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americana de
Psicomotrici-
dad y Técnicas
Corporales
SUMARIO
NÚMERO 4
Noviembre de 2001 Página
Editorial ..................................................... 3
Dirección:
• Pedro P. Berruezo (España) Una revisión crítica de la psicomotricidad
• Juan Mila (Uruguay) como disciplina. (Claudia Ravera) ................. 5
Consejo de Redacción:
Análisis y posibilidades de la práctica del
• Montserrat Anton (España)
• Pilar Arnaiz (España) atletismo como actividad físico-deportiva
• Pablo Bottini (Argentina) adaptada para personas con deficiencia
• Daniel Calmels (Argentina) visual. (Roberto Hernández Vicente) ............... 13
• Blanca García (Uruguay)
• Alfonso Lázaro (España) Função paterna e desenvolvimento
• Cristina de Leon (Uruguay) psicomotor. (Maria Luisa Inguaggiato) ........... 45
• Leila Manso (Brasil)
• Rogelio Martínez (España) Del problema de la dispraxia a la dispraxia
• Rosa María Peceli (Uruguay) como problema. (Pablo Bottini) .................... 55
• Claudia Ravera (Uruguay)
• Ruth Rosental, (Argentina) La Supervisión Clínica y la Supervisión Ins-
• Miguel Sassano (Argentina) titucional, ineludibles instancias de Forma-
• Cristina Steinek (Uruguay) ción de Postgrado o Formación Permanen-
• Begoña Suárez (México)
te, en Psicomotricidad. (Juan Mila) .............. 75
• Marcelo Valdés (Chile)
• Alicia Valsagna (Argentina) Análisis comparativo de la coordinación
• Joaquín Serrabona (España)
dinámica general en una población con
Secretaría: Deficiencia Mental y otra con Síndrome de
• Carmen Torcal (España)
Down. (Antonio Escribá y Andrés Navarro) ...... 83
Domicilio:
Apartado 146. E-28230. Psicomotricidad educativa: una propuesta
Las Rozas (Madrid) organizativa y metodológica para la escue-
Edición: la. (Marcelo Valdés Arriagada) ........................ 93
• Pedro P. Berruezo (España)
E-mail: Resúmenes / Abstracts .............................. 107
revista@iberopsicomot.net
Novedades bibliográficas ........................... 111
Web:
www.iberopsicomot.net Normas de publicación ............................... 113
Edita:
• Asociación de Psicomotri-
cistas del Estado Español
• Red Fortaleza de Psicomo-
tricidad
ISSN: 1577-0788
Editorial
Damos, pues, las gracias a todas las personas que se han interesado, a quienes han
leído con interés los artículos publicados, a nuestros suscriptores, pues son la razón
última de esta revista.
Es muy difícil saber con certeza cuál es el número final de lectores de la revista,
puesto que los suscriptores, sobretodo los suscriptores institucionales, bajan los
números de Internet, los imprimen y luego estas impresiones son a su vez fotoco-
piadas llegando sobretodo a los alumnos. Es muy grato ver citados, por
psicomotricistas, por estudiantes y por otros profesionales de diversos lugares del
mundo, los artículos publicados en la Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y
Técnicas Corporales.
También se ha producido un crecimiento muy importante de la disciplina a nivel
académico y profesional en Latinoamérica. Muy importantes han sido los congresos
realizados este año, muy importante ha sido el crecimiento de la Red Latinoameri-
cana de Universidades con Formación en Psicomotricidad, a la que se han incorpo-
rado cinco Universidades del Brasil. Creemos que nuestra revista está modesta-
mente contribuyendo a ese gran desarrollo, así como al fortalecimiento de las rela-
ciones entre profesionales de diferentes países, de Europa y América, desde el
norte hasta el sur. En los cinco números publicados hasta ahora (incluyendo en
número 0) nuestra revista ha publicado 35 artículos. Nos parece un digno esfuerzo
por compartir y difundir experiencias e ideas diferentes. Nuevamente es de agrade-
cer la colaboración de quienes han confiado en nuestra revista para publicar sus
trabajos, pues gracias a su generosidad hemos podido ofrecer este amplio y variado
panorama del desempeño profesional.
Pero en un cumpleaños, además de celebrar el pasado, se hacen planes para el
futuro. Es cierto que termina felizmente nuestro primer año, pero se abre un nuevo
año lleno de ganas de seguir ofreciendo un instrumento al alcance de todos donde
reconocerse y compartir. La suscripción anual termina con este número 4 y espera-
mos habernos hecho suficientemente dignos de vuestra confianza como para contar
con vuestro apoyo un año más. La próxima cita (el próximo número) es en febrero
del 2002 y hasta entonces tenéis tiempo para renovar vuestra suscripción.
De cualquier modo, nuestro soporte informático hace posible que nuestras revistas
sigan disponibles a todos en cualquier momento. Aunque a partir de ahora abrimos
la suscripción para el 2002, siempre será posible suscribirse al año 2001 y acceder
directamente a todos los números atrasados. Al igual que los suscriptores siempre
mantendrán su acceso a los números de los años en que han tenido su suscripción.
En fin, trascurrido el primer año, con la alegría del deber cumplido y con la incerti-
dumbre ante los retos del futuro, queremos brindar a la salud de la Revista Ibero-
americana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, que la vida le dé años y los
años le den vida. ¡Salud compañeros!
* El texto de este artículo corresponde a un trabajo presentado por su autora en las Jornadas
«Psicomotricidad, el devenir de una disciplina»; encuentro organizado por la Universidad Nacional de
Tres de Febrero (UNTREF) y por la Asociación Argentina de Psicomotricidad (AAP) que tuvo lugar en
Buenos Aires (Argentina) los días 20 y 21 de abril de 2001.
3. LA PSICOMOTRICIDAD EN LA INTERDISCIPLINA
Consideramos que un elemento insoslayable de nuestro crecimiento como disciplina
ha sido nuestro trabajo contextualizado en el marco de un equipo interdisciplinario
cuando no transdisciplinario.
Juan Mila (2000) en su trabajo “Formarse en interdisciplina” nos dice: “desde nues-
tra óptica es fundamental la praxis interdisciplinaria, praxis que nos enfrentará en la
acción con los bordes de las otras disciplinas. Estos bordes son espacios de enten-
dimiento y de confrontación, de consenso y discusión, de acuerdos teóricos que
permiten crear y crecer. Y es en estos espacios donde deberemos preservarnos de
confundir disciplina con profesión, disciplina con propiedad, saber o poder”.
• ¿A qué nos referimos cuando hablamos de equipo?
Podríamos considerar al verdadero equipo interdisciplinario como un cuerpo en
movimiento, donde las diferentes partes que ingresan ya constituidas, se
reconstituyen en una suerte de encuentros y desencuentros, donde, y por sobre
todo, pueden funcionar en forma individual sin olvidar el todo, y formar parte del
tono sin olvidar su esencia (Ravera, 2000).
En un trabajo anterior (Ponce, Queirolo, Bonnevaux y Ravera, 1997), señalábamos
como elementos claves en la constitución de un equipo:
• la elección recíproca de sus integrantes partiendo de un proyecto común,
situación que no es fácil en el ámbito universitario,
• las características personales,
• la formación profesional,
• la participación en un mismo marco referencial incluyendo tanto la forma-
ción teórica como ciertos aspectos ideológicos en cuanto a la praxis profe-
sional.
El trabajo en equipo supone:
• la capacidad de descentrarse de sí mismo,
• la conciencia de los límites de la propia disciplina,
• la conciencia de los límites del propio equipo,
BIBLIOGRAFÍA:
Bergès, J., (1983): “Encuentro con el Prof. J. Bergès”, Revista de la Asociación Uruguaya de
Psicomotricidad. Año 1. Nº1. Pág. 36.
Devereux, G. (1977): De la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento, Siglo
Veintiuno editores S.A., México.
Haag, G. (1990): “Les troubles de l’image du corps dans les psychoses infantiles”, Trabajo
presentado en las XIX Jornadas Anuales de Terapia Psicomotriz organizada por el S.N.U.P,
París.
Mila, J., (2000): “Formarse en interdisciplina”. En P. Bottini (comp.): Psicomotricidad: prác-
ticas y conceptos, Miño y Dávila Editores, Madrid.
Morin, Edgar (1999): La cabeza bien puesta. Repensar la reforma, reformar el pensamien-
to. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires.
Ponce de León, E.; Queirolo, S.; Bonnevaux, M.; Ravera, C., (1997): “La psicomotricidad en
el abordaje interdisciplinario de los trastornos del desarrollo del niño”, Trabajo presentado
en el Congreso Regional de Estimulación Temprana organizado por la Carrera de
Psicomotricidad de la Escuela de Tecnología Médica de la Facultad de Medicina Montevideo
y por Asociación Uruguaya de Psicomotricidad.
Ravera, C. (2000): comentario al trabajo de Juan Mila: “Formarse en interdisciplina”. En P.
Bottini (comp.): Psicomotricidad: prácticas y conceptos, Miño y Dávila Editores, Madrid.
Wallon, H.(1934): Los orígenes del carácter en el niño, Nueva Visión, Buenos Aires.
RESUMEN:
Este artículo destaca la necesidad que tienen los psicomotricistas de construir una red
conceptual que sustente su trabajo. Es necesario partir de los conceptos de otras discipli-
nas y trabajar en colaboración con otros profesionales para desarrollar los conceptos pro-
pios, Sólo así la psicomotricidad se convertirá en una disciplina integradora y científica.
PALABRAS CLAVES:
Psicomotricidad, disciplina, intervención psicomotriz, interdisciplina.
ABSTRACT:
This work highlights the necessity that they have the psychomotor therapists of building a
conceptual net that sustains its work. It is necessary to leave of the concepts of other
disciplines and to work in collaboration with other professionals to develop the own concepts.
Only this way the Psychomotor Work will become an integrative and scientific discipline.
KEYWORDS:
Psychomotricity, discipline, psychomotor intervention, interdiscipline.
DATOS DE LA AUTORA:
Claudia Ravera es Licenciada en Psicomotricidad, profesora titular en la Carrera de
Psicomotricidad de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica de la Facultad de Medicina
de la Universidad de la República en Montevideo (Uruguay).
INTRODUCCIÓN
La Constitución Española de 1978 indica la importancia del deporte, incluyéndolo en
el conjunto de principios que rigen la política social y económica, que recoge el
capítulo tercero del Título 1, dedicado a los derechos y deberes fundamentales. El
artículo 43.3 señala: «Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la
Educación Física y el Deporte. Asimismo, facilitarán la adecuada utilización del ocio».
El artículo 49, incluido en el mismo Título, hace mención a las personas con algún
tipo de discapacidad: «Los poderes públicos realizarán una política de previsión,
tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y
psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampara-
ran especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a los
ciudadanos».
Es este sentido, la Ley 10/1990 de 15 de Octubre, del Deporte recoge en su Título 1,
dedicado a los principios generales, por primera vez el deporte para minusválidos
de forma expresa. El Artículo 4.2. dice: «Es competencia de la Administración del
Estado fomentar la práctica del deporte para las personas con minusvalías físicas,
sensoriales, psíquicas y mixtas, al objeto de contribuir a su plena integración so-
cial».
En el capítulo Tercero de la Ley 10/1990, dedicado a las Federaciones deportivas
españolas, el Artículo 40 dice: «Corresponde al Gobierno establecer las condiciones
para la creación de federaciones deportivas de ámbito estatal, en las que puedan
integrarse los deportistas con minusvalías físicas, psíquicas, sensoriales y mixtas».
En otros artículos de la Ley se encuentran referencias al deporte para minusválidos.
Éstos son los referidos a la enseñanza de la Educación Física y la práctica del depor-
te:
El atletismo es un medio idóneo para desarrollar las distintas dimensiones que con-
forman al ser humano: cognitivo, socio-afectivo, volitivo y biológico-motor.
En primer lugar, presenta un componente motor importante en relación a la ejecu-
ción de los modelos o gestos deportivos, lo cual implica la puesta en acción de una
o varias capacidades motrices (físicas o coordinativas). En segundo lugar, a través
de las pruebas colectivas de relevos, se contribuye a reforzar el carácter socializador
que cualquier aprendizaje a estas edades debe poseer.
Y por otra parte, se influye en la esfera o dimensión volitiva, ya que cualquier
especialidad de fondo, medio fondo, saltos o relevos comportan una toma de deci-
siones en lo que respecta al ritmo de la carrera, a la elección del momento adecuado
para llevar a cabo el sprint final, a la determinación de la altura a sobrepasar en
cada uno de los intentos o a la distribución de los participantes de cada equipo en
una prueba de relevos.
A continuación se comentan brevemente las distintas dimensiones o ámbitos antes
mencionados y los valores que se trabajan desde la práctica del atletismo.
5.1. Ámbito biológico-motor
a) Aspectos fisiológicos
- Incremento de la capacidad de resistencia.
- Adaptación fisiológica al ejercicio atlético.
- Adaptaciones respiratorias: ventilación pulmonar, modificaciones de la
ventilación pulmonar, transporte de gases en sangre…
- Consumo de oxígeno y producción de CO2
- Modificaciones en la respuesta cardiovascular al ejercicio físico.
- Adaptaciones energéticas al ejercicio físico.
b) Aspectos neuromusculares
- Incremento de la fuerza.
- Incremento de la flexibilidad.
- Incremento de la velocidad.
- Incremento de la capacidad de movimiento.
c) La salud
- Incremento del pulso basal.
- Capacidad respiratoria.
- Higiene.
- Mejora del tono postural.
- Aceptación de la mejora de la condición física como una mejora de la
salud.
- Aceptación, valoración y respeto del propio cuerpo.
- Calidad de vida.
confirmados. Este mismo autor, pone de manifiesto la presencia de toda una serie
de características de los deportistas ciegos:
- A pesar de no reunir las condiciones típicas de los velocistas, poseen una
considerable velocidad en distancias cortas y no parecen estar muy bien
dotados para soportar entrenamientos largos.
