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15. JESUS ENTRA EN GALILEA (443-45) Pasaje de transicion 4 BAleabo delos dos dias salié para Galilea. ("Pues Jess mismo habia asegurado que a an profeta no lo estiman en su tierra.) #°Cuando Tlegé a Galilea lo ecibieron bien, porquc Tos de allt habfan ido también ala fiesta y se acordaban de lo que le habjan visto hacer en Jerusalén, Novas ene ee da veo par tia a SBicueata Galles ‘atte gure abscraion snd po “etrabin true le habian visto hacerenJermsalén sinc en 205 E] plascnamperfecto indica que se trata de una ate o5 el nico pasaje de los eseritos josnieos en Es de suponer que se refierea los COMENTARIO Estos tres versiculos son una cruz para los comentaristas del cuarto rangle. ‘Yaa principios del siglo III deeta Origenes (Fn Je, XI153s GCS 10,283) que el v. 44 aparece totalinente desencajado ‘comienzos del siglo xx, Lagrange, 124, confesaba que no hay explicar este pasaje conforme alas reglas de la Logica estrieta, : "Tal como hoy aparece el v. 43, tiene perfecto sentido como transi ci6n a partir del interludio samaritano. Sin embargo, se parece much 4-4,3b («y se volvi6 a Galileay); ya hemos aludido a la teo relato original de un viaje de Judea a C N85 435 insertar el episodio de Samarfa, Sin embargo, siel v.43 enlaza con el 42, si ha de ira continuacidn de los wv. 1-3, no por ello deja de referirse alo que ha sucedido antes. El v. 45, por otra parte, introduce lo que sigue. Dodd, Tradicién, 243, observa que en realidad no sirve de presentacibu a nada nuevo, pero esto no parece ser cierto. La mencién de la buena acogida dis- pensada a Jestis por los que habfan visto lo que habia hecho en Jerusa- len sugiere que ése fue el motivo de que el funcionario real (vv. 4655) se acercara a él con la esperanza de obtener un milagro. El problema se centra en el v. 44, una interrupcisn que parece con- tradecirse con el v. 45. En el v. 44 compara Jestis su propia situacién con la de un profeta que no es estimado en su tierra, pero en el v.45 aparecen los galileos dispensdndole una acogida entusiasta. Para resol- ver esta contradiccién sugieren algunos que «su tierra» no es unia alu- sidn a Galilea, sino a Judea. Esta idea se remonta por lo menos a Ori- genes (In Jo., XII, 54; GCS 10,284). Aqut se dirfa, por tanto, que al no haber sido bien acogido en Judea, como lo demuestra la oposicién de que fue objeto en el templo, Jestis marcha a Galilea, donde es bien recibido, En esta interpretacién se relacionan 4,43-45 y 1-3, pues tal ‘como ahora aparecen los versiculos,Jestis sale de Samaria, no de Judea. Sin embargo, aunque consideremos todo el ineidente de Samarfa como tuna insercién, la sugerencia de que la tierra de Jess es Judea tropieza con varias objeciones. Juan subraya constantemente los origenes gali- leos de Jestis (1.46; 2,1; 7.42.52; 19,19); el cuarto Evangelio ni siquiera dice que Jestis naciera en Judea, Es cierto que segiin Juan, Jestis pasa mucho tiempo en Judea, pero esto no es motivo para consi derar que aquélla fuera su tierra. Por otra parte, en esta explicacién se supone que Jestis se sintié disgustado por el recibimiento que hal tenido en Judea y que regresaba a Galilea para recibir alli la honrosa acogida que le habia sido negada en Judea, Pero esta busqueda de honores humanos estarfa en flagrante contradiecién con los ideales del cuarto Evangelio (2,24-25; 5.41-44) La mejor solucién para resolver el problema quenos plantea el v.44 es considerarlo adicién del redactor, exactamente igual que en el caso de 2,12, Por una tradici6n afin a la de los sinépticos conoefa el redac- tor una sentencia en que se decia que Jestis no era debidamente esti mado en Galilea, y aiadi6 esta sentencia al evangelio justamente cuando en éste se recoge un relato en que aparece bien ilustrada la fe insatisfactoria de los galileos, una fe que se apoya tinicamente en signos 436 JESUS ENTIEA EN 6: y prodigios (v. 48). A su modo de ver, la acogida dispensada a Jests en Galilea (v. 45) es tan vana como la reaceién provocada por Jesits en Jerusalén (2,23-25). En consecuencia, la insercidn del v. 44 no esté tan ‘en contradiccién con el v. 45 si entendemos que una buena acogida superficial, basada en el entusiasmo que despiertan los milagros, no constituye un honor efectivo. Al igual que en el caso de 2,12, los paralelos con la tradicién sinép- muy estrechos. Primero, podemos observar que toda Ia eseena (Me 6,1-6; Mt 13,53-58 Le 4, 22ss) en que aparece la sen- tencia paralela de Jn 4.44 tiene sus correspondientes ecos en Juan. Marcos y Juan ofrecen los mas interesantes puntos de comparaci Me 6,2: muchos se asombran de la ciencia que posee Jestis (Jn 7,15). Jestis es un personaje local cuyos parientes son bien cono- ‘ides (Jn 6,42). 