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|Cartruto 1 ‘Texto Este capitulo profundiza y problematiza la definicién del concepto de texto, fundamentalmente, para promover la reflexi6n sobre la serie de variables que deberta tener en cuenta quien se inicia en el saber experto sobre la recepcién y la produccién de textos. Es importante considerar este capitulo ino como una digresién teérica de los talleres sino como una guia de los factores que hay que incorporar deliberadamente en la planificacion, rrealizacion y revisidn de estrategias de lectura y escritura. El problema del texto desde la perspectiva semiética ‘Texto y discurso, a veces se separan conceptualmente, a veces se identifican en la nocién que cubren. Sin entrar en la polémica terminol6gica, pero tampoco dejando de lado el problema, este capitulo se abre presentando un recorrido posible (entre otros no menos funcionales) ps ra situar ol texto en el marco de la perspectiva de una semidtica textual; esto es, Ia se ‘ca cuyo objeto de estudio son los textos. En 1975, en el Tratado de semiética general, al trazar los limites y las posibilidades de Ja disciplina que se establecia “como conocimiento te6rico sélo para los fines de una praxis de los signos”, Eco cerraba la primera parte de su exposicién (una teorfa de los eédigos) con la siguiente alusién al uso de la nocién de texto que ya habia propuesto otro especialista: ‘Metz (1970) ha lanzado la hipétesis de que, en cualquier caso de comunicacién (ex- cepto quiz4 casos raros de univocidad elemental), nos encontramos ante un “texto”. En ese caso, un texto seria el resultado de la coexistencia de varios e6digos o, por lo menos, de varios subesdigos. Metz pone como ejemplo la expresién /voulez-vous tenir ceci, s'il vous platt?/ y observa que en esta frase funcionan por lo menos dos cédigos: uno es el de Ja lengua francesa y el otro, el eédigo de la cortesia, Sin el segundo, nadie comprenderia cexactamente qué significa /s'il vous plait / y se daria una interpretaci6n ingenua. (Keo, 1977: 116) Una semiética que se ocupa de entidades més reales de la comunicacién, si bien parte de la descripeién de los signos y de sus modos de produccién, concibe a éstos funcionando siempre en relacién con otros signos en el eje del proceso de la semiosis. Un signo es un cons- tructo tedrico que no se encuentra nunca aisladamente en los procesos empiricos de produc- cién y reconocimiento del sentido. Una primera posibilidad es concebir el texto como el obje- to conereto de una comunicacién. Otra manera de explicarlo es considerandolo como una es- tructura que es un segmento auténomo y bien definido del proceso de la semiosis social. En el flujo del proceso donde conviven los signos se puede, por ejemplo, considerar una emisién radiofinica, una pégina escrita, una celebracién religiosa o un programa diario de televisién; ol texto es un determinado fragmento de este territorio, pero suficientemente co- herente y auténomo para ser considerado unitari EI primer problema importante que deriva de esta aseveracién es cémo efectuar el cor- te 0 escansién del texto para que éste no sea el producto aleatorio de la entropia que rige al universo. Bien mirado, el primer peldafio de una respuesta sensata es que no existe una so- lucién tinica y definitiva, La emisién radiofénica o la televisiva transmite ininterrumpida- mente, una publicacién periédiea se contimia en los niimeros subsiguientes: jedmo segmen- tar esa produccién continua para obtener textos auténomos? Depende del sujeto que efectiia el recorte, Esta aseveracién puede parecer algo excesiva a “miembros letrados” de una cul- tura, habituados a entender el texto como un cuerpo cerrado ¢ inviolable, Pero si uno se ob- serva a si mismo y a los otros como actores sociales, con un poco menos de prejuicio, se pue- f=] problema del texto de entender que la transmisién televisiva nos sorprende con el telecomando haciendo zap. ping para construir el propio texto durante una hora de exposicién frente a la televisién en ‘no pocos casos, En el transcurso de una investigacién para realizar un trabajo académico, por ejemplo, sobre los noticieros, uno debe enfrentarse a la necesidad de decidir si le intere- san todos los noticieros del dfa, los de la mafiana, o los del cierre de transmisién. Uno pue de interesarse por seguir una serie (cuyos capitulos estén escandidos por las tandas publici- tarias),o bien por una secuencia o tan sélo por los momentos donde aparece determinado ac- tor. Todos estos casos pueden considerarse textos emitidos por ese emisor. De la misma for- ma se pueden considerar textos todas las piezas de un musco, o los euadros de una coleccién do una sala, 0 de un solo artista, o una obra en particular; el periédico que uno lee hoy, 0 un solo articulo o una tira eémica que seduce a los actores sociales en cuestién. En una pagina de internet se pueden buscar sélo las palabras que le interesan a uno pars mento referido a un tema que impuls6 a la biisqueda, o se puede saltar de ra ampliar una nocién sobre “melodia” con un ejemplo sonoro. Estos ejemplos permiten inferir que la eleccién de los limites del texto y, por consiguien- te, In definicién de ese texto, son responsabilidad del sujeto en posicién de recepcién. En los ca- s08 de significacién més elemental (aquellos en los que no existe propiamente un emisor), co- mo cuando se esté frente a procesos del mundo natural que se tratan como fenémenos con sen- tido (inferir que Hoverd por la forma de las nubes o avisar a los bomberos que en Ia Reserva Ecol6gica se ha producido un incendio porque vemos la linea del horizonte borrada por el hu- mo intenso de color oscuro), se ha decidido recortar como texto una cierta poreién del mundo Por consiguiente, la responsabilidad del receptor en Ia delimitacién de los confines del texto sugiore enriquecer las definiciones parciales que se han dado aqui hasta ahora: un tex. to es un fragmento de la semiosis que es tratado como texto por alguien. Hay, ademas, en la comunicacién compleja y elaborada, procesos donde existe w tencionalidad de producir procesos que sean recibidos como textos: del lado de Ia emisién se proyecta un plan para determinar que el receptor lea de determinada manera el texto que se convierte, entonces, en el lugar de conflicto o negociacién, puesto que la intencionalidad del productor se confronta o —por lo menos entra en juego con los intereses, actitudes y competencias del receptor que acepta el texto colaborando 0 confrontando. Considérese el ejemplo de la emisién radiofénica: aunque cada emisora tiene un determinado perfil que apunta a un piblico parcial, su objetivo es retenerlo la mayor cantidad de tiempo posible porque es un dato conereto que no puede estar las veinticuatro horas escuchando la radio. El oyente puede recurrir a saltar a otra emisora en los momentos dedicados a Ia escucha cuando la mareada por el dial no satisface su deseo. Pero desde la emisora misma se indu- co al oyente a consultar su pagina de programacién completa (en el periédico 0 la web, la red, por ejemplo) para anclar la posible deriva del receptor. Las secciones de una revista se- manal, 0 ol mismo diario, dificilmente son leidos en su totalidad: cada lector hace un reco- rrido personal por los articulos que alli estén presentes. Aunque el film de ficcién tradicio- nal se orienta a mantener en vilo a su espectador hasta la secuencia final, nada impide que quien tiene la posibilidad de proyectarlo en su videorreproductora pueda saltar las secue cias para saciar su curiosidad de saber el final, aunque estos saltos alteren la organizacién coherente del relato filmico. Existen dispositivos muy institucionalizados que operan como claves de orientacién pa- ra marear al receptor los Iimites de un texto y el modo en que debe leerlo, Para el mundo gra. Gérard Genette propuso la nocién de paratexto: “Un discurso auxiliar, al servicio del tex- to, que es su razén de ser” (Genette, 1987 [1962]: 