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1 Crónicas 21,22-22,9
1 Crónicas 21,22-22,9
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1 CRÓNICAS
22
Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a
Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo. 23Y Ornán
respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los
bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy
todo.
Este hombre le dice a David: “No sólo te doy la propiedad, es decir, la tierra, sino también el
trigo, la cosecha que estamos juntando, para que puedas hacer una ofrenda; y también te doy los
trillos, los cuales se puede usar como madera para el altar.” Hasta los bueyes, le daría este
hombre para usar en el holocausto. Este hombre Ornán era una persona bastante generosa.
Pero veamos qué es lo que David le contesta aquí en el versículo 24:
24
Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo
precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada
me cueste.
En otras palabras David está diciendo: “Yo nunca le ofrezco a Dios algo que no me haya
costado nada.” David no quería parecer una persona que regalaba algo que a él no le había
costado nada. El quería tomar toda la responsabilidad. Creemos que esto es algo maravilloso.
El pagó el precio justo por la propiedad, como vemos aquí, al leer el versículo 25:
25
Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.
26
Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e
invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.
David ofrece su sacrificio a Dios. Y quisiéramos que usted note algo importante en este
pasaje. David edificó el altar en el mismo lugar donde luego se edificaría el templo. Vemos
que éste es el mismo lugar elegido para el holocausto. Este es el lugar donde Dios se encontraba
con Su pueblo. David pidió la misericordia de Dios. En nuestro programa anterior, vimos la
misericordia de Dios en el pasado. Esa fue la misericordia de Dios para salvación. El ha sido
bondadoso para con nosotros. Alguien ha preguntado: ¿qué es misericordia? En otros pasajes
ha sido traducido como benevolencia; esa es otra palabra maravillosa.
En la Escuela Dominical una maestra preguntó a los niños ¿qué era benevolencia? Una
pequeñita tuvo la mejor respuesta de todas. Ella dijo: “Cuando uno va y le pide pan a la mamá y
ella se lo da, eso es bondad. Pero si ella le pone mermelada al pan, eso es benevolencia.”
Amigo oyente, Dios es un Dios de misericordia, y ¡eso es maravilloso! Pero, ¿sabe una
cosa? Dios no nos salva por medio de Su misericordia. El no nos puede salvar por ella. El no
puede hacerlo simplemente porque tiene corazón. Creemos que anteriormente tratamos de hacer
bien claro esto, ya que Dios no puede obrar de esa manera. El ha preparado un camino de
salvación. El no puede ser una persona sentimental. Y esto es, porque la pena tiene que ser
pagada.
El problema del pecado no puede ser puesto a un lado, y Dios no salva simplemente por
misericordia. El tampoco salva por medio del amor. Dios no le puede salvar por amor, amigo
La Biblia dice: “Por gracia sois salvos por medio de la fe.” ¿Ve usted? No es por amor, ni
tampoco por misericordia, sino por gracia. Ahora, ¿Qué se quiere decir con eso? Eso quiere
decir, amigo oyente, que el Señor Jesucristo pagó el castigo por nuestros pecados. Porque Dios
no puede simplemente hacerle entrar al cielo a escondidas. El no va a bajar las barreras del
cielo. El pecado suyo tiene que ser pagado. Dios no está haciendo algo sentimental. El no
está cerrando Sus ojos al pecado cuando le salva. El precio tiene que ser pagado.
Usted es un pecador culpable ante Dios. Pero deja de serlo, cuando confía en el Señor Jesús.
Usted bien sabe que El murió para pagar por sus pecados hace más de 2000 años. El es nuestra
propiciación. Y, ¿qué era eso? El propiciatorio estaba sobre el arca en el tabernáculo. El arca
fue lo que David trajo a Jerusalén, y sobre ella se encuentra el propiciatorio; y el sumo sacerdote
entraba una vez por año y la rociaba con sangre, y eso hacía que el trono de Dios se convirtiera
en un trono de misericordia. La razón por la cual Dios puede mostrar misericordia hacia usted,
es porque Cristo murió por usted. Y esa es la única manera que El tiene para hacerlo.
¿No le parece maravilloso, amigo oyente, que El pueda hacer eso de esa manera, sin tener
que dar favores a nadie? El no tiene a un grupo especial que es formado por aquellos que son
Sus preferidos. Dios no hace acepción de personas. Si usted llega y acepta el sacrificio de
Cristo, el sacrificio que El hizo por usted en la cruz, Dios le salvará.
Ahora, David sabía eso. Pero hay muchos miembros de Iglesias en nuestros días que
realmente no lo saben. David edificó un altar y en él ofreció holocaustos y ofrendas de paz.
Tenemos un gran sumo sacerdote. El ha llegado a los cielos. El es Cristo, el Hijo de Dios.
Retengamos nuestra profesión, como dice el escritor a los Hebreos, en el capítulo 4 de su carta,
15
versículo 15, dice: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia.
Eso es todo lo que necesitamos: misericordia y hallar gracia. Eso es algo más de lo que
necesitamos, porque El nos salva por gracia para ayudarnos en los días de necesidad. La razón
por la cual Dios puede ser misericordioso; la razón por la cual Dios puede salvarle por gracia; es
porque Jesucristo murió por usted, amigo oyente. Ese es el mensaje que tenemos aquí.
