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Escaneado con CamScanner 2 LA PERDIDA DE SIGNIFICACION DEL HOMBRE MODERNO El hombre es sélo una cafia, la mds débil de la naturaleza, pero es una cafia pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastar- lo: un vapor, una gota de agua bastan para matar- lo. Pero aun si el universo lo aplastara, el hombre seria todavia mds noble que lo que lo mata, porque Sabe que muere y que el universo tiene ventaja sobre él; el universo no sabe nada de esto. En con- Secuencia, toda nuestra dignidad consiste en el pensamiento. Por medio del pensamiento debemos levantarnos, y no por el espacio yel tiempo, que no podemos llenar. Esforcémonos, entonces, en pensar bien: he allt el principio de la moral. BLAS PASCAL, Pensamientos En un perfodo de transicién, cuando los antiguos valores estén vacios y {| las costumbres tradicionales han perdido viabilidad, el individuo experimen- | ta singulares dificultades Para encontrarse a sf mismo en su mundo. Es mds la gente que padece de manera més intensa el problema de Willie Loman en La muerte de un viajante: “Nunca supo quién era”. El dilema basico, inma- nente a la conciencia humana, forma Parte de toda experiencia Psicolégica y esta presente en todos los periodos histéricos. Pero en las épocas de cambios) culturales radicales, como los que se producen en las costumbres sexualés y } las creencias religiosas, aquellos dilemas que constitayen expresiones de Ia . Situacién basica del hombre resultan més dificiles de superar. ' = tO maseh Ro Cuesta nada pronunciar generalidades proféticas sobre la época de uno; €] Propdsito muchas veces es confundir y evadir las realidades concreins ve buestra inmediata Sxpetiencia diaria. Pero no deberfamos permitic que nuestro tedio ante estas generalidades termi- reg Sar de la manera més clara posible mis propias opiniones y conjeturas a medida que avanza- ios, en la confianza que el lector podré diseatir y llegar a sus Propias conclusiones en mejores Condiciones si tiene bien en claro cudles son Jas mifas. 37 profesores més j6venes, enfrentados al problema de “publique 0 perezea” luchan por ‘permanecer en Berkeley, ytampoco tienen mucbo tiempo para Jos estudiantes, El peso Ge Ia ensefianza reese en gran medida en Ios auxliares docentes que porlo general son inexpertos esnadianes del ltimo afio que estin esforzindose por obtener su ttlo.. ‘Una de las tanta ironfas de Ia simacién en Berkeley es que mucho de lo que ha oct- ‘rio fue previsto con claridad por el Dr. Kerr, presidente dela universidad, en su libro ‘The Uses of the University, publicado en 1963. El Dr. Kerr, experto en relaciones ‘ndustiales con reputacién nacional como dito labora, advierte en su obra sobre la “incipieate insurecci6n de los estudiantes universitarios" sobre el “cuerpo docenté in obsentia" y sobre la frastraciéa de los estudiantes sofocades “bajo un manto de reglas impersonales”. En lo que ahora parece una subestimacin de Ia crisis de Berkeley, el Dr. Ker, quien ba sido presidente de Ia universidad desde 1958, advert: “Los e=tu- iantes tambicn quieren ser watados como individuos diferentes". Debe quedar en claro también que el fenémeno contemporéneo de la rebelién estudiantil no ha sido “provocado” por algunos hombres especial- mente malvados que se sientan en las oficinas de los presidentes o en Jas jun- tas directivas de las universidades. Es evidente que los propios estudiantes reconocen el origen impersonal del problema, como lo demuestran muchos editoriales de publicaciones estudiantiles como, por ejemplo, el siguiente: ‘Un esmodisnte 2 cargo de una columns en el Daly Min, 6 la universidad de Minos, solicitabe una mayor parcipsciéa extudiantl en el planesmienta de un nuevo etif- a a ser pagado ex parte con foodos de los estodiantes, “Es nvestra area, santos interesados... ayudar a salvar este maravilloso organismo, a wniver- > ga propia eScienci”, esibia, para sfiadir Ioege: “la pédida de un oi {Baio no os nada si se la compare con Ja pérdida del sentimieato de comunidad aqui * Jendo es un fenémeno inevitable de nuestra époce, él Jcetivismo, ée Ia educaciéa masiva, de In comunica- iva y de los demas procesos “masivos” que .es del piblico moderna. io demuestra el hecho de que, @ p interuniversitaria en favor de antes, una nueva ols de Lo que esté ocurri resultado forzoso del col ° cin masiva, de Ie tecnologia masi moldean les mentes y las emocion: ‘fogonazos, como I Estos no son meres. pesar de las recomendaciones de la comisiés sdopeién de las reformas solicita as por los est Lesson”, en New Englond cia, "Beskeley's 2 oe Collages and Secondary Sch gland Association of Co a apatia se ha extendido sobre Ia ciudad universitaria, lo que presagia, segiin el Dr. Kerr, la posible reiteracién de nuevas protestas.* {Cuil es el conflicto mas recéndito que se oculta en la base de esta pro- funda inguietud estudiantil? El Dr. Kerr Jo concibe como un dilema que surge del repliegne del cuerpo docente hacia la investigacion especializada en un momento en el que “ms estudiantes... quieren obtener de su educa- ci6n, ademds de una destreza vocacional o incluso en lugar de ésta, una filo- sofia personal y social”. La Dra. Rosemary Park, presidente del Bamard College describe Ia “época peligrosa” que atraviesa ahora la universidad en ‘un momento en el que tisfaccién estudiantil respecto de Ia educacién ces mfs estridente que nunca y el desinterés del cuerpo docente hacia la ins- titucién donde trabaja jamés ha sido més evidente”.