6: Jesiis se siente cnojade por la falta de fe (Jn 4.48). Comparemos ahora las diferentes formas de la sentencia sobre el profeta: Me 4,4: Un profe Le 4,24: Ningiin profeta es bien acogido en su propia tierra, Jn 4.44: A un profeta no lo estiman en su tierra. Juan se parece a Lucas en la formulacidn negativa de la sente pero se aproxima mis a Mareos en el vocabulario (si bien el «ser bien acogido» de Lucas aparece en el siguiente versiculo de Juan; cf. nota). Parece que lo mejor es elasificar la frase de Juan como una variante de tuna sentencia tradicional en vez de como un préstamo selective de Marcos y Lucas. El redactor no ha adaptado la frase al estilo jodnico del resto del evangelio. Se usa el término timz (chonors, «estimas) en ver del més usual dexa («gloria»). "También se omite el articulo delante del nombre propio Jestisy: segtin Bernard I, 42-43, esta omisién no es caracteristica de Juan, pero R. C, Nevius, NTS 12 (1965-66) 81-85, afirma que el uso sin articulo, de que es testigo el Cédice Vaticano de Juan, responde al verdadero estilo joanico Laescena de los sindpticos en que hallamos los paralelos citados es a que nos presenta a Jestis expulsado de Nazaret, que Lucas sitiia al principio del ministerio en Galilea y Marcos y Matew al final de este tno deja de ser estimado sino en su propia tie- IN 45.45 437 iinisterio propiamente dicho. ¢Nos servirdn de ayuda las sem de Jn 4,44-45 con esta escena para establecer una sincroni los relatos josnico y sinéptico? Especialmente la segunda entrad Jestis en Galilea segtin Juan, cha de compararse con Le 4,168, Jest apare que expulsado de Nazaret cuando regresé a Galilea después de ser bautizado por Juan Bautista, y cuando éste es encarcelado (Le 3,19-20)? Ya hemos expuesto las dificultades que supone el intento de sincronizaciGn basado en el momento de la marcha de Jestis a Galilea (ch. supra, p. 392): a esto hay que afadir las diferencias que advertimos cn la misma tradicién sindptica acerca del momento en que ocurre la expulsién de Nazaret. Observemos que la sentencia jodnica acerca del profeta mal acogido en su tierra va seguida inmediatamente del relato sobre la curacién del muchacho de Cafarnatin, mientras que Mateo y Lucas intercalan varios capftulos entre esta sentencia y la curaeién Ya hemos visto que los pasajes de 444-45 y 2,23-25 tienen mucho en comin en cuanto al juicio sobre el entusiasmo basado en los mila- gros. Estos dos pasajes tienen ademas una funcién similar en el esquema de Juan. Después de describir en 2,23-25 a los habitantes de Jerusalén que creyeron en Jestis al ver sus signos, uno de estos «ere- yentes», Nieodemo, se acerca a Jestis con su conocimiento inadecuado delos poderes lel mismo, Jestis tiene que explicar a Nieodemo que en realidad viene de lo alto para comunicar la vida eterna. ‘También a con- tinuacidn de 444-45, en que se describe a los galileos que acogieron a Jestis por haber ofdo hablar de sus obras, se presenta a Jestis un fun- ‘cionario real de Galilea, que también tiene un conocimiento inade- cuado de los poderes de Jestis. Pero Jestis guiard a este hombre de modo que adquiera un conocimiento mas profundo de su funcién ‘como dador de vida. BIBLIOGRAFIA J. Blight, Jesus in Samarfa: «Heythrop Journal 3 (1162) 329-46. J. Bowman, Karly Samaritan Eschatology: \JS 6 (1955) 63-72. jamaritan Studies: BRL 40 (1957-58) 298-329. Brown, The Problem of Historicity in John: CBQ 24 (1962) esp. 15-14 sobre 4,43-45. 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Willemse, La Pairie de Jésus selon saint Jean iv 44: NTS (1964-65) 349-64, 16, BL SEGUNDO SIGNO EN CANA DE GALILEA. 1A CURACION DEL HIJO DEL FUNCIONARIO REAL (4,46-5 4 S0Asf lleg6 Jestis otra vez a Cané de-Galilea, donde habfa con- sertido el agua en vino, Habfa en Cafarnatin un fancionario del rey que tenia un hijo enfermo. 47AL oir que Jestis habfa legado de Judea a Gali- lea, fea verloy le pidié que bajase a curara su hijo, que estaba murién- lose. *Jestis le dijo: «Como no vedis signos y prodigios no ereéis.» "EI funcionario insistid: «Seftor, baja antes que se muer Wfesiis te contesté: «Mirchate, que tu hijo esté bueno.» El hombre ‘ereyé en las palabras de Jestis y se marché. 51 Cuando iba ya bajando la cuesta lo encontraron sus criados, que le dijeron: «Ta hijo esti bueno.» 52Les pregunté a qué hora habia sen- Lido la mejorfa,y ellos le contestaron: «Ayer, hacia la una, se le quit ka fiebre.» EI padre cayé en la cuenta de que era precisamente la hora en que Jests le habia dicho que su hijo estaba bueno. ¥ erey6 él con toda su familia, °'Este segundo milagro lo hizo Jestsal llegar de Judea a Galilea. 