16). Los elementos paratextuales se pueden catalogar: titulos, textos de solapas, prélogos, epigrafes, indices, notas al pie de pégina, ilus- traciones, etc. Todavia es posible diferenciar lo que constituye el peritexto (textos que rodean al texto) del epitexto (el conjunto de mensajes paratextuales que encontramos, por lo menos originalmente, en lo que no esta en el libro: criticas, entrevistas al autor, etoétera). La nocién de paratexto (eff. capitulo 2) es aplicable también a discursos de distinta ma- teria significante que circulan en otros dispositivos: los mas notables son los titulos y erédi- tos de los filmes, las indicaciones para ejecutar una partitura musical, el marco de un cua- dro, las acotaciones eseénicas de las obras teatrales. Todos estos signos metatextuales le pro- nn link a otro pa- Texto veen al lector “instrueciones de uso”: se trata de una novela o de una investigacién periodis- tica, un ensayo que versa sobre un determinado tema o una coleccién; un manual para uti lizar un programa de computacién 0 un tratado de informética; un film o un documental. E. tas sugerencias pueden o no ser seguidas por el receptor, que acttia sogiin sus competencias, pero también segtin sus intereses particulares que no impiden que se use un texto con fines diferentes de aquellos para los cuales fue puesto en circulacién, Se ha explicado que el recorte que permite establecer los limites del texto corresponde a la decisién del receptor y esta operacién, compleja de por si, debe enfrentarse, en primer lugar, con los indicadores paratextuales para dofinir los limites que sittien el objeto “texto” Si se tienen en cuenta casos donde el flujo textual es continuo, por ejemplo, una transmisiGn televisiva o una radiofinica, 0 los objetos que forman parte de una muestra fotografiea, 0 bien un conjunto de textos que se han reunido como bibliografia sobre un determinado tema para realizar un informe de lectura, la posibilidad de eseandir tales fonémenos para confor- mar un texto depende también de un requisito fundamental que gira en torno a la pregun- ta: geual es el tema del “texto” al que aludimos? Dicho en términos semisticos, el fragmento producto del recorte que el receptor decide tratar como texto debe responder a un topic, El topic 0 tema es una respuesta (provisoria) ala pregunta que el receptor le hace al texto (;80- bre qué trata?). La eleccién de un topic o tema puede considerarse como un titulo provisorio con el cual el receptor trata de resumir el contenido semantico de una cierta porcién del tex- to. Dado un texto como el siguiente: “PORSCHE 911T 85 Rojo full Techo Stiper Confort p/en- tendidos Titular listo p/viajar U$10900 Tauto J.B. Alberdi 4945 Cap. 155411-1199”, el topic seleccionado por el lector podria ser “aviso de venta autos”. Si el lector es un poco més ex- perto en materia de automotores, podria, en cambio, proponer un topic mas analitico, del ti- po “venta de autos deportivos importados”. La eleccién del nivel de andlisis dependerd, en consecuencia, también de los saberes que conforman la enciclopedia del lector. Enfrentado el actor social a un texto nuevo, el titulo puede facilitarle la comprensién del tema, individualizandolo en una operacién que, coherentemente, se denomina “topicaliza- cin”, y que orienta, desde el comienzo del proceso de lectura, el campo seméntico en el cual se apostard la interpretacién. Claro esta que esta pista para colaborar con el lector a veces puede faltar, 0 ser equivoca intencionalmente. Cuando uno pregunta cual es el tema de una determinada obra a distintos lectores, po- siblemente se obtengan, también, respuestas diferentes (pero no cualquiera) aunque no se Jas deba considerar erradas (siempre que ellas puedan fundamentarse coherentemente en el texto). Se puede, por ejemplo, decir que el tema del Quijote de Cervantes es “la confronta- ign entre idealismo y realismo”, o “la historia de un hidalgo venido a menos que pierde la razén a causa de la lectura de libros de caballeria y, creyéndose caballero andante, comete una serie de aventuras que son verdaderas locuras, hasta que recupera la razén y muere en sus cabales arrepintiéndose de lo que ha hecho”, o bien que el tema os “la imposibilidad de resucitar en la modernidad los ideales medievales de la caballerfa andante”, Para que una serie de enunciados pueda ser entendida como un texto y no como un sim- ple agregado de frases debe existir la posibilidad de trazar el “mapa” de sus relaciones se- mintieas, 0 sea, su coherencia, Si no se puede encontrar un tema que las agrupe, no existe un texto. El siguiente conjunto de enunciados: “La sociedad argentina como referencia. Fac. tores de coherencia, Lectura y elegancia, Isabel Solanas ~ Trabajos. PDF. Untitled document. (sincanon} (Netiqueta] Coherencia en los mensajes a la lista", desde el punto de vista lin. gitistico, no conforman un texto, No existe coherencia entre una frase y la otra porque no se encuentran ligaduras entre ellas, no se podrian agrupar bajo un toma, ni ponerles un titulo que resuma el contenido seméintico de los enunciados. Pero jes realmente asi? Desde la perspectiva que se esta recortando aqui, reconocer que el conjunto de enuncia- dos que conforman el texto estén ligados por un principio de coherencia seméntica supone ue este principio no es una propiedad intrinseca de los enunciados sino que se realiza en el plano pragmético, pues la coherencia del texto no es algo que éste tenga antes de ser des- cripta. Basta sefialar al lector que el ejemplo anterior es el conjunto de las primeras frases que enabezan los documentos que contienen el resultado de una bisqueda en internet que responde a las palabras “texto” + “coherencia” para que uno pueda agruparlas bajo un tema: (7 El problema del texto titulos de los resultados de la biisqueda, o indicar: “seis primeros documentos encontrados sobre «texto» y «coherencia» en la pagina del buscador Altavista”, ja exposicién se ha aludido a la posibilidad de diferenciar texto y discur- 0, Aunque algunos especialistas reduzcan las diferencias a puras cuestiones terminolégicas ‘se han impreso muchas paginas y se han dedicado muchas horas de discusién a la pasién imitil de establecer las supuestas diferencias existentes entre «texto» y «discurso».[... lo que ‘unos linguiistas llaman textos es, precisamente, lo que otros denominan «diseurso» y vicever- sa”, Bonilla, en Beaugrande y Dressler, 1997: 9), aqui se establece la diferencia entre ambos, centrada en la perspectiva analitica. Finalizando la década de los 70, Eliseo Ver6n proponia los discursos sociales como obje~ to de una sociosemistica. En este proyecto, la nociGn de discurso implica tomar en cuenta la dimensién social de los fendmenos de sentido y modelizar los procesos de significacién en lo que él Ilama “pensamiento ternario de la significacién", que toma partido por una concep- ‘ana del signo. Para analizar los fenémenos de sentido, sostiene que siempre “par- ntido que son productos”; con ‘Al eomienzo de l cién peir timos de «paquetes» de materias sensibles investidas de s otras palabras, “partimos siempre de configuraciones de sentido identificadas sobre un s porte material |...] que son fragmentos de la semiosis” (Verén, 1987: 126). Estas configura. ciones de sentido son el equivalente del texto. Todavia conviene agregar que, al analizar pro- ductos (textos), se apunta a los procesos (discursos). El objetivo de la disciplina, en este ho- rizonte, es reconstruir las gramaticas de produccién y las gramaticas de reconocimiento, pe- ro ambas parten de textos, esas materias investidas de sentido cuyos limites dependen, en este caso, del interés que guia el anélisis del investigador. Por su parte Fontanille, en la linea de la semictica greimasiana,' sostiene: El discurso es el proceso de significacién o, en otros términos, a la ver el acto y el producto de una enunciacién particular y coneretamente realizada. El toxto es la organi- Pacién en una dimensién (texto lineal), dos o mas dimensiones (texto planar o tabular), de los elementos concretos que permiten expresar la significacién del discurso, Texto y discurso podrian ser considerades como dos puntos de vista diferentes sobre el mismo proceso de engendramiento del sentido. En efecto, para una semistica cuyos objetos de Estudio no son los signos, sino los conjuntos y practicas significantes, se ofrecen dos pers- pectivas: (1) una perspectiva consistente en partir de las reglas de construccién (semén- teas, narrativas, et.) propias al plano del contenido y construir progresivamente, desde Jas articulaciones seménticas mas simples, el conjunto de un enunciado complejo: es la perspectiva del discurso; (1!) una perspectiva eonsistente en partir de las reglas de construccién propias del plano de la expresién (lineal, tabular, verbal, no verbal, etc.) y examinar eémo esas reglas condicionan la formacién de un conjunto significante: es la ia presentacin en dos puntos de vista no debe ocultar el hecho ‘que las retine perspectiva del texto. Es Ge que las dos perspectivas son controladas por una misma enunciacién, cen un mismo conjunto de actos de significacién. 