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5 Escribir y representar Analizary escribir Eitanaiss no es solo una manera de clasiicar,categorizat, codifi- car 0 confrontar datos, No es simplemente cuestién de identificar formas del hable 0 zegularidades de Ia accién. Fundamentalmente, el andlisis trata de la representaci6a o reconstruccion de fenémenos sociales. No ros limitamcs simplementea “recolectar” datos sino que les damos fo-ma a partir de les transaccicnes con otros hombres y mujeres. De la missna manera, no nos limitamos sélo a informar lo ue hallamos sino que creamos un reiato de la vida social, y al hacer Jo, construimos versiones de los mundos y de losactores sociales que observamos. Por tanto, el andlisis, inexorablements, implica repre- sentacisn. ‘Femos hecho énfasis en que le existencia de estrategias comple- ‘mentarias para el de datos implica seleccién. Nosotros 0 seguimos de ma una sola estrategia anelitica. Cierta- mente no se debe adoptar aingtin enfeque sin una reflexion sobre Jos principios y se debe ser capaz de hacer tna seleccion disciplina- a, basada en principios, sobre cimo rep-esentar y reconstruir los rmundos y los actores sociales, las escenas y la accién social. Entre ‘otras cosas, tales decisiores gulanla manera como escribiamos nues- {ros relates, en forma de monografis, tesis 0 articules ce revista y Esa y presenter / 129 sonducen a nuevas maneras ce representar nuesiras yn cualitativa nunca ha sido entre as disciplinas (por ejem- fa y la antropologia), los estilos academicos recicna- convenciones sobre autoria y representacién tarrbien ‘nan cambia do. Ha kabide cambios de una generacior. académica a otra, aun dentro de un mismo campo ce especializacién, Pero s6lo en el pasa- do reci plinas y ha tenido implicaciones par los trabaios de etnogratia y de otros tipos de investigacion cualiratt- safines. No es muestra on revisar estas exolicacores intelectuales ea toda su com algunos temas y asuntos de importancia préctica para todo investigador que esté empleando datos cualita- tivos. Nuestro enfoque general es insinuar que —asi como cor to- das las estrategias que bemosidentificado hesta el momento— somos capaces de ejercer un graco de seleccion y coniro. scbre la forma en \dicaremes, en afios recientes los cientificos sociales (y syado diverses clases de fo-mas de representacion, literarias o no. No vamos a abogar por la experimencacién por sf ‘misma, ni porla innovacién gratuica. Nohay méritoen buscar como locos, ser de vanguardia, asi como tampoco l> hay en la adopsién sin pensar de formas ya ensayades y comorcbadas. H efecio total que ne podemos aproximarnos a la invesiigacion como si fuera una tarea fenemos que exfocatla como una tarea yma de nuestro informe y de ias represen- taciones es tan importante y poderosa como su contenido, También argumentamos que escribir y representar es una manera vital de penser sobre los propics datos. El hecto de escritirlos nos hace pen- 132 / tamer sentio alos dates cunitations tes. Nos dariamos cuenta de que, ademés ce las sobrias narrativas autobiograficas y de las reflexiores metodologicas, los antroplogos 2 veces han escrito sus recuerdos personales (Bowen, 1954) como ficcores y han transformado su trataje de campo antropalogico en relatos coloridos que, s. bien no son exactamente ficciones, cer- tamente estén iejes de los relates documentados del trabejo sobrio académico. Los relatos de Barley, a las claras, fueron trabajados para atraer al lector laico, y en el proceso se har. resaltado ciertos aspectos dramaticos y kumoristicos de la experiencia del trabajo de campo (Bar‘ey, 1986, 1987). También ha habido relates persorales atin més colordes (po: ejemplo, ver Davis, 1986; Donner, 1982). No es necesario tratar to- das estas fuentes esencialmente