49: insisti; 50: contesté. En presente historico. NOTAS 446, En Cafarnaiin, Boismaed opina que el relato original empexaba en este punto, como ocurrfa en 3,1; considera la primera frase det v. 46 como ‘obra de un redactor, punto de vista que comparten muchos otros investiga dares. funcionario del rey. Bl érmino basilikes puede desiguara un individuo de sangre real (el Cédice de Beza y a tradicién latina lo tienen por un «régulo>) ‘un servidor del rey. Esto itm es lo que significa agus el rey a cuyo servi- cio esti es Herod, tetrarea de Galea, al que el NT lama normslmente rey (Me 614.22; Mt 14,9) No es imposible que fuese militar (los sinépticos hablaw de wn centaridn [romano|), pues Josetr usa el términny baslikes en 440 FL SEGUNDO SIGNO EN CANA relacign con las tropas herodianas (Vida, 72: 400). Sin embargo, Cafamain cera una ciudad fronterizay es posible que hubjera ali funcionarios reales de dlistinto rango. 48. como no vedi, See de los galileos de que se habl6 en los vv. 44-45. En el relato sindptico (Me 7.27) de la curacién de una nifa, hija de la mujer sirofenicia, que offece muchos paralelos con este relato joanico (ef. comentario), Jestis trata a la mujer como representante de un grupo nacional, al rechazarla, sinosy prodigies. Esta es la tnica vex que en juan se usa el término «pro- dligios», indludablemente con sentido desfavorable, pues en el pensamiento la superabundaneia de milageos sélo sirve para cegar los ojos a la n del prodigio como medio para manifestar qu Apénd. I1) Hay un interesante paralelo de este versiculo en Dios dice a Maisés: eYo pondré verco al Farasn y haré muchos siguos y pro digios contra Egipto. El Faraén no os escuchar.» 49. Serio. Es posible que Ayrie tenga aqui el significado de «Sefior», con tun cierto maiz de veneracién. En el rlato sindptico (Me 7,28) de la mujer sirofenicia ambien emplea la mujer kyries, para responder ala repalsa inieial de Jess. mi niio. En el original dice paidion, diminutive de pais (ef. . 51); en ‘otros pasajes Juan usa hos, ehijo».. 50. extd buene. Kn el original, eviveo. En las Ienguas semiticas no hay un término para expresar la idea de wrecuperarses; evivir» significa curarse de tuna enfermedad (2 Re 8.9: «Viviré de esta enfermedads) y resueitar (1 Re 17,23: «Tu hijo vive», dicho a la madre cayo hijo ha muerto). Ambos signfi- ceados cuadran bien para las intenciones teoldgicas de Juan. crey6. Se usa pistencin con dativo, lo que expresa una confianza veligiosa ‘menos segura que la significada por pisteuein eis (ef. Apén. I: 9). sptico del centu- ‘palabra taya para que mi eriado se cure.r las palabras. En singular en el original. Bn el relato 8 ri6n leemos: «Basta un iba ya bajando la cuesta, Esta descripcién concuerda implicitamente con ly. 46s. Para ira Cafarnaiin desde Cand hay que atravesar las colinas de Gali Teay luego bajar al mar de Galilea. No podia recorrerse a distancia de treinta y dos kildmetros en un solo dia, de forma que los criados se encontrarfan con onario al dia siguiente, cuando éste empezaba a descender la cues, idicaciones sugieren que el autor conoefa bien el terreno de Palestin criados, O cesclavos» (deulei). Aparecen también en el relato sinépticn del centuridn, pues éste tenfa bajo su mando devo a los que daba drdenes (Me8.9). Wawa 441 Tis hijo esta bueno, Hay buenos manuseritos « fwwor dl discurso directo, ineluido PP, hijo. Cf-notaal v.49. En el original aparece pais: es la tiniea vez que se usa este término en Juan, pero hay ademés testimonios importantes a favor de la lectura his. Kilpatrick, art. ci, acepta hnios sobre la hase de que fais es un argo, tami cin de hues en lugar de pais, podrfa atribuirse alos enpistaye de uniformizar los terminos dentro del relat Les, Omiten este término el Vaticano y P?;los de yen varfan en cuanto a su posiciéns puede tratarse de eseribas. fs textos que lo ince. ‘acharacidn de los 52. prague, Este ese nico lugar de Juan en qucaparece el verbo fmt hhanesthai. Ex el NT, el que mds lo utiliza es Lucas, y en esto se fanda Bois- mmard para sugerit que el redactor de esta escena puto ser Lucas, Ayer hacia la una. Liveralmente, «ayer ala hora séptimar. Algunos obje- tan que si el funcionario salié de Can: hhabra estado ya en su casa,y no de camino. Pero factores desconocidos. gPartié inmediatamente? ¢Gémo se cuenta el dia siguiente? Segsin una forma judia de contar las horas, el dia sigui aaquella misma tarde, por lo que pudo estar de viaje slo unas pocas horas. Cf notaa 139, se le quits la fiebre, Una expresion semejante en Me 1,31; Me8,15. 