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«Qué cosa tan linda!» Una introduccién al estudio de la salsa en el Pert Jestis A. Cosamalén Aguilar ia Universidad Catolica del Pert: José Carlos Rojas Medrano Pontificia Universidad Catdlica del Pert: Mca @\pucp } } 1 José Cantos Rous Mepeano teca Central PUCP (primer y segundo sétano), la Ciencias Sociales de la PUCP y la Hemeroteca de la Biblioteca del Instituto Riva-Agiiero PUCP. Aqui hemos podido revisar los periddicos y revistas desde 1928 hasta 1990, a partir de la identifi- cacién previa de los eventos més saltantes de la historia salsera en cl Peri. Asimismo, paralelamente al trabajo de archivos, hemos realizado varias entrevistas a determinados actores (misicos, conductores de radio 0 melémanos), para la reconstruccién € interpretacién de los hechos. El titulo de nuestro libro, ;Qué cosa tan recuerden muchos de los lectores, proviene de una célebr pretacién de Oscar D'Le6n. Esta cancién se hizo populai su uso como cortina musical del famoso programa de televisién Risas y salsa, cuyo éxito contribuy6 a difundir el gusto por la salsa en nuestro pais, Esto se produjo ademas en una década, los afios ada por el ascenso de la violencia politica y la crisis eco- por lo que resulta una paradoja que la salsa y su alegria natural hayan acompanado los afios mas duros del Peri del siglo XX. Esperamos que en estas paginas se puedan reconocer todos aquellos que a lo largo de las décadas han contribuido de diversas maneras a que el gusto por la salsa se mantenga vigente en nuestro pais. Sin esa comunidad, fundamentalmente popular, compues- ta de bailadores, cantantes, miisicos, compositores, arreglistas, productores, coleccionistas y melémanos, la belleza de la musica salsa no hubiera perdurado entre nosotros. SALSA, LA CULTURA POPULAR Y SUS ILIDADES DE ESTUDIO R QUE ESTUDIAR LA MUSICA POPULAR? Ja misica popular un campo valido de estudio para las ciencias 3s? Quizé la pregunta puede parecer obvia para una parte de estudiosos de la cultura popular, pero no lo ¢s tanto para el iblico en general. El uso de lo «popular», mas como adjetivo que {glo XXI es vilido que orquestas académicas, como las interpreten éxitos de la miisica denominada popular, tal como el caso de los Beatles o de la extensa produccién de Dimaso Pérez Prado, el gran difusor del ritmo llamado mambo. ‘Asi, el uso que aqui damos a la musica popular como concepto no se refiere a los valores estéticos 0 musicales que pose dicha nocidn, sino a sus conexiones con el consumo asivo de estas producciones, independientemente de los juicios de valor sobre esa misica. Y no solo eso. En muchos casos los productores-creadores-intérpretes de esas expresiones comparten caracteristicas sociales, econémicas y culturales con las grandes mayorias, especialmente aunque no tinicamente- en América Latina. Los misicos que han realizado histdricamente estas obras, ‘muchas de ellas extraviadas en el anonimato, no contaban con formacién académica musical, lo cual no fue ningiin obstaculo para componer, arreglar € dad de melodias y a Tass A Cosauatow AGUILAR/ Jost CARLOS Rois MeDRANO canciones que han acompaftado la historia de nuestro continente. Los ejemplos son numerosos, pero en el campo de la misica que compone el universo de la salsa, solo por destacar algunos nombres, se puede citar los casos de Bartolomé «Benny» Moré, Héctor Lavoe (Héctor Juan Pérez Martinez) u Oscar D'Leén (Oscar Emilio Leén Simosa), Estas afirmaciones, emitidas desde el punto de vista de las. ciencias sociales, son de gran importancia, Es conocida la enor me dificultad de encontrar fuentes (documentos escritos, orales, audiovisuales, etcétera) que nos permitan abordar el estudio de los sectores populares. La condicién de anonimato de sus cin de su historia, Es mucho mas cia de personas destacadas en politica, economia y cultura, por ‘mencionar algunos campos, que la de humildes habitantes de las sociedades de América Latina. Sin embarg. storia, qué nos aporta ampliar el conocimien- to dela historia de los sectores populares? La primera pregunta tiene una respuesta