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NOTIGIARIO MENSUAL No 34 Gditorial Santiago (Chile), Mayo de 1959 ‘Aso I ALEJAHDRO DE HUMBOLDT El 6 de mayo se cumplen cien aiios desde la muerte del gran naturalista ale- man, Alejandro de Humboldt, Nacié el 14 de septiembre de 1769 en Berlin y desde muy nifio se. distinguié por Su interés para las ciencias natura- les, Terminado estudios en varias universidades, vivi6 varios afios en Pa- ris, que en aquellos tiempos era el centro de las ciencias naturales Alli trabé amis- tad con el botdnico Aimé Bonpland, su futuro compatiero a través de Sudamé- rica. Los dos amigos se embarcaron en 1799 en Corufia (Espaiia) ; pasando por Tene- rife, legaron a Cumand, en Venezuela, de alli seguian a Caracas, en cuyas cer~ canias Humboldt realiz6 estudios seodé- sicos, Un viaje les levé al Orinoco yal Rio Negro, descubriendo el canal natural, el Casiquiare, que une la cuenca del Ori- nono con la del Amazonas, La prox meta de su viaje era la isla de Cuba, donde permanecié hasta el aio 1801, fe- cha de su nueva partida para Sudamé- riea. Desde Cartagena, Colombia, subié por el rio Magdalena hasta Honda y Bo- goté. Su estadia en esta capital era es- pecialmente fructifera, gracias a su amis- tad con el hotdnico espafiol Mutis, con el cual realizé numerosas excursiones. La proxima etapa de su viaje le evo a Qui fo, Ecuador, donde realizé una ascensién al Chimborazo, legando hasta aproxima- damente 5.700 m, vécord, que durante mucho tiempo no ha sido superado. El punto més austral al cual leg6 Humboldt, era Lima, Perd. En este lu- gar exploré. la corriente marina, aue pafia las costas occidentales de Am del Sur, y que lleva su nombre. De Lima, Humboldt y Bonpland se embarearon pa- ra Acapulco, México, dedicando el iltimo afio de su estadia en América a explo- raciones en esta parte. De ahi Humboldt siguié a Estados Unidos-y finalmente re- gresé a Europa, radicdndose en Paris. Con la colaboracion de otros naturalistas, se dedicé a la elaboracion del rico ma- torial cientifico que habia juntado duran- te los cineo afios de viajes por América. Este trabajo le ocupé durante veinte efios, resultando en 80 volimenes y abar- cando todas las disciplinas cientificas a Tas cuales el y Bonpland se habian de- dicado: geografia, geofisiea, , eodésich, astronomfa, estadistica, economia politi- ca, meteorologia, geologia, zoologia, botd- nica, antropologia, fisiologia y medicina. En 1827, Humboldt regress a Berlin, después de haber estado 15 afios en el extranjero. Eran en parte motivos eco- némicos que le obligaron a regresar, puesto que habia invertido casi toda su fortuna en, sus viajes. En Berlin fue nombrado consejero cientifico del rey de Prusia. Otra vez, en 1829, abandoné su patria, aunque por poco tiempo, para realizar un viaje por Asia, invitado por el zar de Rusia; el viaje le llevo hasta las este- pas de Asia central, no pudiéndose ex- tender hasta Ja India, muy a, pesar de Humboldt, quien tenia en esta época 60 afios. « La obra, en la cnal Humboldt resumis todos sus estudios y todos los conocimien- su época sobre la: naturaleza de es el “Cosmos”; es w (continia en Ia Pég 6) EL ARTE PRECOLOMBINO Si el aficionado reeorre el Museo de Bellas Artes, el Museo Histérico Nacio- nal o especialmente el Museo Nacional Ge Historia Natural, se enfrenta con un arte extrafio, producido por los pueblos precolombinos de Sudamérica. re Estas obras, durante mucho tiempo han sido consideradas simplemente como objetos arqueolégicos 0 etnogrifieos de pueblos exdticos y primitives Sin em- bargo, desde unos 80 afios no solamente unos curiosos, sino también investiga’, yes