5] discurso se propone investir el texto de una significacién intencional y coheren- te. El texto se propone tomar a cargo el discurso para ofrecerlo a un lector 0 un especta- dor que busea aprehenderlo, y para ello dispone de medios (expresiones, motivos, etc.) convencionales o innovantes. (Fontanille, 1999: 16-18) ‘Aqui es, entonces, la nocién de enunciacién la que entra en escena para hacer presente que el texto en el diseurso debe ser considerado en los procesos comunicativos concretos con fonémenos estrechamente ligados al acto de la enunciacién: quién lo enuncia, a quién esta di rigido, la situacién de enunciacién en la que se formula. Vale decir que la enunciacién, esa ins- tancia de mediacién entre el hacerse del texto y el texto como ocurrencia concreta, entre la co- es parte del texto bajo la forma ‘ahora”, “ayer”, “ustedes”; la mi- municacién como acto individual y el texto como su producte huellas, que trama su tejido, Palabras como “yo”, “aqui”, de Algirdas Julien 1 6s un especialista nacido en Lituania en 1917, paro de formacién y desempetio acadé- micceycientficos en Francia. Sus propuestastedricas describen y analizan semisticamente el discurso. Obras tras- Cendentales de Greimaa ton Seméntioa estructural (1966), con J. Courtés, Semidtica, Diccionario razonado de la a del lenguaje (Madrid, Gredos, 1990 [1979)), Del sentido II: ensayos semistios (Madrid, Gredos, 1990 {1983) Texto rada a cdmara, los eréditos en el film, son dispositivos que hacen saltar en el texto los efectos que la enunciacién tiene en él. Es posible analizar estos efectos permaneciendo en los limites del texto, pero el lugar semistico donde éstos realmente ocurren es el diseurso. ‘Tanto en los casos de comunicacién en tiempo real (un dilogo cotidiano, una llamada telefinica 0 el chat) como en los de comunicacién diferida (Ia lectura de una novela, un en- sayo, un hipertexto, la expectacién cinematografica, ete.), la enunciacién pertenece a la di- mensién diseursiva del texto, El enunciatario y el sujeto empirico de la comunieacién pue- den o no coincidir con los que el texto propone. Pero es el sujeto empfrico de la comunieacién quien por lo menos en parte- Io decide. Aunque el enunciatario de la soccién “informacion econémica” de un periddico esté prefigurado como un sujeto que se interesa por la realidad econémica en la que vive, nada impide que use esas hojas para envolver un objeto o lea las tablas de cotizacién de las monedas en el mercado internacional para buscar a qué ntimero jugar en la quiniela. Aunque unos usos pueden ser mAs urgentes o divertidos que otros, leer 1a informacién econémiea como un texto que permite tomar decisiones con relacién a las pro- pias finanzas es més pertinente. La semiética textual, en cambio, puede utilizar esos textos como parte de un corpus para earacterizar las noticias periodisticas como tipo textual, tipo que Bajtin (1982 (1979]) denominaria “género discursivo”. Se ha intentado diferenciar los roles de sujeto empirico de la comunicacién, enunciata- rio y analista del texto, para volver sobre la primera definicién del objeto que se aborda aqui: lun texto es un fragmento del proceso de la somiosis, que es tratado por alguien como texto. La complejidad del objeto texto puede resumirse en las diferencias que postulan los es- Pecialistas en semiética y linguifstica textual cuando busean las respuestas a los siguientes interrogantes: {qué es un texto?; {cudles son sus limites?; ;dénde encontrar el/los sentido/s de un texto?; {qué diferencias existen entre los textos de distintas materias significantes?; éeémo vincular el texto a su contexto en el anélisis?; zqué funciones cumplen los elementos que se articulan en distintos planos del texto? Algunas de las respuestas posibles han sido expuestas en el decurso de este recorrido como puntos de vista no dogmaticos, pero si de un doterminado momento de estado de la cuestin de la semistica; otras han sido dejadas de ado intencionalmente; alguna se retomaré en el apartado siguiente, cuando se presente la cuestién del texto lingiifstico; todas deberdn ser revisadas continuamente por quienes tie- nen el interés de saber con qué objetos, como participantes de un proceso de intereambio continuo de sentido, se intogran a él también como observadores entrenados para pensar la cultura, El texto lingiiistico Este apartado so ocupa del texto lingitistico y se da por sentado que las nociones de “gé- nero discursivo” y “texto” son suficientemente conocidas por el lector de esta seccién, que puede llenar de sentido la siguiente afirmacién: los usuarios de la lengua de una determina- da cultura producen en las distintas esferas de la comunieacién y la actividad humana tex- tos para lograr determinados objetivos. Cada texto-ocurrencia tiene, con relacién a la circunstancia que lo motiva, ciertas carac- teristicas que pertenecen al acervo cultural en el que se produce, de alli que la relacién en- tre el texto y el “género discursivo”, que es un modelo histérico al cual se puede remitir, sea tuna relaci6n como la que se establece entre el tipo (type) y la ocurrencia (token) en la semio- tica peirceana. Es este tipo de relacin la que posibilita que los textos que intereambiamos los hablantes sean reconocidos socialmente como un saludo, una novela, un instructivo pa- ra hacer funcionar un aparato doméstico, una carta o una monografia, por poner sélo unos bstractas o como instancias particulares type, token respectivamento), Beo (1977) explica que la capacidad de identifcar huellas (de un caballo) como ocurrencias (lo ‘kena) do un tipo de huella es reconocer signos como pertenecientes a una clase determinada e i una competencia precisa y eadificada (sobre las improntas). I problema del texto ejemplos. Sin este reconocimiento social del texto no existe el “género” y, muy probablemen- te, el intento de comunicacién a través del mismo fracase, aunque de hecho sean muy tole- rantes en la aceptacién de las diferencias entre los modelos que internalizan los miembros de una cultura y los textos realizados efectivamente en un intercambio. ‘Aunque el aprendizaje sobre las caracteristicas genéricas se efectiia mayormente por el hecho de vivir en una determinada sociedad, los géneros discursivos escritos son, por lo g¢ neral, complejos y no se manejan eficazmente sin un entrenamiento especial que pasa por escolarizacién, lo cual significa que este aprendizaje requiere, de parte del actor social, una buena dosis de empefio conseiente para “saber cémo esta hecho” este objeto que se llama tex: to escrito, Para favorecer el desarrollo de las competencias necesarias en Ia produecién de textos ‘escritos se propondré una deseripeién de las caracteristicas que hacen que un texto sea con- siderado como tal Se infiere del anterior enunciado que este