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LINEAS NN? 269 SEPTIEMBRE DE 1979 Eéitada mensualmente por la Gerencia Ejecutive de Relaciones Industriales Servicios Administrativos para el personel de la (CA.La Electricidad de Caracas: CA. Luz Eléctrica de Venezuela ¥ Compatias filiadas ed CONSEJO DE REDACCION Préspero Navarto Sotillo, Jaime Alsina, ‘Antonio J. Pier y Antonio Valder FOTOGRAFO Piero Manchisi Oficina de Redaccién: Divisién de Comunicaciones, Euificio Flectricidad de Caracas, 28 piso, Av. Vollmer, San Bernardino. Telfs, 5062211 - 5062212 - 5062920 Apartado 2299, Caracas 101 - Venezvela. Gerencia Ejecutiva de Relaciones Industriales ¥ Servicios Administratives Gerente: Dr, Victor J. Alamo E. Departamento de Administracién de Personal Gerente: Dr. Oscar Béer Departamento de Servicios Generales Gerente: Ing. Milton Lope: Las colaboraciones solicitadas son inéditas. Las opiniones expresadas por Joe autores, 20 reflejan necesariamente el punto de vista de “LINEAS”. La reproduecién cae ca ‘© parcial del contenido de esta revista debe ser solicitedo por escrito a nuestra Oficina Redaccién IMPRESO EN VENEZUELA FOL GLOMOTIP-9:000 13. CONTENIDO 3 8 14 17 21 MAS DE MIL NIRIOS VACACIONISTAS HIJO! DE TRABAJADORES EN EL ARO INTERNACIONAL DEL NIRO BOLIVAR PERIODISTA Sofio Caceres PASEO A LAS PLANTAS EL ENCANTADO, LOS NARANJOS Y LIRA EN 1929-1931 Eduardo Rosswoag JIRA AL DIQUE DE PETAQUIRE If Eduardo Resswaag ARRECIFES, AYER Y HOY Rafoel A. Romero Mufoz-Tébar 26 30, 34 36 39 39 LOS ANTIGUOS VENDEDORES DE CARACAS ‘Augusto Germén Orihuela, Fotos: Helmut Neumann DE LA ACLAMACION DE 1906 A LA REACCION DE 1908, PASANDO POR LA CONJURA DE 1967 A. Bertrand P. EL HUMANISMO EN LA CONSERVACION Antonio Seijo Pérez ANTE EL DERRUMBE DEL PUENTE AVILANES NUESTRO PERSONAL DA MUESTRAS UNA VEZ MAS DE SU ESPIRITU DE SERVICIO EL LICENCIADO_ MARIO GARCIA DESIGNADC GERENTE EJECUTIVO DE FINANZAS NUESTRO EDIFICIO SEDE CUMPLE 25 ANOS NUESTRA PORTADA "La participacién de més de mil nifos en los activi, programadas, es un testimonio feheciente del esfy hhecho por la gente de nuestras Empresas para Ilevi- lante fa looble labor de orientar, estimular y divertir'u muchachos". Estas fotos, y las que gparecen ginas 3 y 7 de esta edicién, fueron ‘Manchisi EL ENCANTADO - PETAQUIRE - ARRECIFES a —— ~ Dos incansables excursionistas (Eduardo Rosswaag y Rafael A. Romero Muiioz-Tébar) relatan sus andanzas por tres sitios que son historicos para La Electricidad de Caracas: El Encantado, planta pionera de esta Compafiia, que marcé el rumbo de lo que a través de los afios serian las grandes gene- radoras representadas hoy por las unidades 7 y 8 de Tacoa, Pctaquire, obra de gran envergadura, que constituyé un desafio a Ia técnica de la época, en los grandes embalses, y Arrecifes, el lugar enton- ces apacible que vio Romero Mufioz-Tébar en 1940, asiento hoy de importantes fuentes de genera- cién de la Empresa. PASEO A LAS PLANTAS HIDROELECTRICAS “EL ENCANTADO” “LOS NARANJOS” Y “LIRA” EN LOS ANOS 1929 - 1931 isa sobre un Apolinar Purrey, encargado de on su coleccign cle cardones, (Esposa del auton. Foto In. 12a Funiculer y Plants Los Nas rani cibides muy cordialmente por el encargado de Ia planta, el recor dado amigo Apolinar Purroy. Con mucho interés nos explicaba Pu troy (el coronel como carifios mente le lamibamos), que esta planta era Ia primera ‘constraida en Venezuela, inaugurada en 1897, dotada de dos turbinas que generaban 420 kW. Estas pione tas hoy alcanzarian escasamente para alumbrar un par de los gran des avisos luminosos de lamo derma Caracas. La corriente lle gaba a la ciudad a través de una linea de 5.000 voltios que era de iransmision y distribucion al mis mo tiempo, Asi como el fundador de la planta, Don Ricardo Zuloaga, con trolaba su perfecto. mantenimien: to, tambien se esmerd en hermo- sear el ambiente, creando un ma