útil para silenciar el ego.
Fortalezas: Es una postura que se puede realizar entre asanas o cuando deseamos tomar un
respiro. Nos permite bajar la respiración a la zona abdominal lo que produce un estado de
relajación y habilita a seguir con la práctica. Es un asana de introspección, se puede realizar
cuando necesitamos mirar “hacia el interior”
Para trabajar: Cuando ejecutamos la postura es necesario dejar que la espalda se abra para realizar lo
que se denomina respiración lumbar. A pesar de ser una postura de quietud estamos trabajando los
músculos de los pies que soportan parte del peso de nuestro cuerpo. Lograr mantener esta postura por
períodos prolongados puede llevarnos al estado meditativo.
Aprendizaje: Es un asana que nos enseña que estar estático no es perder el tiempo, muchas veces
necesitamos los momentos de quietud para recuperarnos, recapitular y hacer recuento de nuestros
logros.