cuant cer la historia de los sectores populares es hacer la hi mayoria de los habitantes de nuestro continente, quienes desde diversas instancias han construido no solo materialmente lo que somos, sino que han creado y difundido buena parte de la cultura 4que consumimos. De esta manera, hacer la historia de la cultura popular es, al mismo tiempo, una forma de hacer la historia de todos. La segunda interrogante es un poco mas compleja, pero es necesario abordarla desde la perspectiva de la musica, objeto de este libro, Usualmente se reconoce que cada producto cultural es un espejo de su tiempo, lo cual significa que refleja e incorpora ele- mentos dela sociedad que la produce. Este aspecto, bastante obvio “QUE cobs AN LIND: UNA INTROBUCCION AL ESTUDIO DELA SALSA NAL PERG 23, porque lo contrario seria lo inusual, permite abordar el estudio de la mmisica desde un prisma que recree lo que los creadores fil ‘raron e incorporaron de la sociedad de su tiempo, a veces, de forma inconsciente. Desde esta perspectiva, la musica, como otras ‘producciones culturales, tendria un papel que podemos calificar de pasivo en el sentido de que no influye en la sociedad, siendo ‘ms bien un recepticulo de ella. El caso de la mésica popular no ‘se ajusta necesariamente a ese patrén, La misica popular del siglo XX, difundida masivamente en 1s en vivo, radio, televisin y otros formatos, 1 devenir de diversos movimientos musicales. para comprender los mecanismos de creacién ‘cultural que mueven a las mayorias. De modo que no solo son ‘recepticulos pasivos de la sociedad, sino que pueden influir en lla transfor méndola, El ejemplo més ‘eardo Rosell6, gobernador de Puerto Rico (lugar emblemitico de Ja produccién salsera), quien, luego de verse envuelto en ‘escandalos, fue presionado hasta su renuncia el 24 de julio de 2019. En esa batalla politica los artistas puertorriquefios de re- {guetén tuvieron un papel destacado. No solo eso. Como bien sefialan Frith (2001) y Quintero (2009), la misica popular es un ingrediente fundamental de la identidad social, cultural y nacional de los pueblos. Este es el ‘eampo que nos interesa pues enlaza el estudio de la miisica con las ciencias sociales. Toda miisica, como explica Frith, cumple el papel de cohesionar a los grupos que la producen y consumen. ‘Ademés, genera una memoria colectiva musical que posibilita la reacion de normas de convivencia y soci n. Estas afirma- ciones, aparentemente abstractas, resultan ficilmente demostra- bles al recordar que en nuestra sociedad el lenguaje, entre otros 8, €8 altamente susceptible de ser influenciado por medio, mente a la miisica popular. entre hombres/mujeres -inclu- idad sexual-, proceso que muy 4 Jnss A Costin Acuna Jost Catto Rots Manaane frecuentemente incluye canciones y baile, con lo que se crea una memoria personal afectiva imborrable. Desconocer la enorme importancia de la miisica popular en ese contexto es, por decir Jo menos, mutilar la experiencia de las sociedades de América Latina, En un continente donde la socializacién esta fuertemente atravesada por las relaciones de género de tipo machista o patriar- cal, lo cual implica que los hombres, por ejemplo, se revelan in- capaces de trasmitir sus sentimientos, las canciones hacen posible cexpresar lo que a veces no se puede decir con palabras propias. El cantautor Rubén Blades recuerda de las conversaciones que tuvo con el celebrado compositor Catalino «Tite» Curet, que este le dijo con mucha sabiduria que los boleros el género roméntico por excelencia por varias décadas en América Latina~ abordan cl principio o el final de alguna relacién sentimental, mas no el tiempo en que esta se concreta. ;Qué tienen en comin ambos momentos? Posiblemente la carga afectiva, positiva 0 negativa, ante la cual, como en otros casos, las palabras propias no son suficientes. 