propésito es bastante limitado, pero es nece- sario decir, también, que sin este primer acercamiento a lo que constituye la “textura” de un texto, mal podria uno aventurarse a practicar con destreza distintos tipos de textos. Se opta aqu{ por la eleccién de un enfoque, el de la lingufstiea procedural, por conside- rarla coherente con la propuesta bajtiniana del género discursivo como un mediador entre Ja lengua como sistema y el uso social que de ella se hace en la comunicacién, En esta perspeetiva (ademas de prover modelos de produccién y recepeién de los tex- tos), se describen todos los niveles lingiifsticos en relacién con el uso comunicativo. La len- gua, concebida como un sistema de sistemas, “se compone de una serie de elementos cuya funién es contribuir al funcionamiento de la totalidad” (Beaugrande y Dressler, 1997 [1981]: 69), Lo que se encuentra de nuovo y provechoso en la deseripeisn textual de este foque lingtifstico es “la consideracién de distintos sistemas de conocimientos o saberes en los hablantes |. y el descubrimiento de procedimientos para su realizacién y procesamiento en el marco de motivaciones y estrategias de produccién y comprensién textuales” (Ciapuscio, 1994: 100), Como es un acoreamiento interdisciplinario (lingiifstico, cognitivo e informacio: in més realista de los textos verbales que se utilizan en el in- ante poco acerea de la naturaleza nal) se garantiza una descrip tercambio comunicativo. ¥ aunque todavia se sepa pecifica, el ntimero y Ia caracteristica de esos saberes, algunos especialistas como Heineman } Wichvoger (1991) han hipotetizado en su modelo te6rico los siguientes: ademas del saber Tingitistico, que corresponde a la competencia gramatical y lexical, los miembros de una cul tura determinada hacen uso de un saber enciclopédico que corresponde a lo que el usuario de una lengua determinada sabe acerca del mundo; ademés, el saber interaccional prove conocimientos sobre las normas comunicativas y, finalmente, el saber sobre esquemas textua les generales (clases textuales que se podrian asimilar a los “géneros discursivos”) posibilita, interactuando con los otros, comprender y producir textos. De ahora en més, se ha de considerar aqui, sogtin lo postulan Beaugrande y Dressler (1997), al texto como “un documento de decisiones”. La base de esta consideracién es que Jos comunieadores produeen y reciben los textos siguiendo intencionadamente un plan cu- yo cumplimiento les permitiria aleanzar las metas deseadas, puesto que existe una inten- tionalidad de los actores sociales, que operan en el marco de situaciones discursivas dife- rentos Dadas seis muestras de lenguaje que “eomparten algunos rasgos y difieren en otros” se tratara de expliear, en primer lugar, por qué pueden considerarse como textos.* 9. Los ejemplos corresponden a los mismos tios de textos que utilizan Beaugrande y Dressler (1997: 35-34). Los textos de [ily [2] estan extraidos de esa misma fuer; ol (3} proviene del articulo periodistico de Eco," 2 polucién, son laa impurezas del aire”, en L’Espresso, Milén, 21 de diciombre de 2002 (trad. nuestra). El fragmen- 1 a] procede del artiulo cientifico de Guillermo Mastrini y Martin Becerra, “Dejar hacer, dejar concentrar: econo mia politica en la bistoria de Ia Tv latinoamericana", en Zigurat, alo 3, N’ 3, Buenos Aires, octubre de 2002. El dialogo de [5] fue extraido del eapitulo 1 de la novela do Frank McCourt, Las cenizas de Angela (1999 [1996)) (trad, nuestra). BI [6] es un poema de Miguel Hernéndex que forma parte de Bl hombre acecha (1937-1999 0] Nios JUGANDO DESPACIO [2] Duérmete nino, duérmete ya ‘que viene el coco y te comers B] Con los vientos de guerra que corren, estamos en las manos del hombre més potente del mundo, que es Bush. Ahora nadie pretende, como queria Platn, que los Estados sean go- bberados por los fil6sofos, pero estaria bien que estuvieran en manos de personas con ideas claras. Vale la pena consultar en intemet el sitio www.bushisms.com, que recoge frases céle- bres de Bush. Entre las que no tienen referencia de la circunstancia ni fecha, encontré: “Es tiempo que la raza humana entre en el sistema solar”. "No es la polucin la que amenaza el ambiente, son las impurezas del aire y del agua”. M4) Durante los afios 60 el modelo desarrllsta consolidé el proceso de “modernizacién” ‘econémica y renovacién cultural. Sus caracterfstcas centrales no sélo suponian la masiva en- ‘rada det capital extranjero en la economia sino, adems, la sustitucién de trabajo por capital fen el desarrollo industrial. La gestién de los medios tuvo un desarrollo familiar, patrarcal y ar- tesanal. El sistema televisivo presenta muchas de las caracteristcas del actual: empresas priva- «das que compiten por la audiencia, centralizacién de la produccién en las grandes ciudades y dependencia del capital extranjero. La influencia de las tres grandes cadenas televisivas noe teamericanas (CBS, NBC y ABC) se extendié a la mayoria de los paises latinoamericanos. En términos generales podernos sefialar que la relacién entre los gobiernos y los propie- tarios de medios se resolvié por la incapacidad de los gobiernos pata fijar politicas hacia los propietarios de medios, a cambio de obtener un cierto control politico sobre los contenidas, Elizabeth Fox caracteriza este modelo como un sistema comercial politicamente d6ci (3) {QUE son, “Vacas, ~iQué son tas vacas, paps? Las vacas son vacas, Nini Seguimos caminando a lo largo de una calle siempre més clara y en los campos vimos ‘otros seres, todos blancos y peludos. ~iQué son, papa? ~Ovejas, Nini {Qué son las ovejas, papa? ~éPero la vas a terminar con estas preguntas? -lanz6 papé-. Las ovejas son ovejas, las vvacas son vacas y esa que esté alld es una cabra. Una cabra es una cabra, La cabra da leche, las ovejas dan lana y las vacas dan todo. {Qué otra cosa querés saber, santo Dios? (6) Canon Gera Pintada, no vacia: pintada estd mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. apa? -pregunté Malachy. Regresara del lanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama. Florecerdn los besos sobre las almohadas, Yen torno de los cuerpos clevard la sibana El problema del texto su intensa enredadera noctuma, perfurnada, El odio se amortigua Detrés de la ventana, Setd la garra suave. Dejadme la esperanza El lector puede inferir que los ejemplos que se han transcripto son textos que provienen de situaciones discursivas diferentes y, en raz6n de ello, pueden ser incluidos en “tipos”: los igéneros discursivos. El [1] es una sefial de trénsito; el [2] es una eancién de euna; [8], frag” tnento de artfculo periodistico; [4] dos parrafos de un articulo cientifico: [5] eonversacién en- tre dos participantes que intercambian sus turnos de intervencién; [6] poema Si bien las palabras y las oraciones que aparecen en la superficie textual son lo prime ro que el lector capta para reconstruir el sentido, no son To tinico que opera en el acto de co- manicaci6n, ya que ai s6lo uno se limitara a describir ese nivel (gramatical), no se podria dar ‘cuenta de cémo funcionan los textos en Ia interaccién, ‘Segin Beaugrande y Dressler, ol “texto es un acontecimiento comunicativo que cumple ‘xtualidad. Si un texto no satisface alguna de esas normas, entonces no "or consiguiente, los textos que no sean. siete normas de puede considerarse que ese texto sea comunicativo. Pi cee unfeativos no pueden analizarse como si fueran textos genuinos” (Beaugrande y Dress- ler, 1997: 35). ‘La primera de las normas que en su conjunto constituyen los “eriterios de textualidad’ lacohesidn. Esta nocién se refiere a las formas en que pueden conectarse mutuamente los com ponentes de la superficie (0 manifestacién) lingifstica. Estos componentes dependen unos de btros segiin determinaciones gramaticales de dependencia. En el primer ejemplo, Geel orden de Ins secuencias [1.al, el texto pierde su sentido como sefial de trénsito tal JUGANDO ESPACIO NINOS trénsito no entenderfan qué