- La capacidad aeróbica de las personas ciegas y deficientes visuales es me-
nor. Por este motivo, la progresión deportiva en pruebas de fondo suele ser
más lenta que para un atleta vidente.
- Los valores de consumo de O2 por Kg. de peso/minuto son inferiores a los
que presentan los videntes; a veces no suelen llegar a los valores medios de
personas no deportistas, aun siendo atletas de alto rendimiento a nivel in-
ternacional en el colectivo de deportistas ciegos.
- Los niveles de fuerza al iniciar la práctica deportiva son también menores en
ciegos y deficientes visuales que en videntes.
A la hora de planificar el trabajo y los entrenamientos es fundamental mejorar las
cualidades físicas, para así situar y equiparar al deportista con deficiencia visual al
nivel o punto de partida del deportista vidente, siendo de gran importancia:
- La intensidad: Para igualar la intensidad del ejercicio entre un deportista
vidente y un deportista ciego, hay que aumentar las pausas de recuperación
en los ciegos.
- La cantidad: el volumen de entrenamiento debe ser menor hasta completar
la formación deportiva; ello repercutirá en el rendimiento durante ese perío-
do y en el tiempo necesario para lograr un buen rendimiento.
A continuación, teniendo en cuenta el Manual de la I.B.S.A. (1989), según Garica y
cols. (1994), Torralba y Blanco (1994), Álvarez (1994), Hubiche y Pradet (1999), y
Alonso y del Campo (2001), se comentan otros aspectos más específicos de la
metodología y las principales adaptaciones en atletismo practicado por las personas
con deficiencia visual.
6. ATLETISMO
Pueden participar en todas las especialidades excepto en salto de pértiga y pruebas
de vallas. B1, B2 y B3 compiten en categorías separadas.
6.1. Carreras
6.1.1. Especialidades.
Las personas con deficiencia visual participan en las siguentes pruebas atléticas:
100 m., 200 m., 400 m., 800 m., 1500 m., 3000 m., 5000 m., marathon, relevos
4x100 m. y 4x400 m.
- 100 m: los B1 ciegos corren solos, generalmente en la pista 4. La salida se
da mediante el disparo de pistola tradicional. Un guía situado a una distan-
cia de 40 metros llama al corredor, luego se quita de en medio; otro guía
situado detrás de la línea de los 100 metros continúa llamándole hasta que
el corredor ha cubierto toda la distancia. Está prohibido correr al lado del
atleta. Varios atletas B2 corren a la vez. Cada uno de ellos tiene dos calles
para sí y puede recibir ayuda de guías. Los B3 corren en grupo, un atleta por
calle, sin guía.
- 400 m: al haber dos curvas en la pista, el guía corre al lado del atleta ciego.
Sus muñecas se hallan unidas por una cuerda elástica. Disponen de dos
calles, pudiendo así correr tres o cuatro atletas al mismo tiempo. Los B2
disponen de dos calles y pueden ser guiados. Cada B3 dispone de una calle
y no tiene guía.
- 800 m: los métodos son los mismos que los señalados anteriormente para
los primeros 100 m. de carrera, y luego corren en grupo hasta el final de la
línea de meta.
- 1.500m., 5.000 m. y 10.000 m.: a los B1 y B2 que desean ser guiados se les
unen sus muñecas a las de sus guía mediante cuerda elástica. Corren como
un grupo hasta el final de la línea. Los B2 corren solos.
- Marathon (42’185 km.): las tres categorías salen a la vez, pero están situa-
das en tres lugares separados. Los B1 y B2 corren junto a sus guías, unidas
las muñecas mediante una cuerda elástica. Los guías pueden hacer turnos
en las distancias largas y pueden ser varios los que ayuden a los atletas
deficientes visuales. En competiciones en carreteras: semi-marathon, cam-
po a través (todas las distancias), los métodos de guía son los mismos.
Algunos corredores ciegos llevan como guías a sus perros.
6.1.2. Objetivos didácticos para el aprendizaje de la salida y de la técnica de la
carrera
- Apoyar el metatarso.
- Coordinar la acción de las piernas y brazos, consiguiendo un movimiento
circular a través de una buena impulsión y elevación de la rodilla de la
pierna libre.
- Mejorar la capacidad de reacción.
- Conocer la posición de salida con dos, tres y cuatro apoyos.
- Ajustar la amplitud y frecuencia de su zancada a la velocidad de desplaza-
miento, dependiendo de sus condiciones morfológicas.
- Erguir el cuerpo de forma progresiva desde la posición de salida, cuidando
los primeros apoyos.
- Dosificar adecuadamente el esfuerzo.
- Conocer la relación que existe entre la intensidad del esfuerzo y el aumento
de su frecuencia cardiaca.
- Disfrutar de los beneficios del trabajo de resistencia a través de las activida-
des lúdicas.
6.1.3. Objetivos didácticos para el aprendizaje de las carreras de relevos
- Adoptar una posición de partida equilibrada que permita detectar señales
propias sencillas que sirvan de referencia para reconocer la aproximación
de un compañero e iniciar la carrera de puesta en acción.
Hoja de Corre con la Impulsa co- Apoya la Bracea con Utiliza co-
registro cadera alta rrectamente parte ante- amplitud y rrectamente
y elevando rior del pie. con un mo- la salida con
las rodillas. vimiento tres y cua-
Sí / No contrario a tro apoyos.
la acción de
las piernas.
ALUMNOS
1
2
3
4
CARRERAS DE RELEVOS. ERRORES MÁS COMUNES EN LA INICIACIÓN (Alonso
y del Campo, 2001)
PORTADOR RECEPTOR
- Perder velocidad en el momento de - No señalizar la referencia de puesta
efectuar la aproximación. en acción.
- No señalizar el momento del alcance. - Precipitarse o salir después de haber
superado el compañero la marca.
- Entregar con la mano izquierda. - Hacer una puesta en acción lenta.
- Portar el relevo cogido del extremo - Realizar la carrera de puesta en ac-
más próximo al receptor. ción mirando hacia atrás y con el bra-
zo permanentemente extendido.
- No colocar el testigo entre el dedo - No atender a la orden de intercambio.
pulgar y los cuatro dedos restantes.
CARRERAS DE RELEVOS. EVALUACIÓN: HOJA DE REGISTRO (Alonso y del
Campo, 2001)
ALUMNOS
1
2
3
4
6.2. Saltos
6.2.1. Especialidades
Este colectivo participa en: salto de longitud, salto de altura y triple salto.
Los métodos para guiar deben ser muy exactos. El período de aprendizaje y entre-
namiento necesario para participar en este deporte es largo y debe ser regular y
muy cuidadoso, ya que el atleta actúa en tres dimensiones.
- Salto de longitud: B1 es guiado al tomar carrerilla por medio de una voz que
le llama (como en los 100 metros). El atleta ciego no salta desde el área de
salto tradicional, sino desde una zona de yeso blanco, de aproximadamente
un metro cuadrado, donde se determina la posición de su pie en el momento
de despegue. El salto se mide desde la marca del talón en ese punto hasta
el punto de llegada en el foso. B2 y B3 saltan de modo tradicional, desde el
área de salto.
- Salto de altura: el modo de guiar a los B1 depende mucho de cada atleta.
En algunos casos, el guía les muestra la altura de la barra. Los B2 y B3 no
tienen guías, pero sin embargo, emplean marcas en el suelo, muescas,
marcas elastoplásticas…
- Salto triple: se emplean los mismos métodos que para el salto de longitud.
6.2.2. Objetivos didácticos para el aprendizaje del salto de longitud
- Efectuar una carrera rápida y equilibrada con una acentuada elevación de
rodillas, coordinando un movimiento amplio de brazos.
- Ajustar la longitud de la carrera y controlar la velocidad de la misma para
conseguir saltar en un punto fijado.
- Identificar la pierna más apropiada para la batida.
- Aprovechar la velocidad de aproximación para conseguir una batida eficien-
te que favorezca una correcta colocación de los diferentes segmentos cor-
porales, con el fin de lograr una fase de vuelo prolongada.
- Adoptar una correcta posición de caída, con objeto de prolongar la longitud
del salto.
6.2.3. Objetivos didácticos para el aprendizaje del salto de altura
- Determinar la pierna de salto.
- Correr a distintos ritmos de carrera a la distancia y al lugar de batida.
- Impulsar con una pierna, intentando lograr la mayor altura posible.
- Experimentar el vuelo y las posibilidades de giro que el cuerpo tiene en el
aire.
- Vivenciar y comprobar la seguridad que el elemento de caída (colchoneta)
tiene para su seguridad, evitando con ello posibles temores.
6.2.4. Cualidades a desarrollar
- Relajación segmentaria.
- Control y dominio corporal.
- Equilibrio postural.
- Tono postural activo.
- Control y dominio del equilibrio dinámico.
- Control global y segmentario.
6.2.5. Aprendizaje técnico.
a) Ámbito motriz
- Control y dominio del gesto técnico de las diferentes fases de la carrera:
amortiguación, apoyo, impulso y vuelo de los saltos.
- Control y dominio de las diferentes fases de los saltos (batida, fase
aérea y caída).
- Coordinación de los segmentos.
- Ejecución técnica del franqueo en el salto de altura.
- Dominio de los ejercicios técnicos de carreras, «skiping», talón, glúteo,
etc.
- Dominio de los ejercicios técnicos de potenciación muscular, multisaltos
horizontales y verticales, etc.
- Desarrollo de la movilidad segmentaria para la carrera, la batida, la fase
aérea y la caída.
- Desarrollo de los ejercicios específicos de dominio de pies.
b) Ámbito táctico
- Información sincrónica por parte del entrenador de la situación y del
control motriz de la carrera necesarios para una óptima batida.
- Control de la intensidad.
6.2.6. Dominio y control espacio-temporal
- Concepto y dominio del ritmo.
- Implicaciones del ritmo en la frecuencia y en la amplitud de la zancada y por
tanto, en el dominio espacial.
- Utilización de diversos espacios y adaptación rítmica a ellos.
- Adaptaciones rítmicas a las diferentes especialidades de carreras: velocidad
máxima, media, baja; progresivos, regresivos, cambios de ritmos, oleadas,
etc.
- Dominio del ritmo necesario de carrera para una óptima aproximación a la
batida.
6.2.7. Orientaciones espaciales
- Por la voz.
- Con elementos de percusión (palmadas y materiales sonoros).
- Por la voz y palmadas simultáneamente.
6.3.3.Cualidades a desarrollar
- Relajación segmentaria.
- Control y dominio corporal.
- Equilibrio postural.
- Tono postural activo.
- Control y dominio del equilibrio dinámico.
- Control global y segmentario.
- Control del artefacto de lanzamiento.
- Incremento cuantitativo de la fuerza, la flexibilidad y la velocidad gestual
con artefactos.
6.3.4. Aprendizaje técnico
a) Ámbito motriz
- Control y dominio del gesto técnico de las diferentes fases de los lanza-
mientos.
- Control y dominio de las diferentes fases de los lanzamientos.
- Coordinación de los segmentos.
- Ejecución técnica de los giros y desplazamientos en disco y en peso.
- Dominio de los ejercicios técnicos de la carrera en el lanzamiento de
jabalina.
- Dominio de los ejercicios técnicos de potenciación muscular, multisaltos
horizontales y verticales, etc.
- Desarrollo de los ejercicios específicos de dominio de pies.
- Desarrollo de la movilidad segmentaria necesaria para el lanzamiento
de los diferentes artefactos.
- Dominio y utilización de diferentes artefactos con diferentes pesos.
b) Ámbito táctico
- Información por parte del entrenador de la situación y del control motriz
necesarios para un óptimo lanzamiento.
- Control del esfuerzo.
6.3.5. Dominio y control espacio-temporal
- Concepto y dominio del ritmo.
- Implicaciones del ritmo en la frecuencia y la amplitud de la zancada, y por lo
tanto, en el dominio espacial.
- Utilización de diversos espacios y adaptación rítmica a ellos.
- Adaptaciones rítmica a los diferentes desplazamientos, lineales, con giros,
etc.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Alonso, D. y del Campo, J. (2001): Iniciación al atletismo en Primaria. Barcelona:
Inde.
Álvarez, C. (1994): Atletismo básico. Una orientación pedagógica. Madrid: Gymnos.
Antón, (1993): El entrenamiento deportivo en los ciegos y deficientes visuales. Con-
greso Paralímpico Barcelona 92. Libro de Ponencias. Fundación ONCE.
Arnaiz Sánchez P. (1994): Deficiencias visuales y psicomotricidad. Madrid: ONCE.
Arnaiz, P. y Martínez, R. (1998): Educación Infantil y Deficiencia Visual. Madrid:
CCS.
Blázquez Sánchez, D. (1999): La iniciación deportiva y el deporte escolar. Barcelo-
na: Inde.
Castañer, M. y Camerino, O. (1996): La Educación Física en la Enseñanza Primaria.
Barcelona: Inde.
Comité Olímpico Español (1994): Deportes para minusválidos físicos, psíquicos y
sensoriales. Madrid: C.O.E.
Constitución Española de 1978
Dufier, J.L. (1996): Problèmes visuels chez l’enfant sportif. Le Valentin Haüy, 41,
25. France.
Fernández García, E. (1998): El deporte en la escuela. Diferentes modelos para la
enseñanza del deporte. Revista Élide, 71-77. Madrid: Anaya.
Garica y cols. (1994): Deportes para ciegos y deficientes visuales. En: Deportes
para minusválidos físicos, psíquicos y sensoriales. Madrid: Comité Olímpico Es-
pañol.
Gil, F. ; Arroyaga, M. y de la Reina, L. (1997): Atletismo. Madrid: M.E.C.
Hubiche, J.L. y Pradet, M. (1999): Comprender el atletismo. Su práctica y su ense-
ñanza. Barcelona: Inde.
Landsheere, G. (1977): Los objetivos en educación. Vilassar de Mar: Oikos-Tau.