4Por QUE ESTUDIAR LA SALSA? Ahora bien, ;qué ofrece la salsa de especial en este contexto? ‘Antes, aunque sea brevemente, se debe decir que se entiende por salsa y cudl ha sido su evolucién. Es muy conocido el cuestionamiento de varios artistas que sefialaron la incongruencia de denominar «salsa» a una serie de ritmos que provenian o eran sencillamente reproducciones de formatos del guaguancd, chachaché, guajira, son cubano, mambo, guaracha, eteétera. Por ejemplo, Ernesto Antonio «Tito» Puente y Celia Cruz (Ursula Hilaria Celia de la Caridad De La Santisima ‘Trinidad Cruz Alfonso) se cansaron de sefalar que lo que en su momento fue distribuido como «salsa» no era otra cosa que los, diversos géneros cubanos re-etiquetados con fines fundamen- talmente comerciales por los ejecutivos de la célebre y polémica ‘Qo cosa ras inal: UNA WRODUECION AL ESTUDIO DELASASAANAL PERO 25, “disquera FANIA. Incluso el apelativo 0 definicién de «salsa» no inicialmente utilizado por esta disquera; hay suficiente evi- de su uso por programadores de radios y orquestas desde dos de los afios 60 (Rondén 2008). Esta aparente confusién en parte se origina en la propia ‘complejidad de lo que se denomina salsa. En este libro no po- demos entrar en el debate de su pertinencia como género, pero podemos analizar brevemente el campo de significados que y que es producto de una larga evolucién historica. Una ra aproximacién es reconocer que los sonidos tienen his- as, no solo en el campo estrictamente musical ~si es que este e-, sino en los grupos humanos que los crean y uilizan. Asi, ‘dea fundamental de est libro es proponer, como otros auto- ‘res también lo han sugerido (Quintero 1998, 2003, 2009; Esterrich 2013: Garrido Pérer.2014, entre otros), que los sonidos contienen luna serie de capas historicas que los productores y consumido- res pueden reconocer. Por ejemplo, en la salsa se advierte como ingrediente fundamental el montuno, una forma particular de interpretar los acordes del piano o las cuerdas. Este rasgo resulta tuna de las columnas vertebrales de lo que denominamos salsa, pero su origen es, indudablemente, mucho mas antiguo. Proviene de la manera en que los intérpretes del son cubano elaboraron la ritmica de sus composiciones desde, por lo menos, principios del siglo XX. El sonido de los metales, usualmente trompetas, saxofones yy trombones, nos permite «leer» la historia que esta detras y la forma en que esta sonoridad compone el ensamble salsero. La trompeta se incorpora inicialmente al formato de las orquestas de son cubano como una forma de modernizar y eadecentar» el del son cubano por medio de la imitacién de las voces y la im- provisacién. Luego evolucioné hacia formatos musicales como la 2» Ws A. CosamAow AouLAR Jost Cantos Rots MaDRANO sonora, usuialmente compuesta solo por trompetas, cuyo ejemplo ‘mis célebre es la Sonora Matancera. En el caso del saxofin, su empleo en Ja musica cubana fue posible gracias a la fluidez de relaciones entre los miisicos cubanos y norteamericanos, quienes por medio del jazz lograron una via de contacto muy intensa. Fue- ron miisicos dela talla de Mario Bauza, Luciano «Chano» Pozo 0 Arturo «Chico» O'Farril, por ejemplo, quienes, desde fines de la década de 1940, comenzaron este proceso, incorporandoa figuras como Charlie Parker, Dizzy Gillespie, entre otros. De este modo, én musical conocida hoy como jazz la fue reconocida como cu bop, por su es ‘ensamble auument6 con la incorporacién izada en las big band de jazz, tubana, Resultado de esta influencia, muy famoso por su difusién mundial, fue el ritmo del mambo, fusién del ensamble norteamericano con los ritmos cubanos. Mas alli de la polémica acerca de su creacién, motivo de disputa entre los historiadores de la misica (Dellanoy 2002 y 2005), no cabe duda de que su figura mundial fue Damaso Pérez Prado, celebrado director de orquesta, Su produccién musi- ‘cal puede ser calificada como una de las mas influyentes del siglo XX. Finalmente, la incorporacién del trombén, instrumento de sonido fuerte y éspero, completé la formacién usual de las or- ‘questas salseras, aunque su historia necesita una explicacién més cextensa. Hasta fines de los afios 50, la mmisica de origen latino di- fundida en los mercados americanos, estaba compuesta esencial- ‘mente por los ritmos de origen cubano, encabezados por el son, el