ravilloso y extenso parque con las més diversas plantas tropicales, destacéndose: palmas, chaguars mos y helechos; senderos y sitios de estar, puentes colgantes, y jar dines de tipicas flores nacionales, muchas hoy desaparecidas, de ma nera que los innumerab tantes se sentian grata prendidos y_transporiados aun verdadero paraiso tertenal, Tam. bn lamas ‘mucho Ia atencién la colectidn de “ictus” y “orqui deas” cultivados por el amigo Pu- roy, quien nos los mostraba con corgullo y complacencia. Nos ex plicd que los cardones colesciona dos era una cosa muy dificil de lograr y mantener, cuyos injertos 0 semillas los recibia y canjeaba on otros coleccionistas del mun. do exterior. Asi Hegamos a com prender y admirar su pasatierpo pues como Ia mayorfa, éramos también de la creencia ‘que car én era cardén y hasta pavosc Llegamos hasta “la toma de agua" o sea el lamado reservoir ‘sitio de condiciones excepecional: mente buenas que ponen toda. la instalaciin desde Ia toma hasta la tuberia y edificios absclutamen te a cubierio de las crecicas” desde donde se conducia el torren te de agua, « través de una tfa bastante larga y con su corres pondiente caida de 36 m. libres pata impulsar las turbinas, y_lue #0 continaar por un canal de conereto en una extensién de va tos kilémetros con el apropiado caet & la unidad de ‘Los Naranjos”. Por certo, que relata Juan Rohl en su obra, que este canal ‘'se constrays sin tecubrimiento por falta de di 15 ~ Puente colyanta on Los Naranjos. En primer Pei stiri Tuberia Les Naranjos. A ta ech la via. del” funicul ero suficieate para adquirir el vemento gue se hubiera utlizado en este trabajo y en vez de ca plas, demasiado costosas, se ei: plearon flejes de barrl, ‘adguiti- dos a bajo precio en Caracas a chamarileros ambulantes”. an sendero angosto a lo largo del canal y en algunos pasos dificles en el que se attavesaba la roca se pasaba por precipicios, nos velamos obligados a meternos dentro del agua, previo despojo de zapatos y medias y arreman ssindonos los pantalones. Para tina présima excursién acordemos Hlevar traje de bafo, lo cual havia la tarea més Smoda, de: iéndonos simplemente llevar la cortiente, También se lege a la planta Los Naranjos por linea del ferrocarril Perare Santa Lucia, y a la altura de Los Nar joe estaba instalado también un montacarga (enbina cerrada s, precursor del tcl co en el pais), con el cual se ba. jaba 0s 15.0 20 minutos a vidamente se pasa: ba por un puente colgante fran. gqueando el Guaire para llegar al hermoso parque donde estaba ins talada la planta, Eramos recibidos por el encargado, el amigo Arias, y su familia, y por la maestra de In escuela, con muchas ctriiiosas iioner. Después éramos invi tados a conocer In tuberia que venia de lo alto, tuberla que se vela desde todo ‘sitio y bajaba a Jo largo de la montafa en una gran extensién (aproximadamente unos 2 kilémetros) que condu Ia planta, Tuberia Plants Los tare-Sta, Luck, 16 el torrente de agua con una caida libre de 180 metios, y darle movi- miento a las turbinas. Para con ducir 1s energia a Caracas, hubo de ser construida una linea de 25.000 voltios. Una vez alimentada esta uni dad, el agua continuabe bajando tunos cuantes kilémetros_y llega ba a la planta “Lira”, poniendo en movimiento las turbines ins taladas all. Para conocer las larguisimas 1 berfas, subimos por medio de un funicuir con cremallera, utilizado para transporte de materiales en la construceién y que luego quedé para el servicio de inspeccién de Ta misma, Este transporte, en donde cabfan unas 7 bastante apretadas, por cierto, nos permitiS admirar de cerca esta gran obra, dejéndonos muy im- presionados de todo lo que es ca ta sobre al valle que se nnvestros pies con el cauce del rfo Guaire y In tuberia que se exten dia bajando hasta terminar alld muy lejos en el edificio de la plan: ta, que por Ia distancia. se vein muy