*Es natural que actual- ‘mente los alumnos avanzados de Berkeley proclamen que la nica manera de restaurar una tradici6n importante en Ia ‘vida universitaria sea que los estudiantes conduzcan una “gugrra de guerri- las intelectual” -una frase curiosamente contradictoria pero \ignificativa- ‘contra aquellas universidades creadas con el tinico fin de salisfacer “las necesidades funcionales de las sociedades anGnimas y del gobiertat y no “Jas necesidades del hombre moral”.’ La conclusién de todo esto e3*una forma nueva y trascendente de Is lucha por los valores humanos frente al complejo Moloc mecéinico lucacién que amenaza devorar lo més pre- cciado para cada uno de nosotros: nuestra imaginacién y nuestra propia con- ciencia. jResulta en verdad interesante que en esta batalla la exigencia y el clamor por la moral pravenga de los estudiantes y no de los docentes! "Ahora bien, es importante recordar que estos estudiantes fueron educa- dos, como todos nosotros en los Estados Unidos, desde la época de los pio- neros en adclante, ei la creencia de que es el individuo el que cuenta, que su poder es decisivo a la larga, y que en tna democracia es la voz del indi- vviduo la que determina la politica. En este momento descubren que son parte y no veo modo alguno de hacer un desvio prodincido y a las insurreeciones que todavia ocurrrin. Son sintomes de 1a Fislocacién de la conciencia humana en nuestra época; expresan la lucha de + tafore dels coast sabe “La enversiaden lo Estados Union”, paroinad por 6 cen eR Sray of Democrats Instone (Craze pare Ess det Incense Cee evan), New York Ties, 10 de mayo, 1966. " Dbider Bide Escaneado con CamScanner tos seres humanos -en este caso particular, los es Glilemas en la medida deo posible o para llegar a do la resolucién sea imposible, para resolver los ycuerdo con ellos euan- 0S DILEMAS QUE ENFRETAMOS, en consecuencia, se han agudizado debi- do a los cataclismos culturales e histéricos de la civilizacién cecid Kenporinea, cataclismos que han hecho inevitable que Ta imagen Trismo del individuo resultara sacudida de raz. Robert y Helen Lynd escri- bicron sobre la confusién de roles del individuo en Middletown hace nes écadas; el ciudadano esté “atra pero ninguna tampoco claramente apro- bada y libre de confusién; y donde las sanciones del pepe on cla al en Sir un rol determinado al hombre o a la mujer, el individuo tropieza con demandas culturales sin tener Jos medios inmediatos para satisfacetias”. Los {Lynd relacionaron esto con el cataclismo socioecondmico que sobrevino on produciendo en nuestro mundo tres décadas después, Carente de mitos positives que lo gufen, més de un sensible hombre con. tempordneo encuentra s6lo el modelo de la méquina que lo convoca desde ‘todas partes para convertrlo 2 su imagen y semejanza. Las protestas que coimos son los sonidos fragorosos de Ja lucha -agonizante, a veces desespe- ada, pero nunca abandonads- contra esta modema Circe. El simbolo més impresionante respecto del sentido individual de insig- nificancia lo constizuye, por supuesto, el espectro omnipresente de la guerra termonuclear. Haste donde puedo ver, la poblaciéa de Nueva York y de otras. Giudades del Este -y no hay motivo para suponer que el énimo sea distinto en otras regiones de los Estados Unidos si tenemos en cuenta los atrasos cul- turales y los bolsones de encepsulamiento- estén convencidos de que son Ta confusi6n, la apatia y 2 le convicci6n afligente -no importa lo disimulada ue esté por distracciones 0 por un frenético espiritu de grupo- de que “yo no import”. Esto a su ver lleva 2 un sinnimero de cfrculos viciosos que examinaremos a continuaciGn. Elijo el ejemplo que sigue porque ilustra muy bien la dinémica psicol6gica de este dilema. En el ototio de 1961, ante la armenaza de una guerra termonuclear, se Gesencaden6 en Ia regién este de los Estados Unid ttado alrededor de los refugios contra alaques nucl ‘Porque la ansiedad en s{ misma fuera inesperadi te después del pénico originado por Ja amenaza de de Ia crisis de Berlin- sino debido a ciestos sinton: ficron. Durante esas semanas partcipé en muchos debates y exposicione’: por nt Ia extrafia impresin de que para mucha gente antiatémicos representaban un lento retroceso hacia las eaver- irra como una expresin inconsciente de la coaviccin de que en desamparo s6lo podlamos volver a un nuevo tere: nuestra nica id era Ta infantil preocupacién de salvar el pellejo. Comprensible- uperada por su impotecia ante la cxss, le geae tena actuar pudiese hacer otra cosa que orar y esperar que la suerte evitase cl holocausto mientras todos, a le manera del avestrz, se ocltaban debajo de Ia icra. Tnfortunadamente, se sumé « Ta impoteacia la postura del sobiemo, que recomendé a quiénes padieran pagarlo -es decir, a los ricos subusbanos- la constrvecién de refugios privados- : Reoverdo que en el momento de ese