mambo y la guaracha. Estos habian evolucionado desde sus formas tradicionales e incorporado paulatinamente instrumentos de viento, mayor complejidad en la percusion y riqueza en las, composiciones y arreglos. Pero desde los afios 50, varios acon- tecimientos cambiaron tanto la produccién como el consumo de “iQ cota Tanna Dea eTHODUECIONALASTUDIO BELA SALSKEN EL PERO 27, ica latina, En primer lugar, la aparicién en el mundo anglosa- del rock, que atrajo a los jdvenes de todos los origenes socia- sgeogrificos y étnicos. Esta musica compartfa con las nuevas jones el espiritu de ruptura que se desataria en los afios 60, inte en los sonidos y estilos interpretativos que comenzaron a a las producciones rockeras. En segundo lugar, si bien la migracién de puertorriquefios. ia Estados Unidos era un hecho constante, esta se increment segunda posguerra mundial. La isla sufrié el de cientos de miles de personas hacia Estados Unidos, espe- itehacialla ciudad de Nueva York. Sus calles y barrios, sobre el Bronx y Harlem, se convirtieron en el principal referente Ja creciente comunidad latina. Compuesta en buena medida trabajadores asalariados, artesanos, vendedores y personal de jo, esta gente vivi6 en carne propia la discriminacién por su pobres. Es bueno recordar que los nacidos en mismos derechos del resto de ciudadanos estado Puerto Rico tiene un estatus de estado asociado luego de su be- ‘racién del imperio hispénico en 1898. En tercer lugar, la década de los aftos 60 fue prodiga en mo- -vimientos sociales y politicos en favor de los afroamericanos, con figuras tan reconocidas como Martin Luther King, Angela Davis Malik El-Shabazz). Mientras tanto, el Movi- Iiento 26 de Julio liderado por Fidel Castro, tomaba el control de Cuba el 1 de enero de 1959. Estos radicalismos politicos, y otros ‘ms, se combinarian de diversas maneras, influyendo decisiva- ‘mente en la historia de la musica. La confrontacién entre Cuba y Estados Unidos, uno de los mejores ejemplos de la Guerra Fria, tuvo uno de sus capitulos mas importantes en el cierre comercial Jmpuesto por Estacios Unidos ala isla, y en el bloqueo que impidié la salida legal de sus habitantes hacia el pais norteamericano. A 8 Ins A. Cosamaton Aes partir de ese momento, la fluida relacién entre Cuba y los merca- dos musicales se acabé, tanto los mtisicos como sus producciones quedaron restringidos, aunque esto no significé necesariamente un estancamiento musical, ajuzgar por resultados excepcionales de agrupaciones como Irekere, Van Van, La Revé, entre otros. ‘Asi, la combinacién de estos factores alteré el centro de gravedad de la produccién musical, y se produjo un paulatino ‘giré hacia Puerto Rico y Nueva York, lo cual tampoco significé Ia desaparicién completa de la misica cubana. A lo largo de las décadas y hasta el dia de hoy, por diversos caminos la miisica cu- bana contintia presente a pesar de que los circuitos comerciales se le han estrechado. Pero en aquel contexto, la llegada del rock a las comunidades latinas, el agotamiento del mambo a causa de lo costoso de las orquestas, la creciente complejidad del baile y el natural desgaste de un género que paulatinamente comenz6 a ser asociado con las personas mayores, provocs ¢l alejamiento de los jOvenes de esos ritmos. Este empantanamiento terminé cuando algunos jévenes latinos comenzaron a incorporar el soul, el rock y otros géneros, como tambien la guitarra, el bajo, el piano, el 6rga- no electrénico, a bateria actistica, entre otros. Miisicos como Pete Rodriguez, Joe de Cuba y Joe Bataan aprovecharon esta coyuntu- 1a para imponer un estilo muy bailable y de facil interpretacién denominado boogaloo. Asi, surgieron éxitos como I Like It Like ‘That (Pete Rodriguez, Alegre Records, 1967) 0 Bang Bang (Joe de Cuba, Tico Records, 1965). ero los aitos de gloria del boogaloo fueron pocos. Especial- mente vigente entre 1963 y 1968, su destino cambié cuando las luchas sociales de los aftos 60, reflejadas en movimientos como Black Power o ‘The Black Panthers, influyeron entre los jévenes puertorriquefios y otras comunidades Estados Unidos. Esta