Ley 10/1990 de 15 de Octubre, del Deporte.
Oliveira, J. (1990): 1169 ejercicios y juegos de atletismo. Barcelona: Paidotribo.
Real Decreto 1835/1991 sobre Federaciones Deportivas.
Torralba y Blanco (1994): Propuesta de una progresión metodológica de atletismo
para ciegos y deficientes visuales. En: Actas del Congreso Estatal sobre Presta-
ción de Servicios para Personas Ciegas y Deficientes Visuales. Vol. 2 Área de
Cultura y Deporte., 424-434. Madrid: ONCE.
V.V. A.A. (1989): Manual de I.B.S.A. Madrid: ONCE.
RESUMEN:
En este artículo se describen los factores que condicionan la práctica física y depor-
tiva en las personas ciegas y deficientes visuales, así como los principales proble-
mas motrices que suele presentar este colectivo. Se presenta la metodología y
adaptaciones a tener en cuenta para la enseñanza del atletismo a los alumnos y en
general, para los adultos que presentan deficiencia visual en las modalidades reco-
nocidas por la I.B.S.A.: carreras, saltos (de longitud, salto de altura y triple salto) y
lanzamientos (de peso, jabalina y disco).
PALABRAS CLAVE:
Deficiencia Visual, Ceguera, Desarrollo Psicomotor, Atletismo, Metodología, Entre-
namiento Deportivo.
ABSTRACT:
In this work the factors of the physical and sport practice in blind and visually
impairment people are described, as well as the main motive problems that usually
present this community. It is presented the methodology and adaptations to keep in
mind for the teaching from the athletics to the students and in general, for the
adults that present visual impairment in the modalities recognized by the I.B.S.A.:
careers, jumps (of longitude, jump of height and triple jump) and launchings (of
weight, javelin and disk).
KEYWORDS:
Visual Impairment, Blindness, Psychomotor Development, Athletics, Methodology,
Sport Training.
DATOS DEL AUTOR:
Roberto Hernández Vicente es Diplomado en la Titulación de Maestro Especialis-
ta en Educación Física por la Universidad de Murcia (España), y posee el Título de
Monitor de Atletismo. En su formación académica ha realizado un amplio número de
cursos de Psicomotricidad y de Educación Física. En su trayectoria profesional ha
trabajado durante varios años como Monitor de Atletismo en el C.P. Félix Rodríguez
de la Fuente y en el C.P. Juan XXIII, en Murcia. Es autor de varios artículos y de
varias comunicaciones que tratan sobre el desarrollo psicomotor, la Educación Física
y el deporte, en las personas que presentan Necesidades Educativas Especiales
(deficiencia visual y deficiencia mental), que se encuentran en el medio penitencia-
rio y/o presentan problemas de drogodependencias.
INTRODUÇÃO
A prática clínica exercida pela equipe interdisciplinar da instituição LUGAR —Centro
de Estudos Interdisciplinares e Atendimento Clínico, localizada em Salvador-Bahia
(Brasil)—, vem, há algum tempo, proporcionando questionamentos, contribuindo
para o desenvolvimento da Clínica de Abordagem Psicomotora para crianças, sob o
olhar da Psicanálise. A experiência e as reflexões apontadas neste artigo são resul-
tantes desta prática.
A psicanálise é o eixo teórico transdisciplinar que perpassa todas as áreas de atua-
ção do LUGAR, já que esta instituição, ocupa-se de uma prática que atua na pers-
pectiva da constituição do sujeito e toma a relação transferencial como ponto
norteador no tratamento, abrindo espaço para que o sujeito ocupe um lugar de
saber sobre si mesmo. Sendo assim a prática interdisciplinar é fundamental para o
entendimento das questões que serão aqui apresentadas, pois a troca entre as
áreas possibilita maior compreensão dos aspectos envolvidos na construção da sub-
jetividade. Esta visão permite a psicomotricidade considerar o sujeito não apenas
em seu corpo esquemático como também, na sua função imaginária, sustentada
pelo plano simbólico.
O que proponho neste artigo é estabelecer conexões deste eixo teórico com a prá-
tica psicomotora, considerando-o como um relevante instrumento sustentador da
escuta psicomotora, capaz de apontar ao psicomotricista, a posição e o lugar na
relação transferencial.
Para tanto, proponho um recorte de alguns conceitos da teoria psicanalítica, que
serão apresentados no decorrer do texto, para entender o tema da função paterna
e sua operação estruturante no desenvolvimento psicomotor, pois a prática clínica
tem mostrado que os transtornos psicomotores estão diretamente relacionados com
esta temática. O Objetivo deste artigo não é aprofundar tais aspectos, mas apenas
colocá-los de forma que possam dar uma melhor compreensão para a temática
abordada. Para aqueles que se interessam pelo tema, podem buscar aprofunda-
mentos nos estudos psicanalíticos Lacanianos.
partir do objeto (a). Há sempre algo que não é especularizável no tempo imaginá-
rio, este algo é o objeto (a), aquilo que vai ser constitutivo do nosso eu, do nosso eu
ideal, aquilo que, por ser resto não especularizável, fará o sujeito se inscrever na
cadeia de significantes e buscar novas potencialidades.
É exatamente por existir este objeto que não é especularizável no desejo do Outro,
que surge o espaço vazio, no qual sempre nos remeterá a um repetição circular ao
redor deste objeto (a), o que permite margear o real, numa produção imaginária e
simbólica, remetendo o sujeito a um lugar de “falta”. Portanto o objeto (a) está no
lugar da falta. Isto permite a criança se reconhecer no olhar do Outro, de forma não
alienada, porque há algo que não pode ser espelhado, algo que não responde o
desejo no Outro, mas situa a criança em relação à falta necessária para se constituir
no lugar do Outro.
Lacan coloca que enquanto o sujeito acomoda seu desejo em presença do Outro,
“produz no plano imaginário uma oscilação do espelho que permite, as coisas ima-
ginárias e reais, que não tem o hábito de coexistir para o sujeito, reencontrar-se
numa certa simultaneidade, ou em certos contrastes” (Lacan, 1986, 202). Em rela-
ção a Psicomotricidade, esta dinâmica constitutiva do sujeito permite a criança se
reconhecer; mesmo que ainda em alguns momentos “assujeitada” ao Outro; e bus-
car outras produções corporais, criando metáforas significativas dos gestos que o
representem, e não sós aqueles que o inscreveram enquanto imagem alienada ao
Outro primordial. O que permite a criança se movimentar diante desta imagem de
assujeitamento é a instância paterna.
Podemos entender, portanto, o objeto (a), em uma de suas funções, como elemen-
to importante na relação especular e que introduz a dimensão do nome do pai, já
que o acesso do sujeito ao simbólico depende da posição, da forma como o “nome
do pai opera no desejo materno, do valor que este confere a lei do pai enquanto lei
do desejo” (Dor, 1989, 56) portanto, a posição da mãe diante da castração. A
função paterna opera para que o significante S1, marcado pela perda do Objeto (a),
faça o desdobramento necessário da cadeia de significantes, e é esta que vem dar
consistência ao imaginário do corpo.
Estas considerações introduzem a relação com o Outro barrado, importante para
que a criança não fique alienada a construção imaginária de seu corpo na relação
com o Outro primordial, embora este momento de alienação seja fundamental na
construção da subjetividade. Para que a apropriação do corpo e o desenvolvimento
do esquema corporal tenha maior propriedade, é necessário a separação, ou seja,
a introdução de um terceiro elemento na díade mãe/criança e que a criança não
permaneça no lugar de único objeto que pode satisfazer o desejo da mãe. Portanto,
para que o Outro esteja posicionado como Outro Barrado é necessário, que esta
relação mãe/criança seja marcada pela existência imaginária de um objeto capaz
de preencher a mãe: o falo (Dor,1985) no qual a criança passa a se identificar.
Então, “a função paterna só poderá ter um caracter operatório na medida em que o
pai se acha investido da atribuição fálica” (Dor, 1989, 47).
O que permitirá a criança à mediação do plano imaginário para o simbólico, recon-
siderando sua identificação fálica, é justamente este elemento fálico, introduzido
pelo discurso materno, assegurando a função paterna, dando a criança o reconhe-
cimento do seu lugar na dinâmica constitutiva do sujeito.
que algo parecia insustentável para ela naquele momento. As tentativas de mudan-
ça de posição, o levavam a se colocar na relação de forma mais fusional, o que me
permitia fazer uma leitura da forte presença ainda do momento de alienação e a
análise de que a criança ainda necessitava desta repetição como uma forma de
elaboração. A necessita de jogar nesta posição, a demanda de ter os meus “poderes
de corpo”, exercer o controle sobre eles é significativa e representativa da relação
com o Outro. Parece que sua experimentação corporal está “amarrada”, como se
algo o impedisse na apropriação de suas conquistas corporais. Ou será que elas só
poderiam aparecer ao “olhar do Outro”, no momento em que este, corporificado na
relação com o psicomotricista, se mantivesse “preso”?
Pelas entrevistas com os pais, na escuta de seus discursos, fica claro o lugar em que
estão posicionados, onde o olhar materno exerce o controle na relação com o filho
e o pai não exerce a operação de corte, para o avanço das suas conquistas corpo-
rais, ou melhor, da apropriação de sua imagem corporal, da não alienação ao Outro,
do desenvolvimento do seu esquema corporal. No discurso materno não há espaço
para o nome do pai.
Através do discurso materno, identifico que não é permitido à criança fazer várias
coisas com seu corpo, porque “pode se machucar”, “ficar doente”. É importante
destacar, que esta criança apresentou, nos primeiros anos de vida, vários episódios
que comprometeram sua saúde. Poderíamos pensar a partir disto, como se inscre-
veu sua experiência subjetiva no estádio do espelho e como esta vem se desenvol-
vendo sem a operação paterna consistente.
Este momento nos remete a pensar, como a criança está posicionada na identifica-
ção fálica, que lugar ocupa na sua estruturação edípica e as relações das dimensões
simbólica e imaginária do pai, e o pai da realidade. Joel Dor coloca: “Nenhum pai,
na realidade, é detentor e fundador da função simbólica que representa. Ele é o
seu”vetor”(Dor, 1989, pg47). O que me faz supor, neste caso, que o pai desta
criança não sustenta esta vetorização para fazer valer sua função simbólica, ou
seja, não tem consistência no discurso materno, não operando o corte na constru-
ção imaginária desta mãe em relação à apropriação corporal de seu filho. Neste
caso, a fragilidade do pai simbólico, ou seja, a inconsistência de sua função, não se
deve a carência do pai real, mas sim, do desinvestimento da sua atribuição fálica.
No processo do tratamento, tanto é importante saber da posição transferencial
demandada pela criança, como buscar deslocamentos da mesma para a direção da
cura. É importante que se decodifique, analise o jogo espontâneo da criança, em
um registro simbólico, ou seja, que se escute os significantes inscritos no corpo pela
linguagem e como a criança por sua vez, recebe isto como verdade.
Para a direção da cura, o psicomotricista não pode ficar capturado em imagens
especulares, mas sim abrir espaços vazios para que o eixo simbólico encontre
resignificação no plano imaginário do sujeito e através do jogo psicomotor a criança
possa produzir corporalmente outros sugnificantes representativos. O psicomotricista
deve permitir que a função simbólica do pai se sustente, para que a criança possa
identificar e reconhecer a condição de castração do Outro, possibilitando, assim,
uma interpelação, do Outro primordial, e consequentemente um deslocamento do
falo. Para tanto o profissional deve reconhecer-se no lugar do Outro Barrado.
Joel Dor coloca que quando há este deslocamento, “a criança entra, a partir daí,
num momento de incerteza que antes tinha dele diante do desejo de sua mãe. Só
esta incerteza permite compreender como a criança começa a se confrontar com o
registro da castração pela instância paterna”(Dor,1989, 47).
Em determinada sessão, depois de muitas repetições “amarradas”, abriu-se um
espaço, onde constato uma dinâmica mais presente na instância paterna, através
das construções imaginárias corporificadas no jogo. Este reposicionamento repre-
sentou para a criança o “desprendimento” e a liberação para experimentar outros
esquemas de ação, explorando sua relação com o espaço, com seu próprio eixo
corporal, seguido de outras produções corporais, nas quais se julgava “preso” para
fazê-las. A psicomotricidade favorece exatamente o domínio imaginário do corpo,
desde o seu lugar no mundo simbólico, ou seja desde o mundo das palavras, pois,
como já foi citado anteriormente, o corpo é estruturado pela linguagem.
A partir desta mudança de posição, abriram-se novos caminhos para que meu pe-
queno paciente pudesse avançar nas suas pesquisas e conquistas corporais, princi-
palmente no que diz respeito ao seu eixo corporal, o que, num primeiro momento,
no discurso parental ele não sustentava. Algo operou no plano imaginário e simbó-
lico, no sentido de que não mais se referenciava num olhar alienado no Outro, mas
num olhar barrado do Outro.
A partir deste olhar do Outro barrado, corporificado na relação transferencial com o
psicomotricista, houve a possibilidade de que seu desenvolvimento psicomotor se
“desaprisionasse”. Através da repetição a criança pode descobrir outros significantes
corporais representativos da sua imagem.
Para que o Outro se encontre numa relação de Outro barrado, como já foi colocado
anteriormente, é necessário que o sujeito deseje, segundo a articulação significante,
ou seja, que a criança se reconheça posicionada diante da castração. Para que isso
se efetue na relação transferencial é preciso que o psicomotricista se reconheça
também na posição de castrado, o que lhe permite não ter um saber absoluto sobre
a criança, possibilitando a ela o desdobramento necessário para que sua manifesta-
ção sintomática tome outro sentido.
