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| NP ania TN Ao). Ue en Ce ORES El presente libro recupera las reflexiones, hallazgos y construc- cién de conjeturas que consideré relevantes y significativos para su socializacion. Los insumos son producto de la investigaci6n realizada en mi trabajo de tests En cuanto a,la organizacién del trabajo, por un lado, se plantea tuna aproximacién al escenario social en el momento que se inser- ta la investigacién, la recuperacién de la historia, y el contexto y texto de los sujetos. Por el otro, se explica el encuadre teérico que da cuenta de los nicleos de anticipacién de sentido sobre la terné- tica —ciudadania y salud mental—, advirtiendo que el complejo ‘tema en cuestién adquiere una perspectiva problemética y polé- mica on la eociedad contemporsnoa. Asirnismo se expone el encuadte tesrico -metodolégico e intenta reconstruir y recuperar las précticas, actitudes y representaciones ciudadanas desde la perspectiva de los sujetos sociales para cono- cer les posibilidades de construccién de la salud mental de la poblacién, en su condicién de sujeto creador y activo, de concci miento y protagorista de le historia. Por cierto que en esta socie- dad contingente condicionada por la crisis y dosafios, alli en ef seno de los movimientos, los sujetos apuntan ano perder sitimo y més significativo valor: la dignidad humana. En este marco ‘emerge mi propuesta, apuesia y reflexiones como cierre del traba- jo manteniendo en la memoria la historia construida por los pueblos con sus luchas, desafios y esperanzas. SALUD MENTAL Y CIUDADANIA ESTHER CUSTO ECP aS Y CIUDADANIA Una perspectiva desde el Trabajo Social COLECCION CIENCIAS SOCIALES - NOVEDADES De Politicos, Punteros-y Clientes. Reflexiones sobre el Clientelismo Politico Pablo José Torres La Adiccién a las Drogas ‘Su Recuperacién en Comunidad Terapéutica Estela Ménica Cuatrocchi Redes Comunitarias Afluencias Tedrico Metodolégicas y Crénicas de Intervencién Profesional Rodolfo Alberto Nafiez Paradigmas, Debates, Tensiones en Politicas de Nifiez Aportes para una Transicién Maria del Rosario Varela Trabajo Social, Estado y Sociedad Tomo |. El Trabajo Social y las Practicas Societarias Tomo Il. Cuestién Social, Politicas Publicas y Trabajo Social Nora Aquin (organizadora) Cruzar Ja Calle Tomo |. Nifiez y Adolescencia en las Calles de la Ciudad Tomo Il. Vinculos con fas Instituciones y Relaciones de Género entre Nifios, Nifias ¥ Adolescentes en Situacién de Calle Julieta Pojomovsky Nifiez en “Riesgo” y Politicas Sociales Dinorah Fait Villalobos Intervenir-Reflexionar Experiencias de Sistematizcién desde el Trabajo Social Celeste Bertona - Federico Nanzer (organizadores) Salud Mental y Ciudadanfa Una Perspectiva desde el Trabajo Social Esther Custo EstHer Custo SALUD MENTAL Y CIUDADANIA Una perspectiva desde el Trabajo Social EspaciO EDITORIAL Buenos Aires Custo,Esthes Salud mental y iudadania una perspectiva desde el trabajo ‘socia|.- 1 ed.- Buenos Aires: Espacio Editorial, 2008, ‘84 p; 20x14 cm. (Ciencias Sociales) |SBN 978-950-802-296-7 1.Salud Mental.2. Trabajo Socal. Titulo 00 362.2 EspaciO EDITORIAL editora - distribuidora importadora - exportadora Sim6n Bolivar 647 - 8° of. 1 (C1068AAK) Cindad Anténoma de Buenos Aires Tel. 4331-1945 E-mail: espacioedit@ciudad.com.ar ‘www.espacioeditorial.com.ar Correceién; Emesto Guilérez Composicién y armado tipagréfico: Osmar Luis Bondori Coordinacién y Praduccién Editorial: Osvaldo Dubini Le reproduccion total o parcial de este libro, on cualquier forma que see, idéntica © modticade, escrta a maquina, par el sistema “muligraph’, medal, impreso por folocopa,fotoduplicacion, etoéara, no autoriza {a po. los exitores, ola decachos reservados. Cuslquier ulizackin debe ser previamante solétada. 4 ecicion, 2008 Impreso on la Agetina- Printed in Argentina ‘Queda hecho el depésito que previene fa ley 11.723 (© 2008 Espacio Ealtoria) ISBN 978-950-602.296-7 LAAUTORA Esther Custo Magister en Salud Mental, Licenciada en Trabajo Social. Profesora titular e investigadora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Cérdoba. E-Mail: esthercusto@amet.com.ar y de todos aquellos que de una forma u otra, a través del tiempo, construyeron esta historia, : ccon sus luchas, desatios y utopfas. A mis hijos Paula y Rodrigo. Ami nieta Para mantener viva la memoria de la poblacién | Candela | Presentacion El presente libro es producto de la investigacién realiza- da en mi trabalo de tesis para acceder al grado de Magister en Salud Mental (Maestria en Salud Mental de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Rios). En este marco, la misma ha sido sintetizada tratando de priorizar aquellos referentes que consideré relevantes para su socializacién. Mi interés por la relacién entre el tema de ciudadania y ‘salud mental posee una larga trayectoria de trabajo y reco- rrido en distintos momentos y en diferentes espacios insti- tucionales y comunitarios. Por un ado, como investigadora, integré en la Universidad Nacional de Cérdoba, en la Escue- la de Trabajo Social, un equipo que venta investigando la vigencia de los valores de ciudadania en la sociedad cordo- besa. Por el otro, como trabajadora social en ejercicio, for- imé parte de un equipo Interdisciplinario de salud mental en. el area de atencion comuntarla, Mis wvlividades se encon- traban incluidas dentro de la estrategia de atencién primaria €en salud, con los sujetos, grupos, comunidades e institucio- nes. Desde el campo profesional las estrategias de interven- cién constituyen un modo de vehioulizacién de los derechos sociales de ciudadania favoreciendo la construccion de la sa- ud mental. Sin embargo, en estos citimos tiempos surgian preguntas acerca de c6mo este escenario interpeta las posl- bilidades de construccién de la salud mental de la poblacién, fen su condicién de sujeto creadar y activo, de conooimiento yy pratogonista de la historia. Escenario que se encuentra en lun proceso de desintegracion y de pérdida de confianza en Jas instituciones garantes de los derechos sociales, situacion ‘que se agrava con la expansién de la exclusién social, ol desempleo, la precarizacién del trabajo y la profundizacién de las desigualdades sociales. En este matco resulta de surna relevancia por los desaffos, las posibilidades limites que nos SALUD MENTAL Y CIUDADANIA demanda la construccién y reinvencién de alternativas y modos de intervencién en el campo del Trabajo Social Ha pasado algtin tiempo desde que realicé la investiga- ci6n, De los hallazgos de la misma consideré significative en- {atizar algunos insumos, retlexiones, aproximaciones ana cas y construccién de algunas conjeturas que pueden ser de interés en fa actualidad. Estos supuestos implican una posi- Gidn ideolégica y teérica de concebir la salud mental y al sujeto. Emerge, en cada momento, el deseo de “otra vuelta de ‘spiral’, tamiendo que fas ideas queden atrapadas en lo im- reso, siendo que el tera requiere de una constante refiexién, anélisis, investigacién y construccién de enunciados a la luz de las modificaciones temporarias 0 permanentes de las for- ‘mas de ejercicio de la subjetividad y de su exoresion en las Précticas ciudadanas y en la salud mental. Advirtiendo que el complejo tema de ciudadanta y salud mental acquieren una perspectiva problemdtica y poiémica en la sociedad contem- pordnea, Los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001 en la Ar- gentina y fos posteriores acuntecimientos, no sdio marcaron Una inflexién importante en el terreno politico, econémico y social, sino que, ademés, pusieron en cuestion las teorias y actitudes intelectuales establecidas para pensar las transfor- ‘maciones actuales. Desafio que se presentaba en forma evi- dente y concreta por el escenario social, por la complejidad del problema y la escasez de producciones oon relacidn al tema, en ese momento demandando un ejercicio de innova: ci6n y creatividad, y al mismo