generacién estuvo io y diversas transgresiones, como el uso de drogas y las protestas en contra de cualquier tipo de represién. El fruto “cosa ra tin: UNA TROBUCCAON AL ESTUDIO ELA SALA AL PeRO 29 importante de este proceso fue el Young Lords Party (Ogbar 5), agrupacién de hombres y mujeres nacidos en Puerto Rico descendientes de nativos de esa isla, quienes desarrollaron una sa labor politica en favor de los habitantes latinos de los ba- ims pobres de ciudades como Nueva York y Chicago. Sus as necesariamente entraron en confrontacién con el gobier- norteamericano y su politica neoimperialista. De este modo hizo imposible reclamar una identidad afrolatina con miisica inglés, como era caracteristico del boogaloo. Esto explica por la salsa, independientemente del lugar donde se produzca, es principalmente en castellano, como una reivindicacién y politica. En este punto de la historia es importante aftadir algunos rentos que faltan en la conformacién del ensamble salsero. de mencionar al tromb6n, es preciso aclarar que la percu- ‘que acompaiia las interpretaciones salseras tiene profundos ificados. Compuesta por dos conjuntos grandes, la percusién (timbales, tumbadoras o congas, bongés y campana ma- #) y menor (maracas, giro y las claves), usualmente eran in- tados por misicos cuya formacién no era académica, salvo ‘algunas excepciones como el caso de Tito Puente. Ademés, cada “uno de ellos tiene significados histérico-sociales. Por ejemplo, los _membrafonos, especialmente las tumbadoras y el bongo, remiten fen su materialidad y sonido a la influencia africana, presente en ‘América debido a la esclavitud colonial. Incluso el bongé estuvo asociado en Cuba con los ritos santeros y sus intérpretes solian ser ‘arginados de los escenarios (Moore 2002). La sonoridad de los tambores y su lenguaje permiten que, en cada rincén de nuestro ccontinente, quienes se consideran descendientes de esta migra- ‘cién forzada, o comparten sus criterios culturales, se identifiquen ripidamente con su sonido, el cual evoca un pasado compartido por una comunidad particular dentro de un universo mayor. Es tuna identidad étnica. Por estas razones, desde mediados de los afios 60, y mas intensamente a principios de los 70, se produjo 30 Juss A. Cosanauow Acuitan/ Jost CamLos Rows Mepaano un verdadero auge de la re-africanizacién de la miisica, impulsa- do por la necesidad de afianzar una identidad afrodescendiente, visible en la apariencia personal, la vestimenta y, sin duda, en la misica (Outes-Leén 2017). Este contexto de luchas, tensiones y forjamiento de identi- dades fue clave para que los miisicos explorasen nuevas formas sonoras, las cuales expresaban una dualidad interesante: por un Jado, modernidad y cambio; por el otro, raices histérico-tradicio- nales. De esta manera se incorporé un nuevo integrante en los metales: el trombén. Y serian las orquestas de Eddie Palmieri (La Perfecta, Alegre Records, 1962) y el misico Efrain «Mon» Rive- ra, quienes desde principios de los afios 60 comenzaron a darle cabida en sus composiciones y arreglos, otorgindole a lo que ‘conocemos hoy como salsa uno de sus aspectos sonoros mas sin- gulares. Existe cierto consenso en considerar el tema Lluvia con nieve, compuesto, arreglado ¢ interpretado por «Mon» Rivera y su ‘orquesta en el album Que gente averigud (Alegre Records, 1963) como el primer gran éxito musical de una orquesta compuesta solo por trombones, dando origen asi a una novedad que lleg6 ara quedarse: la trombanda. No solo se traté de la incorporacién de un matiz:nuevo, sino de una forma de interpretar el instrumento, en la que destacan su sonido aspeto y su fuerza sonora por encima de su limpieza téc- nica, De este modo, se consiguié una novedad que se usé en favor de mantener la relacién con el pasado para afianzar una tradicion social, cultural e histérica. Porque un aspecto singular de la salsa y de sus intérpretes es que la mayoria de las veces se consideran continuadores de una tradicién, y no la ruptura de ella. Esto se refleja tanto en la construccién musical como lirica. Dichas caracteristicas son