pézico, uno de mis oponentes en un debate radial, un eminente economista politico con gr experiencia en el gobiemo,respondis asta una pregunta de uno dls cients de personas que estaban en la sala: “Usted n0 puede tener influencia alguna en la eues- {én de si habré o no una guerre. Le devisiéa depend: eatrameate de ls dalbaions de ua educa cana de degen poltcos de primer nea que fe reinen en Bria". Eso er, de tos mods, eactameae Io que Ia gets inctnaba a pens.” Si biesenesudo wa poco mis con vencidos dela insignificaneia de sus propas acciones, no se habefan moles- tado en concurrr a disonsiones pablicas como ésta o siquiere a sintonizarla =o que deseo demostrar es que cuando las personas sienten su insigni- ficancia como individvos, sufen también un debilitamiento paulatino de su sentido de responsabilidad humana Por qué cargarse de respoasebiidades silo que uno hace realmeate no cue: msde todos modos, uno debe estar con los nervios de punta listo para huir?” Qué simbolos tan +1 pene Kenny so cots te omen ee egos noses irons nun eyecare mes eps Tag's pe ane Escaneado con CamScanner vivos de nuestra impotencia eran estas espantosas het no supieran dénde estaban y asf, en caso de peligro, un 1 tres miembros de su familia alrededor de él, podria arrastrarse al interior de al (De todos modos In fisicos posteriormente. Ja cueva y lograr all algin tipo de proteccién proteccién era précticamente ilusoria, por cuanto los avisos de Life 0 en I con tomas de aire al exteri y exterior, todos Jos alimentos almacensdos en las paredes, bebidas gaseosas y tocadiscos para los adolescentes y libros de fécil lectura para que los adultos se entretuvie- an mientras cafan las bombas sobre Ia tierra: tod i van mina cai jo por el precio oferta de ero Jo mas asombroso de todo era que este arrastre hacia Ins entrafas, jerra constitufe una proteccién comprada al precio de In destrucci6n de Ja confianza y el emor bumanos. Todos recordamos muy vividamente clero y otros respetables guardianes de la moral nacional con respecto a que era ético matzr a tiros a nuestro vecino y a sus hijos si estos infortu- nados trataban de introducirse en nuestro refugio en un momento de péni- 0 y peligro. Es asi como la impotencia ante la guerra termonuclear se transforms en ansiedad, la ansiedad en regresiGn y apatta, éstas a su vez en hostilidad, y la hostilidad en una alienacién entre los hombres. Este es el circulo vicioso asciente cuando nuestro sentimiento de sig- icolégica 2 un estado infantil, un encapsula~ miento elegido por uno mismo en nuestra moderna combinacién de titero-tumba, en la cual no bace felta ningtn cord6n umbilical ya que los ali- mentos estén almacenados dentro de Ja tumba como en los sept vados por el hombre del neolitico para su viaje a la Gerra de los Pero el ser humano nunca renuncia a su potencia fécilmente rante aqui es hacer hincapié en el circu- ‘ocido y que acabamos de exponer: Ia desemboca en un nto que, ia impotencia. Lo que es impo: jioso del pénico, ya bien con wa a Ja apatia, ésta a un odio © les nan aceptables y “morales” de una maner paiaeeS Jas épocas convencionales. ¥ el odio y In dis- vecinos se convierte, de una manera extraiia y fencionalmente “extrafia”, pero no clinicameate- en una para nuestra propia ansiedad e impotencia. Lo que ocurréen estos 1 de ansiedad es s6lo la expresiGn extrema de la desintegratién del mom sentimiento de significacién como individuo que tiene el hombre, y eh con- secu érdida de su capacided para tomar decisiones y asumir Yes- ividuales, ‘La guerra de Vietnam -lamada la “guerra menos deseada de Ia historia sicidn de dnimo de las crisis anteriores 0 a aliviar Ia sensacién de funda y perturbadora impotencia. El sentimiento de impotencia no se limité s6lo 2 afectar a quienes se oponfan al conflicto sino también a quienes crefan en la guerra y Ja Ilevaban adelante. ‘Deseo examinar esta crisis como ejemplo del becho de que todos nos- otros, sea que estemos a favor 0 en contra de Ia guerre, estamos atrapados en tuna situaci6n histbrica de cataclismo en la cual no hay una clara delimita- cci6n entre lo correcto y Jo incarrecto, en Ia que la confusiéa psicolégica es ppor lo tanto inevitable y -quizés el hecho ms aterrorizador de todos- nin guna persone ni ningtin grupo de personas esté en condiciones de ejercer un poder trascendente. El poder asume um carécter endaimo, antomético € impersonal. ‘Mi finalidad no es hacer politica sino sélo describir de la manera més clara posible una sitvacién que atafic a la insignificmncia psicol6gica, de ‘modo que podemos retornar al andlisis de ese problem En las sesiones de ta Comisién de Relaciones Exteriores del Senado, una y otra vez se forrmu- laron las mismas preguntas al secretario de Estado Rusk, al secretario d= Defensa McNamara y a otras personalidades del gobierno: {Por qué estiba- ‘mos en Vietnam? ,Cudles eran nuestros verdaderos cbjetivos? {Qué fuerzas tenfamos alli y qué se podia esperar con realismo que lograran? Después de id de testimonios (por lo menos disponemos de una cantidad yy accesible de datos gracias alos medias masives de comunicacién) dor Fulbright y otros miembros del ue bajo ningsin aspecto Escaneado con