como las mismas o igualtiente au- vénticas a fin de usarlas para desarrollar o ensayar ideas con la experiencia personal del trabajo de camp. De variss maneras, uestra lectura de tales fuentes nos hace pensar en algunas de las ambigliedades de la situacién y en la indefensién e incompetencia del antrop6logo a pesar de su bagaje de conocimiento experto. Po- drfamos examinar tales reiatos buscando imagenes y metéforas del encuentro del antropdloge cen “el otro” (personal, rial), Podriames explorar cémo —quizas.a pesar de antropéloges describer los aspectos ex<¢ticos de sus ambientes de campo y su trebaio en ellos. Podriamos quizés impresionarnos por las formas como los recuentos de los antropdlogos incluian reare- sertaciones del ais intelectual y personal. Alescribir y analizar los relatos de Ios antrop6logos, entonces, podriamos leer diferentes medeos de relates de tratajo de campo y basarnos en ellos. Nuestra bisqueda de conceptes sensibilizadores y modelos narrativos no deberd parar abv. Probablemente busceria- mes recuenios de experieacias similares, tales como les narrativas de exploradores y otras viajeras. No tendtiamos que sujetarnos a precedertes y comaraciones tan obvics. Tres haber identificado temas taies come la “conversién” y el “aislemien‘o”, podrfamos ciones de supervivencia personal en si siones reigiosas y seculares y transformacicnes de identidad o ce la erbiryrepesentar/ 133 vida solitaria que levaban los cristiancs reclatados, los santos hin- dies y quizds los atlelas en entrenamienta, Podrfarnos examinar los ritos de inicicciéx a fin de ‘lumina la experiencia transformadora del trakajo de campo. Todas estas pesitilidaces, y sin duda muchas 14s, estén ahora disponibles no s6lo para “resefias literarias” gra- tuitas. No hay nada més tedioso de leer o escribir que un resumen ritualista de “Ia literatura”; aua los mejores resémenes pueden vol- vver tediosos os campos in‘electuales més excilantes. Como Io he- mossugeride, tales lecturas deben usarse de manera activa y creativa pare que sugieran y ayuden a desarrollar las apreciaciones 0 ‘profandizaciones analiticas. La literatura debe emplearse junto con jaccién como herramiznta para pensar y anatizar. La lectura, I que la escriture, se pueden considerar como activicades de preguntarnos sobre la “unidad narrativa”. En otras palebras, debemos pensar qué nivel de andlisis social van a expresar nuestios textos. Per glemplo: 2debemes construir nvesiro relato principal- mente en términcs de actores sociales individucles? En tal caso, Fodriames querer escribir una etnografia > una historia de la vida 0 series de historias de vides basades en personas y en personajes totalmente bien logrades. Quertiamos escribir sobre estos actores sociales centrardonos en sus propias experiencias y vidas. co muchos estudios de gran éxito (en especial nnonografias) c sostienen prindpelmenie —aunque no necesariamente de manera exclusiva~ por la ceracterizacicn de ios actores sociales descritos como individuos y que son memorables como personajes nombra- dos Entre las etnografies urbanes recientes se encuentra, For ejem 136 / ncotrare sentido alos dates utes imiento. No centrariemos la atencién tanto en los lograds como en patzones de acontecimientos, ac- jones recurrentes. Con miras a ilustrarnos, potiemos seguir con el terra de la conversion, pero en vez. de pre- seniar historias de experiencdas perscnales, podiamos centrarnos version mismos. En una tonica similar, seria posible buscar rasgos comumes en estas conversiones inielectuales, tal como las narran nuestros antropélogos. Tal recuento podria ser algo parecido a esto: La experiencia de corventrse en antropsloge se suele descritir en ‘deminos que implican una tansfomnaion er Ia identidad de tipo ‘onversiin, De hecho, cuando