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000051 LAS TRANSFORMACIONES DEL ESTADO CONTEMPORANEO MANUEL GARCIA PELAYO 000052 EL ESTADO SOCIAL Y SUS IMPLICACIONES 1, INTRODUCCION Fs obvio que nos encontramos ante un momento histdrico caracterizado por ‘grandes transformaciones en distintos aspectos y sectores tales como el culeura, el fcondmico, el social, el internacional, eteétera, transformaciones que son mucho nis profundas que las grandes divisiones politicas del planeta en Estados capitalis- tas, ncocapitalisas y socalistas o en paises desarrollades y en trénsito al desarrollo, sungue, nacuralmente, las mencionadas transformaciones tengan modalidades dis- tintas en cada uno de los pa(ses y sistemas. Parece no menos claro que el Estado no podia escapar a esta fundamental transformacién y que, con o sin revoluciones pollticas violentas, la estructura y funcidn estatales han de sufrir también las co- Trespondientes mutaciones, Vamos a prescindir en nuestra exposicin de las demo Cracias populares o socialista, es decir, de las estrucruras estatales de los paises Socialists de inspiracin sovietica, para cefirnos a la nueva modalidad esearal sur- ida en los paises neocapitalistas. Tal modalidad ha sido designada con distintos Fombres como Welfare State, «Estado de bienestar» y «Estado socialdemdcrata», denominacién debida a Boulding y por la que no se significa, en este caso, ningtin vineulo especifico con la socialdemocracia como partido, sino un tipo de Estado interesado en el bienestar y doblemente opuesto al comunista y al autoritario También se la ha llamado «Estado de partidos», en cuanto que el actor 0 sujeto real del poder estatal son los partidos, y «Estado de asociacionese (Verbindestaat), en ‘cuanto que las decisiones estatales estin fuertemente influidas por los grupos de intereses organizados. Otra denominaci6n, en fin, es 1a de «Estado social». Las ideas del Estado subyacences a las mencionadas denominaciones se han desarrolla- 4do plenamente en los paises industrializados y post-industrializados *, pero algunas TK. Boulding, The Orgenisational Revolution, Chicago, 1953, pp. 179 5. 4 Sobre la sociedad post industrial vid, ante todo, a obra de D. Bell, The Coming of Past m dustrial Society, Noeva York, 1973, Vid. también A. Touraine, La soiérépost-indastrele, Pais, 1969 ints amplirrente, Production dele soci, Paris, 1973, sk come también Z. Braczinsy, La révol- Fon fechnérroniue, Pai, 1971 (scala orginal en inglés: Besween Two Agss)- 1393 000053 LAS TRANSFORMACIONES DEL ESTADO CONTEMPORANEO de ellas sirven indudablemente de modelo orientador para los paises en trinsito al desarrollo del mismo modo y, en ocasiones, con las mismas frustraciones, que en el siglo pasado y a comienzos de éste servian de modelo las Constituciones democri- ticas y liberales. Las denominaciones de «Estado de partidos» y de «Estados de asociaciones» aluden a problemas especificos del proceso de distribucién del poder El concepto de Welfare State se refiere capitalmente a una dimensién de la politica estaral, es decir, a las finalidades de bienestar social; es un concepto mensurable en funcién de Ja distribucién de las cifras del presupuesto destinadas a los servicios sociales y de otros indices, y los problemas que plantea, tales como sus costos, sus posibles contradicciones y su capacidad de reproduecién, pueden también ser medi- dos cuancitativamente . En cambio, la denominaci6n y el concepto de Bstado social incluyen no s6lo los aspectos del bienestar, aunque éstos sean uno de sus compo- ‘nentes capitales, sino también los problemas generales del sistema estetal de nucs- to tiempo, que en parte pueden ser medidos y en parte simplemente entendidos, En una palabra, el Welfare State se refiere a un aspecto de la accién del Estado, no exclusiva de nuestro tiempo —puesto que el Estado de la época del absolutismo tardio fue también calificado como Estado de bienestar—, mientras que el Estado social se refiere alos aspectos rorales de una configuracién estatal tipica de nuestra Epoca. 