CamScanner Cos, ¥ la respuesta pragmética ofrecida por la sitaci6n inmediata era pric- ticamente todo lo que se tenfa. Hi dilema era rigurose y trégicamente real. Este dilema constituia el resultado inexorable de Is netureleza de nuestro periodo histérico de transi- in, cuando el poder impersonal ha adquisido implicaciones y significados Para quienes vivimos en este momento, esto n0s 2 desplazar ‘ro enfoque de las politicas de autoderrote hacia otras que ofrezcen al menos 46 47 a més profundo que oe planteaente el poder ia, por una parte, y los valores humanos por la es decir, la aplicaciéa de un poder cada vez lante, ¢s tan absurbo “culpar” 2 la tecnologia -y tan necio desde el punto de vista cienifico- como lo es culpar moralments a alzunos gobemantes “tmal- vvados” de otras naciones: un tipo de moralina que nos lleva a la ilusiéa, tan comin en psicoterapia, de que si tan sGlo algunos de los demas cambiasen, ‘nos evitarfamos grandes Voelvo a deci bles respuestas a ests problemas psicolig- gui brevemente que el hecho de tomar concieneia del Ss in hocer frente al problema En mi op 1 sentido de responsabilidad impregnado de imaginaci6n. Sezundo, a 7 at Escaneado con CamScanner guerra termonuclear, puede que tenga la esperanza de que con algunos misi- un hombre que amaré y se sentira feliz. Pero jlogfa como un modo lo nico que logra es sen- rga mAs ansioso, més aislado y alienado, porque progresivamente jo de su conciencia y de su propia vivencia como una persona gro de que el hombre modemo pierda Ia conciencis de s{ mismo, no esta emple. ando una hipérbole: es necesario que lo tomemos muy en serio. Porque esta érdida ya no es s6lo una posibilidad teérica inventada por los psicoanalistas © por los filsofos “existencialistas morbosos” Esta disminucién de la conciencia resu El empleo esencialmente autodestructivo de la tecnologfa consiste en utii-} zasla para Ilenar el vacfo de nuestra propia concicacia disminuida. Y, ala iaver~ sa, cl desafio esencial que enfrenta el hombre modemno es 1a posibilidad det ampliar y profundizar su propia conciencia para leuar el vacfo creado por cl fantéstico crecimiento de su poder tecnol6gico. Creo que éste, y no el resultado de una guerra determinada, es el tema del cual depende nuestra supervivencia. Existe, sin embargo, un dilema en especial que debemos mencionar y al ‘que la moderna tecnologia ba hecho més dificil Se trata del fenémeno del “fandtico de la organizacién”. En nuestro tiempo -y como resultado inevita- ble de la colectivizacién- es cada vez més el fanético de 12 organizaci6n el que triunfa. Y su caracteristica principal radica en el hecho de que sélo tiene significacin si renuncia a su significacién. Algunos de nuestros pacientes en la ciudad de Nueva York presentan una curiosa paradoja: uno logra su posi- cin en la avenida Madison’ al precio de renunciar a su originalidad. Uno se convierte en el hombre que trabaja bien en nna organizaci6a, el amonioso ¥ asumiendo la responsabilidad por este hecho, puedo usar la sabi pasado para iluminar Ia vida y el mundo que me rodea. Esta accién requiere de una conciencia de mi mismo que pueda afirmarse ¢ impone: que asu vex exige que yo crea en mi propio significado, por lo tanto, sf importa si seta o no, y actio en a confanza de que mis acciones pueden ejercer algu- na influencia. Hemos dicho que el demonio de este drama no es la tecnologia y es “hombre equipo”, el trabajador que mantiene una coloraci6a protectora para absurdo creer que si pudiésemos desembarazamos de ella escapariamos de cvitar ser singularizado y derribado. Hasta este punto se dice que uno tiene ‘nuestros dilemas humanos. En el nivel de lo evidente, la fa } significaci6n, pero es una significacién comprada precisamente al precio de junto de herramientas, y le pregunta esencial es zcon que fin renunciar 2 ella. 1 En un nivel menos manifiesto, lo cierto es qu j La pérdida de Ia vivencia del significado de uno mismo desemboca en | lipo de ansiedad que Paul TMich denomin6 la ansiedad de la falta de sen- tido, o lo que Kierkegaard califica de ansiedad como el temor de Ia nada. a Solfamos hablar de estas cosas como teorias psicolégicas, y hace una veinte- ~ na de afios, cuando estaba realizando mi entrenamiento psicoandlit exponfamos como fen6menos psicolégicos que aparecen en los “neuroti En Ja actualidad esta forma de la ansiedad es endémica en toda nuestra s como una manera de evitar enfrentarnos, con nvestra propia alienaci6n y nuestra soledad. Cuando un hombre est4 ansioso a causa de Ia te ningiin “escondite” con: respecto Otros aspectos de Ja naciente conciencia humana, nos estaremos aislando de nuestras verdaderas rafces, Aislarse de la historia es romper nuestro vinculo arterial con Ja humanidad, Una perspectiva hist6rica nos debe ayudar a ver de q fuerzas y ciertos acontecimientos cultura actitudes y las pautas de conduc les conflictos psicolégicos. Una vi ME Manera ciertas les han dado forma y modelado las | que constituyen la base de mestros actua- isin histérica puede asimismo ayudarnos : 65 ©O8O05555., Escaneado con CamScanner Sannetar el peligro permanente -un peligro que se da especialmente en las Sencias sociales -de conferir caricter