¿El sacerdocio ministerial se limita al cumplimiento de esas funciones
específicas? ¿Cree que el sacerdocio tiene otras funciones?
De alguna manera el sacerdocio ministerial con la llegada del tercer milenio ha
caído en una actividad precaria de las funciones específicas que posee. No solamente a día de hoy se puede hablar de un limitarse a cumplir lo que le corresponde, sino que se puede hacer referencia a una pérdida del sentido y del valor esencial del ministerio sacerdotal. Todo se reduce a ver la figura del ministro como un administrador, con unos deberes especiales que debe cumplir para sentir que está realizando cabalmente su labor. El sacerdote de hoy se limita a transmitir el mensaje de la Palabra de Dios en algunos casos a su acomodo y a lo que los fieles quieren escuchar o simplemente se encierran en la celebración de los sacramentos sin llevar a que sus fieles se adentren en la profundidad espiritual de las gracias que conceden o simplemente imparten su autoridad en orden moral con una rigidez extrema sin un tinte espiritual y humano, llevando a que no se viva la fraternidad ni la vivencia en comunidad y mucho menos hace conciencia de la esencia de su deber humano y espiritual con aquellos vulnerables. No creo que sean necesarias otras funciones en el sacerdocio, porque en ellas se viven a cabalidad las dimensiones completas de la persona, es necesaria una buena formación en la que se haga un énfasis igualitario en cada una de ellas pero resaltando la importancia de ser sacerdotes humanos y espirituales en el acontecer del mundo en que nos encontramos ahora.