los cursos de master se descriten como ‘curses de conversisn nara giaduades de discipliras diferentes de la Zin ce esta rarsformacion de la denied es generada per un tabsjo de campo extendido. Descriten de manera apabullarte el tabsjo de cameo antropoidgico como tuna experiencia pe-sonal intense, nermal- ‘mente emprencida per la persaca sola. El prircipiante es separado fisica y socialments de su departamento bise y de la tutela personal al supervisor. Paste de su espesenda puede ser correr gta peligro fisice, al igeal que problemas de selud y_privadones. Para la gran ‘ayoria de los antrop6logos jovenes el de segregacion se ‘emprende “en otra parte” 2 menudo a listantes y remotes, ‘que son cultural y lirg®isticamante extrafos—. Tan poderosa es la ‘expectativa de queel trabajo e campo implicatalaishamiento qa pocos estudiantes cuyo trabajo de campe se'naco "en cia” se " nismos de su supervisor y de su departament, y se sumergen en el campo durantetempozadas lagss. H aislamierto extendido del raka- Je de campo es parte del largo paso de estatus per medio del cual el itudiante se tansforna en antiopélogo. Los dos enfoques que hemos esvozado antes no agotan las post bilidades de redaccién. Extendiendo nuesiro propio ejemplo, po- driamos hacer algo asi como “la discipiina” o el “departamento” de antropologia la unidad primaria de la nerrativa. Aqui estructurarfamos nuestro propio relato no en téminos de la expe- riencia 0 historias de vida individuales ni en los de las propiedades fe srr yrepsentar (37 © acciones formales, sino en términos de los marces teéricos institucionales 0 sistemas culturaies de nermas y valores. Si fuéra- mos a tomar esto como nuestra unidad ce narzativa, aun podria- ‘mos basarnos en les datos de “conversion” pero lo hariamos asta fin de desarrollar una narracién de la cultura académica discipli- foco de la narrativa. el principal porta- en un nivel general mas analttico. En censecuencia, la narracién podria darse mis 0 menos de la siguien- te guise La discplina dea antropologiay sus depactamenss corstittives 1 ¢} Reino Unio estin rs excusivo, Poses 3on adimitios como miembros si 9 han pasado por tun proses lago Se sprendices de un doctrado cue clave takajo de campoliargo,Fere algunos aatrepéloges pueden consrar toda sna carer basadsenuros pocts aes al campo, a un sol io, ue es dad pars pofesar a antopologa ex general. Tal ise, sostienen ellos, prodace un orvcinierto per- disputas —algunas de ellas marcadas por jemerte fueries~, ve averrejan a menudo a “las dupisas de i la idertided colectiva de los artropslogos cen gereral muchas veces se ve fuetememe expresada y efareada. De ahique los anropélogos se esfuzrzan, a menudo, por distingirse de las disciplinas afines tales como la socologia, haciendo enfasis en el carkc- torino de aa tabeo de cifnpo en ulramar. cuercizs directas en la jorma en que se conce; No siempre es fécil pensar en los niveles de gi en parte porcue a menudo estén implicitos, y en parte 2orque muchos au- ‘ores (en especial, pero no con exclusividad, los investigadores no- vveles) no abardan el asuntocomo partedesu pensamiento analitico ¥¥ esiraiégico y a veces parece habe: una esperanza vaga, y por lo general vana, de que de alguna manera emergerd el nivel adecua- do de generelidad y significancia. Fero reramente lohace, En con- WO / Excortrarel sent to fats cutatoos Vana serlos lectores implicites y segtin este formalar la interpreta- én, En muy buena medida es asunzo de conodmiento de! oficio y profesionalismo en la redaccion académica, que nos lleva més allé el tema de este capitulo y de este libro. Por otra parte, es importan- te reconover que el control del andlisis implica la clase de control sobre el texto que proviene del sertido de un i ‘una ilustracién vivida de como ‘a misma