pequefo. A muchos les pare ié este funicular Ia mayor atrac cin de la planta, por su caracte rfetica utilidad durante Ia coloca cidn de la tuberia y finalmente lo sensscional y emocionante para mos el privile aquellos que & gio de ser tr Han pasado 50 afios y sin em. bargo mirando estas fotos, se re vive todo un roméntico pasado DIQUE PETAQUIRE Eduardo Rosswaag Otra de las oportunidades brin- dadas por La Electricidad de C racas, era ser invitado por su grupo de ingenietes, topdgrafos ¥ también excursionistas » para conocer las obras que la com- de la cosia de Mamo en ‘el toral hasta el embalse y dique de Petaquire. Entre ex grupo ‘uerdo entre otras personas s Navarro (Redondito), Carlos Rios y los encargados de’ plantas Arturo Lebrin y los y Felipe Rodrig ablo Pa en agh a de construccién y ma de las plantas y dique quire —sobre todo— te- jpromiso de Hevar men: sualmente desde la Oficina de € raaas, y en un par de talegos, gin la usanza de aquella €poca, alarios de obreros y acompafiamiento que si mul mis tuvo tropiezos en. su largo recorrida; al contratio, era resp y bi i os los poblador Las plantas e do por el curso del rio Mamo, es taba Ja planta MAMO a una alti- tud de 284 mecros, con 4 Turbo: argado Artu iriguez So- Luego, siempre ascendiendo una altitud de 850 metros, se en contraba la planta CAOMA, cu- yas aguas las recibian por una tu beri D0 metros de longitud de la represa El Molino a 1.050 m de aliiud y ésta a Ta vez de la a de Petaquire, De manera $ aguas del embalse de 1996-Plania Caoma, quire eran aprovechadas por. to- das las plantas desde Caoma has. Marspa Sein mis impresiones de aque- log afios 30, extracto a continua. cidn los tiguientes pértafos: La represa Fl Molino forma un gran lago muy sugestivo con sus ér boles, de los cuales los més altos todavia se _destacan coma. torres tuna rica vegetacién ya ‘nuestro paso admirsbamas los he: lechos de gran tama, palmeras, mrt de diressal (cess 9 ists cece ieee ane ee geruden mocha sombet yap abla temperancea Tena sr de 260m, desma de tlie por nea ue Saearara la ma Large” 0 sen la fla de la. monte Becopes Hl Moling hacia SE; Carayuce al NE y cl mat bi ciara ole Lees eee tenet muy prfve de aguas el cable y dase de beeare S. fuieade ol comioo de era « lo Faquierda, se lega a “Corral ages de atest el Camino Real que viene de Corayaca. Aqui hay una pulperia (1.440 m), luego otra, “La Pea” (1.560 m). Después de refrescar hos tomamos un desecho que nos Hleva al ‘‘Aserraciero” (1.480 m.) posesién boscosa, y “El Arbolito” donde se fabricaban, tablo- nies utilizados para los eanales, du: rante ln consteuceién del dique (1919-1929), Este es un sitio que domina a una profundidad de 140 metros toda la hoya del rfo Pe se y dique emejante obra de ingenierfa quedamos estéticos, parecié donos imposible que fue fa hecho por el hombre lo que extibamos viendo, También re presentaban Ios aguas del embal se un bellisime paisaje semejante los que vemos en postales a color de los lagos de Suiza, con aguae azuladas por el reflejo del anil del. cielo rodeadas. de una montafias verdes. Pui mos devuelos « la realidad por oterones fuertes de la Ilu via que se aproximaba, lo que motivé que baj amos cortiendo al ‘‘campamento”, casita solitaria pero con todas sus comodidades constuide para foe ingenires dy cin de los vistantee "elctieoe” recihiéndonos el encargido Jul Capote, persons muy amable y competerte, quien inmediatamen. te se brindé pat obra después de ensefiarnos Is aher descansado 18 de Ia larga caminata, Entre otras especialidades de construccisn, se fine!” con. o1. “chi do para desviar las aguas del rio Petaquire durante la construceiéa del dique. Muy im. presionante este ténel. Tiene un argo de 400 metros apreximada. mente; 2 metros de ancho y 2,5 metros de alto. Al principio sur. gieron_muchas filtsaciones que periddicamente se tapaban con ce mento, Se baja a