tiempo de superacién y ruptu- ra de algunos de los contenidos. En cuanto a fa organizacién del trabajo, en la introduscién se plantea una aproximacién al escenario social en el mo- mento en que se insert la investigacién, la recuperacion de la historia, y et contexto y texto de los sujetos de la zone. En @| siguiente capitulo se presenta el encuadre tedrico ue da cuenta de los nticleos de anticipacién de sentido sobre la temética en cuestion —ciudadania y salud mental—. Sos- 8 PRESENTACION tengo que desde el punto de vista tedrico la salud mental y le ciudadania pueden ser consideradas como un proceso que ‘se construye socialmente en cada momento histérico, pollt- co, econdinico y cultural, advirtiendo el papel que asume la ciudadania en la préctica cotidiana de acuerdo a émo se ha ‘configurado y producido ta subjetvided, En el Capitulo Ill se expone el encuadre teérico-metodo- l6gico, la construccién de! objeto, Ia estrategia general y las técnicas de recoleccién y andlisis de la informacion. El pro- yecto de investigacién intenta reconstruit y recuperar las préc- ticas, actitudes y representaciones ciudadanas desde la pers- pectiva de los sujetos sociales para conocer si aportan a la construccidn de la salud mental. Se insoribe dentro de la perspectiva de la Kigica cualitativa dadas las caracteristicas del hecho a investigar. or titimo, esboz0 la emergencia de nuevos interrogantes, categorias teéricas y relaciones entre conceptos que dan cuenta de los hechos de la realidad. Presentando las con- clustones més relevantes y algunas reflexiones referentes al tema y su relacién con el campo profesional. Tinalmente mi agradecimiento a la directora de Ia tesio, Lic. Nora Aquin, por su lectura atenta y paciente, por sus sefialamientos, ofientacién y generosidad intelectual. A la magister Jacinta Burjovich, por su continuo apoyo a mi tra: bajo y por asesorarme centralmente en relacién con la dimen- sién salud mental, en el contexto actual. los entrevistados, al conjunto de colegas, amigos y pro- fesionales que me prestaron un auxilo inestimable, valioso y pertinente en la organizacién de la escrtura, disefio y conti- guracién del trabajo, asi como también con sus comentar y apories. Capitulo | Introduccién. Encuadre institucional de la investigacion. historia, contexto y texto de los Sujetos y zona de influencia del Centro de Salud El neollberalismot ha producido mutaciones en la esiruc- tura social vigente, provocando rupturas de valores que sos- tenfan distintos lazos sociales, constituyéndose entonces la légica mercantilista en el eje vertebrador por donde pasa toda relacién mercancia-cliente. Y es desde esa légica del mer- cado que se disponen los derechos del sujeto. ‘Aa}, la falta de empleo, la desccupacién, la pérdica do tra- bajo nds hablan de miitiples pobrezas que se instalan en to- dos los érdenes de ta vida humana. En este sentido se hace referencia no s6lo a la pobreza material, sino también a la Pobreza de pariicipacie onocimiento, produclendo deierminadas subjetvidades— TG @S €l Graf Timiero dé SUFeIOS Gue + Bourdieu (1898) describe al neolberalismo como el movimiento hacia {a utopia da un mercado puro y perfooto que £0 ogra através do la accion ‘ransformadora y destuclva da todes as esttucturas colecvas capaces de ‘obstaculzar la igica dol mercado puro: a nacén, os coletvos de defenea {40 los derechos do los tabajacores, fa familia misma. El autor plantoa quo «al discurso neoliberal no es un discurso como los atos. Ala manera del siscurso psiquidt so, segin E. Goffman, os un “dscurso fuoro", tan fuoro y tn dlc de combatr precisamente porquo Yona a su disposi- ‘ién todas las (uerzas de un mundo de relaciones de luerzas a cuyas ca: reetaritcas contibuye ‘SALUD MENTAL Y CUDADANIA se encuentran excluidos de una sociedad que prestigia la produesién de bienes, ta utilidad y el consumo de los mis- tos. No sblo los enfrenta a una miseia econémica sino que los condena a una pérdida creciente de la dignidad humana, del trabajo, de la participacién, de la capacidad de decidir en Jos procesos sociales, aumentando su vulnerabilidad a er fermar fisica y psiquicamente. ‘De manera que se encuentra en crisis la idea de clude danla como sistema de integracion y de prteccion social La precarizacion de Tas Télaciones de empleo sé traduce tam- bién en una precarizacién de las telaciones sociales, dete- oranda el senigo de UOBERTIS TE TE HEUOTES Ts wt Trerables y exponiéndolos cada ver mas conflctivas situa: ‘Clones, en nuestro Campo de Intervercion.— Este contexto incide en general en los comportamientos Y relaciones sociales de ios sujetos generando situaciones de incertidumbre, fragilizacién, crisis de identidades, de par- ticipacién, de representacién, ruptura del entramado social, el temor de un horizonte que amenaza, produciendo males- far y suftimiento psiquico del ser humano y exponiendo @ tiatdes suclores Ue le poblacon a stuaciones que implican tha fuente ertculacén con lo socal, y que conettuyen nue- vas demandas en salud mental, a partir de nuevas formas tn que se manifesta el suimlento subjevo, Se fracture los ‘incuies sociales, se genera la.pérdida Ibertad se transforma en desamparo, ee transite un mayor ‘ie5g6 al fracaso y-al sufrimiento psiquiéo\ Ello, entre otras cosas, implica un dafo real en los vinculos sociales de Ia poblacién en general y de los sectores sociales que estén de- terminados por los avatares de la miseria material y simbéli- ca, en particular. EI panorama social prosentado anteriormente instalé en forma indiscutible la violentacion de los derechos humanos de las personas y estratégicamente de los derechos sociales. La investigacién se realiz6 a fines de diciembre de 2001 y pri- ‘meros meses de 2002 en un Centro de Salud situado al no- toeste de la ciudad de Cordoba rodeado por barrios y villas. 12 fentidad, la INTRODUCCION. ENCUADRE INSTITUCIONAL DE LA INVESTIGACION La historia del Centro de Salud es parte de la historia de los sujetos, sus luchas sociales, sus demandas, sus modal- dades culturales, sus representaciones acerca de la salud, la salud menial y las practicas ciudadanas. A los fines de dar cuenta de los procesos de participacién y derechos, se sefialan distintos perfodos y acontecimientos ‘que marcaron hitos importantes en las trayectorias de parti- cipacién 0 no de la poblacién en las actividades comuni- tarias. + La década de 1970 es un momento histérico que se ca- racteriza por las luchas sindicales, populares, politicas y re- volucionarias, en las que grandes sectores de la poblacién participan. En ese entonces los vecinos de la zona de barrio P. y fundamentalmente de la villa B.Y., 68 organizaron para realizar distintas actividades comunitarias: picos piblicos de agua potable, tendido de luz eléctrica, ropero comunitario, suministro de copa de leche a los nifios, alfabetizaciOn, en- sefianza de confeccién y costura, etc. Se construye el dis- ensario (llamado Humberto Toschi), desde el cual se rea~ lizaron actividades de promocién social. Ademas, se constru- yé un salin comunitario. En ese momento trabajaban en la villa con los pobladores distintas organizaciones politicas y revolucionarias con diferentes ideologias (Ejército Revolucio- nario de! Pueblo, Montoneros, sacerdotes y monjas tercer- mundistas). En ese lapso la poblacién participaba en la re- soluoién de sus necesidades materiales y simbdlicas, a tra- vés de actividades que incidieron en el mejoramiento de la calidad de vida y de tas relaciones sociales, Cabe destacar ue en ese periodo los movimientos comunitarios adquirie~ ron cierta legitimidad en la sociedad civil, respaldados por las organizaciones mencionadas anteriormente. 