A função Paterna só se torna operante se o Nome do Pai encontra um espaço no
discurso materno. Isso significará para a criança poder apropriar de suas conquis-
tas corporais e criar representações próprias para suas atitudes e seu desenvolvi-
mento psicomotor, permitindo-lhe uma atribuição fálica. Esteban Levin coloca no
artigo - O gesto e o Outro: o visível e o invisível, “O fato da espera, da pausa, do
suspenso para ver o que faz, o que diz a criança, dá a possibilidade para que ela
realize deslizamentos, substituições por si mesma, já que a situação transferencial
a sustenta.” (Levin, 1990, 73)
Outros fragmentos clínicos podem ilustrar estes deslizamentos. Certo dia, constrói
um jogo que nomeia como “escorregão na casca de banana”, e segue espalhando
pela sala vários pedaços de panos e almofadas, propondo uma brincadeira com o
eixo de seu corpo, controlando-o para que não escorreguesse. Ao final do trajeto de
seu projeto motor, se atirava nas almofadas dando cambalhotas e pulos. Começa a
trazer outros significantes de seu corpo a partir da atividade motora do “pular” e
repete este jogo, várias vezes, criando diversas formas de exploração do controle
do eixo do próprio corpo, explorando diferentes formas de “pular”nas almofadas, a
pequenas e longas distâncias. A Palavra pular está em aspas, para ressaltar que
esta palavra passa a ser um significante forte nos seus movimentos. Neste momen-
to da relação transferencial, sua demanda é de que apenas olhe o jogo, verificando-
se deste modo, uma mudança de posição.
A experimentação desta outra posição lhe permitiu desdobrar várias outras criações
corporais que envolviam a nova exploração de seu eixo corporal, ou seja, ordenar
sua posição postural em relação ao equilíbrio, redimensionando-a no tempo e no
espaço.
Outro fragmento clínico interessante a partir de suas produções corporais, foi a
criação de um jogo com caixotes e tábuas de madeira, nomeando-os de “pontes”,
dizendo que, na fazenda de seu pai, havia muitas pontes. Brincava de atravessá-las
de diversas formas, colocando um pé na frente do outro, e diz “Isto é bastante
perigoso, mas eu posso”. Aqui, há um pedido de sustentação desta atribuição fálica,
através do olhar de reconhecimento do que é capaz, o que só foi significativa por
estar dimensionada na relação transferencial.
A sustentação desta posição vai permitindo, cada vez mais, a exploração imaginária
de seu corpo, sustentada na sua estrutura simbólico, pois passa a criar, a cada
sessão uma nova possibilidade de experimentação do eixo corporal e também uma
possibilidade de questionar-se sobre as coisas que são ditas a seu respeito. Isso me
faz pensar que há realmente um redimensionamento da atribuição fálica, observa-
do nas suas atitudes corporais. Situa seu corpo na linguagem como “Eu tenho equi-
líbrio!!!” Passa a partir daí, várias sessões jogando de equilibrista, realizando vários
números “bastante perigosos”.
Joel Dor coloca: “que podemos facilmente compreender a colocação da metáfora
paterna a partir do principio desta substituição significante, na qual um significante
novo virá tomar o lugar do significante originário do desejo da mãe” (Dor, 1989, 51)
O pai é uma metáfora. A introdução do quarto elemento, o falo, na estruturação
edípica, permite a criança avançar nas conquistas de seu corpo e construa uma
cadeia de significantes outros que não aqueles apenas inseridos pelo desejo mater-
no.
Numa determinada sessão, pergunta-me: “Tem alguma coisa que eu estou fazendo
que você não está gostando? Aqui há uma pergunta que se remete ao Outro, po-
rém, é sob a forma de pergunta, é como se, agora, interrogasse a condição de
“aprisionado”. Determinada vez, ao jogar-se nas almofadas, bate a bunda na pare-
de: e dá risadas: “Até parece que é minha mãe!” Aqui aparece uma forma diferente,
uma indagação, ou melhor, uma outra forma de “brincar com este Outro”. Neste
momento, poderíamos pensar no limite ético de cada trabalho e no exercício
interdisciplinar, levantando a hipótese se haveria aí, um pedido de espaço para a
introdução de uma escuta analítica.
O ESPAÇO PSICOMOTOR NA CONSTITUIÇÃO SUBJETIVA
O lugar do psicomotricista, na transferência, é importante para possibilitar à crian-
ça uma produção corporal própria e abrir campo para o desenvolvimento do seu
estilo motor e de suas possibilidades de domínio do eixo corporal. Para que este
lugar se estabeleça é necessário que o próprio psicomotricista se coloque no lugar
do Outro barrado, ou seja não ocupe o lugar vazio, um saber sobre a criança,
BIBLIOGRAFIA:
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Kaufmann, P. (1996). Dicionário enciclopédico de psicanálise- o legado de Freud e
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RESUMO:
Este artigo tem como objetivo proporcionar reflexões sobre a clínica de abordagem
psicomotora para crianças, tendo como eixo teórico transdisciplinar a psicanálise e
o favorecimento desta na escuta psicomotora. A partir deste eixo teórico levanta
questionamentos do lugar do psicomotricista na relação transferencial. Evidenciam
a importância da função paterna no desenvolvimento psicomotor e os aspectos
subjetivos implicados nos transtornos psicomotores, devido a sua precária susten-
tação.
PALAVRAS CHAVES:
Desenvolvimento psicomotor, transtorno psicomotor, esquema corporal, imagem
corporal, eixo corporal, psicanálise, constituiçao do sujeito, função paterna
ABSTRACT:
This article is a reflection on the psychomotricity based therapy for children with
psychoanalysis, and it is relevance in psychomotricity “hearing”, as it is transdiscipli-
nary theoretical axis. From this viewpoint, it explores the role/place of the psycho-
motor development and the subjective aspects of the psychomotor imbalances by
the lack of or precariousness of the paternal role.
KEYWORDS:
Psychomotor development, psychomotor imbalance, body scheme, body image,
body axis, psychoanalysis, subject formation, paternal role.
DADOS DA AUTORA:
Maria Luisa Inguaggiato. Fisioterapeuta. Terapeuta Corporal de Investigação
Psicossomática. Psicomotricista Relacional. Psicomotricista Titular da Sociedade Bra-
sileira de Psicomotricidade. Membra da equipe do Lugar - Centro de Estudos
Interdiscilinares e Atendimento Clínico. Salvador-Bahia (Brasil).
* El presente artículo fue escrito gracias a la recopilación de aportes conceptuales sobre el tema que
realizara el Lic. Miguel Sassano.
Vemos oportuno aclarar el alcance que damos en este escrito a los términos funcio-
namiento y funcionalidad, para lo cual recurriremos a Daniel Calmels, quien en un
escrito suyo aclara al respecto: “El déficit [...], afecta al órgano y compromete la
función; la torpeza compromete el funcionamiento. Pero deberíamos detenernos no
solo en la función y el funcionamiento sino también en la funcionalidad, o sea el
sentido social otorgado a un acto en particular. Órgano, función, funcionamiento y
funcionalidad, completarían un esquema básico para pensar en el desarrollo de un
acto...” (Calmels, 1997, 30).
Torpeza y Dispraxia
Al decir de Calmels, “...la torpeza compromete el funcionamiento...”. La Dispraxia,
también.
¿Cuáles son, entonces, las diferencias sustantivas que presentan estos dos trastor-
nos psicomotores?.
Una de las dificultades con que nos encontramos en nuestra tarea clínica cotidiana
se refiere al diagnóstico diferencial entre estos trastornos, ya que, a priori, uno y
otro cuadro, presentan signos similares en su manifestación cotidiana durante el
quehacer de la persona afectada, por lo menos, frente al observador ingenuo o
poco avezado.
Cuando el grado de dificultad condicionado por la dispraxia es tan notorio que lleva
a la persona a la imposibilidad total de realización en el plano de la ejecución motriz
(no encontrándose afectado el órgano central o periférico de ejecución), el diagnós-
tico se hace más sencillo.
¿Y cuando no es así?.
Recurrir a la historia vital de la persona afectada, considerar su edad cronológica y
su pertenencia socio-cultural, favorecerá la realización de un diagnóstico más preci-
so.
No es lo mismo encontrarnos frente a la consulta por un niño de 4 años que no logra
peinarse con habilidad a que el niño en cuestión tenga 10 años. Es de esperar que el
segundo de estos niños ya tenga afianzada y automatizada la praxia cotidiana del
peinado y que el primero de ellos se encuentre aún en pleno período de aprendizaje
de la misma.
La persistencia de la alteración funcional durante un tiempo tan prolongado y tanto
más allá de lo que se espera para el habitual afianzamiento de dicha función, deno-
tan, sin duda, el carácter distintivo de ambos trastornos.
La consecuencia inmediata de esta característica es que la funcionalidad de la praxia
en cuestión también se vea notoriamente afectada.
Si, al decir de Henri Wallon (1998, 123) la Torpeza Motriz es la “imperfección habi-
tual de los movimientos”, la dispraxia lleva a que dicha imperfección sea de tal
magnitud, que el resultado que de ellos se obtiene sea grotesco e inútil en su
sentido práctico contextual inmediato (su funcionalidad).
El abordaje Psicomotor desde la óptica de la complejidad
Se trata de dar cuenta del fenómeno psicomotor a la luz de algunas de las posturas
teóricas que se alinean en las conceptualizaciones surgidas a partir del replanteo
actual de la ciencia, lo que comúnmente se nombra como nuevos paradigmas.
Figura 1
1) Sistema persona
A) Sub-sistema tónico-emocional/afectivo
B) Sub-sistema motor/instrumental
C) Sub-sistema práxico/cognitivo
Completaremos esta reformulación contextuando el sistema persona entre los sis-
temas (figura 2):
2) Familiar
3) Institucional
4) Sociocultural
Figura 2
La primera de ellas, según referían sus padres, había colaborado con José en sus
primeros años escolares, brindando al niño instrumentos organizativos para su adap-
tación escolar.
La segunda, habría colaborado con el nivel de comprensión sobre la situación de
José, de tal modo que su familia pudiera relacionarse con él de modo más relajado.
Aunque los propios padres coincidían en que los “efectos” por ella logrados hacía
rato que se habían “diluido”.
Los padres destacaban con desaliento que ninguna de las profesionales consultadas
había logrado que José superara definitivamente sus dificultades.
También habían consultado a un neuropediatra, que había indicado la realización de
un Electroencefalograma y de una Tomografía Computada sin que en ninguno de los
dos estudios complementarios de diagnóstico se encontraran datos significativos.
La conclusión del mismo fue: “José no presenta signos de patología neurológica”.
A similar conclusión había arribado el Psiquiatra derivador (a quien habían recurrido
por pertenecer a su obra social y en busca de una reorientación terapéutica de la
situación de su hijo) pero en lo referente a la patología de índole emocional.
Su decisión, respecto de la derivación a un Psicomotricista, se basaba, en el área
predominante afectada en José, la del desarrollo psicomotor, según dicho profesio-
nal nos refiriera en una charla telefónica por nosotros efectuada.
Esta afección en su desarrollo psicomotor se manifestaba en todos los ámbitos de
inserción de José.
En la escuela, afectaba la legibilidad y rapidez de su escritura. El manejo espacial de
su cuaderno estaba alterado de tal forma que no lograba encolumnar por sí mismo
las cuentas de sumar y menos aún realizar tareas de geometría, dada su imposibi-
lidad de manejo de los instrumentos necesarios.
Alteraba su desempeño en las clases de educación física, ya que en ellas se mostra-
ba desganado y poco participativo, con bajos niveles de logro.
Lo limitaba en su inserción social entre pares, ya que al negarse a participar en los
juegos físicos habituales entre sus compañeros y vecinos de barrio, quedaba cada
vez más excluido de esos grupos.
En el ámbito familiar, generaba el rechazo de sus padres y hermana, pues hasta las
acciones más cotidianas le eran dificultosas, cuando no imposibles.
Su aspecto físico era descuidado, pues no lograba solvencia en el manejo de su ropa
y tareas de acicalamiento.
En la entrevista inicial sus padres se mostraban insatisfechos con los logros de su
hijo y desalentados con relación a sus posibilidades de cambio.
Sus comentarios eran por demás elocuentes:
• “Se peina hasta la mitad de la cabeza, si el resto no se lo terminamos de
peinar nosotros, a él le da lo mismo”.
• “Sólo coloca su camisa dentro del pantalón si se lo recordamos, y así y todo,
en la parte de atrás siempre le queda por fuera de él”.
• “No se sabe atar solo los cordones de las zapatillas”.
El padre de José, años atrás, había estudiado Psicología, carrera que por sus obliga-
ciones laborales había truncado.
Esto le permitió encontrar referentes bibliográficos cuando alguien por primera vez
puso nombre al padecimiento de José (y de ellos).
El Psiquiatra derivador arribó a un diagnóstico presuntivo: “José presenta un cuadro
de dispraxia”, les dijo, antes de orientarlos hacia la consulta con nosotros.
Lejos de satisfacer su necesidad de “saber”, la lectura que del Manual de Psiquiatría
Infantil de Julián de Ajuriaguerra realizó el padre de José no hizo más que confun-
dirlo (y desalentarlo) aún más.
“Sí, José se parece a algunas de las cosas que allí dicen sobre este trastorno
psicomotor, pero no es para nada aclaratorio de por qué esto pasa”, decía el padre
en su desconcierto.
Se sumaba al desconcierto de los padres una característica paradójica de este tras-
torno. José podía describir verbalmente con bastante precisión que es lo que debía
hacer para lograr realizar tal o cual tarea. Pero “del dicho al hecho...”. De ahí nues-
tra llamada de atención con relación a la deriva etimológica que la palabra praxia,
que como ya comentáramos anteriormente deviene del latín practice, llegando a
adquirir, en plática, trato con la gente y de ahí a conversación, razonamiento, un
sentido significativamente contradictorio, ya que en el caso de José, el hablar sobre
el hacer y el saber hacer estaban profundamente divorciados.
Más allá de estas disquisiciones, la realidad era (y es), que es más lo que se puede
aportar sobre el cómo trabajar colaborando en que las personas que padecen este
trastorno logren mejor funcionalidad motriz, que lo que se podía (y se puede),
saber respecto de la etiología orgánica y/o psicológica del mismo.
