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LA CALIDAD DEL AGUA

Al considerar la calidad de las aguas para utilizarlas en los


regadíos hay que tener en cuenta las características físicas y
químicas que presentan.

La calidad del agua de riego depende del contenido de sodio,


cloruros, boratos y otros, algunas sales como el calcio pueden
ser beneficiosas para los cultivos en cantidades pequeñas y
negativas a concentraciones elevadas, y determinadas
sustancias son nocivas siempre, a cualquier concentración
ejemplo fluir, aluminio, etc.
PELIGROSIDAD SALINA
El cloruro de sodio sal marina, por ejemplo, afecta a la mayor
parte de los cultivos aunque se encuentre en el agua en
proporciones ínfimas . Sin embargo, que en los periodos de
mayor consumo hay una tendencia a disminuir la salinidad del
agua, mientras que en las épocas en que los riegos son escasos o
nulos los índices de salinidad se acentúan.

El agua de riego experimenta muchos cambios notables en su


composición y se ha comprobado que a medida que el agua se
aleja del punto de captación tiende a incrementarse el contenido
de algunos elementos.

Si por cualquier circunstancia no se puede analizar el agua, se


puede experimentar directamente sobre las plantas cultivadas en
una pequeña parcela.
PELIGROSIDAD SODICA

Las aguas con concentraciones de sodio elevadas pueden ser inadecuadas


para el riego. A pesar de que las aportaciones de yeso u otras enmiendas
corrige el exceso de sodio.

Si se usa aguas de mala calidad se corre el riesgo de perder las cosechas o


en el mejor de los casos, dando por supuesto que los cultivos lleguen a
salvarse, se va empobreciendo progresivamente la calidad del suelo hasta
el límite de dejarlo incultivable.

Se están experimentando otros métodos para mejorar la calidad del agua


de riego basado en la aplicación de la energía radiante y de la misma
manera se ha llevado a cabo algunas experiencias al utilizar el agua de mar
en los cultivos.

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