inv se puede elaborar para diferentes pablicos. Desctibe como 51 pro- jason a rlacones «argo cado genera), asf como textosac articulos para revistas sociolégicas importantes. En tales contexios, un sentido del puiblico lector es crucial en el enfoque del autor tanto los diferentes textos graban.andisis —puntos de vis temas diferentes— distintes y, ast, corstruyen la investi ma de diferentes maneras. ‘Tratemos de pensar creativamente en nuestres datos sobre los antes de doctorado en an‘ropologia. ;Cémo pueden los dis- tintos pablicos ayudams a identificar diferentes puntos de partida ‘naliticos? Tendriamos que reconocer que, por mis que nuestra in- ‘vestigacién nos emocione, seria poco >rcbadle encontrar une masa de lectores, y la opcisn de un libro camercial probablemente no se nos presente (sospechamos que los estudiantes de doctorada sim- plemente no tienen ei mismo atractivo que la inficelidad conyugal) ‘Aun si nues:ro alcance se reduce a los lectores academicos, esto no restringe nuestro anilisis a una y 3619 una perspectiva,.y nuestro ‘estilo a un solo modo de escribir. Dec:dir para quién escribimos si- gue implicando decisiones sobre lo que estamos escribiendo, por qué eri representa / UAL razones,y desde cusles perspectivas. For ejemplo, si queremes pubii- cer una monografia sobre nuestros ¢atos relacionados con la socia~ lizacién académica ce los estudiantes ce doctorado, hemes de cestablecer qué clase de librovaa ser y qué editorial lo va a querer. A la maycr pare de las editoriales ecadémicas comerciales, por eem- piblico claro. Algunos editores tenen lislas y mercados especiali- zados pare tales otras y pueden ‘dentificer los leciores potenciales oat nicho en el 5 estudios, no obstan- : el mercado, y por 1. La necesicad de tratar tal alguna etapa dela la investigacion puede asuntos analiticos importantes. ‘Si queremos escribir una monografia usando nuestros datos de antropologia, hemos de formulamos algunas preguntas dificiles y a monografia que la hacen original y Ia desta- le posiblemente se publicerdn en la acade- campos semejantes. Si uno empieze a vérselas con éstzs y otras preguntas similares (sobre les cue cualquier editor ze aapaniar a problemes de impor.ancia aralitica real. Estas pre- guntas nos obligan a pensa: en los principales temas y esuntes del libro, Debemos refiexionar sobre qué conocimiento disciplinario se extraeré y se desarrollaré, y qué conceptos y teorias, (cuando es del 250] se exponcrén, Por ejemplo, necesitamos pensar si vamos a desarollar temes y argumentos por medio de un tratamiento res- tringido de los catos 0 uséndolos de manera que encajen con temas mucho més emplios y generals. Por ejemplo, podriamos user los datos sobre socaalizacién acacémica para producir una monogra- fia detallada sobre los antropélogos, su trabajo y sus departamen- tos, a la manera quiz4s como Traweek (1983) explica su fisica de 14 / Scmtrr tenia lt cultetoos ‘gran parte de nuestro trabajo va a aperecer en tal forma. La mayor ficos sociales, es{ como la mayor parte de los cate- Jargo y anche de la academia, quisierar, estarfan muy complackdos de ver su trabajo impreso en medios de calidad. Por otra parte, estonc nos debe cegar ante el hecho de que existen otros nosotroslo que tiene importantes impliceciones en le forma de ana- estros datos. gar paca una exégesi , por ejemplo, Atkinson, 1990, 1992b; Clifford y Marcus, 1936; Clough, 1992, Richardson, 1994; Van Maanen, 1988). Aqui deseames lamar la stencién sobre el echo de que las cuesticnes de s, algunos autores en varias dist do antrepologia y sociologia, han comenzade a experi formas literarias alternativas para su trabajo delos de reoresentaci6n tienen sus propias i y estin disefiades para expresar enfoques vvas 0 alternat:vas se ensayan con un espiritu de .