de absoluto a una teorfa o un tmétode She en realidad s6lo es relativo al hecho de que vivimos en un momento dado. G21 tempo en la evoluciéa de nuestra cultura Poritimo, una perspective his, ‘rica puede ayudamos a ver tanto | de nosotros y que funciona dentro de ellas tal como lo hace dentro de les suposiciones inconscientes de nuestra cultura en su conjunto: Asf como las expeciencias genéticas del nio son “el padre del hombre”, las pautas que hin evolucionado histéricamente en nuestra cultura nos han moldeado y condicionado 2 cada uno de nosotros como miembros de la sociedad. El Paciente que concurre 2 Ia clinica o al consultorio del psicoterapeuta, trae consigo y corporiza en Ie estructura de su cardcter las pautas e influencias hist6ticas predominentes en Ia cultura. Por ejemplo, cuando un paciente ogra racionalizar sa ansiedad atribuyéndosela a tal o cual “causa” intelec. {ualmente respetzble, o cuando se niege a admitir que su ansiedad puede ori- ginarse més allé de las “rezones” l6gicas que brinda, no se est comportan- Go simplemente de acuerdo con un capricho individual. Esté actuando como un hijo bien entrenacio del pesfodo histérico modemo -un periodo que, desde Ta €poca de Descartes sal siglo x0 hasta nuestro siglo x, ha presopues- to la existencia de una dicotomfe entre la razén y la emocién. | En consecuencia, la ansiedad del individoo y su manera de enfrentarla estin codicionadas por el hecho de que él se encuentra en un punto dete minado en la evolucién de su cultura. De similar modo, las diferentes teort- as sobre la ansiedad, ya sea Ia de Spinoza en el siglo xvu, la de Kierkegaard cn el siglo xrx, o la de Freud en el siglo 2c, pueden ser comprendidas sélo cuando se tiene en cuenta que cada una de ellas est4 destinada a arrojar luz sobre las experiencias que creaa ansiedad entre Ja gente de una determinada Ctapa de la evolucién histérica de una cultura. Aunque Dilthey lo previé ya en el siglo xrx, este enfoque histérico qued6 préctic fuera de las investigaciones psicoanaliticas. Pero las exigencias de la situacién hist6rica ue atravesamnos en nuestro siglo -los dilemas que hemos expuesto- nos han forzado a advertir que nuestras investigeciones pasaban por alto un aspecto de suma importancia en el desarrollo de Ia estructura del carfcter. Ahora que se ha generalizado la importancia capital de Ja dimensién cultural de los problemas psicol6gicos, bien y Ja proxima area que ocupe Ii comprender los problemas 6 eee ee nas paginas a las contribuciones de los filsofos a Ja ‘ya que fu i i lar de los aspectos econémi co. ¥, iste una rel concepciones formuladas por los méximos exponentes intelectuales de un siglo se transforman en Ja moneda corriente, bajo la forma de supuestos inconscientes, de una gran cantidad de gente en los siglos posteriores. ENA EDAD MEDIA el perfodo que dio origen @ nuestra edad modema, la sociedad era colectvista en un sentido normal. Cada lismo, y todas las emociones se canalizaban mediante ceremonias religiosas Yy comunitarias. Los valores aceptados de Ia vida erancelaros, como lo era también e1 modo de alcanzarlos. Todas las emociones exigian un sistema Después, durante el Renacimiento y la Reforma, se produjo un cambio radical con el advenimiento de una fe nueva y entusiasta en el poder del indi- Escaneado con CamScanner ‘La comprensién y el control de Ia ces en la preocupacién dominante y empresa se vio facilitada en gran parte por la di po, con su corolario de que era factible entend: fisica por medio de la leyes de Ia matemitica y Ia mecéinica, ‘A fines del Renacimiento, o sea durante el siglo xvi, muchos autores -que desafortunadamente rara vez son objeto de estudio en relaci6a con Jos vances psicolégicos recientes- presentaron ideas germinales para el perfo~ 1 do modemo. Uno de ellos fue Giordano Bruno (quien posteriormente seria j quemado en la boguere por Ia Inquisici6n) cuya idea de la Creacién como los concéntricos con el yo en el centro sirvié de orientaci6n filoséfica wal para el modemismo. Otro fue Jakob Boehme, un mistico alemén precursor del pensamiento protestante, que escribié con una percepcién sor- prendente sobre la relacién entre la ansiedad y el esfuerzo creativo del indi- ! viduo. El tercero fue Paracelso, un médico det Renacimiento que hizo hin- capié en Ja influencia de la voluntad y decisién del paciente para el logro de la salud. Segin Tilich es a partir de Paracels6 que los médicos adoptan en a cultura modems el rol que habia correspondido 2 los sacerdotes durante el medioevo. EL principio intelectual orientador de esta revolucién cultural que, ini- ciada en el Renzcimiento, dio como resultado el derrocamiento del feuda- ismo y el absoluismo y Condajo finalmente a la supremacfa de Ja burgue- fue la creencia en les capacidades racionales del individuo. Es lo que ‘denomina confianz2 en la “razén autGnoma” y Cassirer “razén mate- expo y a la naturaleza fa que se concebia a las mateméticas como el in pal de la raz6n. En contraste con el colectivismo medieval, y xvm se hizo hincepié en que cada hombre era un individh podfa alcanzar Ia eutonomfa en su vida intelectual, econémica, religiosa y emocional. En el siglo xv, después del