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Resumen El Principe
Resumen El Principe
Destruirlo
Radicarse en él
Dejarlo regir por sus leyes, obligándolo a pagar tributo y establecer un
gobierno compuesto por un reducido número de personas que se encarguen de
velar por la conquista.
Es mejor conservar una ciudad que este acostumbrada a vivir libre que
hacerla gobernar por los mismos ciudadanos. El único sistema seguro de
dominar una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla. Quien se
haga dueño de una ciudad así y no la aplaste, debe esperara ser
aplastado por ella. Sus rebeliones siempre serán representadas con el
nombre de libertad. El recuerdo de su antigua liberad no les concede ni
un momento de reposo si los habitantes no se separan ni se dispersan,
inmediatamente recurren a cualquier contingencia.
Por otro lado, los Estados que nacen de pronto con príncipes
improvisados no pueden crecer y mucho menos consolidarse porque,
como las leyes naturales manda, no puede crecer algo que está plantado
y no tienes raíces. Caerán con el primer golpe que reciban porque no
tienen la energía para soportarlo, al menos que hayan tenido las mismas
bases que los príncipes de verdad.
El que llegue a ser príncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse
por conservar su afecto, pues el pueblo sólo pide no ser oprimido. El que
se convierta en príncipe por ayuda de los nobles perecerá si se empeña
en conquistarlo, lo que sólo será fácil si lo toma bajo su protección.
Un príncipe necesita contar con la amistad del pueblo, pues de lo
contrario no tiene remedio en la adversidad.
Debe entenderse a las leyes no solo a las reglas con sentido legal sino
también a las condiciones para la vida cotidiana. Y a lo que se refiere en
cuanto a “dónde hay un buen ejército, hay buenas leyes” significa que si
hay alguien que puede liderar un buen ejército puede hacerlo igual de
bien sobre la población.
Es por eso que todo príncipe consiente prefiere refugiarse en las tropas
propias y prefiere triunfan con las tropas auxiliares y evitar las mixtas.
Conocer esto es una virtud que la tienen muy pocos y es símbolo de una
gran sabiduría.
Capítulo 16 DE LA LIBERALIDAD Y LA
PARSIMONIA
En este sentido, Maquiavelo sigue insistiendo en la necesidad del
Príncipe de transmitir a otros la idea de que él cuenta con virtud. De esta
forma, Maquiavelo señala la importancia de parecer –no necesariamente
siéndolo- que practica la generosidad, a fin de ir ganando adeptos, sin
necesidad de poner en riesgo las arcas públicas.
Estaría bien ser tenido por pródigo de manera que se sepa que uno es,
perjudica; y por otra parte, si se le practica como se le debe practicar no
será conocida y se le considerará como el vicio contrario. Un príncipe así
acostumbrado a proceder consumirá en tales obras todas sus riquezas y
se verá obligado, si desea conservar su reputación, a imponer excesivos
tributos, a ser riguroso en el cobro y hacer todas las cosas que hay que
hacer para procurarse dinero. Lo cual comenzará a tornarlo odioso.
Todos los príncipes desean ser tenidos por clementes y no por crueles,
deben cuidarse de emplear mal esta clemencia. Un príncipe no debe
preocuparse por que o acusen de cruel, y siempre cuando su crueldad
tenga por objeto l mantener unidos y fieles a los súbditos; con pocos
castigos ejemplares será más clemente que aquellos que , por excesiva
clemencia dejan manipular sus órdenes.
Los hombres tienen más cuidado al ofender a uno que se haga amar que
a uno que se haga temer; el amor es un vínculo de gratitud que los
hombres, perversos rompen cada vez que pueden beneficiarse, el temor
es el miedo al castigo que no se pierde nunca.
Es decir, es útil parecer virtuoso, pero usted debe estar listo para actuar
de manera opuesta si la situación lo requiere. Un príncipe debe hacer el
bien si puede, pero esté listo para hacer el mal si es necesario. Sin
embargo, un príncipe debe tener cuidado de actuar siempre de una
manera que parece virtuosa, porque muchos pueden verlo, pero pocos
saben lo que realmente son. Si un gobernante conquista y mantiene su
estado, todos lo alabarán, juzgando sus acciones por su resultado.