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La historia de las revoluciones de independencia en la América ‘espafiola ha producido una ingente produccién historiogratica desde su nacimiento. Es un tema que desborda ampliamente ‘cuestiones histéricas para trasladarse a los sentimientos, la ideologia, la politica 0 a cuestiones raciales y étnicas. Durante décadas, la Historia Patria interpret hegeménicamente la independencia como la lucha entre patriotas y espafoles, entre buenos y malos, como una gesta de héroes. El presen. te estudio de sintesis trata de explicar este complejo tema ‘como un proceso historico inmerso en un contexto mundial, que se desarroll6 progresivamente sin, a priori, un desenlace final previsto, en el que intervinieron multiples actores y en don- de fa lucha por la soberania se convirtié en una lucha por la libertad politica y la igualdad entre ciudades, comunidades, razas 0 pueblos. Manuel Chust es profesor de Historia Contempordnea de la Universidad Jaume | de Castellén. Es autor de numerosos estudios sobre las independencias americanas y el liberalismo gaditano y su impacto en América. Ivana Frasquet es profeso- rainvestigadora de Historia Contempordnea de la Universidad Jaume | de Castellén. Sus investigaciones se han centrado en 1 constitucionalismo gaditano y su trascendencia en Espafia yen México, ESTUBS SOGOSUTIRALES Teen e eat ese eae agi CUM Manuel Chust e Las independencias en América Manuel Chust Ivana Frasquet sue cwst snc sna cana eR AE rms voto o noenesos eons stone as OXFENOSAS Scneaus Ye uel cubminaY20 nor en AeA A Steasoncatowte os UAELO9 TERA BENE SPA fants Sous Las Notrnoonas leronumouns 125 COS ess nrenoncas cronenencs ana rascuet Manuel Chust e Ivana Frasquet Las independencias en América sen oe enters esTUNI FERED 2 nus cwusTensn easouet 20° incor oc 9 Sas Biss Ee LS NDEFENOENEAS Ev AME sy ssc se Dereso cena esoz7 eZTEMATERALIASDospTADoPNEASEROSTROUDD LANTENCON ‘ELavepnone sce ea VA Lo wis AMPLE Pos LE oe ean pars OMmNALes AA Pt LA CON ‘Be ees wuts Yo, De REPROOUSR PIES SE AGA CONE” ‘ane novia nea INDICE PROLOGO 9 INTRODUCCION. UN ESTADO DE LA CUESTION 13 CAPITULO 1. UNA MONARGUIA SIN REY. PERO CON JUNTAS: 1908-1810 17 La lucha de los imperios: 1756-1799 17 Yeneso... Napoledn: 1799-1808 21 La crisis de 1808: el poder revolucionario juntero a5 Lacrisis en América: ,qué hacer? 29 Cambio de rambo: 810.35 CAPITULO 2. LA COMPLEJIDAD REVOLUCIONARIA: : AUTONOMISMO ‘VERSUS’ INSURGENCIA: 1810-1814 39 De juntas ¢ independencias: Venezuela 40 \ Acciény reaccién en el Rio dela Plata 42 Un mosaico de opciones: Nueva Granada 49 Del rey ‘ausente’ al virrey ‘presente’: el Peri 53 Rebelién populary revuelta insargente en Nueva Espana 57 Las Cortes de Cédiz-lavia autonomista_ 59 ane. chusTe NANA =RasauET conviccién, en otros por necesidad, por un amplio sector de los movimient6s sociales y de los partidos de izquierda. Ambos fenémenos, no necesariamente relacionados, si confluyeron, en situar en primer plano la construcci6n de las instituciones democriticas. Lo cual se tradujo en una preocupacién por estudiar la vertiente politica, constitucional, los procesos elec~ torales, 1a conquista de derechos de ciudadania, ete., en las independencias. Por tiltimo, los parérmetros analiticos de la historia social, de labistoria cultural, dela historia de género, han dotado de nuevos enfoques y de muevos campos de investigacién a este proceso, 6 carirut 1 UNA MONARGUIA SIN REY, PERO CON JUNTAS: 1808-1810 LALUCHA DE LOS IMPERIOS: 1756-1799 La guerra de los Siete Anos entre la monarquia francesa y la mo~ narqquia briténica tavo consecuencias de una envergadura univer- sal, Pero la entrada en ella de Carlos IIT contra Gran Bretafia tuvo notables consecuencias para la monarquia espattola. No sélo se sald6 con la ocupacién britanica de La Habana y de Manila en 1762, sino que tras la Paz de Paris que dio fin ala guerraun afio después, aunque las recuperé, perdié las dos Floridas, Inglaterra, por eu parte, obtendria las provincias del Québec y parte de la India El afio de 1763 ¢s clave en la historia universal. A partir de aqui la revolucién industrial inglesa va a tener un desarrollo imparable. Transformaciones productivas y comerciales que pro~ vocarén un cambio en la reordenacién colonial y en las relaciones internacionales. Lo que fue evidente es que, especialmente tras esta con tienda, la monarquia espafiola no podia hacer frente por si sola ‘Gran Bretaita, ni mucho menos mantener su imperio frente a un potencial ataque inglés, cada vex més preparado y teenologi- camente superior. En esta coyantura se inscriben las medidas MANUEL HUST NANAFRASOUET reformistas de los Borbones con Carlos II y especialmente Carlos III. En primer lugar, el virreinato de Pert, es decir casi toda Sudamérica, se dividiré en tres partes con la fundacién del virreimato de Nueva Granada, que, tras un primer intento en. 1717, ser4 establecido en 1739s y el del Rio de la Plata en 1776, Con ello quedaba fragmentado totalmente el poderoso virrei- nato peruano, ya que la Audienci de Quito paso a Nueva Gra- nada y la Audieneia de Chareas, con las ricas minas de Potosi, al Rio de la Plata, Ademis se crearon las capitanias generales de ‘Venezuela en 1777 y de Chile en 1789, Esta reordenacién terri- torial también implicé otra de indole politico-administrativa y militar. La primera, con la implantacién del sistema de in- tendencias en 1786, que, con raiees en el sistema horbénico francés, pretendia homogencizar el inmenso territorio ameri~ cano, fragmentarlo para poderlo controlarlo mejor. poner al frente de cada intendencia a un funcionario real y maximizar rentas ¢ impuestos comerciales. También pretendia controlar a las elites americanas regionales, tanto las econémieas, co- merciantes y plantadoras, como las peninsulares instaladas en los cargos de corregidores, alealdes y regidores. Estos cambios vinieron acompaitados de todo un programa de reforma del Fjéreito con las ordenannas de 1768. En ese contexto, Gran Bretania va a promover un cambio de sistema colonial en las Trece Colonias de América del Norte. La nueva politica impuso el eriterio de que los costos de man- tener el imperio debian sufragarlos los propios colonos me- diante impuestos. En pocos afios se impusieron las Actas de Navegacién y las Actas sobre el azticar, el té, y el papel timbra- do. Los colonos briténicos enarbolaron una idea que llegaré también a la América espasiola: no se resistian a pagar impues- +108 peto, ya que contribufan con el Estado monérquico, querian, representacién politica en la metrépoli En 1776, las reivindicaciones de las asambleas coloniales desembocaran en un conflicto armado. Se inicié la revolucién 18 ” LAS IDEPENDENCAS EN AMEREA de independencia de los Estados Unidos de América, La rewuelta colonial en suelo americano del norte animé a la monarquia fran- cesa de Luis XVI a intervenir en el conflicto. También ala monar- quia espatiola, Ambas monargaias borbonicas interpretaban que era el momento de la revancha de la derrota en la guerra de los Siete Arios. Ast que especialmente la monanquia francesa apoy6 a Jos colonos norteamericanos econérnica y militarmente al despla- var su armada a les colonias norteamericanas, contribuyendo deci- sivamente a su derrota en la crucial batalla de Yorktown en 178). La independencia de las Trece Colonias qued6 sin duda como precedente del movimiento insurgente para el criollismo, En tres sentidos: era posible una independencia de una podero- 5a metr6poli, si bien ésta no era plausible sin la ayuda econémica y diplomatica —reconocimiento como Estado independiente~ de otras grandes metrépolis europeas, se podia establecer un sistema de gobierno que no fuera necesariamente e! monarqui- co—hegemsnico y vinculado con sistemas absolutistas—, que no condujera necesariamente al desorden interior —era el miedo criollo~y que respetara la antonoméay diversidad econémica de los diferentes territorios. En este sentido, el desarrollo posterior de los Estados Unidos seré un referente en el sistema republica- no y federal, especialmente tras el establecimiento de su Constitucion en 1787. Lo cual no implica que las independen cias hispanoamericanas copiaran modelos estadounidenses, sino que aprendieron de experiencias anteriores, ideas ilustra~ das, lecturas y relecturas de los clisicos, para interpretar y esco- ger encada coyuntura las que més interesaban al triunfo, en cada momento, de sus propuestas. Por supuesto, toda una literatura sobre la experiencia y fundamentacién del Estado republicano y federal norteamericano llegé a Iberoamérice YY por descontado que la otra gran revolucién del siglo XVIIT estuvo relacionada con la revolucién de independencia de los Estados Unidos. Asf, apartir de 1789 comenz6 la Revoluci6n fran- esa. La quiebra secular de la Hacienda real francesa se agravé por 9 Peo eee eee Seco oe eee eee ee eee oe eee eee ree et Nae ISTE WANA FRASALET cl esfuerzo econémico realizado en las miiltiples contiendas con tra Gran Bretaiia, especialmente la diltima en la guerra de Nor- teamérica, la eual se complicé con una gran crisis del Antigno Régimen. La Revolucién burguesa estallé en Francia, Revolu- ccién que fue una explosién de ideales, de consignas, de experien- cias, que asumié la ideologia de establecer derechos liberales, emanados de la declaracién de Virginia, y de medidas revolucio- narias contra el Antiguo Régimen. Ylos ecos fueron enormes, no sélo el derrumbe del Antiguo Régimen, sino la posibilidad de que ello ocurriera en uno de los Estados absolutistas més grandes -ypotentes de Europa, como erael francés. Las consignas de liber- tad, igualdad, pero también de orden y propiedad, camparon por toda América y Europa. Hasta que la fase jacobina llegé ena793. ¥ con ella orden y propiedad fueron sustituidos por fratemnidad. También los conceptos de repiblica eambiaron. notablemente con respecto ala experiencia norteamericana. Una parte del crio~ liismo siguié apostando por lo acontecido en Norteamérica, otra parte de las clases populares se reflejaba en la experiencia repu- blicana francesa, que no sélo habia separado al rey, incluso fisica~ mente, de su trono, sino que repartia tierras a los campesinos, desamortizaba tierras ala Tglesia, establecta el sufragio universal, yencarcelaa y juzgaba mediante tribunales populares ala aristo- cracia. Ysu interpretaci6n fue muy diversa para las capas popula~ res, para las comunidades indigenas, o para las diversas capas de criollos y espafioles donde seguia pesando, no sélo su condicion racial y de nacimiento, sino también su vineulacién o no con la propiedad, con el capital comercial, o con los beneficios o pérdi- das que suponia el monopotio comercial del sistema colonial. Asf las cosas, a América Ileg6 también su particular Re~ volucién francesa en la isla de Saint Domingue, Desde 1795, el triunfo de las revueltas de esclavos y negros libertos se va a materializar en un proyecto politico que conduciré a la inde pendencia de Haiti en 1804, lo cual supondré un precedente a tener muy en cuenta en toda la América espaviola, tanto para las LAS NOEFENDENEASENAMERCA clases dominantes como pare las populares en suvertiente étni- cay racial: la independencia era una posibilidad, no sélo de los criollos, sino de las clases subalternas, incluso una cuestién no s6lo de clase sino también de raza. La interpretacién de lo acon- tecido en Francia fue asumida por un nutrido grupo de intelee~ tuales ¢ ilustrados criollos como algo negativo, al identificar en un bucle ideolégico politico repiblica-jacobinismo-indepen- dencia de Haiti. ¥ pesé como una losa durante la primera déea~ da del siglo XIX (véase mapa 1) YEN ESO... NAPOLEON: 1799-1808 En 1799 Napoleén accede mediante un golpe de Estado a dirigir los destinos de Francia al frente del Directorio. La politica, tanto nacional pero sobre todo internacional, de la Francia postrevo- Jucionaria va a cambiar notoriamente. Las alianzas de antes de la época revolucionaria entre la dinastia horb6nica, tanto france ‘8a como espaftola, se reemprenderén con Napoleén. El motivo ‘central seguia siendo el mismo, mantener la aliansa franco~ espaitola contra Gran Bretana, En este contexto, en 1801 Carlos IV reafirmé esta alianza mediante el Segundo Tratado de San Ildefonso, en el que se con- juraban para terminar con el poderio naval briténieo. El precio fue la entrega de la Luisiana a Napoleén. A cambio, el monarca espatiol obtendria el Reino de Etruria enclavado en la penfnsu~ laltélica. Las consecuencias de este Tratado se revelarian inme- Giatamente: se conminé a cerrar al trfico maritimo briténico a Jos puertos lusos, en especial Oporto y Lishoa. La negativa de la corona portuguesa va a provocar la denominada “guerra de las Naranjas” entre ambas monarquias peninsulares, Paralelamente, Napoleén habia desplegado toda eu estrate- gia en Europa. Asi, habia derrotado alos austriacos en Marengo en 1800, y ocupado y reorganizado casi toda la peninsula Halica MANUEL cHusTEWANAFRASAUE mediante pequetios Estados muevos. Pero su estrategia desde el primer momento no s6lo implicaba al espacio europeo, sino también a las redes comerciales y productivas de sus colonias, especialmente las americanas, Enel contexto de esa alianza franco -espafiola, se fragué la idea de derrotar a los briténicos de forma concluyente para arrebatarles su poderio naval y as{ ahogar su flujo comercial, sus miltiples negocios de contrabando en la América espaiiola yysus innumerables asaltos a las flotas eargadas de metales pre~ ‘ciosos americanos. De esta forma, las armadas franco-espaiio~ Jas al mando del almairante francés Villenueve se enfrentaron a la armada britanica en el golfo de Cdiz en la batalla de Tra- falgar el a0 de octubre de 1805. En ella se produjo una contun- dente derrota de las flotas aliadas. Las consecuencias para la monarquia espaficla fueron notables e inmediatas: se inte- rrumpié el tréfico maritimo y con ello los eaudales, los metales preciogos, las materias primas que llegaban de América, asi ‘como la exportacién de bienes de consumo y suntuarios. Lo cual ocasioné no sélo problemas econémicos, sino que tam- bien dio lugar aun clima de incertidumbre en América sobrela valnerabilidad de la monarquia espafiola frente a la briténica. De hecho, los britinicos en junio de 1806 invadieron la ciudad de Buenos Aires a sabiendas de que ninguna flota espafiola vendria a ayudar a la guarnicién y ciudad portefia. Después de Trafalgar, Napoleon cambié diametralmente su cestrategia. Pas6 de querer derrotar alos briténicos en el mar a intentar estrangular su economia desde el continente. Laestrategia consistia en que no tuvieran m puerto aliado o