deben hacer, porque esa alteracién en ‘eal afecta el propésito del texto que es advertir que, como sminuir la velocidad para no arriesgar Los conductores de el orden de dependencia grama hay nifios que estén jugando, el que maneja debe d Ia vida de éstos. ‘A la cohesion de un texto contribuyen procedimientos muy variados y miiltiples, como Ia reeurrencia total o parcial de elementos y estructuras. Los més importantes son la paré- frasis, la sustituci6n, la clipsis, el aspecto y el modo de los tiempos verbales, y los conecto- res y marcadores discursivos. El uso de estos procedimientos otorga a cada elemento linguis tieo la cualidad de instrumento eficaz para acceder a otros elementos lingiisticos, con lo cual Ia sintanis se desempefia como un patrén que organiza de manera patente la comunicacién ‘Coneebido el texto como una red de relaciones, se encuentra en ella una configuracién de nudos o estados gramaticales que estan conectados entre si mediante vinculos. Para tras- Iadarse de un nudo a otro, es necesario realizar un movimiento de transicién eruzando el es- pacio textual a través de un vinculo. Una relacién cohesiva, entonces, da lugar a que lai terpretacidn de un elemento del texto dependa de otro. En el enunciado “Vino Marta. La vi muy alegre”, entre “Marta” y “la” se establece una relacién cohesiva puesto que “Ia” remite n Marta como su antecedente, sin el cual el lexema “la” no tendria sentido. Pero en la interpretacién de un texto, la cohesién de Ia superficie textual no es decisiva ‘ign sea eficaz debe existir interaccién entre la cohesién en si misma: para que la comunicac y las otras normas de textualidad. ‘La coherencia es 1a segunda norma de la textualidad. Este fenémeno de cardcter se mantico regula la posibilidad de que interactiien de modo relevante la eonfiguracin de con- 8 Texto fepl0s y do las relaciones que subyacen en la superficie del texto. Si el concepto es una es- {micturacion de contenidos eognitivos, las relaciones son las que vineulan los conceptos del sFracndor ceclemplo (1), “nitios jugando”, existen dos conceptos:“niios” (concepto objeto) y iugando" (concepto accién). Que se pueda establecer una relacién mental entre ambos cng, ceplos se debe a que los “nifios” son los agentes de la accién do “jugar”. De igual manera oq 0 Marta’, aunque el orden (accién ~ agente), aqui, sea inverso. A voces, las relaciones de cineargbleeen de un modo explicito en el texto y os el lector quien debe hipotetizar tipos de vinculos para darles sontido. En la sefial de trénsito [1], “despacio” es més comprensibla 5:80 interpreta como “cantidad de movimiento” que debe utilizar el conductor que asociads como atributo a “nifios”. Es posible diferenciar distintos tipos de relaciones entre Jos conceptos: causalidad, posi- bidad, raz6n; pero también las que dependen dela temporalidad y que pueden ser muy conn Plejas. Se ejemplifican algunas para dar cuenta mejor del funcionamiento de la cohorenen En el enunciado “Eseribi una carta y la envié por correo”, la accién de enviar la carta os je consocuencia de haberla escrito, puesto que no podria realizar In segunda action sin ae |a primera hubiera creado las condiciones necesarias para la segunda, En textos mas eon, lejos, porque requieren tun mayor esfuerzo para Ilenar de sentido, las eadenas de concepton gntre causa y consecuencia, como el ejemplo [4], en el trabajo interprotativo del lector para crenata ia echoroncia entre “estar en las manos Bush” y “los vientos de guerra que corren’, el lector debe apelar a su conocimiento enciclopédico inferir quo Bush representa al pais aie, on Ia guerra avistada, es el més fuerte. El valor argumentativo de la ironia y el humor sobre los que se asionta la nota de opinin no se entenderian sin esa razén que justfiea por qué “los Estados deberian estar gobernados por personas con ideas claras”, Las relaciones temporales estén intimamente ligadas a la causa, la posibilidad, Ia ra- 26n y el propésito, ya que la direccionalidad (progresiva o regresiva) es un rasgo inheren. te de estos factores; esto es, de su ordenacidn con respecto al tiempo. Por ejemple, en el ton. {0 ld se afirma que durante la década del 60 (pasado) “el sistema televisivo presenta mar chas de las caracteristicas del actual”. La relacién que se estableco entre el presente y ol Pasado es razén de semejanza por engendramiento (una temporalidad de direccionali ted regresiva). Es necesario insistir en que, si bien la cohesién y Ia coherencia son diferenciables en su nivel componencial (la manifestacién textual es el nivel propio de la cohesion y el semane £0, de la coherencia), ambos aspectos interacttian operativamente en cualquier texte, Ea en, bido que los eseritores no entrenados suelen cometer errores de cohesidn que redenden on una conceptualizacién errénea. Poro el easo inverso también es vélido: so puede encontrar lun texto cohesivo pero aberrante desde el punto de vista seméntico.* terpretacién similares. Mientras Ia cohesién y la coherencia son factores que se explican centrados en los tex- 0s, se necesitan otras nociones més vinculadas a los emisores y los receptores que intervie, Poose a Puntos cardinals son tres el ut ye norte” ea un tela cohesivo pero incoharete. En cambio, la ex ra, pemente: Ue significa culturalzar? Culturlinar signifi dar sentide a ago, signosy cdiges on Seems an tlaminado grape que ls signee y cigs tengan un determina egniens” er oe fede rae ae ates atesion hacen que el concepto“culturalizar”quede incorectamente caracerizado: puss etaecioes tho sigifen dar sentido a signosy a cédigos, ni ese” tiene un antecedente gramatical que fusiegce aa 0 a El problema del texto nen en la actividad comunicativa. La tercera norma de textualidad es 1a intencionalidad. ta se refiere a la actitud del productor del texto que actiia para alcanzar una meta especifi- ca dentro de un plan. Por ejemplo: “Hola; hoy se me rompié el despertador”, dicho en el con- texto del saludo que hacemos al llegar a nuestro lugar de trabajo, se infiere como una inten- cin de justificar por qué hemos llegado tarde y no como una informacién sobre el estado ma- terial de los objetos que son de nuestra propiedad La siguiente norma, la aceptabilidad, en cambio, se refiere a la actitud del receptor que acepta un determinado texto si pereibe que tiene alguna relevancia, Puede ser que quiera adquirir una informacién nueva o cooperar para mantener una meta discursiva con su in- terlocutor. ‘Ante un texto académico, por ejemplo [4], el receptor colabora en el desarrollo de la ex- cacién contextualizando debidamente la informacién y haciendo las inferencias necesarias porque el texto le resulta aceptable para recabar conocimientos sobre el tema que tendra que n su préximo examen 0 porque las explicaciones que alli encuentra son relevantes irlas en un trabajo monogréfico que tiene en curso. Y porque este texto le resulta consultando otro texto (una enciclopedia o un libro de historia, pili exponer para ine! aceptable, puede esforzarse por ejemplo) si la mencién que alli se hace del “desarrollismo” le resulta insuficiente ‘También todos tenemos la experiencia de los didlogos que se entablan, a veces, simple mente para mantener un contacto comunicativo, pero no para informarnos sobre la eviden- cia de las condiciones climdticas que compartimos con nuestro interlocutor durante el viaje Jesde el punto de vista de la informa- en ascensor. En este caso, los textos son irrelevantes cién que aportan, pero resultan aceptables para colaborar en la interaccién comunicativa y mantener la funci6n de contacto. La quinta norma de la textualidad es la informatividad. Este aspecto permite inferir “hasta qué punto las secuencias de un texto son predecibles 0 inesperadas” (Beaugrande y Dressler, 1997: 43). La eficacia de ciertos textos a veces radica en la informacién nueva que nos aportan porque deseamos saber con exactitud algo que desconocemos (1a hora en que sa- Je el préximo tren, por ejemplo) pero, en