este por la Ils mada “‘chimenes”, ua taladro ver tical de 45m, 4 trechos alumbra muchos afos, en “‘carato”, se echaba en el sitio donde se construiria el dique. “E! mayor mérito gue fe correspond a Don Ricardo Zuloaga por la consiruccién del Dique de Peta- quite, consiste en haber empren- dido ‘sta obra indi, sn tee tun precedente 0 ejemplo en qué apoyarse, teniendo que ejecutar Jos trabajos en una zona situada a muchos kilémetros de distancia de cualquier via de comunica y luchendo con Ia escasez de di- nero y- la falta de experiencia. Sélo lo ayudé en su empefio la voluntad inflexible de levarlo a buen tétmino, salvando les miles de obsifealos de todo género que se presentaban a diario y que él solucionaba muchas veces con 6 dees perentorias que sostenian la fey la moral de sus subalternos”. teresante indicar algunas vias pa ta llegar al Dique de Petaquire entractadas del diario de aquellas excursiones de los anos 30, a través de haciendas de café y siem- bias de frutos menores y de sitios rominticos como el valle del Ma- carao, de las cuales 1 mayoria. no existen, devoradas por las moder- has construcciones, eaminos veci- rales y carreteras Saliamos desde Caracas en ca- rritos por puesto hasta Ia Planta Mamo. Seguidamente a pie, car- gando dentro de los morrales t0- do lo necesario para dos o tres dias hacia Carayaca, pasando. por sitios interesantes como el llama- do "Los Chaguarames”, un con- junto de 30 de estas’ palmeras eunidas en un solo sitio en me- dio de la comiin vegetaci6n, a una alura de 560 m. Luego venfa 1a Pica del Doctor”, pica privile- giada para Don Ricardo Zuloaga y demas encargados y personal de Ja Compania, por acortar conside- rablemente el camino hasta Ca- rayaca, ‘Aqui en Carayaca Hegamos por gentil invitacién a la casa-campa- ‘mento de Ia Compafiia par pasar In noche, siendo recibidos por la encargada Dolores Benitez. junto con su hija Margarita, quienes nos atendieron extremadamente bien: ducha con agua caliente, ex- celente comida y dormitorio’ con tres camas, las cuales _tuvimos {que compartir, como otras veces, en situaciones similares: para unos camas sin colhones, para otros colchones sin cama 'y para Jos nds resignados ai camas ni col chones. Al dia siguiente cnr bamos hacia la Planta ge. Gaoma, 19 20 signiendo luego Ja via de “Sab neta de Matias”, cuya posesi6 con pulperia yr casa. pertenece a Don Nicolis Cruzco, italiano atento y- simpético residenciado aqui hace muchos afios, dedicén dose a toda clase de negocios, es pecialmente café y frutos._meno- tes. Altura de este lugar: 1.220 m. Después de aprovisionarnos con cambutes, gofios y refrescos, se guimos subiendo, contemplando de paso la cosia que se distingue ligeramente bordeada de un tibe te blanquecino; viéndose clara- mente “Cabo Blanco”, La subida se va haciendo penosa y_ vemos paso a paso tomando nuestro des canso. La vegetacién es muy pecu Tiar en. estas alturas:_helechos, moras (jalapatrés), arestin, te. Li neblina empieza “a extender su cortina de ceniza, haciéndose tan densi que casi no se distingue a 20 metres, sin embargo, todos vamos contentos. El paisaje se presenta cada_vez més interesen te; la perspectiva es de una belle za sin igual, los cerros simulan a Jo lejos enormes mapa-mundis con sus atabestos de caminos, Le gamos a La Granja, altura 1.430 m. Poco después ‘pasimos “por “Corralito” y, a la vuelta de un recodo' del camino, una sola. ex climacién: jabi esta Petacdire! Desde “El Aserradero” pudimos aadmirar en toda su belleza ravillosa obra de ingenieria, Eran las 9.20 de la tarde. Bajamos al campamento donde fuimos reci bidos espléndidamente por su en- cargado Julidn Capote Otra via que recuerdo, y 4 haciamos a pie a veces aprovechando la fresea temperatu: ra y la Tuz de la Luna), cera por el pueblo y valle de Macario, cuyo io habia que atrav Regién de espléndi y lena de sembradios 23 