V. PRESIDENCIALISMO
Vil. DEFINICION DE “SISTEMA PRESDENCIAL”
AS‘ como se divide a los sistemas clectorales en mayoritarios y
Proporcionales, a los sistemas politicos democraticos se les di,
¥ide en presidenciales y patlamentarios. Sin embargo, es mas
dificil hacer esta tltima distinci6n que la primera. Es cierto
«ue se puede definir a los sistemas presidenciales y a los parla.
mentarios por exclusién mutua y que tn sistema presidencial
20 es parlamentario y uno parlamentario no es presidencial
Pero la distribucién de los casos reales en estas dos clases lle.
sa situaciones inaceptables. La razon es, por una parte, que
‘#0 su mayorfa los sistemas presidenciales no son definidos
108 ocuparemos de este problema
ir los sistemas presidenciales y asegu.
Famos de que no se les confunda con formas que aparentan
ser presidéenciales ni se les considere erroneamenite cetno me”,
| cles casi como un presidencialismo parlamentatio,
”98 PRESIDENCIALISMO V PARTAMENTARISMO
ie Irlanda funcio-
son poco mis que adornos y Austria, Islandia e Ir
sonora te ron}
2 estos pases nose les puede clasficar como presiencials
fa pesar de la popularidad de sus presidentes electos.?
‘Stine ite (erterio 2) definitorio es que en los sis-
el Ejecutivo, no es desig-
10 parlamentario. Los go-
temas presidencies gobiem
nado o desbancado mediante &
‘blernos son una preitogativa presidencial: es el presidente el
‘que a su discrecién nombra o sustituye a los miembros del ga-
binete, Es cierto que cualquier presidente puede elegir
ministros de una forma que agrade al Parlamento; aun a
Imiembros del gabinete dcben su designacion al president
Obsérvese inmediatamente que este criterio no es violado si
se da al Parlamento el poder de censurar a ministros indivi-
s0 en las raras situaciones en que la
censura parlamenta {que un ministro debe renun:
ciara su cargo.> No se viola el criterio porque en ambos casos
sigue siendo el presidente el que retiene unilateralmente el
poder de nominacién y lena los puestos del gabinete como
jor le parece. :
SBastan el criterio | y el criterio 2 para identificar a un sis
teina presidencia? Dita que easy pero no del odo, Porque
uedar muy claro que un sistema presidencial puro no
oie "que se interponga
jphart propone el cri-
"Pero ésta es quizas
que el jefe de Estado
eral
debe ser también el jefe del gobierno. Es verdad que get
mente éste es el caso. Aun asf, prefiero una formulacién més
flexible, como la siguiente: que la linea de autoridad es clara
permite ninguna clase de “autoridad
PRESIDENCIALISMO. *°
bajo. En resumen, el tercer criterio es
De manera que un sistema politico es presidencial si, y slo
si, el jefe de Estado (el presidente) a) es electo popularmente;
b) no puede ser despedido del cargo por una votacién del Parla-
mento 0 Congreso durante su periodo pre-establecido, yc) en
cabeza o dirige de alguna forma el gobierno que designa. Cuan.
do se cumplen estas ires condiciones conjuntamente, tenemos
sin duda un sistema presidencial puro, segzin mi definicion.+
‘Adin queda un punto por El primer criterio establece,
absolutamente, que el presidente sale de una eleccion directa
recta. ¢Qué tan directo es esto? Los Estados Unidos,
Argentina, y antiguamente Chile (hasta llende), tuvieron o
tienen clecciones casi directas, en las que el presidente es ele.