54. Bste segundo milagro... Galilea. Literalmente, ade nuevo Jess hizo este segundo milagro...v. La expresi6n de Juan es pleonsstica: aparece tam bign en 21,16, pero, a pesar de lo que opina Ruckstubl, Die literarische Ein= hit, 201, no puede tomarse como un rasgo estilistico de Juan, pues en Mt 26,42; Heh 10,15 se usa una expresién similar. Este pleonasmo esti atesti- sguado también en el griego secular (BAG 611). COMENTARIO Relacién con les sindpticos El relato de la curacién del criado del centurién, Desde la época de Ireneo (Adv. haer., I, 22,3; PG 7,783) han yenido sugitiendo los taristas que el relato josnico del hijo del funcionario es uma ter- nte del relativo al criado o siervo del centurién, del que apa otras formas con ligeras variantes en Mt 8,5-13 y Le 7,1-10. jparemos los detalles: a) En los tres aparece el nombre de Cafar- Jess esta en Gani, y el funcionario acude alli desde Ge 442 EL SEGUNDO SIGNO EN CANA Cafarnatin, Segin Mateo, el centurién se encuentra con Jestis a la entrada de Cafarnatin. Segsin Lucas, el centurién se queda en su casa de Cafamnatin y envia dos delegaciones a Jestis. Muchos investigadores piensan que la escena josnica estaba originalmente localizada en Cafar- nnadin y que el deseo de llamar la atencién sobre el paralelismo existente entre esta curacisn y el (primer) milagro, realizado en Cand, indujo a transferir la escena (ef, nota al v.46). Schnackenburg, 63-64, se mues- tra favorable a la sugerencia, muchas veces repetida, de que este aro seguia originalmente a 2,12, donde se dice que Jestis bajé a C Sin embargo, como advierte el mismo autor, la teoria de que la curacién ha sido desplazada de su escenario original de Cafarnatin implicaria el carécter secundario de todas las notas sobre la localiza ccidn que aparecen en los vv. 47.51 («bajar»), 52 («ayer») y 54, no sélo las del v. 46. b) Un individuo de cierta categoria pide un favor a Jestis ‘Tanto en Juran como en Lucas, este personaje ha ofde hablar de Jestis, y los dos usan el verbo eretan, «pedir». En Mateo y Lucas. el personaje es un centuri6n, un pagano sin duda alguna, y probablemente un romano. En Juan aparece al servicio de Herodes, y nada se dice en con- tra de que sea un judo, e caso, la tradici6n sinéptiea es la mis evolucionada desde el punto de vista teolégico, pues el relato aparece en conexién con una sentencia acerca de la fe fuera de Israel. Mateo ha desarrollado la idea atin mas que Lucas al aiadir los wv. 11-12 sobre la salvacién de muchos que vendra de oriente y occidente (= Le 13,28-30). Sin embargo, aunque el relato de Juan nada tiene que ver espeefficamente con la salvacién de los paganos, veremos que este tema puede estar representado mediante ciertas sutiles alusiones. c) El favor solicitado sen tun muchacho que pertenece ala easa del deman- dante, En Mateo se trata del pais del centurién, palabra que significa emuchacho», tanto en el sentido de chijo» como en el de «criado, esclavo». También en Latcas se habla de un pais (7,7), pero con més fre~ cuencia se trata de un doules (7,2.3.10), que significa claramente cesclavo>. Juan habla del huios, que significa elaramente chijo», del fancionario, aunque en el v. 49 aparece paidion y, posiblemente, pais en el v.51 (cf. nota). Se ha sugerido que un pais original fue entendido de una manera en Juan (como «hijor) y de otra en Lucas («siervo>). Esta sugerencia presupone que Juan depende de una forma griega de la tradicién sindptica. Es mas verosfmil que el relato original dijera «hijo», que en la forma del relato utilizada por Mateo se tradujo al agriego por pais, y como haios en la forma utilizada por Juan. Serfa IN 4.1854 443 Lucas, o un antecesor Iucano, el que, en fa etapa griega de la tradicién, entendié pais como siervo y empez6 a hablar de dondas. El hecho de que en el relato lucano aparezca deulos precisamente en aquellos versi- culos (2,3, 10) en que difiere de Mateo, sugiere que se trata de un uso secundario. d) El muchacho esté enfermo, Segrin Mateo, el pais yace paralitico y atormentado por terribles dolores. En Lucas, el deules esté enfermo y a punto de morir. En Juan, el havios esté enfermo,2 punto de morir y con fiebre alta, EI relato de Juan resulta aqui perfectamente plausible, ya que la fiebre explicarfa la crisis mejor que la parilisis de que habla Mateo. Como sefiala Schnackenburg, 74, Mateo tiene ten- deneia a especificar de qué enfermedad se trata. ¢) La respuesta de Jestis. En Lucas, Jestis no dice nada, pero se pone en camino en com- pana de la delegacién. En Juan aparece Jestis disgustado por la ape~ tencia general de milagros y rechaza en apariencia la peticién. En Mateo resulta dudoso el significado de 8,75 sta de Jestis podria ser afirmativa, «iré y le curaré», pero podrfa interpretarse ign como una pregunta saredstica, «gse supone que voy a ir y le voy a curar?». Si se trata de