serios han estudiado estas obras cor creciente fervor, descubriendo en ellas no solamente documentos significativos para el desarrollo de la humanidad, sino se revelé en ellas también una belleza peculiar a todas. las creaciones de pueblos aredicos. Porque los indios sudamericanos en el tiempo de la Conauista, y aim hoy en dia, en muchas partes del continente _tuvie- ron y tienen todavia una cultura, que en el desarrollo general dé la humanidad se denomina areaica La mayorfa de ellos cambiaba la flecha de pedernal por el fusil. Hay que imaginarse lo que signi- fica semejante salto temporal. Claro es- t4, seria exagerado dar otro significado fe importaneia que la puramente etnold- gica o arqueolégica a las produccione: de todos los indios precolombinos. Los indios antiguos que han Hegado a una nl fura estimable eran pocos. Los trabajos de las tribus salvajes, por muy prodisio- sos que sean, no entran en nuestro estu- dio. . La difieultad con la cual se enfrenta el expectador de las obras del arte anti- feo indigena tiene muchas rafces.* Des- fle Ingo, el hombre moderno tiene por herencia una educacién clisiea 0 sea to- des sns medidas, todas sus normas que se refieren a lo bello, directa o indireeta- mente remontan a las postulaciones clé- sions, ereadas en Grecia. Bsas normas se han desarrollado paralelamente a los jue- “ia POR PABLO VIDOR 208 olimpieos o sea al cultivo del cuerpo eugenéticamente bello, las facciones re- gulares, dando preferencia a las lineas proporcionadas. La cara y el cuerpo del indio son diferentes, como lo son los del negro, del chino o del japonés. Pero mien- tras que nosotros nos hemos ya familia- rizado con las bellezas de los pueblos meneionados, las bellezas corporales artistieas del indio no han sido conside~ radas seriamente durante mucho tiem- po. No quiere decir, que cada indio es una beldad, pero los antigaos griegos tampoco lo’ fueron, Sus esculturas tan conoeidas no son sino idealizacioties, de- seos, raras veces aleanzado. Después de este preludio diremos ale gunas palabras generales sobre arte pre colombino, Desde los principios y en to- do el mundo las artes estaban al servic cio de las clases de los sacerdotes de las respectivas divinidades. En segundo lu- gar servian a los grandes sefiores, quie- nes ce rodeaban con objetos que irradia- ban Ia santidad y el poderio de los dic: ses para su propia seguridad. Sélo und peavdiia parte de las producciones corres: ponde a las necesidades eternamente jue guetones del pueblo. Pues bien, sabemos cue las religio- nes sufren también modificaciones o que son’ simplemente abolidos por los dioses de los pueblos conquistadores. Es asi de suma importancia al estudiar las artes nl4stieas nreenlombinos — familiarizarsél con los simbolos que corresponden a onda, religion, a cada dios. Si bien los simbolos antiguos son generalmente aceD= tados por las religiones nuevas, sus Di peles y sus representaciones sufren a vi ces cambios radieales. Para nosotros It cruz significa el complejo de la religiém cristiana, de la misma forma unos simbte los aparentemente insignificantes puedell corresponder a compleios considerabies Pars pro toto, Abandonando las relicity nes v sus simbolos que por lo subconsciem fe influyen en nuestro 4nimo, nos queda 21 frente Breve vision historico-geografica de la region de Antofagasta La regién de Antofagasta, situada en Ta parte N, del desierto de Atacama, tie- ne al igual que los demas centros poblados del desierto costero, una historia relativa- mente reciente, Durante los periodos de la conquista y colonia, el tréfico con el Per y Potosi se hizo por el interior, aprovechando el