2 Humberto Toschi es el nombre de un guerillre pertanacianta ala or- jganizaclén revoluconaria Partido Revolucionato del Pueblo, Ejécilo Revo. lucionatto de! Puabio, asesinado on la Base Naval on Trolew ol 22 de agos- 0 de 1972, 13 Capiruto II La salud mental y la ciudadania como espacio de debate DIMENSION SALUD MENTAL “Salud mental es cuendo todo anda bien en fa casa on of trata, on a calle. Por mas que ducla foco o que cela, uno anda bien cuando tenés tra- bajo y denen an cuenta tu opinion y podés recermar tus derechos.” H. (artio P) La categorfa salud mental La categoria salud mental implica tantas definicianes como enfoques epistemolégioos y tedricos existen. Se trata de un terreno recorrido en mas de un sentido, en el que no sélo no hay una definici6n nica, sino que hay definiciones contra- dictorias. De modo que podria hablarse de argumentaciones en tomno a la salud mental como un campo de fuerzas, de lucha de sentidos, en el que se entrentan y controntan con- epciones de lo sano y de fo enfermo en cortespondencia con concepciones del hombre y de la soctedad. Es importante explicitar que toda conceptualizacién esté | sostenida por un posicionamiento ideotégico, epistemolégico |. yy teérico y una concepcién del hombre, Definir criterios de] + Salud y enfermedad, normal o anormal depende de las diver- | sas culluras, del escenario social, econémico y politico y del | modo de produocién y de circulacién del conocimiento de dicha sociedad. 19 SALUD MENTAL ¥ ctUDADaNA Para esta dimensién se seleccionaron aquellos referen- tes teéricos que aportan particular y significativamente con Tolacion al objeto de estudio y a la informacion de la empiria, Ello no quiere decir que se ignoren otros aportes conceptua- les que contribuyeron al campo de la salud mental y amplia- fon Su comprension e intervencién En primera instancia, reaupero y resigntico la obra, el pen- samiento y la préctica de Enrique Pichon-Aivigre, quien dice que "...e1 sujeto es sano en la medida en que aprehende a {a realidad desde una perspectiva integradora y tiene la ca- pacided para transformar esa realidad, transtorméndose ala vez é| mismo. En la medida en que mantiene un interjuego dialéctico con el medio y no una relacién rigida pasiva y estereotipada... La salud mental consiste en el aprendizaje de la realidad, en la relacién sintetizedora y totalizante, en la resolucién de las contradicciones que surgen en la relacién sujeto-mundo" (Pichon-Riviere, 1978: 15). El autor parte por considerar al hombre como sujeto de necesidades que se configura en una préctica llena de con- \tadieciones, en un momento histérico, econémico y politico, fen un escenario cultural Uuinle hay una fuerza motora para salistacer esas necesidades materiales y simbdlicas, indivi- duales y colectivas. En la medida en que pueda establecer luna relacién dialéctica y creadora, una accién transformadora con una perspectiva integradora, posibilita la capacidad de construir y resigniticar altemativas y proyectos de vida. De mado que estamos hablando de la salud mental como proceso, y por tanto como construccién social (Quiroga, 7998); la concepcién de salud mental emerge en ese proce: ‘so social, @ la vez que contribuye a configuraro, Por su parte la Organizacién Mundial de la Salud (1997) define a la salud mental de la siguiente manera; “salud men- tal no es simplemente ausencia de enfermedad mental reco- nosible, sino un estado de bienestar en el que el incividuo manifiesta sus propias habilidades, trabaja productivamente y @s capaz de contribuir al bienestar de la comunidad’. Vicente Galli (1986) puntualiza a la salud mental "desde LA SALUD MENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE el punto de, vista de cualiicgcién del estado de vida mental; estado de felativo equilbrio'e integracién de los elementos Vi... conflictivos constitutivos del sujeto, de la cultura y de fos 5 —_ grupos —equilbrio e integracién progredientes, con crisis previsibles e imprevisibles registrables, subjetivamente u abje- tivamente— en el que las personas 0 los grupos participan activamente en sus propios cambios y en los de su entomo social = aan D8 igual manera, una consistente argumentacién por parte Bees’ de Silvia Berman (1989: 16) indioaria un camino importante + de miramiento acetca de la salud mental. La autora expresa ‘que “el andiisis de las categorias utllzadas por el hombre para definir conceptos como salud y enfermedad, normal y pato- I6gico, demuestra la existencta de un campo ambiguo, inde- gt 4 fino, teno de contradicciones. Esta ambigitedad —paracig- ma de ocultacion ideolégica acerca de las reales caracteris- ticas del problema— cumple la funcién de escamotear el que los ctiterios de salud y enfermedad dependen en las diver- sas culluras, del desarrollo dialéctico de la relacién conoct | miento cientifico/mado de produccién y que llevan implicita una concepclin dol sujeto, del mundo y de ia historia". Galende (1998) enfatiza que salud mental rompe la fron- x tera de una ideologia de la enfermedad mental en el indivi GAS duo, hacia una intervencién mas preventiva sobre las condi- clones sociales del bienestar pstquico, Lo que se propone es le construcci6n de un lazo social terapéutico de diferente tipo, donde la cuestién del saber circule, es decir, que se escu- che el saber de los pacientes, de la familia, de la comuni- dad, de los otros profesionales. Le categoria selud mental, entonces, puede ser enuncia- da come la construccién y desarrollo 0 deterioro en las dis tintas précticas sociales, en el trabajo, la vida familiar, comu- nitaria, en la politica y en lo social. Salud mental en una Comunidad es un groceso resultante de sus condiciones de vida, de su historia y de sus proyectos. En sintesis, la salud menial se asocia a la vivencia de satistaccién tanto material como simbdiica, y se evidencia en la construccién de vincu- 21 SSALUO MENTAL Y cUIDADANI los sanos, creatives y solidarios; en la participacion real en las decisiones que afectan la vida cotidiana de los sujetos; en la posibilidad de pertenencia, integracién y construccién de sus proyectos. En la préctica cotidiana ello implica un sujeto critica, re- flexivo, pensante, flexible y creativo que sepa construir las es- tralegias y las herramientas posibles necesarias para entren- tar os procesos y situaciones en forma constructiva y'¢o- lectiva. Asi, los culdados de la salud mental forman parte de los mods en que una sociedad concibe y trata a sus integran- tes. Es decir, que no se encuentta separada de los valores que_sustentan una i, la economia, la ideologla y la cultura. La constitucién del campo de la salud mental Resulta fructifera la perspectiva que enfoca a ta salud ‘mental como campo". ¢Por qué pensar la salud mental como campo? Porque en el interior lo que se juega son sistemas de pensamiento, de explicacién de los procesos de salud- enfermedad. Se definen ciertas practicas, ciertos modos de intervenir, se legitima en el plano social a esas practicas como Pertenecientes al campo, se identifica a los agentes de ese ‘campo (pacientes, profesionales, técnicos, etc.) y se les otor- ‘ga 0 no una legitimidad legaljuridica, Por lo tanto, en el campo se expresan situaciones de po- der, poder de las teorias, poder hegemnico de determina- das disciplinas, el poder del saber. Existiendo, por un lado, fas practicas at interior del mismo y otras externas al campo. 1 En el sentido bourdeuiano la catogorta do camo, se dtine como una ‘estructura de posiciones y relaciones entre posiciones, de agentes que dis pputan un captal espoctico. 