lo segundo, Mateo no estaria muy lejos de Juan en cuanto a la idea. f) La respuesta de Jestis. En Juan, ef funcionario repite su demanda mas insistentemente, pidiendo a Jestis que baje a su casa. En Mateo, repite la peticién, pero al mismo tiempo se reconoce indigno de que Jestis entre bajo su techo. En Lucas envia una segunda delegaciGn para expresar a Jesiis su indignidad. Cf. nota sobre «pala- bras» en el v.50.) El muchacho es curado a distancia. Asfaparece con absoluta elaridad en Juan, en que el funcionario tiene noticias de la ccuraci6n efectiva a través de sus criados (cf. nota al. 51), cuando va de camino hacia su casa, En Mateo, aunque no se habla del regreso del centuri6n a casa, el muchacho queda curado mientras el centurién habla con Jestis. En Lucas, la delegacién encuentra curado al siervo cuando regresa ala casa del centurién, h) Tanto Juan como Mateo men= cionan que el muchacho fue curado cen aquella misma hora» Si analizamos todos estos puntos, encontramos semejanzas y dife- rencias, Sin embargo, casi todas las diferencias pueden explicarse logi- camente, en térmings de variantes de unas tradieiones independientes, © como mero reflejo de las peculiaridades de cada evangelist, Las semgjanzas parecen indicar que los tres relatos cuentan un mismo epi- soulio. En euanto a los detalles a, ¢, hy posiblemente e, Juan se apro- xima a Mateo mis que a Lucas: en b y d se acerca mais a Lueass en otros detalles difiere por completo de ambos. Esto nos llevarfa a aceptar el 444 EL SEGUNDO SIGNO EN CANA punto de vista de Haenchen y Dodd (Tradicién, 1958s), de que el relato de Juan es independiente de los dos relatos dle los sin6pticos. os puntos en que difieren los relatos no siempre es posible determinar ccuil es la tradicién mas antigua. relato sobre ta curacién de la hija de la mujer sirofenicia. Dodd que hay numerosos paralelos entre el relato josnico y el que nos en Me 7.24-30 y Mt 15,21-28 (los paralelos con la segunda versi6n resultan menos Hamativos). Estos paralelos afectan especial- mente a los elementos del relato jodnico que no tenjan su equivalente en el relato sobre el hijo del centurién, En el relato de la mujer sirofe- nicia podemos sefialar los siguientes pormenores mas destacadlos (cf. también notas alos wv. 48 y 49): + La mujer se entera de que Jestis esti en su tierra y sale a su icuentro. Su hija yace en el lecho en casa (poseida por un demonio). peticidn de ayuda es rechazada por Jestis, pero ella insist. Jestis le dice: «Anda, vete, que... el demonio ha salido de tu hija.» La mujer yuelve a casa y advierte que el demonio ha salido de la Los paralelos no son tan estrietos como para hacernos ereer que Juan tomé los detalles suplementarios que advertimos en el relato del funcionario real, del relato sindptico de la mujer sirofenicia, pero al mismo tiempo presentan unas semejanzas que nos obligan a volver sobre la suposicién de que el autor del cuarto Evangelio inventase tales detalles. Antes de dar por finalizado el estudio de estos paralelos, hemos de aludir al relato contenido en TalBab Berakoth, 34), en que se narra cémo Gamaliel mandé a pedir ayuda a Rabf Hanina ben Dosa para el hijo de Gamaliel, que se hallaba enfermo con fiebre. Rabi Hanina dijo a los enviados: «ld, la fiebre le ha dejado», y el muchacho quedé curado en aquella misma hora. Semejansa con el primer milagro en Cand Alfgunas de las peculiaridades que advertimos en el relato josnico sobre la curacidn del hijo del funcionario real podrfan deberse al hecho de que este relato de milagro sigue muy de cerca el esquema que ya advertiamos en la narracién de 21-11. El mismo evangelista nos Hama JN 440-54 4415 la atencién sobre esta semejanza al recordarnos por dos veces el printer wilagro de Cané (vv. 46 y 54), al principio y al final de este segunda relato localizado tambi Cané. Los dos milagros responden al mismo esquema: Jestis acaba de regresar a Galilea: alguien se acerea ‘con una peticién; indirectamente parece que Jesiis la rechaza; el lemandante insiste; Jestis concede lo que se le pide; ello induce a otro grupo de personas (los dise‘pulos, la familia) a creer en él. En ninguno de los dos relatos se nos dice cémo se realizé exactamente el milagro. En el contexto hay més semejanzas, pues, como indica Temple, 170, los dos milagros realizados en Cand son los dos tinicos signos joanicos que no enlazan inmediatamente con un discurso. Después de cada uno de los dos milagros de Cans, Jestis marcha a Jerusalén y entra en el templo. ‘Todas estas semejanzas han hecho pensar a ciertos investigadores que los dos relatos de Gans proceden de una tradicion dinica, E donde se dice que la curacién del hijo del funcionario fue el segundo