le gendario camino del Inca y los espaiioles no fundaron en la costa ninguna pobla- cién. No habia tampoco p>laci digenas en esa parte de su extensién, por- que los changos que la habita’an leva- ron vida de peseadores némades y s6lo algunas caletas legaron a ser su residen- cia pasajera. La bahia de Antofagasta, no fue habi- tada.en ninguna época y permanecié co- mo un lugar inedgnito hasta que en plena Replica los andaces cateadores y mine- 703 chilenos se lanzaron desde Copiapé en pos de los derroteros que sefalaban los mirajes del desierto. En 1824 el pionero copiapino Diego de Almeyda, llamado con justicia “el buzo del desierto” empezé sus andanzas por Jos desolados paramos llegando por el in- terior hasta San Pedro de Atacama. Otros cateadores siguieron su huella y continuaron explorando el desierto en to- das direcciones. Sobresalen entre ellos Jas figuras de José Antonio Moreno, Juan Lopez (llamado errdneamente “el chango Lopez) y José Santos Ossa. Las activida- B® ev POR ANA PEREZ A. des de estos dos tiltimos estin directa- mente ligadas a la fundaeién de Antofa- gasta, Esa zona fue reconocida oficialmente por orden del gobierno chileno a partir del afio 1842 en que el Presidente Manuel Bulnes, para favorecer el espiritu de em- presa de los chilenos y para comprobar si existian depdsitos de guario mand6 ex- plorar la costa del desierto hasta Meji- llones. En 1853 se realiz6 la primera explora cidn con fines cientificos. El Presidente, Manuel Mont, contrats al sabio alemén Rodulfo Amando Philippi, para que reconociera el desierto en toda su extensin. Ese viaje se realiz6, desde Noviembre de 1858 hasta Febrero de 1854. Los resultados de esta exploracion se pi blicaron en un libro editado en Sajonia con el nombre de “Viaje al desierto de ‘Atacama realizado en el Verano de 1853- 1854 por orden del gobierno de Chile”. Es una fuente de informacin impresein- dible en todo estudio que se refiera al de~ sierto atacamefio. Al referirse a la regién en que est Antofagasta dice Philippi: “Me desem- barqué en la bahia conocida por todos los pescailores con el nombre de “la Chimba”” ala que Fitz Roy (1830) dio en su mapa el nombre de Bahia Moreno, hay una ca- (continda on le péa. 6) El Arte Precolombino todavia’ la valorizacién estética. Y esta parte confieso que es la més dificil. Pe- ro pensemos tan solo en un hecho: si comparamos una catedral g6tica con un palaeio hindu, con una mastaba egipcia, con la tumba de*los Medicis en Floren- cia, entonces vemos que las reglas estéti- eas derivadas de una de las obras men- cionadas no tienen ningtin valor para la viene del frente otra. © sea, cada arte tiene sus propias leyes de belleza, Si nos enfrentamos con las obras de arte precolombino tenemos que encontrar el denominador comin especifico, pecu- liar de estas obras y no intentar usar medidas ajustadas a otras culturas com pletamente diferentes. (continge en 1a Pas 8) Vitrina del Mes ARTES FOLKLORICOS ARABES “TRATANDOSE De los Arabes”, dice el gran historiador Gustavo Le Bon, “el arte se halla en todas sus cosas: en el se- Mo de madera de un panadero, en un cu- bo de sacar agua, en un vulgar cuchillo de cocina; todo lo cual tiene un aspecto agraciado, que revela hasta que punto se extendiera el gusto artistico, penetran- do en las mismas filas de los artesanos més humildes”. Estas palabras no son frases ligeras @e un reportero apurado; son palabras académicas de un distinguido historiador que a través de afios y afios de amplios estudios y profundas investigaciones —llegé a registrar esta gran “verdad de Ja vida diaria de los Arabes y determi- nar hasta que punto se profundiza el