veces. venetaciéa de frotos menotes, con las viviendas de los labriegos y sus pulperia s. De M: carao se llegaba a “Dos Caminos”, nombrado asf porque de aqui par: tia una via para la Colonia Tovar y le otra para Petaquire. Después se encontriba “El Guamo”, con su bodega tipica y la “ea merto”, le seguia “Llano donde ‘se obtenian are asa de Ma o de Cura” Pus, Pape Ton y el dlasico “guayoyo”. Ob- servamos las chimencas de un vie- jo y olvidado, trapiche que .nos recordaba algtin castillo medie- val; més adelante la subida- de “Juncia” por donde Iegamios a la fila desde la cual se observan las luces de Petaquire luego. ya corriendo y I Bajamos legamos a eso de las 9 de la noche al cam- pameato, donde fuimos recibidos con mucho carifio y atencién por Julign Capote. Altura El regreso se hizo por del cam- yento: 1.280 m, Temperatura n la noche y 20%C al dia la via de Carayaca ala Planta Mamo, de donde se pidié un carro que’ nos llevé a Caracas, después de haber recorrido primero todo el dique y_embalse, admirando mis esta genial obra Digue y emba La diltima una vez que es el se de Petaquire. ez que represamos de Petaquire por el valle de Ma- carao, nos encontramos las viviendas y siembras estaban abandonadas y en parte y al llegar ala toma di carao cerca de la pobl destrufdas lel rio Ma lacion del mismo nombre, encontramos una cerca con aviso oficial “ ‘prohibido el paso”, Nos topamos con. un uardi a la Jef ara Civil de Quien nos arrest6 y llevé Macarao, Después de media hora de recon: venciones y explicaciones nos per- mitieron contin pues nos enteramos cu sicién se debid a que ta acueducto de Macarao, el celo en su cuido. Hoy, con el moderni Ia dispo- aguas de regién son las que surten el por ello regidn ha sido tragada por las ut anizaciones Caricua toyR San Pabli- > BRRECIFES AYER Y HOY Texto y fotos: Rafael A. Romero Muitox-Tébar En 1940 Arrecifes era una bella y solitaria tancheria de pescado Tes, a orillas de una pequena en- senada de intenso azul, protegida pot arrecifes de negris rocas que se coronaban de espuma, al ser envueltas por las olas, Tres eran Tas rutas que conducian a sus pla. yas: La primera, pariia del pueblo de Carayaca y'pasaba por ‘Varma Tarma Abajo, con su simpitica Iglesia colonial, y_ seguia por el antiguo camino’ a Chichiriviche y Puerto Carayaca, hasta el Alto de Nuzareno, desde donde se dirigia al NE, lomas abajo, hasta el mar, pasando por la playa de Manzani Ho (hoy Tarma_ Yachting Club) del Sapo, Juan Tambor, Puerto La Salina, Picure y Bo: Este camino, aunque montafo- so y fresco al comienzo, atravesa- ba zonas dridas, de vegetacién xe- rolitica, de cujfes y eardones. que acompafaban al caminante hasta Ia plava. Aqui la marcha se hacfa muy penosa al tener que avanzar por las arenas a orillas del mar, agi ea ello lo caluroso de Ja zona por el fuerte sol, En el re: corrido se empleaban entre 5 y 6 hors desde Carayaca hasta Arrecifes, Eee uae dae Punta de Mamo; se cruzaba a pie deando la playa hasta més allé de ratas, que comunicaba esta playa con ef playa Este de Arrecifes. El ae ee jamar, pues con la pleamar se Ile- naba la mitad de la gruta y las interior con artolladora fuerza; > recuerdo que una ver nos descuk damos con Ia hora, y hubimos de tuepar por los iridos riscos para salvar la distancia entre las dos playas. Era un paseo fresco y die vertido pues. normalmente se ha- cia en traje de bafio. También era la ruta més popular, emplesndose en's record unas tres horas La tercera ruta va descrita a continuacién y fue la escogiéa por ‘nuestro grupo para visitar por pri- mera ver el lugar. Una caracters tica de las tres rutas era el bello © impresionante paisaje “marino que oftecia el mar de intenso azul, en contraste con los cardonales Ia tierra, de variados colores de Jos cerros, que morfan en sus pla yas: Excursion a Arreces- Punta Picare daramte los dias 2 y 3 de marzo de 1940 