la fortaleza de la salsa y el origen de la polémica, ;Cémo encontrar singularidad en una préctica que en su propia légica es sintesis, aftadidos y supresiones de otras tradiciones? La salsa posee, sin duda, elementos origina- les; a los seftalados anteriormente se puede agregar la creciente QUE cosa TaW NDAs: UNA IETROMUCCION AL TUDIODRLASALAAAN HL Pex 34 ia del bajo, o la forma de interpretar el piano (Acosta tradicionales que comenzaron a ser reinterpretados a par- de nuevos arreglos y ensambles que los dotaron de matices in- tativos singulares, y cuyo impulso se intensificé a mediados Jos aftos 60 como resultado de los cambios sociales, culturales politicos que se gestaron especialmente, aunque no tnicamente, Puerto Rico y Nueva York. Esta breve explicacién del surgimiento de la salsa pone ‘manifiesto la complejidad social y cultural que esté detrés, y te, de los instrumentos y sus sonidos. Debido a que estos ten a diversas tradiciones es posible utilizar el andlisis como via para comprender a los sectores populares. Por si esto xa poco, la salsa posee algunos atributos que permiten su ¢s- ‘mas alld de lo exclusivamente musical. Un primer aspecto destacar: la composicién musical popular, en este caso salsera, parte del universo de producciones musicales consideradas smi-abiertas» (Quintero 1998 y 2004). Si bien una buena parte ‘estos productos cuenta con un registro escrito, usualmente en forma de partitura, es frecuente que este no contenga todo lo que ofrecido al oyente. Los arreglos y elecciones ritmicas con que se construye la produccién musical suelen ser resultado del di- Jogo entre los autores e intérpretes, por lo cual puede ser definida como una produccién colaborativa (Quintero 2004). La salsa esta dedicada particularmente al baile y se interpreta cen especticulos en vivo, antes de que sea solo audible en difusiones radiales,televisivas o discogrificas. De esta forma, la musica no es inmune a la influencia del consumidor, los misicos tocan para que Ia gente baile y mientras lo logren su trabajo esté asegurado. Por ‘sta razén se produce una interaccién entre el productor y consu- ‘idor de la miisica, que rompe esa dicotomia instalada desde la ‘aparicion del capitalismo (Quintero 1998). El bailador puede hacer que la miisica adquiera matices, mientras que el muisico debe estar » Jns0s A Cosamatow AcunLA Jost Camtos Rois MADRARO atento a 50s requerimientos. Este es el fundamento de la impro- visacién, otra de las columnas que sostiene la arquitectura salsera. Es muy importante reparar en que, a diferencia de lo que ocurre en la miisica académica, la participacién del oyente/bailador en la ‘iisica popular no es pasiva; no se restringe a una audicién silente, sino que se converte al mismo tiempo en productora por medio de st acompafiamiento con giros lingisticos, palmas o movimientos corporales generados por el baile Sin embargo, estas improvisaciones no son solo musicales. Una parte importante de la misica salsera cuenta con una lirica escrita, aunque esta no ocupe toda la parte verbal de la cancién. Estas composiciones son realizadas, en muchos casos, por autores sin formacién académica, incluso andnimos, que abordan tépi- cos de la cultura popular. La salsa ofrece ejemplos de la diversa cultura culinaria y etilica de nuestro continente. Normalmente incluye un coro que se repite alternativamente con improvisacio- nes a cargo del cantante, fraseos que se denominan soneos y se construyen respetando el tema de la lirica, el ritmo y el lenguaje ‘musical. Este aspecto es uno de sus principales valores sociales. El cantante, sonero, puede hacer gala de recursos musicales, pero al ‘mismo tiempo es capaz de expresar una historia paralela, relacio- nada con la letra, que incluye formas populares del habla, topicos de la cultura urbana, etcétera. Asi, temas considerados tabi 0 ‘marginales, como la delincuencia o las drogas, son mencionados on frecuencia en los soneos. Esto es posible porque muchos can- tantes, al igual que los miisicos, provienen de sectores que, por razones sociales, se encuentran azotados por esos