ar- te en las rafces de la misma existencia de este milenario pueblo ‘Una visita ligera a los diversos “‘sukes” {(bazares) de las grandes capitales del Mundo Arabe es suficiente para compro- bar lo justo que era Le Bon al escribir estas palabras. En “‘Jén Al-Jalili” en El Wairo, en “Sik Al-Hamidia” en Damasco, en “Bab idris’ en Bairut, en “Harat An- ‘Naséri” en Jerusalén, una se queda ad- mirada por la abundancia de objetos ar- tisticos folkl6ricos: diversos en su natn- raleza, profundos en su interpretacién de la vida, exactos en su realizacién, fi- nos en su manera. de ser y amplios en st campo de produecién. m Estos objetos abarean todos los mate- riales que utiliza el ser humano para lo- grar su comodidad, como todos los aspec- tos de su vida. Desde el oro y las piedras preciosas, hasta el tipo mas humilde de la madera corriente y el barro comin. Desde los monumentos que representan a los antiguos egipcios de 5.000 afios atras, hasta los anillos brillantes y collares multicoloridos que usa “bint. al-balad” POR KADRIA SAWI DE: SADEK DE LA EMBAJADA DELAR.A. A. (la mujer del pueblo), en su vida diaria, Sin embargo, y a pesar de la diversidad de sus materiales y la amplitud de sus in- terpretaciones, estos objetos reflejan un gusto muy refinado y una maestria ex traordinaria. _ Los trabajadores —o, para ser més justa, los artista— que los hacen son ver daderos maestros, He visto, por ejemplo, nifios de 10 0 15,afios, hacer trabajos fi. nisimos: una bandeja de cobre o de bron- ce, tallada totalmente con arabescos —en su gran mayoria geométricos— sin utili- zar més que un martillo y un eincel, sus ojos y su gusto artistico. He presénciado, en algunas mueblerias, a viejos maestros” tomar sus einceles y sus martillos para claborar —répidamente— sus mosaicos de conchaperla sobre madera Al verlos trabajar, una creeria que esps artesai estan haciendo cosas ligeras; pero al ver sus obras ya terminadas, una se q admirada de la obra de arte que han pro: ducido esas manos tan-artisticas, En Belén —ciudad natal de Jesueris- to— la gente se especializa en trabaj de conchaperla y de madera de olij Hombres de todas edades, sin ningi educacién industrial o artistica espe se sientan todos los dias en Sus humil talleres para realizar verdaderas ob1 de arte que seria dificil imitar Ataviados con sus trajes multicolor hombres del pueblo convierten los ped fios trozos de conchaperla —traidos todas partes del Mundo, desde el Mar jo hasta el Océano Pacifico—en monut tos del Sagrado Sepulero, de la Iglesia la Natividad, de la Mezquita de los Ur yadas, ete. ad se derroeé la moni quia en mi Patria, se encontré lacio de ‘Abdin —antafio uno cig 3 continic al freme ARTES FOLKLORICOS. Jacios de lujo de los monareas, y ahora un museo nacional— un monumento de conchaperla, hecha por un artesano de Belén, y regalada al ex-rey. Era una re- produecién viva de la Mezquita de ‘Umar, en Jerusalén—, una de las maravillas mo- numentales del arte arabe de construc- cién, La miniatura representaba el origi- nal en todos sus aspectos: tenia la misma fachada exterior, las mismas reparticio- nes del interior. Hasta el alumbrado esta- ba exactamente representado. Hasta las Suras de Al-Kuran, grabadas en color oro en las murallas interiores de la Mez- guita estaban reproducidas en la minia- tura de conchaperla. Al presenciar cosas asi, una queda ad- mirada del genio creador del ser humano, Eso si, esos grandes artistas no apren- den esas artes en escuelas de artes ni las practican en museos. Nacen con ellas. Se sabe que los arabes eran los primeros en el Mundo en organizar a los trabajadores en sindicatos profesionales. Lo