Cuestiones de información
Frente a lo complejo y desalentador del cuadro presentado por José y su familia,
tuvimos claro que el éxito de nuestra intervención dependía de que pudiésemos
encontrar alguna tarea que entusiasmara a José lo suficiente como para lograr
incentivarlo y movilizar su dormido nivel de motivación.
A su vez, esto debería repercutir en una conducta observable por su entorno que
movilizara, fundamentalmente en su familia, la idea de que José podía lograr “otras
cosas”, algo diferente y esperado por ellos.
La situación no era sencilla.
El diagnóstico psicomotor realizado por nosotros corroboraba en casi todo lo relata-
do por sus padres.
El desfasaje entre lo que José lograba y lo que debería poder lograr con relación a
su edad cronológica, en lo relativo a su desarrollo psicomotor, era enorme.
El grado de afección mostrado por José se nos apareció muy crudamente en la
realización del Dibujo de la Figura Humana.
En nuestros diagnósticos incluimos la realización de dos dibujos de la figura huma-
na. Uno inmediatamente antes y el otro inmediatamente después de la realización
del Test de Imitación de Gestos ideado por Bergès–Lézine (1975).
Figura 3: Dibujo realizado por José antes Figura 4: Resultado final del dibujo reali-
de la realización del Test de Imitación de zado por José. Consigna dada por el Psi-
Gestos. Consigna dada por el Psicomotri- comotricista: - “Hacé ahora otro dibujo
cista: - “Dibuja una persona”. (Tamaño de una persona”. (Tamaño real en el
real en el dibujo original: 3,5 cm de alto dibujo original: 4 cm de alto por 3 cm de
por 2,5 cm de ancho). ancho).
Figura 5: Primer resultado del segundo Figura 6: Las líneas punteadas ilustran
dibujo realizado por el niño (luego de la aquéllas agregadas por el niño al concluir
realización del Test de Imitación de Ges- su primer gráfico.
tos).
fin, o sea, que cada acto motor (praxia) por José ejecutado generaba en él una
desorganización tal que alteraba la eficacia del mismo.
En un acto de ejecución motriz podríamos precisar esta secuencia de la siguiente
forma: necesidad o deseo de movimiento (ante un requerimiento contextual o por
iniciativa personal conciente o inconsciente) – recuperación/reconstrucción incons-
ciente o automática del movimiento – inadecuado procesamiento mental y psicoló-
gico de la información – ejecución del movimiento – desajuste en la funcionalidad
del mismo – retroalimentación visual (y sensorial en general) del efecto negativo
logrado – afectación emocional del ejecutante (desaliento, frustración) – negativa a
futuras ejecuciones – merma en la capacidad de aprendizaje psicomotor (por evita-
ción de nuevas experiencias frustrantes).
En este “circuito de procesamiento de información/ejecución” psicomotriz, desde
luego, el aumento de la tensión tónica era una consecuencia inevitable para José, lo
cual entorpecía los niveles instrumentales de ejecución en forma muy notoria.
¿Cómo lograr que José comenzara a desmontar este circuito y lograse una informa-
ción novedosa para él y su entorno respecto de sus posibilidades de cambio con
relación a su conducta psicomotriz cotidiana? (Bottini, 2000).
Con esta idea de cambio y está duda respecto de cómo afrontar la paradoja con
relación a este cambio, iniciamos el trabajo terapéutico con José.
Rápidamente José se interesó por aprender movimientos más eficaces que le per-
mitieran lograr mejor participación en las actividades deportivas escolares y mejor
participación grupal en general.
El juego alrededor del aro de básquet fue un organizador de esta primer etapa de
trabajo. Lejos de intentar una enseñanza técnica convencional del lanzamiento, nos
detuvimos en observar cuál era la “técnica natural” por José utilizada y, a partir de
ella, hicimos algunos aportes que optimizaran la misma en función del objetivo
perseguido: embocar en el aro de básquet.
José lanzaba la pelota con ambas manos por detrás de su cabeza, sin mirar en
ningún momento el aro en el que debía embocar. Casi ninguno de sus tiros lograban
entrar en el aro.
La sugerencia fue simple: – “Mirá el aro antes de lanzar”, le dijimos un día en una de
las sesiones de trabajo.
A partir de esta indicación José comenzó a embocar los tiros con importante asidui-
dad.
Empezábamos a encontrar alternativas a la paradoja antes planteada.
Un oportuno llamado telefónico al profesor de Educación Física del colegio reforzó la
estrategia terapéutica.
El profesor colaboró en el ámbito escolar recordando a José que mirara el aro al que
lanzaba antes de hacerlo (el gran logro de profesor fue poder postergar su “necesi-
dad” de enseñar la técnica correcta para ese tipo de lanzamiento, y así respetar las
posibilidades práxicas de José)
Luego, en un intento espontáneo por dar funcionalidad a esta nueva habilidad de
José en el marco de sus clases, este profesor sugirió a los compañeros de equipo de
José que le permitieran quedarse junto al aro del equipo contrario la mayor parte
del tiempo del partido.
Así, José solía encontrarse solo frente al aro contrario con mucha más frecuencia
que el resto de los compañeros de su equipo y, gracias al ejercicio constante de su
nueva habilidad, lograba embocar sus tiros, sumando importantes puntos para su
equipo.
En posteriores encuentros de orientación con los padres de José destacamos la
importancia que tenía para José este (¿mínimo?) logro, tanto en la superación de su
autoestima desvalorizada como en las posibilidades de su inserción social/escolar.
Estos compartieron el criterio y hasta su padre, entusiasta, colocó un aro de básquet
en el patio de la vivienda familiar para que José pudiera practicar su nueva y exitosa
habilidad.
Pero lo que más impactó a su madre, fue que José estuviera, por fin, “interesado
por algo”.
Lo que no se lograba revertir era la tendencia a que José incumpliera horarios y
dejara de llegar a su casa, casi cotidianamente, con sus zapatos y cordones sucios
de excrementos.
El punto de inflexión sobre esta situación se produjo un día en que José y su mamá
llegan tarde a sesión.
Dado el retraso me asomé hasta la puerta del consultorio y en ese momento veo
llegar en un taxi a José y su mamá.
La cara de ella estaba “desencajada” y ya al saludarla descerrajó una andanada de
insultos contra su hijo, que nuevamente había pisado excremento de perro, pero
ésta vez entre el trayecto de su casa hacia la consulta.
Coincidimos con la señora en que el olor era muy desagradable y que ese tipo de
situación era preferible que no se repitiera.
Luego de esto, la madre de José se despide y queda en pasar a buscar al niño al
final del tiempo preestablecido de trabajo.
José dibujaba una sonrisa forzada y no atinaba a decir nada.
Lo concreto era que él no podía ingresar al ámbito de trabajo en esas condiciones.
Se lo comunico al niño, y este rápidamente responde: “Juego al básquet descalzo”.
Nos dio allí la clave para nuestra intervención. Jugar descalzo era una posibilidad,
pero no confrontaba a José con las consecuencias de su reiterada distracción y
torpeza.
– “Vamos a ir a limpiar tus zapatos a la calle y no vas a poder entrar a jugar hasta
que ellos estén en condiciones”, le dije frente a su asombro.
Protestando por esta imposición, pero tolerándola en función de acceder al juego de
básquet que tanto le interesaba por esos días, nos encaminamos con José por los
alrededores del consultorio.
Fue así como recurriendo a diferentes “instrumentos y modos de limpieza” logra-
mos que los zapatos de José quedaran suficientemente limpios como para ingresar
al ámbito de trabajo.
Sus cordones, por estar tan cortos de tanto pisarlos, no se habían ensuciado. Pero,
estaban tan acortados que tampoco servían para cumplir con su función de sostén
del calzado.
Era claro que ya nadie se ocupaba de mirar el calzado de José más que para limpiar-
los cuando se ensuciaban de excremento.
También era claro que nadie en su familia esperaba que fuese José el responsable
de la limpieza. “Se llena de excrementos todas sus manos y ensucia todo el ámbito
en que intenta la limpieza”, me comentaron sus padres al respecto.
Esta situación me dio la pauta de que otra actividad era útil y “central”. José debía
lograr atar los cordones de su calzado para seguir dando muestras de sus capacida-
des psicomotrices, que por otra parte suponíamos posible de ser lograda en función
de la habilidad mostrada por el niño en la limpieza conjunta de su calzado en la calle
en esa jornada.
Al finalizar la sesión pedimos a la madre de José que comprara para la semana
entrante un nuevo par de cordones para el calzado del niño, que fuesen lo suficien-
temente largos como para poder atarlos con comodidad.
Esta sesión prologaría una serie de cambios significativos en la historia de José y su
familia.
Luego de dos semanas de espera, los cordones nuevos no llegaban.
Decidimos entonces salir a comprarlos con José en un negocio del barrio.
Al regresar al consultorio nos abocamos de lleno a la tarea de remoción y colocación
de los nuevos cordones con la ayuda del niño, que en realidad se mostraba ansioso
por concluir la tarea para continuar con su rutina de juego de básquet.
Al terminar de colocar los cordones nuevos, mostramos a José cómo realizar el
primero de los nudos de las zapatillas y lo alentamos a que lo hiciera por sí mismo.
Casi al promediar el encuentro el niño logró este paso inicial, dado lo cual le indica-
mos que continuaríamos con la tarea en la próxima sesión y dedicamos el resto del
tiempo al juego de básquet.
A la siguiente sesión la madre de José nos agradeció la compra de los cordones para
José y comentó que en esa semana su hijo no había ensuciado de excremento sus
zapatos.
Parecía ser que la estrategia de dar crédito a José en sus posibilidades estaba
siendo eficaz. Seguramente José estaba mirando sus zapatos y comenzado a verlos
de un modo diferente a partir de sentir que atarlos era algo posible para él.
Nos tomó tres encuentros más que José lograra completar el nudo de sus cordones,
en el que manejamos el tiempo de sesión de modo similar al primero (entre el
ejercicio del atado y el juego de básquet).
Utilizamos una técnica de anudado sustancialmente diferente a la habitual, que
aprendiéramos de una colega, y que básicamente repite la mecánica del primer
nudo en el segundo y tercero (pues para evitar que los cordones se desanuden se
recurre al “doble nudo”).
Dejamos que José comunicara a sus padres el logro, aunque estos ya estaban
alertas con relación a que un cambio se avecinaba, dado que José no había vuelto a
pisar excrementos en todo ese mes (y no volvería a pisarlos, salvo más que even-
tualmente).
En el siguiente encuentro de orientación con los padres estos comenzaron a mostra-
se satisfechos con el nuevo logro de José, pero además conque el niño se mostrara
ahora interesado en participar en actividades comunitarias desarrolladas en su ámbito
escolar, tendientes al embellecimiento del establecimiento y a una salida de campa-
mento en las próximas semanas.
Paulatinamente José fue mostrando que podía aprender cosas cotidianas de su
interés y que tanto él como su familia pensaban que ya no lograría.
Evidentemente la secuencia de logros que José fue obteniendo en el comienzo del
trabajo terapéutico fue condicionante para que los nuevos logros se dieran en “cas-
cada”.
Pero la sucesión de eventos positivos que implicaron que José lograra dejar de pisar
excrementos y lograra atar sus cordones, fue el punto de inflexión necesario para
que él y su familia comenzaran a cambiar la opinión anquilosada y estática que
sobre las posibilidades de cambio se había establecido en torno a él.
El trabajo con José, tuvo una duración de alrededor de dieciocho meses, en los
cuales José continuó con esta dinámica de cambio.
Por orientación del psiquiatra derivador, José fue orientado hacia un trabajo psicoló-
gico individual.
Al terminar su trabajo psicomotor el niño continuaba con un notorio retraso en su
desarrollo psicomotor según lo esperado para su edad, y si la tarea propuesta era
compleja, José necesitaba el apoyo de quienes lo rodeaban para lograrla.
Éramos nosotros, los que nos relacionábamos con José, que habíamos aprendido
que debíamos buscar formas creativas y novedosas que contemplaran las dificulta-
des por el niño manifestadas y sus características, si queríamos colaborar en que él
instalara nuevos aprendizajes tendientes a un desarrollo lo más sano y adaptado
posible.
Conclusiones
Aprendimos de esta experiencia, por cierto bastante temprana en nuestro desarro-
llo profesional, que aunque en la mayoría de las veces no sepamos con toda certeza
la causa que genera un trastorno psicomotor, podemos ser eficaces en nuestra
función terapéutica si tenemos una comprensión amplia y ampliada respecto de la
situación por la que se nos consulta; si nos planteamos una “hipótesis de trabajo”
que se base en nuestras observaciones clínicas sobre el “estado y modo” del desa-
rrollo psicomotor de quien nos consulta.
Que sólo si consideramos en dónde se ubica la demanda del consultante y su núcleo
familiar, podremos realizar estrategias terapéuticas eficaces, que contemplen a
ambas, en el mediano plazo, lo que favorecerá la ruptura de un círculo de retroali-
mentación negativo dentro del sistema familiar, generando un abordaje que consi-
dere la complejidad bio-psico-socio-eco-cultural del mismo.
BIBLIOGRAFÍA:
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plejo trastorno, en J. Tallis, J. (comp.). Autismo Infantil: lejos de los dogmas. Bue-
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Wallon, H. (1998) La Torpeza, en La hamaca. Cuerpo–Espacio–Identidad. Nº 9,
Buenos aires, FUNDARI – CIDSE.
RESUMEN:
El presente escrito repasa, con una visión critica, algunas de las conceptualizaciones
que sobre el tema de la dispraxia pueden consultarse para lograr una mayor com-
prensión sobre este trastorno psicomotor. A partir de allí, el autor describe un caso
clínico en particular, sobre el que plantea un modelo de abordaje psicomotor nove-
doso para este tipo de trastorno, basado en la comprensión del fenómeno psicomotor
desde el paradigma de la complejidad.