neutral donde atra- car sus bareos para avituallarse, donde pudiera deséansar su tripu- lacién, reparar sus naviosy, por supuesto, comerciar. Se desplegaba asi la estrategia napolednica conocida como Bloqueo Continental En escasas semanas, el 2 de diciembre de 1805, se produjo la gran victoria de Austerlitz en los campos de Brno a la cual le seguirén Jena y Auerstédt. En ellas los ejéreitos napolednicos LSINDEPENDENGAS EN AMERCA ocuparon la Europa central, derrotaron a los ejércitos briténi~ 05, rusos, a las fuerzas austro-hiingaras y @ las prusianas. Vie- torias que supusieron la entrada de las fuerzas napoleénicas en Berlin, deponiendo a la familia real prusiana, que hnyé a Rusia buscando Ia proteccién del zar Alejandro 1. Pero no sélo eso, Austerlitz provocé una nueva alianaa: se formé la confederacion, del Rin, que aglutiné los reinos de Baviera, Sajonia, Westfalia y Wurtemberg bajo la proteceién bonapartista Aim mas, en 1807, Rusia fue forzada firmarla Pas de Tilsity unirse al bloqueo con- tinental contra Gran Bretaiia, De esta forma, en 1807 el panorama politico-militar en el continente europeo se traducia en la derrots de la mayoria delas dinastfas absolutistas que habian sido sustituidas por la dinas tia Bonaparte u obligadas a pertenever a un sistema de alianzas con Francia. Asi, la mirada napoleénica volvié a fijarse hacia el ‘inico enemigo de los franceses en suelo europeo y aliado secu- Jar delos briténicos: la monarquia portuguesa. Es més, los obje~ tivos estaban claros: los puertos lusas. Para Carlos TVy Manuel Godoy habia legado el momento de devolver el galpe recibido en Trafalgar y en Buenos Aires con la ocupacién de Portugal. Poco importaba que en anteriores pactos de familia se hubiera casado a la hija de los reyes espafoles Carlota Joaquina con el rey de Portugal, Juan VI de Braganza. Estas con las circunstan- cias en las que se va aestablecer un tratado secreto entre Manuel Godoy, Carlos IV y Napoleén, firmado el 27 de octubre de 1807 en Fontainebleau. El tratado preveia el reparto de Portugal en tres zonas: el norte para el rey de Etruria, el centro para Napoleén —que incluia el puerto de Lisboa y el sur para Manuel Godoy; la autorizaci6n de la entrada de tropas francesas en territorio espaftal con el objetivo conjunto de invadir Portugal; el reco- nocimiento de Napoledn a Carlos IV como emperador de las Américas —quiz4 una de las claves del tratado— y el reparto de las colonias portuguesas, ni mas ni menos que Brasil, tras el fin 8 de la guerra contra Portugal. Esta fue una de las claves de la invasién. Por supuesto que el objetivo central era ocupar los puertos lusos aliados de los briténicos, pero sobre todo susti- ‘tuirla familia real portuguesa por la bonapartista, establecerla nueva legitimidad mondrquiea, y por ella exigir la lealtad de los siibditos portugueses en Brasil. Una rica, produetiva y gran colonia apetecible por la corona espafiola y el Estado napoled- nico, Yla contrapartida era desalojar también de Brasil « los britanicos que disponfan de varios enclaves y bases para su armada. Napoleén ya habia utilizado esta estrategia en otras ocasiones. Y con ella no sélo pretendia obtener el trono portu- gués, sino, evidentemente, todas las rentas que su colonia cjaba en las arcas de la Hacienda real. No olvidemos este aspecto del colonialismo absolutista, dado que las colonias for- maban parte del patrimonio del rey y no de la nacién. Sin embargo, y a pesar del rapido avance de las tropas napo- ednicas, cuando el mariscal francés Philippe Junot entré en Lisboa, la familia real portuguesa habia huido a Brasil, escoltada porla flota briténica, La leceiOn seré aprendida en los meses que siguen. Inmediatamente, los soldados franceses, en un néimero mucho mayor del acordado—de 26.000 van a pasar a 126.000—, ceruzan los Pirineos y oeupan plazas y guarniciones importantes, Bl euado de Napoleén, el general Joaquin Murat, ge instala a prineipios de marzo de 1808 en Madrid. Alli esta la Corte de la monarquia espafiola. La alarma empieza a cundir. Manuel Godoy. valido ~primer ministro— de Carlos IV, sugiere una huida hacia Nueva Espafia de la familia real temiendo una traicién de Na- poleén. ¥ convence de ello a los reyes. En el carnino hacia Cédiz, en Aranjuez, la traicién es otra, la del Principe de Asturias, Fernando, quien obliga a su padre a abdicar en él tras orquestar ‘un motin popular en esa poblacién contra Manuel Godoy. Pernando VII se proclama rey el 1g de marzo de 1808. Con este golpe de Estado familiar Fernando consiguié, no s6lo el trono, sino reconducir los planes de Napolesn.con respecto ala 4 - Lis ocPeNDoioASEN Ave corona espafiola. En juego, al igual que en Portugal con Brasil, estaba no s6lo la Peninsula, sino especialmente todo el Imperio americano, Laestrategia, la misma que habia desplegado en Eu- ropa ¢ intentado en Lisboa, la sustitucién de los Borbones por os Bonapartes, LA CRISIS DE 1808: EL PODER REVOLUGIONARIO JUNTERO Blz0 de abril de 1808 Fernando Vil llegaba a Bayona en busea del respaldo de Napoledn asu proclamacién como rey. Diez dias des- pués lo haria su padre, Carlos TV, quien previamente, en la estra- tegia napoleénica, habia sido reconocido como rey de “Espafia ydelas Indias". Elz de mayo, salia de la corte el resto de la fami- lia real bajo las presiones de Joaquin Murat, mientras la rumo- rologia del "secuestro”, que se iba expandiendo por la capital madrilena, haria lo demas, Madrid presenciaba el levantamiento popular contra la ocupacién francesa. Durante los primeros dias del mes de mayo se produjo la secuencis de acontecimientos conocida. Fernando es obligado a retornarle el trono a su padre, quien a su ver lo entrega a Napolebn y poco después éste corona- 4 a su hermano José Bonaparte como rey de "Espaia y de las Indias” en un deereto fechado el 6 de junio. La Peninsula se ve sumida en un sinfin de motines, alga~ radas, levantamientos y rebeliones que tienen a los franceses come objetivo o como justificacién para expresar su malestar social. La respuesta serd popular, habra rebeliones en las eiu- dades y en el campo contra las autoridades militares y civiles acusadas de colaboracionistas, Es una explosion de ira contra los franceses, pero también contra los representantes del Antiguo Régimen. Son asesinados cuatro eapitanes generales, varios gobernadores, corregidores y otras autoridades repre- sentativas del régimen absolutista. Enel campo se asaltan casas 35 univ cHUSTE MANA FRASOUET de la nobleza, Ia cual huye alas ciudades, ¢ incluso ala corte del rey francés en busca de proteccién. Se desata una Grande Peur como enel caso de la Revolucién francesa de 1789. Las motivaciones en el campo con contra la nobleza, por el hastio de pagar rentas e impuestos; en las oiudades, de artesanos contra impuestos one- 0808 y reclutamientos forzogos. Asi, en mayo de 1808 estallé Ja guerra popular contra los franceses, dado que la mayor parte de las tropas estaban acuarteladas, ya que no tenian orden del rey de hacer frente a sus ~hasta ahora~aliados franceses. Bs por ello que habré que matizar bastante el término de “invasion” francesa como la chispa que provocé el enfrenta~ miento, puesto que las tropas francesas ya estaban en la Peni sula como eonsecuencia del Tratado de Fontainebleau, Lo que si se produjo fue una ocupacién militar francesa. Ante el inmovilismo de las autoridades espafiolas osu con~ nivencia con la nueva autoridad francesa, se produjo el surgi miento de juntas en las ciudades y después en las provincias, Juntas en las que se integré una variada representacién de la sociedad: militares, nobles, eomerciantes, eclesiésticos, aboga~ dos, incluso lideres de las eapas populares. Las juntas se decla- ran soberanas y gubernativas, inician de inmediato la guerra contra los franceses, empiezan a reclutar fuerzas armadas, a ira~ poner contribuciones para la compra de armamento ya crearun plan de defensa contra los franceses. Algunas fueron mucho més alé, como la de Sevilla, que se intitulé “suprema de Espatia y de las Indias”, arrogindose mumerosas prerrogativas como la de enviar emisarios a América para pedir que ee le entregaran las cajas reales en nombre del rey. ‘Apartir de aqui se distinguen dos centros de poder: el que va a imponer José I y el de las juntas, que en septiembre de 1808 se coaligarén enviando dos delegados cada una para rou~ nirse en Madrid y erear la Junta Central. Por su parte, el Gobierno josefind comenz6 un proyecto reformista con los contocidos deeretos de Chamartin, que abolieron 26 (Us IDEFENDEWEUSEN AMER Ja Inquisicién e iniciaron la desamortizacién de los bienes ecle- sidsticos. Las Cortes de Bayona se reunieron por primera vez el ag de junio de 1808. La mayor parte de eus diputados fueron xnombrados entre los nobles, comerciantes y militares. Lo signi ficativo respecto a América es que se incliyé a representantes americanos. Este hecho es de especial trascendencia, dado que el derecho a la representacién era una reclamacién que los criollos habia expresado reiteradamente desde la segunda mitad del siglo XVIII, Gon ello el Estado josefino esperaba contentarlos y que su nueva monarquia tuviera adeptos en América Biisicamente el Estatuto de Bayona aporté la division de po- deres, la confesionalidad religiosay también una serie de libe- ralizaciones destinadas a beneficiar a la burguesia comercial yfinanciera, peninsulary criolla, Entre elas se encontraban la for- macién de un mercado nacional, las libertades de industria ycomercio y la supresidn de aduanas internas y de los privilegios ‘comerciales entre los territorios del antiguo imaperio transoceani- co. Pero, ademas, la Carta propontis la ruptura del “pacto colonial” al establecer que “los reinos y provincias espaziolas de América y Asia gozardn de los mismos derechos que la metrépoli”. Si bien estas medidas tuvieron un limitado eco y aleance en los territorios americanos, sf que supusieron un preceden- te importante para la estrategia politica de la Junta Central con respecto a América, pues obligaria al menos a equiparar esta oferta de Bayona de derechos a los criollos. En estas circunstancias, se produjo la batalla de Bailén el 1g de agosto de 1808. Las tropas espafiolas, més los milicianos de las Juntas de Granada y Sevilla, derrotaban a los franceses dirigidos por el general Dupont. El nombre de "Bailén” reco- rri6 la Peninsula, Europa y América. Las tropas francesas deja- ban el sitio de Zaragoza y el de Gerona. José I se retiré de Madrid y tuvo que replegarse hasta Vitoria Bailén significé mucho mis, Supuso convertir en reatidad lo que hasta abora era una quimera: la derrota del ejército francés. 2 ‘Tras Bailén, dos objetivos fueron fundamentales: la unificaci6n juntera de los esfuerzos contra las tropas francesas y el recono- cimiento de un poder altemnativo al francés que custodiara los derechos de Fernando hasta que acabara la guerra, La victoria de Bailén y sus repereusiones en los siguientes meses otorgaron este inédito poder a la Junta Central, que se reunié el 2g de sep- tiembre de 1808 bajo las siglas —en nada gratuitas~ de Suprema y Gubernativa del Reino. Un poder legitimo en la Peninsula que también sirviera de referente de legitimidad y soberania en los territorios americans. Asi, la Junta Central se compuso de 35 representantes de 17 juntas y estuvo presidida por el conde de Floridablanca hasta su muerte en diciembre de ese mismo afto. A éste le sucedis el marqués de Astorga, més proclive ala idea de la convocatoria de unas Cortes cuyo impulsor va a ser el vocal aragonés Lorenzo Calvo de Rozas. La Junta Central toms la inieiativa en dos euestiones fun- damentales: sellé la alianza con Gran Bretafia en la guerra peninsular y el 22 de enero de 1809 proclamé que “los domi- niios espaitoles de Indias no eran colonias” sino que eran parte integrante de la monarquia espafiola. Lo cual implicé la invita: cin a representantes americanos a formar parte de la misma, ‘uno por cada virreinato y eapitania general. Un total de dies representantes, uno por cada division politico-administrativa: Rio de la Plata, Nueva Granada, Nueva Espatia, Perd, Chile, Venemela, Cuba, Puerto Rico, Guatemala y Filipinas, fueron convocados por vex primera a un érgano soberano dela monarquia hispana. Esto supuso un cambio tras- cendental, pues el nuevo centro de poder integraba en calidad de igualdad en la representacién a los territorios y habitantes peninsularesy americanas, Trascendental también porque im- plicaba la asunci6n de un prineipio hasta aqui inédito y era que América, sus habitantes, sus tertitorios, dejaban de pertenecer ala corona, al rey, y pasahan a integrarse en el nuevo centro de poder de la monarquia, 8 LAS INOEFENGENERS EN ECA LAGRISIS EN AMERICA: ,QUE HACER? Cuando legaron a América las noticias de la proclamacion de Fernando VII fueron festejadas por las autoridades peninsula- res, por la poblacién indiay mestiza, porlos eriollos.. Se convo- caron tres dias de iluminaci6n general, bailes, corridas de toros, fiestas, ete. No obstante, en pocos dias todo cambiara. Las no- ticias que legaron despaés sumieron a la poblacién y alas auto~ ridades civiles, eclesidsticas y militares en un es08. Relataben que Fernando ya no era rey, que habia abdicado en su padre, que éate Io habia hecho en Napoleén y que ahora su hermano José era el rey de las Espafase... Indias, segin habia firmado Carlos IV en una carta de remuncia al trono espaiiol y americano. Arribaron tanabién las noticias de los levantamientos populares, de la represién francesa, del estallido de la guerra, de la alianza con la “pérfida Albién", antigua enemiga secular. La rumorologia se disparé, las sospechas de engafto en- grandecieron o pusieron en duda todo. Bs més, las noticias se sucedieron sin una seeueneia eronolégica. Las autoridades peninsulares pronto se encontraron en uma posicién inoémoda. Virreyes, capitanes generales, presidentes de audiencias, gobernadores, intendentes, corregidores, alta je- rarquia eclesiéstica, militares, habian sido nombrados por Ma~ uel Godoy, ahora eaido en desgracia, por lo que sus enemigos os que ansiaban el poder pronto advirtieron la ocasién propi cia para provocar su caida y ooupar sus cargos. Allo se unié que los representantes del “doble poder” en Ja Peninsula Hegaron a América reclamando la obediencia de autoridades y el envio de las cajas de caudales del rey. Asi arri- baron a Buenos Aires, Santiago de Chile, Montevideo, Lima yla Habana, entre otras ciudades, emisarios de Napole6n, pero también de las Juntas de Sevilla, Granada y Oviedo. Es més, ala ‘complejidad del momento se sumé un tercer actor, o més bien actriz, dado que también legaron misivas y emisarios de la hija 