sido por el Parlamento cuando ningyin candidato recibe la ma-
Yorfa absoluta del voto popular. Como la préctica establecida
fn esos casos es elegir al candidato que ha obtenido la mayo-
ra relativa popular, esta clase de eleccién indirecta puede iden-
tificarse con una directa. En cambio, Bolivia practica la elec-
cidn parlamentaria entre los tres candidatos que obtienen el
mayor ntimero de votos (tanto en 1985 como 1989 se eligié
al que obtuvo el segundo lugar) y por consiguiente, es discuti-
ble que se trate de una elecciGn directa. Por otra parte, hasta
1988 es claro que Finlandia no clegia a su presidente en forma
el Colegio Electoral Presidencial Elegido era quien en
realidad designaba al presidente, pues su
nismo intermediarig (ya sea el Colegio Electoi
bien el Parlamento) pueda tomar o no sus
nes. Si sdlo aprueba, entonces la diferencia entre una eleccién
Popular directa y una indirecta carece de importancia; si pue-
de decidir, entonces en cierta medida no se cumple el criterio
seccién VIL3).
‘gs cciterios, Sin presidente encabera o noma al Eecuitv, est indies gue
Gabe tener alguna antordad lepsltim, Pero no perjadica sa abun
tom, se afade ese entero loe ues ue propongo‘PRESIDENCIALISMO Y PARLAMENTARISMO
es éste: que los sistemas presidenciales (al
era, antes de reasignar algin presidencialismo a otra clase
—ya sea semipresidencialismo, casi-parlamen i
lares— debemos comprobar si una determi
viola 0 no esa légica. {Qué pasa si se le permite a
te disolver un Parlamento? ¢Qué pasa si se le per
mento destituir alos miembros del gabinete? ¢Qué
reclasifiquemos un sistema presidencial de acuerdo con los
resultados. Pero no nos apresuremos a descubrir o inventar
“quevos sistemas" cada vez que un pais toma prestado algiin
instramento de otro sistema.
Con esta condicién, confio en que ahora tenemos una de-
finicion que separa claramente lo que el “presider
incluye y lo que exchuye. Sobre esta base tenemos, en la act
lidad, unos 20 paises, concentrados en su mayoria en la Ami
rica Latina$ La razén por la que Europa
presidenciales puros, mientras que los ert
nad hasta el Cabo de Hornos, pasando pt
es historica y no se trata de una decisién deli
Estados europcos empezaron a practicar el
pendencia como ré
Brasil y, en cierto modo, México), y por tanto debieron elegir
PRESIDENCIALISMO 10
a sus jefes de Estado, es decir, a sus presidentes. La division
entre los sistemas presidenciales y los parlamentarios no re-
sult6, pues, de alguna teoria que debatié si una forma cra suc
Berior ala otra, Pero ya es tempo de que ocurra ese debate y
en consecuencia, de que se haga una evaluacién comparativa
dela forma en que functonan ambos sistemas.
El presidencialismo, por mucho, ha funcionado mal. Con la
Anica excepeién de los Estados Unidos, todos los demas siste-
mas presidenciales han sido frigiles —-han sucumbido regu-
larmente ante los golpes de Estado y otras calamidades—
Sin embargo, la excepci6n, los Estados Unidos, aunque aislads,
«simportante. Ademés, los Estados Unidos proporcionan el ork
inal del que se derivaron todos los dems sistemas presiden-
ciales. Asf que aquf empezamos.
\V.2 EL PROTOTIPO ESTADUNIDENSE
gobierno de
parten el poder”,
ee02 PRESIDENCIALISMO ¥ PART AMENTARISMO PRESIDENCIALISMO 103
tivo se mantiene con el apoyo del Parlamento, 0 cae cuando le
falta éste.? Con este criterio lo que los Estados Unidos tienen
es realmente separacién de poderes.
or tanto, con la separacién de poderes, el Parlamento no
oo
s¢ ha convertido e1 “gobierno di fi
ae
oh sey mae on 15 rie retnid
Ca eee |
mayoria de los sistemas
| presidenciales. Pero, ¢qué pasa si se le otorga tal poder al pre-
} sidente? ;Constituye esto una violacién del principio de se-
considerar el poder de
Jos iiltimos 40 aftos ha sido, indudablemente, elegir presi:
dentes cuyo partido no tiene la mayorfa en las cdmaras del !