con la participa én de los siguientes socios del €. E, Caracas: Erasmo y Jacobo Arias, Raul Coste, Henry Chitty YV,, Rafael Angel Moncada, Miguel AY Marciales, Lis Perazs, Pedro Ezequiel ‘Tinoco y el que esto es cribe En busca de nuevos sitios de excursién, programamos una jira ‘estos lugares, poco conocidos en aquella époce, pero que con el correr de los afos serfa centro de tencién de la ciudad capital y de toda Venezuela, motivado al. = Rea ganssco compl gerade | ite ore Punta Arrecies en 1840 desde crza_cléettica que construyS cn el lugar Ia C.A. La Electrcidad te Caracas La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo y como cor secuencia el transporte se hacia dificultoso, debido a Ia carestia imperante ‘en todos los. érdenes; pero gracias a que Marciales dis ponia de una vieja camioneta pe- nel fue como pudimos realizar la planeada excursién, Nuestras vitvallas inelufan, en- tre otras cosas, un “ifn” de cer vest con sus respectivas panelae de hielo, pues como fhamos para tierra caliente donde el agua pots He escascabs, pensamos que la cervera era buena para mitigar Ia sed Una vez aperados, nos reunimds de Escalinatas a Punceres. para abordar Ia camioneta de Marcia les, y por tratarse de una panel, hubimos de sortear entre todos, tos dos pusios de adelante, puss ls ce, vila en “scar cue en Ata del au ats oe edn eae: eb dr ie ene Ars, Ma Vista sobre Ia playa de Picure ‘ato. el Fraile 2 vista panordimica, debian hac malabarismos para sostener el si fen de cervem, el hielo demas equipes. ; Finalmente partimos a las. dos de la tarde en medio del. més grande optimismo, tomando la ca retera “Vieja” que a la sazén cera de tierra, pero macho mis pr. norimica que la “Nueva”. Por sur puesto, ain no se habia construido Ta actual autopista. ‘Todo iba a pedir de boca hasta el Alto del Pauif, donde desrués del obligado “alto” para. estirar las piernas, contemplar el paise je de la Quebrada de Tacagua Gerro Negio (muy abajo a nucs tos pies) y otear horizontes, su cedi6 algo increfble: al, arrancar de nuevo la camioneta, Ia baterfa ‘cayé al suelo volviéndose afiicos, por lo que tuvimes que poncmos todos a empujar el vehiculo hasta ogtar la bajada hacia Guarace rambo, y asi, de empujén en em pujén logramos Hegar hasta “Pe- dro Garcia”, lugar de converger: cia de as éarreteras “Nueva” y “Vieja”. Frente a este conocido Paradero, situado a 560 mits. so bre el nivel del mar, existia o existe un_monumenio de un av tomévil siniestrado sobre un_pe- destal de piedra, en cuya base un letrero aconsejaba"DESPACIO SE VA LEJOS". Como para darnos énimo, ya que en Pedro Garcia no conseguimos bateria Después de un breve descanso y tras. tomamos varios, vasos de guarapo de pifia, nos dispusimes a continuar viaje empujando Ia cx mioneta hasta ganar Ia bajada de Curucuti, por la carretera “Vieja” Eran las tres de la tarde y cl sol nos castigaba inclemente. Antes de llegar a Curicutt hicimos alto cn Ia Quebrada del Caujaro para frescarnos y para seguir empu jando y empujando... finalmen te legamos a Pariaia a las cinco de la tarde, y enJa Bomba de Ge solina compramos la bateria que tanta falea nos hacia, Sin pérdida de ticmpo y solucionado el pro blema cnergético, continuamos per tera a Catia La Mar-Mamo Carayaca. En esa época todos les caminos eran de tierra, por lo que dcjibamos una gran polvareda a tro paso, sin embargo la 20 na era despoblada y la contami: nacin desconocida. Dejamos atris La Zorra, y en tio Mamo detuvimos brevernen- te el vehiculo para que se refres- espuma alrededor ° 2 caran los cauchos, (esta era una medida recomendada por los fa- bricantes para mayor durabilidad de los neumiticos). Continuamos ascendiendo hacia Carayaca, via Las Tunitas, y en una vuelta del camino estaciona- 1s la camioneta en la boca de la pica que conducia a Punta Arre~ cites Cargedos con nuestra impedi menta caminamos cerro