29 ou cHUST E NANA FRASAUET ae Carlos IV, hermana de Fernando VII, Carlota Joaquina, que reclamaba desde su exilio en Rio de Janeiro suderecho a serreina regente de los territorios americanos en ausencia de swhermano opadre, No fue todo, Rumor o no, corrié en esos diasy meses que Napoledn se dispon‘a a invadir América si ésta no obedecia. Con todo, una cosa parecfa clara, la monarquia espafiola ya no estaba en guerra con Gran Bretafta, sino con Napoledn. El cambio de alianzas debia producirse para afrontar al enemigo francés. {Qué hacer?, 4a quién obedecer?, se preguntaban las autoridades espafolas y también el diverso yheterogéneo crio- Mismo americano. A Napoleén, a las juntas, ala Junta Central, a Carlota Joaquina? Pero también comenzé a gestarse otra cuestién, que conllevaba otra respuesta, zy por qué obedecer sin legitimidad? La reaccién ante semejantes noticias fue variada depen- diendo de las autoridades gobernantesy della situacién particu- Jar de cada lugar; sin embargo, hubo una primera respuesta uundnime: jurar fidelidad a Fernando VII, legitimo monarca del reino. Lo cual implicaba descartar la opei6n de obedecer las di- rectrices francesas. Las ceremonias de jura se realizaron en las principales capitales y ciudades americanas, ¢l12 de agosto de 1808 en Montevideo, el 13 del mismo mes en México, el 11 de septiembre en Santa Fe de Bogot4, el 6 y el 3 de octubre en Quito y Lima, respectivamente, el 12 de diciembre en Asuncién de Guatemala y el 23 en Tegucigalpa. A partir de esta situacién se produjo una auténtica eclo- si6n juntera en América, de diversa indole, que también tras- Iucia ou gran diversidad, Laprimera junta reunida fue la de Montevideo el 21 de sep- tiembre de 1808. Presidida por el gobernador interino Fran- cisco Javier Elio, militar absolutista destacado, estaba integrada por altos funcionarios y oficiales del Bjército yla Marina, gran- des comerciantes y hacendados, oficiales de los regimientos de voluntarios, curas, alealdes. sindicos y letrados. Su postura 30 LAS MnePENDeNCUS EW AMERICA ideoldgica fue legitimarse recurriendo a la tradici6n hispénica yal derecho natural, si bien reconocfa Ia igualdad entre penin- sulares y americanos. Blvirrey de Nueva Espana, José de Iturrigaray, lo intent6 entre los meses de agosto septiembre de 1808, pero encontré la oposi- cin de la Audiencia, que deseaba mantener todo como estaba, y. desde otra estrategia, a del eabildo, que insistia en la formacion de una junta que asuniera competencias aut6nomas para decidir sobre el futuro del virreinato mientras el rey permaneciera “cauti- ‘vo". En la capitania general de Guatemala, no se organizaron juntas antes de 1810, pero sf s¢ reunieron las autoridades para decidir sobre el futuro del territorio en una junta general en.agosto de 1808. En Buenos Aires los acontecimientos se precipitaron tras conocerse las noticias de la ocupacién francesa de la Peninsula y Ja guerra contra Napoleon. El virrey Liniers, por su origen francés, Fue acusado de “agente de Napoleén” en un gran turnul- to popular que se produjo en la capital el 1 de enero de 1809. Una delegacion del cabildo exigié su remuncia y la formacién de una junta gubernativa. Las milicias levantadas en los afios anteriores parala defensa de la ciudad frente a las invasiones inglesas apo- yaron al virrey € impidieron la formacién de la junta, Mientras tanto, en el cercano territorio de la capitania general de Chile, el reconocimiento a las autoridades instituidas en la Peninsula fue inmediato y no se planteé la postbilidad de formar junta gu- bernativa alguna. Elag de mayo de 1809 la Audiencia de Chuquisaca —actual Sucre~, en territorio altoperuano, destituia a su presidente y se erigia en junta gubernativa. Comenzé entonces una labor propagandistica, defensivay de medidas econdmicas, Envié emi- sarios a otras ciudades para que relataran lo sucedido y buscar adhesiones, organiz6 milicias, levant6 defensas en la ciudad -yasumié el control de las cajas reales. E16 de julio de 1809 se produjo un levantamiento enlaci dad de La Pax que terminé con la reunién de un cabildo abierto 2B y la formacién de la Junta Tuitiva. Esta junta reunié milicias, nombré autoridades, recogié armas y, muy significativamente, ‘quems6 los registros donde figuraban las deudas al fisco de la monarquia. Sin embargo, no consiguis apoyos en el resto del territorio. En el Reino de Quito se formé una junta el 9 de agosto de 1809. Esta se componta de 36 vocales, todos ellos americanos, quienes en nombre de Fernando VII pretendian gobernar el territorio. Realiz6 reformas econémicas, redujo impuestos a la propiedad, abolié las deudas y suprimié los monopolios del tabaco y el aguardiente. Sin embargo, al igual que en La Paz, no va a encontrar apoyo ni reconocimiento en otras ciudades: como Popayan, Guayaquil y Cuenca, Enel Reino de Nueva Granada se tuvo conocimiento de la junta formada en Quito durante el mes de agosto de 1809. In- mediatamente ésta fue desconocida por las autoridades de Socorro, Popayény Pasto. La noticia legé oficialmente al virrey Amar el. de septiembre, quien reunis a las principales autori- dades para deliberar sobre la cuestién. Los miembros capitula~ res del Cabildo de Santa Fe de Bogoté propusieron la formacién de una junta gubernativa para entenderse con la de Quito, pero el virrey no accedié a esta peticion. ‘También hubo intentos de formacion de juntas en la isla de Cuba, donde Francisco Arango y Parrefio pretendia, en julio de 1808, constituir la Junta de La Habana, A pesar de ello, y de tener el apoyo del capitan general de la isla, la idea fracasé por Ja resistencia de los militares criollos. En definitiva, en unos casos fueron las autoridades penin- sulares quienes tomaron la iniciativa ante la erisis de 1808 para liderar el proceso antes que otros sectores, especialmente crio- los, lo hicieran. Pero también por miedo a la reaccién de los grupos étnicosy raciales que pudieran aprovechar la crisis para provocar revuelias, como fueron los casos de Nueva Espafia yla Banda Oriental. 3a (As NDEPENDENCUS EN AERA En segundo lugar, hubo juntas que se erigieron con un pro- grama muy definido de fidelidad al monarea pero actuando como soberanas en sus jurisdicciones, lo cual va aggenerar una pugna con las otras ciudades importantes que no reconocerén la soberania de las antiguas jurisdiceiones coloniales, como pas6 en Quito res~ pecto a Guayaquil 0 Cuenca, 0 el caso de Santa Fe de Bogota respecto a Pasto Popayén. Y, en tércer lugar, hay que tener en cuenta laactuacién del virrey del Pert, José Fernando Abascal, que abort6 con las armas las juntas que, a pesar de no pertenecer yaa su virreinato (como Quito, Chuquisaca y La Paz), habian surgido ydesconocian su autoridad. Represion que quedaré enla memoria de estas poblaciones para futuras acciones. Virrey que también abortaré cualquier intento de promover una reunién juntista en Lima en septiembre de 1809, deteniendo a notables criollos por cello. Juntas, en este bienio 1808-1809, que, en general, no van a ‘uestionar la perteneneia ala monarquia espatola. Pero para la secuentcia de los acontecimientos y evolucion del proceso fue sin duda muy importante la marcha de la gue~ rra en la Peninsula. En este sentido hay que significar la lega- da de las noticias de la victoria de Bailén, Sin duda fue una de Jas razones por la que las juntas americanas apoyaron de mane- x4 mayoritaria la formaci6n de la Junta Central en la Peninsula, pues, aunque no habia una paridad o equivalencia con las jun tas peninsulares, por primera vea un érgano gubernativo de la monarquia Jes concedia representacién politica. Y eso era un cambio sustancial, cualitativo, Nunca los colonos de las Trece colonias norteamericanas llegaron a conquistar derechos si- milares, Y, en segundo lugar, la Junta Central aparecié como la ‘gran ganadora frente a las tropas francesas. Porlo que el regre- 80 de Fernando VII era ands que probable, lo cual se tradujo en un compas de espera de criollos, autoridades, comunidades indigenas, etc... la espera de nuevos acontecimientos. Es por ello que en 1809 en América no hbo un euestiona~ miento dela monarquia, sino un reforzamiento en general de ésta 33 enue vst EWAN FRASBUET en todos los territorios americanos. Reforzamiento en donde, evidentemente, las elites ilustradas aprovecharon esta coyuntu~ za para plantear una serie de antiguas reivindicaciones politicas yecondmicas que se venian dando en la mayor parte de eabildos importantes desde la segunda mitad del siglo XVII. Elites flus- tradas formadas en universidades americanas y espaniolas, en él escolasticismo del siglo XVII, pero también en la Lectura de los ilustrados franceses, britinicos y norteamericanos. Por eso, en esta primera fase bay que distinguir entre las juntas que se erigieron antes de 1810 ylas que lo hicieron des- pués, pues sus objetivos ¢ ideales fueron distintos en funcién de la coyuntura politica y bélica de la monarquia y de su ulterior cambio de estrategia que ello comporté a partir de 1810. Elio de mayo de 1809 la Junta Central enviaba cl Manifiesto a los americanos a todas las autoridades ultramarinas. La junta buscaba la adhesin de la clase dirigente americana, tanto pe- ninsular como criolla, yla fidelidad de las comunidades indige~ nas, de mestizos y de mulatos. Y especialmente aglutinar en su seno alas juntas americanas. Poco después, el dia 22 de mayo se convocaba a Cortes para los primeros meses de! siguiente afio yy se mantenian los principios de igualdad representativa para Jos americanos, Bran los primeros pasos hacia una propuesta de autonomismo hispano, equidistante entre el colonialismo del Antiguo Régimen y la insurgencia que ya amagaba, Era la pri- ‘mera gran ruptura con la monarquia absoluta. La segunda cesura llegaré de inmediato. La comision en- cargada de organizar las futuras Cortes, presidida por el ilustra~ do Caspar Melchor de Jovellanos, proponia una convocatoria tradicional del Antiguo Régimen en estamentos, Pero la opeién ‘que acabé triunfando—por distintos motivos~ fuelareunién de una sola cémara mediante sufragio indirecto por individuos, Sin embargo, Napoledn no estaba dispuesto a perder lo que ya calificaba como "guerra de Espaita” y desplazé a suelo penin- sular cerea de 400. 000 soldados. Tras las derrotas de Somosierra 34 LAS INDEPENDENAS EN AMEREA yUclés, el 19 noviembre de 1809 se produjo la debacle del ejér- cito espanol en Ocana. Hl resultado para las fuerzas espafiolas fue desastroso: se retiraron hasta Andalucia. El ejéroito quedé desmembrado y dejé de tener mando ‘inico. A partir de Ocafia Jaguerra de Espaiia se convierte en una guerra de guerrillas yen una guerra de sitios de las ciudades que resistian heroicamente los asedios franceses, Estas malas noticias tardaron en llegar entre tres y seis, meses a América. Sin duda el escenario del anterior bienio cam- Dbiaré en 1810. Tanto que empezé a suponer un cambio de estra~ tegia en las fuerzas insurgentes, que interpretarén Ia nueva coyuntura de derrota del Gobierno juntero en la Peninsula como una oportunidad para atacar el sistema colonial y desmembrarse dela monarquia. ¥, ante todo, como tuna respuesta a la potencial invasi6n de América por parte de Napoleén, CAMBIO DE RUMBO: 1810 ‘Tras Ocaiia, los acontecimientos se aceleraron en la Peninsula, El: de enero de 1810 se convoeaban iss Cortes, El dia 13,la Junta Central anunciaba su abandono de Sevilla y traslado a la isla de Leon, en Cadiz, y con ello también dejaha por el camino su pres- tigio ganado en Bailén. El 29 de enero la Junta Central comuii~ caba eu disolucién y la formacién de una Regencia de cinco miembros compuestos por el general Francisco Javier Castatios, Francisco Saavedra, el almirante Francisco Escafio, el obispo de Orense, Pedro Quevedo y Quintano, y el novohispano Miguel de Lardizabal y Uribe, En su primer deereto la Regencia establecié las Instrucciones para as elecciones de América y Asia y, aunque afirmaba la igual= dad americana con la peninsular, lo que provoeé fue una desi~ ‘gualdad cuantitativa muy notoria al designar tan solo 30 suplentes para toda América, Por lo que si bien se derogaba un principio 35 (ECE eee eee eee ee Ce Ce ee eee Ce CeCe Cee Cea eee Ce nue CHUSTEWanA FRASCLET sustancial del Antiguo Régimen por el cual los americanos eran sfibditos de la coronay por ello no tenian representaci6n, secto- res del criollismo pretextaron como medida para no reconocer a Ja Regencia ya las futuras Cortes esta desigualdad numérica enla nueva representacién. Sin embargo, con todo, lo importante ¢3 que los americanos entraron a formar parte dela representacion del nuevo poder que se estaba gestando en 1810. Las noticias de la instalacién de la Regencia y sus prime~ ras actuaciones comenzaron a llegar desde abril a América, al mismo tiempo que ¢l eco del fracaso de las tropas espaiiolas en la batalla de Ocafia contra los franceses. Motives importantes que acabaron por reactivar los movimientos insurgentes en tuna clara opeién revolucionaria, sobre todo, también porque la Regencia no dejaba de reclamar contribuciones forzosas para sostener la guerra en la Peninsula. Todo, o casi todo, vaa cam- iar. El planteamiento en el afio diex ya era otro. La guerra en la Peninsula no sélo proseguia sino que, especialmente tras Ocaa, estaba précticamente perdida, Guando se difundieron estas noticias en América la reacci6n, de una parte de la clase dirigente americana empezé a ser otra. Y enese sentido, y sin que recaigan todas las decisiones en cuestio- nes exdgenas, hay que contextualizar la eclosion juntera america~ na del afio diez. La Regencia no fue reconocida por multitud de juntas. Seetores del eriollismo tomaron la iniciativa como reae- cién a una hipotética subordinacién a la Francia napoleénica -ybuscaron otras formulas. La monarqu‘a, el rey ylos vinculos me~ ‘ropolitanos estaban agonizantes, "secuestrados”. ¥ la Peninsula tomada, menos un putiado de ciudades, por las tropas francesas, De esta forma, el 19 de abril el ayuntamiento de Caracas convocaba un cahildo abierto; el 22 de mayo se levanté Buenos ‘Aires; el ag el Alto Pert: el 20 de julio Santa Fe de Bogota el 16 de septiembre Nueva Espafia el 18 Chile; el 19, otra junta en Quito, Las juntas americanas, intituladas "Defensoras de los Derechos de Fernando VII", no reconocieron en la Regeneia ningin poder 36 {AS NDEPENDENCIAS EN ab soberano ni legitimo, Sobre todo, expresaban lo que no querian: pertenecer como colonias a la Francia napoleénica. Es notorio que sectores del criollismo también pensaron que el momento habia egado, més que por sus propias fuerzas por la inanicién de los vineulos ideolégicos, religiosos y politicos que les podian quedar con un monarca desaparecido. La incertidumbre provocada por la disparidad de noticias recibidas ayud6 a que triunfaran las tesis de la doctrina pactista ‘enunciada por la tradicién escolastica hispana en la que el rey gobernaba a sus sibditos mediante el establecimiento de un pacto. Sin embargo, en caso de que la soberania real se viera usurpada, ésta regresaria al “pueblo” para que se pudiera auto gobernar mientras se restituyera la situaci6n, Fue el denomina- do Pacto Traslari. 