Renacimiento, este nuevo acento en }én filosofica a través de Descartes, 2 inclay6 también a Locke, Galileo y Newton, produjo les ideas que iben a dominar 1a mayor parte del perfodo moderno hasta nuestra époc2. El “padre de Ia filosofia moderna” interesante por haber hecho de le psicolgica del yo en su famoso pri leyenda, Descartes, una mafiana, se in determinado a elaborar un concepto bésico para ‘he con el principio antes citado, Esta leyenda ye Ul 1 aislamiento individual que fue siempre un aspecto del racio iors tat aatainon etna ‘into constituye Ia base ‘copcin actual de que el yo toma concit ‘social, 0 sea, el nifio descubre que es un yO iencia de su identidad en un contexto ‘cuando se ve a sf mismo en rela- tin con las demés personas de su familia y diferenciado deellas. Descartes trazé una clara distinci6n entre Ja mente y los proceso del pensamiento, por una parte, y el cuerpo por Ie otra. El peasamiento tiene Jatencién, como € lo expres6, y el cuerpo y la naturaleza poseen extentidn. Esta dicotomfa nos importuné en los tltimos siglos y Ueg6 @ ser un } esencial en el problema de Ja ansiedad. En su époce, sin embargo, Ia gbnse~ ‘cuencia principal de la dicotomfa cartesiana foe su corolario de que el cuer~ ‘po, al igual que toda la naturaleza fisica, era susceptible de ser comprendido Y controlado mediante la Ieyes de la mecénica y la matemética. Esto prepa- 16 el terreno para la creciente preocupacién de los tiempos modernos por los fenémenos susceptibles de tratamiento matemético o mecénico, y para Ja supresidn cada vez mayor de Ie experiencia no mecénica, denominada “racio- nel”, Esta supresién de todo lo que no era mecénico ibe de acuerdo, como ‘causa y como efecto, con las necesidades del nuevo industrialismo surgido después del Renacimiento, Porque lo que se podia calcular y medir tenia uti- lidad préctica en el mundo industrial cotidiano, en tanto que lo itracional no. ‘Ahora bien, la confianza en que el cuespo y Je naturaleza fisica podien ser controlados mediante la matemética ejerci6 en realidad un efecto disipa~ dor de la ansiedad de vasto alcance. Brindé la esperanza de poder superar Jas amenazas reales de la naturaleza, y prometié también una gran expansi6n ee las capacidades del hombre para hacer freate a sus necesidades materia~ tes. Estas dos promesas iban a ser plenamente justificadas luego por el gran progreso de las ciencias fisicas y la industrializaciéa. Ademés, se abri6 una miedos irracionales, para disipar la mul- 3s cartesianos, por medio de su suposicién de que bre el cuerpo, fueron capaces de “desencantar al ymo ejemplo el hecho de que 1a persecucién a la todo el Renacimiento hasta comienzos del nes cartesianas. XV: procuraba hacer que les iante la razén matemdtica. Nos ica contig : fas sagaces intuiciones psicol6gicas de Spinoza, aun- Escaneado con CamScanner que podemos observar que anticips berarmos del miedo y de superar al destino en la medi- da de lo posible, pars Snalmente dirigir nuestras acciones mediante el con- sejo cierto de Ia razéa".* Las indicaciones de Spinoza respecto de Ja mane- rade superar el miedo son coberentes con el acento que se ponia en su época sobre el racionalismo en general: las emociones no se reprimen sino que se las bace aceptables para ls rexéa. Es verdad, sostenia, que tna emocién s6lq igual modo, a fin © sea, debebenos enumerar ¢ imaginar los peli y establecer la mejor manera de evitarlos y ven- =jo cierto de la razén. Resulta evi Gente que si uno creyese, como podifa creerlo Spinoza en su siglo, que es posible lograr tal certeza int gica. Una fe de este tipo podria quible para los civdedenos de 1 “Tete nthe Coreion ef te Une Sie a's Eiies, Everyman edition, Fi Nt of Eee do 131 ‘TReSeagin ofthe Emotions” idem ple 5. * Power of the Intell, idem pg 708 0 in cultural de su siglo era radicalmente dife- y profunda de su pensamiento Jo preservé de las contemporéneo. Pero Spinoza habla de miedo yued en el umbral del problema. En glgu- jedad, como cuando yuxtapone la za y el miedo, pero nunca cruza ese umbral. Al pazeces fue capaz defhacer del miedo, y por Io tanto el problem capi- cia en sa pensamiento. Deducimbs que, tural en la que vivié Spinoza, su confianza en fa razén le sirvié satisfactoriamente, t Pascal. Aunque igual6 a las principales figuras intelectuales de su época en lo que se refiere al genio cientifico y matemético, Pascal fue excepcional en el hecho de no compartir la confianza prevaleciente ex la rez6n individuel y de experimentar de manera directa el problema de la ansisdad. No crefa que Ja naturaleza humana, con toda su variedad y contradicci6n, podiera ser abarcada por la rez6n matemétice, ni que Ie certidumbre racional resoltara posible en el campo de las emociones humanas como lo es en el campo de Ja geometrfa y la fisica. Puso en tela de juicio 12 confianza imperante en la raz6a porque ésta no tomabe en debida cuenta el poder de las emociones. Su clésica frase: “El coraz6n tieae razones que Ia razén no conoce”, plantea de ‘manera admirable el problema que abordarfan Freud y los psicoanalistas dos siglos después. Pascal sentfa un enorme respeto por la razén, y de hecho erefa que era el fundamento de la moral, pero