abajo. El Sifdny el hielo lo transportamos on una parihuela, improvisida con dos estacas, y de tumbo en tum- ho, fuimes ganando distancia; va proximos ala playa nos cautivé {a vista de las olas formando co- Hates de espuma alrededor de los cifes yas, pOCo a poco, atti amos al rancho de Candelario, quien sin conocernos nos esponténea hospitalidad. ‘Acampamos ea un caney conti yuo, 9 Ya instalados, disfrutamos del ‘bello atardecer gue con roji: zos arreboles se prolongs hasta ya entrada la noche. Después de ce nar, pasamos una agradable vela- i idrededor de una hoguera en compatifa de Candelario y varios pescadores. Ya pars acostarnos en uestras hamacas, Candelario y su grupo se hicieron a la mar en busca de pescado. Esa noche dor- mimos arrullades por las clas y teniendo por techo Ia estrellada baveda celeste. Dia 3 de marzo: Al claear el dia nos levantamos y luego de darnos tun chapuzén en el mar nos dese yunamos frugalmente. Jacobo, Henry y yo resolvimos hacer una excursién hasta los rompientes de Punta Picure, mientras los de- mas compafieros se quedaban me- rodeando el lugar. Partimos a Iss 7,30 y media hora después, past bamos por Boca del Fraile”, mo- Hleza, de forma parecida a una gigantesca pies de ajedrez, que Aebido a la accién erosionadora del aire y el agua, habfa quedado cparida de tierra firme por un corredor de fina atena de tres de las olas. F 3 Pasado el Pein, legamos a los cocales y plays ‘de Picure continuando una media hora més ali, atribamos a. Jos rompientes Ye Punta Picure, donde yovam lel espectéculo de las olas, en continua sucesién, estallando en Jas toces, accion que genctabs una (Bere, forte émica ele Punta Arrecifes en 140 desde el Alto del Fr 1s en formacién se irigen hacia «l Este, Impresionante fotogratia det rompiente de lag en Punta Picure. ND ESONST tas AIC La Cueva det Pirta Este, on primer iérmino el autor svt Fotograia que muestra lo despobiads que Sparecen on lo grifica han deeaparecide, en su lugar hoy existen innumerables bloques de fondo se sprecia 1 Pieacho de Galipén. ° especie de neblina que invad iscos siberefios to del Fraile mminaba el Pe bre y desde cuya altur mos de un hermoso panorame hacia el Oeste; Picure con su pla ya y cocotales brillando al scl hacia el Este el fuerte azul del mar de Arrecifes contrastando con las olas que bafiaban las rocas de la Puma; bandadas de lentes ces en perfecta formacidn, surca ban dos aires realzando el’ paissje marino que se extendia a nucs- 120s pies. Continuamos Ia marcha y pués de recorrer unos peg acantilados que nos separaban de Arrecifes; hacia las 12 m. nos encontribamos de nuevo en el campamento, llegando junto con Candelario quien habia. p dos hermosos pargos y gran tidad de chichartos, todo lo cval constituyé un suculento almuerzo: sancocho de pescado, prepat mugistralmente por li sefiora Candelario, funche "“‘curaz y cerveza frfa Enseguida del almuerzo, y de bido a lo lejos que nos hallébamos de la civilizaciSn, emprendimos el hacia Ia’ carretera; Ia. ca nos resullé en extremo pe nnosa debido al fuerte sol de tres de In tarde y a la im en especial el “sif6n”, que por estar vacfo lo considerdbamos tun estorbo. mar, esta vez tev tos pies y ful niente cual Contnaamos cero ariba part ganar finalmente la carretera er el lugar donde habiamos dejado la camioneta la tarde anterior. Eran las 4.15 p.m. De paso por La Zorra, en Catia La Maer, nos detavimos brevemen- te pata visitar nuestro “Refugio Sorocaima”” y seludar y conversar con su caidador el negro Manuel. ‘A Caracas llegamos alrededor de las ocho de la noche, sin im: jnarnos que el solitatio y distar fe lugar visitado ese dia, se con yertifia con el tiempo en zona t tics, de primordial importancia pata la vide y desarrollo del pas, A establecer alli La. Electricidad de Caracas, sus plantas de Arre fes y Tacou

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