0, al menos ésa fue la justificacién te6rica que sirvié de base en toda América. Asilo entendicron la mayoria de las autoridades americanas, quienes justificaron la creacién de Tas juntas gubernativas en base a este angumento. Por eso no es contradictorio que estas juntas se intitularan “defensoras de los derechos legitimos de Fernando VII" y al mismo tiempo actuaran en términos de autonomnia politica. 0, por el contrario, ‘mantuvieran posturas equilibristas, como el caso de Montevi- deo, Pero ademnés, del mismo modo, la erisis politica ayudé a que las antiguas reivindicaciones del eriollismo americano frente a los privilegios de los peninsulares afloraran de forma covidente, La igualdad de representacion y la soberania fueron las demandas més reclamadas, alentadas también por la convo- catoria que Napoledn habia extendido a los representantes americanos en la Junta de Bayona. El aio 1810 marca para la historia oficial la eclosién de los movimientos insurgentes, es decir, los inicios de las indepen dencias. ¥ tal vez fue asf. Aunque no hubo ninguna declaracién de ello. El bienio 1808-1810, calificado de trascendental, tocabaa su fin con los primeros movimientos que proponian, al menos, un ‘cambio notorio en las relaciones entre la Peninsula y América, x anuel Hus wane FeASQUET De esta forma, las miltiples presiones obligaron a la Regencia a acelerar la convocatoria de Cortes en una ‘inion Cémara y no por estamentos. He ahi otra de las radieales dife- rencias que hacen de este momento un acontecimiento revolu- cionario, por cuanto ya no serén ni el privilegio estamental ni el poder del rey, las premisas fundamentales de la representa~ ci6n en Cortes, como en el Antiguo Régimen, 38 cartruioz LA COMPLEJIDAD REVOLUCIONARIA: AUTONOMISMO “VERSUS' INSURGENCIA: 1810-1814 En la mayoria de los casos, entre 1810 y 1814, los peninsulares, una fraceién del eriollismo y las autoridades mondrquicas es- tablecidas en América, defendieron la opeién de la Regencia, mientras que cada ver més una importante parte del criollismo se decanté por conseguir una autonomia para iniciar su auto- gobierno, no hajo la Regencia, sino bajo la monarquia de Fer: nando que, ausente, lo esperaban como niicleo de unién y de legitimidad. Y éste es el camino que iniciaron numerosas juntas en América a partir de 1810. Camino diferente al bienio ante rior, y camino no exento de dinamismo y evolucién dentro de estos atios, de avancesy retrocesos y, sobre todo, un cami- no heterogéneo. La formula seguida para esto ditimo fue, en buena medi- da, cl establecimiento de "cabildos abiertos” elegidos popu larmente y con una amplia capacidad representativa euya finalidad seria convocar Juntas de Gobierno para dirigir la situacién, Lo que acontecié en el afio dier fue una auténtica eclosién de juntismo, muy variado en todo el territorio ame~ ricano. 39 et cHUSTE WANA FRASAUET DEJUNTAS E INDEPENDENCIAS: VENEZUELA Apprincipios de marzo de 1810 se organiza en Venemela la elec~ ci6n del representante a la Junta Central. El dia 16 la Gaceta de Caracas publica el anuncio sobrela reunion de Cortesy a instrue- ccidn que deberia observarse para la eleceién de diputados ameri- ccanos, Sin embargo, la legada de las noticias de la disolucién de Ja Junta Central, la formacién de la Regencia y la ocupacién de buena parte de la Peninsula por las tropas francesas, propiciaron el conflicto que se viviria en casi toda América Fracciones del eriollismo earaquefio optaron por una sali- da diferente a la del capitén general con la formacion de una Junta de Gobierno que se formé el 19 de abril de 1810. Los jun- teros caraquetios rechazaban la autoridad de le Regencia, su le- Gitimidad y criticaban el sistema de convocatoria electoral @ Gortes por restringir la representacién americana, Sin ember- 0, no hubo unanimidad en la capitania general, porque otras provineias como Coro, Maracaibo y Guayana permanecieron fie~ les ala Regencia y reconocieron su legitimidad y soberania, aca~ tando la convocatoria de Cortes. Es aqui donde se puede senalar la primera cesura, La asunci6n de la soberanfa fue interpretada de una forma horizontal por villas y ciudades que asumieron que no tenfan por qué obedecer a la antigna soberania de la capital, en este caso Caracas, por ser la capital de la capitania general de Venezuela, dado que el monarca—es decir, el vincu- lo de union— habia desaparecido, y con él, la subordinacién no sélo & la metrépoli sino también a los intereses del capitalismo caraquento y las antiguas jerarquias jurisdiccionales. Y aqui se abrié un frente muy amplio, $i la mayor parte de la clase diri gente caraquetia buscaba una vie hacia la independencia, la urguesia de Maracaibo no sélo la desobedecfa, sino que siguié los dictamenes de la convocatoria de Cortes y se mantuvo en la linea fidelista, pero parlamentaria y constitucional de las Cortes de Cadiz, al enviar a eu representante: José Domingo Rus. 4“ Us INDEPENDENEUSENAMERE Los objetivos de la Junta de Caracas se explicitaron en sus, primeros decretosal establecer la libertad de comercio, la reba ja de aranceles aduaneros, la fijacién de los precios de exporta- ‘ibn, la supresi6n de la aleabala para algunos productos y la rebaja de derechos en articulos ingleses. Todas estas medidas favorecian a la burguesia caraquefia vinculada econémicamente con hacendados y comerciantes, mientras eran contrarias, en muchos casos, a los intereses de parte de la clase dirigente de otras regiones venezolanas, de ahi que no las siguieran en sus pretensiones independentistas. El Congreso General de Venezuela se reunié el 2 demarzo de 1811, El 3 de julio de ese afto proclam6 la independencia de la Repablica Federal de Venemela, Quedé claro, en el caso de la burguesia caraqueita, su determinacion hacia la inde~ pendencia, no asi en buena parte de los tervitorios de la antigua jurisdiccién de la eapitanta general de Venemela. La declara- cién de independencia fue interpretada como wna ruptura total por ambos sectores sociales y politicos, y con ella estallé la guerra. La I Republica de Venezuela duraria un afio, Tres problemas se cernieron sobre ella: la lucha armada contra las fuerzas “realistas”, la crisis econdmica generada por la infla- ci6n y la auseneia de un mercado provocada por el aislamien- to del capital caraquetio con el resto de territorios, lo cual devino répidamente en la ruina econémica de estos comer ciantes y el abandono por muchos de ellos de posturas inde~ pendentistas, Francisco de Miranda, uno de los lideres independentistas més importantes, traté de obtener recursos para mantener la guerra insurgente, pero la victoria realista en Puerto Cabello yla caida de La Guaira fueron decisivas para la entrada de los realistas en Caracas en julio de 1612. El movimiento insurgente fue descabezado y Miranda enviado preso a Cédiz, mientras que Sim6n Bolivar consiguié huir a Curagao y después a Cartagena de Indias, donde encontré asilo e ‘Tras la derrota de la I Repéblica, el general espafiol Mon- teverde comenzé una campafia de represién contra quienes la habian apoyado, Bl empleo de la fuerza armada para dirimir los conflictos hizo que la negociacién politica desapareciera y las ccuestiones se decidieran en el campo de batalla. ¥ ésta sera una dinaunica constante en este cuatrienio en easi toda América, La represion, su evolueién, su espiral de violencia y eu dialéetica hicieron el resto para abocar 2 fracciones eriollas en distintos bandos. Y fue por ello que se generaron, en una y otra parte, dinamicas de accién/represién casi imparables. No hay que olvidar que, a partir de 181, el campo politico esta inmerso en el campo de batalla, y al contrario, Yen funcién del destino dela guerra estarén muchas medidas politicas y econémicas que se decretarén por ambos contendientes, ACCION Y REACCION EN EL RIO DE LA PLATA Bl ig de mayo de 1810 Hegaron las mismas noticias a Buenos Aires, El vierey Hidalgo de Cisneros, sustituto del depuesto Li- niers, pretendié encabezar una junta para controlar la situacién, pero la resistencia de los eriollos a este proyecto desemboes en las jomnadas de mayo de ese ano. El dia 2g se convoe6 un cabildo abierto que invoes el concepto de reasuncién del poder por parte de los pueblos, concepto que remitia a la doctrina del pacto de sujecion de la tradici6n hispanica por la cual, en ausencia del rey, la soberania retornaba “al pueblo”. La resistencia de las autori dades virreinales a aceptar esta interpretacién provocé un enfrentamiento que finalmente acabé con el:cese del virrey. El dia a5 de mayo se formé una Junta de Gobierno confor- mada en su mayoria por criollos y liderada por Cornelio de Saavedra y Mariano Moreno, La junta, al tiempo que reconocia la fidelidad a Fernando VII, insistia en su derecho de autono- mia, En os primeros meses de gobierno, comensé a desmontar 42 | | | | | Las mDePeNDeNes EN ANEREA elentramado administrativo y politico de la monarquia absolu- taal dectituir a los altos cargos de la corona que se oponian a sus ‘propésitos. El criollismo portetio triunfé de forma répida en la ciudad -ysedispuso, al igual que el caraquetio, aimponer sus directrices en los territorios rioplantenses. Reagrupadas las fuerzas realis~ tas en Cordoba, Liniers, el intendente el obispo se enfrentaron alas fuerzas portefias. La junta bonaerense se encontré con dos confrontaciones mas: el bloqueo del puerto de Buenos Aires por Jos marinos espafioles de Montevideo y los ataques armados del Gobierno del Paraguay. a junta emprendié una politica econémica apropiada a los intereses portefios, que repercutié negativamente en el interior del pats, al rebajarse los derechos de exportacion e importacion casi la ited y abrirse al comercio exterior muevos puertos, poli- ‘ica econdmica que influta en las elites de las provineias del inte- rior, cuyos intereses econdmicos radicaban en el proteccionismo enver del librecambismo, Ast las cosas, la Junta de Buenos Aires dispuso el envio de cireularee a lae provincias y pueblos del inte- rior inviténdolos a elegir diputados para un Congreso General que debia decidir sobre la futura forma de gobierno a adoptar en el territorio del antiguo virreinato: Rio de la Plata, Banda Oriental, Paraguay y Alto Pers. Los diputados que fueron legan- do ala capital se incorporaron ala junta cristalizando dos posti- 12s aglutinadas en torno alas dos figuras principales de la misma: Jos liberales moderados. con Cornelio Saavedra, y los liberales exaltados, con Mariano Moreno. Division del liberalismo desde el ‘mismo momento del inicio de la insurgencia que ser importan- te para entender también los diferentes proyectos. La mayoria de diputados moderados provocé la primera crisis en el seno de la junta en diciembre de 1810. Ello obligé a retrasar la reunién del Congreso y el alejamiento definitivo de Moreno, quien fue enviado a Londres como diplomatico y que falleci6 en el viaje. Los moderados habian ganado la primera 8 ape batalla, Estas disensiones internas pusieron de manitiesto como el ejercicio de la soberania suseitaba un conflicto mayor en el seno de las provineias y pueblos, pues la afirmacién de una tinica soberania construfa un Estado unitario y centralista en contra posicién a la posibilidad de la existencia de tantas soberanias como pueblos habia en el territorio del antiguo virreinato,lo cual iropelia establecer un régimen federsl, Por el contrario, parte de los Iideres eriollos defendieron que, una ver constituido el Congreso como cuerpo representativo, la soberania dejaba de pertenevera los pueblos y pasaba aserde la nacién. Exaclamente igual que sucederia en las discusiones sobre representacién que ‘se mantendrian por las mismas fechas en el seno de las Cortes de Cidiz, la otra via paralela de la cuestion nacional americana. Al igual que habia pasado en Venezuela, en el Rio de la Plata le unicidad del movimiento insurgente se resquebrajé de inmediato al no ser coincidentes os intereses de las clases diri- gentes del interior ~Rosario, Cordoba, Tucursin, Salta y Guy conlos de Buenos Aires, En especial, al quererla burguesia por~ tefia establecer wn dominio y acatamiento similar al antiguo del virreinato rioplatense. Las provincias reclamaban ahora una independencia respecto a Buenos Aires, La problemaatica fue que esta divisién se tradujo en una confrontacion armada, Es mis, la creacién de la junta onaerense provocé tres reacciones més: en la capitania general de la Banda Oriental ~el futuro Uruguay~, en la eapitanta general de Chile yen Paraguay. En el primer caso un eabildo abierto reunido en Montevi- deo el 2 de junio resolvi6 no reconocer la atoridad de Buenos Aires y jurar fidelidad a la Regencia, Asi, la clase dirigente yla oficialidad de Montevideo se desmarcaban, no sélo de la auto- ridad portetia, sino de su pretendida hegemonia econémica ypolitica, Francisco Javier lio, nombrado virrey del Rio de la Plata, Uegé a Montevideo el 12 de enero de 1811 y exigié a la Junta de Buenos Aires el reconocimiento de su antoridad. Ante la negativa 44 [ | Ls mosrexaeicasen AMER delos bonaerenses, Elio declaré la guerra.ala junta el2 de febre~ 10. Con ello, cualquier posibilidad de negociacion se quebr6, Las armas comenzaron a sonar. Al frente de las fuerzas portefias se situé José Gervasio Artigas, un oriental que habia formado parte de las tropas espafiolas y que dirigio mumerosos levantamientos enel interior de la Banda Oriental, Artigas ayadé alos portefios en el asedio y sitio de Montevideo enfrentandose a los espaftoles en la batalla de Las Piedras, donde obtuvo la victoria, Al mismo tiempo una parte de la elite montevideana se sumé a la via autonomista de representacién americana emprendida desde la Junta Central y consumada en las Cortes de Cédiz. La plaza montevideana juré la Constituci6n de 181 y actué como bastién dé la monarquia espatiola en la zona, Pero, contradicciones del momento, mientras Montevideo ju- raba la Constitucién, era gobernada por un conspicuo absolu- tista como Elio Porlo que respecta a Chile, los sucesos de 1810 en Buenos Aires aceleraron un viejo conflicto entre el gobernador, Fran- cisco Antonio Gareta Carrasco, yl Cabildo de Santiago, inte~ grado por criollos. La destitucién de Gareia Carrasco, con la anuencia de la Audiencfa, y su sustitucién por Mateo de Toro yZambrano, conde de la Conquista, anim al eabildo a exigir la ‘convocatoria de un cabildo abierto para el 18 de septiembre de 1810. El resultado fue la creacién de Ja primera Junta de Gobierno chilena, que, al igual que en otros lugares, invocd e! Principio de retroversién de la soberania siguiendo la tradi- ibn hispénica, La junta decreté la apertura de los puertos al ‘comercio internacional y convocé un Congreso de represen- tantes de los distintos pueblos del reino. El Congreso se reunié 14 de julio de 1811 en Santiago y estuvo dominado por el libe~ ralismo moderado, si bien los liberales mas radicales lidera~ os por el abogado Juan Martinez de Rozas, junto @ Bernardo O'Higgins, establecieron otra junta en Concepcion, centro de Ja burguesta comercial, al ser el prineipal puerto de la region. 