¥ que a veces ercuentran una justificacién més co- Desde el panto de vista posmodemo, la autoridad aparente del texto académico tradicional se vuelve prcblemitica, al igual que mackas de las aseveraciones tradicionales con relacin ala verdad y a le autenticidad que se hacen fersonales de manera implicita 0 ‘explicita. La perspectiva del auto: del anilisis también se vuelve sospechosa, Una perspectiva posmocerna muchas veces cuestiona con autcridad la sersaci6n de confortable seguridad del relato con- vencional. Es la entitesis completa de la voz muy segura de sf mis- ma de un Evans-Pritchard, como autor de, por ejemplo, The nuer (1940). De los trabajos clésicos de etnografia que adopian una pers- ecb repesetar / 195, pectiva dominante tinica —la del autor/observador— se sostiene que personifican un conjunto de presuposicicnes imente “modems”. En particular, parecen predicar el descubrimiento de ealidades sociales mediante actos de compromiso e inspeccién se- leccionades de manera complicada (y estos acios los describimos como observacién partiipente). Bajo los auspicios del posmodernismo, la nacuraleza de los tex- tes y su estatus como representaciones dela zealidad social se pue- de tratar como mucho ms problemuitica 2 incierta. No solo existe ‘un reconocimiento de la naturaleza arbitraria de las convenciones representacionales, sino tambign una disposicién a transgredit los mites adorados y a explorar alternativas, La estética posmoderna no celebra la consistenciz de la forma: puede hacer ura celebracién de estilos contrastantes y diferentes y combinarlos de manera deii- beradamente promiscua. El enfoque puede describirse comoun pas- tiche, y se basa en evecaciones y :e-reaciones de diversos estilos y prdcticas. El posmodernismo no es la tirica inspiracion en esto, pero es una manera util (aunque imprecisa) de reanir un némero gran de de experimentos textuales relacionados. La experimentacion textual asociada cor les perspectivas posinocernas va paralela a interés ferninista por la vati tual. Como losugieren algunasauioras feministas como Woll (1992), lapreocupacién del feminismo por el conccimiente y la repzesenta- ‘ifn ofrece un punto de vista especia:mente apropizdo desde el cual ccuestionar los estilos de narracién que se dan por sentados, La an- un ejemplo ce un género cada vez mis :mportante de nerracién (ver Clough, 1992). Autores como Lather (1991), sugieen que la epistemologta feminista reta las formas tradicionales de narrativa y representacién, y vuelve la atencion a la necesidad de formas alter- nativas de reconstruccién textual (ver Olesen, 1994). ‘Un miimero grande de socidlogos de la ciencia han usado formas liferaries nuevas, En buena medida inspirados por el trabajo de AB / Encinta leemido# toy dats calito sentido de lo que quisiéramos expresar cor los mensajes, impresio- ines y analisis. No podemos limitames a seleccionar y combinar lis- tas y pedazos de detos registrados a! azar. La escritura debe tener ura mira; ¢, para mejor decic, nos debe ayudar a exoresar el asanto © de qué se 1 revisar los datos del trabajo de campo nos impresion6 el grado hasta el cual éste parece tenes connotaciones muy diferentes, de ahi que esccgesiamos extractos de los datos rea- les y los incorporariamos a un dialogo 0 confrontacién dramaticos. Elresultado podria parecer un poco ast Trabajo de campo: una conversacién Supervisor: La antopologia es a veces uno va a North Man es a Nueva Guinea, a veces a un lugar que queda enire los dos sitios, donde, durante un fio 0 mas, uno se queda solo y dedicado 2 organizar su propia Investigacion. Es una maravillosa opor-uridad para pensar. ma Gnico en el sentido en que ‘es que realmente uno no tiene ni idea de lo que va a estudiar hasta ‘que llega al campo. Yo no tenia niidea de lo cue se