Congreso. Mientras los republicanos ocuparon la Casa Blanca :
todo el periodo de 1968 a 1992 (excepto los cuatro de Carter),
los de controlaron constantemente una de las cA. |
to por seis alios) ambas desde 1955, |
‘paraciOn? Si, aungue yo me inclin
disolucién del Parlamento como una anomalia que no trans-
forma —si se aplican mis tres criterios defini
Es cierto que el poder de
poderes presidenciales,
acia de este disuasi-
orfa de los observadores esto parece un cambio
importante que enfrenta al sistema estadunidense con el estan.
iento y Ia contienda continua. No obstante, segtin Dav
coe ‘o obstante, segiin David
pero generalmente se sobrestima
vo y, en cualquier caso, no veo argumentos suficientes para
reclasificar sélo sobre esta base a una estructura presidencial. no hay raz6n
|
| ‘Los més de los autores también caracterizan al sistema esta
dunidense como un sistema de balances y contrapesos. Co-
recto, pero ésta dificilmente es una cualidad clasificatoria, por-
que todos los verdaderos sisternas constitucionales son sistemas
es que pueden tener
aprobado leyes
idez. que no esta relacionada con el cont
ignorarse, y la razén por la que esta diferencia no |
aparece en sus estudios hace que el caso estadunidense lus, |
ca mds problemético que nunca. Me ocuparé de esto den-
pinokieinmenetasieee |
| ‘balances y contrapesos sin que exista
| y que la singularidad del presidencial
dense es precisamente que limita y eq
| dolo. De aqui que (insisto) fa caracter
del modelo de Washington es un pode:
Esto no significa que al presidente 4
sea indiferente tener o no el apoyo del Congreso. En realidad,
cuanto mds dividida esta la estructura del pode
necesita —parece—un “gobierno unido”, es d
ma mayorfa controle el Ejecutivo
utlizada en un goblemo unido,
nto dudosa y poco convincente
‘nan, entonces se reforzaria mi posichon
poraue la presidents y
1 sto es més pees que “independent
tes cnt todos los sspectos.
2 Congreso no son reiprocamente Indep108 PRESIDENCLALISMO Y PARLAMENTARISMO
El supuesto bésico acerca de los sistemas presidenciales es
‘que conducen a un gobierno fuerte y efectivo —-par sf mismos
yen comparacién con los sistemas parlamentarios—. Pero este
‘supuesto tiene poco fundamento. El hecho de que el sistema
cestadunidense durante mucho tiempo ha logrado resolve:
problemas no puede ocultar que una estructura de poder
dida genera pardlisis y estancamientos més que cualquier
otra. ¥ grealmente sigue operando el sistema estadunidense?
‘Si vemos los afios pasados, se observa que la divisién de pode-
res ha sido compensada no slo por mayorias consonantes, es
decir, porque e! partido que obtuvo mas votos para la presi-
dencia también obtuvo la mayoria en el Congreso, sino ade-
mas por la costumbre de précticas consocictales, en especial
el acuerdo bipartidista en la politica exterior.
A pesar de lo anterior, y sino se presenta tn improbable re-
‘greso de los ciclos de gobierno no dividido, la pauta que ha
surgido desde los afios cincuenta en adelante nos enfrenta a un
‘organismo politico dividido antagénicamente, cuyos dos prin-
cipales elementos componentes consideran que sus intereses
clectorales respectivos radican, por lo general, en el fracaso
de la otra institucién. Para un Congreso controlado pot los de-
meratas apoyar a un presidente republicano es ayudar a que
se tenga otra presidencia republicana. A la inversa, un presi-
dente con una minoria en el Congreso que procura restable-
cer el gobierno no dividido se enfrentaré probablemente a un
Congreso que estara jugando el juego de zquién es el culpable?