22 {LA SALUD NENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE Los problemas comprendidos en el campo de la salud men- tal pertenecen a la produccién y circulacién de valores en las relaciones humanas. Galende (1994) analiza el conjunto complejo de articula- clones que se estabiecen entre la produccién social de valo- res en salud mental y los modos historioos de representacién social de los problemas que suscita la enfermedad mental, es decir, la conformacién de saberes y teorias y las précti- cas correspondientes. El autor enfatiza que toda sociedad produce una subjeti- | = vidad situada en su tiempo hist6rico y a la vez genera las con- diciones suficientes y necesarlas para establecer distintas for- mas de padecimiento mental. En cada momento histérico, econémico, politico y cultural las sociedades tienen formas para enfrentar y resolver sus propias dificultades. La manera de enfocar los problemas de salud y salud mental de la poblacion guarda estrecha rela- Gién con los estilos, valores y organizaciones que una deter- minada sociedad posee para afrontar las situaciones de la vida cotidiana. Tos procasns de raformas en la década del ’80 en la Ar- ‘genting, que llevaron a las nuevas concepciones de salud mental, estaban orientados por algunos principios. Al respecto Galende (1997: 5) sefiala: “1) cierre progresivo de los mank- ‘comios; 2) creacin de redes para la atencién y prevencién de salud mental; 3) modificacién de los criterios psiquitricos ‘radicioneles centrados en el diagndstico de enfermedad hacia criterios basados en la salud y sus requerimientos; 4) lograr gue el paciente, su familia, 10s miembros de la comunidad {que mantenian relacién con ellos, participaran del proceso de atenci6n; 5) lograr la participacién, integracién social y comu- nitaria, atencién ambulatoria y no discriminacién por el diag- néstioo de entermo mental’ ‘As{ la palabra desinstitucionalizacién se fue imponiendo ‘como consigna tendiente a restablecer a los enfermos las condiciones de una ciudadanfa plena artebatada por la ins- titucién asilar y los modos de atenolén que ella sostiene. 23 boat, SALUD MENTAL Y CLUDADANIA Galende (1997) considera que todas las reformas dirigi- das desde los principios de la salud mental fueron acompa- fiadas y acompafiaron a los movimientos por los derechos humanos de las personas. El reconocimiento de los derechos humanos del enfer- mo mental tiene su antecedente en una declaracién que adopta la Federacién Mundial para la Salud Mental en 1989 su reafirmacién es dada por la Comisién de Derechos Hu- manos de la ONU, y luego reconfirmada en la Declaracién de Caracas —OMS y OPS de 1990—. En este documento ‘Be planiea la nécesidad de reorganizar la atencién psiquid- trica poniendo especial énfasis en la transformacién del hospital psiquidtrico. Considera principaimente la promocion Be sabe poral ee la prevencién, y reconoce la responsa- i ‘Sfado_y.la parlicipacién de la comunidad en asia construccién dela salud. Promueve la consideracién del \, -m¥ayor Grado posible de auto-determinacién y responsa- ) bilidad personal y en el caso de procedimientes en contra, de su voluntad, y el derecho a una representacién y ape- lacién, SS eee eee Oy aa Aparece aqui un|eujoto de dereohe con capacided para demandar y la obligacion del Estado de garantizar esos de- rechos. La situacién se complica cuando observamos un Estado que no garantiza los niveles minimos de proteccién social. En las titimas décadas se esta construyendo, a través de los cambios de la sociedad y de las funciones del Estado, lun nuevo texto social que tiene sus consecuencias en la ‘experiencia practica de nuestro sector de salud mental, El Dr. Emiliano Galende (1997) priorza tres aspectas centrales: os cambios en las funciones dei Estado, la experiencia de lo social y su préctica, y los nuevos rasgos culturales y sub- jetivos. Los tres aspectos son solidarios ¢ inseparables. El autor plantea que se asiste a una reformulacion de las tunciones del Estado, que modifica profundamente la eslera de lo pablico y de Io privada, dos esferas constitutvas de la individualidad y organizadoras de la ciudadania. 24 eth eo ® rn [LA SALUD MENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE Al tener garantizadas las protecciones sociales desde la esfera publico-estatal el individuo tiene el sostén y respaldo solidario de todos, ejercido fundamentalmente a través del Estado. Pero cuando se afecta la estera de lo "pablico” se modifica fa experiencia individual de estos émbitos que de- ben ser asumidos como personales y privados. Ante el vac que deja el Estado soidaiio, los individuos deben responder con sus recursos econdmicas y simbélices fragilizados por la situaci6n actual, por los avatares de la salud, por tos riesgos de enfermedad, y procurarse la seguridad personal frente a una sociedad violentada y violenta Stolkiner (1998) sefiala que las tendencias actuales de ‘ransformacién en salud mental estén relacionadas con las politicas sociales del modelo neoliberal, que son basicamen- te asistencialstas y focalizadas. Es decir, de lo que se trata es de maximizar et rendimiento de algunos recursos, en po- blaciones de méxima vulnerabilidad. En la tilima década puede decirse que en la Argentina se han detenido los pracesos de reforma de la atencion p: trica iniclados en los ’80 (ciorre progresivo de las institucio- nes asilares, creacién simulténea de redes para la atonoién y prevencién de ta salud, etc.), y podemos observar una no- toria regresiOn tanto en las condiciones de salud mental de la poblacién como en los sistemas de atencién, Ello ocurre ‘en momentos en que el pais vive una situacién sosial que impacta en ios individuos y donde se manifiesta un crecimien- to de cientas patologias sociales (adicciones, violencia fami- liar e institucional, etc.). Los cambios oulturales estén gene- rando nuevas formas de sufrimiento mental que desafian a las modalidades de culdados establecidas. De ahi nuestra afirmacién que fos contextos politicos, econémicos, sociales y culturales construyen determinadas subjetividades y miradas acerca de la salud mental y précti- ca ciudadana. Estas miradas pueden ser analizadas ¢ inter- pretadas segin los diferentes posicionamientos de fos suje- tos en esa biisqueda para comprender mejor lo que est sucediendo, y es en esa busqueda gue nos encontramos con SALUD MENTAL Y CUDADANIA determinados referentes teéricos que sostienen, crean 0 resignifican la lectura de una realidad. los fines de este trabajo resulta central detenerse en los procesos de constitucién de subjetividad. La subjetividad se instituye en un hito importante de estudio en este trabajo Porque direcciona la lectura de ios problemas existentes de la salud mental de los sujetos en la vida cotidiana en los actuales escenarios. La constitucién de la subjetividad y la salud mental La produccién y construccién de la subjetividad En primera instancia para comprender lo que se define por produccién de subjetividad toriaremos los aportes que hace Bieichmar (2002), acerca de las condiciones de produccién de subjetividad y las condiciones de constitucién del apara- to psiquico. La autora ha establecido una diferencia entre ambas. La constitucién de! psiquismo esta dade por variables cuya permanencia transciende ciertos modelos sociales ¢ hist6ri- 0s y que pueden ser cercadas en el campo del psicoanal- sis, Por su parte, la_produccién de subjetividad incluye todos los aspectos que hacen ala consticcién social del sujeto en términos de produccién y reproduccién ideolégica, social y cultural que lo inscribe en un tiempo y espacio particular desde el punto de vista de la historia politica. Por otto lado, Stembarch (2002: 10) parte de “ia nocién de una subjetividad hecha de vinculo y cultura... la subjetivi- Gad puede entonces ser considerada produccién intersub- jetiva y social, por ende, histéricamente consttuida. Sin em bargo, no es historla coagulada sino historizacién permanen- te, en relecién con las marcas productivas que los enouen- tros con los otras y con la experiencia cultural van producien- do a lo largo de la vida", LA SALUD MENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE En sintesis la subjetividad se construye en la intersub- jetividad. Esta se realiza en a relacién con los otros, en el interior de una cultura. Su actualidad ha llevado a contflictos individuales, familiares y sociales que son vividos como malestar. 