suponia que iba a hacer cuando ‘legué; era como “ zdénde diablos comienza uno?” en Papua-Nueva Guinea. Lino pensaria que alla y hacerlo, y que cada unc tiane que encontrar la manera propia. ZEintonces por qué no nos lo dicen? Yo no tenia ni idea de lo que s# suponia que iba a hacer alld, puede simplemnent> Supervisor: No queria inmsscuirme en tu trabajo de campo. Yo Ja mayor distancia posible. Fudiera ser que ye estuviera vivo, pero estaba enfer- mo y preccupado. El sitio dorde yo estaka nunca lo habia trebaja~ do antes un antropélego. Es fameso por ser un lugar muy violento, Escihry rarewntee 149 y am{me preccupata la seguridad perscnal y lo que estaba pasan- Go allé, De modo que, en cierto sentido, en realidad me sertiacomo dardo un salto al vaci. ‘Hemos construido este dislogo manipulanco las p: nales de los iniormantes, tomadas de en-revistas partic todas las palabras empleacias se encontraban en los, Jes, Hemos cambiadb ei orden en algunos casos 7 cot siones separadas a fin de constrair aqat las palabras de los actores. Tal reconstruccién tiene valor potencial. Cbviamerte, puede pre- sentar un sentide més vivido de la confrontaci6n y el contraste. Aqui, tal mecanismo hace énfasis en las perspectivas claramente contrestedas de una figura acedémica adulta, por un lado, y un estudiante de posgrado por el ctro. Existen ciferentes versiones del trabajo ce carrpo que se pueden encontrar en los y las visicnes que hemes encapsulado en este didlogo no son de ninguna manera atfpicas. Muchos estudiantes de posgrado informan sobre 2xperiencias deaislamiento y desorientaci6n, y los supervisores acedémicos ha- cen hincapié en cue lo indeterminado del conocimiento personal, 7 la experiencia del trabajo de campo son caracteristicas propias de la antropologia y de los antropdlogos. Exploramos algunos de estos contrastes antes, cuando hicimos uso de extractos tomados de las mismas entrevistas para explorar el trabajo de campo come domi- rio, Aqui también debemos hacer éniasis en que, a pesar de que € método del dislogo tiene gran valer potencial eneste gemplo, com parar y contrastar voces aliernativas sobre el trabajo de campo), tiene que ser usado de manera reflexiva y consciente pues existe el rriesgo de que nos alejemos de los dates e inventemos un didloge que cencaje con nuestros anélisi vertir en nuestras represensaciores escritas de tales didlogos que son versiones vueltas ficcién, al menos hasta el graco en que lacon- versacién, tal como se presenta, ro sucedi6. ‘Un buen niimero de escrisores hanido mésalls de le simple cons- (ver, per ejempio, Bluetond-Lange:, 198); Ellis y Bockner, 1992; Mierczakowski, Morgan y Rolfe, 1993; Paget, 1950; Richardson y 152 j Exontar ¢ sentido das uations de preservar la laces indivi- res éticas normales de los infornres — tales como el uso de seudénimos Fara personase inst:tuciones— los deralles no esenciales se han cam- tiado deliberadamente. Como los iemnas de investigacién de losaca- déricos, y en muchos casos sus carreras particul tgacion teles como su tema y localizacion geografica, y detalles de los departementas especilicos. Asi mismo, en un estudio etnogrifico in, muy pequefia y localizada de genética boradores (Batchelor, Parsons y Atkinson, al derscho de inventar precisamente cuién habia dicho qué y partir a un acor en varios o combinar a varios actores en uno, Estos pequefios sublerfugros se realizan prindipel- Ierte por razones éticas, sin embargo, y tienen poca ¢ ningana im- Fortancia analitica, El metodo mas com ebe usarse para const-uir y expresar andlisss de amti de accion social a los que se les da relevancia parti imposibles de realizar de otra manera. nas de las virtudes analiticas recarrentes de la variacién e inno- vacisn esiisticas es que pueden ayudare sla representacién textual