Ahora, en el versículo 27, tenemos lo que Dios le dice al ángel. Leamos el versículo 27 de
este capítulo 21 del Primer Libro de Crónicas:
27
Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.
Ahora, ¿dónde puso esa espada? Más adelante, fue puesta en el costado. Esa lanza fue
puesta en el costado del Señor Jesucristo. Y como alguien dijo: “Llegué al corazón de Dios, a
través de la herida de una lanza.” De esa forma lo hicimos nosotros. Ahora, el versículo 28
28
Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios
allí.
Ese sacrificio ahora, es con acción de gracias. Continuemos con los versículos 29 y 30:
29
Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del
holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón; 30pero David no pudo ir allá a
consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.
En el arca era donde Dios se encontraba con Su pueblo, porque allí estaba el propiciatorio y
Dios moraba entre los querubines. Allí es donde El se reunía con Su pueblo. En el capítulo 22
tenemos la última división de este Primer Libro de Crónicas, y aquí tenemos las preparaciones
que hizo David para edificar el templo. Comienza aquí en el capítulo 22 y se extiende hasta el
capítulo 29. Leamos, pues, los primeros dos versículos de este capítulo 22, del Primer Libro de
Crónicas:
1
Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para
Israel. 2Después mandó David que se reuniese a los extranjeros que había en la tierra de
Israel, y señaló de entre ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios.
David estaba empeñado en construir el templo en la era de Ornán. Prosigamos ahora con los
versículos 3 y 4:
Aquí se menciona a los sidonios. Hiram era el rey de Tiro en Sidón y era quien había traído
el material, y le ayudó a David. Ahora leemos en el versículo 5:
5
Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad,
para renombre y honra en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y
David antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia.
Es por esa razón que decimos, amigo oyente, que no era el templo de Salomón sino el templo
de David; ahora, lo estamos observando desde el punto de vista de Dios. Dios lo dice. Dios
dice: David, antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia. ¿Por qué no edificó el
templo David? Bueno, enseguida se lo diremos. Escuche la opinión de Dios, aquí en los
versículos 6 al 8:
6
Llamó entonces David a Salomón su hijo, y le mandó que edificase casa a Jehová Dios de
Esta tiene que ser la respuesta para aquellos que critican a David como un hombre
sangriento. Como hemos dicho, esas guerras que él tuvo que pelear fueron forzadas contra él.
Mientras nosotros estamos en este mundo, amigo oyente, si nos ponemos firmes del lado del
bien, vamos a tener que luchar. Como ya dijimos, nuestro enemigo no es un enemigo de carne y
sangre, sino un enemigo espiritual. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne. Pero
usted tiene que mantenerse firme en algo. Y como dijo alguien: “Aquellos que no se mantienen
firmes por nada, caerán por nada,” y eso es lo que generalmente pasa. La razón por la cual
muchos abandonan en estos días, el camino del bien, y esto no es algo repentino, es cuando se
niegan a mantenerse firmes por las cosas de Dios.
David era una persona que había derramado mucha sangre. Nadie expresó eso mejor que
Dios mismo. Dios dijo: “David, tú has derramado mucha sangre, y una persona como tú no
puede edificar un templo. Dios no está del lado de las guerras. El se opone a ellas. Su
nombre no es Marte. El es partidario de la paz y Su Hijo es el Príncipe de paz, y sólo El traerá
paz a esta tierra. Pero no habrá paz mientras exista el mal y el pecado. Dios no le permitió a
David edificar el templo por esas razones. El era un hombre de guerra. Ahora, El dice aquí en
el versículo 9:
9
He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus
enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre
Israel en sus días.
Hace un momento, cuando comenzamos a estudiar el capítulo 22, dijimos que a partir de este
capítulo entrábamos en la última división de este Primer Libro de Crónicas. Tenemos aquí las
preparaciones y la organización de David para la edificación del templo, y esto está
comprendido, como ya lo mencionamos, entre los capítulos 22 al 29, con el cual se termina este
Primer Libro de Crónicas. Todo esto está relacionado con las preparaciones de David para
edificar el templo. Ahora, él no lo edificó.
Y en este capítulo lo encontramos hablando con su hijo Salomón y le está explicando dos
cosas: una de ellas es que Dios no le deja edificar el templo. El tiene sus manos manchadas con
sangre. Pero su hijo Salomón, un hombre pacífico, tendrá a su cargo la edificación. Pero,
David ha reunido todo el material necesario. El ha adquirido el lugar donde se llevará a cabo la
edificación, y también ha organizado todo lo concerniente con la obra. Su amigo Hiram vino de
Tiro para proveer la madera de cedro. Aquí tenemos algo digno de notarse. En todos estos
capítulos, desde el 22 hasta el 29, vemos la organización, la acumulación de los materiales, y el
entusiasmo de David para edificar el templo que Dios no le permite construir personalmente.
