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El mundo N hombre del pueblo de Negui, en a costa de Co- lombia, pudo subir al alto cielo. Ala vuelta, conté, Dijo que habia contempls- do, desde alls ariba, la vida humana. Y dijo que somos un rar de fueguitos. —El mundo es eso —revelé—. Un montin de gente, un mar de fueguits. ‘Cada persons brill con luz propia entre todas las demés. No hay dos fuegosiguales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 08 y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, gente de fuego loco, que lena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida com tantas ga- nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ca, se enciende, El mundo N hombre del pueblo de Negus, en a costa de Co- lombis, pudo subir al alto cielo. ‘A la vuelta, cont6. Dijo que habia contempla- do, desde alls arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es e50 —revel—. Un montin de gente, un mar de fueguits. ‘Cada persona brilla con luz propia entre todas las demas, No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 0s y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, _ gente de fuego loco, que lena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ga- nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ca, se enciende, El mundo lombia, pudo subir al alo cielo. A la vuelta, cont6, Dijo que habia contempla- do desde alli arriba, la vida humana. Y dijo que somos un rar de fueguitos. —El mundo es eso —revel6—. Un montin de gente, un smar de fueguits. ads persona brils con luz propia entre todas las demés. No hay dos fuegos iuales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 0s y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, _ gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden Ia vida con tants gx nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ca, se enciende. U N hombre del pueblo de Negud, en la costa de Co- El mundo N hombre del pueblo de Negus, en a costa de Co- lombis, pudo subir al alto cielo. ‘A la vuelta, cont6. Dijo que habia contempla- do, desde alls arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es e50 —revel—. Un montin de gente, un mar de fueguits. ‘Cada persona brilla con luz propia entre todas las demas, No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 0s y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, _ gente de fuego loco, que lena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ga- nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ca, se enciende, El mundo N hombre del pueblo de Negui, en a costa de Co- lombia, pudo subir al alto cielo. Ala vuelta, conté, Dijo que habia contempls- do, desde alls ariba, la vida humana. Y dijo que somos un rar de fueguitos. —El mundo es eso —revelé—. Un montin de gente, un mar de fueguits. ‘Cada persons brill con luz propia entre todas las demés. No hay dos fuegosiguales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 08 y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, gente de fuego loco, que lena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida com tantas ga- nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ai boc El mundo N hombre del pueblo de Negus, en a costa de Co- lombis, pudo subir al alto cielo. ‘A la vuelta, cont6. Dijo que habia contempla- do, desde alls arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es e50 —revel—. Un montin de gente, un mar de fueguits. ‘Cada persona brilla con luz propia entre todas las demas, No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chi- 0s y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego se- reno, que ni se entera del viento, _ gente de fuego loco, que lena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ga- nas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer- ca, se enciende,

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