sefialabs que la razén en el individuo resulta en la préctica flexible 2 cada uno de les sentidos. ¥ la raz6n con gran frecuencia es empleads en racionalizaciones motivadas en la shoe pi osc omg | del hombre. Por tal razén sus pala- rente modemas y hablan de wna mane- * Rascals Thoughts, version al inglés de Craig, Caner, Nueva York, 1825, pig. 110, Escaneado con CamScanner esta confianza ~ hecho, que no habia absorbido realmente la confianaa del Renacimiento en el individuo- fuese también el inico que no pudo evitar ‘A pesar de la refutacién de Pascal, la confianza tering por imponerse y sirvié como concepto unificador y dominante durante los siglos xv y xvi. El problema que se nos plantea ahora en nes téricaes: {De qué manera pudieron mnsadores Supe- icolbgi en la naturale- iedac az6n individual cubre su identidad personal en el hecho de que él, como un rrado en su estufa, es capaz de pensar, ge6mo va aestablécer la conexién con ‘su comunidad? ,Cémo puede escapar de los sentimientos profundos de ais- lamiento y Ia consiguiente ansiedad? Si para Leibniz su eoncepto basico, la das, ;c6mo puede él y sensacién de separaciGn indivi incomunicaci6n estaban exteadidos en Renacimiento. Este problema del nidad psicolégica y dispersar Ia amenaza continua de la ansiedad, Este problema recibié una clara respuesta en el pensamiento del siglo ‘xvu mediante la Creencia en le armonta preestablecida. Segin su formula~ ci6n econémica, si cada hombre perseguia sus propios motivos econémicos individuales, Iuchaba competitivamente en su propio provecho, su lucha redundarfa al mismo tiempo en be famoso concepto econémico del laisse crefa que Ja biisqueda libre de Ia razén individual co automitica a la armonfa entre semejantes y, por consiguient, dad. En el nivel filoséfico, Leibniz lo expres de la manera més clara mediante su enunciado de que cada ménada guardaba una arm sta- blecida con las demas ménadas y con Ie realidad universal. Por jos. Se produjo un progreso sorpren en la propagacién del conocimiento y en la a W@®OOT individuales, atendiendo a esta fe en Ja correspondientes. tal vivieron y ensefiaron Spinoza, ‘anza en la raz6n individual les brin- ‘una época -casi comparable con fa cultura avanz6 hacia la unidad Ia base de los razdn ‘Ly a sus corolar ‘Dado el medio cultural en el cu: Leibniz.y los demés, parece que su confi tado satisfactorio. Pues esa fue antigua Grecia- en la que I tanto, los ciudadanos encontraron en su ‘én y en Ja educacién, ms apoyo psicol6- sociedad, y sobre todo en gico. ‘Pero vA A mEDIADOS ¥ fines del siglo xox. Comenz6 a hacerse sentir una cada vez.usayor, la que se hizo evidente y mucho més extensa en desunisn El siglo xx Esta desuni6n iba de Ja mano con el gran progreso alcanzado en aturale- la aplicacién de la ra26n matemitica y de las leyes mecénicas a | scendente avance de las ciencias fisicas, con su promgss de ‘Naturaleza en la servidora del hombre, junto con el enorme progreso del industralismo y su promesa de satisfacer las necesidades fisi~. Eas humanas, oforgan amplio apoyo a la gran confianza depositada en la empresa de comprender y controlar a la Naturaleza por medio de las leyes ‘meednicas. Hacia el siglo xix Ja primitiva confianza en una raz6n individual relacionada con todos los aspectos de la vida se habia transformado en un énfasis sobre las técnicas y la aplicaciGn de la raz6n de manera cada vez més exclusiva a los problemas técnicos. En consecuencia, durante el siglo xx la fe en Ia raz6n aut6noma, y la consecuente confianza en la armonfa automética, comenzé a resquebrajarse. Los pensadores proféticos de este siglo -Kierkegaard, Nietzsche y Mi ejemplo- advirtieron que esto ocurria y deseribieron las fisuras en la cultura contempordnea que posteriormente generarfan una extendida ansiedad. ‘Marx sefial6 que si bien Ta lucha econémica individual habfa acrecentado la ‘prosperidad social durante las etapas de expansi6n del industrialismo, servia hora al propésito cont apa del capitalismo monopélico, y en realidad su resultado era la alienacién y la deshumanizacién del hombre. Nietzsche alert6 sobre la posibilidad de que Ia ciencia se convirtiera en una “industria” pues temfa sus consecuencia nihilistas. Este siglo xIx fue carac- terizado por Cassirer como Ia era de Ins “ciencias autGnomas”, Faltaba un principio nnificador. “Cada uno de los pensadores nos ofrece su propio cua- {co de la naturaleza hunoana", coments Cassirer al hablar sobre este siglo, y fo que cada cuadro se basa en prucbas empirieas, cada “teorfa se con- Vierte en tn lecho de Procusto, en el cual los hechos emp{ticos son estirados > Yann descrito esto con cist detale en mi obra The Meaning of Ansty (1950) Escaneado con CamScanner para que se ajusten a una pauta preconcebida”. * Cassirer pensaba que este ‘antagonismo de ideas constitufa una seria amenaza para todo el conjunto de smmestra vida cultural y éti ‘La desunién cada vez mayor y la divisién de la cultura en comparti- mientos que caracterizan al siglo x1x se advierten claramente en el aspecto psicol6gico. Radica en la tendencia a considerar al hombre como, un con- Junto de diversas “facultades": raz6n, emoci6n, poder de voluntad. Se supo- ‘nia