En las noticias, se parece dar énfasis a estos programas; que si uno resuelve estos problemas,
está solucionando los problemas del mundo. Amigo oyente, el hombre está muy lejos de poder
solucionar los problemas del mundo, porque aún no ha solucionado el problema principal: y es el
problema de su relación con Dios. Y ese templo, nos habla de la relación con Dios. También
nos habla de lo que es espiritual. Desde el punto de vista de Dios, eso era lo importante. Y en
este libro, se nos da el punto de vista de Dios. No es igual a lo que vimos allá en los dos libros
de Reyes. No eran las luchas continuas y las intrigas y cosas sin verdadera importancia.
Ahora, se menciona las cosas de mayor envergadura. Lo que tiene valor real. Y es el
En estos días podemos mirar atrás, hacia uno de los grandes imperios de este mundo, el
imperio británico. Esta nación, por muchos años, tuvo gran poder en todo el mundo. Se decía
que el sol nunca se ponía en el hemisferio británico. Esta nación controló más este mundo, que
quizá otra nación en la historia. Gran Bretaña tenía una influencia tremenda. Ah, usted la
podía criticar. Reconocemos que ellos no fueron mejores que nosotros, pero en una época, ellos
gobernaron el mundo. Pero, cuando uno comienza a analizar lo que en realidad tuvo lugar, no
está relacionado con lo que hacía el Primer Ministro, ni las decisiones a las que llegaba el
Parlamento. Tampoco era lo que ocurría bajo el gran reloj Big Ben. ¿Sabe lo que
probablemente fue más importante? Lo que hizo un joven de nombre Juan Wesley, cuando
comenzó a predicar en Aldersgate. Cuando uno visita ese lugar, no puede menos que detenerse
y darle gracias a Dios por lo que ocurrió. Porque nosotros, aun estamos recibiendo los
beneficios de lo que allí tuvo lugar. Cerca de ese lugar, no muy lejos, fue donde Juan Wesley,
comenzó su predicación del evangelio. En ese lugar existe un cementerio. Cuando la religión
organizada lo oyó hablar, lo hizo expulsar de ese lugar. Pero él se retiró solamente hasta las
tumbas, y comenzó nuevamente a predicar; se retiró a los campos. Eso dio comienzo a un
avivamiento espiritual que aún Lloyd George llama a Juan Wesley, el inglés más grande de
todos; él fue quien hizo más por el imperio británico.
En esos días, las noticias quizá no prestaron mucha atención a lo que estaba ocurriendo; un
joven predicando en un cementerio, pero él salvó a Gran Bretaña. Es decir, él fue el
instrumento de Dios para salvar a Gran Bretaña de una revolución, y que dio comienzo a un
movimiento que llevó la civilización al resto del mundo. Usted puede restarle toda la
importancia que quiera al sistema colonial - y Gran Bretaña se atascó y quedó tan mal como nos
es posible quedar. Pero lo importante aquí es que se dio comienzo a un esfuerzo misionero que
envió creyentes a todas partes del mundo, y también llevó una influencia cristiana civilizadora a
Cualquier persona, por más parcial que sea, puede echar una mirada hacia esos días y
comprobar que eran mejores que los presentes, y que esta época actual sin Dios, no está llegando
a ninguna parte. Amigo oyente, permítanos preguntarle: ¿Quiere usted el punto de vista de
Dios? Dios dice: “David comenzó a hacer los preparativos para edificar el templo.” Eso es lo
valioso para mi en este caso. Eso es más importante que todas las batallas en las que tomó
parte. Más aún que las guerras en las que participó. En realidad, es lo más importante que
David hizo en toda su vida. Eso es lo que estamos considerando ahora.
Y David está hablando a su hijo Salomón. Ahora, no creemos que David tenía mucho
interés en ver que Salomón llegara a ser el rey. Salomón, en realidad, era demasiado flojo. No
era vigoroso como su padre. Y el Señor Jesucristo dijo en cuanto a Juan el bautista, por
ejemplo; dijo: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? o ¿qué
salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Este hombre, Juan el bautista,
era un hombre fuerte y vigoroso y estaba vestido de pelo de camello. Y el Señor dijo que los
que llevaban vestiduras delicadas, estaban en los palacios de los reyes. Allí están los flojos
como Salomón. El fue educado en un palacio. Su educación tuvo lugar en la corte de las
mujeres. Esa fue una de las razones por las que él podía soportar a tantas mujeres; él ya estaba
acostumbrado a eso. El no estaba acostumbrado a salir a lugares escarpados en su tierra, o a
defenderse a sí mismo, como lo hacía su padre.
Ahora, no estamos tratando de presentar ninguna clase de excusa de parte de David, porque
él no fue un buen padre. Pero sabemos una cosa, que David y Salomón estaban bien separados
el uno del otro. La explicación de esto la encontramos en las circunstancias que rodearon la
juventud de ambos. Tenemos, pues, que David está hablando con su hijo Salomón; él le dice:
Y, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy, porque nuestro tiempo se ha cumplido
ya. Continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa. Será pues, hasta entonces,
¡que las bendiciones del Señor le acompañen ahora y siempre!