otras, es la “forma” novedosa con la que una infor- macién ya conocida 0 poco relevante es presentada y nos solicita un mayor esfuerzo inter- pretativo, la que aporta mas informacién. El caso de la publicidad y el del texto estético son paradigméticos. El poema [6] se refiere a la esperanza del yo postico de reunirse con su mu- be algo més acerea del mundo y de los sujetos ha jer después de salir de la cércel. Pero se bitados por la congoja después de leer el poema. alidad es la norma que se refiere a los factores que hacen que un texto sea a en la que aparece. El ejemplo [1] de la se én superficial puede dar lugar a distintas in- La situacio} pertinente y relevante en la situacién diseur fial de trénsito, ya analizado, por su organi terpretaciones pero, reubicada la secuencia de palabras en Ia situacién “indicacién para los conductores”, reduce el grado de interpretaciones aberrantes a que podria dar lugar el “as: ncia. Si se la despliega de la siguiente manera: pecto poco eohesionada” que tiene la set ‘Sefiores conductores: Tengan a bien controlar qué velocidad de marcha estn usando en es- te momento porque la calle por la que transitan pertenece a un barrio residencial. Como sue: arrios, hay, posiblemente, nifios que estén jugando en este momento y, si éstos cruzan la calzada sin mirar, los vehiculos pueden poner en peligro su vida. Para que cello no suceda, le rogamos cireular despacio para detenerse mas ficilmente”, aunque el tex- cohesionado, la versién no es adecuada a la situacién, puesto que no es posible leer un cartel tan extenso mientras se circula. La norma de la intertextualidad “se refiere a los factores que hacen depender la utiliza- cién adecuada de un texto del conocimiento que se tenga de otros textos anteriores” (Beau- grande y Dressler, 1997: 45) Para seguir entre sefiales de transito, un cartel como “FIN DE LA LIMITAGION DE VELOCIDAD", no tendria sentido si no se hubiera establecido previamente una cuenta que esta sefial esta en correlacién mitacién. Es coherente, en cambio, si se tiene con el texto del ejemplo [1]. De alguna manera, cada texto remite a otro en diversos grados; asf, por ejemplo, los tex- os que se agrupan bajo la categoria de “paratextos” (las solapas de un libro, un prélogo, las notas al pie de pagina, ete.) dependen del texto para el que han sido producidos, es Texto En el texto (3), el enunciador arma toda su estrategia argumentativa “trayondo” a su texto los textos ce Bush en forma de cita, entablando una relacion intertextual que justifies Ja razén de ser de la nota de opini En los textos de cardcter académico, la relacién intertextual se presenta de muy varia: las maneras bajo la forma de explicacién de los textos de otros autoros, la contraargumen. ~ taci6n, la polémica, la cita, la parsfrasis. Hay géneros, como el informe de lectura o la rese, fa critica, que fundan su existencia en la intertextualidad, Finalmente, es In intertextualidad en un sentido epistemolégicamente més fuerte la que hace evolucionar los géneros discursivos. La novela moderna, cuyo nacimiento en el siglo XVII se atribuye al Quijote de Cervantes, mantiene con la novela de caballeria una relacion intertextual parddiea que no hubiese sido posible si los mecanismos de construecién del g- nero no se hubieran cristalizado hasta la ovidencia, Recapitulando, los siete criterios de textualidad (dos centrados en el texto y cinco en los usuarios): cohesién, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad, informatividad, situacionas. lidad o intertextualidad, son principios constitutivos de la comunicacién textual, Estos fae, tores interactian entre si, de modo que ninguno por separado puede dar cuenta del funcio. Ramiento real de los textos. Sin embargo, el modelo no est completo sin los principios regu. {ativos que los autores proponen: la eficacia, la efectividad y Ia adecuacién. Estos principios, en ver de definir qué es un texto, describen cémo se controla la comunicacién textual La eficacia de un texto depende de que “los participantes empleen o no un minimo de esfuerzo en su utilizacién comunicativa’, La efectividad, en cambio, depende de haber logra. do las condiciones mas favorables para aleanzar una meta comunicativa a través del texto, bua adecuacién se define toniondo en euenta si establece o no un equilibria “entre el uso que se hace de un texto en una situacién determinada y el modo en que se respetan las normas de textualidad” (Beaugrande y Dressler, 1997: 46) Es deseable esperar que la lectura de este capitulo sea eficaz para comprender que, ade- cuadamente lefdo, provea a quienes se inician en el camino de lectores y productores expertos de textos cierto horizonte desde donde puedan pensar su eseritura atendiendo a factores que afectan tanto a la eognicién como a la planificacién y al entorno comunicativo en el que lo he. cen. La efeetividad dependeré de lo que los loctores logren a partir, también, de su deseo, Bi Actividad ne 1 1. Lea el siguiente texto: Acunsuenre Elaguafuerte es un tipo de grabado con las lineas en hueco. Una plancha de cobre se re- anilisis”, en Escritos 1, Bue- agresividad en psi Ejemplo: Cf. J. Lacan, “La nos Aires, Siglo Veintiuno, 19’ Ampliacién de argumentos 0 informacién no vinculados directamente con la hipotesis de trabajo to de profui aspecto del texto que ha sido obje dos fente clausurada. Lo que se expulsa a la zo: wnaza esa estructura con la dispersién y, a Este tipo de notas se relaciona con un andlisis, el texto tiene una estructura relati na marginal ~paratextual- de las notas al pie a1 arécter relative, la ver, evidencia Bi Actividad n° 4 Confronte las convenciones que hasta aqui se han expuesto con aquellas a las que responden las referencias bibliograficas que hace Benson. Revise, ademas, capitulos anteriores de estos ma- teriales de taller y busque otros ejemplos de la convencién alternativa. Describala de las referencias bibliograficas Una alternativa para la presentaci Como las notas distraen la lectura del texto, algunas convenciones se han reelaborado. Una de las reclaboradas (y se va imponiendo) es la convencién para prosentar las referen: cias bibliograficas. Si el texto tiene bibliografia (véase apartado siguiente), cuando se cierra fa cita, en vez de introdueir una nota al pie, se abre un paréntesis y en él se escribe el ape Ilido del autor de la cita, el afio de impresién del libro del que se 1a tomé, dos puntos y el nt mero de la pagina de donde se la extrajo. Por ejemplo: La nocin de contradiscurso ha sido asociada a la de antifonia, practica sistestica de los antiguos sofistas de contraponer discursos. “Todo argumento puede volverse del revés, y a To} 6a | oe todo discurso le responde un contradiscurso producido desde otro punto de vis tando una realidad diferente” (Plantin 1998 [1996]; 8), El lector, si le interesa saber todos los datos del texto en ese momento de consulta Ia bibliog! el texto u lee afia ubicada al final de la obra. Si no tiene ese interés, sigue le Los corchetes, por ejemplo los que encierran “1996” en I can el afio de la primera edicién de la obra de la que se tom trabajos académicos distinguir el afto de | el ejemplo— del de la primera -199 lizacién de la bibliografia a cita recién presentada, indi 6 la cita, Es importante en los la edicién que el eseritor esta utilizando -1998, en en ese caso-. Esa distincién permite explic la actua La bibliogr La bibliografia, listado de los textos consultados en la elaboracién de ca al final del texto de la monografia. Li n compilador, se ordenan alfabéticamente. Una de Ia un trabajo, se ubi 38 datos, encabezados por el apellido de un autor o convenciones vigentes establece que los datos que van a permitir al lector bicar el texto se registren de la siguiente forma: Si se trata de un libro: a) Apellido y nombre del autor. b) Titulo de la obra (en bastardilla) ©) Lugar de edicién. d) Nombre de la editorial ©) Fecha de edicién. Es convencién aceptada también (y exigida con