Ironicamente, por lo anterior, la opinién de que los siste-
sas presidenciales son sistemas fuertes se apoya en el peor de
Jos acuerdos estructurales —un poder dividido sin defensa ante
el gobierno dividido— y no comprende que el sistema
y dificilmente gracias a su Constitucion. En la medida en que
i ara destrabarse, de tres
factores: falta de principios ideol6gicos, partidos débiles ¢ in-
nados y una politica centrada en los asuntos locales.
necesita negociando (horse trading) favo-
3s electorales. Quedamos finalmente con la
jon de la politica de las componendas, lo que
PRESIDENCIALISMO 105
no es nada admirable.
hecho, es un Estado dél
que tenemos estructuralmente, de
Regresemos pues a los descubrimientos de Mayhew de que
el control partidista dividido de la presidencia y del Congreso
no parece afectar y empeorar de ninguna manera importante
roduccién legislativa del Congreso. Supongamos, para fa
que este descubrimiento es impor-
que To sea, no lo es en el senti
quisiera Mayhew, sino que seiiala la creciente atomizaci
Jos partidos estadunidenses. Es decir, que el factor 0 variable
de que estamos hablando es el de cruzar la Iinea y clegir al
otro partido en las votaciones legislatvas. El que un presidente
tenga 0 no “su mayorfa” en el Congreso es importante y hace
Ja diferencia si aceptamos el supuesto de que el concepto de
‘mayoria cs significativo, en el sentido de que hay algo que esta
tunido y actia cohesivamente. Sin embargo, sila mayorta exis:
‘te s6lo en el papel, si tiene que obtenerse en cada caso, en-
le decir que la diferencia entre el gobierno
puede ser muy pequefia. De este modo, el
de los Estados Unidos nunca tiene una mayoria ve
confiable en el Congreso. a
Es cierto que el interés de un Congreso
tener un presidente demécrata que tenga
claro que debe haber, para el consumo de
alguna muestra de que el gobierno unido da
YO, esto es, un mayor apoyo que en otros casos. No obstante,
ahora lo que mas importa, para cada miembro del Congreso,
es qué tan bien luce su “registro” de votacién, voto por voto,
en su distrito clectoral. Se admite ampliamente que los par.
tidos estedunidenses son poco mas que partidos elecrorales
Jo son sélo en el débil sentido de que proporcionan un simbolo
para que dos candidatos se enfrenten entre sien distritos elec-
torales que eligen a un solo representante. Pero, ¢son algo mas
que eso como partidos parlamentarios? Diria que la creciente
disolucién de los partidos electorales debe rellejarse de alguna
‘manera en el Congreso? Por tanto somos testigos de una frag-
5 Agut ls diferencia consiste en que un presidente tenga que negociar conPRESIDENCIALISMO 107
108 PRESIDENCIALISMO Y PARLAMENTARISMO
lista orientada
tadunidenses en el
‘obvias, en el Sena-
ma congruente de temas. Las coaliciones que se forman la
noche anterior a la votacién no son coaliciones, y los tratos
que describe Polsby no corresponden a ellas; se trata més
bien de parches. Reitero, por tanto, que con zcuerdos par
ciales diarios no formamos mayorfas reales. Una de las prin-
cipales propuestas del “gobierno reunificado” del presidente
Clinton fue el paquete de medidas econémicas y para reducir
al deficit que sometié al Congreso en agosto de 1993, el que |
fue aprobado (después de muchas consultas y
mayoria de dos votos a
margen de un solo voto
en el Senado. ¢Compruel
do por una mayorfa legislativa? Yo dirfa que no.
Lo que atin es cierto, como lo expresa V. O. Key, es que el
control pa comtin del Ejecutivo y el i
la vez mayor y cada vez més
is como reso dss tres tun Pat
Te les mayors ficients ve comverten en algo