PALABRAS CLAVES:
Dispraxia, abordaje psicomotor, paradigma de la complejidad.
ABSTRACT:
This work reviews, with a critical vision, some of the conceptualizations that can be
consulted on the topic of the dyspraxia to achieve a bigger understanding on this
psychomotor dysfunction. Starting from there, the author describes a clinical case
in particular, on which it outlines a model of novel psychomotor approach for this
dysfunction type, based on the understanding of the psychomotor phenomenon
from the paradigm of the complexity.
KEYWORDS:
Dyspraxia, psychomotor approach, paradigm of the complexity.
Introducción
Nosotros pensamos que la formación del Psicomotricista Especializado en Terapia
Psicomotriz debe ser una formación de postgrado (aún no está institucionalizada en
el Uruguay) del Licenciado en Psicomotricidad. Este es un tema complejo, que resis-
te múltiples lecturas.
Pensamos que por sus características esta formación del Psicomotricista debe rea-
lizarse luego de su formación de grado y se debe basar en varios pilares:
1. Formación teórica.
2. Formación práctica-profesional.
3. Formación por vía corporal especifica para el Psicomotricista.
4. Supervisión.
5. Proceso psicoterapéutico psicoanalítico.
Estas diferentes instancias de formación deben ser complementarias entre sí.
“Cada una de estas instancias formativas tiene espacios y encuadres de trabajo
diferentes, y el Psicomotricista realiza una necesaria conexión en interrelación entre
ellas. Lo pensado, la acción y lo vivido en cada espacio es resignificado en las otras
instancias de formación” (Mila, Cherro, León, García Ferrés y Peceli, 2000, 69).
Así mismo nosotros pensamos que el proceso de formación del psicomotricista debe
ser un proceso individual inserto en un proceso de formación grupal.
Éste ha sido el proceso de formación que hemos realizado los psicomotricistas que
trabajamos en Terapia Psicomotriz en el Uruguay, es nuestra experiencia y debe ser
entendida como un proceso inscripto en las características culturales, históricas y
sociales de nuestro país y no como un modelo a reproducir en otros contextos.
Queremos dejar en claro nuestra postura, que el proceso psicoterapéutico psicoa-
nalítico de cada psicomotricista es parte ineludible de su formación, pero ahora nos
• el respeto,
• la contención,
• y el soporte que habiliten a la formación del supervisado.
Esto no se logra por imposición, sino mediante el trabajo conjunto entre el supervi-
sor y el supervisado.
Es muy interesante el interjuego que se establece entre los actores de este proceso
de aprendizaje: es el supervisado quien habilita al supervisor en su rol y es el
supervisor el que habilita al supervisado en la continuidad de su formación y en la
construcción de su rol de Psicomotricista.
Concertadas y establecidas las reglas del trabajo podremos comenzar la tarea.
Realicemos un breve análisis de alguno de los puntos del encuadre de trabajo.
1- Objetivos y Metodología de Trabajo
Como antes quedó explícito, los objetivos de trabajo variaran según el material a
ser supervisado, pero en toda supervisión en psicomotricidad como regla general,
debemos centrar nuestro esfuerzo en el aprendizaje y en el conocimiento de cada
psicomotricista supervisado de la técnica de trabajo y de su estilo personal puesto
en su práctica.
Se deberán analizar los dispositivos técnicos empleados, las estrategias utilizadas,
y en la clínica el vínculo terapéutico establecido.
La psicomotricidad es una disciplina en que el psicomotricista que la practica debe
conocer su cuerpo en tanto herramienta de trabajo.
“Podemos pensar que en los tratamientos psicomotores el gesto, la postura, las
modulaciones tónicas, el movimiento y la acción, tanto del psicomotricista como del
niño, se constituyen en vehículos portadores y receptores de significados y son la
vía específica de nuestra disciplina para alcanzar los objetivos terapéuticos” (Mila,
Cherro, León, García Ferrés y Peceli, 2000, 68).
A través de su formación corporal específica en psicomotricidad el psicomotricista
“encontrará caminos más adecuados para vincularse con los niños. Podrá compren-
derlos mejor, entender sus modos de funcionamiento, sus dificultades, sus deseos.
Podrá en consecuencia responder en forma adecuada, al entrar en una dinámica
que es propia del niño. A partir de este logro, el adulto, con clara conciencia de los
objetivos que se propone en el tratamiento, podrá hacer evolucionar las diferentes
situaciones hacia las metas que considera necesarias para la ayuda terapéutica”
(Mila, Cherro, León, García Ferrés y Peceli, 2000, 68).
Es pues necesario que el psicomotricista tenga un espacio donde reflexionar sobre
su practica y su estilo personal de trabajar.
Tomando la concepción de Laplanche y Pontalis en su definición del análisis de
control en Psicoanálisis, podríamos postular que el espacio de Supervisión en
Psicomotricidad es un espacio de formación que está especialmente destinado a
permitir al psicomotricista captar en qué consiste la intervención propiamente en
psicomotricidad, en comparación con otras formas de actuación psicoterapéutica.
Como se observará una vez más se debe realizar el esfuerzo de articular los conte-
nidos de los diferentes espacios de formación por los que debe transitar el terapeuta
en psicomotricidad.
2- Técnicas de Registro del Material a Trabajar en la Supervisón
En psicomotricidad, tal vez como en pocas disciplinas, el soporte de registro del
material a supervisar es fundamental, pero antes de ahondar en este punto debe-
mos, necesariamente, detenernos a pensar, desde nuestra experiencia, sobre el
proceso de elección del material a supervisar.
Cuando uno supervisa se expone, se muestra, y ese mostrarse, a través del mate-
rial clínico o del material a supervisar, está atravesado por factores conscientes (el
conocer más, el entender mejor, el adquirir instrumentos o herramientas que nos
ayuden en nuestra labor) y factores inconscientes.
Muchas veces hemos visto que el psicomotricista que supervisa su trabajo, se ha
preparado para la supervisión, ha preparado el material clínico, lo ha revisado, lo ha
ordenado para exponerlo, ha filmado muchas sesiones de trabajo, ha elegido cuida-
dosamente una sesión en especial para ser discutida y analizada en el espacio de
supervisión y es sólo allí, en el espacio de supervisión, donde toma contacto con
aspectos ciegos de su trabajo, del uso de la técnica y de su estilo de usarla.
Por eso también es muy importante la elección del supervisor, cuya figura puede ser
depositaria del saber, pero además deberá tener cualidades de escucha y acom-
pañamiento en el proceso de aprendizaje. En Psicomotricidad, donde muchas veces
las escuelas se construyen a partir de un psicomotricista, donde la psicomotricidad
y el saber empiezan y terminan en el maestro, nos queda mucho por construir en
este aspecto.
En psicomotricidad como en pocas disciplinas el registro en videotape es una herra-
mienta imprescindible. Durante diferentes supervisiones le hemos solicitado al
psicomotricista supervisado que nos relate, antes de observar la sesión la secuencia
de la misma. Muchas veces pese a haber elegido el material, pese a haber visto
muchas veces el videotape de la sesión a supervisar involuntariamente la secuencia
de la sesión es relatada con omisiones. Allí están pues, algunos aspectos a ser
trabajados por el supervisor
El videotape permite apreciar: el cómo, el tempo, los matices, e individualidad de la
utilización de la técnica. En psicomotricidad hay que discutir sobre el discurso del
cuerpo, hay que poder observarlo.
El uso del videotape tiene sus limitaciones, la selección que hace quien filma, la
apertura del lente, etc., etc., pero teniendo en cuenta estas dificultades igualmente
nos resulta imprescindible, además uno puede volver a ver, puede volver a ver para
entender.
También resulta interesante y provechoso, sumar al análisis de la sesión registrada
en videotape, el registro de un observador o el registro escrito que pudo realizar el
psicomotricista inmediatamente luego de la sesión.
3- Marco referencial teórico desde donde se trabajará el material
La Psicomotricidad es una disciplina donde convergen otras disciplinas, la psicomotri-
cidad como disciplina se encuentra en construcción y se encuentra construyendo su
cuerpo teórico. Pero son indudables los aportes que nos nutren y que llegan desde
la neurología, desde la psiquiatría, desde el psicoanálisis, desde la psicología genética,
desde las Ciencias de la Educación desde la semiótica y la sociología.
Donde mayor es la construcción de conocimientos en el espacio de supervisión es
en la discusión teórica y desde la posibilidad de recurrir a diferentes autores para
comprender nuestra labor.
Es muy claro que las referencias teóricas a utilizar en la supervisión están en primer
lugar sujetas al encuadre de trabajo de la supervisión y también al material a ser
supervisado.
Una de las dificultades que tenemos los psicomotricistas es que escribimos poco
sobre lo que hacemos, pese a que pensamos mucho sobre lo que hacemos, por eso
he tratado de hacer un esfuerzo y dejar escrita nuestra experiencia en el terreno de
la supervisión.
BIBLIOGRAFÍA:
Freud, S. (1919) Doit-on enseigner la psychanalyse à l´université? Resultants, Idées,
Problèmes. T. I, PUF. París
Laplanche, J. y Pontalis, J-B (1981). Diccionario de Psicoanálisis. Ed. Labor. Tercera
Edición. Barcelona.
Mila. J. Cherro. M, de León, B, García Ferrés. B, Peceli. M. (2000) La construcción
del Rol del Psicomotricista a través del Trabajo Corporal. Revista Iberoamericana de
Psicomotricidad y Técnicas Corporales. Nº 0. Edición Digital. www.iberopsicomot.net
Sofouan, M, Julien, P. y Hoffman, C. (1997). Malestar en el Psicoanalisis. El tercero
en la Institución y el análisis de control. Ediciones Nueva Visión. Bs. Aires Argenti-
na.
NOTAS:
1
Este trabajo esta basado en los trabajos anteriores del autor:
- Mila, Juan. La Práctica Psicomotriz con Adolescentes, el necesario encuentro interdisci-
plinar. Presentado y publicado en el VII CONGRESSO BRASILEIRO DE PSICO-
MOTRICIDADE. Psicomotricidade de Fato e de Dereito, Formaçao e Etica. Fortaleza-
Brasil- setembro 1998.
- Mila, Juan. Formase en Interdisciplina. “Psicomotricidad: Prácticas y Conceptos”. Miño
y Dávila Editores. Madrid - España. 2000.
- Mila, Juan. La Supervisión Clínica y la Supervisión Institucional. La Supervisión Clíni-
ca y la Supervisión Institucional, ineludibles instancias de Formación de Postgrado o
Formación Permanente, en Psicomotricidad. 3er Congreso Regional de Atención Tem-
prana y Psicomotricidad. Montevideo – Uruguay. Noviembre de 2000.
- Mila. J. Cherro. M, de León, B, García Ferrés. B, Peceli. M. La construcción del Rol del
Psicomotricista a través del Trabajo Corporal. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad
y Técnicas Corporales. Nº .0 España .2000. Edición Digital. www.iberopsicomot.net
- Mila, Juan. La Supervisión en Psicomotricidad. Jornadas de Psicomotricidad. Asocia-
ción Argentina de Psicomotricidad. abril de 2001. Buenos Aires – Argentina.
RESUMEN:
Este artículo plantea la necesidad de contar con la supervisión como un medio de
formación imprescindible para el desempeño de la práctica profesional como tera-
peutas en psicomotricidad y la forma de llevarla a cabo.
PALABRAS CLAVES:
Supervisión, análisis de control, terapia psicomotriz, formación profesional.
ABSTRACT:
This article outlines the necessity to have the supervision like a means of indispen-
sable formation for the acting of the professional practice as psychomotor therapists
and the form of carrying out it.
KEYWORDS:
Supervision, control analysis, psychomotor therapy, professional formation.
1. Introducción
Nuestro estudio es una réplica de un trabajo de investigación de Arnaiz, P. (1992),
que tiene como título: “Habilidades psicomotoras básicas en el síndrome de Down”.
La finalidad del trabajo era presentar un estudio comparativo, en el que se analiza-
ron los distintos resultados obtenidos por tres grupos diferentes de población, sín-
drome de Down (SD), deficiencia mental (DM) y sin discapacidad (N), para ver si se
encontraban algunas características propias o diferencias significativas en cuanto al
desarrollo psicomotor de los sujetos que presentan síndrome de Down y los otros
grupos de referencia.
Dado que los resultados que se obtuvieron en este estudio causaron cierta sorpresa
entre los profesionales que trabajaban con alumnos SD, debido a los importantes
retrasos psicomotores constatados, incluso mayores que en la DM, decidimos repli-
car el estudio. Para ello, se ha utilizado una muestra mayor, 255 sujetos en lugar de
60, lo que pensamos que permitiría ratificar o no los resultados anteriores y poder
realizar algunas generalizaciones.
En este artículo nos vamos a referir a la coordinación dinámica general, puesto que
si tratáramos las demás conductas estudiadas sería muy extenso.
2. Objetivos
• Observar si hay características propias en cuanto al desarrollo psicomotor de
los sujetos SD y los otros grupos (DM y N).
• Observar si aparecen diferencias significativas entre los SD y los otros dos
grupos de población con relación al desarrollo psicomotor; y más concreta-
mente si las características propias del SD (aparte de la deficiencia mental),
le hacen obtener resultados diferentes de los DM en la coordinación dinámica
general.
• Comprobar si las diferencias en los resultados entre los SD y las otras pobla-
ciones aumentan con la edad.
• Comprobar si al aumentar considerablemente el número de la muestra apa-
recen resultados diferentes en alguna de las subpruebas, en comparación
con la investigación de Arnaiz (1992).
3. Método
3.1. Muestra
El número total de sujetos que han participado en este estudio ha sido de 255,
todos ellos escolarizados en la Región de Murcia, siendo su distribución la siguiente:
• 92 con Síndrome de Down
• 73 con deficiencia mental
• 90 sin ningún tipo de discapacidad
Los niños SD y DM elegidos para el trabajo de investigación estaban escolarizados
en centros ordinarios y en centros específicos de Educación Especial. Los niños sin
discapacidad (N) asistían a centros ordinarios, cursando estudios desde 1º de Edu-
cación Infantil (3 años) hasta 4º de Primaria (9 años). Se tomaron las mismas
edades que en el trabajo que se replicaba.