45 es aaee e TeTT Oe ttt i mtu TEvTTTPeUU PePvTTPPETTOPPPO PEC Nene HUST EWARA FRASAUET Y el tercer caso, Paraguay. Al producirse la revolucién honaerense de mayo, el gobernador de Paraguay, Bernardo Ve~ Jasco, convocé por iniciativa propia un cabildo abierto el 26 de junio de 1810 para estudiar la posieién que debia tomarse fren- te a ella. La imagen de Buenos Aires no era especialmente buena en Asuncién, puesto que ejercia de submetrépoli res~ pecto al territorio paraguayo, por ser la sede virreinal y por imponer una dominacién eeondmica sobre la intendencia, EL cabildo se reunié el 24 de julio y, al igual que en Montevideo, decidié reconocer la legitimidad de la Regenciay comenzar una ‘movilizacién de tropas. A finales de 1810 un ejército portenio encabezado por Manuel Belgrano avanz6 hacia el norte con la idea de "liberar” a Paraguay de los espaitoles; sin embargo, las antoridades consiguieron movilizar una fuerza de 5.000 mili- ccianos que se impusieron en las batallas de Paraguari del 9 de enero de 1811 y de Tacuarf el 9 de marzo. Sin embargo, la victoria frente a los portevios no significa~ a la sumisi6n total a la monarquia espafiola. El gobernador Velasco buscé el apoyo de los portugueses: sin embargo una revuelta criolla estallé el 14 de mayo de 1811, depuso al goberna~ dor y convocd un Congreso Nacional en Asuneién. El Congreso decidi6 integrarse en calidad de igualdad en la Gonfederacion Americana organizada desde Buenos Aires eligiendo una Junta de Gobierno el 17 de junio de 1811. La junta proclamé formal~ mente la independeneia, no sélo de Buenos Aires, sino de todo pais extranjero, aplicando también en esta ocasion la teoria del actus traslationis, Sin embargo, los intereses del criollismo araguayo necesitaban de un dificil sistema de alianzas que, en lazona, yen esta coyuntura, era muy inestable. Mientras tanto, Elio habia solicitado la ayuda de los portu- gueses para contener el foco revolucionario bonaerense. El 20 de ‘octubre de 1811 se firms el armisticio, los portefios y los porta- gueses se retiraron quedando solos los orientales frente a los espaitoles. En ese contexto, Artigas emprendié el exilio hacia el 46 \ I | | i | | LAS NOEFENDENCIAS EN AMERICA interior con més de 3.00 soldados, cruz6 el rio Negroy se asen- 16 en la zona de Entre Rios. El intento del triunvirato bonse- rense de dominar la Banda Oriental convenci a Artigas de que Jos intereses de Buenos Aires no eran los mismos que los de los orientales. La alianaa se quebr6 aqui En esta segunda fase del proceso rioplatense, es importan- ‘te resaltar que la junta bonaerense pas6 entonces a ejercer tam- bien labores legislativas, no s6lo ejecutivas como hasta ahora, Fue en esta etapa cuando el movimiento empeas a cristalizar con la legada de oficiales criollos experimentados en los ejérci- tos peninsulares José de San Martin y Carlos de Alvear— que habjan combatido a los franceses en la Penfnsula. La fusién de Ia experiencia militar y las ideas politicas fue un céctel explosi vo. Las ideas de independencia de los miembros de la Sociedad Patri6tica condujeron ala formacién de una nueva organizacién politico-militar de earacter secreto: la Logia Lautaro. Bajo su influjo, el Bjército depuso al primer Gobierno y nombré un segundo triunvirato en octubre de 1812, Este segundo Gobierno convocé la Asamblea General Constituyente con representantes de distintas intendencias, que se reunié el 31 de enero de 1813, La Asamblea representa el triunfo de los ideales liberales, pues va a decretar la libertad de prensa, de "vientres”, la extin- cién del tributo, de la mita, del servicio personal, la supresion de los titulosy signos de nobleza y la elinninacién de los mayo- razgos. Todo un conjunto, sin duda significativo, de decretos anticoloniales y de medidas de libertad personal. Sin embar- 0, no declarara la independencia ni aprobard ninguno de los proyectos de Constitucién presentados por sus diputados. Ello habré que relacionarlo a estas alturas de 1813 con el temor de luna restauracién mondrquica en la Peninsula, cada vex mas probable, junto 2 las conflictivas relaciones con la Banda Oriental, que terminaron por parar las iniciativas renovadoras de la Asamblea, Para solventar a situacién se creé un Ejecutivo centralizado, un Directorio unipersonal, con concentracién de a MANUEL CHUSTE WANA FRASOUET poderes y para el cual fue elegido Gervasio Antonio Posadas en enero de 1814. Paralelamente a los acontecimientos rioplatenses, los in= surgentes orientales celebraron el Congreso de Trece Cruces el 3 de abril de 1813, donde resolvieron reconocer la Asamblea General que debfa reunirse en Buenos Aires ese mismo ato bajo ciertas condiciones: la rehabilitaciOn del jefe de los orientales, la aceptacién de la confederacion de esa banda con las demis pro vincias rioplatenses y el aumento de a representacion oriental a seis dipatados. Las Insirucciones redactadas por Artigas para estos diputa- dos contienen la primera formulacién de caracter confederal en la que se proclama que cada provincia retendria su sobera- nia, libertad ¢ independencia de todo poder y jurisdiccién, remarcando que los diputados orientales no lo eran de toda la nacién, sino de su pueblo, El Gobierno bonaerense rechaz6 la propuesta oriental y ordené « Rondeau que convocara otro Congreso paralelo al de Artigas, acentuando asi las tensiones que terminarian el 20 de enero de 1814 con el abandono de Artigas del sitio de Montevideo. Por lo que respectaa Chile, en 1612 el Gobierno de Carreras sometié la provincia de Concepcion gobernada por Martinez de Rozasy disolvié la Junta de Concepcién. $i bien no se declaré la independencia, se promulgé el Reglamento Constituefonal que establecia tres Srganos de autoridad —en nombre de Fernando ‘Vil~, una junta de tres miembros, un Senado de siete vocales ylos cabildos. En 1613 entr6 en escena la fuerza armada del virrey Abascal, ‘que envié una expedicion y tom la isla de Chiloé. La amenaza militar espafiola uni6 a los liberales moderados y exaltados chi- enos, aumentando el desprestigio yla critica hacia Carreras ysu dominio personalista. La Junta de Santiago exigié su dimision, yy buscé a Bernardo O'Higgins como mediador frente a las pre~ tensiones belicosas de Abascal. En la primavera de 1814 envié LAs DIDePENDENEAS EN AMERICA nuevos refuervos y se prolongs la guerra hasta la vietoria de las fuerzas virreinales en Rancagua del a de octubre de 1814. A finales de 1814 Chile volvia a estar en manos de la mo- nanquia espaftola, que regresaba ahora al absolutismo. El gober- nador espafiol Francisco Casimiro Mareé del Pont organizé una dura represi6n al confiscar propiedades, ejecutar a algunos pa- triotas y deportar a otros, ‘Yen Paraguay, en 18:3 se convoc6 un Congreso Nacional que asumié la autoridad de la junta y proclamé la reptiblica soberana el iz de octubre, Se redacté entonces un Reglamento que sirviera de Constitucién provisional al nuevo Estado en el que se estable- cia un Poder Ejecutivo denominado consulado, con dos miem- bros que ejercerian el poder de forma alterna durante cuatro meses cada uno. José Gaspar de Francia fue el primer cénsul nombrado y aproveché su Gobierno para afianzar su poder y esta~ Dlecer una dictadura que afrontara los problems politicos La elecci6n de Gaspar de Francia como dictador en 1814, supuso el aislamiento del territorio y una politica de no inter- vencién en las guerras que sus vecinos levaron a cabo durante el periodo. Las noticias de las victorias de Morillo yla preparacién de la expedici6n al Rio de la Plata le sirvieron para argumentar €l peligro en el que se encontraba la patria, consiguiendo que el Congreso le aclamara como dictador perpetuo. El Legislativo no volvié a reunirse jamés durante €! Gobierno de Francia, rom- piendo ademas relaciones con los rioplatenses cuando se celebré el Congreso de Tucumsn, lo cual completé su aislamiento y con solidé la independencia. UN MOSAICO DE OPCIONES: NUEVA GRANADA Al mismo tiempo que estallaban la junta caraquena y el mayo bonaerense, en la ciudad de Santa Fe de Bogota también se convoeé un cabildo abierto para solicitar la reunién de una 49 enue CaUSTE Wana FRasaUET Junta Superior de Gobierno Provincial, alo que el virrey Amar se. resistfa, En esta sesion se acordé la eleceién de un triunvirato provisional ~Antonio de Narvaez, Tomés Andrés Torres, ambos miembros del cabildo, y el gobernador Francisco de Montes— y el reconocimiento formal de la soberanta de la Regencia. Este ‘iltimo tema era una novedad con respecto al movimiento cara~ quetioy rioplatense Los mismos acontecimientos sucedieron en la cindad de Cali, en Pamplona y en la villa de Socorro. Bstas se mostraron beligerantes y dispuestas a resistir las medidas hostiles que, pensaban, tomaria el virrey contra ellas. Dos hechos en estas lltimas juntas evidencian que el movimiento, sus causas y sus motivaciones, no era uniforme. Por un lado, la significacién notoria de un movimiento popular y anticolonial contra las figuras mis odiadas y representativas en las poblaciones mas pequehas y por otro, la radicalizacién de algunas de las medi- das, como el no reconocimiento de las nuevas autoridades peninsulares de la Regencia Conocidos estos sucesos provinciales en la capital santafe- sina, ante el inmovilismo virreinal a convocar una junta, el 20 de julio se produjo también un motin en Santa Fe de Bogoté que terminé con un cabildo extraordinario en el que se erigié la Junta Suprema. Esta fue la encargada de redactar una Constitu~ cién contando con las provincias y estableciendo un Gobierno representativo y federal. En eseasas semanas, el movimiento juntero se extendi6 por toda Nueva Granada, como en Mompox (6 de agosto) y Santa Marta (10 de agosto) A pesar de todo, se debe entender que el desconocimien- to de la Regencia por parte de las juntas provinciales no impli- caba necesariamente una ruptura definitiva con el titular de la monarquia, Es decir, la “independencia” se interpretaba como la reasunci6n de los derechos de los pueblos en sus respectivas provincias, pero se seguian conservando los derechos sobera~ nos de Fernando VII al trono si éste lograba regresar. 5° | t LAS IOgPENDENGAS EN AMERICA En diciembre de 1810 la Junta de Santa Fe convocé un Congreso para formar una representacién nacional que aglutinara alas poblaciones del virreinato neogranadino. Tan sélo acudieron al llamamiento de unién de Santa Fe las provineias de Cundi- namarea, Boyaca, Santander y algumas zonas del Magdalena. Las de Popayén, Pasto y Santa Marta no sélo no acudieren, sino que mantuvieron sus adhesiones al Gobierno de la Regencia, Es més, entre las provincias que accedieron al llamado santafesino, se produjeron notables disensiones en cuanto al establecimiento de Jaforma de gobierno que podia aprobar el Congreso. Lo cual deja~ ba entrever diversos intereses econémicos y, por consiguiente, distintas opciones politicas entre las fracciones criollas de estas regiones, De esta forma, mientras que Cundinamarca deseaba un Estado centralizado, las restantes provincias abogaban por la s0~ Jucién federal, Las posiciones se enconaron tanto que estas pro- vineias se segregaron junto a Tunja, donde erearon las Provineias Unidas de la Confederacién de Nueva Granada, con Camilo Torres como su presidente. Por su parte, Cundinamarca quedé aislada y presidida por Antonio Nari. Este cdmulo de diversos intereses entre las elites de dife~ rentes regiones se tradujo en un modelo de administracién de Estado distinto que no pudo llegar a un consenso politico, por Jo que la confrontacién se dirimié en el campo de batalla. Y esto es importante porque el reclutamiento de fuerzas mili- tares encuadré a la poblacién en distintos escenarios de gue~ ra, via que provocaba el ascenso social y armado de diferentes clases sociales, etnias y razas. Las fuerzas de la Confederacién se divigieron a la antigua capital del virreinato, que fue asediada. En julio de 1813 Cun dinamarea se declaré Estado independiente. No fue todo, unos meses después la ciudad de Cartagena se declaré también independiente no s6lo de Santa Fé y de la Confederacién, sino también de la Regencia y de la monarquia espatiola. Nueva Granada dejaba de existir como entidad territorial. ¥ todo ello 5 Mave CAUSTE NANA FRASOUET en menos de tres afos. Si bien, las fuerzas criollas ocupaban la mitad del territorio tenian tres Gobiernos diferentes: uno en Cartagena (independiente), otro en Tunja (confederado) y otto cen Santa Fe (centralista). Parecia que cohesionar a las fuerzas independentistas iba a ser més dificil que expulsar a los realis- tas, ya que mientras los primeros luchaban entre ellos, los se- gundos fueron dominando la costa atlantica desde Santa Marta ymantenian Popaysn y Pasto. Fue en Cartagena donde Simén Bolivar quiso reorganizar sus fuerzas armadas para conseguir derrotar el poderio realista. Este momento fue importante porque Bolivar, falto de recursos, dinero y fuerzas, va a incorporar a la poblacién negra, especial ‘mente esclava, a las fuerzas insurgentes. El conflicta bélico se ‘radicaliz6, pasando a una espiral de auténtica "guerra a muerte” y estableciendo una premisa de "guerra nacional” que hasta ahora no era mayoritaria, Bolivar interpreté la lucha insurgente dando prioridad a una lucha entre amerieanos contra espanioles, aspecto que hasta entonces era bastante discutible, dado que en Jas denominadas filas "realistas” habia de “ambos hemisferios”. Ese earécter nacional de la guerra distinguié el notorio giro que empexé a darse en esta tiltima fase. De esta forma, Bolivar suprimié la moneda espafiola y emprendié la represién, Con ello pretendia no s6lo hundir la economia de aquéllos que atin se manejaban en términos econdmicos metropolitanos, sino tam- ién anular los intereses, especialmente plantadoresy comercia~ les, de los propietarios espasioles o de origen espafiol para con, ello atraerse al criollismo que se movia en lds mismos sectores productivos y comerciales, y que tenia a los propietarios espafio~ les como competencia. La lave de la independericia pasaba por el apoyo decidido de aquellos que tenian y/o anhelaban los medios de produccién y comerciales. La independencia, adernés, pasaba porla guerra y, a tal fin, se inclinaron muchas de las medidas en politiea econdmica y social. Y esto condicionaba y aceleraba medidas revoluctonarias para derribar el Antiguo Régimen de la 52 " i * | I | | Las mibePENDeNeS EW AMERICA monarquia absoluta, pero también para construir el nuevo Estado-nacién. Yentre ellas, podia estar incluso la libertad de los esclavos. También porque con ello se granjeaban el apoyo de Gran Bretafia, DEL REY 'AUSENTE’ AL VIRREY ‘PRESENTE’: EL PERU Pero sila fragmentacion, la confrontacién contra el centro, entre provincias, a favor y en contra de la Junta Central, Regencia © Cortes fue lo que dominé en los territorios de los virreinatos més recientes, otra problemética se fragué en los territorios de Jos virreinatos més antiguosy por ende més consolidados. En primer lugar, la formacién de Juntas de Gobierno no fue seguida en la mayor parte de los territorios del antiguo virreinato del Pera. Este estaba gobernado por José de Abascal, quien apartir de 1808 se sintié més que nunca virrey de todo el "Gran Peri”, Ni los gobernantes, ni las clases dirigentes eco- n6micas, peninsulares 0 criollas, s¢ habian sentido a gusto con la subdivisi6n de su territorio en tres partes por la creacién del virreinato de Nueva Granada en 1739 y del Rio de la Plata en 1776. Por eso, su radio de acci6n tras la crisis de 1808 se exten- i6 sin dudarlo mas allé de sus limites, actuando en la Audiencia de Charcas, en la capitanta general de Chile yen la Audiencia de Quito, Las noticias de la formacién de la Junta Tuitiva de La Paz ‘en julio de 1809 hicieron que Abascal se decidiera « organizer un ejército bajo el mando de José Manuel de Goyeneche, quien se lanzé con sus tropas para imponer el orden virreinal en Chareas, La junta fue disueliay comenz6 una dura represion. Si cen algin lugar de América los poderes omnimodos del rey estuvieron presentes en este momento, éste fue el Pert, junto a Nueva Espafia yla Banda Oriental, Abascal actué armadamente contra todo aquello y todos aquellos que creia que cuestionaban su poder. Con esta actuacién imprimié desde el principio una 53 | ANE CHUSTE WANA FRASOUET dindmica de represiOn que desencaden6, obviamente, posturas ‘maximalistas por la otra partey tensé la situaci6n hasta la ruptura, La primera intervenci6n fue sobre el estratégico e impor- ‘tante centro minero del Alto Perti en donde se encontrahan las minas de Potosi. Esta Audiencia de Ghareas se integré en el virreinato del Rio de la Plata, ante la protest y pérdida de los. ingresos de comerciantes y mineros limefios que s¢ lueraban con las minas potosinas. Por el contrario, la burguesia portefia vio incrementado su negocio con la explotacién y distribucién del metal precioso, No fue extratio, sino todo lo contrario, que tras la crisis de 1808 y, sobre todo, tras la eclosion juntera de 1810, este territorio estuviera en disputa. De inmediato la junta bonaerense envié fuersas expedicionarias que intentaron ane- xionar Chareas al nuevo Gobierno rioplatense instalado en Buenos Aires y ayudar en sus ineipientes movimientos que uestionaban la Regencia. Por su parte, Abascal también envi6 fuervas armadas. El resultado fue que a partir de 1810 se confor- maron algunas pequefias replicas —denominadas “republi- quetas"— que hicieron frente a estas fuerzas. La confrontacién Délica se fragment6. La guerrilla gané lugar en el campo de bata~ a al ejéreito de linea y regular, que por otra parte era escaso, estaba mal armado y mal pagado. La geografia vertical del terri torio ya pequeiiez de valles y quebradas facilitaba su accién, Las repiiblicas mantuvieron lazos regionales de interés estratégico yapoyaron en su mayoria las expediciones rioplatenses contra ¢l virreinato del Pera, su més inmediata amenaza, Para contrarrestar esta situacién, en agosto de 1810 la Andiencia convocé a la tropa y la guarnicién de varias ciudades altoperuanes, Este reclutamiento hizo estallar levantamientos en Cochabamba, Santa Cruz y Oruro, Al mismo tiempo un ejército auxiliar rioplatense, dirigido por Juan José Castelli, entré en Potosi y tom6 el control de todo el sur del Alto Per, zona cial para controlar la inanciacién del nuevo Estado y de las fuer- zas armadas. E13 de abril de 1811, Castelli firmé un manifiesto E i I LAS INDEPENDENOASEN AMERICA ‘que desconocia la autoridad del virrey de Lima e insté alos pue- bblos del Peré.a rebelarse. Es decir, Ja guerra se extendié como ‘una mancha por estas regiones. Sin embargo, las tropas rioplatenses fueron derrotadas en Amiraya por Goyeneche. Fue el fin de las acciones del primer ejército auxiliar, que debi6 retirarse de Chareas, Este hecho fue ‘muy importante, porque hizo que los ingresos de metales pre~ cioso8 no cayeran en manos rioplatenses, sino en las del Peri Asi, Abascal tenia con qué financiar la guerra, 1La segunda intervencién del virrey Absscal fue en el Reino de Quito, En diciembre de 1809 habia ingresado ya con sus tro: pas para detener a los miembros que formaron la primera Junta de Gobierno. De esta forma Abascal aborts la via autonomista iniciada por determinados sectores del criollismo ilustrado quiteno. En enero de 1810 s¢ conocié en Quito Ja convocatoria delas Cortes ylallegada de Carlos Montifar, hijo del marqués de Selva Alegre, primer presidente de la Junta de Quito, como co- misionado por la Regencia, La tensién se reprodujo cuando las tropas enviadas por el virrey del Peri, acantonadas en la ciudad. redoblaron la vigilancia ante las eriticas 2 las actuaciones del Gobierno y el descontento de los vecinos. El intento por liberar alos miembros de la junta que seguian encarceladas se sald6 ela.de agosto de 1810 con la muerte de rauchos de ellos, de ei- vies y con el saqueo de la ciudad. Bl escenario de represion de cualquier movimiento que el virrey no eontrolara se volvi6 a produeir. Los planes de Abascal los estroped el enviado de la Junta Central, Carlos Montifar, quien acord6 con los “vecinos princi pales” crear una Junta Superior de Gobierno y reconocer a la Regencia. De este modo, Quito declaraba su autonomia respecto de Santa Fe y de Lima, La Junta de Quito fue partidaria de defen- dery reconacer los derechos de Fernando ViLy eligi6 un diputa- do para las Cortes de Cadiz que fue Juan José Matheu, conde de Pufionrostro, De esta forma, Quito iniciaba una via intermedia 55 ower cHusTe ANA FRasoUer entre el autoritarismo colonial de capitanes generales y virre- ‘yes, como en Montevideo y Lima, y Ia via insurgente como en el Rio de la Plata, Santiago o Asuncién. Sin embargo, esta decisién del criollismo quitesio no fue compartida por el resto de provincias del reino, Estas rechaza~ ron la autoridad de la Junta de Quito, sobre todo Cuenca, que se convirtié en un centro de oposici6n realista al trasladarse alli los oidores de la Audiencia. Guayaquil, que habia sido integra~ do al virreinato del Perd, aguardaba las instrucciones de Lima antes de actuar. A pesar de todo, ambas ciudades participaron ene] proceso de eleccién de diputados a Cortes. Guayaquil eli~ gi6 a José Joaquin Olmedo. Divididos en el reino, entre las eiudades —Quito, Cuenca y Guayaquil también surgié una division entre diversas frac~ ciones del criollismo quiteto. Por un lado, los seguidores de Ja familia Montifar, que mantenian una actitud de fidelidad a la Regeneia, y por otto, los eneabezados por Jacinto Sanchez de Orellana, que se mostraban a favor de una junta auténoma. ‘Tras un motin en Quito en octubre de 1811, los partidarios de ‘Sanchez de Orellana convocaron un Congreso de 18 miembros que proclamé el establecimiento de un Gobierno auténomo no sujeto a la Regencia, y establecié una Carta. Sin embargo, el resto de provincias no la aprobaron, entre otras cosas, porque en la Peninsula los diputados americanos estaban claborando y terminando la Constitucin de Gédiz, mas avanzada y demo- erética que la quitefia. Bs més, en este caso Ja vertiente insur- gente quitefla debié enfrentarse a un enemigo mucho mas dificil de combatir que las armas, y era la opeién politica auto nomista que se estaba desarrollando en las Cortes de Cadiz.con Jas representaciones de los diputados americanos, de los cua les el conde de Pufionrostro, el quiterio José Mejia Lequericao José Joaquin Olmedo eran unos magnificos representantes, Una vez mas, Ja problemética se dirimid enel terreno dela én armada, Las fuerzas de Abascal atacaron desde 56 LAS HloePeNDenES EN AMER Pasto, Cuenca y Guayaquil aislando alos quitetios. La capital cay6 el 8 de noviembre de 1812. Para el mes de diciembre los realistas dominahan ya el Reino de Quito que quedé bajo la égida de la Constitucién de 1812... y de Abascal. REBELION POPULAR Y REVUELTA INSURGENTE, EN NUEVA ESPANA El movimiento de insurgencia en el virreinato de Nueva Espafia fue diferente. En esta ocasin tuvo un fuerte componente social que movilizé a indios, mestizos y mmlatos 2 una rebelién que pronto escapé al control de los dirigentes criollos. Inicialmente se habia preparado una revuelta de ilustrados cuyo centro seriacl Bajioy que se extenderfa las ciudades de Valladolid, Cuanajuato y Querétaro, Sin embargo, la conspiracién fue descubierta. Fue eloura del pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla, quien decidi6 precipitarla el 6 de septiembre de 1810, convocando en ‘su parroquia al grito de "Viva la Virgen de Guadalupe!, ;Abajo el mal Gobierno! y ;Viva Fernando VIII". La erisis econdmica vivida en el Bajio por la devaluacién de los vales reales, el estan- co dela produccién mineray una gran seqquia, animé alas eapas populares, la mayoria indfgenas y mestizas, a unirse masiva- ‘mente a la rebelién. El saqueo de varias eiudades San Miguel, Celaya, Guanajuato~ y de las haciendas de algunos espaioles, pero también de criollos, empex6 a resquebrajar el movimiento ‘pues las capas criollas fueron progresivamente desertando y em- pezaron a financiar las milicias anti insurgentes. Después del asalto a la alhOndiga de Guanajuato, el ejército de Hidalgo se dividi6 en dos partes, una de ellas comandada por él mismo la otra por Ignacio Allende, que en el curso de un mes tomaron Zacatecas, San Lis Potosty Valladolid. El muevo virrey Francisco Xavier Venegas moviliz6 inmediatamente a las fuerzas realistas, excomulgé a Hidalgo y organizé una campaiia propagandistica st para convencer de que el levantamiento tenfa como objetivo la simple destruceién de la sociedad existente y el caos. Criollos, espaitoles, hacendados, comerciantes ¢ incluso algunos mestizos y mulatos se alinearon con el poder monér- quico. Algunas victorias insurgentes —la toma de Guadalajara en enero de 1811— dieron paso a la campatia del brigadier Félix Maria Calleja, que con su ejército derroté a los rebeldes en Puente Calderon el 17 de enero. Hacia el mes demarz0, 10s ejér- citos monarquicos ya habian recuperado el dominio dela mayo- ria de las ciudades del centro del virreinato, Hidalgo, Allende y otros dirigentes se dirigieron al norte con la idea de reagrupar ‘sus fuerzas, pero fueron capturados en Coahuila y trasladados a Chihuahua donde Hidalgo fue juzgado por herejiay pasado por Jas armas el 21 de julio de 1811 Poco tiempo después, el testigo dejado por Hidalgo lo re- cogid el cura José Maria Morelos, quien, junto a Ignacio Rayén y otros cabecillas organiz6 la insurgeneia en el sur. En lugar de lun enorme ejéreito desorganizado, operé con una compacta partida de guerrilla de unos 3.000 hombres que le permitia movilidad y eficacia. Sin embargo, la resistencia realista tam- bién se habia organizado, manteniendo unas fuerzas regionales de forma constante en las capitales de las intendencias donde podia atacar cualquier levantamiento que se produjera de ma~ nera répida y eficar, A pesar de todo, Morelos plante6 no s6lo una resistencia armada, sino todo un programa politico eapaz de enfrentarse a las propuestas del liberalismo doceaftista que se estaba conformando en Cadiz con la participacién de repre~ sentantes novohispanos. Sus ideales republicanos le Ievaron a defender le cons- truceién de la Repdblica del Andhuac. En 1813 reunié-un Con- greso en Chilpancingo en el que proclamé a abolicién del tributo indigena, de la esclavitud y la independencia de México. Estos ideales se plasmaron en la denominada Constitucién de Apatzingén, decretada el 22 de octubre de 1814 y que, a pesar 58 Las noePENDEUEAS EN AMERICA de todo, tomé muchas ideas de la Constitucién de 1812, aunque sin as connotaciones monarquicas de esta dltima. La sustitucién del virrey Venegas por Félix Maria Calleja y el retorno del absolutismo en la Peninsula recrudecieron la perseeuci6n de los insurgentes que fueron capturados en no- viembre de 1815, José Maria Morelos fue fusilado el a2 de diciembre de ese aftoy, a pesar de que quedaron algunas parti- das al mando de Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, la situacién hacia 1813 en Nueva Espana ya estaba controlada bajo el mando realista. LAS CORTES DE CADIZ: LA VIA AUTONOMISTA Paralelamente a las movilizaciones junteras en América, se estaba desarrollando la via autonomista americana en las Cor- tes. Una parte significativa del criollismo novohispano, perua- no, cubano, portorriquento, filipino, del Reino de Quito y parte Gel venezolano y neogranadino mandaron a sus representantes alas Cortes de Cadiz. Estas empezaron sus reuniones el dia 24 de septiembre de 1810 en el testro de Ia isla de Leén, cerca dela ciudad de Cédiz. Llegaron a tener alrededor de 300 diputados, de los cuales mas de 60 fueron americanos. Nacfa, por lo tanto, 1 parlamentarismo de la monarquia eepaiiola con un compo- nente mareadamente hispano, entendido este témino por la convocatoria de peninsulares y americanos. Pero también se iniciaba la otra via politica y parlamentaria alternativa a la insurgencia y al colonialismo del Antiguo Régimen. Como hettos sefialado, la mayor parte de Jas provincias de Nueva Es- patia, incluida Centroamérica, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, el Pert, el Reino de Quito y la Banda Oriental, apostaron en esta fase por una via intermedia como fue el liberalismo gaditano. Querian reformas, eran monarquicos, pero no absolutistas, por Toque desde esa perspectiva el término "realista” en este periodo 59 ster cHUST Ewan FRASOLET habré que matizarlo, pues no significaba necesariamente ser par- tidario del Antiguo Régimen, ni tampoco espafiol, ya que muchos criollos estaban inmersos en esta propuesta posibilista y viable. No obstante, las provineias del Rio de la Plata, Chile, Pa- raguay, gran parte de Nueva Granada y parte de Venezuela, a excepci6n de Maracaibo, desconocieron la via liberal autono- mista americana que se estaba planteando en Cadiz. ¥ aqui la lucha se volvié no sélo armada, como hasta entonces, sino sobre todo ideologies y politica, dado que muchos de los decre~ tos y medidas que la insurgeneia planteaha seran tambien pro- puestos, yen muchas ocasiones aeumidos, por los liberales gaditanos de “ambos hemisferios” y viceversa. Lejos de ser eom- partimentos estancos, ambas vias estaban interrelacionadas en muchas ocasiones por los miemos actores que, segiin la coyun: tura y circunstancias, se situaban en una u otra posicién, tenian amigos y enemigos dentro y fuera, por no mencionar alos eclée- ticos y "equilibristas” de esta fase que permanecian en el cen- tro de unos y otros, siendo partidarios de determinadas medidas y estando en contra al mismo tiempo de otras. De esta forma, la cesura en 1810 serd doble: por una parte Jos territorios insurreccionados; por otra, los antiguos virrei~ natos ~novohispano y peruano— que se mantuvieron dentro de la monarquia, que ahora era parlamentaria y que en 1813 ser también constitucional Las Cortes van a decretar, entre otras medidas importan- tes, la soberania nacional, el reconocimiento de Fernando VII, la separacién de poderes, la igualdad entre espaiioles y ameri- ‘canos, una amnnistia para los encausados en revueltas insurgen- tes, la publicacion inmediata de todos los decretos en América, Ja libertad de imprenta, la libertad de cultivo y de industria, la abolicién de determinados estancos, de los derechos seftoriales ¥ de los coloniales ~como la encomienda, la mite, el tributo indigena, los repartimientos~, de los gremios, dela torturay de Ja Inquisicién. 