analticos de narracién y de otras cuestiones semejantes. Las formas Iterarizs altematives pueden ser ~ han sido~ usadas para sefalar 1 hacer hincapié en ciertos aspectos del esilo oral personal o cultu- ral Bl de Richardson (1992) es uno de tales ensayos de conssruccién Iterriz. Ela ha tomado las palabras de ura mujer de la montafia, a Louisa May, pero el poema fue compuesto por Richardson. EI efecto « impresionante y tiene —en todo caso para alganos lectores— una fuerza emocional enorme, aparejada on un sentdo de cémo Louisa nb repesetar / 153 May construye su vida contindola, lo que podria no haberse logrado por medio de un relato en prosa. Richardson (1992) se basa en meca- riismos posticos tales como “repeticon. pausas, metros, rimas y ri- 24) para representar Jas propias palabras (y la vida) de Louisa May en forma peética. Aqui, una vez mAs, ¢s necesario aclarar que tales ejercicios tie- ren un propésito anelitico y permiten que el ater vea los actores, sociales y accntecimientos familiares de nueves mareras, que semeta en los zapates del otro y use las voces y tonosindividvales de mane- icios existe el peligro de pro- simplemente por el hecho de los pueden ser atractivos para despliegues de astucia comodos pero inapropizdes gor parte del autor. Puede haber oca- Frestan en s{mismos para la creacién de poemas. El siguiente ejem- Flo se muesira a fin de ilustrar la posibilidad de tal enfoque. No sostenemos que haya gran mérito literario en el resu'tado, Comen- zamros a partir del siguiente extracto ce une entrevista: Extracto de entreviste con la doctora Nancy Enright (graduada de la Universidad de Kingford, ahora catedratica en la Universidad de Latcherdon) Creo que tuve el examen oral mis terrible que alguien pueda haber ‘ura bibliografiade veinticinco payinssy la ley6y Ie puso un circalon 156 / Encotrr senior datos cuties Si concetimos los datos como materiales que se puecen usar, entonces es més facil reconocer que d= nosotros depende moldear este material pera que setisfaga muestros propdsitos y llegue anues- tro pblico. Hacemos hincapié en que las formas experimenteles de represeniacién nes permiten considerar la escritara y la repre- sertaciér. como parte del andlisis y como procesos de descubri- miento en sv derecho propio. Le diversidad de representaciones y vatiedad de géneros abiertos al investigador ctalitativo deben con- cetirse como kerramientas fotenciales para el enélisis, asf come para la presentacion de los datos. Representaciones visuales Una consideraci6n ce las representaciones y reconstracciones no debe confinarse 2 les meros mecanismos tex:uales. La redaccién, puede incorporar una variedad de vepresentaciores visuales y gré- éstas, pero si trataremos de expresar alguin sentide de su valor. Kay, por lo manos, dos rodos importantes como se Fueden incorpora: teriales visuales en el abanico de Tas técricas del investigado: te una rice variedad ée modos como Jos andlisis. Por la otra, es posible in- corporar los rrateriales visuales mismos (tales como fotograffas reproduccién de artefactes). ‘Comenzamos con una breve consideracién de las exhibicicnes vvisuales en Ia cepresenvaci6n de los analisis cualitatives. Estas han sio analizadas a profurdidad y con gren ingenio por Miles y “Huberman (1994), que nos recuerdar. que los trozcs textuales lar- gos ~tales como entractes largos de entrevistas o notas de cam- po sélp son ura clase de datos para mostrar. Estos anotan que “en & curso de nuestro trabajo, nos hemos convencido de que las _mejores presentaciones son una gran avenida para el andlisis cuali- {ative vélido” (p. 1), y hacen une lista de matrices, gréficcs, cuz~ dros y redes como mecanismos de representacién, y dicen ademés que: So Ssrbiry presenter / 157 todos son disefudes para ensamblar Ia informactin