signo realizado por Jestis, puede verse un apoyo a esta teorfa, Posible mente todo lo que quiere expresar esta observacién es que se trata del segundo signo realizado en la peculiar circunstancia de un reciente viaje desde Judea a Galilea. Pero si tomamos la afirmacién absoluta- mente, parece ignorar los signos realizados en Jerusalén, de que se habla en 2,23 y 4.45. (Bn 7.3: ef. también 6,2, parece implicar que se conocen tinicamente los milagros de Galilea.) Esta observacién es el nervio de la teoria de que una de las fuentes de Juan es una coleccién de signos (cf. Introduccién, p. 33). Bn esta fuente, el segundo milagro de Cana seguirfa inmediatamente al primero, independientemente de que mediara 2,12 y de que Cafarnatin fuera el lugar en que original: ¢ se situaba la curacién. Spitta, Bultmann, Schweitzer, Wilkens, Boismard, ‘Temple y Schnackenburg son los tinicos que aceptan esta solucién. Esta teorfa es posible, Nosotros no hemos aceptado una teoria de las fuentes, al menos en el sentido en que la entiende Bultmann. Sin ‘embargo, es razonable pensar que habria colecciones de milagros en el corpus de los materiales josinicos, que se utilizaron en el eurso de la labor redaccional, y cuyo resultado fue nuestro evangelio. Es posible que en una de las etapas del trabajo redaccional se separasen dos mila ros estrechamente relacionados, para formar con ellos el principio y el I de la segunda parte del Libro de los Signos, «De Can a Cand (ef. contenido, p. 182). En este proceso habria intervenido ademas una 446 ELSEGUNDO SIGNO EN CANS motivacién teoldgica, ya que el primer milagro de Cand tiene un denso significado, tal como ahora aparece colocado, como culminacién de la formacién de los disefpulos: més adelante veremos que el segundo milagro de Cand adquiere nuevo significado por el hecho de estar a continuacién de la actividad de Jestis en Judea y Samaria. La disposi- cién actual de estos dos milagros puede relacionarse con la historia de 3,22-30, Si, como ya hemos visto, esta escena final sobre Juan Bautista estuvo en otro tiempo estrechamente asociada a los materiales del cap. 1, €s probable que perdiera esta conexién cuando se introdujo el pri: mer milagro de Cana para completar la voeacién de los discipulos y para introducir la segunda parte. Todo esto es pura hipstesis, por supuesto, y no debe servimnos para eludir la tarea de buscar un signifi- cadlo em la secuencia actual del evangelio. El proceso redaccional de 4,46-54 Los vv. 48-49 presentan diversas dificultades. No aparecen en el relato sindptico sobre el hijo del centurién (sin embargo cf. Mt 8,7 en arracién sobre la mujer sirofenicia). La reacci6n de Jestis ante la peticién de ayuda parece innecesariamente dura y en desacuerdo con su propio comportamiento en otros casos de enfermedad: lo cierto es ‘que en 5,6 y en 9.6 es Jestis mismo el que toma la iniciativa en la reali- zacién de un signo. Por otra parte, no est del todo claro el motivo de «que Jestis se decida luego y realice el milagro, después de la aparente negitiva. Una de las explicaciones podria ser que Jesiis descaba elevar la fe basada en milagros a una fe fundada en la palabra de Jestiss en apoyo de esta explicacin se cita la segunda parte del v. 50. Sin ‘embargo, el fancionario no llegé a una fe perfecta basandose en la pala- bra de Jestis, sino una vez que comprobé que el signo se habia realizado (v.53). Bn ia, precisando més, la pedagogia no consistia en hacer que el funcionario superase una fe basada en los signos: més bien lo que se logré fue que pasara de una fe basada en el aspecto milagroso dlel signo a una fe cuyo fandamento era lo que el mismo signo le reve- laba acerca de Jestis. El personaje se sintié movido a creer en Jestis ‘como dador de vida (cf. infra). Esto concuerda mejor con toda la teo- logfa jodnica de los signos (ef. Apénd. TI) Los wy. 48-49, por consiguiente, responden a la teologia josnica de la escena y concuerdan con los vy. 44-45, en cuanto que expresan una minusvaloracién de fa fe basada en Ta superficiatidad de lo milagroso. IN 48054 447 Pero ha sido precisamente la consonancia de estos versiculos con la teologia jodnica la que nos ha hecho preguntarnos si pertenecian al contenido original de la escena. Schweitzer, Haenchen y Schnacken- burg coinciden en considerar los vy. 48-49 como una adicién del evan- gelista a un relato més genérico, que sin ellos resultarfa muy semejante al relato sinéptico sobre e! muchacho del centurién. Ciertamente, siel ¥.50 segufa al 47, el relato resultarfa menos abrupto, y no echarfamos, de menos los vv. 48-49. Sin embargo, el hecho de que tengamos un paralelo a la repulsa de una peticidn (v. 48) en el relato sinéptico de