60 Las inoepewomieas en AMERICA Estas declaraciones, revolucionarias en si mismas por la trascendencia hist6rica que contenian, serian el inicio dela trans- formacién cualitativa que experimenté la monarquia hispana en Ja primera mitad del siglo XIX, Aldecretar las Cortes la igualdad de derechos entre america~ nosy espatioles, y por ende la igualdad de territorios, lo que pro- vyoearon fue una interpretacién mucho més trascendental yrevolucionaria que cualquier revolucién burguesa llevada a cabo hasta el momento, La nueva nacién de "ambos hemisferios” se configuraba como una Commonwealth Bo afios antes de la crea~ cién briténica, al integrar a los territorios americanos hasta ahora, recordémoslo, Patrimonio del rey absoluto por derecho de conquista. Esta accién revolucionaria fue interpretada por el rey, porla nobleza y por la burguesia indiana benefsetora, en Espana yen América, como un atentado directo a sus intereses, ya que “arrebataba" no a Espafa, sino a Ia corona, las rentas, las pose- siones, las tierras, los stbditos, los tributos indigenas, las ‘minas, las aleabalas, los arrendamientos, y un Iango eteétera. Y abt radica la gran revolucion del liberalismo gaditano. Pero queda un segundo punto que los diputados america. nos abordaron de inmediato en la Constitucién: como organi zar politica y adniinistrativamente ese Estado que se estaba configurando en una pluralidad de provincias en la Peninsula yenAmériea. Y bajo premisas mondrquicas, La solucién suge- rida por los americanos era evidente: el federalismo. Sin embargo, las tanicas naciones existentes que se habian organi- zado de forma federal tras sus revoluciones liberales —los Estados Unidos de Norteamérica y la Suiza cantonal— posefan ‘una caracteristica peculiar: eran repiblicas, Por ello, el libera~ lismo peninsular devino eada vez mas hacia posiciones centra~ listas; no gratuitamente, sino por la necesidad de frenar las pretensiones autonomistas-federalistas de los americanos, més concretamente, porque en aquel momento el federalis- mo se identificaba con reptblica, & EE eee sive UST ENR FRASAUET Pero los amerieanos se encontraron con una contradie~ cidn antagénica, dado que el monarca no s6lo no aceptaba otra soberania que la suya, la Real en todo caso estaba por ver si aceptaba la soberanfa de la nacién por encima de la suya—, pero convertir en nacién y distintas soberanias a sus antiguos terri- torios era una euestién a la que se opuso desde el mismo mornento de su liberacion por Napoleén a fines de 1813 Esta problemitica y singularidad se traslad6, obviamente, la Constitucién. El articulo primero revelaba una de las eues- tiones mas importantes, la de la nacionalidad: "La naci6n espa fiola es a reunién de los esparioles de ambos hemisferios”. Con ello el sistema constitucional que se queria implanter en los territorios de la monarquia espafiola estahlecfa una premise revolucionaria al incorporar alos antiguos sibditos y territorios americanos del rey como ciudadanos y provineias en igualdad de derechos del muevo Estado-nacién. Lo eual implicaba arrebatar al monarca sus posesiones —rentas y territorio americano— ¢ integrarlos en la nueva propuesta constitucional. De la cual, a la altura de 1812 participaba una buena parte del criollismo, al menos novohispano y peruano. El articulo segundo definia a la nacién espafiola como "libre ¢ independiente, y no es ni puede ser el patrimonio de ninguna familia ni persona”, La redacein revelaba la ruptura con la monarguia absoluta y cerraba el pacto con los america~ nos. De este modo, convertian al rey, por obligacién, en simple titular de la monarquia pero constitucional. El tercer articulo estaba dedicado a la cuestion de la soberania: “La soberania reside esencialmente en la naci6n y por lo mismo le pertenece exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamenta les”, Por lo que los liberales gaditanos, americanos y peninsu- lares, dejaron establecido quién era el poseedor della soberania, que del rey en el Antiguo Régimen pas6 ala nacién. De este modo, en sélo tres articulos, los diputados libe- rales reunidos en Cadiz definian la nacién, la nacionalidad, 62 LUSINDEPENDENCAS EN AMERCA y establecian en ella la tinica soberania posible, realizando una ‘ransformacién revolucionaria en las estructuras politicas y te6- ricas del Estado. La Constitucién de 1612 sanciond la religion catélica como Ja del Estado, los derechos de los eindadanos, el sufragio uni- versal indirecto, las elecciones a ayuntamientos, diputaciones y Cortes, la supremacia de ésias frente al rey, los tribunales de justicia independientes, el sistema de Hacienda nacional pi- blica en detrimento de la Hacienda del rey, la abolicién de las pruebas de nobleza para entrar en el Ejército, la creacién de ayuntamientos cada 1.000 habitantes y la creaci6n de las dipu- taciones provineiales como los entes politico-administrativos con competencias en recaudacién de impuestos en su provin- cia, reclutamiento del Bjército, abastos de las ciudades y super- visi6n de los municipios y justicia Los cargos, hasta entonces designados, se convertian en lectivos. De este modo, revolucionariamente, los liherales ame- ricanos propusieron que los ayuntamientos tuvieran competen- cias soberanas, auténomas, que tespondieran a la soberania de sus representados: los vecinos. La propuesta implicaba un con- flicto te6rico e ideolégico, pues cuestionaba Ja preeminencia yexclusividad del depositario de la soberanta, que, como se habia aprobado, era la nacién espaftola. Bs decir, lo que estaban plan- teando era la capacidad representativa de los municipios y la ‘extensi6n de la soberanta a éstos. Ademés, los diputados amer- ‘canos confiaban en la extension de las diputaciones para establecer clautonomismo que tanto deseahan, pues éstas eran consideradas plataformas politicas, represemtativas, soberanas y con capacida~ des econdmicas, militares, sociales y educativas para desarrollar los deseosy aspiraciones del criollismo autonomista Bl espiritu centralizador y unificador también se expres6 cen los articulos que recogian la ordenacién econémica, Blesta~ blecimiento de la contribucién directa y la centralizacion de todos los fondos en una Tesoreria central por debajo dela cual 63 en CHUSTE WANA FRASOUET se escalonaban otras a distintos niveles quedaron plasmados en Ja Constitucién. Por otro lado, también se sefialaron las atribu- ciones de la fuerza militar nacional. A partir de entonces, el Ejéreito privativo del monarca se transformaria en un Ejército Nacional, donde los ascensos se conseguirian por méritos en campaiia y no por privilegios de sangre. Las Cortes asumian la tarea de fijar anualmente las tropas necesarias, la redaccién de Jas ordenanzas, los sueldos, disciplina, honores, administra~ cidn, ete, También se ereaba la Milicia Nacional en las ciudades, aunque 6u conformacién se dejé para el desarrollo de un regla~ mento propio. Es decir, se establecia una dualidad entre un ejército permanente encargado de la defensa exterior del Bs- tado y una milicia ciudadana como fuerza armada eventual a modo de instrumento de defensa de la nacién. Respecto a la instruccién pablica, se decreté un plan de ensefianza uniforme para toda la monarquia en el que se inclufa la obligacién de explicar la Constitucién en todas las universidades y estableci- mientos educativos. Concepto de universalidad que se concret6 ain mas en la ereacion de eseuelas de primeras letras en todas los pueblos, donde la educacién tuviera como columna vertebral Ia conjuncién de las obligaciones civiles con el catecismo. En definitiva, la Constitucién de 1812 saneionaba el tran- sito de una monarquia absoluta a una constitueional. Esta se juro en Ja mayor parte de Ias poblaciones que atin se mantenian dentro de la monarquia, 1o cual produjo enormes repercusio- nes. En primer lugar, desmont6 la administracion virreinal. Al establecerse las diputaciones. la consecuencia fue la abolicién de los virreinatos y de los virreyes como titulares del poder absoluto del rey en América, asi como la de intendentes, corre- gidores, regidores perpetuos, sindicos, jueces, oidores, etc. En el plano econémico, los impuestos y tributos que no fueron abolidos pasaron a la nueva Hacienda nacional o a las cajas de las diputaciones, pero no yaalas del rey. Se estableci tribucién directa y uniforme, mediante el principio de "todos 64 {AS NOEPENDENGIAS EN AMERICA deben pagar”, En justicia se estableci6 la igualdad ante la ley, derogandose los privilegios y desigualdades entre eriollos indigenas y espafioles. Fue una revoluci6n “silenciosa” que concité adhesiones, pero también oposicién, por lo que desde el principio la resistencia a publicarla y ejecutarla fue notoria. Algunos virreyes se opusieron al constitucionalismo blo- queandolo, con la exeusa de no aplicar sus medidas por el con- texto de guerra. Y estas acciones fueron denunciadas por los criollos partidarios de estas medidas en América, que estaban constantemente en contacto con los diputados americanos en las Cortes y que denunciaron una y otra vez la desmedida repre- sién de estas autoridades heredadss del Antiguo Régimen y mantenidas por la presion de la guerra en América. Asf, noto- rips intelectuales y lideres ilustrados americanos fueron acusa~ dos de insurgentes cwando no necesariamente lo eran, porque defendian, ni més ni menos, los presupuestos decretados en Gadizyy en la Constitucién, pero en América. Y, a diferencia de la Peninsula, el liberalismo gaditano se encontré con que el rey, ausente allf, estaba presente en América en las figuras de los virreyes, quienes escudéndose en su potencialidad militar atacaban y reprimtan cualquier movilizacién que atentara con- trasu poder, bien desde el campo de la insurgencia, bien desde eleampo del autonomismo liberal de Cédiz 65 captruos EL RETORNO DEL REY, EL RECURSO A LAS ARMAS; 1814-1820 Con el Tratado de Valengay (11 de diciembre de 1813), Napo- Je6n daba por finalizada su experiencia militar en la Peninsula y devolvia a Fernando VI! todos los derechos a los que habia renuneiado en Bayona. Mientras los partidarios del Antiguo Régimen esperaban que el regreso del monarea supusiera una vuelta al absolutismo, los liberales yla mayor parte de los dipu- tados en las Cortes trasladadas a Madrid aguardaban que el rey se presentara a jurar la Constitueién y que encabezara un Go- bierno constitueional. No obstante, el 4 de mayo de 1814 en Valencia dio un golpe de Estado que abolia toda la obra juridica de las Cortes y la Constituetén de 1812, Las Cortes quedaron cerradas, los ayunta~ mientos constitucionales y las diputaciones provinciales fueron disueltos, De inmediato se produjo la depuracién de afrancesa- dos y liberales y de aquellos que habian colaborado con el Estado liberal. La cdrcel, los juicios de la Inquisiciény el exilio fueron su destino. La vuelta al Antiguo Régimnen intent6 recuperar las mis- mas instituciones existentes en 1808, Sin embargo, no fue facil Nadie ni nada volvié a ser lo mismo después de la guerra. Una or (lalalaliii sila eal allele od guerra en ambos hemisferios, una guerra que habfa cambiado notablemente las fuerzas armadas, su oficialidad, el sistema fis calyy la resistencia de los campesinos a pager las rentas, Los antiguos privilegios y derechos recuperaban su defi~ nicién y contenidos. Se paralizaron las desamortizaciones y 5€ devolvi6 el patrimonio al clero afectado por las mismas. Los privilegios, exenciones fiscales, rentas sefioriales, etc, volvian a sustituir a los principios de igualdad juridica, propiedad pri- vada y fiscalidad universal del liberalismo. Y en América se restituy6 el tributo indigena. Lavuelta al absolutismo afect6 de forma mas definitoria los territorios americanos. En 1814 muchos de ellos ya habian expe- rimentado alguna o varias de las vias revolucionarias o reformis- tas que se manifestaron desde 1808, como la formacién de juntas, la creacién de gobiernos aut6nomos, de gobiernos indepen dientes, pero también la aplicacién de los decretos de las Cortes de Cadi y la Constitucién de 1812, especialmente con la erea~ cién de ayuntamientos y diputaciones. Todo ello, insurgencia yliberalismo gaditano, provocé la resistencia armada y represiva a las autoridades coloniales. La dindmica de la guerra acelers cambios reacciones. La amenaza internacional de fuerzas ingle~ sas, francesas, portuguesas y espafiolas provoeé la movilizacién de clases populares y su inclusin en fuerzas insurgentes, lo cual se tradujo en parémetros de guerra interracial, interétnica ¢ in- ternacional. E} miedo a la movilizaci6n no sélo politica 0 social, sino también armada, de las clases populares —étnicas y mesti- zas~ 0 la necesidad del criollismo de contar con ellas, configure