7Qué es lo que provoca el llamado malestar? Hay una relacién muy estrecha en la forma en que una sociedad se organiza sobre la base del derecho, la justicla, las instituciones de la cultura y la forma en que el sujeto se organiza internamente —construye su subjetividad—, en re~ lacién con los otros, la pertenencia, los posibles proyectos. Sin embargo, lo que provoca el llamado “malestar sobran- te” en los sujetos y en la produccién de subjetividades “esta dado basicamente por el hecho de que la profunda mutacién hist6rica sufrida en fos ltimos afios deja a cada sujeto des- pojado de un proyecto trascendente que posibilite, de algin modo, avizorar modos de disminucién del malestar reinante. Porque lo que lleva a los hombres a soportar |a prima de rmalestar que cada época impone es la garantia futura de que algin dia cesard el malestar y en razén de ello la felicidad seré alcanzada. Es la eoperanza de remodiar los males pro- sentes y fa ilusién de una vida plena" (Bleichmar, 2002: 37). La autora expresa que somos parte de un continente que ha sido arrastrado a la vejez prematura, cuando aun no ha- bia realizado las tareas de juventud, y es en raz6n de allo que nos vernos invadidos por la desesperanza, la cual toma la forma, en muchos casos, no de la depresién sino de la apa- tia y desinterés. Por otra parte, en su proyecto de investigacién Burilovich, D'Lucca y Berra (1999) introducen el concepto de “malestar psicolégico” para obtener la informacién sobre la autoper- cepeién de pensamientos, sentimientos y comportamientos que podrian definir un problema de salud mental. Este con- cepto se sitéa a mitad de camino entre la salud y enferme- dad. La sensacién de malestar psicolégico no permite sentir- se saludable pera tampoco enfermo. ‘Amibos conceptos hacen alusién al malestar que generan ‘SALUD MENTAL Y CIUDADAWA as condiciones objetivas en la produceién y construccién de subjetividad evidenciadas por los sujetos a través de Sus discursos y practicas en la vida cotidiana.— a Autoconservacién de la existencia y preservacion de Ia identidad Silvia Bleichmar establecié la diferencia de dos concep- tos que considero de ulilidad al intentar aproximamos a una lectura de los acontecimientos sociales que desde nuestro modo de ver influyen en la produccién de subjetividad. Por un lado la autoconservacién de la existencla, la cual ‘8s tomada a cargo del sujeto en tanto sistema de represen- taclones que determinan la posiblidad de la conservacién con vida del organismo. Por otro, aquello que es del orden de la autopreservacién del yo, en recurrencia parcial con la autoconservacién, Es decir que la autoconservacién de la existencia tiene que ver con la conservacién de la vida y la realizacién de las {areas necesarias para ello, mientras que la preservacién de la Identidad refiere al conjunto de enunciados que articulan el ser del sujeto, no sdio en su existencia material sino tam- bién en sus representaciones simblicas, en su ideologta y €en sus valores. Al respeoto Schenquerman (2002: 8) sefiala que “en tiempo de estabilidad ambas coinciden, y se puede reservar la existencia sin por ello dejar de ser aquel que uno 8 0, al menos intentar ser el que uno aspira a ser. Pero en épocas histéricas de crisis particularmenie devastadoras como la que se vive hoy en nuestro pais, ambos ees entran en contradiccién y la supervivencia bioldgica se contrapone a la vida psiquica representacional, obligando a optar entre sobrevivir a costa de dejar de ser 0 seguir siendo quien se es a costa de la vida biolégica”. En sintesis, podrfamos decir que la autoconservacién del yo, vale desir, los modos mediante los cuales e! yo toma a 2B LA SALUD MENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE cargo los intereses de la vida: conservacién del cuerpo en tanto organismo, representacién bioldgica de la superviven- cia (Bleichmar, 2002: 68). La autopreservacién, por su parte, Femite a fos aspectos identitarios del yo: lo que se es, a di- ferencia del ideal que se articula con fo que se debe llegar a ser “Estos dos ejes: autopreservacién y autoconservacién, constituyen el punto nodal con e! cual se articulan los proce- 0s mediante los cuales la realidad, instituye o destituye for- mas de la subjetividad. Marcando las formas con las cuales se juegan hoy los procesos de des-subjetivizacion y re- subjetivizacién en la sociedad argentina” (Bleichmar, 2002: 6). En €pocas de crisis particularmente devastadoras y irau- ‘méticas, amas entran en contradiccién, Surgen situaciones de desesperacion y también de desesperanza, que son dos términos con significados diferentes. En la desesperacién en algiin momento existe la posibilidad de plantearse el proble- ‘ma y buscar alguna propuesta o algin tipo de proyecto. En la dasesperanze, en cambio, ol sujeto queda sin la posit dad de un proyecto trascendente, no ve la posibllidad de un futuro y se dan otras situaciones difictes, ® Bleichma (2002) seiala que se puede mantener al organisa con vida {autoconservarse) a costa de un arrasamiento narcisisiice, de un {desmantelamiento de ios mados nabituales con loe cuales el yo considera \élda su existenca misma, stuacién que observames con frecuenela on ct= ‘curstancies de vida extremas, por ejempio: campos de concantracén,to- ttoxismo da Estado, campos de extarminios alomanes cuanto la Segunda ‘Guerra Mundial la necesiad de subsistencla erase con les ndeleos mis- ‘0s on los cuais el yo sostions su identdad y pormanencia, hasta que el ‘ser human llega a preguntarsa por su proplo cusrpo ya des -eubatvza Por ef contra, la autoconservacién, la continuidad de la vida tiolégiea [puode sor sacrifcada en aras de presorvar la ropresentacién narcsistca Identiicatoria dl yo, y el sujeto puode dejarse monte o matar, artos quo so den estas aspectos en ios cuales siente que no podria segul vvend, ya ‘que ne podria sogui sande, 29 LA SALUD MENTAL VLA CIUDADANIA COWO ESPACIO DE DEBATE | | Formas de funcionamiento y formas] | de reaccion de I jetividad —— Hay diferentes formas de funcionamiento de la subjetivi ddad8, de relacién con el mundo, de producir dolor a otro ser humano (Bleichmar, 2002) La autora expresa que una de las formas de funcionamien- to de la subjetividad es fa agresividad, que se constituye en la respuesta cuando el otro se opone a la voluntad propia @ : implica reconocerio como tal, como semejante, inoluso en la voluntad de aniquilarlo como obstaculo. Por ejemplo, las lu- i has sociales, las luchas por el poder politico y fas guerras i que desencadenan. La agresividad esta en el centro de las tensiones producidas. En cambio en el sadismo se ejetce de hecho una desttu- [ibn subjetiva, el cuerpo del otro esté al servicio del goce que de ese suttimiento se obtiene. El sadismo es efecto del pla- cer que alguien puede sentir de producir dolor sin que se juegue on ollo necesariamente un reconccimianto de fa Sub- jetividad. La crueldad por su parte tiene algo de ambas, im- plica una combinatoria de agresividad y sadismo. Reconoce el caricter subjetivo del otro @ intenta una demolicién del mismo por medio dal dolor; su ejemplo mas paracigmatico 6 la tortura que intenta destruir en el otro su pensamiento, su identidad. Sin embargo la autore reconoce otro modo de loperar que no es sddico, ni agresivo, ni cruel y que es todo leso, sin embargo, por sus efectos. La accién no se sostiene N el intento de demoler al otro sino en el desconocimiento liso y llano de su existencia, Produciendo en el otto como 2 Trapmos esto a colacién porque aunque no as abjoto de esta invest jgacién nos preguntamos cuanto de astas formas de funclonamionto, pari. ularmonta fa dorominada "banalided del ma", asume hoy las relaciones entre el Estado y a sociedad. 