Las edades cronológicas de los sujetos seleccionados para la muestra eran las si-
guientes:
• De 6 a 12 años de edad cronológica en los SD y DM, siendo su edad de
desarrollo intelectual de 3 a 9 años.
• Los sujetos N fueron equiparados con los SD y DM con relación a su edad de
desarrollo intelectual, estando sus edades cronológicas comprendidas entre
los 3 y los 9 años.
Los tres grupos fueron distribuidos en 3 intervalos de edad, quedando la muestra
objeto de este estudio de la siguiente manera:
GRUPO I SD 6 - 8 años
DM 6 - 8 años
N 3 - 5 años
GRUPO II SD 8 - 10 años
DM 8 - 10 años
N 5 - 7 años
GRUPO III SD 10 - 12 años
DM 10 - 12 años
N 7 - 9 años
TABLA I
DISTRIBUCIÓN DE MUESTRAS POR EDAD CRONOLÓGICA Y SEXO
3.2. Instrumento
3.2.1. Descripción
Muchos y diversos son los autores y estudios que a lo largo de los años se han
realizado con relación a la evaluación de las conductas psicomotoras (Arnheim y
Sinclair, 1976; Bayley, 1977; Bergès y Lezine, 1975; Brunet y Lezine, 1981; Bucher,
1978; Cratty, 1979; Da Fonseca, 1998; Frostig, Horne y Miler, 1978; Gesell y
Amatruda, 1981; Kephart, 1971; Masson, 1985; Ozeretski, 1988; Picq y Vayer,
1985; Routledge, 1980; Zazzo, 1979).
Para la realización del presente trabajo, se ha optado por el Balance Psicomotor de
Vayer, por los siguientes motivos:
• La variedad de las sucesivas situaciones y el aire de juego de ciertas pruebas
hacen que el niño acepte fácilmente esta observación, pudiéndose afirmar
que, en la mayoría de los casos, el perfil psicomotor de Vayer traduce de una
manera correcta las capacidades habituales del niño ante las situaciones pro-
puestas (Mesonero, 1994).
• Queda de relieve la importancia que tiene el examen psicomotor de Vayer en
cuanto a ser un instrumento válido para medir el desarrollo psicomotor del
niño de 2 a 11 años (Padrón, 1987).
• Utiliza las escalas de edad en lugar de una anotación de puntos, por ser más
explícitas y permitir fácilmente su referencia a la normal o a la media. Sola-
mente las pruebas que poseen un baremo de edad comprobado intervienen
en la construcción del perfil psicomotor.
• Se puede considerar uno de los instrumentos más utilizados en el ámbito
educativo (Ruiz Pérez, 1991).
• El examen psicomotor es el complemento indispensable del examen psicoló-
gico y elemento capital en la observación de los variados problemas de in-
5. Resultados
Se van a analizar, seguidamente, los diferentes resultados obtenidos en la coordina-
ción dinámica general, exponiendo a su vez las tablas de los resultados obtenidos
por cada grupo de población (SD, DM y N). Todos los datos van acompañados por
los gráficos correspondientes, para que de esta forma se puedan entender con
mayor claridad. Por último, se hará un breve comentario y discusión sobre los resul-
tados obtenidos por los niños y niñas con SD en comparación con los otros dos
grupos. En esta conducta las diferencias existentes entre los SD, DM y N es
estadísticamente significativa (p = 0.002), comprobándose por las medias obteni-
das que los grupos N (5.967) y DM (5.932) obtienen una puntuación casi idéntica;
sin embargo, el grupo SD obtiene una puntuación bastante más baja (4.500) con
respecto a los otros 2 grupos. En la comparación por intervalos de edad podemos
observar que las diferencias son significativas (p = 0.001). Analizando las medias
obtenidas por cada grupo de edad obtenemos que a mayor edad aumentan los
resultados de cada grupo:
- Grupo I (6 - 8 años SD y DM; 3-5 años N): 3.902
- Grupo II (8-10 años SD y DM; 5-7 años N): 5.232
- Grupo III (10-12 años SD y DM; 7-9 años N): 7.202
Se ha encontrado asociación significativa entre la variable déficit y edad (p = 0.000),
asimismo se pueden apreciar variaciones en la medias obtenidas. Analizando los
resultados por grupos y edad se observa que en el grupo I la puntuación media de
los SD (4.667) está por encima de los SD (3.803) y los N (3.400). En el grupo de
edad II, los N (6.067) están por encima de los otros grupos, siguiéndoles los DM
(5.760) y por último los SD con una puntuación mucho más baja (3.914). En el
grupo de edad III (10-12 años SD y DM; 7-9 años N), los N (8.433) obtienen unos
resultados bastante más altos que los DM (7.375) y los SD (5.833). En las tablas y
gráficos pueden verse estos resultados con más detalle:
TABLA II
ANÁLISIS DE VARIANZA POR DÉFICIT (P = 0.002)
TABLA III
ANÁLISIS DE VARIANZA POR EDAD (P = 0.001)
TABLA IV
ANÁLISIS DE VARIANZA POR DÉFICIT Y EDAD (P = 0.000)
14
12
10
6 DMNSD
4 DM
Frecuencia
2 N
0 SD
2,00 2,50 3,00 4,00 5,00 6,00 7,00
CD
14
12
10
6 DMNSD
4 DM
Frecuencia
2 N
0 SD
2,50 3,00 4,00 5,00 6,00 7,00 8,00
CD
GRÁFICO 3:
COORD. DINAMICA (grupo=3)
14
12
10
6
DMNSD
4
DM
Frecuencia
2 N
0 SD
4,00 5,00 6,00 7,00 8,00 9,00 10,00 11,00
CD
Como consecuencia de los resultados obtenidos en esta conducta por los tres gru-
pos (SD, DM y N), podemos comentar que:
1. Las puntuaciones obtenidas por los sujetos SD siempre son más bajas
que las de los otros grupos en los grupos de mediana edad (grupo II) y
mayores (grupo III). En el grupo de pequeños (grupo I) los N están un
poco por debajo de los SD, pero en el siguiente grupo de edad (8-10 años
SD y 5-7 años N) los N obtienen puntuaciones mucho más altas (6.067)
que los SD (3.914).
2. Conforme aumenta la edad, los sujetos SD obtienen puntuaciones inferio-
res a los DM y los N, por lo que su edad de desarrollo psicomotor se aleja
bastante de su edad cronológica.
3. Los sujetos N superan a los DM y SD en todos los grupos excepto en el
grupo I. Hay que significar que en el grupo de edad III (10-12 años SD y
DM; 7-9 años N), se observan grandes diferencias, sobre todo entre los N
(8.433) y los SD (5.833).
Tras comprobar los resultados, encontramos en el SD una serie de rasgos que pueden
explicar las puntuaciones tan bajas en la subprueba de coordinación dinámica:
hipotonía generalizada, extremidades cortas con relación al tronco, tendencia a la
obesidad, retraso en la aparición de los reflejos y automatismos primarios. Estos
rasgos producen los siguientes efectos: paso desgarbado, torpeza habitual y falta
de velocidad en la realización de movimientos simples y complejos (Arnaiz, 1992).
Las dificultades posturales que tienen los niños y niñas con SD se manifiestan cuando
realizan acciones como andar, saltar o correr. Las piernas separadas, las rodillas
apuntando hacia fuera y hacia atrás y los pies planos sobre el suelo son patrones
incorrectos de movimiento, que inciden de forma negativa en las actividades de
coordinación dinámica (Zausmer, 1993).
En el SD, el conjunto que componen la formación reticular-cerebelo mantiene un
bajo nivel de activación tras la recogida de todas las aferencias, influyendo en las
bajas respuestas de las motoneuronas alfa tónicas y alfa fásicas responsables del
mantenimiento de la posición erecta y de la actividad muscular cinética (Vázquez,
1992). Creemos que éste es otro de los motivos de las bajas puntuaciones de los SD
en esta conducta.
En cuanto a la etiología del exceso de peso en los niños y niñas con SD y el retraso
en la adquisición de los hitos motores, puede repercutir en una reducción de la
actividad motora gruesa, manifestando esta población dificultades en la coordinación
dinámica general (Cronk y Annerén 1994).
BIBLIOGRAFÍA:
ARNAIZ, P. (1992): Habilidades psicomotoras básicas en el síndrome de Down. En
CANDEL, I. y TURPÍN, A.: Síndrome de Down. Integración escolar y laboral. Murcia:
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na: Editorial Gedisa.
MESONERO, A. (1994): Psicología de la educación psicomotriz. Oviedo: Servicio de
Publicaciones de la Universidad.
RESUMEN:
El trabajo consiste en la aplicación del Balance Psicomotor de Vayer a un grupo de
sujetos con síndrome de Down, en comparación a un grupo de alumnos con deficiencia
mental y a otro grupo de niños “normales”, de entre 3 y 9 años, equiparados entre
sí a nivel de desarrollo intelectual. Los resultados indican unos niveles inferiores en
la muestra de sujetos con síndrome de Down que podría deberse al bajo tono mus-
cular de estas personas.
PALABRAS CLAVES:
Síndrome de Down, coordinación dinámica general, coordinación motriz, Balance
Psicomotor de Vayer, deficiencia mental, hipotonía muscular.
ABSTRACT:
The work consists on the application of the Vayer’s Psychomotor Balance to a group
of people with Down’s Syndrome, in comparison to a group of students with Mental
Deficiency and to another group of “normal” children, of between 3 and 9 years,
compared to each other at level of development intellectual. The results indicate
some inferior levels in the sample of people with syndrome of Down that could be
due to the lower muscular tone of these people.
KEYWORDS:
Down’s Syndrome, general dynamic coordination, motive coordination, Vayer’s Psy-
chomotor Balance, mental deficiency, muscular hypotone.
INTRODUCCIÓN
Hablar sobre la psicomotricidad educativa es siempre un desafío, más aún cuando
connotados autores se han referido extensamente al tema. Sin embargo, también
es un momento para analizar algunas situaciones propias de la realidad educativa
de cada país. Es así como, a continuación, intentaremos hacer una breve reseña
desde nuestra experiencia de trabajo en Chile, de lo que ha sido la psicomotridad en
nuestro país, hasta llegar a la propuesta metodológica que hemos diseñado para
organizar y planificar la clase de psicomotricidad en las escuelas.
ALGUNOS ANTECEDENTES INICIALES
En Chile no existe la formación de psicomotricistas, más bien, no hay carreras de
pregrado en psicomotricidad. Por lo tanto, dicha figura o actividad no se comprende
en el medio profesional, sea éste educativo, preventivo o terapéutico. Podemos
indicar que la gran muralla nevada que nos ofrece la cordillera de los Andes, ha
influido de manera significativa en el desarrollo de dicha disciplina, ya que no ha
permitido una conexión directa con aquellos países latinoamericanos, como lo son
Uruguay, Argentina y Brasil, que han potenciado fuertemente la psicomotricidad.
La psicomotricidad a nivel mundial ha desarrollado diversas líneas de intervención
educativa, re-educativa y terapéutica y, al interior de éstas, otras escuelas. Es así
como la producción bibliográfica ha sido muy rica, en todos los ámbitos de interven-
ción. Sin embargo, aquella producción no ha estado ajena de una cierta incertidum-
bre. Así lo indica Joaquín Serrabona (2001), en su estudio sobre la situación actual
de la psicomotricidad en los Centros de Educación infantil, al indicar que a partir de
los años 70, se produjo una gran difusión de la psicomotricidad, gracias a los traba-
jos y aportes de algunos psicomotricistas como Aucouturier, Vayer, Le Boulch, entre
otros y que fue considerada como la “panacea” que ayudaba a solucionar las dificul-
tades surgidas en los ámbitos educativos y terapéutico. Sin embargo, afirma
Serrabona, “la falta de delimitación y el exceso de opiniones teóricas y prácticas de
poco rigor científico, provocó bastante confusión y conflicto entre los profesionales
relacionados con el trabajo corporal”.
Pese a lo anterior, reconocemos al igual que Serrabona, que la psicomotricidad se
ha ido consolidando gracias a las aportaciones teóricas y prácticas, que le dan un
mayor rigor metodológico y científico enmarcado en un claro perfil profesional.
En nuestro país al no existir escuelas de formación de psicomotricistas o más bien,
líneas de trabajo específicas, dichas propuestas aparecían como confusas y poco
prácticas, y es ahí donde se crean las dudas al momento de intentar autoformarse,
ya que las diversas áreas de intervención muchas veces no eran operativas a la hora
del abordaje metodológico.
Por otro lado, algunos psicomotricistas destacados han visitado nuestro país1 , in-
tentando influir con su línea en la formación en psicomotricidad, por medio de cur-
sos breves. Del mismo modo que la situación anterior, esto produce una suerte de
confusión al momento de intentar aplicar una práctica que no se conoce.
El lugar de inclusión inicial de la psicomotricidad en nuestro medio nacional fue a
través de la educación especial, con el abordaje clásico de Pierre Vayer. Posterior-
mente dicho abordaje se fue introduciendo en la educación tradicional, sin tener un
encuadre significativo, ni mucho menos un fundamento claro de las tareas.
A partir de ahí, algunos profesionales comenzaron a buscar una formación en
psicomotricidad fuera del país. Sin embargo, al momento de volver a Chile para
aplicar dicha formación, no se consideraron los argumentos indicados anteriormen-
te. Por lo tanto, dicha intervención, fracasó al no encontrar en el entorno sociocultural
un espacio para involucrar a la figura del psicomotricista.