problemas. En la historia de la salsa tenemos ejemplos como la célebre composi- cidn de Rubén Blades, Pedro Navaja, o la de Catalino «Titer Cu- |, Juanito Alimatia, por sefialar dos de los casos mas conocidos. Asimismo, en los soneos resuenan voces populares que abordan temas de la cultura y responden a preguntas con menos filtros de los que se pueden encontrar en otras fuentes, como los periédi- os, las entrevistas 0 la documentacién judicial. Qu coea raeuinnay Dea erouectON AL ETUOIODELASALSK EN EL Pend 33 Estas posibilidades sonoras se complementan con otros as- 0s que permiten profundizar el andlisis. En cuanto a a perfor- , Ja conformacién clisica de la orquesta de salsa tiene una teristica particular. A diferencia de otros géneros musicales, Ja salsa la percusién y los cantantes se muestran en la primera por delante de los vientos y cuerdas. Si se considera que, neralmente, esos instrumentos son interpretados por afroame- 10s, se comprende que exista todo un significado pol de esta manera. La salsa ejerce la participacién politica al sentido no ideol6gico del término: quienes n ‘espacio puiblico pueden contar con un lugar sim expresidn, alternativo a la exclusién y marginalidad en las que Imente estn envueltos. Estos elementos, junto con Ia cola- én colectiva en la creacién musical, permiten destacar el ter democratico de la salsa, perspectiva que enriquece sus ilidades de interpretacién (Quintero 2004). Por otro lado, el lugar de emisiGn de la salsa, a diferencia de ritmos caribefios, es esencialmente ~no exclusivamente- ur popular en su creacién y por esa razén encaja notablemente ‘otras experiencias similares en diversas partes de nuestro con- nente. En las ciudades de origen iberoamericano, la presencia de ppobres de origen afrodescendiente e indigena, incluyendo a mestizos, es un rasgo esencial y, al mismo tiempo, una carga ne- iva para quienes nacen bajo esa condicién. Esta experiencia casi versal de racismo, clasismo y exclusiGn se puede ver reflejada en temitica de las liricas salseras; basta recordar éxitos como Calle calle sol, interpretada por la célebre orquesta compuesta por lie Colén (William Anthony Colin Romén) y Héctor Lavoe, y publicada en el élbum Lo mato (Fania Records, 1973). En este tema narra la dura historia de quienes habitan los barrios peligrosos, importa si se refiere a una ciudad en particular como San Juan de Puerto Rico («dile que fuiste a La Perla y pelao te han dejao»). alles peligrosas existen en todas las ciudades, lo que queda para /habitantes es aprender a vivir con es0s riesgos: u Jess A. Conant Aoutan/ Josh Cantos Ros Menno Ciga, sei, si usted quiere su vida Evitar es mejor o a tienes perdida Mire, sefora, agarre bien su cartera No conoce este barrio aqui asaltan a cualquiera No solo se trata de una identificacién de clase, sino étnica. ‘Mucho antes de que surjan movimientos en pro de los derechos, de los afrodescendientes y en contra del racismo, la musica de estirpe caribena introdujo la cultura de origen africano como no de vergiienza. Aunque no podemos pro- fundizar en este aspecto, se puede mencionar el uso de lo afro cen diversas orquestas, como lo hizo desde los aftos 40 la célebre Orquesta de Frank «Machito» Grillo, dirigida por Mario Bauza. presencia se puede notar en la lengua yoruba incluida en su Africa y presente en el Caribe a partir de salsa por ‘masas populares urbanas de América Esto no significa que sus productores y consumidores se reduzcan al mbito de los afromestizos pobres de América Latina, , de clase y de género. Por ejemplo, en una sociedad patriarcal como la de América Latina, la méi- sica salsera permite que las mujeres sobresalgan mis allé de stu rol convencional de cantantes. En su historia se encuentran desde hhace mucho tiempo orquestas compuestas exclusivamente por mujeres, como la famosa banda Anacaona, fundada en Cuba en 1932 y vigente hasta la actualidad. La primacta de la habilidad “QU cota ras LNA Una erROMUCCHON AL BETOIODELA AEA HEE Pe 35 al por encima de otras consideraciones posibilité a instru- la de Andrea Brachteld o Sheila E. (Sheila Esco- mnalmente