30 semejante lo que Hanna Arendt (1999) llamé ta banelidad del mal" 4 ‘Ahora bien, {cuales son las formas de reaccién de la sub- jetividad? Por una parle, una forma larvadas y sostenida a lo largo del tiempo, caracterizandose por algtn tipo de desaliento, de falta de sentido de la vida. En general se juega en situacio- nes donde hay cierias modificaciones en tomo a la autoesti- ma, para poder sobtevivir en las nuevas condiciones que impone su realidad actual Por otro lado, una forma traumética®, forma de reaccién brusca con efectos mas avidentés 6 estridentes, que tiene que ‘ver, por ejemplo, con la pérdida de trabajo, los despidos en “La banaiéad da malo a nero, a posted del jrico de ua arin la desccn sn a mena cmpason pope a Vcr ha caja ce oer nue serene, £!netoerasne oonee su mace regu oid por paras ycomputadore y ss undone ere. tena tenased lvl dose os lanes guberarersen al daracerss a ts goa ovcve: En ta gonna eo ede ine erp feos scclo plaitsaas de tas Saporacones quo dotneno dlreron qe 0 80 salva y cules se undo. bara Schenqurman (200) it ome lavadas no detrminan pro- usin de stomas en esi sido pccaalice, peau no pean Un recgutromirto ne! so ve pesican vanstomines en mod {ier do tnonantento ct eat . * Sehanquerman 002) eta a Freud en les *Conerencas de Itodu ‘cién al Psicoandlisis", que definen el traumatismo ‘como una experiencia | ‘td, que apa on poco img un sumer an grande Ge exctacon ai Visa pagica, ue acasa su iqudacon o aa saberacén por meds ror males 0 habtuaes, to que nevsolemerto da ugar a tatinoe Gucovos trl ilar rargetca’ Perle ano el Weumatomo es ered tomo aquale que wens aperurta economia plquca, age cus testo ‘aloe modos fabtualee Ge tndonarsento dal par pelquca: ences Seva a dare puesta corceplon de trabajo en es signs tsmins el ties raumitco dal sag cue poe et ago aly, smstinoamente ede ol extofory desc el naro 1 eecn taumdtes noes et posi | Greco da estdo extro, sno a vlacn exists env ol impacto de fej co exctarondevoncaenaso a pari do ae rpresetaconde ori Irate asst y a capaci gaara dl sparse plguc por race a | ost 3t SALUD MENTAL Y CRIDADANIA forma singular 0 masiva, el cierre de las fuentes de trabajo y también, an ios inicios de la década de 2000, ta pérdida de los ahortos de las personas o la imposibilidad de acceder a ellos. También son ejemplos de formas trauméticas las reac- ciones frente a robos, los hurtos, los seouestros, la pérdida Violenta de un ser querido, eto. Recesién, desooupacién, de- valuacién, inflacin, impunidad, corupcién, violencia, repre- sién producen en la Argentina una situacién catastrética. Si definimos a la situacién traumética como un aconteci- rmiento en la vide del sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto de responder a é! adecuadamente yl trastomo y los efectos patégenos a mediano y largo pla- 20 que provoca en su psiquismo, no podemos dejar de con- siderar que todo traumatismo, como herida‘psiquica trataré de encontrar, en organizaciones psiquicas que van desde las as sanas a las més patolégicas, sus propias vias de reso- lucién (Schenquerman, 2002). Este autor describe los siguientes momentos. Un primer momento, liamado de “desorganizacién psiquica’, constituye una ruptura de todos los mecanismos habituales de funcio- namiento, defando al sujeto sumergido en el desconcierto; ast se dan situaciones vivenciales significantes, por ejemplo fa ictadura militar, e| miedo, el temor a la pérdida de trabajo y otros hechos que fueron dejando secuelas, sobre todo un sen timiento de desaliento compantdo, que a veces conduce a la creencia de un destino trégico y que culmina con el hecho traumético propiamente dicho. El segundo momento se caracteriza por una “intensa an- gustia” que busca permanentemente encontrar indices en la realidad en la cual fjarse. El ternor por la supervivencia, por el futuro, ocupa toda la vida psiquica del sujeto. Aparecen ma- nifestas formas de apatia y/o su contrapartida de intensa ansiedad motriz: pesadillas y recuerdos recurrentes del mo- mento traumatico asaltan al sujeto y realimentan la angustia, En el tercer momento aparecen los sentimientos depresivos, desidentiicatorios y des-subjelivizantes, que de no ser trata- dos Se caracterizan por la posibilidad de pasar a estados 92 ___LA SALUD MENTAL VLA CIUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE melanodlicos (desidia absoluta, apatia, culpabilidad y tractu- ra de los mecanismos operatorios utiles) 0 su contra-cara, blisqueda de resolucién manfaca de la depresién: fugas al- cohdlicas, adiccién a drogas, promiscuidad sexual 0 actos de agresividad y violencia, Y si hablamos de situaciones de riesgo debemos enfocar la mirada a este tipo de acontecimientos, es decir, que el im ppacto de la crisis se transforma en riesgo por la suma de por ‘To Tanios dos Tactorés: 16S que Se Felieren directamento a la stibsistencia, a los riveles maleriales de la vida, y los que se relleten a un nivel mas simbdlico, las forma en que la crisis Se Tepresenta en la cabeza de los hombres que la sufren, esto es, el o6mo es vivida Ia crisis”. En la Argentina actual, es indudable que algo ha empezado @ cambiar. Las presiones de luchas contra estas crisis catastrélicas® han ganado las calles, desde el movimiento de los piqueteros hasta los cacerolazos y las asambleas vecinales. Los cortes de rutas por los desocupados, el ruido de las cacerolas marchando por las calles comienzan a producir una subjetividad diferen- te; 0 es el comienzo de la posibilidad de lo que Schenquer- man (2002) denomine “resubjetivacin de la subjetividead avasallada’. 780 entiende por crisis fa produecién do un cambio muy marcado en tanto se consttuye on una dtfcutad mornenténea de una persona, de un ‘grupo 0 de una sociedad; también se la puede Considerar como un crec- Iento. A respecto e! Grupo Doce (2001) aclara que la cris actual n0 re rite a pasaje do una tlaidad a ot. La ers actual rosulla de a disgre- ‘gacién de una \égica tlalizadora sin que se consti, en sustiucién otra {otaidad equivlente a eu efecto arculador. En esta perspectva, la crisis cama devenir cast ha legado para quedarse "émes, AM, (2002) describe que la cals cats sna. si aon ce capt ototipiegs meteors ae "VSB Toda el sentido de deseniace. En ta catdstrofe hay una gran des- ‘rucciény muchas desracas, Soria aera ero 33 * Ls } SALUD MENTAL ¥ CIUDADANIA Subjetividad contempordnea {Qué efectos de esta realidad se inscriben en la subjeti- vidad? Para entender los efectos que esté provocando la reali dad en la subjetividad de los individuos y grupos es necesa- rio conocer las transformaciones actuales que estan operan- do en ef contexto. Algunos autores consideran que para po- der pensar en las transformaciones actuales de la subjetivi- dad, fue necesario postular e! agotamiento del Estado-na- ci6n®, Insttucién donadora de sentido y la emergencia de una operatoria radicalmente distinta (Grupo Doce*®, 2001). Estos autores construyen algunas categorfas para olorgar signiicados, denominando subjetividad sociaimente institut da ala serie de operaciones necesarias, a las précticas pro- ductoras de subjetividad que se estandarizan dando lugar a Jo que llaman dispositivos productores de subjetividad; es la operacién capaz de alterar la subjetividad y el lazo social instituido. Designan_subjetivacién a la operacién capaz de intervenir eftire la subjetividad y el lazo social instituidos. La ‘Subjetivacion, como la SUBJSINIGAM, 8S Uria operaciOrrpETo de otro estatuto, se trata de. una operacién critica sobre Ja sub- jelividad instituida (Grupo Doce, 2001: 21-22). Por otra parte consideramos significativo enfatizar la con- cepeién pichoniana de subjetividad, retomada por Velasquez (2002: 5), quien sefiala que “la subjetividad es el resultado 2 En este punto colncida en que se ha debitado la funcién del Estado como erganizador, efecente y regulator da la cimensién simbétca. La cues tién quo me ganeraintoregante as ten I actuaidad la funcién dol Estado fd agotada como donadora de santo 0 si esia situacién es parte @ ingicasera de la prohunda crisis econémica politica y social. Hasta dénde 1 Estado debe mostrar su agotaronto para decir que cha lgica osta ago- tada? 4Acaso no coexisten ambas ligcas en la actualdad? 