En el año 1997 la Universidad Católica del Maule –Talca (Chile)–, a partir de los
estudios básicos de intervención educativa efectuados por la Facultad de Ciencias
de la Educación2 en el área de la psicomotricidad; la conexión institucional con
Universidades y organizaciones en el ámbito de la psicomotricidad3 y la posibilidad
que nos planteaba la reforma educacional chilena, en la que tienen un lugar central
las nuevas formas metodológicas para abordar el trabajo pedagógico, que deben
basarse en la actividad de los alumnos y buscando estrategias pedagógicas que
propicien aprendizajes auténticos y significativos para los estudiantes. Es así como
se crearon las bases para aplicar en terreno la primera propuesta de trabajo, enfo-
cada a la organización de la clase de psicomotricidad en las escuelas de la provincia
de Talca.
PSICOMOTRICIDAD VIVENCIADA
Desde el principio de nuestro trabajo nos hemos referido a la psicomotricidad
vivenciada. Esto es así, porque inicialmente nos surgió la necesidad de diferenciar
nuestra propuesta de aquella que nos ha aportado los elementos fundamentales
para nuestra práctica.
Esto queda en evidencia al indicar que nuestro trabajo tiene como soporte la prác-
tica psicomotriz de Bernard Aucouturier, pero en estos momentos sólo conserva
algunos elementos conceptuales y de organización.
No hemos intentado rebatir, ni reconstruir una nueva línea de intervención psicomotriz,
sino, más bien, adaptar un modelo de intervención específico a la realidad chilena4 .
PSICOMOTRICIDAD
VIVENCIADA
DESDE
DISCIPLINA CONCEPCION GLOBAL
EDUCATIVA DE LA PERSONA
PRETENDE LOGRAR
A PARTIR DE
POR MEDIO
COORDINACION
LATERALIDAD
OBJETIVO EQUILIBRIO
MOTRIZ
TONICIDAD
RESPIRACION
MATEMATICA
HISTORIA
PLANIFICACION OBJETIVO
DE LA CLASE TEMATICO LENGUAJE
CIENCIAS
ARTES
COMUNICACION
OBJETIVO
OCULTO
CREATIVIDAD
PENSAMIENTO
OPERATORIO
PROPOSIT O D EL JU EGO
MOMENTO
INIC IAL
NOCIONES Y REGLAS
D EL JU EGO
C REAT IVIDAD
PENSAM IENTO
OPERATORIO
MOMENTO
FINAL
AN ALISIS
SINT ESIS
veo que estás contento, qué alto has llegado, ¿estás triste?, ¿quieres mucho esa
muñeca?, ¡oh, eres un bebé!.
Por el contrario, y de acuerdo a una manera un tanto más directiva de intervención,
a continuación proponemos algunas normas que deben observar los profesores,
ante el juego infantil.
Estas normas las plantearemos desde la perspectiva en la cual “el juego es guiado
por el adulto”, esto puede ser, al incluir el juego en la sala de clases:
• Suspender el juego al menor síntoma de cansancio, pues los niños no saben
calibrar su resistencia y siguen jugando hasta acabar rendidos.
• Tener en cuenta los intereses infantiles: el juego que no se comprende,
molesta; un juego que no se domina, aburre.
• El juego puede ser un eficaz medio de educación del comportamiento, esto
es, cuando se seleccionan los juegos idóneos para inculcar los valores que
se quiere desarrollar o para evitar los contravalores. También pueden redu-
cirse o eliminarse los complejos de inferioridad y superioridad.
• El niño se somete a las reglas del juego voluntariamente. Hagámosle ver la
importancia de las reglas en la vida y lo necesario y agradable de la justicia.
• La enseñanza de los juegos debe ser gradual, metódica y racional, no te-
niendo en cuenta solamente la edad, sino el ambiente, capacidad y desarro-
llo. Para los pequeños convienen juegos de atención y coordinación; para
medianos, aquellos en que predomina la velocidad y destreza, que dando
para los mayores los de más habilidad, fuerza, resistencia y velocidad, se
puede comenzar ya por los predeportes y los deportes reducidos (en tiem-
po, terreno, material y aplicación de reglas).
• En juegos colectivos deben estar ocupados todos los niños, aunque sea con
papeles secundarios: señalar límites del campo, ayudando al árbitro, vigi-
lando el material, etc.
• Hemos de evitar la insistencia en un mismo juego, que aburre; igual que la
excesiva innovación que resta interés al nuevo juego aprendido.
• En el momento de enseñar un juego, pensaremos en los medios de que
disponemos, tratando de hacerlos económicos en material y terreno.
• Son preferibles los juegos de equipo a los individuales, por fomentarse con
ellos los hábitos de compañerismo, responsabilidad y labor de conjunto...
Daniel Calmels (2000), indica en su artículo El juego corporal: “en toda práctica que
involucre a los niños es necesario contar con acciones y elementos que despierten
su interés. Aunque los intereses del niño difieren de los intereses del adulto, es
necesario que el adulto esté interesado por las técnicas, instrumentos, acciones que
le ofrece a los niños para resolver su problemática. Este requerimiento posibilita,
por un lado, conectarse, instrumentar y analizar el fenómeno, al mismo tiempo que,
en cuanto profesional, miembro y representante de un rol social, habilita una ac-
ción”.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En nuestro contexto educativo, la psicomotricidad, no ha logrado un pleno desarro-
llo. Es así como en centros educativos predominaban la concepción psicomotriz de
carácter normativo, que se basa en el desarrollo de “las faltas” (rehacer las “etapas
saltadas” del desarrollo psicomotor del niño). Esta parte de la constatación de un
cierto número de “déficit”, localizado por los tests. Se trata de rellenar esas lagunas,
esos déficits, con ejercicios o situaciones relacionadas con las conductas motrices
de base: coordinación dinámica, estática u óculo-manual, cuerpo propio, esquema
corporal, etc. Estas conductas, además, están en estrecha relación con las preocu-
paciones educativas: la coordinación estática y dinámica toma los objetos de la
educación física, la coordinación óculo-manual está en íntima relación con los obje-
tos “grafismo y escritura”.
Debido a lo anterior, se ha ido produciendo un continuo replanteamiento desde
aquella psicomotricidad que se orienta preferentemente a trabajar con el niño a
nivel motriz, hacia una psicomotricidad vivenciada, basada en la globalidad del ser
humano, en las relaciones internas y externas, con los sujetos y los objetos, condu-
centes al desarrollo formativo integral del niño.
Las nuevas estrategias metodológicas que nos propone la psicomotricidad vivenciada
coinciden con los fundamentos que sustentan a la actual Reforma Educacional chi-
lena en marcha, que indican que el trabajo pedagógico debe basarse en procesos
formativos globales de la persona, en la transversalidad de los objetivos y en el
desarrollo de actividades de exploración, búsqueda de información y construcción
de nuevos conocimientos por parte de los alumnos, tanto individual como calaborati-
vamente, y en equipo.
Actualmente, la formación en psicomotricidad en Chile, desde el año 2000, se rea-
liza por medio de una Diplomatura en Psicomotricidad Educativa, que es impartida
por la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.
Dicho programa cuenta con el apoyo académico de la Universidad de la República
de Montevideo (Uruguay) y en su estructura general tiene como ejes temáticos:
Psicomotricidad, Desarrollo Motor, Técnicas y procesos de evaluación, Taller de For-
mación Personal, Transversalidad en la educación pre-escolar e infantil, Práctica de
intervención, Modelos de intervención psicomotriz, y Expresión Corporal.
Finalmente, al concluir este artículo, deseo mencionar que en el transcurso de nues-
tra propuesta, estamos ciertos, que sólo hemos comenzado a tirar trazos, sin em-
bargo, pensamos que ayudará a desarrollar de mejor forma la psicomotricidad en
nuestro país.
NOTAS:
1
Como un claro ejemplo de esto, mencionaremos que en el mes de octubre de 1992 se
realizaron al interior de los cursos de primavera, organizado por la Universidad Metropo-
litana de Ciencias de la Educación de Santiago de Chile, los cursos de Psicomotricidad
Operativa, dictado por Myrtha Chokler y “La práctica Psicomotriz educativa y preventiva”
dictado por Bernard Aucouturier. Las personas asistentes a dichos cursos éramos básica-
mente profesores, educadores sin formación en psicomotricidad. Aquello fue algo muy
confuso y lejano para nuestra verdadera realidad, las escuelas y los niños.
2
El primero, denominado «De la Psicomotricidad a la Psicomotricidad Vivenciada», reali-
zado entre julio de 1997 y julio de 1998, al interior del Programa de Fomento de la
Investigación de la UCM. Y de un segundo estudio titulado «Psicomotricidad vivenciada:
una propuesta metodológica para trabajar en el aula», ejecutado entre los meses de
diciembre de 1998 y marzo de 1999, y financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo
Regional.
3
Podemos indicar, entre otras, a la Carrera de Licenciatura en Psicomotricidad, de la
Universidad de la República de Montevideo (Uruguay), a la Asociación de Psicomotricistas
del Estado Español.
4
Como lo indicó en 1° Congreso internacional entre Educación y Salud en la ciudad de
Córdoba (Argentina), el Profesor Juan Mila, al explicar que nuestra propuesta es una
manera “a la chilena” de abordar el trabajo en psicomotricidad.
BIBLIOGRAFÍA:
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VALDÉS A., M. (1999). Psicomotricidad Vivenciada: una estrategia educativa para
trabajar en el aula. Comité Editorial UCM, Talca (Chile).
RESUMEN:
Partiendo de un análisis del contexto, el autor presenta una propuesta para desa-
rrollar la educación psicomotriz en la escuela, que resulta muy coherente con los
postulados de la reforma educativa que se está realizando en Chile. Se presenta
una propuesta de planificación, la organización de la sesiones y la participación del
profesor en el proceso.
PALABRAS CLAVES:
Educación psicomotriz, psicomotricidad vivenciada, juego, sesión de psicomotricidad.
ABSTRACT:
Leaving of an analysis of the context, the author presents a proposal to develop the
psychomotor education in the school that is very coherent with the postulates of the
educational reformation that he is being carried out in Chile. It is presented a proposal
of planning, the organization of the sessions and the teacher's participation in the
process.
KEYWORDS:
Psychomotor education, lived psychomotricity, game, session of psychomotor
activities.
RESÚMENES / ABSTRACTS
ABSTRACT: This article outlines the necessity to have the supervision like a
means of indispensable formation for the acting of the professional practice
as psychomotor therapists and the form of carrying out it.
Análisis comparativo de la coordinación dinámica general en una po-
blación con Deficiencia Mental y otra con Síndrome de Down
Comparative analysis of the general dynamic coordination in a population
with Mental Deficiency and another with Down’s Syndrome
RESUMEN: El trabajo consiste en la aplicación del Balance Psicomotor de
Vayer a un grupo de sujetos con síndrome de Down, en comparación a un
grupo de alumnos con deficiencia mental y a otro grupo de niños “normales”,
de entre 3 y 9 años, equiparados entre sí a nivel de desarrollo intelectual. Los
resultados indican unos niveles inferiores en la muestra de sujetos con
síndrome de Down que podría deberse al bajo tono muscular de estas
personas.
ABSTRACT: The work consists on the application of the Vayer’s Psychomo-
tor Balance to a group of people with Down’s Syndrome, in comparison to a
group of students with Mental Deficiency and to another group of “normal”
children, of between 3 and 9 years, compared to each other at level of devel-
opment intellectual. The results indicate some inferior levels in the sample of
people with syndrome of Down that could be due to the lower muscular tone
of these people.
Psicomotricidad educativa: una propuesta organizativa y metodológica
para la escuela
Psychomotor education: an organizational and methodologic proposal for
the school
AUTOR: Marcelo Valdés Arriagada
RESUMEN: Partiendo de un análisis del contexto, el autor presenta una pro-
puesta para desarrollar la educación psicomotriz en la escuela, que resulta
muy coherente con los postulados de la reforma educativa que se está reali-
zando en Chile. Se presenta una propuesta de planificiación, la organización
de la sesiones y la participación del profesor en el proceso.
ABSTRACT: Leaving of an analysis of the context, the author presents a
proposal to develop the psychomotor education in the school that is very
coherent with the postulates of the educational reformation that he is being
carried out in Chile. It is presented a proposal of planning, the organization of
the sessions and the teacher's participation in the process.
La Neurociencia está comenzando a ser vista como una ciencia cuyo objetivo alcan-
za más allá que el simple entendimiento del cerebro. De hecho, en 1978 E 0. Schimitt
ya apuntó que Estos avances (en Neurociencia) son valorables y justificativos para
un intento significativo de entender el mecanismo más complejo conocido, el cere-
bro humano, y alcanzar el más alto y último objetivo, la comprensión del yo y la
mente humana.
En un comentario editorial en Nature Neuroscience titulado «¿Amenazan las
neurociencias los valores humanos?» la perspectiva de la Neurociencia fue evaluada
como representando un reto a la libertad y un nuevo argumento para una perspec-
tiva materialista de la naturaleza humana y con ello un ataque de los tradicionales
sistemas de creencia.
No pretendo en absoluto reivindicar ninguna idea original para las reflexiones verti-
das en este libro. Estoy convencido de que muchas de las ideas aquí expuestas ya
han sido dichas por otros. Precisamente, si algún mérito tiene este libro bien pudie-
ra ser aquel de dejar escrito lo que de una u otra manera el autor ha discutido
abierta y coloquialmente con muchos otros colegas o expuesto verbalmente en
diversos foros. Necesariamente algunas páginas del texto no son de fácil lectura sin
un conocimiento básico de la estructura y función del cerebro. Para seguir estas
partes se ha incluido un glosarlo, que he procurado sea lo suficientemente clarifica-
dor como para entenderlas sin mucha dificultad.
[Texto tomado de la contraportada y del prólogo del libro]
Número 4
Noviembre de 2001
taIber
oamer
icana
www.iberopsicomot.net dePsi
comot
ricida
dyTéc
nicas
Editan:
Asociación de Psicomotricistas
Corpo
r a l e s
del Estado Español y Red
Fortaleza de Psicomotricidad
ISSN: 1577-0788
www.iberopsicomot.net
Número 4
Noviembre de 2001