You are on page 1of 2

EL ESPÍRITU SANTO HACE AL N A C E

CRISTIANO Y CONSTRUYE A LA LAIGLESIA

IGLESIA

DESEEMOS V
OREMOS pon UN
H A C E
NUEVO PENTECOSTES
LA IGLESIA

La Iglesia está atravesando una época de caos y de crisis. Lo cual no es necesariamente algo malo. La
crisis es una oportunidad para crecer, y el caos precede a ia creación... con tal de que (y ésta es una
importantísima condición) el Espíritu de Dios aletee sobre ella.
De lo que hoy tiene la Iglesia mayor necesidad no es de una nueva legislación, de una nueva
teología, de unas nuevas estructuras ni de una nueva liturgia: todo eso, sin el Espíritu Santo, es como
un cadáver sin alma. Lo que necesitamos urgentemente es que alguien nos arranque nuestro corazón ile
piedra y nos dé un corazón de carne; necesitamos que alguien nos infunda nuevo entusiasmo e inspiración,
nuevo valor y vigor espiritual. Necesitamos perseverar en nuestra tarea sin desánimo ni cinismo de ninguna-
especie, con una nueva fe en el futuro y en los hombres por los que trabajamos. En otras palabras:
necesitamos una nueva efusión del Espíritu Santo.
Por decirlo de un modo más concreto: necesitamos hombres llenos del Espíritu Santo, porque a
través de los hombres actúa el Espíritu y viene a nosotros la Salvación. «Hubo un hombre, enviado por
Dios, que se llamaba Juan», leemos al comienzo del evangelio. Un hombre, no un programa, ni un
anteproyecto, ni un mensaje. «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado»: Dios nos ha salvado no a
través de un «plan de salvación», sino por medio de un hombre, Jesucristo, un hombre dotado del
poder del Espíritu... El Espíritu Santo no desciende sobre los aditicios, sino sobre los hombres; es a los
hombres a los que unge, no sus proyectos; es en el alma y 3n el corazón de los hombres donde habita, no en
las modernas máquinas.
Por eso, decir que lo que más urgentemente necesita la Iglesia es una nueva efusión del Espíritu BS tanto
como decir que necesita todo un ejército de hombres llenos de espíritu

Cómo obtener el Espíritu Santo


Nada hay más seguro que esto: el Espíritu Santo no es algo que pueda ser producido por nuestros propios
esfuerzos. Nó puede ser «merecido». No hay absolutamente nada que nosotros Dodamo s hacer para
obtenerlo, porque es puro don del Padre.
Nos enfrentamos al mismo problema al que tuvieron que enfrentarse los apóstoles. Al igual que
Nosotros, también ellos tenían necesidad del Espíritu Santo para su apostolado, y el propio Jesús,
instruyéndolos acerca del modo de recibirlo, les dijo: «Tenéis que esperar la promesa del Padre que
oísteis de mí: que Juan, como sabéis, bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de pocos días... Recibiréis el poder del Espíritu Santo, que vendrá sobre
vosotros, y seréis mis testigos en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra» (Hch l,4ss).
Jesús lo dijo: Esperar. Nosotros no podemos producir el Espíritu; lo único que podemos hacer es
esperar a que venga. Y esto es algo que a nuestra pobre naturaleza humana le resulta muy difícil en este
mundo moderno. No podemos esperar. No podemos parar quietos. Estamos excesivamente
desasosegados, excesivamente impacientes. Tenemos que estar moviéndonos constantemente.
Preferiríamos muchas horas de duro trabajo antes que soportar el sufrimiento de quedamos quietos
esperando algo que está fuera de nuestro control, algo que no sabemos en qué momento exacto ha de
llegar Sin embargo, el Espíritu sólo le es dado a quienes esperan; a quienes, día tras día, abren sus
corazones a Dios y a su Palabra en la oración; a quienes invierten horas y horas en lo que, para nuestras
mentes obsesionadas por la productividad y el rendimiento, parece una simple pérdida de t iempo. Anthoni
de Mello en" contacto con Dios"

“No te vendrá el Espíritu Santo


si no lo deseas >s. Juan * A»,I¡U Señor mira a tu pueblo que espera el Espíritu Santo, mira a
ios jóvenes, a las familias, a los niños a los enfermos, a los
sacerdotes, a los consagrados, a nosotros los obispos, mira
a todos. Concédenos la santa ebriedad del Espíritu, la
que hace hablar todos los idiomas; de la ' caridad,
siempre cerca de los hermanos y hermanas que tienen
¡necesidad de nosotros. Enséñanos a no luchar entre
! nosotros para tener un poco más de poder, a amar más a la
Iglesia que es nuestro partido, enséñanos a tener el corazón
abierto para recibir el Espíritu. Envía tu espíritu sobre
nosotros. Amen”. Francisco, Papa

Vivir Pentecostés. Ven, Espíritu Santo


Es pedirle a Dios, que nos ayude a construir la gran familia de la
Iglesia. Donde hay orfandad, el Espíritu se hace madre.
Es orar a Dios, para sacar de cada uno lo mejor de nosotros Donde hay ignorancia, el Espíritu se hace
mismos*
sabiduría. Donde hay marginación, el
Es leer la Palabra y pensar:
"ésto lo dice Jesús para mí". Espíritu se hace acogida. Donde hay
Es comer la Eucaristía, opresión, el Espíritu se hace libertad.
y-sentir el milagro de la presencia real de Cristo. Donde hay explotación, el Espíritu se hace
Es rezar, y palpar -con escalofríos- el rostro de un Dios que nos
ama.
recompensa. Donde hay soledad', el Espíritu
se hace huésped. Donde hay olvido, el
¡Pentecostés es el Dios invisible! Espíritu se hace memoria. Donde hay
El Dios que camina junto a nuestros pasos hasta
desamor, el Espíritu se hace cariño. Donde
el día en que nos llame a su presencia.
El Dios que nos da nuevos bríos e ilusiones. hay muerte, el Espíritu se hace vida.
El Dios que nos levanta, cuando caemos. ¡Padre de los pobres, defiende y
El Dios que nos une, cuando estamos dispersos.
enriquece a tus hijos!
El Dios que nos atrae, cuando nos divorciamos de
Él. Donde hay vacío, el Espíritu se hace plenitud.
Donde hay miseria, el Espíritu se hace tesoro.
¡Pentecostés es el Dios de la brisa!
El Dios que nos rodea con su silencio. Donde hay sufrimiento, el Espíritu se hace
El Dios que nos indica con su consejo. consuelo. Donde hay tristeza, el Espíritu se
El Dios que nos alza con su fortaleza. hace alearía.
El Dios que nos hace grandes con su sabiduría.
El Dios que nos hace felices con su entendimiento.
El Dios que nos hace reflexivos con su santo temor
El Dios que nos hace comprometidos, *
con el don de piedad Está en nuestra mano elegir
El Dios que nos hace expertos,
por el don de la ciencia.
Pentecostés, entre otras cosas, es valorar, vivir, comprender
Babel o Pentecostés”
y estar orgullosos de todo lo que ños prometió Jesús de
Nazaret. ¿Cómo? Dejándonos , guiar por su Espíritu. P. "ENTRA HASTA EL FGNDD EL ALMA..”
JavierLeoz leer, releer, orar y difundir

You might also like