19 Gon el nombre Grupo Doce se denominan los intograntes del grupo cconetuldo por tos coordnadores Lewkowicz, |; Cantere, M, Son integran- tas: 86, A. BrzustonsKl, M. Eton, M: Gromes, R.; Onolifo, G.; Rubies Fojenran, P.; Soloner, G; Vontc, G: Zadunishy, A; Zeloer, M. 34 LASALUD MENTAL ¥ LA CLUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE permanente toric ete dad no es para Pichon-Rivigre una estructura rfgida y aca- bada. Por el conirario, es abierta en tanto siempre es sus- ceptible de ser influida por lo social Una pregunta que constituye una reflexiGn: existe el ago- tamiento del Estado? 2 Qué efectos producen en las subjetividades y en las préc~ ticas ciudadanes las diferentes légicas? Es interesante destacar lo sefalado por los autores; hay por fo menos dos tipos de cambios: los que acontecen en el interior de una légica y los cambios de légicas. Esta diferen- ciacién clasifica los recursos de pensamientos. Al pensar las transformaciones de una logica se dispone de una variedad de herramientas, variecad que se forla y ru tiplica al ritmo de las transformaciones en el interior de ese sistema, Pero, la mutacién de una Iogica no puede ser pen- sada con los recursos de esa misma l6gica, Las agencias del Estado en condiciones de mercado y la operatoria de mercado no pueden ser tomadas en su nove- dad por las hetramientas disponibles para pensar las muta- clones en el interior de la I6gica esiatal y nacionat, los cam- bios actuales exigen, entonces, reinventar los recursos para pensar en esas alteraciones. El pasaje del Estado al mercado implica una mutacién que no es sustitucién de un paradigma estatal por otro, sino alte- racién esencial en los modos de organizacién; lo que ha variado son las formas de dominacién. 2.Qué tipos de exclusién se plantean desde las diferentes, légicas? Para entender la sutijetividad en las condiciones actuales es interesante tener en cuenta las formas de exclusion de las, diferentes logicas, propuestas por el Grupo Doce (2001). Por tun lado proponen que en la logica estatal y nacional la domi- nnacién tendria como procedimiento el disciplinamiento para controlar la conciencia del ciudadano a través de la reclusién, el enolerro y ia alienacién. 35 Joon SALUD MENTAL Y GUDADANIA La forma de exclusién es la reclusién que consiste en el encierro transitorio. Por el otro lado consideran que en la 6gica det mercado que promueve ta multipicacién de los actos de consumo, la cconciencia ya no es el objeto mas preciado sino que el terro- no de domminacion es la subjetividad consumidora. En este caso la exciusién tiene un estatuto diferente. La ‘exclusién actual no es reotusién por ausencia de conciencia, sino expulsién de la red de consumo. En este sentido, la \égica mercantil sobre el excluido no pretende su petmanen- ‘ia sino la eiminacién de los agantes en cuestion; por fo tanto Un rasgo de la contemporaneidad es la instalacién de la amenaza generalizada de expulsin. Los autores plantean que en este caso “no hay castigo moralizador sino dato eliminador’ La experiencia indica que dominacién es sinénimo de or denamiento normalizador, en cambio, en la l6gica de merca- do la concfencia ha dejado dé ser el objeto mas preciado de dominaoién. La dominacién actual no esté obsesionada por Su Captura, su normalizacién, su regulacién. La conciencia es libre terrena de la subjetividad consumidora; més precisamen- te, la operatoria del mercado prospera sin poner limitaciones al ejercicio de libertad, Ahora bien, semejante libertad esté amenazada delinutilidac) si es posible opinar, Jeu 0 Racer sin restriceién alguna, es porque opinar, decir o hacer ha perdido la potencia de los tiempos disciplinarios. Procesos y disposiciones de la salud mental zCuales son los rasgos que se presentan en la subjetivi- dad contemporanea? Ei conocer los rasgos 0 marcas que se presentan en la subjetividad contempordnea nos posibilita aproximarnos a visualizar situaciones que llevan a los sujetos al padecimien- 96 @ cen LASALUD MENTAL VLA CUDADANIA COMO ESPACIO DE DEBATE to subjetivo o a favorecer la salud mental. Es en este sen- tido que se puntualizan algunos rasgos de ‘las subjetivida- des de época"s que consideramos oportuno tener en cuen- ta para el andlisis e interpretacién de fa informacion de la empiri. Desligadura de lo ligado, la fragmentacién de lo articula- do, destitucién de la consistencia son algunos de los tasgos ‘0 marcas de la subjetividad (Grupo Doce, 2001). I suttimiento no tiene que ver con el disciplinamiento de los cuerpas la conciensia, sino con el desgarro que genera la ldgica de mercado en la subjetividad. El desgarro esté cau- sado por la dinémica de mercado, més precisamente, es un ‘efecto en la subjetividad, de una Kigica cuya temporalidad es Ja velocidad, fa sustitucién, y la inmediatez; dicho de otro modo, la subjetividad mercantil intenta adaptarse @ unas condiciones que varian.permanentemente. Pero en ese in- tento, necesita de unas‘operaciones espeottioas, de la crea- cci6n, la reinvencién y la flexbilidad. En sintesis, podriamos decir que e! procedimiento actual de dominacién no es el disciolinamiento de las subjetivida- des y su sometimiento @ una normativa represiva. Lo oon- temporaneo es fa incertidumbre, la inseguridad, la desprotec- ion, La fragmentaci6n actual exige entonces nuevas tarees subjetivas. En fa logica neoliberal, no hay espacio ni tiempo, sino ve- locidad y aceleracién. implica que la velocidad y la acelera- cién no son los modos en que se desplazan los términos en tun espacio y en un tiempo determinados, sino el modo de estar en fluidez. Lo que causa sufrimiento en la actualidad no es la solidez sino la fluidez. La realidad subjetiva en los tiempos neoliberales requiore de otto tipo de operacién, ya no es preciso desligar, romper, Axtei€ subverti, sino ligar, afirmar, sostener (Grupo Doce, 2001). Por otra parte Stolkiner (2001: 28) sefiala, por un lado que 1 Stokkiner, A. (2004), “Subjonvidades de época y précticas en Salud Monta. En revista Actualidad Peicoldgica NP 288, diciembre, Buenos Aires, 37 SALUD MENTAL ¥ CIUDADAMA ...hoy, representaciones como seguridad y progreso o prin Gipios tundantes del funcionamiento social como el de sof- deridad, se encuentran en transformacién y se producen desarrolos fuertemente antagénicos. A esto se suman las crisis de las representaciones de género, el estallido de las iversidades que acomparia la tendencia a la fragmentacion social y la crisis consecuente de sus formas institucionaies: familias, comunidades, organizaciones gremiales y politicas"; y por otro lado *...para que un derecho se denuncie como violado es necesario que exista como representaci6n. Y so- bre ta enunciacion de derechos se construyen algunos idearios de sujetos que requieren de un nuevo contrato so- cial redistioutivo, Se trata de la relaci6n entre subjetvidad y eletcicio de ia ciudadanta’. {Qué es lo Gue construye ¢ instituye salud mental en los sujetos? ‘A mi entender es importante destacar que a partir de este contexto también se abren otras posibiidades de nuevas esttategias, y las formas actuales de organizacién que se despliegan contribiyyen a transformar en lo que Kardon y Edelman (2002: 8) enuncian como “los sontimientos de im- Potencia en potencia, a recuperar le auicestima, a elaborar ten mejores condiciones las situaciones traumaticas, a desa- rrollar fa autonomia y la creatividad” ‘Ahora bien, el proceso en el cual los sujetos aprehenden la realidad y se estuerzan en su transtormacién corstituyén- dose en un sujeto sano, abierto a los cambios subjetivos, creando y resignificando sus proyectos y organizaciones, y fen esa lucha social por ia conquista de sus derechos, a una cludadanta plena, favorece el bienestar y en su efecto a la! salud mental Por otto lado, con la conviecion de que un texto es porta- dor de mensajes es que recurrimos a la reflexién para bus- car formas de construccién de un colectivo que den cuenta dee NN ( imer@s65 colectivos de los sujetos. En este sentido Carpin- “Se 10 (2002: 8) de cierta manera lo expone cuando plantea “or- Ye 38 LA SALUD MENTAL Y LA CIUDADANIA COMO ESPAGIO DE DEBATE ganizar un nosotros que no existe. Un nasotros donde nues~ tra subjetividad encuentre un espacio-soporte para nuestro padecimiento. Un nosotros que enfrente a un poder que tam- bien esta en nuestra corporeidad. Un nosotros que no se quede en un instituido en fa espera de algin acontecimien- to, sino que pueda constituise en una organizacién, cuyo objetivo sea lograr una demooracia basada en una distribu- cién equitativa de fos bienes materiales y no materiales. Un nosotros que ahora si nos damos cuenta, depende solamente de nuestros humildes y potentes cuerpos. Este es nuestro des DIMENSION CIUDADANIA ‘ka elusadania es tener derecho a.un trabajo, famia y educacion, Hoy estoy viendo que no soy ‘iudadano porque no estoy elerciendo mi derecho ‘consttucionaly taroaco me dan le oportunidad de cejercerl.” @. (barrio P) Los niicleos teéricos que se desarrollan a continuacion responden a una seleccién, que como toda seleccién es ar- bitraria, Sin embargo, ol criterio que se ha utiizado se refie- re por un lado a cudles son los componentes que se discu- ten en [a categoria de ciudadania, es decir, cudl es el estado de la discusién hoy; y por otto, cuales son los aspectos de esta dimensién denominada cludadania que han resultado a nuestro criterio mas relevantes para articular con la salud mental y en relacion con los datos de la empitia. Ciudadano de la sociedad civil EI escenario social actual, con sus nuevas configuracio- nes apuntaladas por las politicas neoliberales, afecta a los 39 SALUD MENTAL ¥ CIUOADANA derechos humanos y tuertemente a los derechos sociales, como a la educacién, salud y seguridad social. Los procesos de ajuste estructural nos desatian a pensar la nocién de ciu- dadania en el marco de las nuevas desigualdades. Hoy, la pérdida de muchos derechos nos lleva a re-pre- guntamos acerca de la ciudadania, a re-pensaria desde la Tealidad que se ha conformado en las titimas cécadas. La concepcién de ciucadania que surge con la modemi- dad, intimamente asociada al Estado, esta en crisis'2. Ya ‘que, por un lado, desde el punto de vista politico, asistimos ‘@.una desconexidn entre las bases tedricas de la ciudadania Y las vias précticas para su conetecién, cuando se toma en cuenta el diferente acceso de los cludadanos a los bienes, derechos y poder. Por otro lado, la ampliacién de la inclusién social por la via del Estado de Bienestar ha sutrido un gran BY || retroceso que se manifiesta en las reducciones y desman- “| telamientos de los programas de proteccién, afectando fun. damentalmente a la cludadania social. Entonces los derechos ciudadanos —sean chiles, politicos 0 sociales— permanecen condicionados por espacios que resultan cada vez més es- twechos para su elercicio etectivo. ——*) Para Quiroga (1998) la idea de cludadanta no deberfa de- signar tan s6lo la pertenencla de un individuo a un Estado 7 Giga st" en cuanto sujeto do derecho y de nacionalidad, sino también BU y..2)9U Pertenencia a miltiples formas de interaocién social. E see 5, desafio que propone es pensarla, ademés, desde la esfera =} Weve de la sociedad civil, es decir, desde un lugar que ofrece opor- 2 2X7 turidades para la iniciatva y partcipacién. Lo que esta en crisis es el sentido que tiene la ciudadan‘a como sistema de integracién social, donde resulta neceserio explorar otra con ‘cepcién, més inclusiva, entendida como el conjunto de dere- cchos y practicas paricipativas que se ejercita y opera tanto a nivel del Estado como de la sociedad civil, y que otorga a BEE "Quiroga (1996: 198) sostiene que no habria que reduc la ciis de la siudedania a la eslera do los socialmente excludos. Lo que esla en visi 28 e! sentido qua Gene la cudadanta mocerra como senfigo de iniearacion, 40 {LA SALUD MENTAL ¥ LA CLUDADAHIA COMO ESPACIO DE DEBATE los indlviduos una pertenencia real como miembros de una comunidad ‘Ademés, advierte que el individuo es a la vez ciudadano del Estado y ciudadano de la sociedad civil. Es decir, puede reconocerse en el Amibito estatal y en el Ambito societal, en la medida en que la sociedad civil sea tamnbién esfera de par- ticipaciGn de los hombres y mujeres que acian concertada- mente. Los asuntos comunes, los asuntos de interés gene- ral se esparcen también por la sociedad civil, para constitu tun lugar comin donde los ciudadanos que’ abandonan su refugio de la vida privada se retnen para interrogar, contro- lar el poder y construir vinculos sociales solidarios. Desde el punto de vista de Quiroga (1998) esta nocién de ciudadania_alude por lo tanfo a Une doble pertenencia: al Estado y ala sociedad. En él primer caso, el individuo es ‘miembro de un cuerpo poltico-institucional que garantiza sus derechos civiles, polticas y sociales. En el segundo, el indi- viduo es miembro de un espacio pablico asociativo que re- quiere de practicas de autoorganizacién colectiva, desde las cuales se puede reforzar y exiender su condici6n de ciuda~ dano. En ambos casos el ciudadano es riembro de la mis~ ma comunidad, el ciudadano del Estado no cancela al oiu- dadano de la sociedad civil, ni viceversa. El concepto de cit dadanfa recorre aquf un camino Unico que atraviesa tanto el reino de la necesidad como el reino de la libertad, Ciudadanos nominales o incompletos La singularidad que envuelve a las demooracias reales, en la Argentina, entre otros ejemplos, "es que pueden tole- rar, sin derrumbarse, el acceso desigual al poder, ia distribu- cién desigual de la riqueza, como asi también la existencia de ciudadanos privados de los medios que igualan las posi- cciones de partida, es decir, privados de la igualdad de opor- tunidades" (Quiroga, 1998: 202). El autor plantea cdmo pen- sar hoy la nocién de ciudadania en el marco de las desigual- at SALUD MENTAL ¥ CIUDADANA dades de las nuevas democracias. Si bien el ciudadano re- presenta al hombre igual, los socialmente excluidos no pue- den ser més que ciudadanos incompletos 0 nominales, ya que se encuentran en el limite entre la esfera de la ciudadania y la esfera de la no-ciudadania. Estos problemas ligados a la nocién de ciudadania, es- tan relacionados con las diferentes formas de democracias instaladas, de modo que iscutir la nocién de ciudadania nos remite a la discusién misma de las democracias. La demo- cracia en su esquema ideal presupone ciuadanos iguales, con una pertenencia plena, sin embargo, bien sabemos que estas democracias no son ni tan igualitarias, ni tan plenas Como plantea O'Donnell cuando habia de demooragia. intensidad'? o lo que para Nun és “liberalismo democratico", Ambos en alusién a procesos democréticos incompletos. &! ddascenso de la intensidad de la cludadania es cons Gon el nuevo Estado neoliberal, que-oromoveria la ciuda- dania pasiva, legando a alcanzar siluaciones de desciy- Sagarizacisn'*. canes aaeeanaeice Por su parte Quiroga se arriesga a pensar que nos en- frentamos a la paradoja de sociedades democraticas con ciu- dadanos nominales o Incompletos, es decir, con ciudadanos que no pueden ejercer plenamente los atributos correspon- Gientes a su condicién. & ‘© 0 Donal (1997) hace refrencia con lina de cixtadanaeebaia inlonsidad a una sicien do carerda de civsadania, 8h condones co abfeza ydo'tn alo grado de desquadad. Asmsmo arma 'a extend Go una cera corespordencia en l asimera nla Bevibun de eecusos 1 1 cudedaria de bala rtoneida, 8 dendo al ejeco do la dada upona necesaramente Getas condcfonee codon *# En Nun (1998) enconramos une cara dsncin ents “democraca oer "iberalmo demoorete' la eaanteristos de ext Ute romton 20 regimen ldera con epertra ala comocracia que sgttoa eecsones Berldioa y universes, Serta do une democrazaclon ds loealsmo, en onda aeujao os oliberalsmo yo ajtvo a Gomocracia, ynoala vets Jf SE! thrmno desciudacanizactn es vllzado por Grune (1991) pea ocr laspcidas que van sufendo lo sjtas en os stints terencs

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