organizada en ‘ure fermi compacta y accesible de innediate, de modoque el anata pporda ver qué sucode y sacar conclisionesjustifiadss 0 pasar ae proxiina etapa del andl sis cusa presentacion,sugiee, puede ser dt @m Tal como Miles y Huberman lo sugieren en ¢l curso del proceso analttico, estas representaciones grificas pueden ser mecanismos hheuristicos importanies para el investigedor. Cuando :ambién se incorporan buenas presentaciones en las narraciones publicadas, entances el lector puede ver “lo cue suzece” De hacko, el uso ima- ginativo de formas de presentaciér. tales ccmo diagramas, puede ‘com en una parte muy importante de la represeatacin ge- eral de las culturas 7 procesos sociales. Miles y Haberman se basar. en una gama mpresionante de estu- dios cualiiativos para mostrar céme se pueden generar ideas y en- sefar relaciones por medio de las exhibiciones visuales. Ya hemos introducido, al menos, una de estas formas de presentacién. En el ‘capitulo 4 empieames alguncs de Jos ex:ractos de ruestros datos Para comenzar un andlisis de dominio del “campo” en el discurso aneropalgis. All eeu es andi en a forma de dingy ‘ma. Este presenta una gran cantidad de informacion sobre las cen- que hacen los antroo6logos de ese conocido ‘término. Ademis de ser una importante herramienta aralitice, una version de tel diagrama podria usaise para obtener un buen efecto fen Ios relatos Fublicades de nuestio andlisis de aquel aspecto de nuestros datos. De hecho, Ids anilisis culturales semanticos y sirnic lares se prestan muy bien para este tipo de formas de representa- on Milles y Hubermar, por ejemplo, tarmbign se zefieren al uso de las representaciones con diagramas de las terminclogias populares e incluyen ls construccién de tres diazrames para representar los ordenamientos colectives 0 indivicuales de dominios semanticos articulares y le consiruccién de analisis componenciales. Estas tic riicas pueden representar, en forma grifica y econémice relaciones seminticas complejas, El lector puede captar informacién minucio- sa de estas representaciones resurridas cor. mucha més facitidad que en representaciones largas y detaliadas de tipo ciscursive. 16 / Encntrr el sentido los dato cust vestigaci6n (en términos de especializaciones regionsles). Se vera ayudan a definir de manera i6n. Como se pucdeve:, cada represertacion capta una buena cantidac de conocimiento cultura! (y andlisis per perte del investigacor) para ordenar el dominio en cuestién, pero puede caer en la scbresimpiificacion Tales formas de representa- deten empleare cor cautela y en combinadin con datos uenc hicerlo, fado comoremetidos en un trebajo de campo mAs inten- jcamente antropolegos. La antropologia es tuna mate- Hla muy visual, y asi son sus departamentos y sus profesionales académicos. Uno no puede visitar los depar:amertos de antropclo- sia sin impresionarse con la exhibicién de pinturas y objetos mcte- ales que, como cosa rutinaria, adcrnan 10s corredores, las oficinas centrales, las aulas de clase y las oficinas de los profesores. El perso- 1 / Setar seid as dts ute 1 slo reconocer el hecho de que hacemos esto, sino hacerlo de ma nara cuidadosa, responseble y explicita, Sugerencias de Iecturas adicionales Atcowon, 2. (1980). The ahnogropic imagination: ‘extaal constructions of reality, ‘ordor Reutleigeand Kegan Poul, Contiese un andlisis detalledo de los mecanismos retbricos y Hterarios cempletdos en lt constuccion de etrogrifias sccioligicas, Se corcertra en la ‘BeL.MS, Smith GW. H. (1992) Analy oisual data Newbury Pack, CA:Sage. Uns inroducdén extremadamente accesible y bier documentada 2 esta myoruntefre: deandlcs y mpprsertacon, que incluye trabao antropoligico y sodagio Chiford, J.y arees,G. (editors). 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