la mujer sirofenicia, nos obliga a proceder con mayor cautela Boismard enfoca de otro modo la cuestidn de estos versiculos. Cree que los vv. 48-49 y 51-53 representan la redaccién lucana del relato joanico original. Es otro ejemplo de su teoria de que Lucas fue el redac~ tor final de Juan, que no hemos encontrado convincente cuando la hemos visto aplicada a otros pasajes. Uno de sus argumentos es que el x48 es el tnico ejemplo de la bina «signos y prodigios» en Juan, mien- tras que en Hechos aparece nueve veces. Pero este argumento se vuelve en contra, porque la expresién tiene siempre en Hechos un sentido favorable, mientras que en Juan ocurre lo contrario. Boismard se sirve ademis del argumento de que en Juan es raro que Jests lame «signos 4 sus milagros, como vemos que hace en el v. 48 (Jestis habla normal- mente de cobras»). Sin embargo, tanto aqut como en 6,26, las palabras de Jestis reflejan no sus propias ideas, sino la mentalidad de su audito- rio. En relaci6n con los vv. 51-53 encuentra Boismard que el acto de fe (v.53) es tautoldgico, puesto que el funcionario ha erefdo ya en el v.5i pero, como antes hemos explicado, esto no es cierto, ya que la fe del v. 53 supone un progreso: el funcionario eree ahora en Jest, gracias al signo, como dador de la vida. Mas atin, atribuir los vy. 51-53 a Lucas supone olvidar el hecho de que en el v.53 («era precisamente Ia hora>) Juan concuerda con Mateo mas que con Lucas en cuanto a la forma de la historia del centurién. Una observacién de Boismard (también de Dodd, Tradicién, 201) merece ser tenida en cuenta; coneretamente, que la confesién de fe del ¥.53 encajarfa en una etapa més avanzada del cristianisimo mejor queen el contexto que nos presenta el relato evangélico. Casi podriannos tra- ducir ese versiculo: «Ely toda su casa se convirtieron al cristianismo.» Lox mejores paralelos se encuentran en Hechos, donde aparece una serie de individuos que Hegan a la fe junto con (toda) su casa (10,2; 11,145 16,15.3 1.34 y esp. 18,18). Todos estos individuos son gentiles; 448 EL SEGUNDO SIGNO EN CANA y mas adelante examinaremos el aleance teol6gico de este hecho. Sin ‘embargo, ello no basta para probar que Lucas redact6 la escena de Juan; dle hecho hay pequeiias, pero significativas diferencias entre Juan yy los Hechos, incluso en este punto, pues Juan usa oikia para significar rntras que los Hechos emplean el término oikes. Boismard dice que al usar oikia Lucas trata de adaptar su redaecién al estilo josnico, pero esta explicacién no es valida, ya que tanto oikos como oikia aparecen en Juan y practicamente con la misma frecuencia, Elaleance teoldgico de la escena El segundo milagro realizado en Gand tiene un doble significado. Primero, insiste sobre todo en lafe,y por ello viene a ser la culminacién de las escenas anteriores de la segunda parte del Libro de los Signos. Segundo, insiste también en el poder de Jestis para dar la vida, y con ello introduce uno de los temas més importantes de la tercera parte El tema de la fe. Antes indicabamos (cf. supra, p. 186) que en los cado era el de la reaccién de los individuos ante expresada en términos de la calidad de su fe. Un vistazo al esquema del contenido que dabamos alli nos pone de manifiesto los diversos tipos de fe que representan los distintos personajes de estos relatos. Al analizar la conversién de los samaritanos vefamos que, mien- tras Jestis encontré una repulsa o una fe insuficiente en Jerusalén, cuando llegé a Samaria, los habitantes de aquella regién ereyeron por sola su palabra. En cuanto a Galilea, tanto en el primero como en el segundo relato de lo ocurrido en Cand, el conocimiento més profundo de los signos realizados por Jestis lleva a los disefpulos, al funcionario y toda su casa a la fe, Resulta dificil trazar a lo largo de estos capitulos tun desarrollo progresivo de la fe. Ya hemos expresado sobre si Juan pretendia exponer un desarrollo progresivo de la fe, desde los judios en los caps 2-3, pasando por los samaritanos (medio judios) hasta los paganos de Cand. Boismard, con su interés por la intervencién de Lucas, advierte en estos capitulos una progresién geogrifica, una condens esquema que en Heh 1,8 expone la difusién del cristianismo («Seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y en Samaria y hasta el extremo de la tierra»). Ya hemos visto que en la escena josnica de Samaria se recogen ciertos ecos de la conversién de los samaritanos narrada en Heh 8; por otra parte, no es imposible que la expresidn «y IN 4654 449 crey6 €l con toda su familiay sea una alusién a los triunfioy del eristia- nismo en épocas posteriores, especialmente entre los paganos. Si juan condensé la formacién de los