hicieron hace més de tres mil afios, especialmente en los tiempos dé los eanaanitas que resi- dian en las costas de Lubnin. Sobre la misma base tribal, ellos repartieron Ias profesiones que se necesitabiin entre las diversas familias de cada tribu. Unidos por las relaciones familiares. ahora agre- garon las nuevas relaciones de la profe- sion, De ahi los apellidos que ahora Ile- man el Mundo Arabe: “Nallar”, carpinte- 10; “Haddad”, herrero; “Jabbaz”, pana~ dero; “Tabbai”, cocinero; “Tabba’a”, im- presor; “Saddaf”, trabajador de concha- perla, ete. Son esas mismas familias que an dejado esta gracia herencia de maes- tros artisticos tan grandiosos, que elabo- . yan esas artes que ahora lamamos fol- kloricos. Al tiempo de la monarqufa, esas artes —dignas de todo aplauso— eran total- mente ignoradas; los monaycas no respe- viene del frente taban nada de la voluntad del pueblo; ni tenian humildad suficiente para apreciar cosas folkl6ricas. Al tomar el poder la Revolucién republicana, las cosas cam- biaron. Siendo ella misma producto del genio del pueblo, la Revolucién hizo revi- vir las virtudes populares, especialmente las artes folll6rieas. Se establecié el Con- sejo Supremo de las Bellas Artes; y este, a su vez, establecié una multitud de co- misiones que se dediearon por completo al descubrimiento y el mantenimiento de los valores folkléricos del pueblo. Esta exhibicién que ahora presenta- mos al piiblico santiaguino, es simple- mente una refleceién muy pequefia de los “‘sukes”” de esos objetos de artes fol- Kl6rieos. Para realizarla, nada hemos traido de la Patria. Todo lo que hay aqui, lo hemos pedido —en caraeter de présta- mo— de los diversos compatriotas que los poseen en sus hogares, Para todos ellos van mis agradecimien- tos mis sineeros por esta sincera colabo- racién; pues aprecio muy bien lo que sig nifica prestar un objeto artfstico de esta naturaleza Los mismos agradecimientps van a la Dra. Grete Mostny, quien ha demostrado un carifio especial para nuestra exposi- cién y gracias a cuyos esfuerzos se reali- Za. Finalmente, quiero agradecer al dis- tinguido pablico que se ha tomado la mo- lestia de venir hasta aed para presenciar esta exhibicién. El éxito que ruego que merece, seré —para nosotros los Ara- » bes— tna demostracién de aprecio de un gran valor. Pues, después de vivir en Chi- le por el lapso de dos afios, conozeo bien el distinguido gusto refinado, de este cul- tisimo pueblo: de Chile, Breve vision histérico. leta muy segura entre un pequeio islote y la tierra firme. Fitz Roy dibuié una pe- ninsula en vez de una isla déndole el nombre de Bolfin, Este islote se Wama Isla Blanca por ser cubierto en gran par- te de guano”. (Philippi. Memoria sobre Ja exploracién al desierto de Atacama). Publicada en Diario El Araucano del 6 de Mayo de 1854, Pues bien, en ese lugar que describe Philippi fue elegido como base de opera- ciones, por el chango Lépez en sus aven- turas de minero cateador y cazador de Jobos marinos; alli en lugar que él Ia- m6 Pefia Blanca establecié su tienda de saeos y fue ésa la primera vivienda que tuvo Antofagasta. Bste cateador copiapi- no vagaba desde 1845 por los senderos del desierto. En el afio 1866 la caleta habitada por Juan Lopez adquirié inusitada impor- tancia, a escasa distancia al interior la caravana de cateadores orgenizada por don José Santos Ossa y dirigida por su hijo Alfredo, descubrié los mantos cali- chosos del Salar que llamé “del Carmen”. Do ese feliz descubrimiento nacié la ciudad de Antofagasta. (viene de la pag.3 ) En 1866, don José Santos Ossa hizo instalar el centro de sus faenas minerags un poco al S. del lugar en que