en estos afios un panorama distinto a la década anterior. Después de la reaccién absolutista de 1814, qued6 en evi- dencia que Fernando VII no iba a permitir el proyecto gaditano y doceanista, puesto que suponia, ademés de la construccién de un Estado liberal, la pérdida de su patrimonio real, es decir, de todas sus rentas indianas, de sus tierras, de sus obrajes, del tributo, de las minas, de las rentas comerciales. ete. El rey no 68 {LAS MOEPENDENCSEN AMER acepté y no aceptaria jamés la independencia de los territorios americanos porque suponia “su” pérdida. El absolutism en- terr6 la via autonomista del liberaliemo gaditano y s6lo dejé paso a la politica armada de la Reconquista. Pero también los partidarios del liberalismo gaditano saca~ ron sus conclusiones en ambos hemisferios. Lo que yasse rompié en el pensatniento yen la opcién politica de estos liberales, casi al completo, fue la confianza en el sistema dela monarquia cons~ titucional doceaista. Pensaron, porque lo experimentaron, que no iba a ser viable. Y aqui empez6 la cesura entre los liberales espatioles y americanos, Los segundos dejaron progresivamente de confiar en la posibilidad de mantener los territorios america~ nos bajo una monarqufa. La fractura de estos seis atios fue casi definitiva Ademnds hay que tener en cuenta que el contexto europeo en el que se desarrolla fue muy diferente a los tiltimos quince atioe de guerra y dominio napoleénico. Ahora lo que va a ser hegem6- nico es el sistema de la Restauracién de las monarquias absolutes y el reordenamiento territorial y de relaciones internacionales. La Europa continental surgida del Congreso de Viena en 1814 se fund6 sobre el principio legitimo de la existencia de la monarquia absoluta como fruto del derecho divino. Austria, Prusia yla Rusia zarista apelaron al derecho de intervencionis~ mo en las relaciones internacionales, alli donde surgieran focos revolucionarios que amenazaran nuevamente los princi- pioe del absolutismo. Ast se fundé la Santa Alianza en septiem- bre de 1813, ala que se sumarian posteriormente la monarquia espaiiola y la Francia de la Restauracién borbénica tras Na~ pole6n, Es decir, frente al dominio de un solo pais, la Francia napolednica, las monarquias absolutistas se coaligaron para que no sucediera mas el caso francés, en donde un potente Estado liberal pudiera poner en jaque todo el sistema del Antiguo Régimen de las monarquias absolutas. Y ésta ser una de las claves del periodo (véase mapa 2). 69 MANUEL CHUSTE WANA FRASQUET LASOLUCION ARMADA: EL RETORNO DEL REY EN AMERICA A principios de 1814 las fuerzas de la monarquia seguian con- trolando la mayor parte de los territorios americanos, si bien muchos de ellos estaban ain inmersos en una actividad bélica: Nueva Espatia y Centroamérica, Venezuela en su mayor parte, mas de la mitad de Nueva Granada, el Reino de Quito, Peri, el Alto Perd, Chile ¢ incluso Montevideo. Ademas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, La situacién en 1814, de avances y retrocesos, de victorias y derrotas, no impidié que la insurgencia se conso- idara en el Rio de la Plata y Paraguay. El primer planteamiento fernandino fue recuperar por la via armada estos territorios insurgentes. Y empez6 por inten~ tar consolidar su hegemonfa en Venezuela y Nueva Granada, para después intentar aislar al Rio de la Plata. De esta forma se reclut6 un ejército expedicionario que envié a América entre 1814 1820 mas de 40.000 soldados y oficiales, siendo la expe- dicién mas importante la del mariscal Pablo Morillo, Mientras el absolutismo preparaba la maquina militar del ejército expedi~ cionario, Hamado eufemisticamente “pacificador”, los territo- ios venezolano y neogranadino vieron sucumbir la resistencia insurgente frente a fuerzas que no estaban integradas por peninsulares, sino por americanos. En Venezuela, José Boves reunié una fuerza lanera que se enfrenté a la II Repablica de Bolivar y consiguié sonedas victorias por su tdctica de ataque veloz, saqueo y retirada a los Llanos. Boves autiné el compo- nente indigenay mestizo més que insatisfecko con las medidas liberales de Bolivar. Blejército pacificador de Morillo, que se embarcé abordode 42 transportes y estaba escoltado por 18 buques de guerra, fue imparable en estos primeros meses del afio 181g, Ent6 en Caracas y ere6 un consejo de guerra permanente contra los in~ surgentes, sustituyé la Andiencia por un tribunal de apelaciones, ra LAS INDEPENDENGAS EN AMERCA erigié una Junta de Secuestros para confisear los bienes de los patriotas que se habfan comprometido con Ta eausa republieana ‘yexigid un empréstito forzoso de 200.000 pesos. Dej6 Venemela ‘almando del general Salvador Mox6y parti hacia Nueva Granada con3.000 soldados. Nueva Granada seguia siendo un mosaico de opciones, divididas y enfrentadas, de avances y retrocesos, de rupturas de alianzas y reagrupamientos de las mismas. Asi, la region de Santa Marta estaba enfrentada a Cartagena. En el sur, las tropas realistas avanzaron desde Pasto y tomaron Cali. Bl presidente de Cundinamarca, Antonio Narifio, organia6 ous fuerzas para detener a los realistas en Popayan pero fue derrotado en Pasto el 10 de mayo de 1814. A finales de septiembre llegé Simon Bolivar a Cartagena e inmediatamente se dirigié a Tunja, donde ‘estaba el Congreso reunido. Alli le fue concedido el mando de Ja tropa para someter a Cundinamarca (insurgente, sede de la propuesta federal) asaltando Santa Fe de Bogota, que capitulé el 12 de diciembre de 1814. Bolivar recibié entonces la mision de liberar Santa Marta pero no lo consignis y regres6 a Vene- muela cuando tuvo noticias de la legada del ejército expedicio- nario de Morillo. Renuneié al mando y se embareé hacia Jamaica el 8 de mayo de 1815, Por su parte, desde agosto de 1815 el ejéreito expedicionario puso sitio a Cartagena durante mis de 100 dias, obligindola a rendirse el 6 de diciembre. La represion de Morillo fue durisima, Las tropas neogranadinas de la Confederacién fueron derrotadas y el resto de su ejéreito huy6 hacia los Hanos o hacia el sur. Santa Fe capitul6 ante el ejército absolutista el 6 de mayo e816. La represion en Bogoté también fue sangrienta. El Tri- bunal de Parificacién creado por Morillo enjuicié y fusilé a nu- ‘merosos patriotas liberales como Villavicencio, Carbonell 0 Camilo Torres. La dindmica iniciada desde Elio y Abascal de accién/represién continué durante estos dltimos afios de la década. Y ya era imparable, Este fue uno de los motivos que MANUEL CST ENANAFRASQUET polatizé las posiciones politicas hasta que sélo quedaron en el puzle de dichas opciones politicas de principios de la década (afrancesada, doceaitista, autonomista insurgente, independen- tista, realista, colonial) dos contendientes: el rey y la insurgen- cia, lo cual sera interpretado como un antagonismo por parte del erioltismo. En esta fase buena parte del criollismo empez6 a conven~ cerse de una premisa que hasta entonees no reunfa consenso pero que empezaba a tenerlo: la superacion del colonialiemo, una ver derrotada la via liberal gaditana, tan sélo pasaba porlas armas y la derrota del rey. Lo cual implicaba la independencia ylaproclamacion de la forma de Estado antagénica a la metr6. poli: la repitblica. Esto sponta la abolicién de las posesiones del rey y su incautaci6n en forma de bienes nacionales para el Estado, Asi, el criollismo cruzé la hasta ahora gruesa linea del cambio de estado, de ideologia, de credo: de la monarquia ala repiblica, del mal gobierno al buen gobierno, del Antiguo Régimen colonial al muevo Estado independiente. EL TRIUNFO INDEPENDENTISTA: RIO DE LA PLATA, URUGUAY Y CHILE Elafio 1814 marca el inicio de la consolidacién de la independen- igen el Rio de la Plata si bien esta independencia estuvo jalona~ da porlos numerosos enfrentamientos que se produjeron entre el Rio de la Plata y el resto de sus vecinos 0 potencias extranjeras. Politicamente, entre 1814, y 1820 se establece la etapa del Directorio que concentraba el Poder Ejecutivo en una sola per- sona, En enero de 1814 Gervasio Antonio Posadas fue nombra~ do Director Supremo de las Provincias Unidas. La imitacién con, los sistemas de poder de Napoleén es notoria. Elmoderantismo del régimen tras los primeros momentos de la independencia en donde predominaba més el discurso radical, también. EL B LAs nOEFENOBICAS EN AMER Directorio de Posadas se caracteriz6 por el intervencionismo armado en la Banda Oriental. De esta forma las fuerzas portesias ‘van a ocupar la capital durante un aio, a partir de junio de 1814. En su “éxodo” interior Artigas, l lider de los orientales, confi- guré La liga federal antiportefia con las provincias de Corrientes, Entre Rios, Santa Fe, Cérdobay Misiones, lo que supuso nuevos enfrentamientos con los bonaerenses. El descrédito de los por tetios y la impostbilidad de mantener la plasa les obligé el 27 de febrero de 1815 a devolver Montevideo a los orientales. Durante este periodo, Artigas despleg6 todo un programa de reformas liberales como la colonizacién de tierras baldias confisoadas a los realistas y su reparto entre las clases populares, la apertura delos puertos al comercio con los ingleses y la forma~ cién deun reglamento de proteccién del comercio la industria, Hacia mediados de 1815, Artigas fue proclamado “Protector” de Uruguay, configurando una unidad territorial y politica de la provincia oriental compuesta por las provineias que conforma- ban la Liga Federal, En junio de 1815 se reunio un Congreso en Concepeién que intenté atraerse el apoyo de los bonaerenses, pero éstos, ante la preocupacién que les suponia le organizaci6n de la Banda, aceptaron unas negociaciones con los portugueses que culminarian en la posterior invasion. La respuesta de Artigas fue la movilizacién urbanay popular al crear en 1816 la milicia de civieos y libertos. Pero 3815 trajo notables cambios en Buenos Aires. A prin- cipios de afto Carlos Alvear se alz6 con el poder frente a Posadas. Yaqui se configuran dos planteamientos coincidentes y comple mentarios, el de Alvear y el de San Martin. El primero encami- nado a unir y gobernar la mayor parte de los territorios del antiguo virreinato del Rio de la Plata, a excepcién del Alto Peri, que se les resistia. El segundo, exponiendo sobre la prictica su tcoria global sobre la guerra de independencia, la cual califica~ ba de americana y no nacional. Por eso San Martin insistia en cl cardcter de guerra américania dado que, mientras quedaran 2g territories en manos de la monarquia espafola, ésta seguiria siendo una amenaza para la propia independencia rioplatense. Y por eso se lanzé a reclutar y organizar un ejército para trasla~ darlo a Chile San Martin, hijo de espafoles y educado en Madrid, habfa ‘hecho carrera militar en la guerra de la Peninsula contra los franceses, Cuando llegé a Buenos Aires en 1813 se puso al mando del regimiento de granaderos a caballo y participé activamente en los enfrentamientos de los porteiios en el norte, También formé parte activa de la vida politica, pues junto con Alvear orga- nizé la logia Lautaro y luego la de Chile. En agosto de 1814, nom- brado gobernador de Cuyo, esperaba atacar el bastion realista del continente en el sur, el Pera, pero para ello entendié que prime- ro debia conseguir independizar Chile. A partir de entonces estableci6 en Mendoza su cuartel general y ongantiz6 el Bjéreito de los Andes que legé a tener una fuerza notable de 4.000 sol dados y 1.500 auxiliares entre chilenos y portedios, Por su parte, Alvear, elegido como nuevo Director, cambi6 radicalmente el signo de la politica internacional. ya que envid un ‘emisario a Rio de Janeiro para negociar la incorporacién de las Provincias Unidas al dominio briténico, Sus opositores, entre los quese contaba San Martin, encaramado claramente como jefe del Fjéreito del Norte, fueron reprimidos, No obstante, un motin en Ia ciudad de Buenos Aires en abril de 1815 le obligé a renuneiar. Pero Jo mas interesante de esta etapa fue la reunion de un Congreso fuera de la orbita de influencia de Buenos Aires, que se convocé en Tucumén el 24, de marzo de 1x6. La idea era efectuar una integracién nacional con una capital distinta ala portefta y donde los intereses locales y provinciales comenza- rana tener su influencia, ademés de definir la constitucién del nuevo Estado. El Congreso eligié como Director Supremo a Juan Martin de Pueyrredén y proclamé la independencia el 9 de julio de 1816, La nueva nacién soberana nacia con el nombre de Provincias Unidas de Sudamérica, perseverando en su idea ” 1A NOEPENDENCUS EN AMERICA de integrar a los territorios independizados al sur del conti- nente. En este nuevo marco surgen distintas opciones para orientar la revolucion, entre ellas las de carécter monirquico, como el proyecto propuesto por Manuel Belgrano, apoyado por San Martin, de instalar una monargu‘a inca que favoreciera la restauracién de uno de sus descendientes. Mientras tanto, fuerzas portuguesas, apoyadas porlos brité- nicos, entraron en Montevideo en enero de 2817, aunque Artigas seguia dominando gran parte del territorio, La guerra contra Buenos Aires s¢ intensificé al conocer el papel de ésta en la invasién portuguesa, No obstante los orientales fueron derro- tados. El 23 de septiembre de 1819. Artigas craz6 a Paraguay, donde obtuvo la proteccién de Gaspar de Francia, Elmovimien- to artiguistalleg6 a su fin Por su parte, el ejército de San Martin comenz6 su ofensiva hacia Chile el 9 de enero de 1817 internndose por varios puntos dela cordillera andina, aunque el grueso del mismo erwz6 por el paso de los Patos con direcci6n a la capital. Su primer enfrenta~ miento con los realistas se sald6 con la vietoria de Ghacabueo en febrero de 1817, 1o cual signified su entrada en Santiago. Una vea alli, convoeé un cabildo abierto para que se designaran tres elec- tores, uno por cada provincia, que a su vex nombrarian al Director Supremo de Chile. Los chilenos eligicron a San Martin pero éste rechazé la oferta, aceptando tinicamente el cargo de comandante en jefe del Bjéreito Unido de los Andes. Ante la amenaza del ejército realista del Alto Perd, el Con- reso de Tucumnén tuvo que trasladarse desde alli a Buenos Aires en mayo de 1817, lo que supuso un desencanto para los dirigentes de otras regiones que veian e6mo se retornaba a la hegemonia unitaria portefia. Esto provoes el levantamiento de las provincias en contra de Buenos Aires y los intentos de dominacién de sus elites. En este contexto se inscribe la Constituction de 1819, que sera centralista, pudiendo incluso adaptarse 2 una monarquia constituefonal, porlo que serd rechazada por los pueblos.

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