2. BREVE REFERENCIA HISTORICA ‘Como precursor de la idles del Estado social suele citarse, con razén, a Lorenz von Stein, quien en 1850* escribia que habia terminado la época de las revolicio- res y de las reformas politicas para comenzar la de las revoluciones y reformas sociales. S6lo una teoria y una praxis politicas conscientes de este hecho podrin enfrentar con éxito el porvenir. Partiendo de supuestos hegelianos y de la neta distincién (aunque no separacién) entre el Estado y la sociedad, afirma que aque! tiende al desarrollo superior y libre de la personalidad de los individuos, mientras que ésta —sustentada sobre relaciones de propiedad, es deci, sobre la dominacién de las cosas que se transforma es dominacién sobre las pergonas y, con ello, estrati- ficada en clases— tiende a la dependencia, servidumbre y miseria fisica y moral de la personalidad, Tal situacién, generada por el libre despliegue de las fuerzas eco- ‘aémico-sociales, no sélo es contradictoria con Ia idea y principio del Estado, sino también con sus intereses y su estabilidad, pues, de un lado, la fortaleza del Estado depende del nivel moral y material de sus ciudadanos y, por tanto, es contradictoria ‘con la miseria econémica y biolégica de la mayoria de la poblacién y, de otro, su estabilidad se ve amenazada por el movimiento hacia la revolucién social, que aparece tan pronto como las clases oprimidas comienzan a tener acceso a la cultu- a y, con ello, « adquirir conciencia de su situacién. Por consiguiente, la correccién »'Vid, entre otros, H. 1 Wilensky, The Welfare State and Egqnality, Stractaral and Ideological Roots of Public Expenditure, Berkeley y Los Angeles, 1975. También P. F. Drucker, The Unseen Revelation. How Pension Fund Socializm came 10 America, Nueva York, 1976 “Lorenz von Stein, Gescbichre der sozalon Bewegung (1850), Munich, 1921, 1994 909054 EL ESTADO SOCIAL ¥ SUS IMPLICACIONES por el Estado de los efectos disfuncionales de la sociedad industrial competitiva n0 fs solo una exigencia ética, sino también una necesidad histories, pues hay que optar necesariamente entre la revolucién o la reforma sociales. Las formas politicas del futuro seran o bien la democracia social, ceracterizada desde el punto de vista constitucional por el sufragio universal y desde el punto de vista administrativo ppor su orientacién hacia la neueralizacion de las desigualdades sociales, o bien la monarquia social, solucién a la que se inclina von Stein, ya que, en su opinién, la ‘monarquia es la forma de gobierno con mayor capacidad potencial para estar por encima de los intereses particularizados de las clases, su propia dialéctica la lleva a considerarse como un poder sustentado sobre si mismo y existencialmente vincula- do al principio y a los intereses objetivos del Estado, y dispone, en fin, de un ejército y de una burocracia con los que puede afirmarse frente a los intentos de captura del Estado por las clases dominantes. Cierto que la reforme social preconi- zada por von Stein —en la que algunos tratadistas ven un antecedente del moder- no concepto de la «procura cxistencial», del que trataremos mis adelante— no podri tealizarse sin un apoyo de la poblacién que le vendrt no solo de las clases desposeidas, sino también del resto de la sociedad, pues el principio de la sociedad es el interés y la clase posesora adquitira conciencia de que «su propio, supremo y bien entendido interés» exige la reforma social, exige sustituir el interés parcial zado por un sistema global de intereses reciprocos, criterio que si quiza no refleja- ba del todo la realidad en tiempos de von Stein, si es expresivo del neocapitalismo actual ¢ incluso coincide con la tesis marxista que concibe a esta forma econémica ‘como caracterizada por el sactificio de los intereses inmediatos y particularizados del capitalisca a los intereses globales del sistema y a su reproduccién en las condi- ciones del tiempo presente. Dentro de la historia de Ia idea del Estado social deben mencionarse también ciertas tendencias del pensamiento socialdemécrata clisico, iniciadas por Lassalle y proseguidas mutatis mutandis por las direcciones marxistas revisionistas ¢ incluso entristas. El Estado ha sido,y es, ciertamente, un instrumento de dominacién de clases, pero €$ no menos una institucién que, bajo la presién de los partidos y de las organizaciones obreras, puede ir consiguiendo constantes mejoras para las cla- ses trabajadoras, las cuales, por tanto, tienen interés en un Estado fuerte, eficaz y socialmente orientado; su significacién para la generalidad de la socicdad y para el cumplimiento de las funciones sociales —que exige desarrollo de sus actividades econémicas y administrativas— crece a medida que se avanza hacia la modernidad ys desde luego, la futura sociedad socialista es impensable sin un Estado que asegu- re la direccién del proceso productivo. La lucha no €3, por tanto, contra el Estado. Y, en fin, sin negar que la democracia politica formal sea wna forma de dominacién ¢ clases, se Ia considera, no obstante, como una valiosa y definitiva conquista de la

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