se alzaba a carpa solitaria del chango Lépez y su bote a vela “El Haleén”. A toda la bahia siguié Mamandosele’ “La Chimba” hasta que en 1866 el Pre- sidente boliviano Melgarejo, que admi nistraba la regién del desierto situada al N, del paralelo 24 (en virtud de lo estipulado por Bolivia y Chile por el Trax tado de Limites de 1866) le dio oficial mente el nombre de la hacienda “Anto~ fagasta” que el poseia en la Puna de Ata- cama. Antofagasta en lengua kunza o Ataca- mefia queria decir preblo del Salar Gran- de. Segiin informaciones de origen boli- viano esto ocurrié el 22 de Octubre de 1865 Sin embargo, aunque oficialmente se lamaba Antofagasta, los pobladores siguieron Iamandole “La Chimba” por mucho tiempo. 4 Hasta ahora existe una pequena ca= Jeta con el nombre de La Chimba y una isla que los antofagastinos conocen con él mismo nombre. Alejandro de Humboldt gratia fisica, cuyo objeto principal es fo- mentar el conocimiento de la unidad den- tro de la multiplicidad. A ‘través del co- nocimiento del mundo fisico, Humboldt ha Iegado al reconocimiento del ideal hu- manitario. Asi lo dice en el “Cosmos” con las palabras de su hermano Guiller- mo: “Si queremos expresar una idea aue, a través de toda la historia es visible en una importancia cada vez mas amplia y si alguna idea comprueba el perfeccio- namiento de todo el género, muchas ve- ces negado, pero atin ms, mal entendido, esta idea es el Espiritu Humano: él an- helo de eliminar las barreras, que pre- juicios y opiniones parciales de toda cla- (viene de la pag. 1) se, separan en forma inamistosa a Ios hombres y tratar a la humanidad ente ra, sin consideraeién de relig:6n, naciona Jidad 0 color, como una tribu grande y estrechamente relacionada, eymo un ell tero tendiente a lograr un solo fin: d libre desarrollo de fuerzas internas. Be to es el tiltimo y supremo fin de la soci bilidad y, a la vez, la tendencia impuesial al hombre por la naturaleza misma a Uni ampliacion indefinida de su existencia”: Alejandro de Humboldt murié en Ber lim, el 6 de Mayo de 1859, a la edad de 89 afios. ASOCIACION DE MUSEOS DE CHILE A. Se crea la Asociacién de Museos de Chile, constituida por un represen- tante de cada museo, sin distineién de su dependencia (fiscal, munici- pal, universitario, particular). La Asociacién de Museos de Chile es una iniciativa de cardcter privado, cuyas finalidades son: 1.—Planear y fomentar la colabora- eién entre los diversos museos chilenos. 2.—Discittir los problemas que afee- tan a los museos, buscando uria solucién adecuada. Informar a sus miembros de los trabajos y actividades en curso ¥ por realizar, Confeccionar un informe semes- tral de sus actividades. 5.—Fomentar el canje de material cientifico entre los museos na-~ cionales y extranjeros, 4. ‘Colaborar con Jos organismos estatales a fin de lograr la. pro. teccién del patrimonio eulturai y nacional. 4—Organizar campafias de difusién cultural con el objeto de realzar el importante papel de los mu- seos en la investigacién cientifi- ca y educacién popular. 8.—Auspiciar trabajos en conjnnto: Este ntimero se financia parcialmente con la colaborac Nota: Ha sido elegido como primera de de la Asociacién de Museos de Chi 8 exposiciones, publicaciones y me- sas redondas, como también con- ferencias, ete, —Propender la completacién de la legislacién vigente. (Ley de pro- teceién de los Monumentos Na- cionales, ley de Parques Nacio- nales, Ley de Pesca y Caza, ete,). La Asociacién de Museos de Chile sera dirigida por un Secretario Ge- neral, el cual la representara oficial- mente, Se cligira Secretario General vo. ‘tandose por correspondencia y se eli- giré por simple mayoria, Este car- go sera desempefiado por dos afios, pudiendo ser renovado, Seran funciones del Secretario Ge- neral 1.