frecuencia actualmente) ubicar i tamente después del nombre del autor, y entre parént media esis, la fecha de edicién, Esta conven- lativa de aquella a la que se remite en la actividad 4, es d ro del mismo cuerpo del texto, y no en nota al pie, de los di la inclusién den. a directa, latos de una ¢ Ejemplos: Benjamin, Walter, Discursos interrumpidos 1, Buenos Aires, Taurus, 1989. Foucault, Michel, Los anormales, Bi 2000. nos Aires, Fondo de Cultura Econémica, Nietzsche, Fr rich, Mé allé del bien y del mat, Madrid, Alianza, 1983. citan dos o més libros del misn o autor, no es necesario repetir el apellido, se lo plaza por un guin largo. Las fechas de edicién se ordenan de mé Deleuze, Gilles y Guattari, Félix, El antiedipo celona, Barral, 1974 £Qué es la filosofia?, Barcelona, Anag Capitalismo y esquizofrenia, Bar a, 1995 na alternativa aceptada para Ia presentacién de textos escritos por més de un autor es invertir el orden de apellido y nombre para sei tiones alfabéticas) lar al segundo autor (segundo por cues- fel texto Deleuze, Gilles y Félix Guattari, El an ofrenia, Barce Jona, Barral, 197: 10. Capitalismo y esq Si para las referencias bibliogréfieas en el cuerpo de Ia obra se ha utilizado la conven cién que las incorpora a él y no la de las notas al pie, In ubieacién del afio de edicién de Ia acién, Barcelona, Ariel antin, Christian (1998) [1996 Como ya se indied, en los paréntesis se indica primero el afio de la edit tre corchetes, el de la primera edicién, que se est utilizando para la elaboracién del escrito y una recopilacién de articulos del mismo autor y en la monografia si uno de los articulos: Benjamin, Walter, “La obra de arte en la época dos 1, Buenos Aires, Taurus, 19 en Discursos interrumpi Si el libro incluye una recopilacién de articulos de varios autores y en la monografia se cita uno Marcuse, Herbert, “La represién sobrante”, en Osvaldo Baigorria, Argumentos ocio, Buenos Aires, La Marca, 1995. Si el libro corresponde a una edicién de obras completas: Madrid, Biblio. und, El malestar en la cultura, en Obras con 087, eca Nueva, 1981, pp. 50 articulos publicados en revistas especializadas, deben asentarse los guientes datos: a) Apellido y nombre del autor. b) Titulo del articulo ©) Titulo de la revi d) Numero d e) Editorial f la. publicacién, de edicidn entre paréntesi h) Namero de pagina o paginas. Bjemplo: Silva, Marfa Teresa, “Apuntes sobre una experiencia de trabajo en una pri sin”, en Topia, N* 7, Buenos Aires, abril de 1993, pp. 44-46. Si se trata de un articulo aparecido en un periédico 0 dit rar los siguientes 2) Apellido y nombre (o inicial) del autor : b) Titulo del articulo entre comillas. ©) Nombre de la publicacién a) Lugar de la publicacién. e) Fecha de la publicacién. ) Seccién en que se ubiea el articulo, g) Péginas citada: Ejemplo: usana, “El futuro es Viau, istal turbio”, en Pagina 12, Buenos Aires, febrero de 2002, Seccién “Politica Nacional”, p. 14. Si se trata de una publicacién interna de una cétedra: a) Apellido y nombre del profesor/a. b) Niimero y fecha de la clase entre comillas ©) Nombre de la materia d) Nombre del desgrabador responsable e) Lugar en que se dicté el cur ) Fecha de publicacién de la clase desgrabada Ej emplo: Walton, Roberto, “Tedrico N* 5 del 23 de agosto de 2000”, Gnoseologia, CEFyL, Buenos Aires, 2000 Cuando se trata de ediciones en un idioma extranjero, los datos no deben traducirse , po- ro si el nombre de las ciudades cuando corresponda (por ejemplo, Nueva York y no New York), Las referencias de fuentes electrénicas ‘ada vez es més frecuente la difusién y la consulta de trabajos en internet. El respeto a la propiedad intelectual debe sostenerse en ese espacio también. Si bien hay miltiples ti: pos de publicaciones en la red (boletines de noticias, conversiGn de libros a otros tipos de so- porte, contribuciones a sitios, participaciones en listas de discusién, publicaciones perisdieas y seriadas, ete), da Jas referencias de un documento consul- tado en internet son los siguientes: os significativos para presenta Responsable principal, Titulo [tipo de soporte]. Responsable(s) secundario(s). Edicién. Lugar de publicacién: editor, fecha de publicacién, fecha de actualizs- cién/revisién. Descripeién fisica. (Coleccién). Notas. Disponibilidad y acceso [fe cha de consulta), Ejemplos Biblioteca Nacional (Espaiia). Ariadna [en linea]: catélogo automatizado de l Biblioteca Nacional. [Madrid]: Biblioteca Nacional. , login: ‘bn’ (Consulta: 28 de abril de 1997} Red de Bibliotecas del csic. Cirbic [en lineal: catélogo colect de la Red de Bibliotecas del csic. {Madrid}: csic. [Consulta 6 de mayo de 1997]. Refranero castellano [en linea}. Idea de Miguel Hernéndez Moreno, realiza da por Victor Rivas Santos. Granada: GeNeura, 31 de julio de 1996. [Consulta: 26 de abril de 1997]. Wollstonecraft, Mai strictu 10 informatizado csic.es>, login A vindication of the rights of women (en \inea}: with ‘es on political and moral subjects. [Nueva York}: Columbia University, Bartleby Library, 1996. xvi, [17}340 p. Transcripci6n y conversién al form to HTML de la ed.: Printed at Boston: by Peter Edes for Thomas and An drews, 1792. (Consulta: 5 de mayo de 1997], ‘oblema del texto Association for Library Collections & Technical Services. AL n lineal. Vol. 1, N®01 (May 13, 1991). Chicago: Association for Library Collections & Technical Services, 1991. Publicacién seriada irregular. Sus cripci6n gratuita enviando el mensaje “subscribe an2 [nombre apellido]” (sin las comillas ni los corchetes) al servidor . Archivo de los ntimeros publicados en [Con. sulta: 27 de abril de 1997], ssw 1056-6694 Cuerda, José Luis “Para abrir los ojos” [e 1997, n§ 371. Tinea}. El pais aspects of libraries] [en linea]. Usenet newsgroup . Archivo de los mensajes en: http://www.dejanews.com/> [Consulta: 6 de mayo de 1997} a]. Moderadores: Pedro Hipola , Tomas Bai enet.es>. Information World en Espaiiol, 1995 . Lista de dis. cusin en el servidor . Archivo de los mensajes publicados hasta marzo de 1997 en: . Archivo de los mensajes publicados desde abril de 1997 en: [Consulta: 5 de ma yo de 1997]. Actividad N° 5 Lea el siguiente texto para clasificar sus notas y para explicar las convenciones que se siguen pa- ra elaborar las referencias bibliogréficas. El texto ha sido elaborado a partir de S.J. Ball (Comp.), la edu acién. Disciplinas y saber, Madrid, Morata, 1994, pp. 7 y 9. En el andlisis de discurso se plantea la cuestién de por qué, en un momento dado, entre todas las cosas que podrian decirse, s6lo se dicen algunas: “por qué aparece un enunciado eterminado y no otro” (Foucault, 1974: 27). Es més, para superar los limites de estructura, fiesta la “densidad” y as practicas discursivas. EI mundo se percibe de forma diferer te.en discursos dstintos. El discurso se estructura mediante supuestos en los que todo hablan. teha de moverse con el fin de que se escuche lo que dice como algo significativo. Por tanto, el concepto de discurso hace hincapié en los procesos sociales que producen el significado, Nos ocupamos aqui de los émbitos educativos como generadores de un discurso (mo- derno) histéricamente © expresiones lingiisticas, langue y parole’ es esencial poner de mi “complejidad” en el seno spectico; es decir, como lugares en los que se generan ciertas val es y exclusiones modemas del “derecho a hablar Los émbitos educativos estén sujetos al discurso, pero también estén envueltos, en sen tido fundamental, en la propagacién y divulgacién selectiva de discursos, en la “adecuacion social” de estos. Las instituciones educativas controlan el acceso de los individuos a los diver 505 tipos de discurso Pero sabemos muy bien que, en su divulgacién, en lo que permite y en lo que impide, ue las lineas fjadas por las diferencias, conflictos y luchas sociales. Todo sisterna educat. vo constituye un medio politico de mantener o modificar la adecuacién de los discursos al saber y al poder que llevan consigo (Foucault, 1971: 