dominados ata en el primer caso y la Jos hombres, como son el de la ién, en el segundo. Por ihimo, en cuanto a sus caracteristicas socio-musicales, ‘condiciones materiales de produccién de la miisica salsera, en ‘concepcién mas amplia, pueden ser minimalistas. Varios de los nntos que le otorgan su sello particular fueron originalmente disefiados y usados con otros fines. Por ejemplo, los cence- provenientes del mundo agrario, pero con capacidad de generar .sonoros y ritmicos. Asimismo, la conformacién material del le de miisica caribefia puede variar desde el dio; tal es el caso Jos cultores del son cubano Los compadres (Francisco Repilado, Hierrezuelo, luego integrado por su hermano Reynaldo melo), quienes reemplazaban algunos de os patrones ritmicos ‘eélédicos con sus propias voces. Como ejemplo puede citarse st El que sabe, sabe, grabado en el dlbum Los reyes del son (1959), reproducen con sus voces los sonidos de la flauta y las claves. ENSAYO DE METODO PARA EL ESTUDIO DE LA SALSA jetivos de este libro es brindar un método que per- a salsa dentro del universo de la miisica popular yal mismo tiempo, identficar sus particularidades sociales y “musicales. Proponemos como ejes cinco aspectos: sonoro, lirica, visual, material y performance, sin que ninguno de ellos tenga pri- ‘macia en la investigacién. Dos variables atraviesan estos puntos: €l papel iransgresor y la resolucién de la tensién entre tradicién/ Imodernidad. Esto implica que se evidencien rupturas o cambios {dristicos en la manera en que se manifiestan esos aspectos en los ‘momentos precedentes. Con frecuencia, esas transformaciones ‘cuestionan los modelos imperantes y proponen una lectura criti ‘ea desde la salsa, a partir de cada uno de los cinco ejes propuestos. hss A. Conanaton Acutan José Cantos Ros Muoasno QU coun tanta UNA nerDECCH 8 Sonoro. Quizé es el aspecto mis evidente pero respecto a otras posbilidades. Aqui cabe pregunta nificado histérico de los pat den preso colombiano en Canadi, lac la composicin yarreglo del famoso te en as liricas salseras es larga, cuando my 1 uso de tambores, cuyos patrones rt cid indudablemente evocan la he de estudio no esta restringido a qui entrenamiento musica, pero, evident estudio, Si es necesario, en todo caso, que quienes aborden comprendan lo mejor que puedan ‘Como en otras dreas de lac advierten en las citas conscientes 0 inconscien los sectores populares y sus posbi se debe estar atento alos giros que paulatinamente le otorgan reli Por el ojo de la cerradura te estoy mirando [No me digas lo que estis haciendo, te estoy mirando ‘Coro: te estoy mirando, te estoy mirando (Goneos) iss A. Conataton Acuitan Jost Cantos Hons Maomane hace evidente porque no es comin que las personas puedan hablar «en pliblico de esos problemas sociales, 0 dejar grabada su experien ia, més alld de lo que se considera, de forma general, aceptable, Por la tradicin/modernidad se evidencia en la ctas o refe rencias conctetas a quienes son considerados los grandes maestros dela misica latina, A diferencia de otros géneros, es una tradicién ‘materiales que permiten a una agrupacién crear msica 0 acceder 2 ella Se trata de un dmbitoatravesado por las condiciones de vida de 4uienes participan en la misica, al mismo tiempo que express las difusion y de consumo, las cuales deben ser parte de la reflexion. Otro aspecto relevant, y que pocas veces se considera, es el acceso ‘eal ainstrumentos ¢ innovaciones en el campo de la musica. En ge: |, 0 directamente de proveedores internacionales. Esto obliga «a incorporar ala reflexién el asunto de los aranceles, la produccién local, sus costs y otros factores que pueden ayudar a explicar dec: siones que se van a expresar musicalmente, Por ejemplo, ls orques: tas que dieron origen a la salsa estaban compuestas por trompetas, instrumento que pudo difundirse masivamente en tanto que fue re plicado por artesanos locales con diverso éxito. d. Visual. Este aspecto se reiere al diverso repertorio de imigenes foducciones musicales e incluimos también las

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