—Conservar archivos sobre museos asociados. los. 2.—Mantener correspondencia inter- na entre los asociados y con él exterior. 8.—Informar mensualmente, en for- ma sumaria, sobre el movimicn- to de la correspondencia. el Museo Arqueolégico de Vifia del Mar dependiente de la Sociedad de Arqueolo- gia e Historia “Francisco Fonck”, calle Valparaiso 765, casilla 18, Vifia del Mar. n de {a Corporacion de Fomenio “fundacién Pedro Acuirre Cerda’ Compania Pesquera ‘ARAUCO” S.A. Ay. Pdte. Balmaceda 2290 Fonoe: 62026 - 84879 - 60970 REFRIGERACION, KELVINATOR AVISOS LuMINosos Katz, Johnson S. A. C. Grol. Mackenne 1920 - Feno 83098 ‘Misiea -Instrumentos - Cuerdag | Margarita Friedemann Agustinas 1267 - Casilla 3937 Teléfono 88360 SECCION BOTANICA ALEJANDRO VON HUMBOLDT, hotanico Nuestro Herbario Nacional, a semejan- za de los grandes Museos europeos, como el de Francia, Alemania e Inglaterra, se hhonra de poseer entre sus colecciones ex- tranjeras un pequefio, pero valiosisimo, contingente botdnico estudiado por el a- moso sabio aleman, Alejandro yon Hum- boldt, euyo centenario de muerte celebra- mos actualmente en el pais. Botdnicamente, Humboldt exploré nues- tra América tropical, desde México has- ta los Andes peruanos —a principios del siglo pasado— recorriendo por vez pri- mera regiones inexploradas por botani- co alguno. I es por esto que sus espe- cies consignadas en “Plantas équinoxia- Jes”, publieadas en Paris (1808) en co- Jaboracién con Bonpland, contienen gé- meros y. especies nuevas, especialmente nuestro sabio el Dr. R. A. Philippi. A Por Kebeea Acevedo de Vargas Gramineas y Melastoméceas, sus famiz lias predilectas, a juzgar por sus manus: critos y la literatura agrostolésica com temporanea de su época. Entre aquellas plantas merecen ser ¢o- mentadas las: famosas colecciones de uno de sus principales colaboradores, Sellor, auien dio su vida herborizando en el Bra: | sil y el Uruguay, Pues bien, estas ‘plan tas, consideradas como las de Berg, reli quias por los hombres de eiencias, fueron estudiadas, entre otros, por Humboldt ¥ Kunth y distribuidas posteriormente eft os principales Museos de aquella épocay entre los euales se encuentra el nuestro, Pero debemos tener presente también que ellas fueron obtenidas, en canje con é gran Herbario del Museo de Berlin, por El Arte Precolombino Sélo asf y con paciencia y sin prejui- ios tenemos que esperar aquel momen- to estelar cuando las obras principian a hablar a nosotros, revelando sus bellezas. Porque entre los indios habia grandes artistas al igual que en todos los pueblos que habitan esta tierra. Hl artista indio se recluté de los arte- sanos. Sus obras més bellas no han sido ejecutadas solo para los vivos, sino tam- bién para los muertos. Creyendo ellos en Ja continuacién de la vida mas alla de Ja muerte, igual a los chinos y antiguos egipcios, proveian las tumbas con lo mas pellos y precioso que poseian. En ese ajuar funerario entraron no solamente trajes, tejidos, joyas, sino también sus enseres personales, como armas, 1Gol0s, y (viene de la pag. 6) cerdmica hermosa para los ritos. Seria largo enumerar todo lo que contiene ul fardo funerario, Esa costumbre por muy rara que sea ha sido caracteristica ey min de una cierta etapa del desarrolld humano y con pocas variantes la tuvies ron también los pueblos actualmente mig avanzadas, Director: Grete Mostay G. Impreso: Imprenta del Museo Nacional de Historia Natural CASILLA 787 - SANTIAGO - FONO 91208

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