discipulos en la primera parte cel Libro de los Signos, no hay ninguna objecién a priori que oponer a esta con ensacién simbélica de la historia de la mision cristiana en la segunda parte, Pero hemos de admitir que las alusiones en que se funda esta interpretacién resultan sutiles ¢ inseguras. Eltema de la vida, En la segunda parte hay referencias que poslrian servir de preparacién al tema de la vida, que aparece en el segundo rnilagro de Cand. En la conversacién con, Nicodemo dijo Jestis que Dios entregé a su Hijo tnieo para que tenga vida eterna todlo el que rea en él (3,16.36); en el didlogo con la samaritana habla Jesiiy del agua que da la vida, Asimismo, en la presente escena, Jestis realiza un signo que da la vida. El evangelista carga el acento en esta idea al insis- tiren la palabra «vida» en los vv. 50, 51 y 53. Es cierto que, en el pen- ssamiiento josinico, la vida (es decir, la salud recuperadas cf. nota al v.50) «que recibe el muchacho queda a nivel de un signo de la vida eterna que Jestis dara después de su resurreceién. Algunos creen que hay en el relato una indicacién en este sentido, concretamente la anotacién tem- poral del v. 43, «después de dos dias». Fl primer milagro de Cana se Fechaba «al tercer dia», indicacién que algunos, quiz con exceso de imaginaci6n, suponen alusivaa la resurreccién al tercer da; apenas eon mayor justicia se insiste en que la «vida» se restaura al tercer dia en el segundo milagro de Cand. Sospechamos, sin embargo, qu delos casos en que el intérprete se muestra mis ingenioso que el snismo evangelista, pues, para ser exactos, «al tercer dia» es una indiea- cin eronoldgica que el evangelista utiliza para seftalar el momento de lu partida de Samaria, no fundamentalmente como fecha de la curacién del muchacho. Rs cierto que en la segunda parte se ha venido preparando de algéin modo la introduccién del tema de la vida, que se expone en el segundo milagro de Cand, pero con ello no se ha querido dar una culminacién a lo anterior, sino preludiarlo que sigue. Feuillet, art. cit., ha presentado scrios argumentos para considerar 4,46-54 como la introducci6n a la tervera parte del libro. Indica este autor que la segunda parte se inicia en-el cap. 2 con dos acciones, una en Cand y la segunda en Jerusalén, «que configuran el tema y presentan los motivos de los discursos que siguen en los caps. 3-4,42. En consecuencia, Feuillet prefiere unir, como comicuzo de la tercera parte, el segundo milagro de Cand y la 450 EL SEGUNDO SIGNO EN CANA curacién del paralitico en Jerusalén, estableciendo de este modo otro par Cané-Jerusalén, que darfa pie al discurso que ocupa el resto del cap. 5. Advierte que el tema de la vida, mencionado en 4,50.51.53, se toma de nuevo en el discurso de 5,218. Mas atin, cada uno de los mila- gros de Cand, que tiene su culminacién en la fe (2,11; 4,53), ofrece un contraste dramatico con la subsiguiente accién desarrollada en Jerusa- lén, que provoca incredulidad y oposicién por parte de los judios (2.18; 5,16). 1a parte positiva de la argumentacién de Feuillet resulta convin- cente, Gomo buen pedagogo, el evangelista ha introducido en su segundo milagro de Cand el tema de la vida, no slo porque seri el micleo del cap. 5, sino también porque reaparcceré en los capitulos siguientes de la tercera parte (el pan de vida en el cap. 6; el agua viva en 7,37-39; la luz de la vida en 8,12 y 8,51; 10,10.28). Sin embargo, desde un punto de vista estructural, opinamos que el evangelista quiso que 4,46-54 sirviera ante todo como conclusién de la segunda parte (caps. 2-4), y slo secundariamente como Introduccién a la terce parte. La firme insistencia en que éste fue el segundo milagro realizado en Gand y las semejanzas que presenta con el primero, establecen una neta inclusién con 2,1-11,y la inclusién es el recurso josnico para deli- mitar las distintas secciones. Ya hemos explicado c6mo una mist escena puede servir como conclusién de una parte e introduccién de la siguiente (cf. supra, p. 186). BIBLIOGRAFIA M-E Boismard, Saint Lue et la rédaction du quatridme évangile (Jr. iv, 46-54): RB 69 (1962) 185-211. A.Feuillet, La signification théologique du second miracle de Cana (Jo IV, 46-54): RSR 48 (1960) 62-75. B, Haenchen, Johanneische Probleme: ZTK 56 (1959) esp. 29-31. G.D. Kilpatrick, John iv. 51 pais or yies?:JTS 14 (1963) 393. R. Schnackenburg, Zur Traditionsgeschichte von John 4, 46-54: BZ 8 (1964) 58-88. E, Schweitzer, Die Heilung des Kéniglichen, Jok. 4, 46-54: EvTh 11 1951-52) 64-71. 8. Temple, The Tivo Signs in the Fourth Gospel: JBL 81 (1962) 169-74 EL LIBRO DE LOS SIGNOS TERCERA PARTE PRINGIPALES DE LOS JUDIOS.

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