46) Un texto de la obra de Foucault, Discipline and punish, es la lectura clave para la mayor parte del andlisis y argumentaciones de este volumen. Presentamos aqui una exploracién de la aplicacin de la obra de Foucault en el campo de la educacién. Y la educacién, como el ‘nuevo rol de los intelectuales y de los expertos en el saber desde 1800, como establecimien- to de la sociedad de las certfcaciones, como experiencia institucional primaria de la préct 2 totalidad de los jévenes, es fundamental para el andlsis foucaultiano de la sociedad mo dea. Puede leerse este libro como ilustracion de las facetas de este nuevo poder de la edie cacion. Su objetivo consiste, siguiendo a Foucault, en conv cién de masas en algo extra tir la famniliaridad de la educa. rdinand de Saussure diferencia “lengua” y “habla”. Lengua es un sistema compuesto de unidades fundamentaes, los sgnos, cada uno de los cuales tiene dos dimensiones: e significado (el concepto) fl signticante (a im ravi. Habla et la mantestacis y voluntaria de la lengua. En el habla concreta no siempre se cumplen ni se utlean cane das las eglas del sistema lingustico (lengua), sa por razones de economia del lenguaje o Ya porque se han mezclado dos sistemas distntos, (del E} En ta Bibiografia incluimos las referencias de las traducciones a castellano que existen d las obras citadas en este libro; mantenemos dentro del texto os titles en inglés ya que son fos que hon revisado los autores, Nota, Las referencias bibliogrficas de James D. Marshall, autor de “Foucault y la investiga ado el fragmento Femiten a los siguientes enunciados de su bibliograffa: M. Foucault (1971), dre du discours, Paris, Gallimard. {trad. cast: El orden del dscurso. Barcelona, Tusquets, 3° ed. 1987 (el original es Lordre du dlscours, 1971)] y (1974), The Archaeology of Knowledge, ton. Gres, Tavistock. [trad. cas. La arqueoiogia del saber, México, Siglo Veintiuno, 7» ed. 1979 (el y du savoir, 1969) «ién educativa”, parte de la compilacién de Bal sobre la cual se ha el present Bi Actividad no 6 la siguiente es la bibliografia de una monografia, pero tiene errores. Cor Garcia Negroni, M.M,, M. Stem y |. Pérgola (2001) El arte de escribir bien en espanol, Edicial, Buenos Aires Bosque, Ignacio & Violeta Demonte Gramética descriptiva de fa lengua espafola, Madrid, pasa Calpe. 1999 Bajtin, M. (1992 [1979}) Estética de la creacién verbal, México, SXXI Didgenes Laercio, Vidas de los fil6 mas ilustres, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1950 Perelman, Ch. y L. Olbrechts-Tyteca Tratado de la argumentacién. La nueva retérica, Madrid, Gredos (1994 [1989)) Christian Plantin (1998 [1996]) La argue acién, Ariel, Barcelona Toulmin, Rieke y Janik (1984 [1978}) An introduction to reasoning, New York, Macmillan Pu: blishing Co. Los titulos Elti to. El estudiante se encuentra ante lo del trabajo monografico debe guardar relacién directa con la hipétesis del tex- situacién de tener que decidir qué tema suscita su in. terés, Algo que ~aparte de la lectura atenta de Ia bibliografia- va a facilitar el eneuentro de |a hipotesis es ahondar en ese interés. Martin Heidegger -filésofo alemén del siglo xx~ aso. cia el pensar al estar interosado. El explica que “inter-esse” significa “estar en medio de y re las cosas”, entonces, se trataria de desanudar el sentido de aquello que nos tiene “en medio” de lo que intuitivamente nos importa. Para ello es util escribir, producir frases que estén vineuladas con el nudo, encarar la insatisfaccién que nos provocan cuando las volea. mos al papel, analizar lo que nos resulta insuficiente debido a la diferencia entre lo que pon amos y lo que podemos decir, escribir. Realiz: eicio probablemente no disminuya la insuficiencia, ya que no se trata de cantidades. Mas atin, puede ser que la complique. Es po- sible que los nudos se multipliquen y eso, aunque no lo parezca, amplia las posibilidades de enriquecer nuestra palabra. A propésito de este proceso, la distancia que hay entre los borradores y la forma final de a monografia pone en evidencia la intensidad del trabajo realizado y cierta progresién que va desde un escrito que sélo es significativo para su autor a otro que puede ser transmitide El problema del texto La hipétesis, central en una monografia, indica la posicién del enunciador ante el tema, BI titulo del trabajo monogréfico es un medio privilegiado para su expresiGn, aunque no el "Ahora bien, como se decia antes, la estructura argumentativa del texto consta de partes que presentan una forma determinada. Ellas son, simplificando ol planteo que se presenta. 14 en otro capitulo, la introduecién, el desarrollo y 1a conclusién. Es frecuente encontrar en escritos de esta clase que los titulos indiquen directamente el principio y el final, es decir, la introduecién y la conclusién -o conclusiones-. Si no es asi, eorresponde que los titulos enun- ciados remitan a las formas en que se pueda sintetizar el planteo del problema en la intro duceién, los argumentos que concurren con mayor contundencia a la defensa de la hipétesis en el desarrollo y finalmente a la confirmacién de la hipotesis ~que a esa altura se presume suficientemente fundada— en la conclusién. Los titulos de una monografia (como los de un articulo de divulgacién cientifica, por ejemplo) pueden en algunas partes explicitar dos euestiones: 1a estructura del género discur- Sivo y el t6pico abordado. Ello es asi, convencionalmente, en la introduccién y en la conelu: sin. Por el contrario, la parte de desarrollo argumentativo de 1a monografia no suele expli citar en sus titulos la estructura del género, aunque el desarrollo también consta de diver sas partes (como el “estado de la cuestién” o presentacién de lo que otros han dicho sobre el tema que se aborda en la monografia y Ia “argumentacién propiamente dicha” o posiciona. miento del autor de la monografia frento a ese “estado de la cuestién") Por supuesto, lo antedicho es un esquema, cuya flexibilidad se liga al hecho de que la escritura no “encarga’ facilitacién de la lectura exelusivamente a los titulos. Un abstract, tuna introduceién, por ejemplo, suelen sefalar la hipstesis del texto (y reiterarla, si ya ha si do presentada en el titulo) e incluir una partitio -término latino que remite a una descrip- cién del plan textual, a un anuncio para el lector de cimo est organizado el texto que va a leer-. En todo caso, lo que resulta fundamental es atender a la coherencia, es decir a la re lacién coligada de las partes del texto, Se trata, en definitiva, de la forma en que los titulos representan su sustancia. Finalmente, algunos seftalamientos sobre la formulacién de los titulos, Una cuestién liga da con la normativa de la puntuacién que hay que tener en cuenta (en cualquier género, no sélo en Ia monografia) es que los titulos no se cierran con punto final. Una cuestién més rela- cionada a la cohesién que también hay que considerar es que el primer pérrafo del texto debe ser auténomo del titulo en su sintaxis y correforencia. El titulo presenta al texto en su totali- dad y el parrafo inicial no debe encadenarse al titulo para realizar la introduccién al texto. 1 Actividad n° 7 1. Revise e! texto citado en la actividad 2 y responda las siguientes preguntas 1) Cuando en un titulo se hace referencia a la estructura del género y a un t6pico que en ella se aborda, gqué se menciona primero?, gcon qué signo de puntuacién se separan las dos referencias? 2) ZA qué se debe la particién del primer subtitulo del desarrollo? 3) ZEst4 planteada la hipstesis del texto en el titulo del articulo? Si esto es asi, formilela en tina oracién bimembre de la que usted pueda predicar si es “verdadera o falsa”. Si no es asf, gqué anuncia el titulo?, zcudl es la hipdtesis?, zdénde esta planteada? 2. Elabore un indice de la hipotética monografia planteada en la actividad 3, incluyendo al me- nos dos subtitulos para la seccién de desarrollo.

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