que nuestro hombre decimonsnico, como un industrial o un comercian- te préspero, tomabe decisiones usando la razén préctica y luego las ponia en vigor mediante su poderosa fuerza de voluntad. Asf podemos ver a este ciu- éadano del siglo x0x tratando de resolver sus problemas psicoldgicos per- sonales mediante los mismos métodos que habian resultado tan eficaces para dominar la naturaleza fisica y que habian tenido tanto éxito en el ‘mundo industrial. La dicotomafa de espirita y cuerpo tipica del siglo xvm asu- ‘ia ahora la forma de una separacién radical entre la raz6n y Ia em mientras se entronizabe al esfuerzo voluntarista (Ia voluntad) como de decisi6n, por lo general con el resultado de tna negacién de las emocio- nes, Esta creencia del siglo xvu en el control racional de las emociones se ‘coavirti6 eatonces en el hébito de reprimirlas, Esta desunién culmral y psicoldgica iba a producir desunién y trauma internos, con la ensiedad consiguiente, en una enorme cantidad de personas durante el siglo 2%. Asimismo, planted de manera especifica los dos aspec- tos del problema de la ansiedad para Kierkegaard y Freud: ;Cémo se puede superar la dicotomia entre la razéin y Ia emoci6n y de qué manera el indimia entre la razén y la emocén y de que qué manera el individuo aislado puede evar a cabo Ia comunidad con su prOjimo? Es s6lo contra el telén de fondo de la divisi6n en compartimientos que: Ja personalidad durante el siglo xax que se puede legar a comprender los escubrimientos de Freud en relaci6n con el inconsciente y sus técnicas des- tinadas a ayudar al individuo 2 lograr una nueva unidad. De ‘contra este marco histérico, podemos entender las severas crt contra la psicologfa y la medicina académicas de su €poca: amb: has que se preocupaban por los elementos de la conducta que se J, tabulaban y median de acuerdo con los métodos tradicionales del 5 Cae An Ey on Man Ye vet Pres, He ee, * Tbidem, pg. 22. : men eaiaiianre pdcarmslnenasce, asain nalismo matematico, Estas criticas acerbas no eran meramente Ia expresién de los prejuicios 0 el mal genio de Freud, sino que representaban un auténti- co problema: el de Ia urgente necesidad de superar la dicotomfa entre razén y emocién. t6ricas, pasaremos ahora a ese asombroso genio de media- pasado que fue Séren Kierkegaard. Kierkegaard ha sido reco- nocido en los Estados Unidos s6lo en las Gltimas décadas, mientras que en Europa se lo considera desde hace més de medio siglo como uno de los. Brandes psicélogos de todos los tiempos. ‘Su pequefia obra El concepto de la ansiedad fue publicada por primera ‘vez en 1844. " Nos basta compararlo con Spinoza para apreciar la diferéh- cia de clima cultural entre el siglo xvm y el x0. ‘Tanto el pensamiento de Spinoza como el de Kierkegard post/an-bases éticas y eligiosas profundas, y los dos estaban notablemente dotados de per- ‘geométricas al abordar el tema del miedo, Kierkegaard escribié en Ja suya: | rrinea no negaré seguramente que Io que kay en ella de incongruente y ta, en tanto que Ia certeza disminuye constantemente”. " La certeza era, en * ‘con considerable éxito, la certidumbre racional bajo la forma de las pruebas “en Ia misma medida en que crece Ia excelencia de la prueba, parece dit auir la certidumbre”. El que “habia observado que la generacién contemp raz6n de su ansiedad e inquietnd es esto: que en una direccién la verdad aumenta en extensién, en masa y también parcialmente en claridad abstrac- su opiniGn, una cualidad de la integridad que slo podia aleanzar el indivi- : rel individuo en sw conjunto- so experimentatla como wn ser que si hort Life of Kerkegoad, Pi Concept of Dread pg [feo Bertegaard, Princeton, 1944, pg. 116. Escaneado con CamScanner piensa, Por lo tanto, de una manera incluso Feuerbach y Marx en el jiedad, Kierkegaard siempre una ansiedad potencial. La ansiedad, como lo expres6 de manera rig, “el vig de Ia ena Debemos hacer hincapié en el / jerkegaard consideraba a esta ansiedad como “normal” y no "Vessel desi delidlogo Porta sb ibrtad de movin el abn te, onda operta a man” el home mention ene capi I. bee algunos cfrculos describen, aunque creo ‘ollo de las funciones del yo y el super- escena. El nifio se da cuenta de que sus 2 pesar de los conflictos, la culpa, cl aislamiento y Ia ansiedad. Si uno no avanza, el resultado final es la ansiedad newrética. #* Para Kierkegaard, la ansiedad neurética es el resultado de la reduccién foe one Escaneado con CamScanner temporalmente en tanto que Ja ansiedad es un educador omnipresente que ‘uno siempre leva coasigo. Ciencias sociales y también de la religién, Ia flosofis y el arte. He sostenido que en las épocas en las que los valores de una caltara gozan de unidad y fuerza, el ciudadano cuenta con los medios para enfreatarse y competir con su ansiedad. Cuando no bay unidad en los valores, el individuo, al sentirse sin amarras, tiende a evadir y repcimir su ansiedad normal. En consecuen- cia, monta la escena para su ansiedad neurstica en cieme. Por tal razén, los valores y la ansiedad estén estrechamente interrelacionados. De este tema Pasaremos a ocuparnos ahora. SN Escaneado con CamScanner

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